Enséñame a volar

By Idoia_G

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"Si a mis 38 años, soltero, friki y hogareño me dijesen que mi vida iba a cambiar radicalmente en un segundo... More

Intro
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítlulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Epílogo

Capítulo 36

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By Idoia_G


¡Madre mía! Llevo más de una semana durmiendo en este calabozo de mierda por darle un par de puñetazos al gilipollas de Paul. Y encima por lo que me he enterado, ¡me acusa de intento de asesinato! Josh, la pareja de Melodie me está ayudando en todo lo que puede. Tiene mucha pasta, eso lo supe en las vegas, cuando nos fundíamos su dinero en locuras. Por lo visto tras regresar de las vegas y pasar una semana con Bryan viviendo su amor libremente, Mel tuvo que regresar a Berlín. Su ex, no le había puesto los cuernos en ningún momento y estaba destrozado. Ella no estaba segura de nada, pero por lo visto quieren darse otra oportunidad. Que él está colado por ella, está claro, pero como ella mira a mi amigo Bryan, que de momento sigue siendo su esposo en papel, no mira a nadie más.

Pero lo dicho Josh, sabe que soy a migo de Bryan y no parece guardarle rencor, ni a él, ni a Mel y por supuesto yo no le caigo mal. Me habría encantado llamar a mi pequeña Lolita, pero desde aquí no me han dejado más que hablar con mi abogado. Y bueno, una visita de Paul, para incendiarme con sus estúpidas mentiras sobre lo que pasó aquella noche en el hotel.

Cuando descubrí los ladridos de King entre los gemidos de Lola y los que intuyo son los míos, supe que Paul era un tremendo Hijo de su santa Madre. Me estaba tendiendo una trampa. Lo raro fue que me llamó dese el teléfono de Lola. Llamé a Carlos y fuimos a buscarla al restaurante donde Rober y Eros aseguraban que habían dejado a Lola. Pero me encontré con una reserva a mi nombre y que los comensales ya habían cenado y pasado a una suite también a mi nombre.

Iba a subir, lo juro, pero entonces vi salir a Paul como alma que lleva el diablo y al ver que se dirigía al aeropuerto conseguí que me vendiesen un billete a Berlín con la cuenta de mi hermano. Y por el Facebook contacté con Mel, para tener un apoyo en la ciudad. Me salió todo redondo hasta que vi al asqueroso de Paul salir de una discoteca mientras le metía mano a una niña que podía tener, yo qué sé, ¿15 años? Parecía una simple adolescente. Y muy sonriente no estaba, pero se dejaba meter mano. No la juzgo. Al verle no me lo pensé y a pesar de los gritos de Mel, me abalancé sobre él y me puse a golpearle. Por Lola, por mí y por todas las jugarretas que nos hacía.

Y aquí estoy ocho días después sin comunicarme con nadie. Le dije a Mel que no hablase con Bryan, prefiero que piensen que me he ido por descubrir la infidelidad falsa de Lola, que preocuparles porque estoy en la cárcel.

Mel es una gran tía. Y ayer su abogado me dijo que habían conseguido unas pruebas que podrían sacarme de aquí. Eso me dio esperanzas, la verdad.

No puedo quejarme del trato recibido tampoco, los polis de aquí a los dos días comenzaron a tratarme mejor. Me traen comida más rica, me han metido en una celda solo y bueno creo que ya no me insultan. Pero como lo hacían en alemán, tampoco me enteraba mucho.

Se abre la puerta de la celda y mi abogado, Nicolas Müller, creo que es así, entra con una sonrisa en la boca que no le cabe en la cara. Y eso entiendo que es bueno.

— Bueno Javier, eres un hombre libre. Ese tal Schmidt es un pieza de mucho cuidado, tanto dinero y lo gasta en lo que no debe. En fin, que su denuncia no tiene cabida.

— ¿En serio? ¿Y cuando salgo?

— Oh, debes firmar estos papeles y en principio a más tardar en una hora estarás fuera.

— ¡Joder! Eso es bueno.

— Si, Josh y Melodie te recogerán. Y, si quieres, te trasladarán a España en un jet privado. Puede que esta noche cenes en casa — habla mientras coloca os papeles que debo firmar en una mesa y los deja junto a un boli.

Oh, Dios mío. Estoy pletórico, le daría un beso a este tipo, pero la verdad es que tiene cara de pocos amigos, y no me la voy a jugar más. No quiero denuncias por acoso ahora.

— ¿Tendré antecedentes?

— Oh, no. De hecho, gracias a las informaciones que España ha mandado sobre el señor Schmidt, la empresa deja de pertenecerle. Ahora pasa a manos de los accionistas. De hecho, es posible que Josh la compre y pase a ser suya. — sonríe y me mira — Eso sería genial. Una empresita más... — se frota las manos. Está claro que trabajar para el novio de Mel es un gusto. Debe pagar la hostia de bien. Quizá hasta yo le pida curro si se queda con la compañía de Paul. Aunque ya veremos. Debo hablar con Bryan. Saber cómo está.

Y mi pequeña Lolita, necesito verla, decirle que jamás he desconfiado de ella. Que vine aquí para demostrarle a Paul que no podría con nosotros. Sí, me ha salido un poco el tiro por la culata. Pero al final todo saldrá bien. Eso lo tengo claro.

Salimos de allí y casi todos los agentes han salido a despedirme. Si vuelvo a Berlín, vendré a visitarles y les presentaré a mi chica. Mel y Josh me esperan en la puerta junto a un Bentley de la leche. Menudo cochazo. Buah, si mi hermano Carlos lo viese, se moriría. Le chiflan los coches. Y más de este rollo. Luego les diré que me hagan una foto y se la manden.

Llegamos al aeropuerto y me guían hacía una terminal para vuelos privados.

— Ya verás el yet privado — Mel se cuelga de mi brazo mientras su chico habla por teléfono — Es espectacular.

— ¿Mel, esto es lo que quieres? — señalo al avión que tenemos enfrente y al coche que nos ha traído y está aparcado en la entrada — ¿Qué pasa con Bryan? — ella agacha la mirada y veo que le cambia el gesto.

— Yo... antes de conocer a Bryan estaba profundamente enamorada de Josh, es un buen tipo, pensé que me había sido infiel. Y resulta que la susodicha es una prima suya que le estaba ayudando para darme una sorpresa. Pero se llevó él la sorpresa cuando desaparecí. Ha dejado atrás las locuras que hice en Las Vegas. Me ha perdonado y está dispuesto a seguir conmigo. Sé que me ama.

— ¿Y tú a él?

— Creo... que también — veo que se toca con su mano el tatuaje rojizo que se hizo con Bryan

— ¿Crees?

— Antes él — señala a su novio — era todo para mí. Bryan fue una locura que no debió pasar. Además, él es un mujeriego, jamás podría ser feliz conmigo. Soy todo lo opuesto. Sueño con una gran boda, niños, estabilidad. Y él. ¡Por dios! Lo dejó todo por una chica y días después ya necesitaba ponerle los cuernos. Además, por lo que sé, no me está guardando luto.

— Ya — le acaricio la cara — Me gustaba la pareja que hacíais. ¿Vais a venir conmigo a Madrid?

— Josh, no puede. Y yo... no debería. Allí está Bry y no sé si estoy preparada para verle.

— Claro, lo entiendo.

— Pero, por otro lado, Berlín me está asfixiando y Josh me ha dicho que si quiero despejarme puedo ir — ¿Josh le ha dado permiso? ¿Qué tenemos, cinco años? En fin.

— ¿entonces?

— Voy — mira hacia su chico y su rictus se vuelve triste. Pobrecita. Creo que aún tiene mucho que descubrir de sí misma.

Entramos a un avión con una sala llena de sillones de piel color marrón tostado. Huele super rico. Josh se despide de su chica con un sencillo roce de labios. Mel, se nota que necesita algo más, pero se sienta frente a mí, se coloca unos auriculares y comenzamos el viaje.

Cuando ya estamos cerca de Madrid los nervios se apoderan de mí. Tengo el estómago como estrujado. Voy a ver a mi pequeña Lola. ¡Dios! ¡Qué ganas tengo! No os hacéis a la idea de cuanto la he extrañado. No he avisado a nadie de que venimos. Quiero que todo fluya. No necesito una reacción desmesurada de Lola, pero necesito valorar cuál es la situación real. Si le digo que vengo, preparará un discurso, lo que veré será ensayado y necesito ver el amor en sus ojos. El amor que pueda quedar después de esta aventura. No sé si pensará que me he escapado y huido, si sabe que me he ido a Berlín, porque Carlos lo sabía. No he querido dejar volar a los pájaros de mi cabeza. Prefiero pensar que, con Lola, me espera una larga conversación, que imaginarme cómo la cogería y le comería la cara a besos nada más verla, quizá no pase.

Un taxi nos deja en la puerta de mi casa. Mi coche está aparcado aquí, aquí lo dejé. En el estado de nervios en el que me fui no me vi capaz de conducir. Por eso llamé a mi hermano. Me fui sin llaves también, así que usaré las de la maceta.

Abro la puerta y me recibe el olor a café y comida. ¿Pizza? Oigo risas en la cocina. Risas de una mujer que parece que esté... No, no, no. Miro a Mel que ha pensado lo mismo que yo. Lola está con alguien y te juro que como sea Bryan... de dos zancadas estoy en la puerta, bueno el marco, porque no tengo puerta en la cocina y veo a Bryan desnudo de espaldas, con unas manos de mujer apretando su desnudo culo. ¡Joder!

No son las manos de Lola, las reconocería hasta de lejos, pero está claro que se están dando el lote. Miro a Mel y una lágrima está a punto de salir. Pero ella misma me ha dicho que con Bryan no habrá nada. Que está con su CEO y durante el viaje me ha asegurado que está segura de eso. Carraspeo un poco a ver si paran. Bryan gira un poco la cabeza y la chica, una chica morena que está claramente sentada en mi encimera se asoma por encima de su hombro. Creo que la conozco, o sí, es ¿Sam? ¡Joder! ¿ha repetido?

— Pensé que las Narvaez no repiten — la chica se pone colorada y me sonríe, pero al mirar hacia Mel se le borra la sonrisa de la cara. Bry se gira del todo y se tapa sus partes con un trapo. Se le descompone la cara al ver a Mel. Lo disimula bastante bien, pero no cuela. Ambos se quedan mirándose.

— ¡Tío! — deja de mirar a Mel y se centra en mí — ¡Joder! Estás aquí... — se quiere acercar, pero la chica le retiene por la cintura. Claro la pobre está desnuda.

— No te preocupes. ¿Lola? — Sam y mi amigo se miran

— Ella ha salido con Enzo. Están ultimando las cosas de la inauguración.

— Mejor salimos de aquí, por favor — Mel me susurra mientras se agarra a mi brazo. Me va a dejar marcas y luego Lola pensara lo que no es.

— Sí, perdón. Esto.... Mel y yo vamos al local de Enzo. Quiero verla y sorprenderla. Necesito verla. Vamos a verla.

— Sí, ya lo has dicho — Mel me coge del brazo y tira de mí hacia la entrada.

— Es que estoy nervioso — le digo mientras dejo a los amantes de Teruel en la cocina. Creo que se les ha cortado todo el rollo.

Salimos y Mel está pidiendo un taxi.

— ¿Estás bien? — le pregunto de camino al pueblo

— Si... bueno, no me esperaba eso. Pensaba que... Yo... no pensé que... — comienza a llorar y le dejo un pañuelo de papel que lleva el taxi en la bandeja — Soy una estúpida — se toca su tatuaje.

— Oye, no eres estúpida. Pensé que estabas segura de lo de Josh.

— Y lo estoy. Es solo que no me esperaba esto. ¿Conoces a la chica?

— Sí, bueno, digamos que es conocida en el pueblo.

— Es muy guapa — dice mirando por la ventana.

— Bryan solo está pasando el rato.

— Ya, pero... ha repetido con ella.

— Si bueno, no creo que eso signifique nada.

— No importa Javi. Yo estoy con Josh. Cuando me divorcie de Bryan me voy a casar, y tener niños. Y seré muy feliz.

— Claro que sí, cielo — le cojo la mano y se la mantengo así hasta que llegamos.

El local, está prácticamente terminado. No veo a nadie, pero imagino que estarán dentro.

— ¿Preparado para verla?

— Muy nervioso, pero sí. Necesito verla.

Salimos y me acerco a la puerta. Intento abrir y se abre. Entramos y Enzo levanta la vista de lo que está mirando. Lola está de espaldas y le habla de colores, o vajillas o algo así. Le hago un gesto a mi sobrino para que no diga nada.

— Me voy al baño, Lola, ahora vengo.

— Genial Enzo. Esta composición casi la tengo.

Nos quedamos solos y me acerco en silencio. Lola no oye nada, pero su olor avainillado de siempre me llega. Y sé que lucharé para que me perdone o haré lo que sea para que sigamos juntos. Me da igual lo que me cueste.

Le tapo los ojos con mis manos desde atrás y me quedo rígido. Sus dedos tocan los míos, noto como tiembla.

— ¿Javi? — ¿Me ha reconocido? — ¿Javi? — se revuelve sin que lo pueda evitar y me mira. Sus ojos no mienten. Veo alegría — ¡¡¡GRANDULLÓOOON!!! — Me grita con un chillido agudo en todo mi oído. Se lanza sobre mí y de un salto me abraza. La sujeto como puedo y ella rodea con sus piernas mi cintura. — ¡Grandullón! ¡¡ERES TÚUU!!

— Hola mi niña — se separa de mí un poco y al mirarla sé que todo va a estar bien — te he echado tanto de menos

Sus labios se aprietan contra los míos. Y la duda que todos estos días me ha consumido, desaparece de golpe. Mi Lola está en mis brazos. Y nos besamos. La devoro como se merece después de tantos días. Nuestras lenguas danzan juntas por fin. La aprieto más contra mí, ella engancha sus pequeños deditos en los rizos de mi cabeza. Y todo desaparece. Sentimientos, el local, todo.

— Te amo grandullón. Te hemos necesitado mucho.

— Yo también te he necesitado — no cesamos en el abrazo, pero dejamos de besarnos. Necesito sentir que es real — Y también te amo. Mi huida no es lo que piensas.

— Lo sé, sé todo lo que ha pasado con Paul. Y lo de la cárcel.

— ¿Lo sabes? — la separo de mí y la siento sobre una de las mesas. Le agarro las manos. Las tiene heladas.

— No te preocupes por nada de eso. La policía me ha mantenido al tanto.

— ¿Policía?

— Bueno han pasado muchas cosas grandullón. Entre ellas que Paul me drogó... — me separo de ella con cara de puro espanto, ¿ha sido capaz de algo así? Ella me aprieta las manos y me acerca a ella. — Estoy bien. No me forzó, no me violó, ni nada. Pero... — agacha la cabeza

— ¿Pero? — la insto a seguir.

— Grandullón yo... — no me mira, le cojo la barbilla y se la levanto

— ¿Tú qué?

— Bueno en realidad es nosotros — nos señala a los dos. Juro que no entiendo nada — Estamos embarazados.

¡¡¡¿¿¿CÓMO???!!!

— ¿¿Embara... zados?? — mi pequeña se toca la tripa y me sonríe.

— Vamos a ser papás. Nosotros. Es... nuestro.

— Nuestro — repito en shock — de... nosotros — Creo que iré a terapia. Lo juro.

— Si — guía mi mano a su inexistente tripita y se levanta la camiseta para que mi piel toque la suya. Vamos a ser papás. Mi madre va a flipar.

La acerco a mí y vuelvo a besarla con un hambre enorme.

— Chicos — mi sobrino aparece de golpe — ya me pondréis al día. No me manchéis mucho — me lanza las llaves que deben ser del local — Y no rompáis nada, si os veis muy efusivos hacedlo en el suelo.

Lola le lanza una especie de trapo y le llama idiota. De repente recuerdo que Mel está esperándome en la puerta.

— Enzo — se gira y me mira — Una amiga está en la puerta. Se iba a quedar en casa a dormir, pero no va a ser buena idea. Está bastante triste, ¿La ayudarías un poco?

— ¿Está soltera?

— Eso tiene que decidirlo ella. Mejor no le preguntes. Déjala que haga lo que le apetezca.

— Uuuu una noche llena de posibilidades. Me gusta — sonríe y sale por la puerta cerrándola.

— ¿Has venido con Mel?

— Sí. Y digamos que ha visto a Bry con Sam en casa. ¿Conoces a Sam?

— Sí, la conocí yendo al hospital. Es maja. Pero no creo que haya futuro con Bry. Aunque tienen una química brutal Y Sam lleva tres días con él sin salir de casa.

— Guau, eso es mucho.

Lola se ríe a carcajadas y de repente siento la necesidad de verla siempre así de feliz.

— Te amo mi niña.

— Te amo mi grandullón.

Y nos devoramos con las ganas contenidas de estos días. Y nos amamos, sí señor. Hemos bautizado muchos rincones de esta cafetería esta noche. Toda la noche.

Y hablamos mucho.

Y de repente LOLITA

— Y tenemos fecha para la boda. ¡Grandullón! Cuéntales todo.

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