Enséñame a volar

By Idoia_G

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"Si a mis 38 años, soltero, friki y hogareño me dijesen que mi vida iba a cambiar radicalmente en un segundo... More

Intro
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítlulo 15
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Epílogo

Capítulo 16

21 10 10
By Idoia_G


Capítulo especial narrado por: LOLITA

Anoche, tuve la noche más mágica de mi vida. Estrellitas de colores, arcoíris... Tenía miedo porque tengo unos sentimientos muy fuertes hacia Javi, tan fuertes que me dan miedo. He fantaseado continuamente con besarle y besarle hasta finalmente hacerle el amor. Y las expectativas eran tan altas que por un momento pensé que el sexo podría enturbiar nuestra relación. Que me podría decepcionar y acabar frustrada. Pero anoche fue fuera de serie. Javi es un animal en la cama, no un animal salvaje, fue tierno, fue cariñoso, fue gominolas y unicornios de purpurina. ¿Me entiendes? Toda mi vida me ha gustado el sexo salvaje, siempre he buscado emociones fuertes que suplieran todas mis carencias emocionales. Que son un huevo. Mis padres fueron pésimos mostrándome las cosas bonitas de la vida. Esas las he aprendido de los libros románticos. Pero la realidad es que las emociones fuertes han sido el noventa por ciento de mi vida. Quizá porque nunca he querido de verdad a nadie. Te enseñan en casi toda la literatura que quien se pelea se desea. Y es lo que la mayor parte de las veces buscamos. Un amor tóxico, que nos lleve a vivir momentos explosivos.

Con Javi he descubierto que algo puede ser explosivo, no, lo siguiente, sin necesidad de ser una montaña rusa. Anoche me demostró, que no tiene que tratarme mal, ni ser duro, ni salvaje para provocarme el orgasmo más increíble que he tenido en mi puta vida. Con algunos, incluso siendo salvajes, tuve que fingir un orgasmo. No te digo más. Ayer, sin embargo, vi fuegos artificiales, solo con la boca de Javi ahí abajo. No sabía que podía tener un orgasmo con el sexo oral. Nunca me había pasado. Y eso que he estado con chicos que se esforzaban lo suyo. Sergio, mi ex, era una fiera en la cama. Creí que me encantaba y que era un veinte sobre diez. Pero anoche Sergio se quedó en un cinco raspao, porque Javi es un cien sobre diez. Me hizo sentir cosas que jamás he sentido. Me hizo flotar. No sé si explico la sensación que tuve. Creo que me correría solo de volver a pensarlo, luego solo vino la guinda del pastel. Después de las dos primeras veces brindamos con un Moët, ese de las pegatinas rosas. ¿Sabéis cuál es? Si no lo conocéis, leed un poquito a Megan Maxwell, es una crack de la literatura romántica. De esa que te pone a tono.

Después del brindis y acabar casi con la botella, porque entra solo eso, volvimos a hacer el amor. Al menos dos veces más, hasta quedarnos dormidos. Ha sido magia pura, lo juro. Ahora mismo me he despertado a su lado. Y él sigue dormido. Es tan guapo. No os hacéis una idea, su pelo rubio tan rizado, sus ojazos azules, tan intensos, cristalinos, transparentes. Tan alto, con ese pecho tan bien tallado. Sus pecas en su espalda y ese olor tan a él que hace que toda mi lívido se concentre en el mismo sitio. Aquí estoy mirándole mientras sigue durmiendo.

No es la primera vez que me despierto antes que él, aunque creo que él no lo sabe. Y siempre siento la misma fuerza que hace que mi mano le acaricie su cara. Su mejilla, su nariz, sus ojos cerrados, acaricio sus rizos, su cuello, bajo por su brazo y unas cosquillas intensas me recorren todo el cuerpo. Siento como mi sexo se contrae queriendo volver a sentirle en mi interior. Porque ha sido una sensación de plenitud tan pura. Eso y que me pone cachonda perdia el solo pensar en él. Ahora que lo he catao, como diría mi abuela, que en paz descanse la mujer, no quiero perderme ni un solo bocao. Las miguitas las voy a lamer para no desperdiciar nada de este hombre. Ya estoy mojada otra vez. ¡Así, yo no puedo! Beso su cuello, lo lamo y bajo por todo su abdomen. Sé que ya está despierto, sus manos lo delatan. Se aprietan sus puños y sé que desea esto tanto o más que yo. Quiero dárselo todo. Y quiero recibirlo todo de él. Su miembro está duro como una piedra, cómo casi todas las mañanas, pero esta vez puedo disfrutar de este momento. Bajo a su entre pierna, dibujando un camino con besos y caricias. Meto su pene en mi boca, lamo y mordisqueo todo a su paso. Oigo su gemido y noto como sus manos se enredan en mi pelo. Continuo cada vez con mayor velocidad, hasta que noto el calor de sus fluidos en mi boca. Esa que se traga absolutamente todo. Es brutal la sensación de sentirme completamente satisfecha y a la vez la necesidad de empezar de nuevo.

Sus manos rodean mis brazos y me levanta de nuevo para besar mis labios. Abro mi boca y deja paso a su lengua, invadiendo mi boca de manera voraz. Somos dos locos, en medio del desierto, ávidos de amor, de sexo, de lujuria, de placer. Me siento libre con él, tan libre como el viento, tan libre que puedo ser aquello que quiera, puedo ser feliz, por primera vez en mi vida, toco la felicidad más plena. Y no quiero soltarlo. Ni a él, ni a lo que siento, estando con él.

— Buenos días grandullón — me remuevo entre sus brazos para recolocarme en su costado.

— Buenos días. — besa mi cabello y lo acaricia con sus manos. — ¿Esto es un sueño?

— Sí — lo miro a esos ojos azul cielo de verano, tan brillantes y vivos — es nuestro sueño.

— Nuestro. — lo dice bajito, como si fuese para él. Le beso el pecho y trazo círculos con mis manos sobre él. — Desde ayer quiero hacerte una pregunta.

No me mira, en realidad, mira a la nada.

— Claro, ¿Qué quieres saber? — sé que no me va a gustar porque le noto tenso.

— ¿Qué pasa con Paul, el jefe? — Uuuuf la gran pregunta. Ayer cuando le vimos, me puse nerviosa. Javi, no sabe que me he acostado con él, ni que conseguí el trabajo por eso. Ni que pedí el traslado cuando le conocí. Y sé que esto que tenemos ahora mismo se irá a la mierda en cuanto se lo diga. Pero si algo me ha enseñado la vida es que la verdad debe ir siempre por delante. Porque las mentiras dinamitan cualquier relación.

— Me acosté con él. — Javi se separa de mí y se incorpora. Me mira fijamente y ahí está, la decepción. Pero no dice nada. Me incorporo y me siento a horcajadas sobre él, quiero mostrarle, que quiero esto con él. Que Paul no significa nada — hace unos cinco meses, aún no me había presentado a los últimos exámenes para ser piloto. — Sigue tenso, así que le rodeo el cuello con mis brazos y beso sus labios. Noto como poco a poco se destensa. Se separa un poco y sigue mirándome. — Fui a una convención de pilotos, para ver las opciones laborales, las compañías y esas cosas. Tras la convención había una fiesta. Y obviamente me tomé unas copas. — Javi parece absorto en lo que le cuento — Estaba en la fiesta bailando y conocí a un tipo que también iba contento, una cosa llevó a la otra y acabé en la cama de su hotel. Estuve dos días allí metida sin salir. Porque el tío... — veo que los ojos de Javi, se abren de par en par, igual es demasiada información ¿No? — Bueno da igual. El caso es que le comenté que iba a graduarme pronto y que estaba en la convención para buscar oportunidades de trabajo. Yo no sabía que él era un jefazo de la compañía. Pero un par de semanas más tarde me dijo que si aprobaba todo, tendría un trabajo esperándome en Madrid. Y así fue. Me ofreció el puesto después de los exámenes. Me comunicó que se iba a quedar una plaza fija vacante y la cogí. Iba a entrar por la puerta grande.

— ¡Joder!

— Javi. Eso no quiere decir nada, me he acostado con muchos hombres. — Auch, quizá tendría que aprender a cerrar la boca. — ¿Javi? — le agarro la mandíbula y hago que me mire a los ojos. Lo más puro que tenemos es mirarnos, porque se crea una especie de vínculo entre nosotros, que traspasa cualquier cosa. — Javi. No significa nada. Esto — le señalo todo a nuestro alrededor — Esto es lo mejor que tengo. Tú — le toco con el dedo en el pecho — Tú eres lo más real que poseo. Cualquier pasado, pasado es. Tú eres mi presente y mi futuro — No me responde, ¡Mierda! — ¿Javi?

— Perdona. No me lo esperaba. — esa es su respuesta, pero noto como su cabeza da vueltas y vueltas. — Yo... ¿¡Por eso el primer día estaba tan simpático contigo!?

— Sí, pero, desde entonces no he vuelto a saber de él. Y no me importa, te conocí y se acabó.

— Lola, ese tipo es un tiburón. Consigue todo cuanto quiere. Siempre ha sido así. Le he visto destrozar a gente en el trabajo porque algo se le metía en la cabeza. Puede hacerte daño.

— Que lo intente. Javi, quiero estar contigo. Ese tipo no va a frenar esto que hay entre nosotros. — Le beso con urgencia y violencia. Necesito sentir sus labios. Le abrazo pegándole a mi cuerpo, necesito sentir el calor de su piel contra la mía. — Nadie nos va a separar. ¿Me oyes?

— No, no nos van a separar Lola. Nadie. Nunca — me besa con una pasión desmedida. Justo como yo necesito ahora mismo. Y nuestros besos, nos llevan a las caricias, y las caricias a los jadeos y los jadeos a él entrando en mí. Y así despejamos cualquier duda que pueda surgir entre los dos.

Los minutos se vuelven horas y las horas nos llevan de regreso al hotel. Me despido de este desierto que tanto me ha dado. La noche más maravillosa de mi vida y el sentimiento más poderoso. Llegamos al hotel con todas las dudas despejadas y con nuestras manos entrelazadas. Mi sonrisa duele de lo enorme que es. Javi me guía a través del vestíbulo y subimos al ascensor. En el ascensor montamos solos y cuando las puertas se cierran, Él, se lanza sobre mis labios devorándome de nuevo. Me subo y rodeo con mis piernas su cintura. El ascensor sube y sube y sube ¿Dónde nos lleva? Llagamos a la última planta sin ser parados en ningún momento. Que extraño, cuando llegamos, veo que Javi no ha dado al botón de la planta que nos correspondía, si no que ha metido una llave. Las puertas se abren y salimos directamente a una estancia diáfana. Es el ático. Lo he visto en la publicidad del hotel. Una estancia de superficies modernas, lisas y totalmente blancas y doradas, hacen que el lujo sea majestuoso.

— Bienvenida a nuestra suite – me dice el grandullón.

Me giro. ¿Esto es para nosotros? Pero... debe costar un afortuna. ¿Qué...? Javi se pega a mí en dos zancadas y me sorprende levantándome del suelo y andando conmigo en brazos hasta una pared. Apoya mi espalda sobre la pared fría, baja mis vaqueros un poco y noto como se baja los suyos también. Se introduce de una estocada certera en mi interior. Sin palabras, sin esperarlo, sin más. De mi cuerpo sale un gemido, es alto, casi un grito, por la impresión. Comienza con un vaivén rápido, mete su mano entre nosotros y presiona mi botoncito mágico haciendo que todas mis terminaciones nerviosas tiemblen y se activen. No nos estamos besando porque esto no es el amor romántico de anoche, no, ahora es sexo, es necesidad. La suya y la mía. Y yo estoy encantada. Muevo mis caderas para ayudar a que sus embestidas sean más brutas y más profundas y entre jadeos nos corremos juntos.

— Te quiero — no puedo evitar decirlo. Porque lo siento. Necesito que Javi lo sepa. Sé que es demasiado pronto pero Javi dibuja una sonrisa en la cara y junta sus labios con los míos.

Recorro la estancia, es enorme con paredes blancas, hay dos sofás de piel blancos y una mesa de comedor con cuatro sillas, de corte clásico, blancas y doradas. Hay una especie de zona de cocina, con una encimera y una nevera. Pasado la zona de salón hay una cortina de cuentas y tras ella una cama redonda, justo en el centro de la estancia, que se presenta con las tres paredes del fondo con ventanal de cristal del suelo al techo. Me acerco y toda la ciudad de Dubai está a nuestros pies. Hay una puerta en un lateral que da paso a una terraza y una piscina infinita de esas. Es increíble.

El día pasa tranquilo, estamos totalmente desnudos todo el día, en la cama, en el sofá, en el baño. Cuando la noche cae de nuevo, Javi pide la cena. Una cena rica en guarrerías de las que me encantan. Javi lo sabe y por eso las ha pedido.

— ¿Por qué no hablas con tu familia? — ¡Mierda! esa pregunta no me la esperaba. Estamos cenando y no me gustaría hablar de ellos.

— No me gusta hablar de ellos — bajo la mirada y retiro la comida del plato.

— Siento la pregunta. Quiero saberlo todo de ti. Pero tengo la impresión de que no puedo conocerte. Hay una barrera en tu interior que lo impide. Y creo que es por tu familia.

— Puede ser, no sé. Somos una familia de mierda. Un padre y una madre divorciados y con mucha mierda. De verdad, no quiero hablar de ello. — Noto que las lágrimas me juegan una mala pasada. Javi se levanta, me levanta y nos lleva hacia la cortina de cuentas.

— Lola — me toma de la mano y entrelazando nuestros dedos me lleva a la habitación. Rodeamos la cama y me pone frente al cristal — Mira esto — Lo miro y veo Dubái, con todas sus luces encendidas bajo nuestros pies, una lágrima recorre mi mejilla. Porque esto es lo más cerca del cielo que voy a estar en la vida. Y no es gracias a mis padres, ni mi familia. Si no a Javi. Ese grandullón irascible y borde que conocí hace ya dos meses. Apoya mis manos contra el cristal y las suyas las pone encima. — Cuando estuvimos en Maui, dijiste que querías un hombre que bajase la luna para ti — es cierto, lo dije — Yo no te voy a bajar la luna. Está ahí arriba agarrada con fuerza — me besa la mejilla y después el cuello — Pero esta noche pongo el mundo a tus pies. Esta noche ellos mirarán hacia arriba para poder vernos a nosotros. — Suavemente se coloca tras de mí, toca mi sexo y descubre que estoy empapada. Porque con él cerca siempre lo estoy, y me penetra despacio. Noto como centímetro a centímetro cada vez estoy más llena de él. Mi interior está pleno mientras sigo mirando esta ciudad llena de luz. — Esta noche esta ciudad es para ti Lola. Yo la he conseguido solo para ti — Sigue hundiéndose en mí una y otra vez. Cada vez es más profundo, sus besos en mi cuello me hacen jadear y gruñir. El corazón está acelerado y parece que se me fuese a salir del pecho. Apoyo mi frente en el cristal y sigo mirando esta gigantesca ciudad. Suelta mis manos y pone las suyas en mi pecho, amasándolo y pellizcando mis pezones. Es increíble como me olvido de cualquier cosa con él. Hecho mis caderas hacia atrás en busca de un aumento de su placer. Seguimos y seguimos hasta que tiemblo y Javi se derrama en mi interior otra vez. Noto como su calor se expande por todo mi cuerpo haciéndome sentir llena y completamente feliz. Abro los ojos, que no era consciente de haberlos cerrado y veo su rostro a través del reflejo del cristal.

— Tú eres mi familia Javi. Algún día me abriré a ti de maneras que jamás me he abierto. Pero quiero que sepas que ahora mismo para mí, la única familia que elijo, eres tú. El único que me ha demostrado que le importo de verdad. El único que quiero en mi vida para siempre. — Giro mi cabeza y él, que ya me conoce y sabe qué quiero, besa mis labios. Somos dos almas voraces. Me giro haciendo que él salga de mi interior y le llevo hasta esa piscina de la terraza. Una piscina de esas que parece que no tienen fin. Y que te vas caer al vacío. No me voy de aquí sin probarlo todo con él.

Me lanzo a la piscina y él se lanza detrás. Jugamos un rato, nos hacemos aguadillas, nos lanzamos agua y después volvemos a amarnos, bajo las estrellas de Dubái. Bajo el cielo mágico de esta ciudad mágica. Y llego hasta el borde donde ahora sí la ciudad de Dubái está bajo mis pies y dejo volar la cabeza. En este preciso instante sé que Javi es el hombre de mi vida. Ahora y para siempre. Y no habrá nada que me separe de él. Porque estoy perdidamente enamorada.

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