Una parada en Colonia Basilia

By antoenletras

3.1K 392 60

Un desperfecto en su camión de carga lleva a Tadeo a pasar un fin de semana bastante peculiar. Nunca imaginó... More

Prólogo
1 - Bienvenidos a Colonia Basilia
2 - En medio de la ruta
3 - Un rincón lleno de vida
4 - Con más carisma que habitantes
5 - Una gran familia recibiendo visitas
6 - Con espíritu de turista recién llegado
7 - De rincones especiales
8 - Y una gran historia detrás
9 - Un lugar llamado hogar
10 - De conexiones inexplicables
11 - Y fuertes impulsos
12 - Un mundo por conocer
13 - Con pasados que son ruinas
14 - Y futuros que se encienden
15 - Un latido en común
16 - Un sentir desafiante
17 - Y confesiones que conectan
18 - Soltar el control
19 - Un antes y un después
20 - En el comienzo de un sueño
21 - Abriendo las puertas al futuro
22 - De la mano del amor
23 - Y de las nuevas oportunidades
24 - Un nuevo presente y un futuro que asoma
25 - El frío del mañana
26 - El quiebre del presente
27 - Y el refugio del ayer
28 - Una promesa
29 - Y una despedida
30 - Una lógica que duele
31 - Una decisión que acecha
32 - Y lo inesperado de la vida
33 - Amando a destiempo
34 - Latiendo a lágrimas
36 - Los nuevos comienzos
37 - La magia de la vida
38 - Apostar al latido
39 - Un lugar, un hogar
40 - Colonia Basilia
Agradecimientos
Nota de autor
Epílogo

35 - El después del adiós

41 6 1
By antoenletras

Cuando la pantalla se puso en negro, Olivia quedó atrapada en ese microsegundo anterior... cuando todavía veía su rostro. ¿Sería la última vez que lo vería así de cerca? ¿Volverían a hablar?

Miles de pensamientos se agrupaban en su cabeza con el único objetivo de hacer que las lágrimas y el dolor aumentaran. En esos momentos, el no saber si volvería a escuchar su voz, a sentir sus abrazos y sus besos la destruían por completo. Haber tomado aquella decisión, amándolo y sabiendo que juntos eran una historia bonita arruinada por la distancia, fue lo más difícil que había hecho en su vida. Mucho más difícil que cualquier decisión que hubiera tomado antes, incluso la de irse a vivir a Valedai.

Cada partecita de su nueva vida allí estaría rodeada por el recuerdo de Tadeo. Después de todo, había sido él quien la había empujado a seguir sus sueños.

Lo extrañaría. Eso estaba claro.

Lo extrañaba en ese momento. Extrañaba todo lo que tenían y que ya no existía. Extrañaba hasta su forma de caminar y la manera en que ponía su boca justo antes de lanzar una carcajada.

El dolor en el pecho fue tan grande en ese instante que pensó que podía morir por eso.

Se arrojó a la cama y hundió su cabeza en la almohada para ahogar un grito. Odiaba su presente. Odiaba estar lejos de su casa, odiaba tener que seguir con su vida adulta en unas pocas horas, odiaba no poder ir a la playa y esconderse en su pequeño refugio de paz. Odiaba al destino por haberlo enviado tan lejos, justo a él que parecía tener toda la esencia de ser el amor de sus días. Odiaba los minutos después del adiós y empezaba a odiar el pensar que quizás se había equivocado.

Cuando se dignó a salir de la habitación, fue directamente al baño para intentar recuperar su imagen. Aunque después de darse una ducha y mirarse al espejo, notó que sus ojos hablaban por sí solos: estaba destruida por dentro.

Volvió a la habitación y se cambió. Revisó su celular para ver si tenía algún mensaje de Frida y efectivamente allí estaba, confirmándole la hora en que podía ir a su casa.

Ese día habían acordado juntarse a practicar una receta que se les complicaba a ambas. Y Olivia no supo qué tan buena idea había sido hacer planes sabiendo que tendría una conversación previa con Tadeo.

Buscó su mochila en modo automático y decidió salir sin desayunar. Tenía el estómago cerrado.

En el camino hacia la puerta de la casa, vio que en el comedor estaban Igor y Pato hablando y riendo. Se limitó a mascullar un buen día y a avisar que saldría a casa de Frida.

—Vuelvo a la noche.

Sin esperar respuesta, salió.

Y la vida que había allí fuera la golpeó de lleno. ¿Cómo era posible que el mundo continuara girando? ¿Cómo era posible que afuera hubiera tanta luz cuando su interior se sentía ahogado en oscuridad?

Intentando no pensar demasiado y acelerando el paso, como si pudiera huir del dolor que sentía, fue hacia la parada del autobús. Para su suerte, encontró un asiento libre para esperar... Pero la espera parecía empujarla más hacia la tristeza. Sentía que necesitaba hacer cosas para no pensar demasiado, para no sentir demasiado.

Se puso de pie y comenzó a caminar unos pocos pasos, ida y vuelta. No fue suficiente, así que sacó sus auriculares y puso la radio. Estaba sonando una canción de rock que hablaba sobre la vida y las aventuras, no parecía peligrosa para su estado emocional así que dejó allí.

El autobús llegó a los pocos minutos, subió y se dirigió hacia un asiento del fondo, sus favoritos.

Recostó su cabeza en el respaldar y clavó su mirada en el exterior. Al menos aquello la distraería.

Lo que no estaba en sus planes era que comenzara a sonar una canción de Abel Pintos. Una que con su letra llegó hasta una fibra muy profunda de su sentir que hizo que las lágrimas que estaba conteniendo obtuvieran más fuerzas.

"¿Cómo tanto amor pudo hacernos tanto mal? No se como encontrar un rincón en el mar para ahogar la mitad del olvido..."

Su corazón se estrujó por completo. Porque ahí estaba lo que no lograba entender. ¿Cómo era posible que con tanto amor, con tanto esfuerzo y voluntad de ambos no pudieran seguir juntos? ¿Cómo era posible que la distancia pudiera con algo tan fuerte como lo era el amor que se sentían? ¿Cómo era posible que la única salida fuera alejarse?

Suspiró profundo y se sacó los auriculares. Secó sus lágrimas y se obligó a respirar, a pesar de la presión horrible que sentía en el pecho.

A los pocos minutos logró calmarse, justo para poder darse cuenta que estaba cerca de su destino. Bajó en la parada y caminó las dos cuadras que la separaban del apartamento de Frida.

—¡¿Qué te pasó?! ¿Te hicieron algo? —le dijo preocupada apenas la vio.

Y Olivia no pudo hacer más que reír. ¿Tan mal se veía?

—Nada que pueda arreglarse.

—¿Pero qué pasó? —volvió a preguntar después de cerrar la puerta.

Olivia se sentó en una silla y suspiró. No sabía si podría hablar de eso, pero lo intentó.

Tomó aire, sintió el nudo en su garganta, hizo fuerzas para no llorar y finalmente, lo dijo.

—Tadeo y yo hemos terminado —su voz se cortó al final y tragó saliva para disipar la presión. Pero no fue suficiente. Nuevas lágrimas comenzaron a caer y su amiga fue al rescate con un abrazo.

—Estarás bien.

—No sé si quiera estarlo.

—No digas eso.

—Es que lo amo.

—Pero está lejos y les estaba haciendo mal.

—Pero no sé si fue la mejor decisión.

—Lo irás descubriendo con el tiempo.

—Duele mucho.

—Lo sé. Sanarás a recetas y salidas, ¿si? A partir de ahora nada de quedarse encerrada, te sacaré a recorrer toda la ciudad.

Olivia sonrió entre lágrimas. No tenía ganas de salir, pero agradeció tener una amiga con tantas ganas de salvarla de aquella caída libre.

***

El día pasó entre recetas y varias risas junto a su amiga. Luego fueron juntas al instituto y allí su mente logró despejarse por completo. Fue en el camino de regreso a casa, con el sol ya escondido en el horizonte, cuando su mente volvió a traer los recuerdos de Tadeo. Mientras estaba en el autobús, se dispuso a mirar las fotografías que tenían juntos, sabiendo que no sería fácil eliminarlas... Tampoco quería hacerlo.

Algunas le regalaron una sonrisa y otras, con recuerdos más fuertes y sensibles, provocaron algunas lágrimas.

Cuando llegó a su casa había logrado calmarse, pero aun así quería estar a solas. Así que caminó directo hacia su habitación.

—Olivia. Espera —era la voz de Pato que venía desde el comedor.

Se paró en seco, pero no se dio vueltas. No quería tener que dar más explicaciones por el estado de su rostro.

—Mírame.

—Déjame. Quiero estar sola.

—Mírame, Olivia.

Resignada, dio media vuelta y de a poco levantó la vista. Pato la estudió con cuidado e hizo una mueca.

—¿Qué ha pasado?

Olivia suspiró. Tendría que hacer ese discurso bastantes veces por lo que empezaba a notar.

—Tadeo y yo hemos terminado —lo dijo rápido, casi sin pensarlo.

Su hermana la abrazó al instante y eso fue suficiente para que nuevamente, las lágrimas aparecieran.

—Estarás bien. Ya verás, sobrevivirás.

—Lo sé.

—En un tiempo esto será solo un recuerdo.

Aquello no fue un consuelo. Detestaba pensar que en un tiempo todo lo que habían vivido quedaría reducido en eso, un simple recuerdo de un tiempo compartido.

Había esperado que Tadeo fuera más en su vida que solo lo que habían vivido.

Y de pronto, también empezó a dolerle todo lo que hubieran podido ser si la distancia no hubiese sido.

***

Con el correr de las horas, parecía que el dolor incrementaba en vez de disminuir, como todo el mundo decía. Tal vez necesitaría un poco más de tiempo, aunque no estaba segura de cuánto sería. En esos momentos, intuía que sería una eternidad y media.

Por suerte había descubierto que hacer cosas la alejaba un poco de la tristeza y la fiesta del sábado terminó por convertirse en su bote salvavidas en medio del naufragio.

Frida fue a su casa a la tarde. Repasarían algunos temas para el examen del lunes antes de comenzar a vestirse y peinarse. Al menos eso haría que no se sintieran tan culpables por salir de fiesta en esas fechas tan importantes para el estudio.

La noche fue muy divertida para Olivia. Se encontró con varios de sus compañeros y junto a Frida bailaron y rieron mucho. Pero también bebieron alcohol, un poco más del que Olivia estaba acostumbrada.

—¿Seguro que estás bien? —le preguntó su amiga después de que terminara el tercer vaso.

Ella asintió feliz. Después de varios días de dolor, aquello se sentía el paraíso.

Pero la calma duró muy poco. De pronto, todo a su alrededor parecía inclinarse. Las cosas que decían sus amigos parecían mucho más graciosas que antes. Y supo que la situación había empeorado cuando Frida le pidió el celular y se lo guardó en su mochila.

—No quiero que hagas desastres con esto —le dijo al oído.

Olivia se limitó a reír.

Bailaron un rato más, pero ningún vaso volvió a pasar cerca de ella. Parecía ser que sus amigos habían notado que era suficiente.

Aun así, Frida y Manuel la acompañaron a su casa. A pesar de su negativa y su insistente manera de demostrarles que estaba bien.

—Ven. Puedo hacer el cuatro. Estoy bien. Puedo sola.

—Calla y camina —le dijo Manuel que ya estaba cansado de tener que frenar cada cinco pasos para ver como Olivia hacía un número cuatro con sus piernas mientras intentaba mantener el equilibrio que no tenía.

Llegaron a la puerta de la casa de Oli después de varios minutos más de los que solían tardar. Manuel esperó en la vereda y Frida la acompañó para asegurarse de que llegaría bien y a salvo hacia el interior.

—¿Quieres que te acompañe a la pieza? —le preguntó después de ver como le costaba hacer entrar la llave en la cerradura.

Olivia rio.

—Estoy bien. Solo un poco mareada. No te preocupes. Tomaré algo y me iré a dormir.

Logró abrir la puerta y prendió la luz.

—Gracias por acompañarme. Dile gracias a Manuel también. Son geniales. Hay que salir más seguido.

—Si, lo haremos. Pero sin tanto alcohol.

—Pero si fue divertido.

—No lo niego —rio ella antes de apartar la vista hacia algo detrás de Olivia—. Hola. Perdón si te despertamos —dijo haciendo que Oli se girara.

Atrás suyo estaba Igor con un aspecto bastante adormilado.

—No hay problema. No podía dormir.

—Está un poco pasada de alcohol.

—¿Olivia? ¿En serio? ¿Desde cuándo bebes?

—Desde que quiero y puedo —rio ella.

—Bueno, queda en tus manos —le dijo Frida—. Me voy.

—¿Estás sola?

—No, la acompañamos con un amigo.

—Bien. Suele ser peligroso andar solos por la noche.

—Si, pero no te preocupes. No estoy sola.

—Bueno, me aseguraré de que siga a salvo —rio él un tanto nervioso.

—Dale. Genial. Cualquier cosa me avisan... Digo, no creo que pase nada.

—No, no te preocupes.

—Bien. Nos vemos.

—Nos vemos Frida.

Ella se limitó a sonreír y salir.

—¿La conoces? —preguntó intrigada Oli.

—La pregunta más importante acá es por qué has bebido tanto.

Olivia suspiró y fue hacia el sofá.

—Necesitaba relajarme. Estaba divertido. No sé. Tengo el corazón a la miseria y quería olvidarme un poco de eso.

—¿Qué ha pasado? Si es que puedo preguntar —dijo sentándose a su lado.

—Estoy soltera de nuevo.

—¿Te dejó?

—Nos dejamos mutuamente —rio—. No sé. No es fácil la distancia. Aunque a este punto no se si duele más la distancia o la ruptura.

—Que mala suerte...

Ella se encogió de hombros.

—Si necesitas hablar, sabes que estoy.

—Lo sé Igor. Lo sé.

Se hizo un silencio en el que pudieron notar como los primeros pájaros del día comenzaban a despertar.

—¿Sabes qué es lo que más extraño de nosotros? —soltó de pronto Olivia.

Igor la miró un tanto temeroso. Ese nosotros parecía sonar muy íntimo.

—La conexión que teníamos cuando éramos amigos. Ese mirarnos y saber lo que el otro pensaba. Ha pasado mucho tiempo y no he sentido eso con nadie más. Extraño nuestra amistad.

Igor sonrió.

—También la extraño. Éramos un dúo muy bueno.

—Lo arruinamos cuando empezamos a salir.

Igor rió.

—Creo que sí. Aún no sé qué pasó ahí.

—La adolescencia. La estúpida adolescencia —dijo Olivia entre bostezos.

—Tal vez podamos recuperar esa amistad. ¿No crees?

Ella asintió.

—Creo que sí... Si es que la vida adulta no nos ha cambiado mucho.

—Al menos sabemos que contamos el uno con el otro, pase lo que pase.

—Si, eso sí. Me gusta saber que a pesar de todo estamos ahí.

El silencio volvió a invadir el lugar y esta vez, la claridad comenzaba a asomarse por la ventana.

—Me iré a dormir —dijo Olivia poniéndose de pie.

—¿Recordarás esta conversación mañana?

Rió.

—Confiemos en que sí. No puedo olvidar que recuperamos nuestra amistad.


***

Bueno, llegué antes del fin de semana.

Espero que les haya gustado, a pesar de la tristeza con la que se empañan las escenas.

Me gustaría mucho saber sus opiniones ♥

Nos vemos en el próximo capítulo, que espero terminarlo muy pronto ya que quedan muy pocos para llegar al final.

Les mando un abrazo.

Continue Reading

You'll Also Like

29.7M 2.3M 43
Emily Malhore es hija de los perfumistas más famosos del reino de Mishnock. Su vida era relativamente sencilla, pero el destino le tenia otros planes...
52.8K 2.5K 22
Jeongin siendo el Omega más coqueto y lindo no ayuda mucho para changbin. En el sexo con él no se puede ser amable. Changbin top Jeongin bottom ¡18+...
1.1M 39.2K 37
T/n Bloodswett es de las brujas que provocan obsesión en hombres como los Riddle, y solo uno podrá quedarse con ella. +18 Contenido sensible. Esta hi...
92.6K 13.1K 51
Taehyung es un Omega que nunca tuvo una vida fácil. Junto a su padre Jin, deciden mudarse para comenzar de nuevo, pero a Tae le cuesta socializar y J...