POV/Iván
Mastico, tres veces más, antes de tragar la dona glaseada que como, al parecer se me da bien la cocina, al menos está vez me quedó perfecto, lo preparé tal cual es la receta y juro que me salió mejor.
Doy gracias por no haber quemado la cocina, o alguna parte de mi cuerpo; hice varias porciones para que todos puedan comer, las repartiré cuando todos ya hayamos acabado de la comida, era el postre, además tenía que ganarme a mis padres antes de contarles que casi repruebo tres materias, una de ellas mi favorita, saqué una calificación nefasta, a ello sumándole que tengo que pasar 3 meses de detención con ese imbécil.
Rodrigo es la persona más detestable que conozco en la faz de la tierra, no tenía idea de dónde había dado inicio mi odio hacia él, solo sabía que no importaba la hora o el lugar, si me encontraba justo con él, había golpes de por medio sin justificación, parecía mi más grande némesis.
Tenía satisfacción a la hora de verlo sangrar por mis manos, se había vuelto rutina molernos a golpes, fuera de el salón de clases en la salida, o en el receso mientras los demás disfrutan estar en compañía de sus amigos, nosotros atentabamos contra nuestra vida, siempre obteniendo el mismo resultado, detención y la misma jodida charla de 20 minutos, hablando sobre la importancia de resolver los problemas a base de palabras, teníamos arto al director, por supuesto que sí, solo queríamos divertirnos, partiendonos un par de huesos.
La preparatoria era un tema difícil, época difícil de igual manera, a pesar de comportarme como "rebelde", ésto catalogado por la profesora de mi curso, en mi casa siempre mantenía una paz inmensa, jamás me portaría cortante con ningún familiar, sabía sobre los límites.
Quizá en algún momento se den cuenta mis padres, sobre la mala conducta que sobrellevo en la escuela, y me preocupaba hasta cierto punto, después recordaba la forma en que disfruto ver sufrir a Rodrigo, y se me pasaba completamente, sin duda era masoquista.
Iba en segundo grado de bachillerato, con amigos igual o peor que yo, al parecer todo marchaba bien en mi vida, hasta que ese idiota cruzó puerta...
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- Buen día estudiantes - habló la profesora con ese chocante tono de voz, hacía casi 20 minutos que había ingresado al salón, tenía clase de biología, materia que se me daba más o menos, nunca prestaba atención, siempre tenía mejores temas en los cuales sumir mis pensamientos, sumándole que sólo era yo en ese asiento para dos personas, no tenía un compañero, no éramos demasiados estudiantes.- El día de hoy tenemos un compañero más, es nuevo acaba de llegar desde lejos por intercambio, puedes presentarte si quieres - mencionó esto último dirigiéndose al chico que se encontraba a su lado, en una pose relajada, parecía ensimismado mirando a la nada, hasta que se dió cuenta que se encontraba al frente de todos, no era demasiado alto, le calculaba 1.65 CM tal vez, su contextura era delgada pero seguramente debajo de ese gran suéter tiene el abdomen levemente marcado, su color de piel era moreno claro, sus facciones denotaban seguridad, tenía las cejas tupidas haciéndole ver masculino, su fina nariz contrastada con sus labios rojizos similar a las cerezas, las mejillas tensas y un poco sonrojadas por la vergüenza de estar presentándose frente a muchas personas, en conclusión, era muy guapo.
- Hmmm sí, hola, mi nombre es Rodrigo, pero me pueden llamar Carrera - dijo con tono neutral, fruncí en ceño al escuchar eso último, ¿Carrera? de autos, no pude evitar soltar una pequeña risa al pensar en ese terrible chiste, sin duda era algo raro escuchar un apodo así, pero me gustaba.
- ¿Que es tan divertido joven Buhajeruk? - habló por segunda vez la profesora, a veces era tan insoportable. Solo me dediqué a voltear mi cabeza lentamente hacia otro lado que no fuera ellos en mi plano de vista, sabía que todos y cada unos de mis compañeros me observaban de manera interrogante, algunos molestos con clara intención de acabar ya esta estúpida discusión y así poder empezar la clase lo más antes posible para así largarse de aquí, algunos más me miraban con cierta diversión, les causaba gracia verme en esa situación dado que casi nunca participaba en clase a no ser que fuera obligado.
- Perdone profe, no volverá a pasar - dije tratando de terminar esta incómoda conversación, y que el pobre de Rodrigo ya pudiera tomar asiento, tenía bastante tiempo de pie.
- Bien...- dijo ella en un suspiro para después darse a continuar. - Rodrigo usted tomará asiento al lado del joven Iván, adelante - le explicó haciendo muchos ademanes hacía mí tratando que el chico avance, hice una mueca disimulada, ahora tenía que tragarme a ese chico.
Comienza a caminar lentamente, aún me observa con esa mirada penetrante y contraria que suele tener, al menos eso he observado en los 5 minutos que llevamos de conocernos, parece un eternidad hasta que sus piernas se posan al derecho mío, lo observo una última vez de arriba hacia abajo y quito mi mirada de él y la poso al frente, escuchando nuevamente hablar a la profesora sobre la clase, siento el movimiento vibrar mientras se sienta y pone sus manos en el escritorio, reposando.
- Idiota - dice en un susurro casi inaudible para los demás pero con clara intención de que yo lo escuche.
- ¿Que dijiste? - le digo cortante pero bajo, seguro, mientras por fin le encaro, volteando levemente hacia el, y le hago la pregunta, igual no vaya a ser que no escuché bien.
Me siento ofendido, se que la he cagado riendo frente a él y la clase por esa tontería, pero se puede saber quién es éste para venir a insultarme solo por insultar.
- Que eres un idiota acaso no escuchaste - exclama de nuevo, ahora también me observa, tiene la mandíbula apretada y veo que está igual de enojado que yo, siento como el enojo me consume, quien carajos es él para venirme a insultar aquí.
- Callate y discúlpate, si no quieres que te rompa la boca - ni yo me la creía sinceramente, pero tenia que defenderme de alguna manera, parecía una discusión de infantes de 5 años.
- ¡Ay, porfavor! ¿Tú? Golpearme a mí, si claro - dijo de manera sarcástica burlándose de mí.
Y lo golpeé, lo empuje fuera del asiento en el que se encontraba, había caído a un metro en el piso, causando un notorio silencio en el salón, de repente se paró con una rapidez, se encaminó hacia mi y devolvió el empuje, ahora de manera mucho más fuerte causando también el mismo impacto que había tenido él, de pronto ya estábamos en los golpes, mientras había un bullicio incontrolable por parte de los demás estudiantes, la profesora había salido rápidamente del aula en busca del director seguramente, estaba sentado encima de mí, tal vez en otra situación esto habría sido malpensado, me soltaba golpes en la cara, haciendo que me sea difícil defenderme, doy un golpe en su nariz, haciendo que caiga a un lado mío, ahora era mi turno de golpearle salvajemente, así nos mantuvimos un rato, ni siquiera escuchamos el sonido de los tacones de la profesora viniendo hacia nosotros de manera apresurada, o cuando me jalaron fuera de Rodrigo, aún manteniendo la guardia, listos para atacar de nuevo.
- ¡Ahora mismo a dirección! - dijo la profesora gritando después de asegurarse que estuviéramos medianamente bien, yo tenía el labio roto ensangrentado y el pómulo izquierdo hinchado debido a los golpes de Rodrigo, él era más fuerte que yo, por eso solo tenía varios rasguños en la piel de su rostro y un gran río de líquido rojo deslizándose por su naríz, lo había hecho tratando de defenderme.
Seguimos a la profe en un incómodo silencio, tenía un mal sabor de boca, mis padres se enterarían de esto y quizá me castigarían, y se venía lo peor.
Al llegar a la dirección, tomamos asiento en los sillones de cuero que estaban ahí, la oficina tenía un olor a viejo indescriptible, parecía sacada de una película americana cliché, solo que de un más bajo presupuesto, la cara seria del director observando repetidas ocasiones a nuestra dirección asimilando la situación.
Hasta que por fin habló.
- ¿Se puede saber que fue lo que ocurrió?
- dijo mientras mandaba a la profesora por un botiquín para curar nuestras heridas, aún ese tal Rodrigo me miraba con recelo desde su asiento,e aguanté para no aventarme hacía él y golpearlo de nuevo.
- Fue él - dijo anticipadamente hacía mí dirrección, Rodrigo estaba ahora con una sonrisa torcida manteniendo una calma estresante a mi parecer.
- Claro que no - me defendí. - él fue quién me golpeó primero - me excuse ahora mirándonos fijamente Rodrigo y yo, peleando a base de miradas, sin despegarnos la vista un sólo segundo, la tensión que nos rodeaba a ambos era palpable.
- ¿Es cierto eso Jovén Rodrigo? - fue turno de preguntar del director, dando miradas entre ambos para divisar quién mentía.
- Sí - respondió Rodrigo, ahora parecía estar más tenso, se le notaba por cómo apretaba la mandíbula, fue mi turno de sonreírle burlona mente.
Se escuchó un suspiro de parte de director y continuo hablando.
- Bien, antes que nada quiero que se den una disculpa - dijo el director serio y hasta aburrido de la actitud tan infantil de sus alumnos.
- Pero - traté de excusarme, el director simplemente se dedicó a darme una mirada de advertencia quee hizo callar.
Hacía tiempo que estábamos sumidos en ésta incómoda situación, ya quería terminar todo e irme a casa, así que tuve que tragarme el orgullo para soltar una disculpa al idiota de Rodrigo que se encontraba frente a mí.- Bien..- solté suspirando para continuar hablando.
- Perdón - dije entre dientes mirándolo mientras cerraba mis manos en puntos y ocultando éstas de la vista del director, su reacción primero fue de sorpresa al escuchar esa palabra que claramente sonaba falsa.
Pero no le sobró de otra que aceptar aquella disculpa y darme una de regreso mientras nos dábamos unas cuantas miradas de odio mutuamente.
- Ok, ahora que se arregló todo, tendrán un castigo por ésta mala conducta que se presentó en el salón de clases.- expresó el director manifestando su claro enojo por aquel incidente hecho hace unas cuantas horas.
Después de darnos una plática aburrida sobre la importancia de resolver los problemas con habla y sin violencia, nos dejó salir de aquel lugar, no sin antes mandarnos a lavar los baños por una semana y un reporte a cada alumno.
Tambíen a detención y amenazando con escribir un reporte para que nuestro padres se presentarán para enterarse de lo ocurrido.
Salí de aquél lugar rápidamente para dirigirme junto a Carrera a la enfermería, mandato del director, para que nos revisaran de mejor manera y curar nuestras heridas. Nadie habló durante el camino, el pasillo sumido en silencio mientras que llegábamos para tomar asiento dentro de esas cuatro paredes, lo más alejados el uno del otro sin mirarnos una sola vez.
Una vez que la enfermera se presentó delante nuestra, me indicó que me sentara en la camilla que estaba decorada con una simple sábana blanca, tomé asiento dedicando una pequeña mirada a Rodrigo el cuál solo miraba hacía un punto cualquiera, no tardó demasiado en curar los cortes de mi rostro, con unas benditas adornando mi cara y un pequeño moretón en el pómulo, me quité de esa camilla para tomar sentarme al frente en unas bancas que habían allí, Rodrigo se levantó para dirigirse y tomar hacer lo mismo que yo, sentarse en la camilla mientras la mujer comenzaba a pasar un pequeño algodón con lo que parecía ser alcohol para desinfectar las zonas afectadas.
- Auch - se quejo en señal que aquello le generaba dolor, pues ardía al momento de curar.
La enfermera en ese entonces salió en busca de quién sabe qué, mientras le indicó a Carrera que mantuviera el algodón por su rostro y lo pasará por éste siguiendo por los demás cortes.
- Mmmm...- gimió un segundo debido al ardor, mientras suspiraba y echaba su cabeza hacía atrás, manifestando su clara molestía por el dolor.
No pude evitar malpensar aquello, sin querer me sonroje por eso, noté su cuello blanco al descubierto, como se marcaba su manzana de Adán a la hora de tragar mientras cerraba sus ojos, su pecho subiendo y bajando rápidamente y si respiración se escuchaba por la habitación, repasé mis ojos por todo su cuerpo, admirando todo de él, estaba guapo sin duda, eso no quitaba el hecho que habían peleado hace unas horas, y que le comenzó a caer mal, una cosa no quitaba la otra.
Sin saber el porqué no podía apartar mi mirada de Rodrigo y con él sonrojo impregnado en mis mejillas, abrió sus ojos y posó su mirada sobre mí, divisando que lo miraba descaradamente, y de nuevo siento mis orejas calentarse mientras mi corazón se acelera y esquivo sus ojos rápido, aunque es tarde supongo.
- ¿Qué?, ¿te gusta la vista? - habla de nuevo después de varios minutos sin escuchar su voz, levantándose y caminando lentamente hacía mí, esa acción me intimidó y ni siquiera sabía por qué.
Traté de retarle con la mirada, pero ahora ésta no era de odio sino de otra sensación que me causó escalofríos y no pude evitar sonrojarme por tercera vez, ¿que carajos me estaba sucediendo?.
Su rostro analizando el mío, acercándose demasiado como para no sentirme intimidado, no sabía que era lo que hacía, me estaba acorralando en aquel asiento, mis pulmones habían dejado de suprimir aire y mis manos comenzaron a sudar mientras sentía el latido de mi corazón a saltar cada vez más rápido, con miedo de que el se diera cuenta de como me había puesto, me aclaro la garganta y trago saliva para humedecer mi garganta seca.
- ¿Acaso te comió la lengua el ratón? ¿O te pusiste nervioso? - dijo con burla mirando mi rostro a sólo unos centímetros, cada vez más cerca, sintiendo su ligera respiración golpear levemente mi cuello y erizando mis vellos, posa sus ojos sobre los míos, su mirada ahora es intensa, lentamente la dirije hacía abajo posandola por mis labios, me pone aún más nervioso cuando noto que pasa su lengua por sus labios, humedeciendo los suyos, mientras vuelve a mirarme, y comienzo a sofocarme una vez más.
Por alguna razón me estaba gustando esto, la manera en que me miró era diferente a cómo me observaba en el salón de clases o en la oficina del director, él se había vuelto más atractivo a mi vista en menos de 10 minutos, dejando de lado la golpiza que nos habíamos dado hace rato.
Lo veo alejarse pocos centímetros de mí, y vuelvo a respirar decentemente y cuando pienso que ésta vez ya dejará de invadir mi espacio personal, se dirige hacía mí cuello.
- Te ves lindo sonrojado - murmura mientras suelta un risita tonta, haciendo que se forme un nudo más grande en mi garganta, no encuentro palabras para contestarle, tampoco fuerzas para separarlo de mí.
Mi respiración hace rato que está descontrolada, los vellos de mi nuca están erizados gracias a sus palabras.
Mi vista se comienza a nublar cuando de repente siento un pequeño beso en el lóbulo de mi oreja, acción la cual me hace soltar un suspiro, baja su boca hacía mí cuello rozando sus labios, sin llegar a besar, esperando una oposición de parte mía, al notar que no hay ninguna, comienza a dejar besos sobre éste sacándome más suspiros, muerde un poco la zona erógena en mi cuello, y se me hace imposible retener ese gemido que llevaba tiempo ocultando, puedo llegar a notar su sonrisa pegada a mí, mientras se despega dejándome con las ganas y con la respiración acelerada, y también desconcertado por sus acciones.
Agradezco que lo que sea que estaba sucediendo haya terminado pues en al momento que Rodrigo regresa a la camilla con una sonrisa triunfante, se divisa la puerta de la entrada abrirse anunciando la vuelta de la enfermera, rápidamente me aclaro la garganta mientras tapo mi regazo con mis manos tratando de ocultar la clara erección que ese idiota me ha causado.
La mujer no sospecha nada, o eso quiero creer, mientras nos da otros medicamentos para tomar y sanar las heridas, no pongo atención a nada de lo que indica, mi cabeza está sumida en pensamientos sobre lo que acaba de ocurrir hace momentos, y me vuelvo a preguntar, ¿qué carajos acaba de pasar?.