Solo Contigo | Portgas D Ace

By NINA_kyushan

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Ace se le encomienda la misión de cuidar de una chica que, según su jefe, es más de lo que parece. Lentamente... More

Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Aviso Muy Importante

Capitulo 1

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By NINA_kyushan

Los pasos hacían eco en aquel abandonado subterráneo, lleno de celdas vacías con una que otra ocupada por un cadáver en descomposición, un panorama que no sorprendía ni un poco a un azabache que mantenía una neutralidad profesional. Iba siguiendo de cerca a un vendedor de esclavos que le servía de guía a través de ese laberinto húmedo y oscuro.

–Es aquí — rompió el silencio el guía, señalando la última celda al fondo de aquel asqueroso lugar.

El joven azabache se acercó y entre la oscuridad pudo distinguir una débil silueta femenina que se mantenía sentada en el suelo inerte y apática de todo.
El esclavista la miró con repudio y abrió la celda de mala gana.
Se adentro y tomó la cadena que se conectaba al grillete del cuello de la chica y la jaló con brusquedad moviéndola, pero no lo suficiente para sacarla de la jaula.

Gritó con frustración y le dio una patada que la chica pareció no sentir o no importarle.

–Maldita perra, siempre es igual — se quejó con notoria molestia.

Es como una muñeca — pensó el chico que la miraba con atención, tratando de analizarla.

–No se va a mover, siempre es lo mismo, aunque la arrastres del pelo o golpees simplemente no reacciona — dijo prendiendo un cigarro nervioso — creímos que estaba muerta o algo pero le hicimos un chequeo y está viva, la tiramos aquí esperando a que muera ¡Pero ha pasado un mes y sigue viva! — dijo alborotando su cabello estresado — ¡Esta maldita perra realmente es..!

–No es problema para mi — lo interrumpió el azabache adentrándose en la celda y cargando a la chica en sus brazos.

–Realmente no sé por qué la quieren, pero al fin no es mi problema. — se encogió de hombros restándole importancia al asunto.

–¿Me la puedo llevar? — preguntó manteniendo su cortesía.

–Si, llévate a esa cosa, no es necesario nada más a partir de aquí — dijo haciéndole un ademán con la mano indicándole que se fuera.

El azabache dio media vuelta y empezó a caminar a paso regular cuando la voz del esclavista lo detuvo.

–Ace — lo llamó y este lo miró sobre el hombro. — dile a Barba Blanca que no se aceptan devoluciones — dijo tirando lo que quedaba de su cigarrillo al suelo.

El chico solo volvió a retomar su andar sin decir nada más.
Notó la delgadez de la chica en sus brazos a través de los harapos que llevaba puestos.
Ace realmente tampoco lo entendía, ¿Para qué quería su jefe una niña cómo esta?
Cuando llegaron a un lugar iluminado bajó la mirada para ver mejor que era lo que había comprado tan barato y se sorprendió al ver una hermosa joven que a pesar de la delgadez y la suciedad se podían notar las delicadas facciones de su pálido rostro, unos labios de un hermoso rosa pálido y un liso cabello castaño, pero de lo que Ace realmente no podía quitarle la mirada eran a esos ojos de mirada opaca y nublada.

–Como una muñeca — repitió está vez en voz alta.

La misión de Ace se veía sencilla pero terminó siendo un infierno. Tenía que comprar a esa esclava sin nombre y cuidarla, sin mayor detalle que ese.
Suspiró con frustración y se dirigió a su auto donde lo esperaban sus colegas que al verlo con ella en brazos no repararon en molestarlo.
Entre burla y golpes por parte del azabache el camino a su casa se hizo rápido.

–¿Crees que estarás bien Ace? El viejo está vez te puso en un aprieto — dijo Marco un amigo y colega de Ace.

–Estaré bien, no es la primera vez que cuido de alguien... O algo — agregó mirando como la chica no había movido ni un músculo durante todo ese tiempo.

–¿Estás seguro? — preguntó Marco nuevamente mirando con preocupación a la chica inerte entre los brazos de su amigo.

–Si, sí, tu tranquilo — dijo con su sonrisa ladina de siempre — solo envía a un médico de tu sección para que le hagan un chequeo, en una de esas está en estado vegetativo y no tenemos ni puta idea.

–Si llega a ser la razón por la que se ve así, el viejo realmente se pondrá furioso, dijo que era "alguien que necesitábamos" — dijo haciendo comillas con sus dedos en lo último.

–Ya vete y hace el informe por mí. — dijo dando media vuelta para disponerse a entrar a su casa.

–¿Ah? ¿Y por qué yo? — gritó indignado a lo que el azabache se volteó con una sonrisa traviesa.

–Porque yo estoy muy ocupado cuidado de nuestra pequeña princesa — dijo estrechándola más hacia sí mismo.

–¡Jodete! lo hará Saber — sentenció Marco desde el asiento del conductor.

–¿Qué? — gritó está vez el nombrado desde los asientos de atrás — ¡No quiero!

Y con eso empezó una nueva discusión en la que Ace solo se limitó a reír sin darse cuenta que la chica que tenía en sus brazos lo estaba mirando con interés.

–Portgas D Ace, es uno de los hombres más buscados por el país con tan solo 20 años, siendo una vez la cabecilla de una pandilla que se hacía llamar "Spade", que controlaba los barrios bajos de la ciudad, actualmente "Spade" es una pequeña extensión de una organización delictiva más grande a la cual pertenece. Se estima que se unió hace un año, antes de eso ya era reconocido por los policías como un dolor en el culo, con delitos como el robo, disturbio de la paz, participó en varias peleas ilegales y hay registro de... — se detuvo haciendo una mueca de molestia antes de seguir — dos casos de adulterio donde fue participe. — suspiró cansado sobándose el puente de la nariz mientras leía el informe en voz alta de aquel hombre que solo sabía darle dolores de cabeza. — una cámara de seguridad hace unas horas lo captó participando en la trata de personas — dijo mostrando en la enorme pantalla plasma una imagen de Ace con una chica en brazos en un callejón caminando hacia un auto donde apenas se podían distinguir dos rostros — Marco de 43 años y Saber de 30 — dijo haciendo zoom a los rostro de ambos consiguiendo una imagen un poco más nítida — se encontraban estacionados en la calle Bartomé. — concluyó mostrando tres fotografías con los rostros de cada uno.

–¿Qué pasa con la chica? — preguntó uno de los oficiales de policía que se encontraba sentando en uno de los costados de una alargada mesa, acompañado de otros colegas del mismo rango.

–No hay información al respecto — respondió sencillamente el hombre de cabello canizo y aspecto rudo que daba la conferencia informativa — El departamento de inteligencia está buscando hasta en los archivos más recónditos pero no hay nada, ni siquiera un registro de nacimiento, esta persona no existe en el sistema.

–¿Que? ¿Como es posible? — la habitación se inundó de incertidumbre buscando una respuesta lógica a lo que escuchaban.

–Tal vez es una inmigrante ilegal — comentó una oficial — el tráfico de personas es un problema en nuestro país.

–Ya se está pidiendo una orden internacional de búsqueda de identidad, pero es poco probable que se haga factible debido a que no se sabe el objetivo del crimen. — respondió con frustración disfrazada. — Eso es todo, envíen patrullas a investigar la calle Bartomé y busquen pistas, pueden retirarse. — concluyó sintiéndose cansado.

Una vez todos salieron de la oficina de conferencias, aquel hombre de cabello cenizo se permitió sentarse con notorio cansancio y frustración. Portgas D Ace, el hombre que ha estado intentando darle caza desde que se le reportó su primer robo en la ciudad, siempre tan escurridizo, de naturaleza cínica y burlona. Miró la foto del monitor donde la única foto decente que se pudo encontrar de su rostro fue una donde sonreía como niño travieso frente a la cámara el día en que por fin lo pudieron apresar por el delito menor de salir sin pagar de un restaurante en donde casualmente él también se encontraba almorzando. Suspiró nuevamente al recordar como dos hora después de ser aprisionado se escapó fácilmente dejando una pequeña nota que decía: "Gracias por la comida cenizo, hasta pronto." Con su nombre firmando abajo.

De solo recordarlo el pobre policía sentía como se le marcaban las venas de la ira.

Al otro lado de la ciudad, en un pequeño y tranquilo barrio sin cámaras se encuentra la casa de aquel hombre buscado.
En la cocina mientras revisaban a la chica que hace pocas hora había traído, se encontraba cocinando el almuerzo, años de soledad e independencia le dio la sencilla habilidad para cocinar.
Con una sonrisa miró satisfecho que solo le faltaba que se cocinara la sopa, salió de la cocina secando sus manos con una toalla que dejó sobre la mesa de su modesto comedor.
Tocó antes de entrar a su habitación donde se encontraban revisando a la chica.

–Puedes pasar — se escuchó la voz del doctor.

Ace entró manteniendo su buena educación, una de las tantas cosas que lo caracterizaba.

–¿Como se encuentra? — preguntó al doctor que parecía concentrado anotando un par de cosas en una hoja mientras la enfermera que lo acompañaba ajustaba la presión del goteo de la bolsa salina.

–Bueno, es complicado, necesitará varias pruebas y si es posible un traslado al hospital.

–¿Tan mal está?

–Mas que eso es el hecho de que no hace ni dice nada — suspiró por la nariz el doctor — es difícil saber con exactitud alguna anomalía si ella no habla ni responde al dolor.

Ace mantuvo silencio pensando que llevarla a un hospital es completamente imposible.

–Me comentaste que estuvo encerrada en un calabozo por un mes sin comer — dijo el doctor mirando el informe que escribió.

–Si, al menos eso me dijo el esclavista.

–Bueno, he de informar que eso no es del todo cierto — dijo sacándose los lentes.

–¿Qué quieres decir?

–Sospecho que a modo de supervivencia estuvo comiendo ratas y cucarachas.

Ace miró asqueado a la chica que se encontraba durmiendo plácidamente en su cama, con vendaje en vez de molestos grilletes y cadenas.

–Necesita un lavado de estómago — sentenció el doctor.

–Entiendo — respondió aún pensativo Ace — haré que sea posible — el doctor asintió satisfecho — ¿pero qué pasa con su...? Hum, forma de ser — intentó preguntar sin poder encontrar mejores palabras.

–Con respecto a eso — el doctor posó su mirada en la chica entendiendo a lo que se refería el joven — bueno sospecho que es un estado psicológico, no sé en qué tipo de situaciones se encontraba, pero la dejó en un estado de letárgico.

–¿Entonces no está en estado vegetativo?

–No es nada de eso, según mis exámenes ella puede oír y ver bien, también el hecho de que no se mueva es solo un efecto psicológico de algún evento traumático de gran magnitud, pero de lo que no estoy seguro es de su sensibilidad al dolor. — habló rascándose la frente con la parte de atrás de su bolígrafo con expresión complicada.

–¿Algo más que tener en cuenta? — inquirió el azabache de ojos negros.

–¡Oh! Si, sí, ya lo había olvidado. — dijo más animado — aparte del lavado de estómago y desinfección, al parecer cuenta con rastros de violación, su intimidad está algo dañada pero nada grave — Ace oscureció un poco su mirada, pero no cambió su semblante que mostraba tranquilidad fingida — también obvios rastros de abuso físico, su dentadura se encuentra en sorprendente en buen estado, no cuenta con cicatrices más que una que tiene en la espalda al nivel del riñón, por la forma parece ser que fue provocada con un objeto corta punzante, su edad ronda entre los 20 años, no parece que haya tenido hijos nunca, debieron ser cuidadosos de no embarazarla — concluyó su informe el viejo doctor, reacomodándose los lentes.

–¿Algún cuidado que recomiende?

–Dale estás gotitas una hora antes de cada comida hasta el día de la operación — dijo pasándole una pequeña cajita con indicaciones — esto ayudará a desparasitación y limpiará su estómago, también hacedle curaciones dos veces al día, no olvides desinfectar y por hoy puede quedarse con el suero, ya que es solo para la leve deshidratación que presentaba. — decía mientras guardaba la indumentaria médica.

–¿Que puede comer? — preguntó tratando de recordar y simplificar la información que estaba recitando el doctor.

–Con respecto a eso, solo líquidos como sopa y jalea, nada sólido hasta que le hagan lavado de estómago. — respondió tomando su maletín junto con un bolso que era cargado por la enfermera.

–Entiendo — dijo mientras se disponía a guiar al doctor hasta la salida. — gracias doctor Román — se despidió con cortesía el azabache.

–No te preocupes muchacho, ella está en mejores condiciones de las que crees — dijo dándole una palmada amigable en el hombro antes de irse en un pequeño y desgastado auto.

Cuando lo vio partir se giró sobre sus talones y antes de subir a su habitación apagó la cocina donde comprobó que su sopa ya estaba lista.

Cuando la chica despertó al día siguiente en la madrugada vio a Ace durmiendo plácidamente sobre el sillón a un lado de ella. Se quedó mirándolo fijamente, era un hombre apuesto de aproximadamente 1,80m con un revoltoso cabello azabache lo suficientemente largo como para poder hacerse una pequeña coleta, tenía pequeñas y delicadas pecas adornando sus mejillas y un cuerpo que se veía fuerte.

Abrió sus ojos pesadamente notando que alguien lo estaba observando y se sorprendió de que fuera ella que a pesar de verse descubierta ni se inmutó.

–Buenos días señorita — dijo intentando despabilar — ¿Dormiste bien? — se acercó a ella despacio aun usando su ropa del día anterior, por su parte la chica solo apartó su mirada al techo. — Soy Portgas D Ace — se presentó sin esperar respuesta, ella solo lo volví a mirar y asintió débilmente con la cabeza.

Ace le sonrió en respuesta al saber que ella le podía entender.

–Voy por tu desayuno — le informó y así salió de la habitación en donde una vez en la cocina decidió llamar a Marco.

–Maldito imbécil, ¿Por qué llamas a esta hora? — se escuchó una voz irritada al otro lado de la línea.

–Marco, buenos días — habló con una sonrisa traviesa atravesando su rostro — el doctor Román dijo que la chica necesitaba un lavado de estómago — dijo viendo con recelo un frasquito de pastillas para la narcolepsia.

–¿Es enserio? — se le escuchó un pequeño gruñido en protesta — está bien, déjalo en mis manos — dijo queriendo volver a dormir.

–Intenta que sea lo antes posible — presionó y escuchó otro gruñido como queja, Ace soltó una carcajada como respuesta.

Cortó la llamada y se dispuso a esta vez hacer el desayuno.

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