Se Paciente Conmigo |TERMINAD...

By Demitae_6

4.6K 1.1K 674

1ER LIBRO La vida de Elizabeth Aydin cambia de manera drástica, cuando conoce a Ahmed y Baadir, dos millonari... More

1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
ANUNCIO IMPORTANTE
39
40
41
EPÍLOGO

17

54 19 3
By Demitae_6

AHMED ÜLKER

Estoy tan molesto conmigo, con el mundo, con todos; solo quiero que este maldito día termine. Jamás me había sentido así, y lo odio, odio perder el maldito control de mis emociones y sentimientos, sobre todo cuando parte de la causa de mi enojo incluye a Baadir, ese maldito que gracias a sus artimañas logró convencer a Sul-Elizabeth.

«Ya no le voy a decir Sultana, jamás.»

Mientras los sigo de cerca, obviamente tratando de evitarlos e ir juntos, Elif se acerca y no creo tener la paciencia suficiente para soportarla a ella también.

—Hola, espero no te moleste que nos vean juntos, como a tu amigo.

—¿Cómo que amigo? Él no es mi amigo, y por cierto ¿Están enojados o por qué no te le acercas?

Desearía que lo haga en este momento y el imbécil deje de sostener la mano de ... Elizabeth.

«¿Acaso es una niña que no puede caminar? ¿Por qué la tiene que llevar de la mano?»

—¿No te lo dijo? — pongo una cara de fastidio por su estúpida pregunta — Lo que pasa es que decidí dejarlo, ya no quiero nada con él.

— ¿En serio? ¿Por qué? Ustedes se "divertían" demasiado, no entiendo porque ahora decidiste dejarlo.

—Si, decidí hacerlo porque me aburrí de él y a pesar de que me estuvo rogando que no lo deje, decidí hacerlo por mi bien. Pero, dejemos de hablar de él, háblame de ti. — enlaza su brazo con el mío y a pesar de que odio el contacto físico la dejo porque lo que me dice, me ha alegrado un poco el día.

«¿Le estuvo rogando? Entonces al imbécil le gusta Elif, vaya no me lo esperaba.»

— Lo olvidaba — Dice Baadir girándose y Elif presiona más su agarre— Ahmed, quisiera que hoy tomes algunas fotos de mi Abe... — «Estúpido seudónimo, ni siquiera es bonito.»— de Elizabeth, estas tienen que ser mientras ella realiza las actividades del voluntariado, o sea desprevenida, ¿Entendiste?

Veo que este pasa su mirada entre Elif y yo, lo cual me hace sentir un poco mejor, pues el imbécil de seguro está muriendo por dentro.

—Claro. — Digo lo más calmado.

Elizabeth se da la vuelta y cuando su mirada recae en la unión que hago con Elif, noto que le afecta un poco, pues su semblante de inmediato se torna un tanto triste. Y, a pesar de que quisiera preguntarle el porqué de su tristeza, me detengo, porque ahora tiene a alguien que se preocupe por ella.

Decido no molestarlos en absoluto y solo centrarme en mi trabajo, lo cual me relaja un poco, a pesar de que mi modelo el día de hoy sea Elizabeth, que la verdad sale muy bien en las fotos, pero el hecho de que esté molesto con ella solo hace que mi trabajo me resulte un poco tedioso.

Por otra parte, tanto a Baadir como a mí, algunas muchachas nos han estado haciendo un sin número de propuestas y preguntas estúpidas, las cuales obviamente no respondí pues no quiero que alguna de estas muchachas se haga alguna idea estúpida o empiecen a molestarme.

Solo me he limitado a hablar con Elif, porque he tratado de sacarle alguna información de Baadir, algo que tal vez me dé una pista de porqué está tan interesado en Elizabeth.

—¡Eli, espera! — Dice un muchacho mientras corre.

Elizabeth como era de esperarse, lo mira tan sonriente mientras este trata de recuperar el aliento y por estúpido que parezca, me molesta un poco que lo haga con todos. Eso me enfurece más, pues me doy cuenta de que con acciones tan insignificantes que hace ella, como sonreírle a alguien más, provoca reacción en mí.

—Oh, lo había olvidado, Max ellos son Baadir y Ahmed, mis ... amigos. — «Solo amigos»—Baadir y Ahmed, él es Max mi otro amigo.

Baadir toma la mano del muchacho y yo me limito a verlo y darme cuenta de que es alguien más que quiere a Elizabeth, se nota demasiado que le gusta.

—Disculpa, pero, yo no soy tu amigo — digo para demostrarle que aun sigo enojado y que no quiero que me presente como un simple amigo.

«Pero, lo eres Ahmed, solo eres un simple amigo.»

—O-oh yo, pensé que, lo siento... — Agacha la mirada algo decepcionada y triste.

De inmediato me arrepiento y quiero arreglarlo, pero lo que Baadir le "susurra" a continuación, hace que disipe esa idea, molestándome aún más.

— No te preocupes Abejita, él no es amigo de nadie — me susurra Baadir.

No agrego nada más para no empeorar la situación, pero me es casi imposible no bufar un poco cuando Elizabeth se ofrece a prepararle un platillo a ese muchacho. Claro, ahora a todos les cocina algo especial, ahora todos merecen comer los platillos deliciosos que hace; ahora resulta que no soy tan especial como pensaba.

«¿Pero qué estupideces estoy pensando?»

—Yo me quedo aquí, tengo que hacer unas llamadas importantes a la ciudad ¿Puedes llevarla a su casa? — dice Baadir.

«Es obvio que pensaba llevarla, pero como quiere lucirse frente a ella, trata de parecer caballeroso.»

—Ya que, total queda muy cerca de la casa.

— No hace falta que me dejes en mi casa, puedes dejarme en la de ustedes y solo tendría que caminar 2 cuadras.

«Si claro ¿Y que luego le pase algo? No gracias»

—Claro que no Abejita, por tu seguridad y para mi tranquilidad es mejor que te deje en la puerta de tu casa — «Ridículo, ni siquiera es un seudónimo original.» — Y por cierto Ahmed, en tu escritorio dejé unas cartas que llegaron hoy.

—Ok, gracias — miro a Elizabeth por el retrovisor — pásate adelante, que no soy tu chofer para que vayas atrás.

Lo sé, soy un idiota, pero cuando estoy enojado la única forma de desquitar la furia que llevo dentro es siendo un poco directo e hiriente con mis palabras. No me gustan las peleas, nunca lo he hecho porque me parecen muy absurdas y no ayudan en nada, pues al final igual terminaría estropeando mi rostro y no arreglaría nada.

«No soy egocéntrico, pero reconozco que tengo buenos genes que no dejaré que alguien estropee.»

Cuando veo que Baadir ni siquiera la deja subir al auto sola, algo en mí se enciende. No quiero ver más esta escena estúpida por lo que acelero de inmediato; de seguro si hubiera esperado, el idiota hubiera empezado a soltar sus palabras "dulces", las cuales no estaba dispuesto a escuchar.

— ¡¿Qué te pasa?! —Grita Elizabeth — Pudiste haber golpeado a Baadir o causar algún accidente.

«Ahora resulta que le importa demasiado.»

— Ponte el cinturón. — Digo tratando de no soltar alguna palabra hiriente, pero no me hace caso.

—No, deja de portarte así, no entiendo porque te enojaste, pero deja de portarte como un imb-tonto.

«Ja, ahora resulta que yo soy un imbécil cuando ella le creyó a Baadir las estupideces que debió haber dicho para engatusarla y hace que lo perdone.»

—Dime, dime que soy un imbécil, pero ¡Ponte el maldito cinturón! — acelero.

—Está bien, pero detente que me está dando miedo — No sé porque, pero acelero más cuando me lo dice.

—No es necesario parar, solo ponte el maldito cinturón ¡¿O eso tampoco puedes hacer?! Lástima que no esté tu querido Baadir para ayudarte.

De inmediato veo un auto que está muy cerca de impactar en el lado de Sultana y por inercia lo que hago es verla y de inmediato me doy cuenta de que está en estado de shock pues no despega su vista del auto que nos va a impactar y no hace algún movimiento para protegerse.

El auto que iba a impactarnos hace un movimiento estratégico y en vez de golpear justo en la puerta de Sultana, golpea la parte trasera de mi auto, haciendo que este empiece a girar en su propio eje y como Sultana no tiene el cinturón colocado, su cuerpo se abalanza hacia un lado golpeando la ventana muy fuerte.

«No, no te puede pasar nada mi Sultana.»

Sin esperar más, la halo del brazo y cuando ya tengo todo su cuerpo sobre el mío la abrazo lo más fuerte que puedo para que no vuelva a impactarse contra nada. Y me doy cuenta de que por primera vez en mucho tiempo tengo miedo, tengo mucho miedo y no tanto por lo que me pueda pasar a mí, si no por ella, porque lo único que pido en este momento a Alá es que no le pase nada a ella.

«Es mi maldita culpa, todo por ser un idiota que no se puede controlar.»

Después de lo que para mí fueron horas, abro los ojos los cuales no había notado que los había cerrado, y me doy cuenta de que el auto se ha detenido completamente. De inmediato empiezo a soltar el agarre que tengo de Sultana y trato de alejarla un poco para ver cómo se encuentra. Cuando lo hago, el pánico empieza a apoderarse de mí, pues lo único que veo es la sangre que recorre desde su frente hasta su cuello.

«Concéntrate, esto es algo que aprendiste en un curso de primeros auxilios.»

— Disculpa — golpean la ventana de mi lado — ¿Se encuentran bien?

Noto que es un tipo casi de mi edad y se encuentra algo asustado. Obviamente por el accidente que presenció.

—Ayúdeme a salir, necesito revisarla, — Señalo a Sultana —y no puedo hacerlo aquí.

El tipo asiente y me ayuda de inmediato siguiendo mis instrucciones, para no hacerle más daño a mi Sultana. Cuando logramos salir y ponerla en un lugar seguro, le pido al tipo que avise a los servicios de emergencias, mientras yo trato de revisarla. Él lo hace y se aleja un poco.

—Por favor, levántate Sultana, no me hagas esto —Susurro esperanzado mientras la reviso minuciosamente. — Levántate y dime querido o imbécil, lo que quieras, pero levántate.

—No puedo hacer ninguna llamada —Lo miro y noto su desesperación — no hay señal aquí, creo que es mejor llevarla al centro del pueblo, tal vez alguien podría ...

—¿A-ah-me-med? — de inmediato la veo y noto que sus ojos se encuentran algo abiertos.

«Pero está bien ¡Está bien!»

—¿M-me escuchas? —asiente y hace una mueca de dolor.

—Trata de responder hablando ¿Sí?

—¿Q-que pasó? ¿Dónde estamos?

—Tuvimos un accidente, ahora concéntrate, te voy a realizar una pequeña evaluación para ver en qué estado estás.

Trato de hacer la evaluación inicial básica que se hace a todo paciente con trauma y sobre todo me enfoco en la herida que tiene en la cabeza, la cual ha cesado su sangrado.

«Tal vez solo fue superficial... Tal vez no debí ser un idiota.»

—¿La llevamos al hospital entonces? —Dice el tipo aún muy asustado.

—¿Quién es Ahmed? —Trata de elevarse un poco para verlo, pero de inmediato se detiene — ¡Auch!

—¡Te dije que te quedes quieta Sultana! — veo confusión en sus ojos — Lo siento, soy un idiota, pero por favor no te muevas tanto, te vamos a llevar al hospital o centro de salud del pueblo ¿Sabes dónde queda uno?

—¿Me dijiste Sultana? —Sonríe tímida

—Concéntrate ¿Sabes o no? estamos perdiendo el tiempo.

—No dejas de ser mandón y amargado aun cuando casi muero ¿Debería tener otro accidente para que me hables bonito?

—No digas estupideces, ahora mismo casi muero cuando no respondías, pero ya basta, mejor vamos al pueblo, de seguro alguien nos guiará, no puedo perder más el tiempo.

—No es necesario, solo fue un pequeño golpe y ... — la miro furioso.

—¡Claro que es necesario! —pega un respingo —Lo siento, soy un idiota, lo sé, ahora vamos.

Cuando trataba de levantarme un dolor en mi costado izquierdo hace que vuelva a mi posición y por inercia mi mano va al lugar donde me duele.

—¿Estás bien amigo?

Levanto un poco la camiseta y veo que tengo un hematoma en las costillas.

—Si, solo es un pequeño golpe — trato de levantarme ignorando el dolor —Vamos Sultana, te voy a cargar, solo tienes que ...

—Claro que no, vi el hematoma en tus costillas, no puedes hacer fuerza, podrías tener alguna costilla rota y alguna perforación interna.

—Yo te llevaré, déjame cargarte ... ¿Sultana?

—Hey, Hey, tranquilo amigo yo la llevaré, además ese no es su nombre, solo yo la puedo llamar así. —me miran ambos confundidos — Su nombre es Elizabeth.

—Pero puedes decirme Eli y no es necesario que me cargues, yo puedo levantarme. —Se levanta y por inercia me apego a ella para sostenerla en dado caso de que se desmaye nuevamente.

—Dile Elizabeth, por favor. Y a todo esto ¿Quién eres y por qué nos sigues ayudándonos?

—S-soy, soy quien im-impactó tu auto.

«Lo mato, ahora si lo mato»

Levanta las manos como en son de paz.

— ¡Casi la matas! ¡Ahora si te mato!

—Pero no fue mi culpa, tu auto apareció a toda velocidad en el camino y no pude hacer otra cosa más que hacer una maniobra para no golpear el asiento del copiloto — dice muy rápido tratando de retroceder.

— No me importa lo que digas, en este momento no estarías vivo si algo le hubiera pasado a mi Sultana, pero deja que lleguemos al hospital y te daré una paliza que ni los doctores... — empiezo a acercarme donde él.

—Ahmed, ya basta —no le hago caso a Sultana, porque ella no sintió todo el pánico que yo sentí —Ah-ah-med ayúdame, por favor, me siento débil, siento, siento que ...

Me regreso y la atrapo justo a tiempo antes de que se desplome en el suelo. El tipo que casi nos mata también me ayuda, de hecho, sin decir nada la toma en brazos, arrebatándomela.

—¡¿Qué haces imbécil?! No la toques, déjala — lo persigo hasta su auto.

—Si la dejo, tu no podrás sostenerla por tu herida, hematoma o lo que sea que tengas, además perderemos tiempo. — La deja en el asiento trasero y regresa a verme — Si quieres matarme o golpearme, lo haremos cuando ella esté bien ¿O acaso no te importa el estado de tu esposa?

«Mi ¡¿Qué?!»

—Está bien, vamos — me subo donde está Sultana y sostengo su cabeza.

Cuando arranca la preocupación vuelve a mi cuerpo y para calmarme un poco empiezo a pasar mi mano por la cabeza de Sultana, como peinándola, y después de un tiempo noto que me relaja un poco también. No hago más que culparme por todo lo ocurrido y pienso seriamente en la actitud que en estos pocos días he estado tomando.

«No me gusta perder el control y aun así lo he hecho varias veces este día, y todo por culpa de ella.»

Tras preguntarle a algunas personas dónde queda el hospital, podemos llegar de inmediato. No tardan mucho en atenderla y a causa de una de sus rabietas de niña pequeña, tengo que aceptar también que me revisen el golpe que tengo en el costado, el cual no es nada del otro mundo por lo que solo me mandaron unas cremas.

Después de aproximadamente 1 hora el doctor nos da el alta a ambos y procuro comprar lo que le mandaron a Sultana para curar su herida y aliviar el dolor. Lo cual al principio no lo acepta, pero luego cede cuando nota que no voy a tolerar otra rabieta.

Por otra parte, el idiota que casi nos mata solo se ha limitado a vernos desde una distancia prudente y al salir igual, se mantiene a cierta distancia. Cuando estamos por llegar al auto del tipo, Sultana tropieza.

«No puedo creer que sea tan torpe»

— ¡Oh! ¡Auch!

— ¿Estás bien? — digo y escucho que el otro tipo se acerca de inmediato.

— Si, solo que casi me lastimo el tobillo, no es nada, solo ... —revisa su pie y también lo hago de manera minuciosa, pero no encuentro nada raro — ¡No puede ser!

—¡¿Qué pasó?! ¿¡Te sientes mal?! ¿Quieres regresar al hospital? — digo desesperado.

— No, no es eso, mira — señala su tobillo algo desesperada — ¡No está mi pulsera de la castidad!

«Lo que faltaba, maldita sea.»

—Tranquila, yo regresaré a buscarla al hospital y si no está ahí iré al sitio del accidente, seguro se cayó por ahí, solo espérame aquí y ...

—Ejem — carraspea el tipo — Yo, no quiero entrometerme pero —rebusca en su bolsillo y saca algo de ahí que no puedo distinguir — ¿Están buscando esto?

Apenas abre la mano y veo que es la pulsera, siento un gran alivio, pues ya estaba resignado a pasarla buscando toda la noche, o en su defecto, si no la encontraba, hubiera ido a la ciudad a pedirle a un joyero que la fabrique.

— ¡Es mi pulsera! — se levanta sin despegar la mirada del objeto.

—Si, bueno, se te cayó cuando la enfermera te puso en la silla de ruedas, se me había olvidado entregártelo, yo lo sien...

Sultana corre a los brazos del sujeto y lo abraza casi haciéndolo caer. El sujeto por un momento no sabe qué hacer y estoy a punto de separarlos, pero este decide aprisionarla contra él.

—Gracias, gracias, gracias, te debo la vida, eres el mejor, eres ... — Los aparto y pongo a Sultana a mi lado.

Ni siquiera me había dado cuenta cuando me acerque a ellos.

— ¿Qué te pasa? Solo le estaba agradeciendo por haberme literalmente, salvado la vida.

— Si, pero... pero el doctor dijo que no hagas movimientos fuertes, deberías tener más cuidado. — me mira y niega la cabeza como si estuviera reprochando algo que hice mal.

«Solo trato de que no le pase nada ¿Y así me paga?»

—Bueno, ya que los traje y su auto está varado en la carretera, será mejor que yo los lleve.

—Gracias... ¿Cómo te llamas?

—Kiral, soy Kiral.

—Bueno, gracias, pero no creo que necesitemos tu ... — Sultana me tapa la boca.

—Gracias Kiral, nos salvaste otra vez porque YA ESTÁ ANOCHECIENDO y podríamos perdernos si hay algún apagón — Dice todo esto mirándome a los ojos y entiendo que lo hace para no causarme problemas cuando oscurezca más y no pueda ver nada.

—Vamos entonces ¿Dónde viven?

—Espera, primero deberíamos llevar a alguien que pueda llevarse el auto porque podrían robarte si lo dejas ahí hasta mañana.

—No te preocupes, de igual forma ya no sirve.

— Pero te buscarás problemas con Baadir — me susurra en el oído.

—Olvídalo, ese auto es mío. — miro a Kiral — ¿Nos vamos? —Él asiente.

Al llegar a la casa de Sultana la ayudo a bajarse del auto y antes de que Kiral intente ayudarla también, le digo que espere en el auto mientras la dejo en la puerta de su casa, a lo cual hace caso a mi petición.

—Bueno, recuerda que si te duele debes tomarte la pastilla blanca y antes de acostarte debes limpiar tu herida — la veo dudar — Mejor me quedo a limpiarte la herida, de seguro lo olvidas y se te infecta, luego tendremos que ir nuevamente al hospital y ... —Nuevamente me tapa la boca.

—Cálmate, claro que sé hacerlo y no se me va a olvidar, relájate que hoy has estado muy raro. —Sonríe — No sé qué te tomaste o si tienes algún problema en la cabeza, pero me asusta un poco tus cambios de humor. —Quita su mano.

—Si, hoy he sido un idiota, perdóname, no quería que te pase nada desde que supe lo que te hacían tus padres y mira, casi termino matándote.

— Ya olvídalo, a veces las cosas pasan por algo, tal vez en mi destino estaba escrito que tenía que conocer a Kiral o debía conocer al doctor del hospital, ¿Quién sabe? — alza los hombros.

—Ya, no digas más, de seguro ni lo volveremos a ver, se nota que es de la ciudad. — miro el auto.

—O puede que me termine casando con él, como te digo ¿Quién sabe? — nuevamente alza los hombros y me empieza a colmar la paciencia, pero trato de calmarme.

—Bueno, lo que sea, ya me tengo que ir, cuídate mucho y si te duele demasiado o necesitas ir al médico, dile a George que me busque, estaré pendiente toda la noche.

—Gracias, pero no es necesario. —Me mira algo dubitativa — Si te pudiera abrazar, lo haría para agradecerte todo lo que has hecho hoy por mí.

— ¿Qué he hecho bien? Solo me he portado como un idiota todo el día y encima casi mueres por mi culpa, no me merezco ese abrazo.

—Pero también hiciste cosas buenas por mí, esas me importan más que las malas, de hecho — sacude su cabeza como negando algo—, ya no recuerdo que me hayas gritado, que me hayas dejado de decir Sultana, que me hayas apartado aun cuando dejabas que Elif se acerque a ti y ya.

—O sea que lo del accidente no lo vas a olvidar

— De hecho, no fue toda tu culpa, fue en gran parte la mía porque no me puse el cinturón de seguridad. Así que olvídalo.

—Bueno, entonces supongo que sí ... — bajo la voz — me merezco el abrazo.

—¿Qué? No te escuché, el accidente me dejó algo sorda — me molesta.

—Olvídalo, ya me voy — doy media vuelta y antes de terminar de dar un tercer paso siento los brazos de sultana rodearme desde atrás, dejándome al instante congelado.

—Gracias y claro que te mereces un abrazo mío, no soy tan mala como para negarme a tu petición. — sonrío por inercia ante su actitud de diva algo tierna.

—De nada Sultana y de ahora en adelante si me ves comportándome como un idiota puedes hacer algo para devolverme a la realidad, yo te lo autorizo.

— ¿Cómo qué? Es muy difícil tratar de calmar tu enojo, ahora ni siquiera me dejaste acercarme y no quisiera que me termines odiando si hago algo que no te guste.

— No podría odiarte y de hecho hay algo que ... que mi padre solía hacer para calmarme un poco cuando era niño, no sé si sirva ahora, pero podrías intentarlo.

—Pobre de tu padre, me compadezco de él —me molesta. —Pero dime lo que tengo que hacer.

Decido darme la vuelta y para mi mala suerte ella lo interpreta como si quisiera deshacerme de su abrazo.

—Bueno, solo tienes que taparme las orejas y mirarme a los ojos — me mira dudosa — eso le funcionaba a mi padre, supongo que puede servir ahora.

—Está bien, lo haré cuando sea necesario, pero si me llegas a apartar te golpearé en la cabeza por darme mal la información de como calmarte.

— Claro, ese sería el plan B, ahora, me tengo que ir, cuídate mucho y no te olvides que mañana tenemos el primer entrenamiento de defensa personal — señala la gasa que tiene en la frente —No te excuses en eso, mañana solo te daré algo básico y no tendrás que hacer mucho esfuerzo, así que adiós.

Sin esperar a que me refute, me dirijo al auto donde Kiral me espera.

«Genial, ahora tengo que pedirle un favor.»

— ¿Podrías llevarme a mi casa? Está solo a dos cuadras de aquí pero no puedo caminar del dolor — miento, pues ya ha oscurecido demasiado y no quisiera perderme en este pueblo por mi estúpido problema de la vista.

—Claro, vamos.

Le señalo donde girar y en menos de 2 minutos ya me encuentro frente a la puerta de la casa que comparto con Baadir. Sin decir nada, me bajo y entro a la casa. No me despedí ni agradecí porque no se lo merece. Él casi mata a Sultana, no se lo merece.

—Hasta que llegas, me llegó un rumor que tuvieron un accidente en la carretera ¿Es verdad?

— Vaya, te has acoplado demasiado rápido al pueblo que ahora crees en los chismes que circulan por ahí, pero bueno, si, si tuvimos un accidente y antes de que preguntes, Sultana está bien, así que no te preocupes.

—¿Sultana? ¿No dejaste de llamarla así en la tarde? — sonríe.

—No estoy para tus estupideces, buenas noches.

Me dirijo a mi habitación lo más lento posible pues a pesar de que el golpe que recibí fue algo leve, aún me duele subir las escaleras. Al llegar dejo algunas cosas que traía en el escritorio y noto las cartas que me mencionó Baadir en la tarde. Al principio planeo dejarlas para leerlas en la mañana, pero la curiosidad me gana y las tomo.

Al sentarme en la cama y acomodarme bien, doy la vuelta a las cartas notando así los remitentes. La carta de mi padre obviamente la dejo sobre la cama y la otra la estrujo en mis manos hasta formar una bola compacta para lanzarla directamente al cesto de basura.

«Esa mujer no se cansa.»

Abro la carta de mi padre y empiezo a leerla. No demoro mucho en hacerlo sin embargo me toma mucho más tiempo asimilar lo que dice, pues prácticamente esta carta me está librando de todo este infierno, pero a la vez me está condenando a otro. Los 2 únicos párrafos que se quedan rondando en mi mente me tiene enfurecido por lo que decido leerlos en voz alta para asimilarlo mejor.

"... Así que, después de conversar con tu abuelo varias veces y tratar de convencerlo, al fin pude hacerlo entrar en razón, hijo, ¡Ya puedes regresar a Turquía! No necesitas completar esa cláusula, pero, la única condición que me dio tu abuelo es que al llegar a Turquía te cases con Anastasia.

Se que te fuiste por tratar de evitarla y yo te la estoy proponiendo como tu esposa, pero según lo poco que me contó Anastasia, ustedes aún se siguen amando, pero tú eres muy orgulloso como para reconocerlo (lo sabré yo que soy tu padre), así que, si quieres que ese infierno en el que estás en este momento se termine, solo debes regresar a la ciudad y decirle a Firat que se comunique conmigo para enviarte el avión..."

«¿Y Sultana? No puedo dejarla sola, no puedo abandonarla ahora, yo... no, no se que hacer.»

Nota: Si les gusta el capítulo no olviden votar por él o comentar, muchas gracias por leer <3 

-¿Se irá Ahmed?

Continue Reading

You'll Also Like

61.4K 4.5K 53
Desde su pequeño negocio, lo vio llorar, y no supo que le pasaría. Él creyó que nadie lo estaba viendo. Una novela en la que al igual que la realidad...
7.9M 441K 126
Molly Johnson es una mesera y necesita juntar mucho dinero para salvar a su hermana. Axel Cavelli es un exitoso empresario y necesita una novia por t...
11.5M 666K 49
Ella era la nerd, el era el playboy ¿Suena muy cliché? Pues esta historia lo es, solo que con un agregado un poco problemático... Iban al mismo insti...
329K 13.3K 4
Epílogo de la saga Dulce. Esteban, hermano de Diana Alcázar (Dulce Destino), obtiene una segunda oportunidad.