Thomas y Amber estaban fuera de un taller donde reparaban objetos tecnológicos, ambos iban a faltar a los tres primeros periodos para eso. El celular estaba completamente roto, no había elección.
— Me puedes contar lo que sea que haya sucedido.—Thomas le pidió a la chica mientras ambos entraban a la tienda en Reseda, para que no salga tan caro, ademas Amber no quería que su padre se enterara.
— Sabes como es Yasmine, le dije que no estaba bien lo que hacía, que la convertía en una acosadora. Íbamos por el pasillo para irnos y de repente comenzó a insultarme sobre que no debía decirle que hacer. Me dijo maldita perra.
Tomas abrazó a la chica y le dio y besó en la frente para tranquilizar, pues al hablar unas lágrimas rebeldes amenazaban con salir de los ojos de ella.
—Déjame hablar a mi con este tipo. Tu pondrás a lagrimear y demostrarás que es algo que necesitas en este instante. Se aprovechará y nos cobrará más caro.
Amber asintió. Y se acercaron al mostrador.
— Hola, Eddy.
El chico "Eddy" se dio la vuelta y miró a Amber preocupado. La chica estaba con los ojos rojos e hinchados, parecía haber llorado. Eso iba a complicar un poco más su trabajo.
— ¿En que te puedo ayudar?
— Veras, a... mi novia se la cayó el móvil ayer. Estábamos en el balcón de mi habitación y se asustó con un paloma y lo soltó calle abajo. Está destrozado.
Eddy, quien en realidad se trataba de Robby Keene, miró la pantalla. Estaba seguro que esa rotura no era por una caída. El teléfono había sido embestido furiosamente contra algo. Miró nuevamente a Amber para ver si necesitaba ayuda.
— Esto no parece estar roto por una caída... parece de una pelea. ¿Estás bien...
—Si.— habló la chica limpiándose la cara.— Y no es lo que estas pensando. No me pelee con él. Las palomas me asustan, siento que me juzgan con sus ojos...— Thomas trató de no reír.—Da igual.
Robby asintió, el teléfono era última generación. Era un buen robo, pero aún así sentía que no podía robarle a aquella angustiada chica. Tendría que esperar a otro cliente.
— Eh... estará en 48 horas.— se invento y puso el teléfono en un sobre y escribió "urgente".— Necesitaré 100 dólares de adelanto.
El chico ruloso sacó su billetera.
— No. Thomas.
— Déjame pagarlo, ¿si?. No hubiera pasado si yo no me hubiera ido. Además es lo que un novio haría.
Robby carraspeó.
— Pero no somos novios.— susurro Amber para que solo Thomas escuchara.
— Tu pagas lo demás. Yo el adelanto.
Robby oía cómo discutían en susurros, aunque no distinguía las palabras. Estaba más ocupado en escanear a aquella linda castaña que tenía en frente. Ella, no se daba cuenta, pero Robby no podía dejar de mirarla y tenía miedo que el novio le dijera o hiciera algo. No podría robar el dinero tampoco. Lo pondría en el sobre. ¡Sería un robo perfecto!, pero la angustiada joven le complicaba su hazaña.
— Aquí está el adelanto.— el chico se acercó y Amber gruñó al ver que había perdido.
— Eh... si. Lo pondré en el sobre para que mi jefe lo vea. Pongan un número para que los llamen cuando esté terminado.
La castaña se acercó y puso el número telefónico de Sam.
— Gracias.— se despidió de Robby con una pequeña sonrisa.
La pareja salió de la tienda y volvieron hacia el auto.
— Que guapo ese chico. ¿Te pareció guapo?
— No lo se. No me fijo en hombres.
Amber rió y agradeció con la mirada al chico. Horas más tarde se llevaría una decepción. Una gran decepción.
El trayecto a la escuela fue rápido, Thomas quería llegar rápido para no perderse de la clase de deportes que amaba. Antes, fueron por un café Starbucks, que tomaban de rato en rato.
— Gracias de nuevo.— agradeció la castaña soltándose el cinturón de seguridad.
Thomas la miró sonriéndole.
— No es nada, Am. Aunque podrías agradecérmelo llevándome a comer a tu casa. Tu madre cocina la mejor pasta de todo el país.
La chica rió por la ocurrencia. Thomas se acercó hacia ella para darle un beso, pero su torpe movimiento terminó con el café esparcido en la ropa de Amber, quien abrió su boca para maldecir y tratar de limpiarse.
— Mierda.— Thomas sacó un pañuelo y ayudó a Amber, pero fue en vano la mancha era enorme y no se podía quitar.— Lo siento. Lo siento.
Amber trató de hacer un gesto para no darle importancia, pero no podía ir a la escuela así. Tenía una mancha café en su ropa blanca y no pasaría desapercibido por nadie.
— Tengo ropa acá atrás.— Thomas se estiró para ir a la parte trasera de su carro y empujó un bolso.— Siempre traigo un bolso, mis padres están tan locos que a veces deciden ir a dormir a la casa de la abuela y no tengo ropa all. Puedo darte algo para que te cambies.
Amber dudo. Pero no podía negarse. Era eso o la mancha. Así que acepto y Thomas salió del auto para que la castaña se cambie.
La castaña se sacó su blusa y refunfuñó al ver su brasier manchado; por lo que decidió sacárselo también y ponerse la camiseta de Thomas y se cubriría con una chaqueta. Guardo toda la ropa en una bolsa plástica que encontró en su mochila y bajo del auto.
— Listo. Vamos.— Amber comenzó a caminar pero Thomas la paró.
— ¿Estarás con esa bolsa todo el día?
— No. La dejare en mi casillero antes de entrar a clase.
Thomas negó y abrió la puerta trasera de su carro para quitar la bolsa de las manos de la joven y ponerla en el asiento trasero.
— Será más cómodo si lo dejas acá. Al salir de la escuela puedes venir a buscarla. ¿Quieres que te lo lave? Fui yo quien te manchó.
— ¡No!.— Amber rió.— Esta bien. No hace falta que lo laves.
Ambos jóvenes entraron juntos a la escuela y se mezclaron entre los alumnos que hacían cambio de clase. Thomas le dio un beso en la frente a la chica a modo de despedida y salió disparado hacia las canchas de fútbol para no perderse su clase de deportes. Amber se dirigió al aula de física y saludó a sus compañeros con una sonrisa.
Como siempre se sentó detrás de Demetri y Eli. Ambos chicos la miraron esperando a que les salude y eso hizo Amber.
— Nos dimos cuenta de que no llegaste a la clase de historia.— hablo Demetri.— Eli, dale tus apuntes. Seguro los necesitará.
El nombrado miró avergonzado a Amber y le tendió su carpeta de Batman.
— Oh. ¡Muchas gracias, chicos! Eli, me gusta el diseño de esta carpeta. De niña estaba obsesionada con Christian Bale por la película.
Eli no pudo responder porque la clase comenzó. Pero acababa de encontrar algo para conversar con ella chica y eso le ponía feliz. Al mismo tiempo noto que Amber llevaba puesto ropa de Thomas y se preguntó a si mismo si esa era la razón por la cual había faltado.
Al terminar la clase. Sam esperaba a su hermana fuera del aula.
— Kyler me invitó al cine.— dijo radiante de felicidad.— Por cierto donde estuviste. ¡Faltaste a los tres primeros períodos!
Amber titubeó.
— Fui al técnico de celulares. Acabo de llegar junto a Thomas, no quiso que vaya sola.
Sam inspeccionó a su hermana y notó lo que llevaba puesto. Podía jurar que tenía otra ropa ese día, Sam no quiso preguntar. Lo de Amber y Thomas siempre había sido complicado. Ni siquiera sabía si existía algo entre ellos.
— Acompáñame a la biblioteca, ¿si? Estoy con un proyecto en química al que no entiendo nada. Necesito información.
Amber aceptó mientras de su mochila sacaba un paquete de manzanas picadas que ella misma se había preparado.
Apenas entraron, Sam parloteaba sobre su clase. Amber la escuchaba atenta, hasta que escucharon unas risas. Ambas se ocultaron detrás de la estantería para fisgonear.
— Pero miren a quienes tenemos acá.— Kyler reía mientras se acercaba a Miguel, Demetri y Eli.— Tres perdedores.
Sus amigos reían. A Amber se le partió el corazón ver como Thomas se acarreaba a Eli y le quitaba su comida para comérsela él.
— Deberías taparte eso, Labios. Es horrible. Ninguna chica querría besarte con esa cosa tan asquerosa que tienes.
— Púdrete, Thomas.— Miguel arremetió, defendiendo a su amigo.
Kyler empujó a Miguel mientras Thomas le rompía todos los cuadernos.
— Váyanse.— Kyler ordenó, pero antes de eso tiró la mochila de Demetri al basurero.
El trío de amigos salió de la biblioteca sin darse cuenta que las dos hermanas miraban decepcionadas hacia ahí.
— ¡Podríamos haberlos defendido!.— Amber agarro su mochila para enfrentar al grupo de chicos que carcajeaba ahi.
— No. Será peor para ellos. Los golpearán al ver que nosotras les defendemos. Salgamos de aquí antes de que nos vean.
En la salida de la escuela, Amber caminaba hacia su automóvil lista para ir a la casa de Moon a tener una tarde de películas. Thomas corrió hacia ella para darle un abrazo y alzarla en sus hombros.
— ¡Bájame!.— golpeó la chica al ver que toda la escuela se les quedaba mirando.— ¡Bájame ahora, Thomas!
— Podríamos ir a mi casa, ¿que te parece? Hace tiempo que no estamos a solas..— el chico trató de darle un beso en los labios pero la chica giró su cabeza para impedírselo.
— No quiero. Aléjate de mi.
Amber se alejó y Thomas la tomó del brazo sujetándola bruscamente. Amber no lo dudo y lo empujó hacia atrás para que la soltase. La fuerza de la muchacha no era nula, por lo que su brazo se liberó.
— Te vi hoy en la biblioteca. ¡Eres un imbécil! Siempre crei que Kyler era un idiota, nunca pensé que tu eras igual que él.
Thomas trató de excusarse, estaba avergonzado porque toda la escuela los estaba observando. Incluso tomaban fotos de la discusión.
Amber le sacó el dedo corazón y se montó en el carro de Sam para irse.
Se olvido completamente de la bolsa plástica con el brasier.