Volví perras, después de un mes.
-¿Qué te dijo tu mamá? ¿Se molesto contigo?-
-No, creo que la decepcione y eso me duele más-. Aurora bajo la cabeza y Sergio se acerco para abrazarla.
-Bárbara te adora, es solo que no esperaba lo que le contaste-
-¿Y si me deja de querer?-
-¿Acaso eres tonta? Eres la vida entera para esa mujer-.
*
-Por supuesto que no la deje de querer Sergio, es solo que con todo lo que Aurora hace me da la impresión de que es ella la que no me quiere a mí-
-No sé cuál de las dos está peor, ambas son unas tontas-
-Es qué siento que Aurora aún no me ha podido perdonar-
-¿Perdonar qué? Reina, tú no tuviste la culpa de todo lo que paso, al contrario, siempre fuiste una víctima más de ese tal Artemio-
-Artemio..-. Tomo un sorbo de su copa con vino. -Aurora y tú tienen que irse de aquí, ese tipo en cualquier momento aparecerá y estoy segura que querrá hacerle daño a ella-
-¿Y tú? También corres peligro-
-Yo necesito arreglar unos asuntos antes-
-¿Asuntos llamados Francos?-
-Sí-. Una sonrisa sincera se forma en su boca. -Antes de que ustedes llegaran nos besamos, y..-
-¡Cochinota! Estabas teniendo sexo en el auto-
-Tal vez hubiera pasado si ustedes no nos interrumpían-
-Que descarada y caliente eres Greco-
-Y tú que metiche-
-¡Oye! Estábamos preocupados por ti, que nos íbamos a imaginar que Barbarita estaba calentando el automóvil-
-Ya cállate, Aurora te puede escuchar-
-¿Y? No es ninguna niña, ya debe saber sobre los placeres de la vida-.
Bárbara miro a Sergio y agradeció tenerlo con ella, por primera vez en la vida sabía lo que era tener un amigo de verdad.
*
-Yo creo que en esté restaurante las tres salimos con marido-. Hablo Sergio haciendo reír a Bárbara y a Aurora.
-Yo no vengo a conseguir marido, pero si ustedes quieren el suyo adelante-. Respondió Bárbara.
-Claro, no quieres porque tú ya tienes el ojo puesto en otro-
-En Franco-. Dijo Aurora al mismo tiempo que se los tres tomaban asiento.
-¿Qué ese no es tu amorcito?-. Pregunto Sergio a Bárbara, señalando a al lado derecho de su mesa.
-Sí-. Bárbara hizo un gesto de disgusto. -Esta con Perla-.
-¿Y esa perra quién es?-
-Una amiga de Franco-
-Y al parecer no te cae nada bien, verdad-
-No le cae bien ninguna mujer que se acerque a Franco-. Aurora y Sergio rieron.
*
-Ahí está Bárbara-. Perla miro la carta del restaurante para disimular.
-Sí, ya la vi-. Respondió serio, muy en el fondo sentía celos de verla acompañada de Sergio.
-¿No vas a saludarla?-
-No, está con el hombre del que te conté y con Aurora, no quiero interrumpir-
-Ella no deja de voltear para acá-
-¿De verdad?-
-Estoy segura que no le parece para nada verte conmigo-.
*
-Bueno ya, deja de mirar a ese hombre-. Sergio reprendió a Bárbara. -Si tantas ganas tienes de hablarlo ve y hazlo-
-¿Qué no ves que está ocupado?-
-¿Y? Mira, te voy a dar una ayudadita, porque tú nomás no das una, y eso que presumes de ser la más inteligente-
-¿Qué haces?-.
Sergio se levanto de su asiento y fue hasta donde estaban Perla y Franco. -Buenas noches, me presento, soy Sergio Prado-. Saludo a Perla y después a Franco. -Perdón la interrupción, pero estoy cenando con unas amigas y me están diciendo que los conocen, así que me tome el atrevimiento de venir hasta acá para ofrecerles tomar la cena con nosotros, sirve que pasamos un buen rato juntos, y que yo los conozco a ustedes-
-Aceptamos encantados-. Se apresuró a decir Perla, mientras que Sergio disimuló muy bien el que era gay.
Pidieron que les facilitarán otra mesa más grande, tomaron asiento todos y se acomodaron de tal forma que Bárbara y Franco quedaran juntos.
Bárbara y Franco no probaban bocado alguno, estaban nerviosos y de vez en cuando se dedicaban miradas y sonrisas cómplices.
-¡Hola! ¡Hola!-. Una rubia mujer se acerco a ellos a saludar a Perla.
-¡Vanessa! Hola-. Se dieron un beso en ambas mejillas.
-¿No me presentas a tus amigos?-
-Claro, toma asiento si quieres-. Fue presentando uno a uno hasta llegar con Franco.
El ambiente se comenzó a poner incómodo, Vanessa no dejaba de coquetear con Franco.
-Así que no eres casado-. Se mordió los labios y acomodo su cabellera. -Interesante-
-¿Y usted a qué se dedica?-. Le pregunto a Bárbara a la coqueta mujer.
-¿Usted? Háblame de tú querida, que fácilmente me llevas como 10 años-
-¿Si? No lo creo, yo no tengo 60 años, porque por tu apariencia te calculo fácilmente unos 50-
-Bueno, ¿Para qué hablar de edades?-. Intervino Perla. -Mejor disfrutemos de la cena, que está bastante rica-
-Hay cosas aún más ricas-. Vanessa miro directamente a Franco. -¿Te gustaría que hiciéramos algo después de cenar Franco?-
-Discúlpame Vanessa, pero la verdad es qué ya tengo otro compromiso-
-Me dijiste que no estabas casado, pero olvidé preguntar si tienes novia o algún otro compromiso-.
Franco estaba a punto de responder cuando sintió la mano de Bárbara apretar su miembro por encima del pantalón.
-¿Estás bien?-. Cuestiono Sergio al verlo atragantarse con el vino.
-Al parecer mi pregunta le causo terror, es una lástima, pudimos pasarla tan bien juntos-. Vanessa se despidió de mala manera y salió del restaurante.
Bárbara seguía martirizando a Franco con sus caricias, y él trataba de disimular lo que estaba sintiendo en ese momento.
-¿Me muestras tus manos?-. Le pidió Perla a Bárbara. -Tienes tus uñas preciosas-. Fue de esa manera que Bárbara alejo su mano del moreno hombre.
Franco decidió vengarse, puso su enorme mano sobre la pierna de Bárbara cuando está platicaba amenamente con Sergio, fue subiendo de a poco hasta llegar a su entre pierna.
-¿Y ahora tú qué? ¿Por qué esa cara de placer?-. Le cuestiono Aurora.
Franco sonrió divertido y mientras entablaba una conversación con los presentes seguía adentrando su mano y moviendo sus dedos.
-Yo creo que ya es hora de irnos-. Sergio miro el reloj. -¿Pedimos la cuenta?-. Todos asintieron menos Bárbara quién estaba concentrada en el placer que Franco le estaba dando.
-Vamos a un bar que está aquí junto-. Propuso Perla.
-¡Sí!-. Aurora y Sergio respondieron al mismo tiempo.
-Yo, los alcanzó, voy al baño-. Respondió Franco.
-La verdad es qué yo no tengo ganas de ir, pero ustedes diviértanse-. Les dijo Bárbara.
-Esta noche te van a dar cómo cajón que no cierra-. Le hablo Sergio al oído al abrazarla.
*
Bárbara se dirigió al estacionamiento, estaba por subirse a su auto cuando sintió unas manos rodear su cintura. -Hola bonita-.
Y está vez si era Franco el que le estaba hablando. Su voz y sus manos eran irreconocibles.
-Hola-. Se volteó despacio para darle frente y de inmediato Franco tomó posesión de sus labios.
No se dijeron nada, sólo se limitaron a besarse cómo si no hubiera un mañana.
-Ven-. Franco la llevo hasta unas escaleras que por el momento estaban sin servir, es decir, no había paso por ahí. Se colocaron debajo de ellas y se siguieron besando.
Las manos de Franco recorrían de arriba abajo la espalda de Bárbara. Seguían sin decirse nada, y no era necesario, con besos y caricias se gritaban lo mucho que aún se amaban.
Bárbara lo besaba posesiva. Franco le metió la lengua con una sensualidad que hizo que ella se mojara aún más.
-Estás muy caliente-. Le hablo con voz ronca al meter su mano debajo del vestido de Bárbara.
-Lo estoy-. Se limitó a decir con apenas un hilo de voz.
Franco se colocó de rodillas, le abrió las piernas y contempló su sexo.
Y con hábil y lujuriosa lengua la hizo ver las estrellas.
-Estás tan...tan exquisita cómo siempre-. Murmuro al beber gota a gota del orgasmo de Bárbara.