Enséñame a volar

By Idoia_G

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"Si a mis 38 años, soltero, friki y hogareño me dijesen que mi vida iba a cambiar radicalmente en un segundo... More

Intro
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítlulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Epílogo

Capítulo 26

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By Idoia_G


Capítulo especial narrado por el inigualable y recién casado: BRYAN

Esta colaboración solo se ha pedido porque nuestros queridos protas no recuerdan una mierda de su viaje a Las Vegas. Sí, son un par de borrachos.

No puedo creerme que hace 24 horas era un tipo normal, un piloto de aviones, que acaba de romper con su novia, porque soy un gilipollas incapaz de no mirar un par de tetas cuando se las ponen delante. Eso y que veo a una tía buena y la bragueta se baja sola. Y si la tía buena encima está llorando, me da por casarme con ella.

Venía a Las Vegas como piloto. En dos días me largo. Y al bajar del avión vi a una preciosa Diosa de ébano sentada en un asiento sollozando.

— ¡Disculpe! ¿Se encuentra bien? — Un par de enormes ojos negros me miran vidriosos y enrojecidos por el llanto, le toco un hombro y le ofrezco un pañuelo. Porque, mi madre me enseñó, que hay que ser un caballero y mi padre que siempre hay que ayudar a una dama en apuros. Así le fue a mi padre. Cuatro hijos de mujeres distintas. Y eso que solo se casó con mi madre. Vamos que mi padre era un golfo. Bueno un Hijo de puta en realidad. Porque nos enteramos de mis tres hermanos cuando mi padre estiró la pata.

— ¡Lo siento! Es que... — se suena los mocos, muy femenino todo — Es que acabo de descubrir que mi futuro marido me es infiel. — Prefiero guardarme mi opinión. Yo no puedo ser fiel. Así que...

— Bueno mujer, seguro que esto ha pasado por algo. Además, está en Las Vegas ¡Disfrute un poco!

La mujer de repente se incorpora — Tiene razón — claro que sí, siempre la tengo — Tengo que casarme en Las Vegas, hoy.

¿Cómo? ¿Yo he dicho eso? Creo que me perdido en las divagaciones de la mujer, la miro y veo que sigue hablando, pero no tengo idea de qué cojones me está diciendo.

— Mil gracias — La mujer se levanta y me abraza. ¡Joder! Huele de la hostia, su olor me embarga y me empieza a incomodar la entrepierna. Uff que calor me está entrando. Agarro a la mujer de los hombros para separarla, es alta y fibrosa y al ir a mirarla a la cara y agachar la cara sus pechos asomando con el escote de su camiseta me dejan hipnotizado. Menudo pecho. ¡Deja de pensar gilipolleces! Sólo te falta acostarte con una mujer que llora por otro. Bueno tampoco sería tan mala idea ¿no?

Total, que aquí me encuentro, en la habitación de un hotel de lujo, en una suite del amor mientras esta diosa de ébano me cabalga. Yo agarro sus caderas para ayudarme a entrar aún más en su interior. Es una locura, pero esta mujer es mi esposa. Sí, me he casado con este pedazo de mujer que me tiene loco. La acabo de conocer, es la prometida, bueno ya ex prometida, de un CEO mogollón de rico, que por lo visto se está tirando a otra mujer. Y lo ha descubierto a tres días de su boda. Así que, se ha querido vengar de él con mi idea. Yo no la recuerdo mía, pero bueno. Se ha casado a lo loco conmigo, y nos estamos fundiendo las tarjetas que ella tiene a nombre del susodicho, y vinculadas a la cuenta del CEO. No he querido pensar mucho en las consecuencias de esta mierda. Pero ya las pensaremos cuando volvamos a Berlín. Donde vivo y donde vive ella. O vivía. A lo que voy, que esta mujer me tiene loco. Llegamos a un clímax brutal a la vez, algo que me abruma y que me hace sentirme raro. Por primera vez en mi vida, no quiero levantarme y largarme o darme la vuelta y dormir. Estamos exhaustos, llevamos tres asaltos sin parar desde que llegamos al hotel. Más el polvo en el baño de la hamburguesería y las dos veces que lo hemos hecho esta mañana en el hotel donde me hospedaba.

Llaman a la puerta cuando Mel estaba empezando a besarme de nuevo, tiene ganas de más y yo no le pienso decir que no. Me aparto a regañadientes y me dirijo a la puerta. Me pongo encima uno de los albornoces antes de abrir. Abro y me encuentro a mi amigo Javi, aún borracho, y desnudo al otro lado. Además, está empapado. ¿Qué cojones?

— ¿¿Está Lola?? — mira sobre mi hombro con una mirada realmente desquiciada.

— ¿Lola? ¿Qué va a hacer ella aquí? — le miro extrañado. No salgo de mi asombro. Javi es el tipo que jamás liga, jamás sale de fiesta, jamás se emborracha y jamás le he conocido un rollo. Una vez pensé que se había liado con su amiga Sara. Ella deja poco margen a pensar algo distinto. Siempre está encima de él. Pero él siempre marca las distancias.

— Yo... estábamos en la piscina — entra sin ningún pudor en la habitación, Mel está desnuda sobre la cama sonriendo. He notado que Javi le atrae. Y es que mi amigo es realmente un tío atractivo. Aunque él va por la vida como si fuese un... sin sal. Me parto, eso es muy de su chica Lola. Me encanta esa chica. — No sé, no recuerdo.

Sin darme tiempo a cerrar la puerta aparece Lola con a especie de sábana enrollada ¿O es una... cortina? ¡La madre del cordero! ¿Qué han hecho estos dos? Ella está acalorada y entra como las locas. Cuando los he visto en la discoteca, me he quedado sorprendido, Mi colega le estaba metiendo mano, a lo guarro, a esta mujer, que déjame decirte, aquí entre nosotros, que es preciosa. Bajita, morena, con un cuerpazo, pechos de esos pequeñitos que entran en tu mano y puedes amasar con gusto. No llego a comprender bien qué pinta con mi amigo. Tiene muchos pendientes, tatuajes... Tiene unos ojos realmente grandes, casi dorados y unos labios extra carnosos que te dan ganas de morder. La verdad es que la chica es un 15 de 10. No sé si me entiendes. Encima andaluza, con mucha gracia, siempre riendo y se come a mi amigo con la mirada. No es solo sexo lo que transmiten. Es algo intenso. Yo me alegro, porque veo un Javi divertido, acorde a su edad. Un tío feliz, eso es lo que veo, cuando están juntos. Me encantaría que alguien me mirase a mí, como ellos se miran. Además, se van a casar. Quien lo iba a decir. Javi. Increíble.

— ¡Gran... du... llón! — dice entre resuellos — ¿Por qué huyes?

— ¿Huir? — Javi se gira hacia Lola — ¡¡LOLA!! — Se lanza hacía ella y la abraza con ganas. La espachurra contra su pecho — ¡Estás aquí!

— ¡Claro idiota! — le separa de un golpe en el pecho. — ¿Te han dado miedo esos guardias? Hemos pagado la habitación, no nos van a echar por bañarnos desnudos en la piscina.

— ¡Pero sí por tener sexo! — Javi se echa las manos a la cabeza.

— ¿Habéis tenido sexo en la piscina del hotel? — Ambos me miran, creo que se habían olvidado que Mel y yo seguimos aquí. Mel se me ha acercado y ha rodeado mi cintura con sus brazos. Es un gesto tremendamente íntimo, pero no me molesta en absoluto. Caroline, me hacía sentir incomodo con este tipo de gestos. Pero Mel no. Quizá, porque soy consciente de que esto es una venganza, que tiene fecha de caducidad, que nosotros no tenemos futuro.

— Si, tío — Javi, está acelerado, creo que se han tomado algo más que unas copas. Sus ojos están enrojecidos. Él me agarra de los hombros, sigue sin darse cuenta de que va... en bolas. La verdad es que jamás habría dicho que mi amigo carga tan bien. Cuando le conoces parece un friki de esos con la picha corta. Pero, que va. — Se me ha ocurrido que podíamos darnos un baño, en la piscina ¿Sabes?, y en el agua, una cosa nos llevó a la otra y acabamos follando — ¡Ha dicho follando! Esta chica ha revolucionado a mi Javi. No sabe cuánto me alegro — y ha aparecido un tío vestido de seguridad y nos ha echado y Lola ha desparecido... y yo... he perdido los nervios. — se rasca la cabeza y Lola de repente suelta una sonora carcajada. Sigue envuelta en lo que quiera que lleve puesto, Mel ha comenzado a darme besitos en el cuello ¡Buff! Me estoy poniendo muy burro. Veo con estupefacción cómo Javi se pone a reír también, como un loco, ambos se ríen. Ella le abraza y le tapa, con el trozo de tela que lleva.

— Quiero tatuarme contigo — le dice Lola de repente a mi amigo. Yo de verdad, estoy como en shock. Es todo tan surrealista. Y aún más cuando mi amigo la coje de la mano y le dice que sí. Besa sus labios, la levanta del suelo entre risas.

— Nos vamos a vestir y nos vamos a tatuar. Juntos — Lo dice dirigiéndose a nosotros. Abre la puerta de la habitación — Os recogemos en veinte minutos — y salen del cuarto. ¡Me quedo muerto!

— ¿Crees que de aquí a veinte minutos se acordarán? — me susurra Mel al oído. Me río.

— No lo sé. Pero vamos a vestirnos por si acaso. Esto no me lo pierdo por nada del mundo — Ella me da un cachete en el culo y me muerde el hombro. Estoy en una situación complicada. No me apetece salir de esta habitación, solo quiero quedarme con Mel destrozando nuestros cuerpos a polvos. Pero es que este Javi es increíble. Y no quiero perderme a ese tipo serio, centrado y clásico haciéndose un tatuaje.

— Están muy enamorados ¿verdad? — Mel resopla y se sienta en la cama — Es tan bonito. Yo podría tener eso con Josh, pero ha tenido que ponerme los cuernos y estropearlo todo. Yo lo di todo por él.

— ¿Te arrepientes de estar aquí, conmigo?

— No. Creo que me tenía que encontrar contigo para valorarme a mí. Siempre me dejo llevar por lo que a él le gusta, lo que él quiere o tiene que hacer. Estos días quiero ser yo, ser libre. Lejos de mi mundo encorsetado, donde las apariencias son lo primordial. Donde nada ni nadie se puede salir el guion. Esta es mi mayor locura. La mayor de toda mi vida. Y no quiero arrepentirme jamás. — Se levanta y se acerca a mí — Me ha encantado conocerte. Eres genial Bryan. Y el sexo contigo es el mejor que he tenido nunca — me abraza.

El roce de nuestras pieles me eriza el vello de la nuca. Para mí, este día, también ha sido el mejor sexo de mi vida. Pero no se lo voy a decir. Ella deberá volver a esa realidad donde está su Josh, su familia, su trabajo. Y yo solo seré, si ella quiere un apoyo, que la ayude a enfrentarse a eso. Nada más. Además, que yo no le puedo ofrecer más. Y menos una relación o amor. Sexo sí, en eso hemos demostrado que pasamos el examen con nota, pero no más.

Ya nos hemos vestido, han pasado treinta y cinco minutos. Javi se ha olvidado o se ha dormido fijo. Mel mira por la ventana con gesto melancólico. Yo le doy su espacio. Llaman a la puerta y voy a abrir.

— ¡Estamos aquiiiii! — Lola levanta su mano entrelazada con la de Javi, que la mira con devoción. Mi colega está hasta las trancas. Espero que ella no se la lie, y le haga daño. Javi se merece lo mejor.

— ¿Preparados para tatuaros los dos? — Mel deja claro que los dos se van a tatuar. Por si Javi aún no ha caído en el detalle.

— Listos — mi amigo se adelanta — ¡Vámonos!

Se van de la habitación y salimos tras ellos. Cojo la mano de Mel, me apetece sentir el calor de su piel en la mía. Vamos por las calles, Lola y Javi fuman hierva. Llevan un rato pasándose un cigarrillo que huele a kilómetros, y me da que no es el primero. Mi colega va a acabar como el rosario de la aurora. Va a necesitar días de descanso para recuperarse de esta. Aunque va tan gracioso. Lleva las mejillas super coloradas, solo tiene bromas y risas para todos. Se hace fotos con Lola de todas las formas posibles. Se tumban en la hierba, foto, se sientan en un banco, foto, se han comprado algodón de azúcar, foto, Javi le ha comprado mil globos de coleres a Lola, foto, los globos has salido volando, foto, Lola se sube sobre él y hacen el avión mientras se ríen, foto. Menuda estampa. Pero nos hacen reír con sus payasadas. Jamás pensé que mi amigo fuese así de divertido.

Llegamos a un estudio de tatuajes y los dos locos estos, entran. Vamos tras ellos. Una chica super mega tatuada y con dilataciones en las orejas se acerca sonriente.

— ¿Qué queréis?

— Tatuajes a juego — Suelta Javi. Se le ha ido la cabeza. Mañana se va a arrepentir fijo.

— ¿No le vas a decir nada? — Me dice Mel por lo bajo

— Noop — le digo con una sonrisa sin dejar de mirar a los tortolitos.

— ¿Y qué tenéis pensado? — Javi, mira a Lola y ella saca el móvil.

— Queremos esto — La chica mira el teléfono de Lola y sonríe — Yo lo quiero aquí — se levanta la camiseta y le señala el costado.

— Y yo aquí — Javi se señala el pecho. Romántico. Es un pasteloso de la hostia el tío.

Miro por encima del hombro, veo una foto de una tarta, hay un dibujo de unos aviones super chulo y una frase que no llego a leer. La tatuadora, les pide a cada uno de ellos que escriban una frase en un papel, entra con el teléfono en una salita y después de unos 20 minutos sale con dos diseños.

— ¡Qué pasada! — Mel se tapa la boca impresionada. La verdad es que la chica se ha currado unos dibujos super chulos. Cada uno va en una zona del cuerpo, así, que los ha amoldado a esas zonas. El de Lola lleva el dibujo arriba y la frase ladeada con la letra de Javi. El de Javi lleva el dibujo en el lado y la frase con la letra de Lola. Se los superpone a cada uno y ambos se los miran — Hasta yo quiero un tattoo — Mel me mira. ¡No! Niego con la cabeza, ni de coña. — ¡Venga! Un hilo rojo en los dedos meñiques. Es nuestro destino. Y quiero recordar esto siempre.

Y me convence. No te sabría decir cómo lo ha hecho. Todos acabamos tatuados. ¿Y mi cara? Imagínate. He acabado con una fina línea toja alrededor de mi dedo meñique, en el lateral exterior simula llevar un nudo y un hilo que cae por el lateral hasta perderse por la muñeca. Mel lo lleva igual que yo. Es el mismo. Yo en la mano izquierda y ella en la derecha y si ella se pone a mi izquierda y nos damos la mano el hilo se junta y parece que estemos unidos por él. La tatuadora está encantada y nosotros cuatro también.

Nos vamos de allí con bastantes dólares de menos. Todos los tatuajes corren a cargo del CEO infiel. Javi no quería, pero después de todo, Mel le ha insistido y le ha convencido. Estamos llegando al hotel y Lola saca una bolsita con Marihuana de su bolsillo. ¡La madre que la trajo al mundo! Comienza a hacerse otro cigarrillo.

— ¿Podemos ir a un baño? — me pregunta Mel — me hago pis.

— Claro — miro a mi alrededor. Hay una cafetería cerca de aquí — Javi — está dándole una calada a su cigarro de marihuana, levanta la cabeza y me mira — Vamos a esa cafetería, al baño. Volvemos en seguida — Lola se sienta en el regazo de mi amigo y ambos asienten.

Vamos a la cafetería, no hay mucha gente, espero a Mel tomando una botella de agua.

— Ya estoy — me dice, la miro y es espectacular. Lleva un vaquero super ajustado y un top que muestra su generoso pecho. Buah, está buenísima. No puedo dejar de pensar en volver al puto hotel y follármela otra vez. Menudo vicio. Miro mi tatuaje, escuece un poco, pero en realidad me gusta mucho. Pienso que tenemos algo para siempre. Solo nuestro. Sonrío.

— Bien, vámonos — me levanto y le tiendo la mano. Ella entrelaza sus dedos con los míos y salimos de la cafetería. Encontramos a Javi tirado en el banco donde le hemos dejado. Está ¿Dormido? Y Lola, nada. De Lola ni rastro.

— ¡Javi! — le doy en el hombro con la mano. Javi abre ligeramente los ojos. Pero le cuesta mucho. Le está dando un bajón. Normal, con la fumada y el alcohol que lleva. — ¿Y Lola?

— ¡Lola! ¡¡¡SE LA HAN LLEVADO!!!

— ¿Quién? — Le pregunto.

— ¿Quién qué? — me mira extrañado y se rasca la nuca. Se le ha pirado la cabeza.

— ¿Lola, dónde está? — le agarro de los hombros y le zarandeo. Tiene que reaccionar.

— ¿Lola? ¡Mierda! Dos tipos, han venido y se la han llevado.

— ¿De qué hablas?

— ¿Por qué no la has ayudado? — Mel le grita. Creo que estamos sin comprender nada. Y solo espero que no se la hayan llevado para venderla como en las noticias esas de la trata de blancas. ¡Joder! Que dramático.

— Yo... yo... Ellos... — solloza — se la han llevado y yo no he podido hacer nada.

— ¿Sabes cómo eran los tipos?

— Ella se ha ido con ellos. Me dijo que era lo mejor. ¿Igual se ha ido al hotel?

— ¿Al hotel? — no entiendo nada— ¿Se la han llevado unos tipos o se ha ido ella? ¿Habéis discutido? — Javi me mira, pero no me ve. Tiene la mirada perdida.

— No... no lo sé. Está en el hotel seguro.

Lo dice muy convencido. Miro a Mel y ella se encoje de hombros. Le pido el teléfono a Javi que no sabe ni donde está. Totalmente ido. Miro su agenda y llamo a Lolita. Suena y suena. Nada. Llamo de nuevo, suena y suena. Nada. Llevamos cerca de hora y media buscando por todos los bares, cafeterías, casinos y hoteles de los alrededores, pero nadie ha visto o sabe nada de Lola. Realmente estoy preocupado y Javi no ayuda. A veces se desespera buscándola, otras, asegura que se ha ido al hotel y otras, se quiere dormir.

— Vamos al hotel. Y probamos a llamar de nuevo — le digo a Mel.

— ¿Pedimos un taxi? — Me pregunta Mel. Y sí, le asiento, es lo mejor. Con mi amigo en este estado no vamos a llegar muy lejos. Además, no sé si sabríamos llegar desde aquí.

Llegamos al hotel y subimos a nuestro cuarto. Javi entra disparado hacia el baño y vomita. Nunca lo he visto tan desfasado. Mel se ríe, dice que le resulta gracioso verle así. Mañana cuando mi amigo esté que no haya quien le aguante, verás como no le hace tanta gracia. Llamo a la recepción para preguntar por Lola, pero ella no ha vuelto. Al menos no saben decirme. Llamo a la habitación de mi amigo y nada de nada.

Javi se desnuda. Dice que tiene calor. Se tumba en la cama boca abajo y se queda tronchado. ¡De locos! Mejor esperamos a mañana y a ver que pasa con Lola.

Mel se me acerca.

— ¿Quieres un baño conmigo?

Y sí, quiero. Jajaja. Sí, eso ya se lo he dicho antes. Nos metemos en la bañera llena de agua y espuma y jugueteamos como más nos gusta. Nos relajamos y llegamos incluso a dormitar metidos en el agua tibia, mientras mi mujer está con su espalda en mi pecho, la noto respirar y le acaricio los brazos. Tan suaves. Huele tan bien. Pasamos así mucho tiempo y tenemos sexo hasta culminar un par de veces más.

Suena un teléfono, levanto la vista hacia la habitación porque hemos estado con la puerta abierta todo el rato. Javi sigue roncando como el loco borracho y colocado que es. Se corta y vuelve a sonar.

Llevo un rato escuchando las llamadas, pero Mel está dormida sobre mi cuerpo y no quiero despertarla. Javi, ni se entera.

Después de una hora. Decido que debemos salir del agua. Se ha quedado fría y nos vamos a resfriar. Mel se mueve, le beso sobre el pelo.

— ¡Vamos! Debemos salir del agua — le susurro al oído. Ella se remueve y se acaba levantando. Salimos de la bañera y ella se pone frente a mí.

— He dormido de lujo Bryan — besa mis labios. Es un beso lento y cálido. Un calor que me recorre todo el cuerpo en tan solo un segundo, rodeo su cintura y la acerco hacia mí. Nos besamos sin pensar en nada más. Y es genial. Me separo, necesito una dosis de realidad. Le tiendo una toalla y la seco todo el cuerpo sin dejar de mirar sus ojos, tan negros, tan intensos. Ella sale hacia la habitación y yo me quedo secándome. Necesito un minuto solo. Necesito pensar, centrarme. Esto no es real. Ella no es tu mujer de verdad. Solo ha sido una locura. Dicen que, "Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas" ¿no? Pues eso ha sido lo nuestro. Y se quedará como una anécdota más de Las Vegas. Solo eso. Me miro al espejo. Veo mi tatuaje. Recuerdo que debemos hidratarlos para que cicatrice bien. Tomo la pomada y me la hecho sobre el tattoo. Salgo del baño. Mi mujer... perdón, Mel está frente a mi amigo desnuda. Él tiene los ojos como platos mirándola. Se intenta incorporar.

— ¡¡LA HOSTIA!! — Veo el horror mientras se mira el pecho, se lo toca — ¡Joder! ¡Joder! — levanta la vista de nuevo y entonces me ve salir ahí, con la toalla. Me acerco a Mel y le tiendo un albornoz sobre su desnudo cuerpo. Ella se da la vuelta riendo y me besa. Se mete en el baño y cierra la puerta.

— ¡Vaya dormilón! ¿Cómo te encuentras? — le pregunto y veo el desconcierto en su cara, es sus gestos, en todo — Y tápate. No quiero que pongas cachonda a mi mujer.

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