¿Peleamos?

De EscritoraDerrotada

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La guerra no era fácil y menos si te educaron para pelear y matar. Callum había nacido para liderar en la gue... Mais

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35

Capítulo 36 (Final)

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De EscritoraDerrotada

Todo el mundo en la mágica nación de Xadia se preparaban para la gran batalla, la mayor parte de la población ya se encontraba en la frontera con los reinos humanos, por otro lado, la reina Zubeia estaba lista para partir mientras que el príncipe dragón solo veía como su madre estaba a punto de partir del lugar.

-¿Estas segura de que no hay otra forma? –pregunto Azymondias con una expresión llena de preocupación.

-Cariño, sabes que lo intentamos, pero ya no hay más remedio, sé que ahora no lo entiendes, pero en el futuro, cuando tu gobiernes Xadia comprenderás que esta es la mejor decisión para todos

-¿Qué todos los humanos mueran es la mejor decisión? –pregunto Azymondias.

-Es el camino para la paz, antes de irme, sabes que debes saber y que no, no salgas de aquí, estarás solo así que, si acercas que alguien se acerca, huye, nos veremos pronto mi amor

La reina dragón dejo su torre, Azymondias no estaba convencido de esto ¿Qué significaba eso? ¿No se supone que la paz es para que ya no corra sangre? ¿Y para lograr la paz debían derramar más sangre? Por un momento pensó en que el mundo será así, sin sentido alguno, pero entonces se negó a pensar así, las cosas no podían ser así, así que salió de la cueva y subió las escaleras al lugar más alto para entonces abrir sus alas y empezar a volar.

Llegar a la frontera le tomaría un poco de tiempo.

.

.

.

Después de un largo viaje, finalmente el ejército de Katolis junto con los otros cuatro reinos habían llegado a la frontera con Xadia y tal como se les había informado hace unos días, estaba repleto de elfos y dragones volando por los cielos de una manera amenazante, cuando los elfos vieron al ejercito de los humanos se pudieron en guardia, los humanos hicieron lo mismo, la realeza al frente con ceños fruncidos y entre todos los elfos aterrizo la reina de los dragones.

Nadie dijo nada, solo se escuchaban las respiraciones pesadas de los caballos manejados por los humanos, como los elfos sacaban sus armas de sus estuches para pelear, no fue hasta que la reina dragón volvió a abrir sus alas para despegar cuando la batalla inicio.

El lugar que estaba lleno de silencio se llenó de gritos de guerra, dispuestos a atacar, todos peleaban con lo que tenían, la reina Aanya disparaba flechas a quien quisiera atacarla, el príncipe Kasef peleaba ferozmente con una espada, Kizara utilizaba hábilmente una ballesta y flechas, Ezran utilizaba su espada defendiéndose de cualquier cosa, Soren no se quedaba atrás, Callum se defendía sin mucho problema y Claudia utilizaba su enorme cetro lleno de magia oscura.

El mayor de los príncipes de Katolis peleaba con fiereza y parecía que nada podía detenerlo hasta que fue atacado por una clase de cadena que lo hizo estar en el suelo entonces una lanza apunto hacia su rostro, al mirar hacia arriba vio que dos elfos lo atacaban, eran fuertes y obviamente mayores que él, quienes lo miraban con furia, le recordaban a alguien.

-Pagaras por lo que le hiciste a Rayla –dijo Tiadrin mientras su espada-cadena se volvía a formar.

-Déjenme adivinar ¿Son sus padres? –pregunto Callum para después sonreír un poco –Siempre quise conocerlos, ahora que tengo el placer creo que no durara mucho, alguno de nosotros debe morir

-Te juro que no será ninguno de nosotros –dijo Lain, preparándose para clavar su arma en el cuerpo de Callum, quien tomo su espada y rodo en el suelo, esquivando el ataque.

Esto sería interesante.

Mientras tanto, Azymondias por fin llego a la frontera, por fortuna el viento estuvo a su favor y eso le permitió llegar más rápido, pero se arrepintió de ir al ver como el suelo empezaba a llenarse de sangre y cuerpos sin vida, se quedó horrorizado ante tal escenario, pero siguió volando, entonces empezó a ver como algunos dragones empezaban a escupir fuego sobre algunas tropas, esto definitivamente era más horrible que todo aquello que se había imaginado. Pronto pudo notar que los humanos se defendían del fuego con flechas que no eran del todo útiles y los humanos lo sabían.

-¡Esto no sirve de nada! –grito uno de tantos soldados.

Muchos miraron al cielo, el príncipe Kasef sonrió al ver una pequeña silueta entre los enormes dragones, inmediatamente miro a su hermana, quien disparaba a los grandes, se acercó a ella.

-En vez de centrarte en esos objetivos imposibles, ve a esa pequeña figura, quien sabe, tal vez des con el príncipe dragón –dijo el mayor a lo que Kizara asintió con la cabeza y empezó a apuntar a donde le dijo su hermano.

Estaba concentrada, entrecerró los ojos e ignoro a los otros escupe fuego, Lord Viren y su hija se encargaban de proteger a los soldados de eso y una vez que se sintió segura, disparo.

Azymondias volaba tan alto como podía, pero eso no impidió que lo vieran, pudo ver una flecha que se dirigía a él y pudo esquivarla, pero el ataque repentino le provoco una pérdida de equilibrio, empezó a caer, sus alas le servían para no caer tan aceleradamente pero no lo suficiente para volver al cielo.

Ezran peleaba tan bien como podía, estaba concentrado cuando Claudia se puso a un lado de él y se formó una clase de escudo alrededor de todos, cuando dicho escudo se desvaneció Ezran pudo ver a lo lejos una figura caer, era un pequeño dragón, su rostro demostró sorpresa, inmediatamente subió a su caballo y comenzó a ir hacia donde caería la criatura.

Rayla avanzaba entre los que peleaban sin parar, cubría su rostro con una capucha para que nadie la reconociera, derribaba a todo humano o elfo que se interpusiera entre ella y Xadia, apenas avanzaba hacia su hogar cuando vio a Callum peleando con sus padres, pero eso no la detuvo, siguió corriendo tan rápido como sus piernas se lo permitían.

Ezran llego a uno de los extremos del campo de batalla y pudo ver a un pequeño dragón en el suelo, bajo de su caballo y se dirigió a él, quien al escucharlo lo miro asustado.

-¡Aléjate! –ordeno el dragón –mi madre tenía razón, los humanos son malvados

-No todos somos malvados –dijo Ezran -¿Estas bien?

-No, me atacaron, me iré a casa –dijo el dragón para después levantarse del suelo, pero entonces sacudió un poco una de sus patas.

Ezran noto que estaba lastimada así que arranco un pedazo de tela de su armadura y se acercó a el pequeño dragón, quien lo vio con temor, pero ese sentimiento desapareció un poco cuando el humano puso la tela alrededor de su pata.

-¿Mejor?

El dragón asintió con la cabeza.

-¿Cuál es tu nombre?

-Azymondias –respondió el dragón sin mucha confianza.

-¿El príncipe dragón? Yo soy Ezran, el príncipe de Katolis

-¿Los que mataron a nuestra mensajera y a nuestra embajadora?

-No, no, no las matamos, Nyx esta aprisionada y Rayla escapo, pero todo es un gran malentendido, estoy seguro de que, si aclaramos las cosas, podremos arreglar todo esto

-Y... ¿Por qué querría que se arreglara?

-No quiero que mi pueblo ni el resto de la humanidad sigan muriendo y apuesto a que tu no quieres que los xadianos también mueran de esta forma, dicen que no hay otra forma, pero realmente no es así, hay otra forma solo que no la quieren ver, su majestad, ayúdeme a detener esto y hacer que haya verdadera paz

-Creo que... podremos aclarar esto, pero debes contarme absolutamente todo

-¡Claro!... podemos alejarnos un poco, aquí no es muy seguro hablar...

.

Muchos sentían que ya no podían más, hubo quien quería darse por vencido, toda criatura viviente en la batalla estaba exhausta y eso era más que obvio, pero aun así había quienes peleaban con mucha determinación, un ejemplo de ello era la general Amaya, la tía de los príncipes de Katolis quien era tan capaz y fuerte que acababa con cada enemigo que se le presentaba, al vigilar constantemente la frontera, estaba más acostumbrada a batallas así, pero en una de esas pequeñas victorias pudo ver a uno de sus sobrinos sufriendo, eran dos contra uno y supuso que sería mejor emparejar esa injusta pelea, corrió hacia él, quien ya estaba arrodillada en el suelo y lo protegió de los ataques de los elfos.

-Tía Amaya... con tanto alboroto ya ni siquiera pude saludar –dijo Callum jadeando, estaba cansado y con algunos moretones en el rostro.

Amaya le guiño el ojo y empezó a pelear contra el par de elfos, distanciándose poco a poco de su sobrino, mientras Callum respiraba profundamente para poder recuperarse, a lo lejos Runaan vio la situación y una vez que termino con otra vida con sus espadas, las unió y tomo una de las flechas del estuche sobre su espalda, observando como Callum se ponía de pie de nuevo para ayudar su defensora.

Por otro lado, Rayla iba poco más de la mitad del camino, se había topado con muchos que empezaron a atacarla, pero entonces ahora logro ver a lo lejos como Runaan empezaba a apuntar hacia la espalda de Callum, detuvo sus pasos, deseaba que Callum volteara y escapara o algo, necesitaba ver que era capaz de evitar esa flecha, en ese momento su corazón pudo más que su mente así que corrió hacia él lo más rápido posible, Runaan soltó su flecha pero por suerte, estaba lo suficientemente lejos de Callum para que Rayla lograra tirarlo, su capucha se fue con el movimiento haciendo que su rostro quedara al descubierto.

-¿Rayla? Pero ¡¿Qué haces aquí?! –pregunto Callum alzando la voz con evidente molestia.

-¡Salvándote la vida! –respondió Rayla de la misma forma.

-No necesito que me salven –dijo Callum, Rayla se levantó del suelo y el imito su acción.

-Se dice gracias -contesto Rayla.

-¿Y por qué apareces ahora? ¿Qué te hizo cambiar de opinión para que ahora quieras salvarme la vida?

-No cambie de opinión, solo que las cosas son diferentes

Uno de tantos soldados se dirigía hacia ellos, preparaba su espada para clavarla en la espalda de la elfa hasta que Callum la hizo a un lado, haciendo que el soldado caiga de cara.

-Hablemos de esto después –dijo el príncipe, Rayla lo tomo de los hombros e hizo que se agachara, mientras otra flecha pasaba por encima de ellos.

-Es una buena idea.

Después de eso, cada uno tomó su propio camino para poder sobrevivir, Callum apoyando a su tía Amaya y Rayla yendo a calmar a su tutor quien empezaba a apuntarle con su arco ¿Cómo se atrevía ese elfo a traicionar a su gente salvando al estúpido humano que había complicado todo? Un traidor era como un enemigo, alguien que definitivamente merecía morir, pero conforme el elfo comenzó a correr hacia él, su rostro le parecía cada vez más y más conocido, bajo el arco una vez que ella estuvo prácticamente cerca de él, Runaan tenía una mirada llena de sorpresa.

-¿Rayla? ¿Pero no estabas...? –la menor lo interrumpió.

-¿Muerta? Quisiera, escape y como puedes ver, no cumplí con mi misión –dijo Rayla, mirando a Callum.

-No importa que no hayas cumplido con tu misión, lo importante es que estas aquí, viva

-Sí, pero Callum no lo estará si sigue peleando con mis padres

-¿Y pretendes que te ayude a protegerlo? –pregunto Runnan con una ceja levantada.

-No, solo te pido que ya no mates a más personas, por favor

.

.

.

Ezran le hablo a Azymondias de lo que sucedió en el baile y del encierro de Nyx una semana después, si bien el príncipe Dragón se sentía un poco mal por las acciones de algunos humanos, pudo notar que había muchos que tenían buenas intenciones, lo desafortunado de todo el asunto es que habían puesto a la persona incorrecta en el lugar equivocado y era por eso que se había formado este gran malentendido, malentendido que estaba causando muchas muertes en ese momento.

-¿Y cómo podremos detener esto? Porque creo que nuestros padres ya no querrán escuchar esta parte de la historia -dijo Azymondias, inclinando un poco la cabeza.

-Bueno, yo no puedo hacer mucho con mi espada, pero apuesto a que tú sí ¿No se supone que eres ña criatura más poderosa del mundo?

Azymondias negó rápidamente con la cabeza.

-¡Apenas puedo volar! Y si voy por tierra me mataran

-Yo te cubriré, incluso pediré refuerzos, pero no podemos permitir que más personas sigan muriendo

El pequeño dragón miró el campo de batalla a lo lejos, su rostro mostró mucha seriedad, pero cuando miró a Ezran, sus pequeños ojos se llenaron de temor.

-¿Seguro de que no moriré? -pregunto Azymondias con mucho temor en su voz.

-Te lo prometo -respondió Ezran con algo de ternura, aunque el príncipe dragón trataba de comportarse de una forma seria, era tan pequeño y adorable.

Pero la ternura quedaba a un lado, ahora debería pelear en serio, pero a diferencia de su padre o hermano, sería para proteger la vida del enemigo.

Corrieron para volver, al paso que iban no les tomo mucho cruzar las ramas secas de lo que antes fueron arbustos y tal como lo habían esperado, un soldado de Del Bar estaba a punto de atacar al pequeño dragón cuando Ezran se interpuso con su espada, en poco tiempo otro soldado se unió a la lucha, Ezran no podría con ambos.

-¡SOREN! -grito Ezran.

El rubio reacciono en un instante, una vez que derribo al elfo de sol con el que tanto luchaba, corrio hacia el príncipe heredero para apoyarlo, desde luego, la presencia del pequeño dragón no pasó desapercibida por los humanos, fue fácil saber cuáles fueron la distracción para los elfos mientras los demás planeaban como atacar.

Callum se defendía de cualquiera que lo atacará, Rayla hacia lo mismo cuando vio a lo lejos tanto a Ezran como a Soren defendiendo a nadie más ni nadie menos que el príncipe dragón, corrió hacia Callum y lo tomo de la mano para entonces guiarlo a la verdadera esperanza.

-¿Qué haces? -pregunto Callum agitado y un tanto molesto, siendo arrastrado por Rayla.

-Debemos proteger al príncipe dragón, es la única salida -dijo Rayla sin dejar de correr, cuando Callum vio más allá de la elfa, pudo entender que es lo que ella pretendía, asintió con la cabeza y entonces empezó a mover las piernas más rápido.

Afortunadamente, pudieron detener a un par de soldados antes de llegar al mismo objetivo. Por otro lado, los padres de Rayla seguían peleando con Amaya que era un oponente digno pero no estaban dispuestos a rendirse cuando a lo lejos vieron a su hija corriendo tomada de la mano del mismo príncipe al que trataban de asesinar hace un rato pero eso no fue lo más impactante, lo más impactante fue ver al pequeño dragón que protegían día con día, el mismo que ahora mismo debería estar en la torre tormenta y no en el campo de batalla.

-¡Debes ir con Ibis para que le avise a la reina dragón! -Exclamo Tiadrin llena de desesperación hacia Lain, quien se marchó para buscar a Ibis entre los guerreros.

Tiadrin esquivo los ataques de Amaya y comenzó a correr hacia él príncipe dragón, Amaya la siguió dispuesta a atacarla de nuevo, cuando vio a sus dos sobrinos defendiendo al heredero de Xadia, entendió, a situación y por un momento, se sintió orgullosa de que ambos estuvieran dispuestos a luchar, deseo que su hermana estuviera ahí para que pudiera ver la grandeza de sus hijos. Corrió tras la elfa, pero ya no fue con la intención de atacar, sino de ayudar.

De un momento a otro, humanos y elfos se unieron para proteger al príncipe dragón, quien estaba rodeado de quienes lo protegían, le daban la espalda y aunque se sentía agradecido por eso, se sentía incómodo, ansioso, sentía que en cualquier momento cualquiera de los que estaban a su alrededor caerían muertos frente a él. Aunque había muchos luchando por todas partes, tal como los que protegían al príncipe se fueron sumando poco a poco, también empezaron a llegar más al ataque, pero ya no se trataba de solamente de humanos, sino también de elfos con la intención de acabar con el pequeño, era el príncipe, pero en el momento en el que dejo que algunos humanos lo protegieran, paso a ser un traidor.

En este punto de la batalla, realmente ya no había un bando fijo, todos peleaban contra todos a tal punto que ya ni siquiera los dragones sabían dónde arrojar fuego, la angustia de Azymondias empezó a aumentar cada vez más, cerró sus ojos con fuerza esperando no saber más pero le fue inevitable escuchar los gritos, los jadeos de cansancio y las armas chocando, las armaduras trotando.

-Basta... Basta... ¡Basta! -empezó a repetir el príncipe con desesperación, pequeños rayos empezaron a salir de su cuerpo -¡Basta! ¡Por favor, basta!

Nadie parecía escucharlo a pesar de que empezaba a alzar la voz, ni las luces ni los rayos llamaban su atención.

-¡DIJE QUE BASTA! -grito el príncipe, soltando poderoso relámpago que hizo que la tierra retumbara, alejo de un solo golpe a todos aquellos que lo rodeaban y derribando a todos los que estaban peleando en ese momento.

Entonces por primera vez en tantos años, el silencio gobernó sin que la batalla hubiese terminado, muchos con la respiración pesada, Ezran no quedo tan lejos del pequeño dragón mientras que Callum y Rayla eran separados por un par de metros de distancia, todos estaban aturdidos, Azymondias miro a su alrededor cuando una sombra pasó por los cielos, era su madre con una mirada severa en el rostro.

-¡No deberías estar aquí!

-¡Si debería! ¡Nada tiene sentido! Ve a tu alrededor, ve a donde hemos llegado con tanto odio, se atacan entre ellos, ya ni siquiera saben contra que pelean, solo pelean por qué si -dijo el joven dragón.

Cuando se dieron cuenta de eso, muchos empezaron fruncir el ceño, estaban llenos de confusión y duda, dándose cuenta de que en efecto ya peleaban uno contra el otro, unos empezaban a levantarse del suelo, mientras el príncipe seguía hablando

-Hoy conocí al heredero de Katolis, al príncipe Ezran y no fue tan difícil ser amable con él, me protegió cuando intentaron atacarme y otros humanos hicieron lo mismo mientras que algunos de mi propio pueblo intentaban matarme ¿No lo entienden? Los humanos no son los malos

-Y los elfos y dragones tampoco son malvados –intervino Ezran, levantándose del suelo un tanto herido –No podemos seguir con una batalla sin sentido, si seguimos así pronto no quedará nada ni nadie, debemos parar, aunque a muchos no les guste –dijo Ezran, dirigiendo su mirada a Viren quien observaba con algunas heridas en el rostro por caer al suelo.

Azymondias y Ezran se miraron para después dirigirse al resto.

-Como futuros herederos, hemos llegado a un acuerdo que terminará con la guerra y no permitiremos que nadie se interponga en este acuerdo, no habrá influencia de terceros tal como debió ser desde el principio –dijo Ezran, Viren se exalto inmediatamente.

-Usted no gobierna aun príncipe Ezran y parece que se olvida del detalle de que ellos no están dispuestos a eso, la elfa casi mata a toda la realeza de los cinco reinos, nos traiciono

-¿Nos traiciono o tú la obligaste a traicionarnos? –pregunto Ezran, esperando que Viren se intimidara aunque sea un poco.

No sucedió.

-¿Qué le hace creer eso?

-Tú no querías que se firmara el tratado de paz, eras el único que estaba en contra de ello, Rayla no nos traiciono por maldad, yo lo sé y Nyx también lo sabía, por eso desapareció, tú la encerraste para que no le dijera a mi padre lo que estabas haciendo –dijo Ezran

Callum se levantó un poco del suelo y vio a Rayla quien lo miraba con culpa mientras igual que él, trataba de levantarse.

-¿Y quién te dijo todo eso? ¿Un ave? –pregunto Viren con burla, cuando entonces vio a Rayla, entre los pocos que se estaban poniendo de pie.

La miro fijamente.

-Ja, aquí está la traidora, la responsable de esta masacre ¿Por qué no le pregunta a ella directamente porque nos traiciono? ¡¿O acaso yo en algún momento amenace su vida?! –pregunto el mago en voz alta hacia la elfa.

Rayla termino de levantarse, lo miro con odio y rencor, rechinando los dientes y apretando sus espadas, tomo aire para hacer lo que debió haber hecho desde el principio.

-No, peor...- empezó a caminar con lentitud y algo de dolor en el cuerpo –Amenazo la vida del príncipe Callum y del príncipe Ezran

En ese momento la sonrisa burlona de Viren desapareció.

-Me forzó a marcharme de Katolis y a mantenerme callada, de lo contrario, mataría a los príncipes y me culparía por ello para que el tratado no se firmara –dijo Rayla.

Viren levanto su báculo con el fin de atacar a Rayla, pero antes de que pudiera hacerlo, la voz del rey Harrow se alzó.

-¡Captúrenlo! –grito Harrow, de un momento a otro varios guardias se aproximaron al mago oscuro.

No fueron solo humanos los que avanzaron hacia Viren, también algunos elfos e incluso algunos dragones que permanecían en el cielo empezaron a descender para atacar al humano, fue curioso ver como todos aquellos que trataban de matarse hace unos minutos ahora estaban dispuestos a luchar contra un enemigo común.

Pero no sabían la clase de enemigo que era Viren, no imaginaban la clase de poder que podía a llegar a poseer, cada palabra que salía de su boca condenada a todo el que intentara atacarlo, unos eran congelados y otros incinerados, nadie podía derrotarlo o eso parecía.

Callum se levantó del suelo y pudo tomar una oruga en sus manos, por otro lado, Claudia saco uno de tantos artefactos en su bolso y corrió hacia su padre, palabras extrañas empezaron a salir de los labios de ambos, sus ojos se tiñeron de negro y Callum toco las cadenas que antes habían sido utilizadas para atrapar dragones, estas cobraron vida y se dirigieron a Viren tomándolo de un brazo para después volver a su forma original, Callum jalo las cadenas inmovilizando al mago del lado izquierdo mientras que del otro lado, Claudio hizo que aparecieron un par de tentáculos y tomaron el brazo derecho de Viren, inmovilizándolo.

-¡No lo entienden! ¡Ellos nos quitaron todo! ¡Debemos recuperar nuestras tierras! ¡Lo que nos pertenecen! –grito Viren, Callum sostenía las cadenas y Claudia mantenía su brazo firme.

-¡Las tierras ya no importan! –grito Claudia –¡Esta es una oportunidad para la paz!

-¡Creí que me apoyabas!

-¡Lo hago! ¡Por eso estoy haciendo esto! ¡No quiero perderte padre, ni a ti ni a Soren ni a nadie más! Así que por favor... ríndete, te lo ruego, no me hagas hacer algo de lo que en verdad me arrepienta –dijo Claudia al borde de las lágrimas, manteniendo su cuerpo firme.

Al escuchar la quebrada voz de su hija, Viren dejo de forcejear, permitiendo que los guardias que aún quedaban se acercaran a él, y le quitaran las cadenas del príncipe Callum, mientras que el tentáculo que había provocado Claudia desapareció. Haciendo posible que le colocaran esposas en las muñecas.

-Asegúrense de que no tenga nada en las manos, sabe muchos trucos –dijo Harrow con una mirada seria.

Parecía que, por fin, todo había terminado, lo que antes estaba lleno de gritos de dolor e ira, ahora estaba lleno de murmullos y lamentos, por el lado de los humanos había gran sorpresa por lo que había hecho el mago oscuro de Katolis ¿Amenazar la vida de los príncipes? Era inesperado, por otro lado, estaban los Xadianos que se sentían mal, ahora sabían que el tratar de cruzar la frontera fue algo precipitado, sin embargo, ni la confusión ni el remordimiento les impedía darles la mano a los heridos y a liberar a los dragones que habían sido capturados en tierra.

Por otro lado, Callum respiro profundo y se dejó caer al suelo, estaba exhausto, había sido una dura batalla, estaba de rodillas en la tierra viendo como poco a poco existía un poco de bondad entre ambos bandos, sintió una mano en su hombro.

-Fuiste muy valiente, Callum –dijo Rayla, el coloco su mano sobre la de ella.

-Tú también lo fuiste, no sabía que Lord Viren te había estado amenazando todo este tiempo, lamento no haberme dado cuenta

-Y yo lamento no haberte dicho nada antes –dijo Rayla.

Callum se levantó del suelo y dio media vuelta para poder ver a Rayla, quien lo veía con afecto para entonces darle un tierno abrazo y aunque el joven príncipe se quedó en shock por un momento, no tardó mucho en corresponderlo.

-Te extrañe –murmuro Rayla.

-Y yo a ti –respondió Callum de la misma forma.

Una vez que se separaron, se miraron fijamente a los ojos con una sonrisa nostálgica, finalmente, después de todo por fin podrían estar juntos, se dieron un pequeño beso en los labios, uno lleno de ternura y amor puro, no fue hasta que escucharon una voz un tanto infantil hablar.

-Ahhh, por eso fue la idea del tratado –dijo el príncipe dragón hacia Ezran quien sonrió con gracia.

-Ahora imagina lidiar con eso durante semanas –respondió Ezran.

Callum y Rayla rieron un poco.

-¿Les podemos ayudar en algo? –pregunto Rayla.

-En realidad si, Callum, algo... sucedió con Nyx –dijo Ezran, para después sacar una moneda de una pequeña bolsita que traía en su armadura, lo suficientemente pequeña para que nadie se percatara de ella.

El moreno comenzó a caminar hacia su hermano mayor mientras que de la bolsa sacaba una pequeña moneda, cuando Callum pudo ver más de cerca, se puso muy nervioso.

-Wow, esto será difícil... vamos con Claudia, ella sabrá que hacer –dijo el príncipe.

Muchos observaron la escena, un elfo, un dragón y dos humanos caminando como si fueran amigos de toda la vida, claramente esa no era la situación, aun así, nadie se atrevio a decir nada.

Los reyes de todas las naciones estaban impresionados, incluso el mismo Harrow, nadie podía creer que por fin se había llegado a un final, uno no tan catastrófico. Por otro lado, la reina Zubeia veía con orgullo como su pequeño manejaba esta situación ¿Cuándo creció tanto? Quien sabe, pero sin duda, sería un buen rey algún día.

Los padres de Rayla estaban sorprendidos, tanto los biológicos como los afectivos, sabían que ella era en parte la responsable del tratado de paz, pero no sabían... bueno, lo demás ¿Enamorada del humano al que debía matar? No sabían muy bien como sentirse ante eso, lo que si sabían es que sin importar la decisión que tomará, la apoyarían incondicionalmente y se asegurarían de no perderla de nuevo.

Callum y Rayla caminaron tomados de la mano, llenos de orgullo, sabían que lo que seguía no sería nada fácil, seguramente surgirían más humanos o elfos con la misma mentalidad de Viren, tendrían que arreglar las grietas de una historia y empezar a construir un nuevo mundo, habrá más enemigos y situaciones negativas en el futuro, pero ¿Qué importaba? Sabían que, si estaban juntos, nada podrá contra ellos, bueno, casi nada.

¿Quién diría que este par de almas enamoradas se conocieron en una batalla? En una guerra que parecía interminable, enemigos a muerte que terminarían amándose y protegiéndose el uno al otro hasta el fin.

Definitivamente, el amor es el arma más poderosa del mundo.

FIN

¡Por fin! Rayos, creo que esta es la historia más larga que he escrito, pero bueno, hoy ha llegado a su final.

Primero, quiero agradecerles a quienes llegaron a este punto de la historia, les agradezco su apoyo y comentarios que me dieron la motivación suficiente para terminar esta historia, gracias por su paciencia y les pido una disculpa por tardar tanto en actualizar en ocasiones, gracias por todo, en serio :')

Ahora ¿Habrá epilogo? ¡Por supuesto! ¿Cuándo lo subiré? No sabría decirles jeje, pero bueno, ojalá les haya gustado esta historia, de nuevo gracias por todo ¡Un saludo y un Abrazo!

Atentamente su Escritora Derrotada.

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