Se Paciente Conmigo |TERMINAD...

By Demitae_6

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1ER LIBRO La vida de Elizabeth Aydin cambia de manera drástica, cuando conoce a Ahmed y Baadir, dos millonari... More

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EPÍLOGO

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By Demitae_6

AHMED ÜLKER

—No, no, abre un poco más las piernas —lo hace— exacto, así Sultana.

—Pero siento que me voy a...ya no puedo más...

—Claro que puedes, solo un poco más.

Noto que ya está cansada, pero no quiero que se detenga. Debe aprender a defenderse y para eso debe soportar el entrenamiento que le impuse desde que empezamos con las clases. Ahora por lo menos ya sabe esquivar los golpes, pero no es suficiente, debe aprender a dar los golpes.

—Está bien, ya puedes parar, nos tomaremos un descanso. —asiente y de inmediato se sienta en el césped.

Yo la imito y noto que esta vez sí me pasé un poco con el entrenamiento.

—Oye, no quise decirte nada, pero ahora siento que me volveré loca si no te lo pregunto. — dice muy seria.

—¿Qué cosa?

—Bueno, ayer cuando terminó el evento quise acercarme a ti, pero ... pero te vi con Elif ¿Qué estaban haciendo?

—¡Oh! Ahora que lo recuerdo, debo hablar con ella esta tarde, por cierto ¿Sabes si siempre va al voluntariado? Tal vez la encuentre ahí y podamos hablar. —Trato de no responder su pregunta pues no le puedo decir nada de lo que me dijo hasta saber algo más.

Ella me mira por un momento y creo que me entiende que no quiera hablar del tema, pero aun así sus facciones cambian denotando algo de enfado.

—Si, siempre va, no se perdería un día para molestarme.

—Yo nunca la he visto molestándote ¿Segura que lo hace? —Digo, pues es verdad, los pocos días que hemos ido con ella al voluntariado, Elif nunca se ha acercado para nada a Sultana.

—Si lo hace, pero supongo que no me creerás, así que olvídalo, solo quería saber que te dijo ayer y porque estabas tan pegado a ella, porque dijiste que no te gustaba el contacto físico en público, pero aun así lo haces con ella.

Y es verdad, lo odio, pero si quiero seguir teniendo información sobre lo que necesito, debo dejar que Elif haga lo que quiera, al fin y al cabo, nadie pensaría mal, pues no dejo que vaya más allá de tomarme del brazo.

«¿Pero por qué le importa tanto eso a Sultana?... Acaso... ¿Acaso está celosa?»

No, ahora eso no importa tanto, aun no puedo decirle nada.

—Tienes razón, Olvidémoslo. —asiente algo triste—Por cierto, en la casa ya tenemos internet, un día de estos puedes ir y te mostraré lo que te dije —me mira confundida — los videos de cómo es la vida de las mujeres de tu país, pero en la ciudad, verás que todo lo que te dije es verdad.

—¿Podemos ir ahora? —se levanta de inmediato—Vamos ahora, tenemos mucho tiempo hasta que llegue Baadir para las fotos, por favor, por favor, porfis ¿Sí? —Junta sus manos y pone una carita de... nada, de nada.

«Muy linda»

Antes de responder, ambos escuchamos como Issadora entra gritando a la casa. Aunque estemos en el patio trasero se escucha perfectamente los gritos de loca que pega llamando a Sultana.

—Espérame, voy a ver que necesita. —la tomo del brazo deteniéndola.

—Recuerda que no tienes que servirle —asiente — te espero aquí, después iremos a ver los videos.

Corre hacia la casa sin darme respuesta, pues Issadora grita con más fuerza.

Empiezo a recoger algunas cosas que traje para el entrenamiento. Cuando me acerco a dejar todo cerca de la puerta que da al sótano, se me caen algunas cosas y me agacho para recogerlas. Noto que hay una pequeña ventana, algo tapada por el césped, pero cuando lo retiro, veo que esta ventana da al sótano donde Eli suele guardar sus cosas.

Cuando nos contó porque duerme en el sofá y porque guarda sus cosas en el sótano, quise con todas mis ganas golpear a su padre, o por lo menos decirle sus cuatro verdades a su madre que es la que en realidad le hace más la vida imposible. Al final no pude hacer nada, pues Sultana me dijo que si hacía algo me dejaría de hablar.

«No sé cómo se dio cuenta de mis intenciones, pero supongo que, muy discreto con mis intenciones no soy.»

— Mi hermana necesita que vaya a comprar unas cintas para el cabello, las necesitaremos para las fotos, así que voy a comprarlas.

—¿Y por qué no va ella? — alza los hombros como si no supiera que su hermana lo hace solo por molestarla — Bueno, ya que, te acompaño.

—No, no, quédate por favor, no me demoro. —Sale corriendo.

Me quedo sentado en la misma posición pensando en todo y nada a la vez. Y cada cosa que pasa por mi mente termina centrándose en una sola persona, Sultana.

Cuando me dispongo a levantarme para entrar a la casa, escucho que en el sótano están tirando algunas cosas. Solo por curiosidad me agacho a la pequeña ventana que descubrí hace un momento y lo que veo me deja perplejo.

Issadora está como loca rompiendo algunas cosas y cuando se acerca a un estante tapado con una tela, la veo sacar unas tijeras y tirar de esa tela. Noto que en ese lugar está toda la ropa de Sultana y la loca de la hermana empieza a romper todo lo que encuentra a su paso, pero se nota que busca algo en específico.

Recuerdo que había guardado mi celular en la maleta que traje con los implementos para el entrenamiento. Lo saco de inmediato y empiezo a grabar todo.

Cuando abre la puerta de un armario viejo, noto el vestido de Sultana y al ver la sonrisa de Issadora mientras lo saca, entiendo que eso era lo que buscaba. Antes siquiera de tratar de pararme para entrar y detener la estupidez que piensa hacer, ella ya lo está destruyendo todo.

Pasan unos minutos y cuando termina de destruir todo el vestido, dejando solo retazos de telas, se levanta y los deja en el mismo armario donde lo encontró. Detengo la grabación que sé que será una prueba irrefutable para que sus padres abran los ojos y vean lo que su "preferida" ha hecho con su hermana.

«Solo espero que no sean unos idiotas y le crean a Issadora»

No pasa mucho tiempo y veo llegar a Sultana, viene muy feliz disfrutando una paleta.

—Lo siento, me demoré un poco porque el de la primera tienda no tenía estas paletas — me muestra feliz — pero no te preocupes, traje una para ti también. — me extiende una y la tomo.

No me sale ni una palabra, ni siquiera sé porque no le digo nada de lo que vi. Lo que más temo es verla llorar por el vestido. Y aunque yo odie ese vestido porque se lo compró Kiral «Maldita sea la hora en la que olvidé mi cartera y tuve que dejar que ese idiota se lo compre», espero que no sufra por su perdida, pues sé que le encantó demasiado, de hecho, cuando llegué en la mañana no paraba de decirme los detalles que más le gustaron del vestido, se veía tan emocionada.

—Ya regreso gruñón, solo le dejo esto a mi hermana. —Se va saltando y feliz con su paleta.

«Si supieras Sultana»

Apenas entra por la puerta de la cocina, veo que Baadir llega por el mismo camino que tomó Sultana para llegar directamente al patio trasero. Trae un ramo de rosas exageradamente horrible.

—Vaya, no pensé encontrarte aquí, seguí a mi abejita cuando entró por aquí y pensé ... olvídalo ¿Desde cuándo estás aquí? ¿Ella ya entró?

—Estoy desde la mañana y antes de que preguntes el porqué, déjame decirte que no te interesa por cierto deja de llamar así, se escucha demasiado ridículo. — rueda los ojos acercándose— ¿Y qué haces con esas estúpidas rosas?

—Primero, dejaré de llamarla así cuando ella me diga o cuando tú dejes de decirle Sultana y segundo, las rosas son para ella, sé qué te parece estúpido porque tú no eres nada detallista, pero sé que a ella le encantarán

Casi me río en su cara, por la estupidez que va a hacer. A Sultana no le gusta que le regalen flores y este imbécil piensa hacerlo y cree que será un gran detalle.

—¿Ahora tomarás el papel de su "noviecito" y le darás flores todos los días?

—Soy mejor que su novio, no me compares con él, además, estas rosas son carísimas por su color. —me las muestra mejor y noto que son rosas arcoíris. —Claramente su novio no podría conseguirlas.

«Ridículo, ya verá cuando le mande regresando con las mismas rosas»

Vemos salir a Sultana aun con el chupete y antes siquiera que termine de acercarse, Baadir ya está "corriendo" hacia ella.

—Abejita, buenos días, te traje estas hermosas rosas arcoíris, espero te gusten. —se las extiende y ella tarda en tomarlas. —Son algo caras porque como notarás, los colores son únicos, pero tú lo vales.

«Mándalo al demonio, regrésale las rosas ¡Haz algo Elizabeth!»

—Gra-gracias, pero... — «díselo, díselo, díselo» — nada, están muy bonitas, de verdad gracias. —sonríe.

—¡¿Qué?! ¿Cómo que gracias? A ti no te gusta que te regalen flores. —Digo algo exaltado y ambos me regresan a ver extrañados.

«Cálmate Ahmed, estás perdiendo la cordura por una tontería»

—¡¿No te gustan las flores?! —se sorprende Baadir —Soy un imbécil, pensé que te gustaban por todas las flores que te regala tu novio siempre, perdóname, no tienes que aceptarlas si no te gustan.

—No, no, bueno sí —dice ella apenada — Es decir, no me gusta que me las regalen porque no me parece correcto que las corten o las saquen de la tierra que es donde pertenecen solo para regalarlas, pero, aun así, aprecio mucho que me las des porque no sabías, de verdad te lo agradezco.

Ambos conectan su mirada y antes de que pueda interrumpirlos como planeo, sale Issadora al patio gritando.

—¡Elizabeth! ¿Acaso no sabes diferenciar entre el color rojo vino y rojo violeta? Por Alá, eres tan estúpida que... — se detiene al notarnos en el patio.

—Lo siento, pensé que serviría igual, en la tienda no había el color que pediste y tuve que traer el que más se parecía.

—No te preocupes, ya veré yo como soluciono tus estupideces, de seguro lo hiciste a propósito para dejarme mal frente a Baadir.

—Giray, Señor Giray por favor. —Dice este y al instante Issadora se ruboriza.

—P-perdón yo, yo pensé que podía decirle Baadir porque ella le dice así —mira a Sultana—¿Ya ves? No debemos llamarlo así a la ligera por su nombre, tú tienes la culpa de mi confusión.

—Al contrario, señorita Aydin, ella puede llamarme como guste por la confianza que tenemos, pero usted y yo, no somos más que jefe y empleada. Así que, le pido un poco más de respeto y empecemos por favor, que tenemos que sacar las mejores fotos.

—Claro, empecemos —esboza una sonrisa — Elizabeth, ve a ponerte ese vestido hermoso del que ayer nadie podía despegar su mirada. Por cierto ¿Dónde tomaremos las fotos? —me dice.

«No soporto a esta mujer»

—Será allí —señalo el comienzo del bosque que queda a escasos metros del patio donde estamos.

—Bueno, entonces no tendré que alistar mis cosas, te maquillare y peinaré aquí, así que muévete, ve a cambiarte Elizabeth, que no tengo todo tu tiempo.

—Debes tenerlo, para eso se te paga — le sonrío y se moleste más.

—Está bien, ahora voy, no hace falta que peleen. — me mira mientras deja las rosas en una banca cerca de la puerta.

Se dirige de inmediato a la puerta del sótano y antes siquiera de detenerla y tratar de prepararla para lo que verá en el armario, ella entra y cierra la puerta.

No pasan ni 2 minutos y escucho un grito ahogado proveniente del sótano, Baadir también lo escucha y me mira preocupado.

«Soy un idiota, debí decirle, soy un completo idiota»

Cuando me disponía a entrar y tratar de calmar a Sultana, ella sale con los retazos del vestido. Siento un nudo en la garganta y una gran opresión en el pecho al verla en ese estado. Sus ojos se encuentran empapados de lágrimas y su cuerpo tiembla mientras sale.

«Es mi culpa, es mi culpa, ¡Debí detener a esa loca!»

—Yo, yo n-no sé qué-qué pasó — se limpia las lágrimas— esta mañana, el vestido estaba bien, yo lo revisé y...y ahora es-está destruido, mi vestido, mi vestido no es más que retazos. — se sienta en el suelo y solloza. —Toda mi ropa también está hecha pedazos ¿Por qué me pasa esto a mí?

—Te dije que debías colgarlo en un mejor lugar, de seguro las ratas lo rompieron, pero no llores, solo es un vestido, puedes cambiarlo por otro que tengas. ¡Oh! lo olvidé, no tienes más vestidos, que pena. —Dice la loca con fingida preocupación.

Baadir se agacha a la altura de Sultana y toma los retazos de tela que dejó caer ella al sentarse. No me acerco porque siento que, en parte, todo esto es mi culpa.

—Tienes razón, de seguro fueron las ratas, unas que saben usar tijeras supongo, por la forma de los retazos. —mira a Issadora y esta no disimula bien que está nerviosa.

—¡¿Tratas de decirme algo?! Yo no hice nada, no me miren así, no sé porque piensan que...

—Nadie ha dicho nada contra ti, así que cálmate y cállate —dice Baadir cansado— Solo sé que esa persona muy inteligente no es, porque Ahmed estaba aquí desde la mañana y supongo que viste algo ¿verdad?

—De hecho...

—Ya no importa quien haya sido — dice Issadora de inmediato mirándome asustada — Ahora solo tengo que buscar uno de mis vestidos para que se ponga, pero no les aseguro que le queden bien, soy la asesora de imagen, pero no hago milagros.

—No te preocupes, no hace falta —se levanta Baadir y le tiende la mano a Sultana — Vamos, levántate, iremos a comprarte algunos vestidos para que tu hermana no tenga que hacer "milagros" con esos vestidos horribles que noté que tiene.

Ahora sí, suelto una carcajada pues la cara de indignación que puso Issadora no se compara con nada. Todos me miran y dejo de reírme cuando vuelvo a darme cuenta de que Sultana aun no deja de llorar.

—P-pero yo no tengo dinero y no quiero que gasten dinero en mí.

—No te preocupes por eso, además, esto contaría como un gasto para el proyecto del libro, así que no tienes que devolver nada y tampoco aceptaré un no por respuesta. —la toma del brazo y la levanta.

—Yo tengo que ir, soy parte del libro y también quiero algo, si ella lo tiene, yo también me lo merezco. —dice de inmediato Issadora.

—¡Oh claro! ¿Cómo no lo pensé antes? Permíteme — Baadir toma las rosas que están en la banca — Mira, te doy estas rosas que no le gustaron a tu hermana, tu no necesitas un vestido ni nada parecido, así que tendrás que conformarte con esto. — las pone en sus manos.

—Es una broma ¿verdad? — ríe sarcástica y Baadir niega— ¿Me estás dando las sobras de esta?

—Ya te dije que no me tutees, no somos iguales y no, no te estoy dando las sobras de ella, porque no se las comió ni nada, de hecho, son algo caras así que deberías estar agradecida.

—Esto lo sabrán mis padres, no puedo permitir que me humillen así, yo renun...

—Renuncia y me harías un gran favor, porque tú sabes que este trabajo solo lo conseguiste porque tus padres me rogaron hacerte parte del proyecto, ¿O no lo recuerdas? —sonríe—Si, de seguro no recuerdas haber dicho "Padre, no dejes que ella firme el contrato si yo tampoco consigo el trabajo"

«Así que fue por eso por lo que la contrató»

—No la despidas, por favor no la despidas Baadir — interrumpe Sultana un poco más calmada.

—Está bien abejita, no lo haré, pero si ella quiere renunciar, no podré hacer nada, así que Señorita Aydin ¿Quiere renunciar?

«Renuncia, renuncia, renuncia»

—No Señor Giray, estoy bien así. — retuerce el ramo de rosas en sus manos

—Perfecto, pero no maltrate las rosas señorita, como le dije, son algo caras. —ella asiente a regañadientes — Ahora sí, vámonos Abejita.

—Yo voy con ustedes —digo al fin.

—No, tú te quedas, alguien tiene que supervisar que ella haga bien su trabajo —señala a Issadora—Además, podrás cerciorarte de que la rata, perdón, las ratas no vuelvan a meterse en la ropa de Eli.

No me deja refutar y de inmediato se lleva a Sultana. Tampoco me quejo demasiado, pues, aunque me pese aceptarlo, Baadir tiene razón, tengo que quedarme y evitar que la loca haga uno de sus numeritos. Podría incluso incendiar la casa y echarle la culpa a Sultana y sé que sus padres le creerían.

Ignoro a Issadora y me siento en una banca para empezar a configurar la cámara para tenerla lista a penas lleguen.

—¡Hey, tú! —dice y la ignoro — ¿Acaso piensas ignorarme? —se sienta a mi lado.

—¿Qué quieres? — ruedo los ojos y suelto un bufido para que note que me fastidia su presencia.

—No me trates así, pensé que eras más caballeroso que tu amigo.

—No lo soy, de hecho, soy peor, así que antes de que pierda la paciencia dime lo que quieres.

—Bueno yo...yo quería saber si tú, si tú viste...

—¿Si vi cómo destruiste la ropa de Sultana y el vestido? —se hace la indignada, pero antes de que empiece a mentir y tratar de defender lo indefendible, hablo — Si, lo vi, pero no solo eso, también lo grabé ¿Quieres ver? —saco el celular de la maleta — Parecías una loca, de seguro cuando tus padres lo vean, no te reconocerán.

Reproduzco el video justo cuando ella pensaba hablar. Cuando termina el video, trata de quitarme el celular, pero soy más rápido y lo pongo en mi bolsillo levantándome y alejándome. Ella me imita y se acerca amenazante.

—¡Dámelo! Yo no ... yo no soy ella, yo estaba enojada y no sabía lo que hacía, así que no es mi culpa.

—No pienso darte nada, así que cálmate, aléjate y ve haciéndote a la idea de que tus padres verán a la loca que tienen por hija y tal vez ahora sí recibas un castigo que te mereces.

—Ellos no me harán nada, te lo aseguro, así que no te servirá de nada si les muestras el video.

—Bueno, entonces si no pasa nada, se lo mostraré igual y también a Baadir para ver si así puede librarse de ti, porque por si no te diste cuenta, al igual que yo, él tampoco te soporta muchacha.

—Tu opinión no me interesa, eres un don nadie, pero a él no le digas ni muestres nada, haré lo que tú quieras—se acerca más y empieza a desabrochar su blusa.

—Hey, Hey, detente loca, no quisiera hacerte sentir mal, pero jamás haría o tendría algo contigo, así no funcionan las cosas.

—Entonces qué quieres por tu silencio ¿Dinero? ¿Cuánto?

Río internamente por la estupidez que dice.

«A mí, que soy millonario ¿Piensa sobornarme esta muchacha?»

—No necesito tu dinero, solo quiero una cosa —asiente desesperada —Quiero que dejes de molestar a Elizabeth y deja de darle ideas a tu madre de cómo podría castigarla, porque créeme, si me entero de que ella sufrió una vez más uno de esos castigos estúpidos por tu culpa, les revelaré el video a todos.

—¿Solo eso? —asiento—está bien, no diré nada, pero si ella se llega a meter en problemas y mi madre la castiga, no será mi culpa.

—Si, sí, yo veré, ahora lárgate de aquí que quiero estar solo.

—Qué gruñón —dice casi en un susurro, pero la logro escuchar

Cuando me quedo solo, saco la paleta que me había dado Sultana y mientras la desenvuelvo pienso en todo lo que ha pasado. No puedo creer que Issadora odie tanto a su hermana y la haga sufrir. Entiendo que hay hermanos que no se llevan nada bien, pero llegar al punto en que le encante verla sufrir, es un tanto psicópata.

«Ni siquiera parece que su madre la quiere ¿Qué podría esperar de la hermana?»

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