— ¿De nuevo imaginas cosas? — Sungyeol no puede evitar preguntar con cierta preocupación en su voz al notar como su amigo pelinegro intentaba quitar algo inexistente de su camino.
— Ignora eso, no dormí lo suficiente — Miente, pues aunque dijera la verdad su amigo en definitiva no le creería, es probable que llamara a Dongwoo y ambos se burlaran de él... Y después lo llevarán a un psiquiátrico.
— ¿De nuevo el molesto vecino? Myung, deberías ya de ponerle un alto.
— No, es un buen tipo y él no tiene la culpa que a veces me despierte fácilmente, no me molesta su música.
— Debes dejar de ser tan amigable, por Dios, eres capaz de disculparte incluso por algo no hiciste.
— Solo fue una vez, pero ¿Eso qué tiene que ver aquí?.
— No les pagamos para que estén hablando solamente — Tanto Yeol como Myungsoo no pueden evitar pegar un leve brinco del susto al escuchar la voz de su supervisor Sunggyu.
— Bueno, tampoco es que nos paguen demasiado — Contesta Yeol.
Los tres ríen levemente, pues es una suerte que en el trabajo desarrollarán una amistad que les permita bromear de esa manera.
— Tienen mucha suerte de que hoy este tranquilo, así que, ¿De qué hablaban? — Oh sí, el gran Gyu tiene en su interior una señora chismosa como todos.
Los tres no iban a perder la oportunidad de contarse cosas ahora que el lugar se encontraba desierto al ser las únicas tres personas ahí.
— Nuestro amigo nuevamente imagina cosas por no dormir bien y se rehusa a tocar la puerta del vecino para reclamarle.
— Recién llevan dos semanas siendo vecinos y ya habría problemas, no es de extrañar que nuestro pequeño myung evite problemas.
— Al menos tú lo entiendes.
— Cállate, aún no te perdono por no defenderme cada que dicen que soy un mal jefe y deberían reemplazarme.
— ¡Eso no es verdad! La última vez dije que eras un gran jefe.
— Y luego Nam te soborno con comprarte pollo frito y dijiste que me iría al infierno por tirano.
— Eres una persona muy resentida de la vida pero lo dejaré pasar si me dejas dormir un poco.
— Lo lamento, myung. Sabes que las personas pueden llegar de un momento a otro y él no puede encargarse solo.
Yeol asiente ante lo dicho por su jefe, la última vez que se quedó solo casi quemaba el establecimiento y solo estaba preparando un café.
¿Cómo sucedió? Solo Sungyeol y Dios lo saben.
El más jóven está a punto de reclamar pero se detiene pues su dedo meñique, lugar donde reposa ese hilo invisible para todos menos para él, comenzar a ser levemente jalado.
Los dos amigos se miran confundidos al ver a Kim Myungsoo mirando tan fijamente su mano, pero la confusión pasa al miedo cuando el pelinegro sonríe de una forma casi macabra.
Misma sonrisa que se borra a los segundos, ¿La razón? El chico a dejado de sentir aquella molestia en su extremidad.
— ¿Sabes qué? Puedes ir a dorm...
— Se me fue el sueño, creo que hoy podría ser un buen día.
— ¿Seguro qué estás bien? Me preocupas, estoy considerando ir a hablar yo mismo con ese vecino tuyo para que te deje dormir de una vez.
Menciona el supervisor del lugar mientras es apoyado por Sungyeol.
— Tranquilos ambos, estoy bien. ¿Pueden dejar de mencionar a mi vecino cada cinco minutos? Solo lo he visto una vez y no tengo intenciones de querer volver a verlo.
— ¿Tan malo es? — Se atreve a preguntar Sungyeol.
Y oh, jodido cliché que lo a vuelto a hacer. El timbre del establecimiento suena anunciando que alguien a entrado a la pequeña cafetería.
El trío de amigos dirige su mirada a la entrada.
— Santa madre — Murmura el menor de los amigos.
— ¿Qué? — Pregunta también en un susurro el mayor.
— De tanto que lo mencionaron parece que han logrado invocarlo.
Bastan esas palabras para que los "sung" entiendan todo.
Ahora entienden porque su amigo no se atreve a reclamarle a su famoso vecino que en esos momentos se aproximaba a ellos.
Con tremendos brazos y aquella cara que refleja seriedad ellos también tendrían cierto temor de él, es más, lo tienen en aquellos momentos.
Es por eso que definitivamente no dejaran solo al pelinegro.
— ¿A quién debo decirle mi orden? — Aunque la pregunta no es dicha con un tonto grosero, basta escuchar aquella voz para causar cierta intimidación en los tres.
¡Al diablo proteger a Myungsoo!.
Tanto como Sungyeol y Sunggyu señalan a su amigo para después huir cobardemente.
Al pobre myung no le queda de otra más que acercarse a la caja mientras en su mente ya a maldecido diez veces a sus supuestos amigos.
Pero no todo es tan malo, con un poco de suerte él no debe reconocerlo.
— Oh, eres tú — Murmura el otro chico de también, cabello negro.
Definitivamente buena suerte y Kim Myungsoo no pueden ir en una misma oración.
Mich, la historia sufrió leves cambios pero como puedes ver... Nada grave, ahre.
Me siento más cómoda con esta versión y si no csm la vuelvo a cambiar el chiste es terminarte una historia que tenga más de diez capítulos, ¿Fácil? Definitivamente no, pero el poder del amor todo lo puede ahre.