SUNFLOWER | Harry Potter

By etrnaldream

311K 25.3K 45.3K

ㅤ❪ 𝗦𝗨𝗡𝗙𝗟𝗢𝗪𝗘𝗥. ㅤ𝒘𝒊𝒕𝒉 𝒍𝒐𝒗𝒆, etrnaldream.❜❜ El girasol simboliza el amor y la admiración, y es... More

──── 𝕻𝖗𝖔𝖑𝖔𝖌𝖚𝖊.
Chapter one.
Chapter two.
Chapter four.
Chapter five.
Chapter six.
Chapter seven.
Chapter eight.
Chapter nine.
Chapter ten.
Chapter eleven.
Chapter twelve.
Chapter thirteen.
Chapter fourteen.
Chapter fifteen.
Chapter sixteen.
Chapter seventeen.
Chapter eighteen.
Chapter nineteen.
Chapter twenty.
Chapter twenty-one.
Chapter twenty-two.
Chapter twenty-three.
Chapter twenty-four.
Chapter twenty-five.
Chapter twenty-six.
Chapter twenty-seven.
Chapter twenty-eight.
Chapter twenty-nine.
Chapter thirty.
Chapter thirty-one.
Chapter thirty-two.
Chapter thirty-three.
Chapter thirty-four.
Chapter thirty-five.
Chapter thirty-six.
Chapter thirty-seven.
Chapter thirty-eight.
Chapter thirty-nine.

Chapter three.

10.8K 915 1.1K
By etrnaldream

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐒
───────────────
La primera clase y casi falta.
(parte I)

.

OMNISCIENTE.

Cerca de las seis de la mañana sonó el despertador de Lola; un simple reloj antiguo al cuál siempre debía pegarle en la parte superior para apagarlo.

Y su ruido siempre le ocasionaba dolor de cabeza, todas las mañanas.

Se quedó viendo el techo pese a la poca luz, y frotó sus ojos con las manos en un intento de poder "refrescar" su rostro y reaccionar.

Claro que lo hizo cuando recordó lo que sucedió la noche anterior.

Albus entrando a su habitación, sacando la botella de whisky de fuego, entregándosela a Scorpius, los dos bebiendo entre risas y cantos de canciones que nunca en su vida había escuchado.

Y alrededor de las dos de tres de la mañana, los dos se recostaron en el suelo con la botella literalmente vacía cuando estaban muriendo de sueño y con el cuerpo repleto de alcohol.

Némesis también quiso unirse a ellos, pero Lola se lo impidió, recordándole que mañana tenían clases bastante temprano.

Justo con el señor Potter.

Al principio lloriqueó un poco para tratar de convencerla; pero convencer a Lola era muy difícil.

Así que sólo se metió a su cama y esperó a que los chicos hicieran silencio para cerrar los ojos, y la rubia hizo exactamente lo mismo.

—Mierda y más mierda. —susurró, poniéndose de pie.

Se colocó su bata por encima de los hombros, caminando a duras penas debido a que no conseguía ver nada de lo que había en el espacio.

Sólo entrecerró los ojos, dando pasos cortos para no tropezar.

Aunque de todas formas lo hizo.

Su pie izquierdo aplastó la botella de vidrio; ésta rodó por el suelo a los segundos, y sus piernas perdieron el equilibrio en totalidad, lo que la hizo caer de golpe.

Por suerte o desgracia, dos cuerpos poco visibles amortiguaron su caída, perjudicándolos a ellos por el peso repentino sobre ellos.

—¿Qué diablos...? —Albus se quejó.

Sus manos golpetearon el cuerpo de la chica hasta llegar a su rostro; sus dedos acariciaron el puente de su nariz, desviándose a los pómulos y finalmente rozando sus labios.

—¡Albus Potter! —exclamó, ahora despertando al resto de personas en la habitación.

Una luz pequeña se encendió proveniente de la mesa de noche que separaba las camas, y Némesis frunció el ceño, revelando la escena y sus pelos revueltos.

El chico abrió la boca con sorpresa, y automáticamente alejó sus manos de Lola para permitirle ponerse de pie.

—L-Lola... —sonrió angustiado— ¿Buenos días?

Scorpius aún no decía nada pero sus ojos estaban abiertos; estaba perdido y su mente parecía que seguía sin despertar.

Albus lo ayudó con eso, brindándole una cachetada.

Parpadeó, recuperando al cien porciento su conciencia. —¿Pero qué mierd-

—¡Se bebieron toda la maldita botella! —se agachó para recogerla, agitándola en su mano— ¡Hoy comienzan nuestras clases, les dije que no podían beber! ¿De dónde sacaste eso, Potter?

Él alzó una mano para intentar silenciarla con ese gesto.

—Lola, estás diciendo muchas cosas y con suerte entendí la mitad de tu primera frase. —se quejó, impulsándose con el borde de la cama para levantarse— Déjame reaccionar.

—¿Quieres reaccionar después de que bebieron como si fuera agua?

El rubio suspiró, recostándose en la cama de Lola.

—Sólo queríamos un poco de diversión... se nos fue de las manos, lo reconozco por los dos.

—Las diversiones se pueden tener los fines de semana.

Tomó el brazo del chico para levantarlo, agarrando después su mochila que estaba tirada en el suelo para pegarla a su pecho.

Hizo lo mismo con Albus, pero a él lo arrastró con un tirón de oreja hasta la puerta.

Los dos se quedaron en el pasillo, teniendo todo el uniforme desordenado.

—Se van a dar una buena ducha de agua fría para despertar, y los quiero a las siete en punto esperando. —ordenó.

Y sin darles tiempo para responder, les cerró la puerta en la cara, recostándose en ella con un suspiro de frustración.

Tenía los ojos cerrados, acariciando su frente para calmar el dolor que le habían provocado.

Pero los abrió cuando Némesis soltó una risa.

—¿Qué es tan gracioso? —rodó los ojos, yendo hasta la cama.

—Que sólo te estás estresando por cosas estúpidas. —se encogió de hombros— No tiene nada de malo que hayan bebido.

—Pero ahora el señor Potter está aquí, y no quiero que Albus tenga problemas. —se sentó en el borde del colchón— Menos después de lo que le haya pasado anoche... llegó tan raro.

Némesis se destapó, imitando su postura.

—¿Qué crees que sucedió?

Bajó las esquinas de sus labios. —No lo sé, pero tampoco hay que presionarlo para que nos diga.

—¿Habrá sucedido algo con su madre? —siguió preguntando.

—De haber sido así no estarían aquí, Némesis. —respondió obvia— Mejor ve al baño a mojarte la cara, siempre tardas una eternidad allí.

La chica no dijo otra palabra más; sólo se puso de pie y revisó el reloj, jadeando de la sorpresa al ver la hora.

Eso la hizo sentirse cansada automáticamente; había acostumbrado a despertarse cerca de las once de la mañana durante las vacaciones, y acostumbrarse a la rutina dentro de Hogwarts sería un infierno para ella.

Mientras tanto, Lola estiró las colchas de su cama, procurando que los extremos inferiores de éstas quedaran bajo el colchón y así no se saldrían a mitad de la noche.

Colocó su almohada favorita en la cabecera, y su pequeño oso de peluche que había sido un obsequio de su padre cuando cumplió su primer año.

Desde ese entonces ha tratado de conservarlo tal como se encuentra; sin considerar una pequeña rotura que Albus le hizo en tercer año.

Lola lo ignoró por dos meses.

Le dio risa de sólo recordarlo, pero por suerte él mismo se ofreció a coserlo con una aguja y un hilo delgado, pinchándose los dedos en algunas ocasiones.

No tuvo el mejor resultado, pero prefería eso a tener el relleno expuesto.

—¿Crees que deba tener el cabello recogido? —Némesis se asomó a la habitación.

La rubia aclaró su garganta, viéndola. —¿Cómo te sientes más cómoda?

—Volviendo a la cama.

Su comentario la hizo rodar los ojos con diversión, y fue hasta ella para ingresar al baño, empujándola con sus caderas al notar que tardaría más de lo esperado.

Se inclinó para acumular agua en sus dos manos y llevarlas a su rostro, frotando con suavidad y asegurándose de que el aspecto dormilón desapareciera.

—Te queda mucho mejor el pelo suelto. —opinó, viéndola a través del espejo.

—¿Si?

Frunció los labios, juntando su cabello hasta alzarlo a la altura que a ella le gustaría; se vio poco convencida, y finalmente lo soltó con una queja cuando éste quedó más desordenado que antes.

—Hmm, creo que te haré caso. —tomó su cepillo, peinando primero las puntas— ¿Qué te harás tú?

Esta vez se vio a ella misma. —Sabes que nunca me hago nada.

—¿Ni siquiera hoy será la excepción?

Negó.

—Ni siquiera hoy.

Cinco minutos después, Lola salió luego de haber cepillado sus dientes y cabello, dejándolo más lacio de lo que ya era.

Se vistió con su uniforme, metiendo la blusa blanca por debajo de la falda para que ésta quedara más ajustada. Se abrochó la prenda y siguió con sus zapatos.

Siempre dejaba para el final la túnica, aunque muy pocas veces la usaba; habían momentos en los que le causaba mucho calor y debía guardarla en su bolso.

—Mejor lo voy a recoger. —escuchó a Némesis hablar sola en el baño— ¡Ay, no sé!

Sólo pudo sonreír, concentrándose en arreglar sus medias antes de introducir sus pies en los zapatos, ajustando el broche para que éstos no se salieran mientras caminaba.

Una vez le pasó, y quiso morir de la vergüenza cuando Albus y Scorpius comenzaron a lanzárselo entre ellos en el pasillo.

McGonagall los vio, y los amenazó con notificarles a sus padres sobre esa clase de humillación hacia la rubia.

Ese fue otra anécdota que terminó en no hablarse por dos meses más.

Y claro, Némesis era básicamente una lechuza entre ellos.

Al terminar de arreglarse, se dirigió al espejo que había colgado en la pared de la habitación, y anudó su corbata hasta que quedara pegada al cuello pero sin llegar al punto de ser ahogada por el material.

—¿Cuánto te falta, Némesis? —preguntó, alzando un poco la voz.

—Uhm... tuve un inconveniente. —murmuró, llamando la atención de la rubia— Creo que tardaré un poco más.

Fue directo a la puerta pero sin abrirla. Dio suaves golpes, y esperó a que la chica dijera alguna palabra.

—¿Estás bien?

No respondió.

—Némesis. ¿Qué ocurrió? —insistió, volviendo a golpear.

—Me bajó...

Pese a que arrastró sus palabras avergonzada, entendió lo que dijo, y sólo apretó los labios. Comprendía cómo se sentía, era muy jodido que algo así sucediera.

Especialmente el primer día de clases.

—¿Necesitas algo?

Negó con un ruido de garganta. —No, tenemos todo aquí en el baño por suerte. Gracias.

No iba a molestarla más, así que fue a su cama para tomar su bolso y luego desviarse al escritorio donde tenía una libreta de tamaño medio; siempre usaba una la primera semana.

Luego distribuía sus apuntes a diferentes cuadernos, dependiendo la clase.

Se aseguró de tener su pluma junto a la tinta, y claro, su varita.

Pero esa iba en la liga de cuero que solía tener en su muslo, debajo de la falda. Creía que era mucho más seguro tenerla allí, en cambio en los bolsillos podía caerse o cualquiera podía robarla.

—Oye. —habló contra la puerta, esperando que Némesis escuchara— Iré a ver a los chicos, te esperaremos abajo.

—Bien, te quiero.

Lola sonrió. —Te quiero.

Entonces abandonó la habitación, bajando las escaleras que guiaban a la sala común y yendo recto a las que estaban en frente.

Todo estaba aún oscuro, silencioso; se notaba que nadie estaba listo.

Con cautela buscó la puerta del cuarto de Albus y Scorpius, y ni siquiera tuvo que golpear cuando se dio cuenta de que ésta estaba abierta.

Le sorprendió que hayan dejado un pequeño espacio, pero ingresó.

Recorrió el lugar con la mirada, buscando alguna señal de ellos en el interior.

Y encontró una cuando un brazo se asomó por el costado de una de las camas, casi tocando el suelo.

—Idiotas. —rodó los ojos.

Cerró la puerta a sus espaldas, y ahora sin importarle generar ruido, fue hasta el chico que tenía el brazo colgando, tirando de éste hasta casi hacerlo caer.

No lo haría, tampoco era tan cruel.

—¿Es en serio? —le habló— Les dije que se dieran una ducha, apestan a whisky.

Albus limpió el rastro de saliva que había en su comisura, y alzó la mirada para encontrarse a Lola con facciones serias.

—¿Q-qué... haces aquí? —tartamudeó— ¿Qué hora es?

Las voces hicieron que Scorpius despertara, y lo primero que hizo fue cubrirse con las sábanas hasta la cabeza.

—Da igual la hora, yo sólo les pedí una cosa y no la cumplieron.

Destapó al chico, teniendo que cubrirse los ojos rápidamente por su cuerpo semi desnudo; jamás lo había visto así.

—¡Albus! —se volteó, conteniendo las ganas de tirarse sobre el rubio cuando lo escuchó reír.

—¡Estoy en mi cama, soy libre de dormir como quiera!

Lola golpeó su pie contra el suelo, y con los ojos tapados, se giró hacia él para hablarle, esperando que Scorpius también captara el mensaje.

—Irán ahora mismo a darse una ducha, me da igual si se meten los dos a la vez. —dijo firme— Tienen media hora para arreglarse, y subiré aquí cada diez minutos para asegurarme.

—¿Subirás? ¿Dónde estarás?

—Abajo. —respondió obvia.

Escuchó cómo Scorpius resopló, y tapó el costado de su vista para verlo con los ojos entrecerrados, consiguiendo que él fuera el primero en ponerse de pie para ir al baño.

—Maldita sea. —se quejó, estirando sus brazos con cansancio.

—¡Y rápido!

Acomodó su bolso sobre el hombro derecho y salió de la habitación, dando sin querer un portazo que seguramente despertaría a la mitad de los chicos.

Y sabrían que había sido ella cuando la vean solitaria en el sofá de la sala común, disfrutando del calor que brindaba el fuego a unos pocos metros.

[ . . . ]

Cayó por tercera vez al sofá con frustración cuando fue a ver a los chicos; Scorpius seguía metido en la ducha, y Albus aprovechó esa situación para volver a dormir.

Esta vez Lola lo dejó caer de la cama, y sonrió viendo que él intentaba ponerse de pie, balbuceando palabras sin sentido.

Por estar aún medio dormido y con la mitad del cuerpo repleto de alcohol.

—¿Aún no están listos? —la voz de Némesis se oyó al final de las escaleras.

Lola asintió rodando los ojos, y le dio un espacio a su mejor amiga para que se sentara con ella.

Rodeó sus hombros con un brazo, y Némesis apoyó la cabeza contra la de ella, suspirando con poco ánimo; odiaba cuando llegaban sus fechas de periodo.

—¿Segura que quieres ir a clases así? —le preguntó.

—No tengo opción. —refunfuñó— Aunque quizás mañana no asista, el segundo día siempre suele ser el peor.

—Yo puedo justificar por ti, así que tranquila. —brindó caricias suaves en su hombro.

Se quedaron en un completo silencio viendo cualquier punto del lugar, a la espera de que los dos chicos aparecieran para poder irse por fin.

Pero no contaban con que cerrarían los ojos luego de verse en una situación muy relajante.

La cabeza de Némesis cayó sobre el pecho de Lola, y la rubia la envolvió —estando dormida— con sus brazos; una escena similar a la de una madre abrazando a su hija.

Pasaron dos, cuatro, seis e incluso quince minutos y en ningún momento se percataron del resto de estudiantes que las veían al pasar.

Muchos rieron, haciendo señas frente a sus rostros para ver si así despertaban; pero nada. El estado tan profundo causaría complicaciones a la hora de despertarlas, y sus dos mejores amigos lo confirmaron.

El primero en quejarse fue Albus.

—¿Por qué ellas sí pueden dormir y nosotros no? —gruñó, avanzando hacia ellas.

Dio suaves golpes en el rostro de Lola, mientras que con la otra mano hacía exactamente lo mismo pero con Némesis.

La pelinegra gruñó, devolviendo el manotazo a ojos cerrados para acomodarse mejor contra el cuerpo de la rubia.

En cambio Lola parpadeó un par de veces para adaptarse a la claridad que brindaban las luces, y observó con confusión a los dos chicos frente a ellas de brazos cruzados.

—¿Tienes idea de qué hora es, Windsor? —murmuró— Siete, son las malditas siete.

—¿Ahora eres tú el que va a regañarme? —chistó, moviendo con suavidad a Némesis— Es culpa de ustedes por tardar tanto.

—Pero pudieron haber bajado sin nosotros.

Se puso de pie cuando Némesis se despertó, soltando una grosería dirigida a Albus cuando él volvió a darle otro golpe sin esperar que ella se diera cuenta.

—No te persigo por todo el castillo sólo porque no estoy de humor. —le enseñó su dedo del medio.

Como siempre, ellos fueron más adelante mientras intercambiaban palabras, o más bien insultos.

Scorpius se rió de ellos, y abrazó a la chica a su lado mientras avanzaban y dejaba un beso en su cabeza. Le pareció el doble de divertido escuchar cómo gruñía pero se dejaba abrazar.

—No te enojes. —le dio un suave empujón, saliendo de la sala común— Sabes que no lo haremos otra vez, sólo hay excepciones en caso de fiesta.

—Sé que soy un poco pesada, pero lo hago porque no quiero que los castiguen el primer día como en quinto año. ¿O eso ya se te olvidó?

Hizo una mueca. —No, no lo olvido. Pero ahora está el señor Potter, él no sería capaz de hacerlo.

—Que nos conozca de hace mucho tiempo no quiere decir que dejará su rol de profesor por nosotros.

—¿Quién dice que no? Él nos quiere. —dijo con seguridad.

—Ya lo veremos, y luego voy a reírme de tu cuando te diga que estás castigado. —sonrió con maldad— Te tendrá limpiando el salón toda la tarde.

Entrecerró los ojos, inclinándose un poco para poder verla a la cara. —Y ahí es cuando le diré que tú también tuviste culpa. Te dormiste, Lola.

—Que observador.

Al llegar al Gran Comedor, la mayoría de estudiantes de todas las cosas ya estaban sentados y disfrutando del desayuno; otros fueron más rápidos y estaban tomando sus cosas para irse.

—¿Qué hora es? —Lola susurró una vez se juntó con los otros dos faltantes.

—No lo sé. —respondió Némesis— Pero si ves a un profesor sólo recibe tu horario y no digas nad...

—¡Señor Potter! —interrumpió Scorpius con un grito.

Las dos chicas le lanzaron una mirada asesina, pero tuvieron que actuar normal cuando el mencionado dejó de repartir los horarios a la mesa de Gryffindor y fue con ellos.

Y por su rostro, sabía que iban a salir regañados.

—Buenos días. —saludó, viendo a todos los integrantes del grupo— ¿Por qué bajan a desayunar a esta hora?

—Papá, son las siete. —Albus se sentó, observando qué había para comer.

—Siete y media.

Lola inmediatamente apretó los labios, evitando así que un insulto saliera de su boca en dirección a Albus. Él lo notó, y sólo sonrió con angustia, dándole la espalda.

—El resto ya está por terminar, muchachos. —observó las demás mesas— Así que apresúrense y díganle a su jefe o jefa de casa que les entregue los horarios.

—Sí, profesor. —todos murmuraron a la vez.

Sin decir nada más, se alejó, y Lola lo primero que hizo fue empujar el vaso del que Albus estaba bebiendo. Empapó un poco su uniforme, y él se quejó observando la mancha que quedó en su pantalón.

—¡Lola!

—¡Siete y media, Albus Potter! —gruñó, alzando su mano para llamar a la profesora de pociones— Si pudiera te mataría.

—Bueno, lo siento. —se disculpó, limpiándose con una servilleta— Creí que era más temprano, aparte se veían muy graciosas durmiendo.

—Gracioso se verá el tenedor enterrado en tu ojo.

Mientras comían su desayuno con algo de prisa, Carolyn —la profesora de pociones— les entregó el horario, indicando que por favor fueran puntuales con cada clase para no generar problemas con el aprendizaje.

Némesis codeó a Albus ante dicha mención, y él se inclinó para susurrarle algo que los demás no pudieron escuchar.

Pero por el suspiro que dio Némesis, Lola adivinó que no había sido nada lindo.

—¿Cuál es nuestra primera clase? —Scorpius miró el horario de Lola, puesto que él ya lo tenía doblado en su mochila.

La chica observó las clases indicadas para el día lunes, y sus hombros cayeron. —Defensa.

—Bien, aún tenemos algo de tiempo antes de que comience la clase.

Entonces se enfocaron netamente en terminar el desayuno que se habían servido.

Ninguno habló, todos parecían estar concentrados en lo que ingresaba a su boca y los movimientos de los alumnos por el comedor.

Lola quería estar segura de que no llegarían tarde, y ver que de a poco iban saliendo le ponía los nervios de punta.

Sabía que conseguir el primer lugar también requería ser responsable, y lo necesitaba.

No por ella, por su padre.

—¿Qué piensas tanto? —la voz de Scorpius relajó su mente pensante.

Le sonrió con cansancio. —Nada, lo mismo de siempre.

—Todo saldrá bien este año. —aseguró, tomando su mano por encima de la mesa— Y si no, nos tienes a nosotros.

Suspiró.

—¿Nunca sentiste miedo por decepcionar a tu padre, Scorp?

Él mordió el interior de su mejilla.

—Muchas veces, especialmente después de que... mi madre muriera, ya sabes. —su mirada vacía contempló su plato— Siempre tuve miedo de no ser el hijo que merece, de no poder dar todo lo que a él le gustaría.

—Tu padre te adora, Scorpius. —lo consoló con su dulce voz— Nunca había visto a un padre tan orgulloso de su único hijo.

Sus palabras hicieron que los ojos de Scorpius brillaran de la emoción; Lola se dio cuenta de que nunca le dijeron algo como eso.

Se sentía satisfecha de ser la primera, porque a partir de ese momento lo diría siempre.

Adoraba verlo feliz de sí mismo.

—Tu padre también está orgulloso, Lola.

Se encogió de hombros. —Pero sé que lo estaría más si cumplo con lo que me pide...

—¿Y tú estarías orgullosa de conseguir algo a base de la presión de alguien más?

Iba a responder a su pregunta pese a que se quedaba sin palabras, pero la voz de Némesis junto a las señas de Albus consiguieron que se distrajera, al igual que Scorpius.

—Lamentamos interferir en su hermosa burbuja romántica y sentimental, pero vamos tarde.

Lola alzó la cabeza, fijándose en que sólo quedaba un pequeño grupo Ravenclaw en el comedor que estaba en la misma situación de ellos; apresurados por ir a clases.

Albus bebió lo que quedaba en su vaso, y se tropezó al momento de levantar una pierna para salir de su asiento, amenazando a Némesis cuando la escuchó burlarse con fuertes carcajadas.

Scorpius apoyó su mano en la espalda de la rubia, guiándola por el pasillo hasta salir del comedor.

—Bien, si llegamos en cinco minutos podemos aprovechar de que el señor Potter aún no esté en la clase.

—Genial. —Albus hizo una pausa— ¿Y dónde está el salón?

—En el maldito tercer piso, ¿ya no te acuerdas?

Avanzaron a pasos apresurados por el pasillo hasta las escaleras que los guiarían a la torre donde estaba el salón.

Éstas parecían ser infinitas debido a lo apresurados que iban y preocupados por no tener la primera falta del año; en realidad, la más preocupada del grupo era Lola.

Pero se aseguraría de que ésto no sucediera mañana, lo dejaría pasar sólo por ser primer día.

Y lo que debía conseguir es que Harry también.

—¡Por favor, n-necesito una pausa! —Albus jadeó detrás de ellos, apoyándose en sus rodillas.

Todos aprovecharon para detenerse también, respirando con el corazón acelerado por haber corrido un trayecto demasiado largo por tantos minutos.

—Ya estamos aquí, sólo... actúen normal. ¿Quieren?

—¿Crees que pueda actuar normal con el corazón en la boca? —gruñó Némesis— Y ya necesito ir al maldito baño.

Lola retomó su postura, tragando saliva. —Ve, yo hablaré con el señor Potter.

—¿Estás loca? ¿Le vas a decir que estoy derramando sangre frente a toda la clase?

—¿Que estás derramando qué?

La pregunta de Albus y Scorpius la hizo rodar los ojos, haciendo un gesto con la mano para restarle importancia a lo que acababa de decir.

—Da igual, entremos de una vez.

Para suerte o desgracia de todos, la puerta del salón estaba abierta, y Lola miró al techo cuando se percató de que Harry ya estaba dentro; especialmente sentado en el borde de su escritorio.

—Diez minutos tarde. —habló, viendo el pequeño reloj que tenía en su mano.

Lo cerró, metiéndolo en el bolsillo de su abrigo y entrelazando sus manos en la espera de una explicación.

Todas las miradas se centraron en ellos, quienes sólo fueron a sentarse en los espacios vacíos y dejando a Lola de pie en el marco de la puerta.

Claro, ella debía justificar como siempre.

Avanzó a pasos temerosos, sintiendo vergüenza de que nadie dijera nada y se formara un silencio incómodo. Todos parecían querer escucharla.

—Profesor Potter... —murmuró.

Pero antes, él puso su mano frente a ella para que no siguiera hablando, y vio a sus espaldas.

—No tienen nada que escuchar aquí, por favor saquen sus pertenencias y esperen a que yo termine. —ahora miró a la chica— Acompáñame afuera.

Harry avanzó con una postura firme y recta, pareciendo siempre seguro; en cambio Lola parecía un pequeño ciervo temeroso.

Ver al señor Potter como profesor le estaba intimidando demasiado.

Una vez estuvieron fuera, él cerró la puerta del salón para que ninguno de los que estaban dentro pudieran escuchar.

—No me gustaría que alguno de mis estudiantes se sintiera incómodo o incómoda, así que es mejor aquí. —suspiró— ¿Qué es lo que tiene para decir, señorita Windsor?

Jugueteó con sus manos. —Quiero disculparme por parte de los chicos y de mi, tuvimos inconvenientes que hicieron que nos retrasemos unos minutos.

—Diez minutos.

—Sí, diez minutos. —repitió— Pero no volverá a ocurrir.

Él ladeó la cabeza.

—Soy algo exigente respecto a la puntualidad. Yo lo soy, y me gustaría que mis estudiantes también lo fueran.

—Es primer día... de verdad no pasará otra vez. —habló apenada— Además su clase aún no comienza, ese tiempo debería ser especial para quienes van contra el tiempo.

—¿Está tratando de hacerme cambiar de opinión?

Negó. —No, sólo... Némesis está con su periodo.

Se quedó en silencio, analizando las palabras que Lola había dicho.

Le pareció que era algo bastante personal como para contarlo.

—¿Su amiga...?

—No tuve que haber dicho eso. —mordió su labio inferior, esquivando su mirada.

Harry aclaró su garganta.

—Vamos a dejar esta situación hasta aquí, ¿bien? —hizo una pausa— Sólo dejaré una advertencia, y para la próxima clase no seré tan amable y tendré que ponerle un castigo. A usted y a su grupo.

Asintió con rapidez.— Prometo que no sucederá una segunda vez.

—Espero que así sea.

Volvió a formarse un silencio incómodo entre ellos, y Lola sólo asintió por última vez en modo de agradecimiento antes de dar media vuelta e ir hasta la puerta.

Pero Harry la detuvo, habiendo angustia y preocupación detrás de sus palabras.

—¿Albus hizo algún comentario anoche?

Frunció el ceño.

—No, no dijo nada. —apoyó la mano en la manilla de la puerta— ¿Por qué pregunta, señor Potter?

—Oh, no. Por nada. —actuó indiferente al tema, causando más confusión en la menor— Puede ingresar a la clase, y por favor, dígale a mi hijo que después hablaré con él.

—Mhm.

Y entonces entró al salón, cayendo el asiento junto a Némesis e ignorando por completo las miradas indiscretas de sus amigos.

Consideraba que ignorarlos por otros dos meses era buena idea.

⊹──⊱✠⊰──⊹

Perdón si es muy largo, traté de cortarlo lo mejor que pude.

La segunda parte la publicaré la próxima semana, necesito un pequeño descanso porque no acostumbro a actualizar tan seguido.

Les amo, y les dejo una fotito de cómo visualizo a Rose. 🤍

G.

Continue Reading

You'll Also Like

1.4M 134K 41
¡Está historia ya no está disponible para su adaptación!. →Dónde Jungkook es el padrastro de Jimin y descubre que Jimin tiene OnlyFans← - Quiero que...
805K 120K 99
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...
886K 105K 121
Después de que esa persona se fuera de su vida estaba sola. Pasó toda su adolescencia con ese hecho, y es que su condición la obligaba a no entablar...