Enséñame a volar

By Idoia_G

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"Si a mis 38 años, soltero, friki y hogareño me dijesen que mi vida iba a cambiar radicalmente en un segundo... More

Intro
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítlulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Epílogo

Capítulo 23

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By Idoia_G

            La miro y no dejo de sonreír. Lola está en la cocina, lleva una de mis camisetas, que ya son suyas. Va descalza, le encanta andar descalza por la casa. Está preparando una ensalada ligera para comer. Hoy es nochevieja y es la gran celebración González, de entrega de regalos navideños. Así que, como la cena va a ser copiosa, la comida ha de ser tirando a Light. Para la cena vendrá Eros que nos encargó ir a la compra a por mogollón de cosas, dice que nos hará algo muy especial. Y además nosotros llegamos ayer de madrugada de Los Ángeles, con escala en Berlín. Total, que estamos reventados para ponernos a hacer muchas cosas y hemos dejado la comida en manos de Eros, el postre en manos de mi madre y Azu y la decoración en manos de Lola. Se ha currado esta mañana una de las mejores decoraciones de nuestra historia. Todo en rojo y verde, con muchos cuadros escoceses, que dice que le encantan, dorado y negro. La verdad es que al principio no estaba seguro, pero el resultado es espectacular.

Me acerco por detrás y la abrazo por la cintura, huele genial a esa colonia avainillada y dulce que usa, junto a su gel, haciendo una combinación explosiva para todos mis sentidos. Beso su cuello y ella para de hacer lo que está haciendo. Se gira en mis brazos, se impulsa y se sienta en la encimera.

— ¿Sabes que aquí te vi por primera vez? — me dice acariciando mi cuello con sus manos y atrayéndome hacia ella.

— No es verdad, me viste en el aeropuerto.

— No. En el aeropuerto vi a un sieso. Pero es en esta cocina donde te vi de verdad por primera vez. Me sentaste en esta encimera, me curaste las heridas del pie. Y te comportaste genial conmigo. Y creo que en ese momento me enamoré de ti. — La miro con mil preguntas dibujadas en mi cara.

— ¿Y esperaste dos meses para confesarme algo tan importante? — me acerco más a ella y le beso el cuello delicadamente. Sin prisa.

— Bueno fue un momento perfecto. Luego, lo pensé bien y tenía que comprobar quien eras realmente. Porque ese día me encantaste, pero el día del aeropuerto me pareciste lo peor.

— Y tardaste dos meses.

— ¿Y tú? ¿Cuándo supiste que te gustaba?

— Bueno cuando te vi en mi cocina, con mi camiseta, mi cuerpo se volvió loco. Se le pasó al ver quien eras y me enfurecí, no me caías bien — me da un golpe en el brazo y se ríe — Ceo que en Hawái vi que me hacías sentir cosas. Te vi, no sé, mejor. Pero me costó mucho reconocer que me gustabas.

— ¿Dos meses? — arquea las dos cejas de forma juguetona.

— No, fue mucho menos. Pero nunca pensé que yo te gustase. Pensaba que te gustaba Enzo, eras muy joven para mí y tenemos formas de vida tan distintas, que... bueno ya sabes que no me atrevía a decirte nada — agacho el cabeza avergonzado — Sigue costándome saber que eres para mí — beso sus labios porque necesito sentirlos, necesito saber que sigue aquí.

Esta noche le contaremos a la familia que nos hemos comprometido. Y estoy muy nervioso, en realidad, no tengo motivos porque toda mi familia ha aceptado a Lola desde el segundo uno que se vino a vivir a mi casa. Mi madre la adora, mis sobrinos igual y mis hermanos por supuesto la tratan como una hermana más. Pero estoy nervioso porque cuando lo hagamos será una manera de hacerme consciente de que esto es real. De que no son imaginaciones mías y de que no hay vuelta atrás. Que Lola es mi chica, la mujer de mi vida y será mi mujer para siempre. La madre mis hijos... ¡Espera! ¿Hijos? ¿Y si Lola no quiere tener hijos? Ella es muy joven y quiere vivir la vida y yo no tengo tanto tiempo como ella. Yo No puedo esperar diez años. ¡Madre mía! Mejor no lo pienses ahora o te vas a volver loco. Disfruta ¡Joder! Estás con la mujer que quieres. ¿Tienes que buscar malos rollos a todo?

Mi mente tiene razón, pero... me angustia la idea de que pueda perderla. Por el motivo que sea.

— Deja de comerte la cabeza — es como si me leyese la mente. Siempre lo hace — Te quiero grandullón — me abraza fuerte y me acerca más a ella abriendo las piernas y pegándome con fuerza a su cuerpo.

Hemos comido tranquilamente y Lola y yo ya estamos organizando todo para la cena. Como hace bastante frío, hemos dejado que los gatos ronden por dentro de la casa y están haciendo que todo sea un caos, pero a Lola le encantan. Y yo si Lola lo quiere, no tengo más que decir. Estamos organizando los nombres de los regalos de los niños para esta noche. Ayer todos mis hermanos trajeron sus regalos para que los coloquemos hoy tranquilamente. Lola está eufórica, dice que le encanta la idea de poder regalar cosas. De hecho, nos hemos fundido la tarjeta de crédito. Hemos comprado regalos para todos. Para ella solo hay un sobre mío que contiene mucho más que un regalo y noto que le entristece que no haya más regalos con sus nombres, pero yo la animo para que no decaiga. Mi familia ha decidido que colocarán sus regalos cuando estemos cenando y Lola no esté pendiente. Quieren que sea una sorpresa. Y aunque me da pena ver su carita tristona, sé que le va a encantar que todo sea sorpresa.

Llaman al timbre. Debe ser Andrés con su novia, con la que se fue a vivir. Esta nochevieja, como él se viste de rey la hemos invitado a ella también. Parece maja, aunque a Lola no le hace mucha gracia. Dice que es muy pija y que no le pega. En fin, voy a abrir. Andrés está del otro lado, viene serio, cosa rara en él. Es el eterno tipo feliz y gracioso.

— Hey — siempre soy bastante escueto en los saludos.

— ¡Hey!

— ¿Pasa algo? Y... ¿Judith? — La verdad es que no recuerdo su nombre.

— Julia, se llama Julia. Y no viene. Ha venido un... amigo — entrecomilla la palabra amigo — de su pueblo, o no sé qué mierda y ha decidido irse a cenar con él. Para que no esté solo. Ya sabes.

— Ya... esto... ¿Cuál es el problema? Tú no eres celoso — Andrés me mira y veo que algo más hay detrás.

— Antes de salir conmigo, ella tenía varios folla amigos. Y él es uno de ellos. Hace un mes me aseguró que había perdido el contacto con todos los tíos que se tiraba. Pero por lo visto él es la excepción. O eso ha dicho esta noche. De todas formas, lleva un tiempo quedándose hasta tarde en el trabajo, saliendo con las amigas más de lo habitual. Y bueno no soy gilipollas. Soy el primero que llevaba esa vida. Así que, bueno creo que la voy a dejar ¡Pero me jode! ¿sabes? Era la primera chica con la que me decidí a algo más.

Le abrazo, me sale así. Es mi colega de aventuras de toda la vida. Junto con Pelayo.

— Hay más peces en el mar — le miro. Él siempre dice eso cuando deja a una tía. Veo que sus labios comienzan a curvarse lentamente hacia arriba ¡Si!

— Tienes razón y, además ¡Año nuevo, vida nueva!

Nos reímos y entramos. Lola sigue colocando regalos. Andrés le ha comprado un detalle y lo dejamos en el garaje antes de entrar. Luego cuando estén todos yo los colocaré. ¡Qué nervios!

— ¿Y tu chica? — Lola saluda a Andrés mirando a todos lados, buscando a Julia.

— Ya bueno cambio de planes. Vengo solo.

— Mejor, no la soporto — Lola se va y Andrés la mira con una sonrisa en la boca.

— ¡Deja de mirarle el culo! — le doy un codazo — es mío.

— Y lo sé tío — me agarra de los hombros — Voy a por una cerveza ¿Quieres? — asiento y me voy hacia el árbol.

Ya está todo colocado, Lola se ha cambiado de ropa, se ha puesto un mono pantalón, con la parte de arriba de encaje dorado con transparencias y la parte pantalón es negro. Lleva unos tacones negros y me está costando la vida no acercarme y mandarlo todo a la mierda. No recibir a la gente, que se queden sin cenar y quedarme solo con Lola toda la noche. Para mí solito.

— ¿Sabes que deseo? — Lola se ha acercado a mí por la espalda y me abraza por detrás — deseo comerte enterito, menudo culo te hacen estos vaqueros — me río.

— Me has leído la mente mi niña. Estaba pensando en no abrirle la puerta a nadie y quitarte la ropa ya — me besa la espalda y se retira.

— Es un buen plan — Andrés aparece por detrás vestido de rey mago. Este año es el pelirrojo. Lleva peluca y barba del mismo color. Se ha puesto unos mofletes con nariz de pega y un traje azul y plata — Vaya llevas traje pantalón. Eres un rey moderno.

— Hombre claro Lolita. Un rey mago se adecua a los tiempos que corren. Además, voy de incógnito — Lola se ríe a carcajadas y nosotros la seguimos. Es increíble lo gracioso que está Andrés.

El timbre empieza a sonar. Y Es Sofía, Nagore y Ndeye.

— Vaya, qué pronto hoy ¿no?

— Bueno — mi cuñada se acerca a mí — Las cosas cambian. Te has echado novia y todo. Fíjate si cambian — se ríe y entra. Sofía me abraza y el niño se lanza a mis brazos. Le cojo y le hago cosquillas. Entramos, saludan a Andrés y luego a Lola que ya viene con su botella de vino blanco a servir a mi hermana y mi cuñada. Veremos cómo acabamos esta noche.

— ¡Viva el vino! — grita mi hermana y brindan las tres. Ndeye está persiguiendo a los gatos. No sé qué tienen, que al crío le encantan.

— ¿Por qué no le coges al crio un animalito? Quizás así no estresaría a los míos — le digo a mi hermana. La verdad es que no es un reproche, me encanta ver al crio jugar con mis gatos y si ellos no quisiesen, tienen mil lugares donde esconderse. Además, Lola desde hace unos meses, está colocando cajas y cajones para los gatos por toda la casa, para que jueguen y se escondan. Y son todo un éxito gatuno.

Vuelve a sonar el timbre de nuevo, abro y mis sobrinos entran cargados hasta los topes. Eros se mete directo a la cocina, tras saludar desde la lejanía a los que están en el salón, se coloca el mandil y se pone al lío. Cómo esta es y siempre será la casa de todos, todos se sirven a su antojo y saben dónde se encuentran las cosas. Es lo mejor, así no hay que estar detrás de nadie. Enzo, mi madre y Manolito entran a continuación también cargados. Dulces y alcohol.

Mi madre me da dos besos y después de dejar las cosas en la cocina. Se sirve vino blanco también y se dirige directamente a las chicas.

— Mamá, hoy dice que se va a dedicar a ser una invitada — miro a manolito que está dejando cosas en la encimera — ¿Puedo poner la consola del salón?

— Claro, pero ¿me das, aunque sea dos besos? O como mamá es una invitada, pasas de mí — le digo a mi hermano pequeño.

— Qué pesados con los besos. ¡Odio los besos! — se acerca, me a dos besos de soslayo y rápidos y se va hacia el salón. Pone la consola y empieza a jugar.

— A este ¿Qué le pasa? — le pregunto a Enzo que ya está en la nevera guardando los dulces.

— Ya sabes, empieza con esa edad de mierda, en la que les da vergüenza que le vean con su madre, que no les gustan las muestras de cariño. Y si le vieses en la puerta del colegio ¡Flipas! — Eros nos mira de reojo y sonríe — se hace el chulo y habla con unas palabras que casi ni yo, le entiendo.

— Normal — responde Eros.

Llaman al timbre de nuevo y abro. Es el hermano de Lola, David. Bueno no es su hermano de sangre, pero, como si lo fuese. Le he invitado porque me llamó hace un par de días para decirnos que quería venir a pasar la nochevieja con Lola y bueno, me pareció buena idea. No se lo hemos dicho a los demás, pero, a mi familia no le va a suponer un problema. Viene con Marcos, su padre. Y esto sí es toda una sorpresa.

— Hola Javi — David me tiende la mano — ¿podemos pasar?

— Claro — le doy también un abrazo y otro a Marcos que me lo devuelve con efusividad — Menuda sorpresa se va a llevar Lola. No sabíamos que venías.

— Ya bueno. ¡Sorpresa! — Lo dice de forma bastante apagada, pero como tampoco le conozco mucho, no sabría deducir si le pasa algo o es así.

— ¡Lola! — la llamo

— ¿Si? — se asoma — ¡Marcos! ¡David! — se lanza a los brazos de ambos, soltando la copa de vino y dejándola sobre la mesa del recibidor — ¡Qué alegría! Me alegro un montón de veros — veo que se le saltan las lágrimas, se gira y me mira. Se la ve feliz y radiante — ¡Pasad! Como si estuvieseis en vuestra casa.

Lola los guía. Les enseña la cocina, el salón, les muestra un baño por si necesitan usarlo y les va presentando a todo el mundo. Al principio se les ve algo cohibidos, pero, poco a poco se les ve hablar e interactuar con los demás.

Me suena el móvil y es Carlos.

— ¿Qué pasa? — contesto.

— Oye, voy a buscar a Alfonso y vamos juntos. Blanca me ha llamado hace un rato y la muy zorra dice que necesita una noche con su marido. Me ha dicho si puedo quedarme con Alissa ¿podemos dormir en tu casa?

— Claro — que pregunta más estúpida. Siempre que quieren lo hacen. Alissa es la niña que la ex de mi hermano y la madre de Enzo y Eros. Es de ella y su nuevo marido. Tienen bastante pasta y la verdad es que la niña está acostumbrada a que la cuiden otros y no sus padres. A mí, me da pena. Y más cuando luego Blanca va de madre coraje y esas mierdas. En fin.

— Entonces llevo bien de alcohol — se ríe y escucho sonido de cristal. Ya está cogiendo las bebidas.

De repente escucho el timbre de nuevo. Abro mientras cuelgo. Es Azu con los niños. Ni rastro de Germán. Saludo a mi sobrina que me aprieta fuerte en el abrazo, Germán Jr. me da dos besos y sale disparado hacia el salón hacia dónde está mi hermano jugando. Seguro que esto ya lo traían hablado.

— ¿Y tu marido? — le pregunto mientras le doy dos besos y un abrazo.

— No viene. Y no quiero hablar de ello — me fijo que tiene ojeras, y está algo pálida.

— No hablaré, pero los demás te van a preguntar.

— Y la respuesta será la misma. ¿El alcohol? — pregunta mirando hacia el interior.

— Lola tiene el vino blanco por allí — señalo donde están las mujeres — Si no, queda, en la nevera.

— Bien — entra y cierro la puerta.

Nada más cerrarla, se oyen los golpes con los nudillos de alguien. Abro y mi cuñado Silvio está detrás con su pequeña Ana en brazos.

— Asere, me has cerrado la puerta en las narices — lo dice mientras se ríe.

— Perdón, no te había visto — le abrazo y a la niña la doy un beso en la cabecita. Mi sobrina Lucía viene corriendo y coge a la niña, quien la sonríe y se van hacia el interior — ¿Y Maca?

— Está en el garaje dejando los regalos. Teníamos casi todos los de tu mujercita — me guiña un ojo y entra. La puerta lateral se abre y aparece mi hermana.

— ¡Bicho! — me abraza — ¿Y el alcohol? — detrás de ella aparecen mis sobrinos Paulina y Lolo que se lanzan a abrazarme. ¡Dios! Adoro a mi familia.

Un rato más tarde estoy hablando con Andrés y con Silvio y suena la puerta, voy a abrir y Carlos aparece con la niña de Blanca cogida de la mano. Es realmente tímida, tiene nueve años y en menos de diez minutos estará jugando con el resto de mis sobrinos.

— ¡Chicos! — Lola aparece tras de mí — Iba a por vino — ya se le ven los mofletes rosados, el vino está haciendo su función. Esta noche habrá fiesta. Lola se acerca y les saluda — ¿Y esta chica tan guapa quién es? — La niña se coloca detrás de Carlos. Para no ser su padre, la niña le adora. Y Carlos, aunque reniega, también le tiene mucho cariño. La conocemos desde que nació, y Blanca siempre que puede, se la endosa a él o a mi madre. Incluso yo le he hecho de niñero alguna vez.

— Es la hija de mi ex — contesta Carlos — Alissa, saluda a la tía Lola, es la novia del tío Javi.

— Hola — la niña saluda y los mofletes se le ponen del color de las cerezas.

— ¡Qué tímida! ¿Quieres venir conmigo a ver a tus hermanos? Están en la cocina — Lola le tiende una mano mientras me mira con una sonrisa de oreja a oreja. La niña le coge la mano despacio y la sigue. Desaparecen por la cocina.

— Deja la puerta abierta — Carlos me da una palmada en la espalda — Alfonso está hablando por teléfono. Lleva un rato. No es la zorra, pero es una mujer. Me tiene intrigado.

— No empieces con tus historias que te conozco.

— Tranquilo — se acerca a mí y mira sobre mi hombro hacia el interior — Me he encontrado cerca de la casa de Alfonso a la noviecilla de Andrés — le miro con sorpresa y curiosidad — estaba comiéndose la boca con un chaval.

— Vaya ¿deberíamos decírselo a Andrés? Tiene sus sospechas, pero...

— Entonces se lo diremos. Pero después de la cena. Vamos a darle una cena agradable. Ya después veremos.

— Bien.

Dejo la puerta entre abierta y entramos al salón con todos los demás.

La cena es bastante agradable, como siempre. David y Marcos nos cuentan muchas historias de cuando Lola era pequeña y al ser caras nuevas, también tienen muchas preguntas que responder. Lo pasamos bien, se hacen varios brindis. Y Lola que está a mi lado, de vez en cuando me da un beso o simplemente me agarra la mano bajo la mesa y me la aprieta.

Ha pasado un rato desde la cena y mis hermanos Carlos Y Alfonso se encargan como siempre de preparar las uvas para todos. Las van trayendo en pequeñas copas, ya sin pepitas y peladas. Para los más pequeños, escogen las uvas más pequeñitas. Ana como es la más pequeñita le han cogido un par de uvas y se las han hecho trocitos muy pequeños y su madre se encargará de dárselas. Como siempre vemos las campanadas haciendo un zapping previo y comparando los presentadores y los estilismos de cada cadena de televisión. Nos tomamos las uvas entre risas y nada más hacerlo Lola me agarra y me besa en los labios.

— Feliz año nuevo grandullón. Quería ser tu primer beso del año.

— Y lo has logrado — la beso de nuevo y nos abrazamos muy fuerte. Lola está casi temblando y tras la ronda masiva de besos y abrazos familiares David y Enzo abren unas botellas de cava y sidra que sirven en todas las copas.

— Me gustaría hacer el primer brindis del año — Lola se adelanta para ser la primera. Quiere dar la noticia, así que, me coge de la mano entrelazando nuestros dedos y con la otra mano levanta su copa llena de espumoso. Todos la miran y levantamos nuestras copas. A los niños le hemos comprado champin, un champagne sin alcohol para embarazadas y niños y con el que puedan brindar — Este es mi primer año en la familia. Espero que vengan más. Me habéis acogido como una más y es un honor poder estar aquí hoy. Sé que no llevo mucho tiempo entre vosotros, pero todos os habéis colado muy dentro, sobre todo mi grandullón — me mira sonriente — Y para empezar el año con las mejores promesas, que mejores que las nuestras. Levanta nuestras manos entrelazadas y las muestra con orgullo — Javi y yo nos vamos a casar — gira la mano mostrando su anillo y mi reloj — Y por eso este brindis os lo ofrezco a vosotros, mi nueva familia. Gracias por todo — Bebe de su copa, yo bebo de la mía y todos los demás beben en silencio. Pero tras los sorbos de todos se desata la algarabía. Todos vienen a darnos la enhorabuena. Quieren ver los anillos de Lola y mi reloj.

— Hijo, me alegro que te decidieses y se lo pidieses.

— Dejadme que os diga a todos que Lola se me adelantó — Todos se ríen y volvemos a brindar.

La noche sigue, Andrés entrega los regalos, incluidos los de Lola, para meterla del todo en la familia. Y ella no hace más que llorar y llorar. Dice que, de alegría, pero, menuda llorera. Tras los regalos Eros y Enzo se van a Madrid a una fiesta. Invitaron a Lola, pero ella ha preferido quedarse conmigo. Además, mañana salimos de viaje de trabajo. Y tampoco deberíamos quedarnos hasta muy tarde. Se llevan a David con ellos y a Lucía, que también se va de fiesta. Pero a la fiesta que hace el pueblo para los jóvenes. Los críos se quedan jugando en el salón y los mayores bebemos y jugamos a juegos de mesa en el comedor.

Lo pasamos genial. Y a las cuatro todos deciden que es hora de dormir. Mi madre se va con los críos, con todos, a su casa. Maca y Silvio dormirán con ella. Sofi y su mujer también se van y Azu me pide si puede dormir aquí, con los solteros dice. Me hace gracia que lo diga así, pero por otro lado me muero de pena por ella.

— Ya nos enteraremos en su momento — como siempre Lola me lee la mente mientras me abraza. A Marcos le he convencido para que se quede a dormir. Le he ofrecido una de las Habitaciones de la planta baja. Enfrente de la de mis hermanos Carlos y Alfonso, que van a compartir cama.

Todos nos vamos a dormir. Lola y yo mañana salimos a las dos de la tarde para Roma y tenemos que descansar.

— Soy tremendamente feliz grandullón — Lola se desnuda completamente y se tumba en la cama invitándome, yo me desnudo tras ella y me tumbo encima.

— Yo soy el hombre más feliz sobre la faz de la tierra — beso sus labios y como siempre, la pasión entre los dos nos envuelve y nos hace arder. Y como siempre acabamos amándonos una y otra vez hasta que caemos rendidos.

¡Por cierto! ¿Sabéis que le regalé a Lola? Un cachorro del refugio. Se llama King. Y nos tiene locos.

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