๐““๐“ธ๐“ท'๐“ฝ ๐“จ๐“ธ๐“พ ๐“ก๐“ฎ๐“ถ๐“ฎ๐“ถ๐“ซ...

By PlanetButterfly01

9.1K 720 1.8K

- ๐๐จ ๐ฅ๐ฅ๐จ๐ซ๐ž๐ฌ, ๐‚๐š๐ฆ๐ณ. ๐€๐ฅ๐ ๐ฎฬ๐ง ๐๐ขฬ๐š ๐ž๐ง๐œ๐จ๐ง๐ญ๐ซ๐š๐ซ๐šฬ๐ฌ ๐š ๐ฎ๐ง ๐œ๐ก๐ข๐œ๐จ ๐ข๐ง๐œ๐ฅ๐ฎ๐ฌ๐จ... More

PRELUDE
Boo
Guilty
Touch
Curiosity
Game
Somebody
Mine
Dream
Maybe
Secret
Jealousy
Within
Frozen
Bath
Walk
Idiot
Real
Sex
Thanks
Ghost (Extra)

Forgiveness

398 36 92
By PlanetButterfly01


Un átomo demora en desintegrarse 20 milmillonésimas de una milmillonésima de segundo. Más o menos el tiempo que tardaron mis células para quedar disfuncionales cuando mis labios tocaron los de Lauren en un beso que extrapoló mis sentidos a otro planeta. Tal vez ella era mi planeta particular. Mi hermoso planeta de ojos verdes.
Una mano vagó por mi espalda hasta tomarme de la nuca, obligándome a abrir la boca para recibir aquella lengua escurridiza que se enredó con la mía como la serpiente del Edén al árbol del fruto prohibido. Un suspiro amortiguado delató el placer que estaba experimentando la morena en cuanto atrapé su labio inferior con mis dientes. Dejé salir un jadeo desesperado cuando su mano libre apretó mi trasero.

- Siempre quise hacerlo. – Murmuró sobre mis labios.

- Hazlo. – Imité la filosofía de vida que ella misma había propuesto. Masajeó mis glúteos con paciencia mientras su boca comenzó a succionar el lóbulo de mi oreja. – Mierda, Jauregui.

- ¿Qué pasa, Camzzi? ¿Esta puta te calienta?

Estuve a punto de protestar, pero la mordida que dejó en mi cuello fue motivo suficiente para ignorar el rencor que goteaba por su voz.  Mis dedos se aferraron a su cuero cabelludo para que no dejara de besar mi pulso. El fuego corroía mis venas y el frío que una vez llegó a desprender ella, se había convertido en un dulce hilo de saliva en mi hombro. Sonrió victoriosa al escuchar por segunda ocasión consecutiva mi quejido lujurioso que aumentó sus decibeles cuando unos dedos traviesos jugaron con el vilo de mi blusa. Se separó de mí sólo para regalarme una panorámica de sus orbes que habían sido engullidos en su totalidad por la oscuridad de las pupilas, por otro lado, el verde esmeralda tomó un matiz más salvaje que parecía estar a segundos de devorarme viva, justo como el fuego valyrio. Coló sus manos por debajo de mi ropa, dejando una estela de temblores a su paso. Sus ojos no se habían desconectado de los míos en una lucha que yo había perdido hacía mucho, sin embargo, no desplegaría mi bandera blanca ante ella. Parecía que Lauren se estaba cansando de ese diálogo de miradas, así que volvió a situar sus labios en mi piel, esta vez muy cerca de mi escote. Las palmas de sus manos acunaron mis senos para elevarlos lo suficiente y dejarlos al alcance de sus labios. Esta vez recogí su cabello en una coleta, tirando con fuerza de ella. Chasqueó su lengua desaprobatoriamente.

- Las riendas las llevo yo, Cabello. – Liberó su melena y con un movimiento ágil, aprisionó mis manos tras mi espalda.

Mi pecho quedó al descubierto cuando la morena bajó mi blusa con una habilidad sospechosa. Desapareció uno de mis pezones en su cálida boca. Vi el cielo, las estrellas y hasta uno de los diez anillos de Saturno. Si no era lo suficientemente delirante ver al espíritu de tu mejor amiga que estaba en coma, venía yo a enrollarme con este. Estás demente, Karla. Mi conciencia intentó hacerme entrar en razón pero las caricias de Lauren impedían que realizara una correcta sinapsis. Abandonó su tarea con un tortuoso recorrido por mi abdomen. Baja un poco más, imploré mi fuero interno.

- ¿Qué quieres? – Interrogó con una clara expresión de victoria en su rostro.

- Y-yo. – Tartamudeé, presa de la vergüenza.

- Lo dijiste en voz alta. – Se jactó de mi desliz, dejando un soplo de aire templado en la ardiente piel de mi pelvis. – ¿Vas a volver a frenarte? ¿No aprendiste nada, Camilita?

No sabía cómo no la había dejado ahí, de rodillas y sin entregarle lo que buscaba. Porque te está encantando lo que está haciendo. Buen punto. Contuve la respiración cuando sus uñas trazaron espirales en mi monte de Venus. ¿Cuándo había desabrochado mi pantalón? Esos detalles no importaban realmente, mis pensamientos estaban centrados en un único objetivo.

- ¿Qué quieres? – Repitió esta vez con un tono autoritario pero inocente. Una combinación que hizo flaquear aún más mis defensas. Si es que había tenido alguna.

- Q-que tú… – Vacilé un poco. ¿En serio caería en su juego? Las hormonas se arremolinaron en una zona específica que señalé con mi mandíbula.

- La curiosidad alcanza sólo para los besos, Camz. – Trepidó por mi cuerpo con una languidez que estaba por eliminar mi última neurona cuerda. – Buenas noches.

Depositó un beso en mi mejilla sudorosa y se perdió escaleras abajo con ese contoneo sensual que era tan suyo. Recosté la cabeza a la pared, dejando salir el aire contenido en mis pulmones. ¿A caso había perdido la razón? Ni siquiera era consciente de qué estaba haciendo, o de si aquello era posible. Incluso si fuera un sueño o una jugarreta de mi propia imaginación, era rarísimo pensar así de Lauren Jauregui, mi mejor amiga. Aquello era una aberración; una afrenta a tantos años de amistad. Sí, era cierto que hubo una etapa en la cual mi vista se perdía en sus hermosas facciones, en las curvas que la pubertad ayudó a forjar, en el verde centellante de sus ojos. Pero jamás se había cruzado por mi mente una escena como la que acababa de protagonizar.
La lluvia había cesado unos minutos atrás, sin embargo, preferí regalarme un par de segundos más para acoplar mis descompasados latidos y mi estrepitosa conciencia.

La alarma me asustó a tal punto que di un brinco que me sacó de la cama. No de la mejor manera para otros, pero por suerte yo contaba con una buena protección trasera. Las manos de Lauren tocándolo la noche anterior llegaron raudas a mí, no obstante, agité la cabeza de inmediato para que ese déjà vu se marchara de la misma forma en que había llegado. Entré a la cocina en busca de la morena, aunque sabía que lo mejor era alejarme de ella. Pero la maldita necesidad de verla a diario era más fuerte que cualquier estrategia de control de enfermedades mentales que me hubiese trazado. Extraje una caja de zumo de naranja de la nevera y tomé un plátano que adornaba el centro de mesa siempre y cuando yo no estuviese cerca. Caminé despacio para no alertarla de mi presencia, debía preparame antes. Estaba sentada en la alfombra con Gracie entre sus piernas, justo como el día anterior.

- Hey. – Saludé una vez que logré detener a mi desbocado corazón. Ella elevó una ceja a modo de saludo. – ¿Podemos hablar?

- ¿No aclaramos lo suficiente anoche? – Su interrogante no estaba teñida de cinismo, sino que había adquirido un tono neutro aunque un poco recriminador.

- No quise decir eso sobre ti. – Acepté en voz baja.

- ¿Cuál de todas las cosas? – Frunció el entrecejo como si de verdad estuviese buscando una respuesta. – De seguro vas a replantear tu visión sobre mí. Ya no seré tu amiga la puta, ahora me vas a designar como tu amiga meretriz. ¿No es así?

- Dejamos de practicar el sarcasmo la una con la otra hace mucho.

- Claro, ahora practicamos cómo besar chicas la una con la otra. – Rebatió, lanzándome dagas con sus fanales.

Nuevamente éramos interrumpidas, no obstante, agradecí no tener que responder a eso. Me sentía demasiado perdida con todo lo que estaba sucediendo como para sobrecargar a mi cerebro. Era difícil seguir el ingenio de la ojiverde. Tras la madera se hallaba Ally. Si mi día no había empezado ni remotamente bien, estaba a punto de empeorar.

- ¿Qué haces aquí? – Prácticamente escupí, necesitaba liberar mi frustración y quién mejor que la persona con la que llevaba una semana sin hablar después de haber discutido.

- Vine a verte, Camila. – Dijo con voz firme.

- Ya lo has hecho, puedes marcharte. – Estuve a punto de cerrar la puerta, mas una mano haló en dirección contraria.

- ¿Esa es manera de tratar a Ally? – No me asustó el tenerla prácticamente encima de mí, ya me estaba acostumbrando. A lo que nunca me acostumbraría sería a la manera de tratarme como si fuese su hija.

- No sabes nada. – Mascullé, dirigiéndole una clara mirada de advertencia.

- Has tenido tu móvil apagado todos estos días, obviamente no sé nada. – La rubia entró al apartamento sin mi permiso, quedándose de pie a mis espaldas.

- No sé qué pasó entre ustedes, pero resuélvanlo. – Me dio un ligero empujón en dirección a la otra mujer. – Ah, y trata de no besar a esta amiga. Aunque tu curiosidad es difícil de controlar.

- Eres insoportable. – Bramé para Lauren y llamé la atención de Allyson.

- Sé que me comporté muy mal, Camila, pero no puedes descargar todo ese enojo en los demás. -  Sacó una pequeña cesta y la dejó sobre la mesa. – Te traje galletas con chispas de chocolate, el saborizante de banana se había acabado.

- Agradécele. – Ordenó Lauren a mi lado.

- Se dice plátano. – Fue mi simple intervención.

- Banana. – Respondió sin prestarme atención.

- Plátano.

- Banana. – Se cruzó de brazos para hacer énfasis en sus palabras, pero sólo logró llevar mis ojos hacia su ajustado escote.

- P-plátano. – Murmuré, un tanto desorientada por aquella imagen.

- ¡Camila! – Gritó Ally. – Ya te dije que se puede decir de ambas formas. Dios, es peor que esa discusión que tuvieron tú y Lauren en aquel restaurant de sushi.

Ese día habíamos ido todas a comer al Bo Ky, uno de los mejores restaurantes del Chinatown en New York, para celebrar que habíamos pasado el semestre sin deber ninguna asignatura y que Ally había conseguido su beca de repostería en New Jersey. ¿El único inconveniente? A Lauren ese día le había parecido una genial idea coquetear con el camarero sólo para ganarle una apuesta a Normani. No había necesidad de que le hiciera ojitos para que el hombre babeara por ella. Ya lo había hecho nada más nos había traído la carta.

- Quiero plátanos. – Informé, moviendo mi pie insistentemente cuando mi mejor amiga dejó caer su mano en el hombro de aquel baboso.

- ¿Cómo que plátanos, Chancho? – Dinah se burló, no obstante, recalqué mi pedido.

- ¿Estás de broma? – Por primera vez en la noche, la ojiverde me hablaba.

- No, es muy en serio. Quiero plátanos.

- Eso es una barbarie. – Se quejó dramáticamente. - ¿Cómo que plátanos?

- Lo que escuchaste, Jauregui. – Rodé los ojos, hastiada de su comportamiento juzgador.

- Se dice banana. – Dejó salir una risita, pero no estaba de humor.

- Plátano.

- Banana.

- Plátano.

- ¡Chicas! – Interrumpió Ally.

Nuestras caras estaban a unos escasos cinco centímetros, con el olor a vainilla de Lauren despertando mi sentido olfativo, sus labios ensanchándose en una preciosa sonrisa y mis mejillas tiñéndose de rojo. Pellizcó mi nariz sin perder la sonrisa, contagiándome a mí el gesto de felicidad.

- Vale, plátano también. – Me guiñó un ojo antes de girarse al camarero para ordenar algo. – Traiga media docena de sus mejores “plátanos”, que le apetecen a la señorita y a mí.

Las tres volvimos al presente al unísono. La mayor tenía una expresión de nostalgia plasmada en el rostro; la morena y yo en cambio sonreíamos con complicidad. Ella borró su sonrisa de un plumazo. Tal vez era la nueva ley de hielo aplicada a mi persona – que merecía en parte – o tal vez se debía a un naciente temor de no presenciar tangiblemente esos momentos. Como en los viejos tiempos.

- Ally la está pasando mal. – Susurró, acercándose a la pequeña rubia. – No eres el centro del problema, Camila, sé condescendiente con el resto.

- Pero…

- No hay peros que valgan, sé una buena amiga. – Le dedicó una mirada cargada de tristeza a la persona que tenía en frente pero que no podía verla. – Que te duela más a ti, no significa que a otros no les duela. Todos cometemos errores, ya te lo dije, pero ella está tratando de sobrellevar esto de la única forma que conoce.

- Gracias. -  Musité, tomando las manos de Ally que me observó sorprendida. – Por las galletas, por hacerme recordar un suceso tan lindo con Lauren, y gracias por venir.

- Mila. – Se aferró a mi torso, llevándome consigo a un maratón de llanto reconfortante.

Mi pecho no dolía tanto ahora que estaba abrazada a Ally y sentía la mirada de Lauren en mi nuca. Sólo que esta vez no me recriminaba nada, simplemente estaba en una esquina, dejándose empapar por un perdón silencioso que le había otorgado a nuestra amiga y con una sonrisa melancólica adornando sus labios.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Hola, bellas criaturas del inframundo...
La inspiración me llegó de un momento a otro, así que aproveché para darle una sorpresita a alguien que se quedó dormida y no esperó a que llegara de mi cita 😒. Eeeen fin, espero disfruten el cap y nos veremos pronto, quién sabe.
Xoxo💖

Continue Reading

You'll Also Like

9.5M 333K 51
Camila es doctora en un hospital de Los รngeles. Su vida se basa en ir al hospital, cuidar de su hermana Sofi y pasar tiempo con Ally y Dinah, hasta...
1.7M 83.4K 109
Cuarto libro de famosas y tu, espero lo disfruten.
579K 41.2K 74
Lara pensaba que Toni era el amor de su vida, pero dejรณ de serlo hace mucho, despuรฉs del primer golpe que recibiรณ por su parte cuando estaba embaraza...
712K 57.4K 85
"Uncanny: una experiencia sobrenatural o inexplicable, extraรฑa o mรกs allรก de lo ordinario" Todos los vampiros tienen un compaรฑero destinado, alguien...