Enséñame a volar

By Idoia_G

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"Si a mis 38 años, soltero, friki y hogareño me dijesen que mi vida iba a cambiar radicalmente en un segundo... More

Intro
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítlulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36

Epílogo

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By Idoia_G


Para este capítulo tan especial, he querido contar con la colaboración de varios miembros de la "familia" González — Luján. Porque el amor de Lola y Javier no podría ser sin una "familia" como la que han creado. Gracias a todos por participar.

Carlos

Hoy se casa mi hermano Javi. Una puta locura. Eso es lo que es. Acaban de ser padres de una niña preciosa que se llama Vega. Dicen que en honor a su viaje a Las Vegas. Para ellos supuso mucho. O eso dicen. Son muy herméticos con ese viaje.

Yo estoy encantado porque mi hermano ha tirado la casa por la ventana y nos ha traído a todos una semana a Hawái. ¡Esto es el puto paraíso! Vamos a ir vestidos todos muy informales y a la vez elegantes. Concepto que Lola se ha inventado y que mis hermanas, todas ellas han entendido a la perfección. Yo me he dejado llevar sin más.

Alissa, la hija de mi ex, Blanca, ha venido conmigo. Lola dice que es parte de la familia, y aunque siempre me muestro reticente a estar con la niña, la verdad, es que la adoro. Me da pena que su madre sea tan... despegada y siempre la deje tirada o sola con sus cuidadoras. Mis hijos que son a la vez sus hermanos también la adoran. Y siempre la involucran en sus cosas.

— Estás preciosa hoy, Alissa. — la niña me sonríe. Y da una vuelta con el vestido que mi cuñada Lolita le ha comprado para la ocasión. Blanco. Porque, eso sí, todos vamos de Blanco.

Llaman a la puerta de mi habitación y abro. Bryan se encuentra del otro lado con Alfonso y Andrés. Pelayo y su mujer Marta no han podido venir, poque a pesar de que no querían perdérselo, están embarazados. Muy embarazados. Vamos que a la mujer le queda un mes o así. Cosas de la vida.

— ¡Chicos! Vais geniales — nos damos el típico abrazo de colegas.

— Esta princesa sí que va espectacular — mi hermano coje a Alissa y le da varias vueltas mientras la niña se ríe.

Vamos al lugar donde hemos quedado todos. Casi todas las chicas ya están. Javi y Lola están en la playa donde se celebra la ceremonia. Iremos en barco. Por lo visto para ellos es especial casarse aquí. Debo reconocer, que soy anti bodas. Pero este sitio es espectacular. Saludo a mis hermanas, todas preciosas con vestidos vaporosos y blancos, con encajes y sus pelos al viento. Mi madre está preciosa y no hace más que hablar con el padre de Lola. Lola está preocupada con este tema. No tengo claro el pasado de su padre, pero después de que drogaron a su hija se instaló en el pueblo y es el camarero de la cafetería de mi hijo Enzo. Y ha hecho muy buenas migas con mi madre. Lola siempre tuerce el morro cuando los ve reír o tomarse algo juntos. Yo estoy descubriendo una madre jovial, llena de vida y con ganas de seguir adelante.

De entre la gente sale Samantha Narváez. Es... bueno, amiga de Lola. O eso dice. La verdad es que la novia de Bryan, que intenta olvidar a su ex mujer, en los brazos de otra que bueno, digamos que le consuela. Sam está preciosa. Bueno siempre lo está. Alta, atlética, melena larga y morena. Siempre va perfectamente pintada y arreglada y hoy, no podía ser la excepción. Hace unos tres años pasamos una noche de locura y desenfreno juntos. Y reconozco que es la única mujer que me ha hecho sentir... cosas. Aunque nunca lo hemos hablado, ni lo hemos repetido, desde que vive con Bryan en el pueblo de al lado al mío, la veo muy a menudo. Se unen a menudo a las reuniones de los domingos en familia. Y bueno, al menos uno distrae la vista cuando ella está delante.

— ¡Chicos! — se acerca y besa a Bryan en los labios. A todos los efectos pueden parecer una pareja de lo más normal, pero en la realidad, tienen una relación... abierta. Vamos que Bryan tiene carta blanca para acostarse con otras mujeres y Sam con quien quiera también — Estáis todos guapísimos — sus ojos se enganchan en los míos apenas dos segundos, pero son los justos y necesarios para acalorarme. Siempre es lo mismo. Le guiño un ojo disimulando mi interés no correspondido por ella. Y listo.

— Tú también Sam — Bry la agarra de la cintura en una postura que les sale natural y besa su cabello.

— ¡Deja de babear! — mi hermano Alfon me da un codazo.

— ¡Cállate subnormal! No babeo.

— Ya, ya — levanta ambas manos — distraes la vista. Lo de siempre. Vamos a beber.

Nos apartamos del resto del grupo para tomar un coctail. Es lo que se ahce en estos casos ¿no?

Alfonso

— Menudo mujerón acaba de aparecer — le doy un codazo a mi hermano Carlos. Miro a la mujer en cuestión. Es de piel oscura, alta, con unas curvas de infarto y unos ojos negros que te quitan hasta el hipo. A esa me la... beneficiaba yo esta noche. Pero va acompañada de un rubiales, armario empotrado de dos por dos, ojos claros y mirada risueña. ¿En serio son pareja?

— Es la ex de Bry. Prohibida — ¡Joder!

— ¿Es que todas están casadas, pilladas o son lesbianas? Así no hay quien moje.

— ¿Has venido a mojar?

— ¿Qué? Nooo, he venido a la boda de mi hermano el suertudo — Alissa viene corriendo y salta sobre mí. Adoro a esta mocosa. — Carlos, deberías adoptar a esta mocosa.

— Si, algún día — Mi hermano lo niega, pero, adora a la hija de su ex. Algún día la adopta fijo. O la niña decide mudarse con él. Porque se la ve encantada entre nosotros.

— ¡Estáis aquí! — Mi hermana Sofía aparece de la mano de su mujer. Van todas las mujeres de la familia espectaculares. Hasta Lucía que ya tiene casi los 17 y está hecha un bombón. Ya estamos todos en la familia con el arma cargada bajo el brazo para alejar a los moscones. Y no son pocos la verdad. Y más desde que lo dejó con el tipo mayor con el que ha vivido una historia de amor de esas tóxicas que les gusta leer a las mujeres.

— ¿Cómo va todo? — pregunto

— ¡Genial! — mi sobrina da brinquitos de alegría — Lola está radiante y la niña, ya la veréis, va riquísima. Y bueno el tito, ni te cuento. Está que quita el hipo — da un trago a su bebida ¿eso es...?

— ¡Bebe más despacio niña! — Mi hermana Azu aparece y le da un manotazo a su hija que casi le hace tirar la bebida. Azu viene con su hijo Guzmán, que acaba de dar un estirón y está casi más alto que nosotros, lleno de granos y ya le hemos pillado un par de veces viendo pelis guarras con mi hermano pequeño Manuel. Me recuerdan a nosotros cuando éramos críos.

Una música suena y miro hacia atrás. Estamos en una playa al atardecer, estamos en Hawái. No hay sillas, solo arena, el mar y un arco con flores características de aquí. Sobre todo, en tonos rojos y rosas. Mi madre, no hace más que llorar y se refugia en los brazos de Francisco. El padre de Lola. Creo que hay temita entre esos dos, pero mejor no hablar de ese tema. Javi aparece que con unos pantalones de lino de color blanco roto y una camisa de flores muy grandes blanca y azul claro. Viene con una preciosa sonrisa en la boca. Le veo tan, tan feliz, que eso me llena de ilusión y esperanza. Me alegro que haya encontrado a su mitad. Porque eso es lo que son. Son la mitad del otro. Y me dan una envidia... sana, sí, eso, envidia sana. Pero envidia, al fin y al cabo. Bry y Sam se colocan a mi lado, no puedo evitar ver que Bryan no le quita el ojo de encima a la morena que me han dicho que es su ex. Y observo como arruga el gesto al verla sonreír cogida de la mano del rubiales alemán. Me da que Hawái va a dar mucho de qué hablar.

Marcos

Javi está muy nervioso, no hace otra cosa que estrujarse las manos, una vez y otra. Su madre y Fran tienen a su hija en brazos. Menuda niña más bonita. Vega, se llama. Lola nos ha invitado a David y a mí porque dice que somos lo más parecido a su familia. Cris, su madre, no ha querido venir. La peque ha llorado mucho por esa decisión, pero su padre y yo la hemos ayudado a pasar página con ella. Eso, su reciente maternidad y por supuesto su futuro marido que besa el suelo que mi niña pisa.

— ¿Todo bien hijo? — me acerco a Javi, el pobre lleva un ratillo esperando a la niña aparecer y ella se hace de rogar. Muy andaluza ella.

— Sí, espero que no haya salido corriendo — Javi se ríe tras su bromilla. Pobrecito.

— Tranquilo hijo, esa chica saltaría sin paracaídas desde un avión por ti. Créeme, la tienes en el bote — Le guiño un ojo y le doy un codazo.

Por el rabillo del ojo veo aparecer a mi hijo que, al ver a Eros, el sobrino de Javi hablando con su novio, un tal Roberto, con el que lleva casi un año, tuerce el gesto. Por lo visto se vieron hace un tiempo en Sevilla y debió pasar algo porque mi hijo cambió del todo. Al principio pensé que podían estar juntos. Hablaba mucho de él o con él, pero de la noche a la mañana toda relación se acabó. Y no me ha querido decir nada. Y eso es raro. Porque mi hijo no suele tener secretos conmigo.

— Javi, está nerviosísimo ¿eh? — me dice

— Sí, el pobre lo está pasando mal ¿sabemos dónde está Lola?

— Ya ha salido de su cuarto — de repente Eros mira en nuestra dirección y observo cómo mira a mi hijo. Hay dolor en su mirada. Y mi hijo simplemente evita el contacto visual. Tendré que hablar seriamente con él.

Sofía

— ¡Hay Nagore! Mira que guapo está mi hermano — Nagore le mira y sonríe, mi mujer adora a mi familia. La pobre no tuvo demasiada suerte con la suya después de salir del armario, pero la mía suple con creces sus vacíos emocionales. Cuando la conocí, yo pasaba por una crisis existencial de dimensiones épicas. Me di a la bebida, jugaba a menudo con las drogas. Me dio por tatuarme hasta los dedos de las manos y me tiraba cualquier cosa que se moviese. Siempre he sido lesbiana y a pesar de que en mi familia nadie me juzgó y mis padres me apoyaron, algo en mí gritaba por dentro. Y hui. Lejos. Muy, muy lejos. Pero al regresar, Nagore cuidaba de mi padre enfermo, ayudando a mi madre y desmoronó toda mi existencia. Y la amo cada segundo que pasa más que el anterior. Fue amor eterno a primera vista.

— Bueno es que tu hermano es espectacular — rodea mi cintura con sus brazos y roza su nariz contra la mía — Y lo que es más espectacular va a ser la noche que vamos a pasar en esta isla paradisíaca. Me he quedado con los sitios más bonitos para hacerte el amor toda la noche — Los vellos, como escarpias los tengo ahora mismo. Los de todo el cuerpo. Hasta los que no tengo están como escarpias. Y los pezones, no hablemos de los pezones. Beso sus preciosos labios pintados de rosa.

— Yo sí que te voy a hacer el amor. Vas a estar con agujetas hasta dentro de un par de meses — nos reímos y besamos. Nuestro precioso hijo anda por ahí con sus primos y dentro de un par de meses tendremos entre nosotros a un nuevo miembro de la familia. Es una niñita preciosa. Es bebé, se ha quedado huérfana y la vamos a adoptar. Nagore se enteró de su caso en el hospital, se puso en contacto con servicios sociales y aunque ha sido todo muy lento, pronto seremos otro más en la familia. ¡Muero de amor!

De repente suena Every Breath You Take de The Police. ¡Temazo del bueno! Y ya estoy llorando como una descosida, cuando Lola, mi cuñada aparece cogida del brazo de Enzo y Eros. Uno a cada lado y es que para mi cuñada esos dos chicos la llevaron hasta el amor de su vida. O eso dice ella. Si ellos no se hubiesen cruzado en su vida, seguramente hoy Javi seguiría pareciéndole un simplón y un aburrido. Sieso, le llamaba. Pero el destino los puso en su camino. Y por eso quería llegar al altar de su mano. Delante de ella van todos los niños pequeños tirando pétalos de rosa a la playa. Todos de blanco y descalzos. Como todos los demás, los zapatos aquí supondrían la muerte.

Mi cuñada va preciosa. Lleva un vestido con tirante fino, escote abierto hasta casi el ombligo y todo de encaje blanco. La caída vaporosa sigue el diseño de encaje y transparencias. Lleva una abertura en la parte delantera permitiendo que sus movimientos sean fluidos. Lleva un semirrecogido en el pelo y rizos gordos. El look se termina con una corona de flores típicas de aquí. Le tiembla la barbilla, porque está a punto de llorar.

Miro a mi hermano, tiene los ojitos llorosos y se los limpia constantemente. Mi pequeño Javi se casa por fin. Bueno, pequeño. Mide 1.90 cm por lo menos. No es pequeño, pero es mi pequeño Javi. Le adoro. Sigo observando y todos están medio llorosos. Menos mal que mi cuñada, que está en todo, dejó en la entrada de la playa, unas cestas con pañuelos para todos. Porque hasta mis hermanos, muy machos todos, están llorando a moco tendido también. Aunque si les preguntas, lo negarán.

La música sigue sonando hasta que Lola llega a la altura de mi hermano. Este la toma de la mano y le besa en la frente. Definitivamente vamos a provocar una inundación aquí. Veo de forma borrosa como mi hermano acaricia la cara de la que será su mujer en unos minutos y le dice algo al oído. Ella se ríe y le abraza. ¿Cómo es posible que llore tanto en una boda? Ni siquiera lloré tanto en la mía. Y mira qué adoro a mi mujer. Y aunque se han casado ya algunos de mis hermanos, jamás he visto tanto amor en ninguno.

Bryan

Javi y Lola se colocan sobre un círculo hecho con ramas, hojas de palmera y algunas flores de color rosa típicas de aquí. Sam se abraza por la cintura a mí. Sentirla cerca me da fuerzas para aguantar el tirón. La estrecho contra mí cuando un señor bastante grande se sienta en una silla frente a ellos con una mini guitarra. Y comienza a cantar el Somewhere Over The Rainbow. Estamos en pleno atardecer, en una playa de Hawái, viendo cómo mi amigo le ofrece a Lola todo el amor que tiene dentro.

— ¡Es todo tan bonito! — bajo la cabeza para mirar a Sam. Está llorando ríos. Lo juro. ¿Cómo, de unos ojitos como los suyos, puede salir tanta agua? Y los pelos de todo el cuerpo los tiene en carne de gallina. Yo estoy igual, pero se me nota menos — Ojalá algún día yo tenga algo así.

— Algún día lo tendrás — beso su cabeza. No puedo evitar mirar a Mélodie. Va preciosa. Un vestido blanco vaporoso, con una diadema de flores blancas. Está apoyada sobre el pecho de su novio Josh. Un tío estupendo que la quiere muchísimo. Pero cuando voy a retirar la mirada ella me mira también. Sus intensos ojos negros me miran como solo ella puede hacerlo. Y todo mi cuerpo se estremece. Todo mi ser reacciona a ella. Si de algo me arrepiento en esta vida es de no haber luchado por ella. Pero ahora estoy con Sam y ella con su Josh. Le sonrío y ella me devuelve una tímida sonrisa.

— ¿Me lo prometes? — me mira y retiro mi mirada de Mel para centrarme en ella.

— Te lo prometo. Lucharemos contra todo para conseguir el cielo. Tú y yo.

Ella se gira en mis brazos, se pone de puntillas y besa mis labios. Tiene unos labios espectaculares, pero no puedo dejar de pensar en los labios carnosos y grandes de otra mujer, en como sabían sus besos. En como olía su cabello recién lavado, en cómo me miraba mientras le hacía el amor despacio. La aprieto contra mí sabiendo que no es el perfume que anhelo, ni el color de piel que deseo a todas horas. Igual que sé que ella guarda sus propios secretos. Pero Sam se ha convertido en mi amiga. La mejor. La necesito a mi lado. Vivo con ella, desayuno con ella, me acuesto con ella y sueño con mi diosa de ébano cuando Sam me susurra promesas de amor al oído. Sí es una locura. Pero, mi tren se largó hace tiempo y debo conseguir ser feliz a mi manera. Y Sam puede dármelo. Al menos lo intentaremos. Nos hemos permitido la licencia de mantener una relación abierta. No queríamos agobios. Pero la verdad es que llevo meses sin acostarme con alguien que no sea Sam. Me da todo cuanto necesito. Estabilidad, libertad, confianza y sexo. Mucho sexo.

La canción lacrimosa y preciosa acaba por fin. Y un hombre oficia una de las ceremonias más bonitas que he visto en mi vida. La verdad es que yo también siento las lágrimas caer por mis ojos. Yo igual que Sam también quiero tener un amor como este. Quizá si luchamos juntos, lo logremos. Ella y Yo.

Enzo

¡Joder! No puede ser que esto me esté pasando. Y es que por lo que veo, esto, es como un virus que se expande sin remedio ni restricción. ¡Estoy llorando! Mi hermano Eros está agarrado de la mano de su "amigo" Roberto. Llevan un año en esa fase de no queremos etiquetas, pero somos lapas, pegados el uno al otro. Y no digo que no me alegre, pero está claro que mi hermano solo siente atracción física por el muermo del chico al que agarra. Porque no veas si es soso el colega. Y bueno... a mi hermano le va la marcha. ¡Ya sabes!

Total, que aquí estamos en una isla paradisíaca, en familia y amigos cercanos. Marta, la amiga de Lola no hace más que tirarme los trastos. Ya nos hemos acostado unas cuantas veces en sus visitas a Madrid. Pero, como comprenderás, tengo mi vida estable y ella es una viva la vida, azafata de vuelo. Y ya sabes un novio en cada vuelo. Reconozco que la muchacha está que quita el sentio y esta noche seguro que mojo. Pero... ¡Dios! Amo mi libertad.

— Menuda ceremonia — a mi otro lado tengo a David, un amigo de Lolita que ha hecho las funciones de hermano toda su vida. Y es un tío genial. Además, que está colado por mi hermano. ¡Trio! ¡Trio! ¡Trio! Jajaja. Bueno, en realidad a mí, Rober me sobra. Soy del Team Daveros. ¡Debo buscar un nombre nuevo! Puag.

— Y que lo digas, aunque lo mejor está por venir.

— ¿La fiesta?

— Noooo — siempre pensando en lo mismo, él se ríe y yo también — Los discursos — Eros nos mira con cara de pocos amigos. Ya le vale. Es como el perro del hortelano. Ni come ni deja comer.

Cuando la ceremonia ha terminado llegan los votos. Me sé el discurso de Lola de memoria. Me lo ha leído cientos de veces estos días. Y además no sé, para qué necesita la hoja. Si se lo sabe de memoria. Saco el móvil y me pongo a grabar.

— Grandullón — Lola está temblando, una ligera brisa golpea su cara y mueve su pelo oscuro, mi tío le coloca un pechón tras su oreja y me acabo de comer un unicornio de gominolas ¡Empalagoso! — Hoy, cumplo el mayor de mis sueños, a tu lado, — le mira a los ojos y a continuación va todo rodado, ella se lo sabe mejor que yo — Me caso sobre la misma arena en la que un día paseamos soñando. Yo soñaba con la felicidad, te miraba y descubría en cada gesto una faceta nueva de ti. No podía dejar de imaginarnos un día como hoy, paseando entre besos y abrazos. Y ese sueño se ha cumplido. Me has dado todo de ti y por eso te quiero entregar todo de mí. La verdad, la risa, el llanto, la alegría y la tristeza. Quiero darte mi luz y mi sombra. Quiero hacerte el ser más feliz sobre la faz de la tierra después de mí. Me has dado sinceridad, cariño, sonrisas y la posibilidad de ser yo sin reparos, sin vergüenzas, de quererme como soy. Me has enseñado a conocerme mejor y quiero que hoy, solo suponga, el primer día de los miles que nos esperan juntos. Te amo hasta el infinito y más allá, sobre el arco iris.

Se oyen los aplausos, mi tío solo puede mirar a su chica. Y ese amor es contagioso porque hoy por primera vez creo que el amor es real. Y que todos podemos conseguirlo. Miro a Marta y le guiño un ojo con muchas promesas de pasar una larga noche de pasión. Como siempre entre nosotros.

Azucena

¡La madre que la parió! Menudo discurso se ha sacado, la enana andaluza esta, del bolsillo y menuda llantina tenemos todos. Ver como se miran estos dos me hace pensar que hay esperanza, hasta para mí. Jamás he vivido un amor tan intenso como el que tienen esto dos.

— Aaaahhhgggrrr — Miro a la pequeña Vega que está entre mis bazos. Es preciosa, tiene el cabello rubio de su padre y unos ojos mezcla entre la miel y el mar. Y es tan rica. Lucía la hace carantoñas mientras la niña ríe sin cesar. Me recuerda a cuando yo tenía a mis hijos así de pequeños. ¡Qué tiempos aquellos! Cuando creía que estar con German era algo bueno. Pero desde que me separé, supe que jamás, estuve enamorada de él. Fue la costumbre, la comodidad de conocerle, de saber quién era su familia. Pero quiero vivir intensamente el amor. Y creo que, aunque sea algo tarde, puedo hacerlo todavía. Si no, mira a mi madre. A su edad y tonteando con el padre de Lola que se desvive por ella.

Javi termina de limpiarse la cara y saca una hoja él también. Todo mi cuerpo se estremece porque mi hermano escribe que te mueres de bien.

— Mi niña Lola — y mi cuñada ya está temblando y llorando ¡Dale tiempo mujer! — Hoy quiero prometerte ante todos, que te amo. Pero no necesito a la gente, ni la playa, ni las palabras. Solo necesito mirarte a los ojos para saber que estamos hechos el uno para el otro. — ¡Espero que sea corto! O juro que nos vamos a deshidratar todos aquí. — Un día sobre esta misma arena te hice la promesa de dejarme enseñar por ti a volar. Y lo has logrado. Ya sé volar. Vuelo cada día con tus sonrisas y tus miradas. Vuelo cada noche cuando siento tu piel contra la mía. Vuelo a cada instante que miro el tesoro más grande que me has dado, nuestra hija Vega. Vuelo cada segundo de cada día para alcanzarte y hacer que volvamos a estrellarnos una y otra vez. Porque cada vez que lo hacemos nos levantamos más fuertes, más unidos y más enamorados. Así, que he aprendido a volar contigo para estrellarnos siempre juntos. Pero cuando sobre esta misma arena hace dos años, abriste tu corazón y me contaste tus sueños. También me hice una promesa a mí mismo. Y era, que si me dejabas, haría todos tus sueños realidad y pondría el mundo a tus pies. Y aquí estamos, el mundo hace tiempo lo puse a tus pies y solo quedaba cerrar el círculo y hacer realidad tus sueños más profundos. Por eso estamos en esta playa. Eres mi todo Lola. Y lo serás el resto de nuestras vidas. Y este lugar será el mayor testigo de todas nuestras promesas de futuro.

Mi hermano agarra a Lola de la cintura y sin previo aviso la gira y la besa, en un beso de tornillo de película. ¡Madrecita que momentazo! Y vaya boquita que tiene mi hermano cuando quiere, el jodio. Creo, no, sé que esta es la boda más bonita que he visto en mi vida. La más emotiva y por supuesto la más cara. Porque mi hermano se va a fundir el dinero que tiene. Aunque después de la indemnización que les dieron a ambos tras lo sucedido con su jefe, los dos están montados en el dólar. Recuperaron su trabajo. Siguen viajando juntos siempre y bueno, son felices y como dicen en los cuentos... Y comieron perdices.

Andrés

— ¡Joder! Vaya dos gilipollas estamos hechos ¿eh? — le doy un codazo a Alfonso que está a mi lado, algo perjudicado por el alcohol. Javi es mi mejor amigo. Mi paño de lágrimas y sobre todo ese hombro en el que desahogarme siempre que fracaso en mi intento de encontrar el amor.

— ¿Por qué estamos llorando? — Sí, colega, estamos llorando como dos gilipollas apoyados en la barra, porque estamos viendo, cómo Lola y Javi bailan a la orilla del mar, como se miran y como se tocan. Envidio el amor tan precioso que se tienen, envidio la familia que han creado. Es preciosa y sobre todo envidio la niña preciosa que tienen. Por que esa niña va a ser un bombón.

Nunca se lo he contado a nadie. Ni siquiera a Javi, pero hace unos años tuve que hacerme una revisión médica. Detectaron valores hormonales extraños y me detectaron infertilidad. Jamás podré crear lo que ellos han creado. Creo que por eso boicoteo todas las relaciones sanas que tengo con chicas. Porque ¿Qué tengo que ofrecerles? ¿Buen sexo? ¿Más? No, y nunca podré hacerlo. Así que me centro en ahogar mis penas en sexo sin ataduras y relaciones superficiales.

Alfonso sin embargo está colado por una tía con la que estuvo, casada y muy casada con un ricachón, al que le pone los cuernos cada vez que tiene ocasión. Pero él no la ha olvidado. De hecho, se acuesta con todas las chicas que de alguna manera le recuerdan a ella. Si repite con alguna le regala el perfume que ella usaba o les regala lencería como la de ella. Esto me lo ha contado en confidencia. Pero ninguna le dura lo suficiente porque acaba gritando el nombre de Rebeca cuando se corre. Detalle que me ha contado en confidencia y que espero no salga de entre tú y yo. Gracias. Así que nos hemos convertido en dos lobos solitarios, a la caza de zorritas de una noche, que sacien nuestra necesidad y mañana si te he visto, no me acuerdo.

Pero ambos envidiamos lo que estos dos han construido juntos. Y yo me pregunto ¿Si Javi, a esta edad, ha encontrado el amor, por qué nosotros no?

— ¿No ves ninguna lugareña decente para echar un polvo? — le digo a mi amigo. No quiero irme de aquí sin catar el producto nacional.

— Mañana podríamos ir de turismo a ver que encontramos por ahí — mi amigo no deja de mirar a su hermano.

— Te haces mala sangre mirándolos así.

— Lo sé. Pero me alegro por él. — señala a Javi — Quiero eso. Lo quiero. — veo que de nuevo va a romper a llorar.

— ¿Quieres otro wiski?

— Sí, por favor. Necesito ahogarme en Alcohol esta noche.

— ¿Se puede saber qué hacéis? — Azucena, la hermana de mis colegas se planta frente a nosotros con los brazos en jarras. Viene realmente guapa. Con este vestido blanco vaporoso y esos preciosos ojos marrones que tiene. No es muy alta y ella nunca se ha considerado una mujer preciosa, pero lo es. De adolescente estaba enamorado de ella en secreto, pero ella salía con el estúpido del Germán. Un gilipollas que nunca se ha merecido una pedazo de mujer como ella. Alguna vez, me he imaginado agarrando sus curvas con mis manos y apretándola contra mí ¡Mierda! ¿En serio, mi querida compañera de ahí abajo, se me acaba de poner como una piedra? Hace años que Azucena no me hace ni cosquillas. Es como mi hermana mayor. ¿No? — Deberíais dejar de beber ya o mañana no recordareis nada.

— No quiero recordar gran cosa de esta noche. Lo importante lo recordaré.

— Eres un idiota Alfon. Sigue castigándote así y acabarás mal, muy mal. Y tú — me señala con el dedo y joder, en serio me estoy poniendo cachondo perdido — deja de llevarlo por la mala vida que llevas.

— ¿Llevo una mala vida? — le pregunto con una de mis sonrisas más seductoras. De esas juguetonas, que prometen grandes ratos y momentos muy calientes. Pero, para Azu, mis miradas son como, no sé, no le hacen nada. A sus ojos siempre he sido un rebelde sin remedio y una mala influencia. Lo era para su hermano, para sus amigos, para su familia y bueno. Nunca le he llevado la contraria, ni le he demostrado que no es así.

— Por supuesto. Javi es fuerte y no se dejaba influenciar, pero Alfonso está débil y vulnerable y estás usando eso para llevarlo a tus malos hábitos.

— ¡Déjale en paz Azu! — Salta Alfon — Él es el único que me ayuda a no caer al hoyo. Antes de hablar infórmate un poquito. Y deja ese genio insoportable que tienes. Si estás amargada porque tu marido está con otra no lo pagues con el pobre Andrés. ¡FOLLA! ¡Es lo que hacemos los demás!

— Colega, déjalo, no me importa — le susurro a Alfon. Por el rabillo del ojo veo como Azu también se ha venido abajo y está a punto de llorar. Somos el club de los tristes — Azu ¿Estás bien?

— Sí, perfectamente. No me afecta lo que me diga mi hermano bajo los efectos del alcohol. — Ya se ha puesto su coraza de chica dura de siempre. Me encanta cuando lo hace, porque me demuestra que es realmente fuerte. Pero por otro lado lo odio, porque aleja a la gente. Me aleja a mí.

— ¿Quieres un wiski? — Le pregunto, quizá sea lo que necesita.

Azu asiente con la cabeza y se lo pido. Cuando estamos los tres bebiendo en la barra un rubio que no me han presentado se acerca. Es enorme el tipo. Se nota que va al gym.

— ¿Melodie? — Creo que no sabe mucho español. Azu se encoge de hombros, yo no contesto y Alfonso señala un punto lejano cerca de la orilla del mar. Miramos todos y vemos a la que se supone la novia del rubiales liándose con... Bryan. Y bueno tampoco nos sorprende mucho, ni siquiera al rubio que parece molesto y a la vez relajado. Es raro.

— ¿No te molesta? — Alfonso le pregunta vocalizando como puede

— Yo... espero algo... — chasca los dedos, creo que busca una palabra — así. Yo espero algo así

— ¿Wiski? — le ofrece Azu. El alemán asiente. Veo el interés en los ojos de Azu. El alemán ni la mira. Pero sigue mirando como la pasión se desata entre su novia y Bryan. Y con estas cosas puede pasar cualquier cosa. En el amor no se manda colega. El alemán se gira hacia nosotros y mira hacía Azu. Bueno mira sus tetas, porque Azu las tiene muy bien puestas y esta noche lleva un escotazo.

— ¿Sex? — El alemán se dirige a Azu. Alfon y yo nos quedamos petrificados ¿Qué coño ha sido eso? ¿El alemán le acaba de ofrecer sexo a Azu? La miro esperando que lo mande a freír espárragos. Pero bajo nuestra estupefacción Azu se lanza a los labios del rubio y este la acerca hacia él.

Diez minutos después Alfon y yo seguimos aquí en la barra, solos de nuevo. El rubio se ha llevado a Azu, imagino que a su cuarto a echar un polvo de rencor. Y ella se ha ido con él.

— Somos unos tristes — le digo a mi colega — El club de los tristes.

— Eso parece, pero algo me dice que las cosas van a cambiar muy pronto. La suerte está cerca, ya lo verás. ¿Por cierto donde está Sam? Porque su chico sigue perdido entre los bajos de su ex mujer.

— No tengo idea ¿Y Carlos?

— Seguro que está haciéndose una paja en su cuarto. Ese sí que es un triste — ambos nos reímos ante nuestras propias tonterías. Y así la noche parece que pasa mejor. ¿No?

Javi

La boda ha salido genial. Lola por fin es mi mujer. Ya lo era desde hace mucho tiempo, pero ahora lo somos también sobre el papel. Y no es que para mí signifique algo, pero... Al final para Lola era un sueño casarse y más en esta playa donde nos conocimos de verdad. Quiero darle a mi mujer todo cuanto quiera y necesite para ser feliz. Necesito verla sonreír como el respirar. Sin ella mi mundo ya no tendría sentido.

Te mentiría si te dijese que nuestra relación es perfecta, porque tenemos una hija y es motivo de disgustos y discusiones, a veces. Pero creo que poco a poco hemos conseguido una dinámica perfecta entre los dos. Vega, nuestra hija, a día de hoy es lo más importante de mi vida. Junto a Lola, nuestro perro y nuestros gatos es la familia que nunca esperé y que he creado. Y me hace enormemente feliz.

La fiesta ha estado llena de grandes momentos. La ceremonia ha sido perfecta. Aunque reconozco que no recuerdo casi nada, excepto sus preciosos ojos clavados en los míos, llenos de un amor infinito.

— Bueno y ¿Qué me tienes preparado para esta noche? — Lola se abraza a mí mientras bailamos a la orilla del mar, con la música de la fiesta sonando lo lejos.

— Bueno, la noche es muy larga y seguro que alguna sorpresita más nos espera por ahí — Me hago el interesante.

— Tengo ganas de esa sorpresa — Lola no es tonta y creo que sabe tan bien cómo yo, cuál es la sorpresa. Creo que, hasta tú, sabes cuál es la sorpresa. Porque, si has leído nuestra historia hasta aquí y nos conoces un poquito, sabes que no podría acabar la noche de otra manera.

— Y yo tengo ganas de hacerte el amor — le susurro mientras meto mi mano en su escote y amaso ese precioso pecho que le ha crecido a Lola tras su embarazo. Y que gracias a Dios, se ha quedado entre nosotros.

— Mmmm ¿Aquí?

— Aquí mismo — la levando del suelo y Lola rodea con sus piernas mi cintura. La abertura central del vestido que lleva hace que su sexo quede en contacto con el mío. Lola me baja con su mano la cremallera, miro de reojo y me aseguro que nadie puede vernos desde donde están, y seguro que no nos ven. Con sus dedos rodea mi pene y yo con los míos ladeo el fino hilo de su tanga. Ella baja despacio y me introduzco dulcemente en ella. Y ahora mismo somos perfectos. El uno para el otro y aunque la postura me destroza la espalda, con mis manos sujeto el trasero de mi esposa y la ayudo a moverse y así poder hacerle el amor hasta el final. Hasta que el clímax nos invade y nuestras bocas se beben los gemidos del otro.

— Te has convertido en todo un exibicionista, grandullón.

— Tú me has convertido en un loco, mi niña

Y entre besos y caricias nos adecentamos y regresamos a la fiesta. Algunos están dándolo todo en la playa, otros en la barra y otros en la pista de baile. Y yo, miro con orgullo a toda mi familia.

Lolita

Esta es la noche más perfecta que he vivido nunca. Javi y yo, hemos reído, llorado de felicidad y emoción, hemos bailado con nuestros amigos y familia, hemos comido, nos hemos emocionado y sobre todo nos hemos amado. Jamás me imaginé que un hombre podría ser la clave de mi felicidad, pero mi grandullón se ha colado hasta el fondo, metafórica y físicamente hablando. Me ha dado todo cuando le he pedido y me ha hecho la mujer más feliz del mundo. Ahora estoy sobre la arena, caminando con Javi de la mano y los ojos tapados. Porque mi grandullón me ha hecho despedirme de todos para llevarme a, según él, nuestra noche de bodas.

Oigo el sonido del agua y de la brisa ligera que corre. Javi me sujeta con una mano de la cintura para guiarme, en la oscuridad, que me dan mis ojos vendados. Sé perfectamente adonde me lleva. Porque si algo me gusta de mi grandullón, es que siempre, desde el primer día, me ha escuchado. Incluso cuando aún le caía mal. Hemos pasado muchas cosas juntos que nos han hecho fuertes e inseparables. Nos paramos.

— ¿Hemos llegado? — le pregunto.

— Así es — se coloca tras de mí. Me deja un suave beso en el cuello que hace que una corriente eléctrica me recorra todo el cuerpo. Noto sus dedos tocarme la venda y deshacer el nudo — Bienvenida a tu noche de bodas.

La imagen frente a mí es digna de todo cuento de hadas. Estamos en la cascada que descubrimos la primera vez que estuvimos aquí. Esa donde me imaginé haciendo el amor con Javi por primera vez. Donde me di cuenta que Javi movía mucho más en mí de lo que jamás nadie había movido.

Ha colocado farolillos de madera por todo el suelo formando un precioso camino. Recorremos despacio el camino cuando llegamos a la explanada de arena y rocas, que da al laguito y la cascada, hay una especie de colchón, con una cubitera, champagne y dos copas.

— ¿Todo esto es para nosotros?

— Todo esto es para ti Lola. Te lo mereces. — mis ojos se humedecen como siempre que Javi me prepara una de sus preciosas sorpresas.

Calla mi boca con un beso y comienza a bajar la cremallera del vestido. ¡Voy a hacer el amor con él en este lugar! Es increíble. Me embebo en este beso que me llega al alma, mientras dejo que los dedos de Javi, me recorran todo el cuerpo con caricias perfectas que me dicen cuánto me ama. Mi vestido se cae al suelo y yo con mis manos, desnudo el cuerpo del que ya es mi marido, del padre de mi preciosa hija. Recorro su pecho y bajo besándole con mi boca hasta llegar a su precioso tatuaje. "Déjame enseñarte a volar, para poder estrellarme contigo" Leo. Beso cada palmo de su piel, de su pecho, de su abdomen, recorro con mi boca cada recodo que tiene su precioso cuerpo. Y con mis manos le colmo de caricias.

Sus manos me levantan del suelo cuando ambos estamos dormidos, me toman de la cara y acarician mis mejillas mientras sus ojos azules como un cielo de verano me llevan al lugar donde todos mis sueños se hacen realidad. Amo a este hombre tanto, que moriría por él.

— Eres tan preciosa.

— Te amo mucho Javi.

Le vuelvo a tomar la boca con la mía para llenarlo con todo el amor que tengo para él. Me rodea y me levanta cogiéndome en volandas. Comienza a caminar, mientras le beso el cuello, la clavícula y noto como el agua poco a poco nos empapa. Cuando estamos cerca de la cascada en un lugar donde hacemos pie, Javi me suelta y cruzamos la cascada al otro lado. Hay una pared de piedra húmeda por las salpicaduras del agua al caer. Javi me guía hasta la pared y me apoya en ella, de frente a él. Me levanta de nuevo y rodeo su cuerpo con mis piernas y apoyándome en la pared, mientras me mira a los ojos fijamente, me penetra despacio. Y el momento es mágico. Indescriptible lo que siento. Lo juro. Hacemos el amor mientras Javi me besa los labios, la frente y mientras agarra mi cabello para que mi cabeza caiga hacía atrás y me arquee más, Javi se come mis pechos. Y sigue entrando y saliendo con una cadencia lenta que hace que mi orgasmo crezca de una forma que jamás había sentido. Quiero que este momento sea eterno. Lo juro. Quiero anclarme a este momento el resto de mi vida.

Y de repente entre besos, succiones, caricias y embestidas llegamos a un éxtasis brutal que rompe el mundo en pedazos, haciendo que nuestros cuerpos, se queden suspendidos en el vacío. Solo nuestros cuerpos existen, estamos flotando, estamos volando sobre el mundo. Ese que Javi ha puesto a mis pies. Y yo he puesto a los suyos.

— Grandullón, no se te ocurra salirte de mí – lo necesito siempre así.

— Nunca mi niña. Nunca

Y nuestros besos sellan la noche más perfecta de nuestras vidas. Una noche que sella las promesas de un futuro eterno para nosotros. Una noche que quedará sellada a fuego en nuestros cuerpos.

En el mío, seguro, porque pienso hacerme un tattoo sobre esta noche. Sobre esta cascada y sobre este hombre. A ver si convenzo a Javi, de que se haga otro, porque ya lleva tres y otro más no creo que le importe. ¿No te ha contado Javi lo que se ha grabado en su piel este último año? ¡Que pájaro! Pregúntale cuando tengas ocasión. Pero eso... será al menos dentro de un mes. Porque desde hoy comienza nuestra luna de miel.

FIN

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