Fake Lover | Soukoku - BSD

By yanase_gr

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"Tienes una deuda que pagarme. Serás mi amante por un mes". La situación que enfrenta ahora Nakahara Chuya es... More

ADVERTENCIA/ANTES DE LEER
Prólogo
Día 1
Día 2
Día 3
Día 4
Día 5
Día 6
Día 7 - 1
Día 7-2
Día 8
Día 9
♡ Especial 1k lecturas ♡
Día 10
Día 11
Día 12
Día 13
Día 14
🎄 Especial Navideño 🎄
Día 16
Día 17
Día 18
Día 19
💖 Especial de San Valentín 💖
Día 20
Día 21
Día 22 - 1
Día 22-2
Día 23
Día 24
Día 25
Día 26
Día 27
Día 28-1
Día 28-2
Día 29-1
Día 29-2
Día 30
Día 31
Epílogo.
Agradecimiento
★ Especial 53k lecturas★
★ Agradecimiento +100k de lecturas ★

Día 15

2.7K 319 168
By yanase_gr

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Día 15
╚═══════ ≪ °❈° ≫ ═══════╝

Un nuevo día, los rayos del sol se asomaban por la ventana iluminando toda la habitación; el canto de los pájaros se hacía presente indicando el comienzo del amanecer. Un joven dormido se veía obligado a despertar por el cantar que se escuchaba desde afuera y, de mala gana, se frotó los ojos y luego se levantó.

Caminó hacia la ducha, abrió el grifo y esperó a que empezara a correr el agua caliente mientras se quitaba la ropa de dormir. Cuando se aseguró de que el agua estuviera a una temperatura adecuada entró y dejó que el líquido cayera sobre su cuerpo, y cuando finalmente había terminado de bañarse, se secó el cabello y se envolvió en la toalla.

La pesadez en su cuerpo era evidente, durante la ducha no había dejado de bostezar. Caminó hacia el espejo de cuerpo entero en la pared de la habitación y se miró a sí mismo en detalle, notó que las bolsas debajo de sus ojos se notaban más durante la mañana, incluso su rostro expresaba más fatiga de la que normalmente sentía. Luego, se quitó la toalla que lo envolvía y miró hacia su cuerpo; debajo de su clavícula estaban presentes pequeñas manchas rojas, incluso si miraba de cerca, podía encontrar varias de estas marcas en lugares inimaginables.

Suspiró pesadamente mirando la toalla que caía a sus pies.

¿Es esta la persona en la que me han convertido?, pensó.

Solo ha pasado medio mes desde que ha tenido una vida tan agitada, fuera de su horario, lejos de su familia y trabajo; lejos de esa felicidad que no supo valorar.

Caminó hasta el armario y seleccionó la ropa, el sonido del reloj lo ponía nervioso cada día que pasaba. Y cuando se encontró vestido con un conjunto de ropa negra, se miró de nuevo en el espejo. Estaba agradecido de que al menos no le quitaran su personalidad.

Alguien llamó a la puerta y un hombre con camisa negra y corbata desajustada se asomó.

-Chuya, ¿estás listo para desayunar? -el hombre cuestionó.

-Iré en un segundo.

La puerta se cerró y volvió a mirar al espejo.

¿En qué momento se arruinó su propia vida? 

No, la verdadera pregunta era, ¿por qué lo permitió?

La noche anterior, Dazai se había vuelto más posesivo que de costumbre. Aunque no solían tener intimidad después de la charla nocturna que lo había desestabilizado y confundido, estaba seguro que algo estaba mal con el castaño. Tener la imagen de su propio cuerpo lleno de marcas era algo que lo tenía completamente avergonzado consigo mismo, ¿era normal que pasara todo eso?

¿Qué estaba ocurriendo?

Bajó al comedor con la expresión cansada mientras sobrepensaba las cosas sobre su relación con Dazai, lo que vio después lo dejó perplejo y por segunda vez en su vida, se sintió acorralado.

-Chuya, te presento a Fyodor Dostoievsky. Es un nuevo compañero y el día de hoy va a desayunar con nosotros.

-Oh, es demasiada coincidencia, Dazai-kun.

La voz de ambos hombres resonaba en los oídos del pelirrojo, quien aún no terminaba de procesar la situación por completo.

-Chuya y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo, ¿no es así, lyubov?

-Vaya que es una gran coincidencia -la risa de Dazai salió forzada.

Al notar que el pelirrojo no reaccionaba, Akiko se puso de pie y tomó el hombro de Chuya. Luego, dirigió la mirada a ambos hombres que continuaban platicando sobre lo que insistían con llamar "coincidencia".

¿Qué está haciendo él aquí? ¿Por qué justo ahora?

-Chuya, ¿te sientes bien? -susurró Akiko, preocupada.

-Eh, ah... Lo siento -haciendo su largo fleco hacia atrás, soltó un suspiro-, no imagine que ellos se reunirían algún día.

-Hablaremos de esto después, asegúrate de no comportarte extraño.

Chuya asintió y se adentró al comedor, tomó asiento y miró con rapidez a ambos hombres que mantenían la mirada sobre él. Si tenía que describirlos, la mirada de Dazai era tan ilegible como siempre, pero estaba seguro que algo le molestaba y no iba a hablar al respecto hasta que estuvieran a solas; Fyodor, era otro caso, sus ojos violetas brillaron como si hubiera ganado algo que solo él podía ver.

Lo entendía.

-Son rivales -pensaron Akiko y Chuya al unísono.

-¿Por qué no desayunamos ya? Tenemos que ir a trabajar después, Fyodor.

-Cierto. Mientras tanto, me gustaría escuchar su agradable historia de amor.

Dazai soltó una carcajada, en ese caso, estaba seguro que intentar decir algo sería en vano. Este encuentro no era como el que tuvo con los jefes de su "amante falso", tampoco como el primer encuentro con Akiko... era algo fuera de lo común.

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-Estoy tan sorprendido como tu, Dazai-kun -Dostoievsky dijo de espaldas, mirando hacia la gran ventana de su nueva oficina.

-Creo que conoces el territorio que acabas de cruzar.

-Tocar lo que no me pertenece es mi especialidad -su tono burlesco causó rápidamente tensión en el ambiente.

-Chuya no es un obj...

-¿Un objeto? -interrumpió- Tal vez deberías atarlo o en algún momento se te escapará.

-¿Chuya y tu tienen algo?

-Lo tuvimos... Hace 8 años -la voz de Fyodor volvió a ser seria-. Nunca le prometí volver, lo nuestro acabo porque así tuvo que ser. Sin embargo, debes saber que fui el primero.

El primero.

Esas palabras resonaron en los oídos de Dazai por horas, las palabras que hicieron que la sangre le hirviera.

Dostoievsky giró lentamente la cabeza para mirar a su compañero y con una sonrisa tan amenazante como su mirada dijo:

-Y sigue siendo mío.

No había nada más que decir, lo que restó del día fue un completo desastre para él. La confianza en las palabras de Fyodor lo hacían sentirse en una zona de peligro, ¿por qué?

Su relación era falsa, no existía nada realmente verdadero entre ellos dos; todo lo que había, era el fruto del esfuerzo por mantener una relación que no fue hecha para él. Sabía que el pelirrojo nunca le abriría las puertas de su corazón, y ahora lo entendía.

No podía hacerlo porque su corazón le pertenecía a alguien más.

Alguien que no era él.

-¿Nuevamente de mal humor?

Cerró los ojos en medio del pasillo, respiró hondo y exhaló mientras sus ojos volvían a enfocar su entorno. Koyo lo miraba con preocupación y a su lado, estaba Verlaine, el autproclamado "hermano mayor" de Chuya.

-No. Solo estoy cansado.

-Eso es raro en ti, será mejor que te pongas a trabajar.

-Tal vez eres tu quien está de malas -hizo un puchero ante el tono molesto de la mujer. ¿Rando ha vuelto a trabajar?

-No. Me aseguraré yo mismo de pedirle una extensión de licencia al jefe, se ha sentido muy enfermo -respondió el rubio con indiferencia.

-Ane-san, ¿podrías dejarnos solos?

-¡Ya te dije que no me llames ane-san! -la sien de la mujer sobresalió- Como sea, ya sabes como llegar a la oficina.

Los tacones resonaron en el pasillo y cuando el sonido desapareció, Dazai se encogió de hombros ante el hombre que tenía frente a él.

-Espero que no le estés dando problemas a Chuya -se apresuró a decir.

-¿Hah?

-He llegado a la conclusión de que ustedes no están saliendo en realidad -dijo mientras se quitaba el sombrero.

-¿Que te hace pensar eso?

-Es extraño que un hombre como tu, tan solitario, lleve a un chico a vivir en su casa y diga que son pareja. Solo puedo decir, que no toleraré que le hagas daño.

-Estás empezando a sonar como un verdadero hermano mayor, pero tienes un problema mayor del cual preocuparte -dijo señalando la oficina a dos pasos detrás de él.

Verlaine frunció el ceño, estaba seguro que algo no estaba bien con el castaño.

-Puedes amenazarme las veces que sean necesarias, tampoco sé que es lo que has estado hablando con Chuya, pero mis asuntos con él deberían quedarse entre nosotros -de pronto, algo en su mirada cambió-... Te aseguro que nada está pasando entre los dos.

-Estoy en deuda contigo, Dazai-kun -dio un paso adelante-. Pero no intentes jugar con fuego o el resultado te va a lastimar.

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-¡Chuya! ¡Chuya! ¡CHUYA!

Dazai llegó a la casa gritando, su cuerpo se tambaleaba de un lado a otro.

-¡¿Osamu?! -Akiko gritó molesta al notar que el hombre había llegado, escandalizando.

Salió de la cocina con rapidez y corrió hacia su amigo para sostenerlo.

-Maldición, ¿por qué estás así? -cuestionó malhumorada, llevándolo hacia el sofá.

-¿Llegó Dazai? -el pelirrojo hizo acto de presencia, tratando de entender que es lo que estaba pasando.

-Este imbécil está borracho, será mejor que lo dejemos descansar.

-No necesito descansar... necesito hablar con Chuya.

-Eres despreciable -dijeron Akiko y Chuya al unísono.

-Ah, como sea -suspiró cansada la pelinegra-. Te recomiendo no estar tan cerca de él cuando esté así, puedes dejarlo hablando solo cuando te aburras y no se acordará al día siguiente -susurró con discreción y suavemente dio palmadas al hombro del pelirrojo.

Akiko los dejó solos, algo que Chuya no quería que hiciera.

¿De qué debían hablar? Nunca había tratado con alguien en estado de ebriedad.

Repentinamente, un flash se hizo presente en su cabeza: su primera cita. Dazai lo había llevado a cenar y al final fue él quien terminó ebrio; se preguntaba si estaba en deuda, ¿debía compensarle el favor de soportarlo en aquella ocasión?

Dazai dio palmaditas en el asiento a su lado, su mirada se veía tan normal como siempre, pero su actitud tenía un cambio impresionante. Era el resultado de ser un hombre con una mentalidad difícil de leer.

-¿Qué ocurre? -el pelirrojo tomó asiento, manteniendo su distancia.

-Chuya, ¿puedes contarme sobre ti? -dejó caer su cabeza hacia atrás- En el tiempo que llevamos saliendo, sólo sé que trabajas en un restaurante... me preguntaba como era tu vida antes de todo esto.

No sabes nada de mi, palabras que Chuya estuvo a punto de decir en una ocasión. Sin embargo, la vulnerabilidad del castaño lo hizo sentirse culpable y, soltando un suspiro, se dio su tiempo de responder.

-Mis padres no son buenos esposos, siempre han estado separados por el trabajo de mi padre, pero es algo a lo que estoy acostumbrado. Así que mi vida antes de todo esto, no se resume más que en alguien que quiere estar solo.

-¿Te has enamorado antes? No me refiero a esto, me refiero...

La imagen de Odasaku se hizo presente ante sus ojos.

-Me refiero a enamorarte de verdad.

Chuya lo miró confundido.

-Tal vez -respondió tanteando-, pero eso no es algo que deba importar ahora.

-Claro que importa, porque tu tienes que vivir aquí sabiendo que tengo un difunto.

-¿Eso realmente es importante? -chasqueó la lengua y respondió forzado- Si, me enamoré. Fue hace tiempo, cuando estaba en secundaria. No estoy seguro si puedo llamarlo amor, pero en ese tiempo no me sentí solo.

-¿Ahora te sientes enamorado?

-¿Esto es una entrevista? -se levantó del asiento- Escucha, bastardo. No he lidiado con estorbos como tu y no tengo que hacerlo ahora. Si estás ebrio y quieres hablar de cosas que nos lastiman a los dos ve y hazlo con Yosano.

-Fyodor... lo conoces.

El corazón de Chuya se detuvo por un instante, al menos él lo sintió así; apretó los puños, odiaba que Dazai estuviera en ese estado y no poder entender lo que estaba pasando.

-Si, él... fue mi primer amor -giró la cabeza, avergonzado. Aunque sabía que Dazai no lo estaba mirando en ese momento.

-¿Volverás con él cuando esto se acabe?

-No estoy seguro de lo que haré cuando eso pase...

Apretó los labios.

No puedes enamorarte de mi, está prohibido implícitamente y estoy seguro que eres consciente de eso. Y yo tampoco puedo enamorarme de ti porque desde el inicio nunca he sentido nada.

-Si te dijera que te amo ahora, ¿me creerías?

Golpearlo, era lo que quería hacer en ese momento.

-No lo hagas -susurró.

-Chuya, ¿si te dijera que te amo creerías en esas palabras? ¿Me escogerías?

-Dazai... yo... tal vez -su voz salió temblorosa.

Un sentimiento extraño se hizo presente en lo más profundo de su pecho, un sentimiento que lo estaba matando lenta y dolorosamente; ¿por qué ahora?

Entonces, la justicia divina hizo lo suyo.

Dazai comenzó a roncar, causando un fuerte enojo y desesperación en Chuya.

Definitivamente, este tipo no hablaba en serio.

No se acordará al día siguiente.

Ojala yo tampoco me acordara, pensó.

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