Capítulo 20

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            Llevo todo el día tirado en la cama desde que llegué de Asturias. Antes oí un ruido, pero imagino que serán los gatos. A veces juegan y tiran cosas, pero, la verdad, es que no tengo fuerzas para ir a mirar. Me he aferrado a la almohada del lado de Lola, huele a ella. Y me duele horrores, no solo la cabeza, que me va a explotar si no, todo, incluida el alma, el corazón. No sé. Quiero comprender que le ha pasado a Lola para hacer lo que hizo. Para que se le fuese tanto la cabeza. Me ha llamado durante toda la noche. No sé qué pasó después de irme porque no le he cogido el teléfono a nadie. Andrés vino conmigo y le dije que se fuese a casa. Quería estar solo. Con mi miseria. Lola es demasiado bonita y demasiado... todo, para estar conmigo, de verdad. Ella quiere eso, fiesta, alcohol. Lo que ese chico le ofrecía anoche. No quiero saber lo que hizo con él. Ni antes ni después. Solo sé que, si me hubiese quedado allí, habría explotado, como el Big Bang y hubiese cometido una locura. Una de la que me arrepentiría mucho después.

Vuelvo a escuchar un ruido, pero hago oídos sordos. De repente oigo un grito y me asusto ¿Hay alguien en mi casa? Salgo del cuarto en calzoncillos y voy hacia el salón donde me ha parecido escuchar el grito. Al llegar me encuentro a Lola llorando, Carlos la sujeta y frente a ellos está Sara, solo envuelta en una toalla, hablando.

— No sé de qué te extrañas. Soy mucho más mujer que tú. Es obvio que si le haces daño va a venir a refugiarse en mis brazos.

— ¿¿DE QUÉ HABLAS SARA?? — Sara se tensa al escuchar mi voz, no me hace falta verle la cara para saberlo, y Lola me mira con horror. Me miro y veo lo que puede parecer esto. — Sara, te he hecho una pregunta ¿Qué haces en mi casa? — necesito dejar claro que esto no es lo que parece.

— Javi — se acerca y me acaricia el pecho frente a Lola que veo que tiene la mirada desencajada y mi hermano que no me mira precisamente bien — me estaba duchando — se restriega. La agarro de los hombros y la empujo. No voy a dejar que si lo de Lola no nos destruye lo vaya a hacer esta loca.

— ¿Estás loca? ¿desde cuándo te duchas en mi casa?

— Bueno hay un fontanero en mi casa y necesitaba ducharme y somos amigos.

— Amigos mis huevos, Sara. Llevamos sin vernos meses. Te alejaste cuando empecé con Lola. No sé a qué viene esta mierda. Pero quiero que te largues ¡YA!

— Javi, puedo darte la estabilidad que esa mocosa no puede darte.

— ¡¡QUE TE CALLES LA PUTA BOCA Y TE LARGUES DE MI CASA!! ¿CÓMO HAS ENTRADO? — no entiendo nada. Creo que la cabeza me va a estallar y además creo que acabaré afónico si vuelvo a hablar en este tono.

— Yo... esto... — tartamudea.

— ¿¿CÓMO?? — la voy a matar, juro que la mato. Esto no me puede estar pasando.

— Con las llaves de repuesto de la maceta — Dice de carrerilla, las llaves de repuesto de la maceta. ¡Me cago en todos mis muertos!

— Déjalas donde las hayas cogido, sal de mi casa antes de que te denuncie y lárgate. No quiero verte en mi puta vida. Sara. ¡¡JAMÁS!!

— Javi, por favor, yo... — se acerca a mí, pero la empujo de nuevo. Pongo las manos en mi cara y froto bien intentando templar mis nervios.

— Has venido a mi casa pensando que yo no estaba, has visto a mi mujer llegar e intentas hacerla creer que hemos tenido algo. ¡¡TÚ Y YO!! — la señalo y ella se echa hacia atrás — Jamás he tenido nada contigo Sara, porque no me gustas. Ni un poquito. Todo el mundo lo sabe y sigues intentándolo. No sé qué se te pasa por la cabeza para denigrarte de esta manera. Para arrastrarte hasta este punto. Pero no reconozco a Sara, la amiga, en esta mierda. Te he dado muchas oportunidades de ser mi amiga. Si no lo quieres dímelo y lárgate. — ella se quiere ir hacia el baño y Lola se aparta mirándome fijamente. Agarro a Sara del brazo y se da la vuelta con lágrimas en los ojos — ¿Cuántas veces has venido sin que yo estuviese en casa? ¿esto lo has hecho más veces?

Enséñame a volarWhere stories live. Discover now