Enséñame a volar

By Idoia_G

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"Si a mis 38 años, soltero, friki y hogareño me dijesen que mi vida iba a cambiar radicalmente en un segundo... More

Intro
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítlulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Epílogo

Capítulo 24

19 8 10
By Idoia_G


Boom

Boom

Boom

Mi cabeza va a explotar con ese sonido machacón. ¿Qué es?

Boom

Boom

¡Joder! De verdad la cabeza me retumba cada vez que suena lo que quiera que sea que está sonando. Abro los ojos y los cierro de nuevo porque una luz cegadora hace que la cabeza me explote y los ojos me ardan. Extiendo mi mano en busca de Lola, pero el lado de la cama está vacío. Giro la cabeza, ¡Terrible error! Ese de girar la cabeza. Pareciese que el cuello se me fuese a partir. Abro uno de los ojos, si te soy sincero, no tengo claro cuál es el que abro y cuál el que no. Lo abro solo un poco y lo dejo así oteando qué hay a mi alrededor. Estoy en una cama eso seguro, vuelvo a tantear con la mano, pero estoy solo. Abro un poco más el ojo y veo el techo completamente blanco. Hay una lámpara de araña, pero muy muy moderna. No está encendida así que la luz es del sol. Abro poco a poco el otro ojo ¡Madre del amor hermoso! Mi cabeza. Levanto las manos y las llevo a mi cabeza, aprieto las sienes, el corazón me palpita muy intensamente en los laterales de la frente. Quiero morir. ¿Dónde estoy?

Boom

Boom

Boom

¿Qué? Muevo despacio la cabeza sujetándomela con las manos, si no lo hago creo que se va a desmontar del cuello. Sigo girando en dirección al sonido machacón, que está destrozando mis tímpanos ahora mismo. Me quedo fijamente mirando y viene de la mesilla. Algo vibra y una luz está encendida. El sonido deja de salir. ¡Piensa! ¡Joder! Debe ser ¿El teléfono? ¿Dónde está Lola cuando la necesito de verdad? Me suelto la cabeza y alargo la mano para coger el teléfono que sonaba. Lo miro, toco la pantalla y se ilumina. Me dice que son las 12 de la tarde, día 12 de marzo. Bien, la cabeza me da vueltas. El móvil empieza a vibrar de nuevo y una foto de Lola sonriendo aparece en la pantalla.

Boom

Boom

Quiero cogerlo, juro que quiero cogerlo, pero mis dedos parecen ir a la velocidad de una tortuga.

Boom

Boom

Lo consigo

— ¿Sí? — ¿Ese sí lo he dicho yo? No me parece mi voz. Estoy afónico y aunque quiero decir más, no me sale nada.

— ¿Javi? ¿¡POR QUÉ NO ME COGIAS EL TELÉFONO!? — Lola grita y tengo que separarme el teléfono de la oreja de nuevo ¡madre mía que pulmones! — ¿JAVI? — Os juro por lo más sagrado que quiero responder, pero mi cabeza ha eclosionado y se ha estrellado contra algo, que me impide decir nada. Eso y que solo con el sí, creía que se me desgarraba la garganta — ¡¿JAVI?!

— Lol... — Dios no puedo más — Lola.

De repente una mujer tremendamente sexi aparece frente a mí contoneando sus caderas, ¡menudas caderas! Se queda frente a la cama. La miro y está totalmente desnuda. Menuda diosa de ébano. Es una mujer de piel muy oscura, ojos intensamente negros y grandes. Pelo a lo afro sujeto con una diadema de tela de colores. Huele tremendamente bien y su piel tiene pinta de ser tremendamente suave. Pero... ¿Qué hace esta mujer desnuda en mi cama? El corazón está acelerándose, y aunque con una mujer así, lo lógico es que fuese porque me estoy poniendo cachondo, la verdad es que me estoy muriendo de miedo. ¿Qué coño pasó anoche?

— Hola Bombón — Parece cubana, guapísima oye.

— ¡¿QUIÉN ES ESA?! — Tengo que volver a separarme el teléfono de la oreja por los gritos de Lola. Pero su pregunta tiene su cosa. ¿Quién es esta mujer? Porque yo no tengo ni idea. La mujer se ríe, pero no me hace ni puta gracia.

— Yo... Lola... — el habla me regresa, aunque sigo afónico, pero he tragado saliva varias veces para hablar — No sé quién es. ¿Don... dónde estás? — miedo me está dando la respuesta.

— Yo — baja un poco la voz — Estoy en un calabozo.

— ¿Calabozo? De... ¿Cárcel? — Tengo que preguntarlo porque entre que no coordino bien lo que hablo ni lo que oigo, vete tú a saber.

— Si

— Pero... ¿por qué?

— No lo sé. No lo recuerdo Javi. No recuerdo nada.

— Ya somos dos. Mándame la ubicación. Iré a buscarte, en cuanto sepa dónde estoy yo. Te quiero Lola. Pase lo que pase. Te quiero

— Yo también — la oigo sollozar.

Cuelgo y dejo caer el teléfono en la cama, a mi lado. No tengo fuerzas para nada.

— ¿Bombón? — la voz de la mujer me saca de mi mierda y me trae de nuevo a donde quiera que esté. Giro la cabeza despacio y la miro de nuevo.

— ¿Quién eres?

— Soy Melodie bombón — de repente me percato que lleva un anillo en su dedo. ¡Oh, mierda! ¿Me he casado con una mujer que no conozco? Me levanto la sábana que me tapa y descubro dos cosas. Estoy en pelotas y me arde el pecho, como si me abriesen en canal, porque ¡ME CAGO EN LA HOSTIA! ¿¡TENGO UN TATUAJE!?

¡¡¡UN PUTO TATUAJE!!!

15 HORAS ANTES

Acabamos de aterrizar en Las Vegas. Lola tenía muchas ganas de venir aquí. Además, estaremos tres días y dos noches. La aerolínea nos tenía habitaciones en un hotel en la ciudad, pero Lola, ha querido tirar la casa por la ventana y me convenció para cambiarlas por unas en un hotel temático, típico de la zona de casinos y vivir al menos una noche de locura en las vegas. Le prometí que solo sería una noche. Y la verdad es que a mí también me apetece mucho. Hemos reservado una cantidad de dinero para gastarlo en esa noche de locura. Fuera de ahí, no tocaremos ni un céntimo más. Cogemos un taxi y nos dirigimos al hotel temático, hemos decidido que la noche de locura será la primera, porque Lola no hace más que decir que así tenemos margen si se nos va de las manos. ¿Por qué se nos va a ir de las manos? A ver, sí, es Las Vegas, pero podemos controlar de todas maneras.

Llegamos al hotel, Lola ha cogido uno que se llama París Las Vegas, creo que no es necesario decir, en qué está ambientado. La verdad es que parece casi un parque temático. Y la habitación ambientada en el romanticismo parisino es espectacular, es moderno, muy moderno, pero con ese aire clásico de Paris. No sé cómo explicarte. Además de las vistas a la Torre Eiffel, porque déjame decirte que, hay una torre casi del tamaño de la original. Es la leche. La verdad. Nada más llegar Lola abre la ventana que da a la Torre y le hace fotos.

— Quiero que me hagas el amor, frente a la torre Eiffel grandullón y quiero hacernos fotos.

— ¿Mientras lo hacemos? — No sé cómo podríamos hacer eso. ¿En serio te planteas seguirla el rollo con eso? Parece una locura ¿No?

— No, después, con nuestras caras de satisfacción y alguna postura sugerente — me levanta ambas cejas insinuantes mientras se deshace de su ropa. Y ese es mi pistoletazo de salida. Bien ¡No tengo puto remedio! Lo hacemos, porque hace tiempo me rendí a todos sus caprichos. Y porque estos caprichos sexuales cada día me gustan más.

Después de una buena ducha. Nos vestimos y decidimos que cenaremos por ahí. Lola se ha puesto un vestido extremadamente ajustado de color negro en terciopelo, con escote corazón y un largo indecente. Yo opto por unos vaqueros ajustados negros y una camisa blanca sencilla. Me pongo zapatos, porque me han dicho que en playeras no te dejan entrar en muchos sitios. Caminamos cogidos de la mano, besándonos en cada rincón que se nos antoja y haciéndonos fotos locas. Comemos perritos en un puesto callejero, y la verdad es que están de muerte. A pesar de que llevan guarrerías a tope. Lola y yo somos felices, los más felices del mundo.

Entramos en un casino de los más conocidos, el Wynn Casino Las Vegas. Cambiamos las monedas por fichas, un pastizal, pero la felicidad, dicen, no tiene precio ¿No? La verdad es que yo me pongo en una máquina tragaperras al principio, no entiendo mucho los juegos de cartas o la ruleta de los casinos. Pero luego iremos para allá. Con la entrada nos invitan a la consumición, Lola decide empezar fuerte y nos pide dos cócteles, son de color rojo, no sé ni cómo se llaman, pero están fuertes de cojones. Aunque pasado el primer trago, un dulzor se instala en mi garganta y es agradable. Así que sin darnos cuenta nos los bebemos. Seguimos paseando por una sala enorme, enmoquetada, con lámparas de araña gigantescas que caen del techo. Todo en colores madera y rojo, Lola me lleva a la mesa de la ruleta.

— Siempre fue mi sueño jugar a algo así.

— ¿Sabes jugar?

— Ni idea, grandullón, pero no creo que suponga un problema.

Bueno, me siento en una silla alrededor de la mesa de la ruleta. Prefiero ver un par de partidas antes, para quedarme un poco con la dinámica del juego. En realidad, es sencillo. Hay un mantel con los números y el rojo o negro. Tú apuestas a un número, tiran una pelotita por la rueda y la hacen girar, hasta que la inercia la engancha en un número. Gana quien haya apostado a ese número.

— Vale, voy a apostar, a... — Se queda mirando el mantel — 29 — coloca sus fichas amontonadas, no todas, obvio, en el número y el resto de los jugadores hacen sus apuestas. Hago que se siente en mi regazo y esperamos a ver qué pasa. Sale el 33, nada, hemos perdido — Grandullón, ahora tú — me anima.

— Vale, veamos, vamos a apostar al ... — Lola me rodea el cuello con los brazos mientras miro el mantelito — 34, que es rojo.

— Mmmm, rojo pasión — Me da un suave mordisco en el cuello mientras estoy colocando las fichas, sobre nuestra apuesta.

— No seas juguetona Lolita — meto un poco la mano bajo su vestido y acaricio el interior de sus muslos, jugando en el umbral de su sexo, lo que hace que ella se arquee un poco y me dé suaves besos en el cuello. Esperamos así un poco a que la ruleta se mueva y se pare. Y ¡Oh! Me ha tocado. Lola salta en mis brazos y me come toda la boca con una pasión desmedida. ¡Me ha tocado la puta ruleta!

— Eres un genio, grandullón.

Nos levantamos y le digo a Lola que juguemos a otra cosa. Sé a ciencia cierta que las rachas no suelen durar mucho. Cambiamos a un par de juegos más y aunque no nos vuelve a tocar, no hemos perdido pasta y bueno hemos ganado unos 200 dólares. Que está de puta madre.

Salimos y seguimos dando vueltas por un lugar repleto de gente, mires donde mires hay gente entrando o saliendo, todo el mundo va extremadamente arreglado y casi todos los turistas van borrachos. Decidimos entrar en una discoteca que Lola ha leído que es la caña. Y no solo es que sea la caña, es que dentro es todo un espectáculo. Pagamos por un reservado con una botella, el local es oscuro con innumerables luces de neón azules, la música es actual y está a tope. Entramos al reservado, es que como un placo de teatro y si te asomas ves a toda la gente en la pista. Una camarera entra en el reservado con nuestra botella, copas, hielo y varios refrescos. Nos ofrece chupitos de tequila con Limón y sal y aceptamos. Esta noche yo voy a lo loco. No quiero pensar en las consecuencias y le he prometido a Lola que desfasaríamos a tope. Nos bebemos los chupitos. Me arde en la garganta y déjame decirte que el limón y la sal, a mí, no me alivian una mierda. Ya voy bastante achispado, porque en el casino al final tomamos tres cócteles, distintos, cada uno. El chupito me sienta bastante mal, pero abrimos la botella de ron que hemos pedido y nos servimos dos combinados. Brindamos y nos damos el lote. El calor va inundando todo mi cuerpo. Estamos de pie mirando la pista de baile, Lola tiene su espalda apoyada en mi pecho y con el trasero marca el ritmo, cada vez que lo hace mi miembro se pone más y más duro. Ella empieza a contonearse de manera sensual y yo no puedo más, así que agarro sus caderas con mis manos y lamo su cuello con lascivia. Porque me estoy poniendo a mil. Tras dos copas, un pedo considerable por parte de los dos y varios bailes subidos de tono, tengo claro que necesito entrar en esta mujer ¡Ya! Así, que miro a la pista de baile, veo como la gente se da el lote y todos bailan de forma lasciva y sexual a tope. Así que, meto mi mano bajo la tela del vestido de Lola que jadea a mi contacto, meto el dedo por la tira del tanga, tocando los pliegues del sexo de mi chica.

— Estás empapada mi amor — le susurro al oído y ella como respuesta, echa su trasero hacía atrás, frotando contra mi entrepierna. No lo pienso más, tiro del tanga y lo rompo. Lola gruñe y echa la cabeza hacia atrás, gira su cara mirándome y con la lengua se relame los labios. ¡La Hostia! Meto dos dedos en su interior y noto como se restriega contra mi mano pidiendo más. Con la mano libre me bajo la cremallera y saco mi pene duro, le abro un poco más las piernas, saco los dedos y me meto en su interior de una estocada. Noto que Lola tiembla. Esta es la mejor sensación del mundo. Siempre quiero estar dentro de sus paredes, encajamos a la perfección, somos fuego, somos pasión, somo uno.

— ¡Dios! Quiero más Javi — Lola está desatada e hiper mojada lo que hace que la embista con fuerza sin pensar. No estoy en el palco de una discoteca, delante de todo el mundo, estamos solos. Ella y yo. Seguimos así aumentando el ritmo progresivamente hasta que nos corremos. Noto mi semen recorriendo su interior y haciendo que ardamos. Abro los ojos sin salir de su interior, entonces soy consciente de que nos ha podido ver todo el mundo. Porque el palco tiene el suelo enmoquetado pero la baranda es de cristal. Pero si te digo la verdad, me da igual. He disfrutado el momento, lo he vivido intensamente. Me salgo de Lola, me encuentro bastante mareado, porque llevamos toda la noche bebiendo. Me guardo el pene en los pantalones y me arrodillo, coloco mi cara entre las piernas de Lola y lamo y absorbo los restos que quedan de nuestro amor en su sexo. Ella gime fuerte. Me incorporo y le coloco bien el bajo del vestido. Y como hoy vivimos al límite, me preparo otra copa. Y otra. Y acabamos la botella y pedimos dos rondas de chupitos más. Y nos sentamos en el sillón, Lola me cabalga, bajo la mirada del que quiera hacerlo. Aunque hace tiempo que perdí el norte en esta noche de locura.

Lola me arrastra a la pista y bailamos agarrados. Aunque creo que me agarro más para no perder el equilibrio. Esta noche mi chica está muy sensual y nos besamos en la pista como si nos fuese la vida en ellos. La levanto y ella me rodea con sus piernas. No podemos parar.

— ¡¡Hey!! — un tipo me grita al oído y me da toques en el hombro. Dejo de besar a Lola y miro al tío.

— ¿Bryan? — Bryan, mi antiguo compañero aparece ante mí con una mujer de piel color chocolate puro y unos ojazos negros enormes, Va con un vestido similar al de Lola pero esta mujer es bastante más alta. Dejo a Lola en el suelo.

— ¡Qué sorpresa tío! Ella es Melodie — se acerca a mí y me susurra como si fuese una confesión mientras señala a la mujer con la que está — Y esta mujer me la acaba de comer en el baño — se parte de la risa, se nota que va borracho, pero como yo también lo voy, me río a carcajadas con él.

— Pues esta es Lola — señalo a mi chica que está sonriente a mi lado y también le susurro confesando — es mi prometida, futura mujer y me la he follado en el reservado varias veces esta noche — Me río a carcajadas y Bryan conmigo. De repente para, me mira, abre los ojos con sorpresa.

— ¿Qué has dicho? ¿Prometida? ¿Te la has qué? — parece bastante sorprendido — ¿Quién eres y qué has hecho con mi Javi?

— Soy feliz. Y me ha pasado ella.

Nos presentamos a nuestras respectivas parejas. Salimos de la discoteca entre risas y vamos camino de algún otro antro. Mis pasos son inseguros, el suelo parece moverse bajo ellos, pero me divierte la situación. Lola ha estado a punto de caerse varias veces, pero cada vez que le pasa, consigue contenerse y se ríe de sí misma.

— Nos vamos a casar — me suelta Bry de golpe.

— ¿Perdona? — le digo

— Esta noche, Mel y yo nos casaremos en las vegas — Bryan me lo dice sonriente.

— ¿Pero... — como se llamaba esta chica... — y Caroline?

— No salió bien. Era muy controladora, me llamaba a todas horas y me agobié. La dejé y bueno volví a la libertad de siempre.

— ¿Y os conocéis de hace mucho? — Lola pregunta.

— Nos hemos conocido esta noche — habla la mujer, se agarra del brazo de mi compañero — pero ha sido amor a primera vista y sé que es el hombre de mi vida — Lola abre los ojos de par en par.

— ¿Y tienes vestido? ¿Anillos? — los dos se miran y niegan — ¿Y a qué estamos esperando?

Y entre risas desaparecemos buscando una capilla, trajes, vestidos y anillos. Una puta locura esto de las vegas. 

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