Firme unas cuantas cosas y mire las ganacias que habíamos obtenido en menos de un mes, la escoba había sido un excitó, hoy en la noche se pondría en venta mi otra escoba, la de cedro.
La primera la había hecho en memoria a Cedric Diggory, el señor Diggory me había mandado una carta para felicitarme y diciendo que estaba verdaderamente agradecido por haber hecho el gran acto de la escoba hacia su hijo.
— ¡Señorita Potter! – me detuve mirando al hombre que me estiraba más papeles. — La escoba será puesta en tiendas en al menos una hora, y las ventas han aumentado.
— Bien, busque más fabricantes, se les dará el 37% de las ganacias si es que fabrican una escoba que me agrade a mi y que sea más evolucionada que las que ya hay, por supuesto con una función en especial, cómoda y resistente. – le hable con calma mientras firmaba y me iba.
Tome un autobús y baje en la casa, abrí la puerta dejando las llaves en el llavero, me dirigía a la cocina cuando lo ruido arriba.
Saque mi varita y espere a que bajarán, eran bastantes personas.
De todos solo reconocí a Moody, así que baje la varita y me acerque a la cocina sirviendo un poco de agua para tomar.
— ¿No me atacaras chica?
— No. – respondió bebiendo hasta el último trago de su agua.
— ¿Es la creadora de CGD74? ¡Las nuevas escobas y las mejores hasta ahora! – les pase a un lado y encendí la luz.
— ¿Qué hacen aquí Harry? – el chico ya se sentía regañado por el tono de voz de su hermana, pues ahora era serio y frío. Esta dejo su vaso en el lavatrastes y les miró atenta.
— ¿No has estado en tu casa? – pregunto la de cabello morada a lo que la chica negó, sin tener expresión alguna.
— Aly…no he podido decírtelo pero, hace unas horas, no muchas, fui atacado por unos dementores con Dudley. – dijo nervioso teniendo a qué su hermana le gritara o algo por el estilo pero al verla al rostro solo estaba con la expresión de siempre, que mostraba seriedad.
— ¿Y estás bien? – pregunto la chica metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón, parecía bastantemente tranquila pero en realidad se estaba muriendo de preocupación.
— ¿Si?....¿No te vas a enojar?
— No veo razón alguna para hacerlo. ¿A qué hora se irán? – pregunté dándole una vaso con agua a Moody Al notar que tenía problemas con su ojo.
— ¿Nos está hechando?
— Si. – su hermano le miró incrédulo y está suspiro, para después mirarlos. — No es nuestra casa, y seguro que no tardan en llegar.
— No, bueno yo me encargue de que estuvieran distraídos, pero vendrán con nosotros. – alcé ambas cejas y negué.
— Ni siquiera sé quiénes son. – Harry me miró suplicante ladee in poco la cabeza y le mire atenta.
— Harry debe ir al ministerio a su audiencia diciplinaria, así que los dos vendrán con nosotros además hay alguien que te espera.
— ¿Quién? ¿La virgen María? Escuche, me da igual, no iré con ustedes, pueden llevarse a Harry si es que el quiere.
— ¿Siempre es así? – pregunto un señor ya de adas avanzada, el Potter agachó la cabeza mirando sus manos y negó. — Verás…comienzo a creer que hubiera venido bien que Arthur o algún Weasley nos acompañará.
— ¿Los Weasley?
— Si, están con nosotros, pero debemos irnos antes de que sus tíos se den cuenta que todo fue una mala broma.
— ¿Quieres ir Harry? – pregunté mirando la hora y después a él, pude ver qué sonreía y asentía, subí a la habitación, por más que quisiera aún no era mayor de edad y Harry tenía un gran desastre con su baúl, pues el mío ya estaba listo.
Mire la mesa de mi lado, H.G, negué y rompí todas para después quemarlas dentro del bote.
— ¿Te ayudo? – me encogi de hombros y está apunto con su varita, ayudo un poco pero no se le daba del todo bien.
— Gracias. – la de cabello morado estaba por hablarle pero la Potter tomo los bailes y bajo, volvió a subir tomando a ambas lechuzas que igual eran hermanos. — Andando Harry, antes de que me arrepienta.
Este quiso tomar la mano de su hermana pero está solo se subió en su escoba y espero a los demás.
Mientras los demás se divertían volando la chica solo disfrutaba el aire que corría, si bien estaba estrenando una escoba hecha de cedro, que debería estar en tiendas...miró la hora y sonrió un poco, justo ahora.
Aterrizó cuando le dijeron, le esté dieron un papel y lo memorizo, no tardó en ver qué de dos casas se asomaba el número doce.
Le dijeron que pasará y eso hizo después de que todos pasarán, la de cabellera morada tropezó y siguió caminando como si no hubiera pasado.
Jugué con mis manos cuando vi que Harry estaba por entrar en la puerta donde se oían que peleaban, deje de mirar regresando mi mirada a mis manos, y cuando la curiosidad me gano por ver quienes estaban en aquella habitación mire pero salió la señora Weasley saludando animadamente a ambos cerrando la puerta, siendo devuelto su saludo de la misma manera solo por el menor.
Subimos a dónde nos había indicado, en realidad yo solo seguí a Harry, mire a un elfo doméstico que hablaba solo para mirarnos a detalle y hablarle a un cuadro, el abrió una de las puertas que muy seguramente era la que había dicho la señora Weasley.
— ¡Harry! – salude a Ron con la mirada y me acosté en una de las camas poniéndome mis audífonos.
Uyy, escuché un poco de lo que hablaban, no me interesaba pero sonaba intenso, era una pelea entre esos tres, así que me subí al volumen hasta que sentí un gran peso por dónde se encontraban mis pies.
Malditos gemelos...me pegaron levemente en la pierna haciendo señas de que me quitará los audífonos y así lo hice.
— ¿Qué? – pregunté poniéndole pausa a la música y mirarlos.
— Pero que humor ¿Dónde está la chica divertida?
— ¿Y me hablaron para..? – todos me miraban así que me levanté siguiéndolos a la puerta donde sacaron una oreja extensible. — ¿Y a mí que me interesa eso? – rode los ojos para irme pero Harry me todo de la mano.
— ¡El no es James !
— No es tu hijo.– respondió después haber hecho una pausa. Por supuesto que sabía que era Sirius, eso me alegraba.
— Es como si lo fuera, ¿A quién más tiene?
— me tiene a mi – respondió molesto
—Qué paternal eres black, tal vez Potter cresca y se vuelva en un criminal como su padrino.
—¡ Tu no te metas en esto Quejicus!
— ¿Snape es parte de la orden? – pregunto Harry mirando a los demás, me senté en el suelo, dando golpes en mis tenis.
— Idiota..– oído que decía uno de los gemelos. Pronto vi al gato de Hermione y sonreí, amaba a ese gato, no tardó en comerse la oreja y los demás quejarse.
Al oír que abrían la puerta todos fingieron que salían de la habitación, me encogí de hombros y baje con lentitud.
Los gemelos hicieron una aparición, molestando a la señora Weasley que no tardó en reclamarles.
— ¿Quieren cenar Harry?– pregunto en general la señora Weasley.
Les pase por un lado sin ganas algunas hasta que sentí que me abrazaban fuertemente, no le regrese el abrazo hasta que reconocí aquel olor a chocolate.
Entonces después de un mes, la chica mostró una sonrisa abrazando después de tanto tiempo a alguien.
— Remus..– hundiosu cabeza en su pecho y el hombre sonrió, después de un año le veía, además que la chica no había respondido ni una sola carta desde Junio.
No tardaron en sentarse, la chica se sentó a la derecha de su padrino que esperaba con ansias que la cena terminará para charlar con ella de muchas cosas.
Ronald y Hermione le habían comentado que la chica no solo no le respondió a él, si no a nadie y que desde la muerte de Cedric había cambiado bastante.
— Esto es muy peculiar, parece que tu audiencia será enfrente de todo el Wizengamot.. – comencé a jugar con mis manos sobre la mesa haciendo ruidos ligeros hasta que Remus puso su mano sobre la mía.
Lo cierto es que llevaba un mes en la que siempre debía tener en algo en manos para hacer algo pues si no comenzaba s mover las manos sin sentido.
Sin saber que hacer la chica comenzó a mover las manos pegándose levemente en las piernas. La chica sentía que la estaban torturando, así que tomo uno de los cubiertos comenzando a jugar con él sin saber que hacer.
Sintió la mirada de Hermione sobre ella, le miró y le saludo con un asentimiento de cabeza para regresar a mirar sus manos sin saber que hacer ellas, pues no podía siquiera mantenerlas quitas por un momento y eso comenzaba a estresar a la chica después de meses.
Fingía no escuchar pero había escuchado cada detalle de lo que los de la orden habían hablado aunque prefirió cerrar los ojos recargandose en sus brazos que se encontraban sobre la mesa.
Se sirvió agua pidiendo la ayuda de su padrino pues su mano temblaba y me costaba servir agua de la jarra al vaso.
Comenzó a tomar agua sin saber ya que hacer pues no podía concentrarse en la conversación ni en mantener sus manos quietas. Lupin se percató de lo que le sucedía a su ahijada y en verdad me preocupaba, entrelazó una de sus manos con la suya para que no jugará más con ellas.
Tal vez sentía la necesidad de tener que escribir o firmar pergaminos tras pergaminos, hacer diseños que me agradaran. La mayoría de las veces dibujaba sus diseños y dos de diez eran los que le agradaban y al día siguiente terminaba tirándoles pues ya no le gustaban sus ideas.
— Voldemort busca algo más. – el hombre se confundió al sentir que la mano de su ahijada se tensaba. — Algo que me faltó la última vez.
— Sirius..– advirtió ojo loco al saber que se estaba adentrado demasiado en el tema.
— Algo...algo ¿Cómo un arma?– pregunto Harry y su hermana trono su cuello inconscientemente al ponerse nerviosa.
— No, ya basta. – hablo la señora Weasley dejando de hacer sus deberes de cocina.— Es solo un niño, si le dices algo más, más vale que lo unas de una vez a la orden.
— ¡Si! quiero unirme, si Voldemort está reclutando un ejercito pelearé. – Sirius señaló a su ahijado y le guiñó el ojo a lo que se sonrió, pero pronto recordó a su hermana que se veía distinta.
[.....]
Mientras Harry se había ido a su audiencia, decidí que iría a mi empresa, subí al elevador y entre a lo que era mi oficina, mire las ganacias.
Tome una pluma y un pergamino, comencé a escribirle al señor Diggory, le mandé el 37% que caerían en su bóveda en cuanto yo firmara, aún no conseguían nuevos fabricadores, pero en cuanto llegarán debería adaptarme, pues le mandaría dinero al señor Diggory y lo que ganarían los fabricadores, más lo que se invertiría en la empresa y lo que yo recibiría.
No era cosa del otro mundo pero por ahora no lo pensaba, para cuestiones de trabajo ocupaba otra lechuza ya que Buck es fácil de reconocer al ser blanca como la nieve y solo se sabe que los Potter tenemos dos.
En cuanto la luchuza se fue, firme, dónde aclaraba que aunque muriera o la empresa cambiará de dueño, a los Diggory, demostrando que eran relamente provenientes de este, obtendrían el 37% hasta que tuviera algo estable por decidir y en cuanto diera un porcentaje fijo, jamás se movería de no ser que yo lo decida.
Cuando revise la hora baje y camine hacia las calles muggles para tomar un autobús y baje en cuanto ya estaba en el cuartel, debía saber que tal le había ido a Harry pues estaba segura de que no le expulsaran del colegio o algo por el estilo.
En cuanto supe que todo estaba bien, subi escribiendo otra carta, está era para Dumbledore, informándole que ya no quería se prefecta y que cual era la razón por la que ignoraba a mi hermano y a mí.