Sin Querer - Fanfic Caché

By CacherPilot05

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Coincidir con las personas es un regalo del universo, pero conectar con ellas va más allá de ser un regalo. P... More

1. El Inicio del Fin
2. Incierto
3. Artes Escénicas y Visuales
4. Fiesta de Bienvenida
5. Polvo de Estrellas
6. Curiosidad
7. Café
8. ¿Qué me pasa?
9. Invitación
10. Helicóptero
11. Paintball
12. Show de Modas
13. Confesión
14. Química
15. Quiero
16. Spago
17. Teatro
18. Cine
19. Presentación
20. Apartamento
21. Teoría
22. Poemas y Ramen
23. Proyecto
24. No No No
25. Pensamientos
26. En Dónde Están
27. Adiós
28. ¡Silenzio, Bruno!
29. Te Quiero
30. Intervención
31. ¿A Dónde Vamos?
32. Primeras Veces
33. Por Decisión Propia
34. Vigiladas
35. Al Infinito y Más Allá
36. Todo
37. Interrogatorio
38. Guía Para Besar
39. Cuello de Tortuga
40. Preocupación
41. Parque Privado
42. Persecución
43. Montaña Rusa de Emociones
44. Hilo Rojo
45. Posesiva
46. Prendidas
47. Casi, Casi
48. Necesidad
49. Hogar
50. Barreras
51. Baile de Bienvenida - Parte I
52. Baile de Bienvenida - Parte II
53. Sexo, Proyecto, y Cafetería
54. Por Nosotras
55. Caché Es Real
56. Marcos
57. Oficina
58. Juan Carlos
59. Así Soy
60. Cumpleaños
61. Cuando Nos Conocimos
62. Universidad
63. Nos Gusto
64. Confesión
65. Terapia de Cumpleaños
66. Emboscada
67. Segura
68. Sorpresas
69. Tarde de Arte
70. Foto
71. Charla
72. Ganas, Decisión y Amor
73. Somos
74. Sentimientos Efímeros
75. Reglas
76. Buen Despertar, Mal Almorzar
77. Formidable
78. (In) Dependiente
79. Caja Negra
80. Verdad, Cartas y Fútbol
81. Prueba Que Estoy Equivocada
82. Voy A Luchar
83. Yo Tuya y Tú Mía
84. Cabaña
85. Está Sucediendo
86. Visitas
87. Estoy Harta
88. ¿Celosa?
89. La Llama Del Amor
90. Ofensa
91. Sol
92. Especial
93. Futuro
94. ¿Qué Dices?
95. Ciberataque
96. Perdida
97. Perfecta
98. Diosa
99. Azotes
100. Mulberry Street
101. Internado - Parte I
102. Internado - Parte II
103. Nutella
104. Caminata
105. San Valentín
106. Hijo
107. Hablemos
108. Mamá y Papá
109. La Voy A Extrañar
110. Aeropuerto
111. ¿Espacio?
112. Propuesta Indecente
113. Sex Call
114. Siete Segundos
115. Lávate la boca
116. Mural
117. Aventura Mágica
118. No Otra Vez
119. Disfraz
120. Nublada
121. Es Real
123. Mentiras
124. ¿Sabes Qué Prefiero?
125. Estoy Viva
126. Hazme Tuya
127. Para Siempre
128. La Verdad
129. Dramática
130. ¿Me Permites...?
131. Closet y Baseball
132. Me Amas
133. Una Vida
134. Mala Racha
135. Apuesta
136. Miedos
137. Saudade
138. Familia de Espías
139. Albañil
140. Fantasías
141. Baile de Máscaras
142. Corriendo
143. Familia
144. Háblame
145. Despedidas
146. Rodrigo
147. Fiesta, Videos y Papeles
148. Patrocinio(s)
149. El Último Baile
150. Sin Querer
Epílogo

122. No Es Tan Fácil

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By CacherPilot05

Pov Poché

— Buenos días — saludé sonriendo cuando llegué al comedor.

— Buenos días — me dijo Vale en voz baja y me miró preocupada — ¿Cómo sigues?

— Mejor. Tranquila, y gracias por estar ahí ayer — le dije y la abracé por la espalda.

— Cuando quieras... Me pagas con uno que otro CD — bromeó y la apreté haciendo que se quejara — ¡Auch!

— Por boba. Esos CD's son de mi novia y se los voy a regresar hoy mismo. Así que te jodiste — dije al agarrar una tostada y sentarme al frente suyo.

— Solo porque es Daniela no lucho por robarme uno. Arregla las cosas con ella y deja de cagarla a cada rato. Ya te está gustando meter la pata con lo que haces — me dijo un poco enojada.

— Claro. Hoy mismo lo arreglo — murmuré y tragué saliva al ajustar mis gafas de sol.

Luego de llorar mi vida entera anoche, tuve que mentirle a Vale para evitar decirle la verdad sobre el por qué sentía que me ahogaba. Le dije que había tenido una discusión fuerte con Dani por culpa de mis celos a lo que había exagerado y había terminado con ella. Ahora piensa que ambas somos dramáticas porque nos dejamos llevar por una pelea, porque le terminé así de la nada, y porque Dani me mandó esa caja con cientos de canciones que nos recuerdan a la otra. Tal vez hubiera podido inventar algo mejor, pero en ese momento fue lo único que se me ocurrió.

— Más te vale porque mejor cuñada que Dani no creo que tenga — me dijo señalándome con su cuchara.

— Ni vas a tener otra cuñada. No jodas — dije terminando de comer la tostada — Bueno, mejor arreglo todo esto más pronto que nunca.

— Dale. Suerte... pero si no le regresas los CD's...

— ¡Que no te voy a dar ninguno! Cómprate los que quieras, marica. Tienes dinero de sobra — dije enojada y le di un beso en la cabeza antes de irme — Boba.

— Me da pereza — dijo masticando su cereal.

— De nuevo: Boba — le dije en el rostro.

— La que lleva lentes de sol y esa eres tú. Ya vete — dijo riendo.

— Nos vemos, Pulga — dije riendo al darle un suave golpe en el hombro y esquivando el que me daba de regreso.

Tomé la caja de CD's que me mandó Dani, a Ramoncito a quien ya lo tenía con su correa y las llaves del auto para ir a casa de mi novia.

— ¡Alto ahí! — dijo mi papá a mis espaldas y me detuve quejándome.

— Papi...

— Te escapas, vienes tarde, te duermes para evitar problemas, y te quieres volver a escapar — me dijo con molestia al bajar las escaleras del segundo piso.

— Yo estaba cansada, tú viniste tarde y ya no me viste. Es tu culpa — le dije y frunció más su entrecejo.

Sí, porque enojarlo más era una gran idea.

— Sea cual sea tu plan, hoy no sales. Basta de irresponsabilidades. Estás castigada — me dijo y se fue.

— ¡Papi, papi, papi! No me puedes hacer esto. Por favor. Tengo que ir a ver a Daniela — le rogué al seguirlo y dejé la caja a un lado.

— La ves mañana en el colegio. ¿Qué es eso de escaparte en la madrugada para ir a verla? Ya le dije que no me gusta que anden a esas horas en la calle — me dijo sin voltear a verme en su camino a la cocina — De paso la traes mañana para hablar con ella seriamente ¿Para eso te enseñó a conducir?

— Papá, por favor. Era una emergencia, y necesitaba ir donde ella. Castígame otro día, pero no hoy, por favor.

— No lo voy a repetir — me dijo con dureza cuando se sentó en el comedor.

Vale se me quedó viendo con una expresión confusa en el rostro cuando llegué detrás de mi papá con un puchero en el rostro.

Más que enojada, estaba triste porque le había prometido a Dani estar ahí, pero no quería meterme en más problemas para evitar no verla mañana. Ella me necesita, y yo quiero estar con ella todo el tiempo que sea posible.

Yo quiero ir hoy.

Necesito ir hoy.

No sé en qué momento empecé a derramar lágrimas al quedarme ahí parada, pero Vale se levantó a abrazarme. Lloré en su hombro la frustración que sentía ya que justamente hoy a mi papá se le ocurriera un castigo.

— ¿Qué te pasa? ¿Qué tienes? —me preguntó papá preocupado.

— Es que ayer discutió con Dani y pues... terminaron. Quiere ir a arreglar las cosas tan pronto como pueda — le explicó Vale ante mi casi nula capacidad de hablar.

— Por eso andas con gafas oscuras, porque lloraste toda la noche ¿No? — me preguntó con calma y asentí con la cabeza.

Papá suspiró y sobó su frente mientras decidía qué hacer. Yo no quería manipularlo, no era la intención que tenía al llorar, pero si eso funciona para dejarme ir...

— Solo quiero arreglar las cosas con mi ahora ex novia. Soy una idiota. Fue toda mi culpa — sollocé.

— Está bien. Ve a ver a Daniela y has lo que tengas que hacer, pero no te vuelvas a escapar en la madrugada ¿De acuerdo? — me preguntó y asentí rápido —Vale, llévala que en ese estado no va a poder conducir.

— Claro... Nos vemos otro ratico — le dijo Vale y me jaló para irnos — Tranquila, Poché. Todo estará bien.

Mi hermana me ayudó con la caja, y nos fuimos a su auto en el cual seguí llorando otro ratito al no poder contenerme. Mi Pulga me aconsejó un par de cosas para convencer a Dani de regresar conmigo mientras yo trataba de escucharla atenta a pesar de que me sentía terrible al mentirle así, pero no le diría nada que Dani no quisiera. Le agradecí infinitamente cuando llegamos, y me pidió mantenerla al tanto de todo.

— Déjame ayudarte — me dijo Juliana tomando las tazas de café y una caja que compramos con Vale — Apenas te podía ver con tanta cosa encima.

— Gracias — dije riendo — ¿Qué tal todo por aquí?

— Mucho mejor. Seguimos con una que otra lloradita, pero ahí vamos. Dani está en la cocina con Mafe — me explicó en nuestro camino a la sala.

— Buenos días — saludé a Alex al quitarme las gafas.

— Buenos días, Poché... ¿Eso es café?

— Sí, a Dani le hace feliz — dije y sonrió comprensivo — también les traje a ustedes.

— Muchas gracias. Tomaré el mío, pero a Daniela no le puedes dar el de ella. No debe consumir cafeína — dijo apenado.

— Okay... No hay problema. Yo lo escondo porque si no, me va a hacer berrinche y se lo voy a terminar dando — dije y rieron.

— Mejor lo hago desaparecer — dijo Juliana y agarró la taza para tomárselo.

— ¿Y Germán? — pregunté.

— Salió. Vio a Dani un rato, y se fue — me dijo Juliana, y asentí.

— Cuando regrese, dile que necesito hablar con él, por favor.

— Por supuesto. Pasa a verla, no te vamos a retener más — me dijo Juli.

— Gracias — dije sonriendo y caminé hacia la cocina.

Levanté a Ramón para que no hiciera ruido con sus patitas, y me acerqué silenciosamente al lugar. Dani estaba sentada en la encimera y tenía abrazado al Sullivan que le regalé. Sonreí ante la imagen tan bonita de ella, y a la interacción que tenía con Mafe.

— ¿Las que yo quiera? — le preguntó mi castaña.

— Sí, mi amor. Las que tú quieras — le dijo Mafe sonriendo.

Dani hizo el movimiento de verter todo el bote en la mezcla que tenían y Mafe la detuvo de inmediato. Mi novia se rio por la reacción de su madre y empezó a añadir lo que sea que estaba metiendo en la mezcla, y a robar unos cuantos pedazos.

Quería verla así, en paz, calmada, sonriendo, y simplemente siendo ella misma.

Solté a Ramón y de inmediato se fue a la cocina. Cuando visualizó a su mamá, empezó a ladrarle y mover la cola.

— ¡Ramón! — dijo Dani emocionada.

Se bajó de la encimera y lo recogió del suelo para besarlo y abrazarlo. Yo quería llorar al igual que lo hacía mi bebé con nuestro hijo perruno en sus brazos. Eran tantas cosas que se suponía ya no iba a hacer de nuevo, pero las estaba haciendo. Tragué saliva y me compuse en lo que noté una venda en su mano, y eso me hizo fruncir mis cejas, le preguntaría luego.

— Ahora entiendo cuando dices que Ramón roba mi atención — entré diciendo con una sonrisa.

— Hola, chiquita — me saludó Dani en un susurro.

— Hola, hermosa — dije tomando sus mejillas y planté un pico un beso en sus labios — ¿Cómo estás?

— Mejor — suspiró y le limpié sus lágrimas.

— Me alegra... Hola, Mafe — la saludé y la fui a abrazar.

— Hola, Pochesita ¿Qué tal estás? — me preguntó sonriendo.

— Yo dijo que bien ¿Tú qué tal? — le pregunté.

— Con poco abasto de chocolate porque alguien se lo está comiendo — dijo riendo y volteé a ver a Dani quién sonrió inocente.

— Es del caro. Ese es rico — dijo mi novia sentándose en un banco de la isla.

— Tu estás rica — le susurré y me miró nerviosa a lo que le guiñé un ojo — ¡Bien! ¿En qué puedo ayudar aquí?

— Ya está casi todo listo. Solo falta ponerlas en la bandeja y agregar más chocolate — me dijo Mafe mientras sacaba lo que mencionó de las ¿galletas?

— Genial. Déjame ayudar con eso — dije y me lavé las manos.

— Dale, haz lo último y te quedas con el crédito de todo como con las brochetas de la vez pasada — dijo Dani a mis espaldas y la volteé a ver con una sonrisa.

— ¿Es un reclamo?

— No, pero todos creyeron que hiciste más cuando solo cortaste la piña — dijo y Mafe y yo reímos.

— Es nuestro secreto, así que cállate que la Poché chef sigue existiendo — le dijo mi suegra — Tú di que las hiciste y seguimos con ese cuento.

— De acuerdo — dije riendo al igual que mi novia.

Preparamos lo que restaba de las galletas, y con Ramón en los brazos de mi bebé, salimos de la cocina. Juliana y Alex estaban platicando en la sala, y aunque íbamos para ahí, Dani se interpuso en mi camino empujándome y reí mientras volteaba a ver a Mafe quién nos sonreía y me hacía señas para que siguiera a mi novia.

— Oye, te traje un regalo... — le dije cuando bajó a Ramón en el césped.

— Poché, ya no me des más regalos ¡Sulli! ¡Olvidé a Sullivan en la cocina! — dijo alarmada.

— Calma, yo lo traigo — le dije riendo.

Entré de nuevo a por el peluche, y de paso, tomé las cajas que traía y regresé con ella. Dani jugaba con Ramón al tirarle su pelota y sonreía porque el pequeño ya podía atraparla en el aire.

— Salió tan bueno para el deporte como su mami — dije y volteó a verme — Como mi mamacita.

— Boba — dijo riendo tímida — ¿Qué traes debajo de esa manta?

Bajé las cajas y sin quitarle la mirada de encima, las descubrí. La pequeña sonrisa que tenía en su rostro desapareció cuando notó la caja amarilla y cerró los ojos mientras recordaba lo que era.

— Había olvidado eso — murmuró.

— Relájate... Ya no importa.

— Es que... La nota... La nota que te escribí era muy--

— Que no importa, Dani. Aquí estamos tú y yo juntas — le dije y tomé su mano vendada — Esto sí importa ¿Qué pasó?

— Rompí... El espejo de mi cuarto — dijo apenada.

— ¿Qué? Oye... esto... No es una puta película para que hagas esas cosas — dije riendo y se relajó — ¿Por qué hiciste eso?

— No sé... Todos estos días han sido una batalla conmigo misma y... Me veo como un desastre. No me gusta verme así, no me gusta que me vean así, no me gusta saber que esa soy yo realmente y, cuando veo más allá del reflejo, me da miedo encontrarme con quién soy — explicó en voz baja — La única culpable de todo lo que pasó soy yo, y... Me cuesta lidiar con la culpa.

— De acuerdo... — dije lentamente al suspirar — Yo sé que no es fácil, pero lastimarte no va a cambiar lo que sucedió. No intentes nada así otra vez, por favor.

— Sí, está bien, solo fue un arranque de enojo contra mi reflejo — dijo sin verme.

La observé unos segundos en los que tenía su mirada fija en el cielo, y levanté su mano para besarla. Me volteó a ver y frunció su entrecejo. Antes de que le preguntara lo de siempre, habló.

— En cómo tienes la fuerza para esto. En eso estoy pensando.

— Es curioso ¿Sabes? Porque ayer en la noche pensé en ello, y descubrí que es gracias a mi mamá — dije con una pequeña sonrisa — No encuentro otra respuesta porque si fuera por mí solita, no me lo creo. Su energía, su amor, su presencia... Ella siempre está ahí, en todos lados y me ayuda a seguir luchando no solo por mí, por ambas.

Dani asintió con lentitud al tiempo que sus ojos brillaban poco a poco.

— Hey, no llores. Siento que cuando estás conmigo solo lloramos — dije riendo, y también limpiándome unas lágrimas.

— Es que fue muy linda tu respuesta — dijo en voz baja.

Detuvo mis manos que limpiaban mi rostro, y ella pasó su pulgar por mi mejilla para limpiar esas lágrimas.

Entendía por qué mi novia no quería verse al rostro. Éramos un desastre, pero no tratábamos de ocultarlo con maquillaje o algo así. Yo lo hice en mi casa con las gafas porque los ojos rojizos de ambas son demasiado notables, y quería evitar más preguntas.

— Gracias por amarme... Por salvarme y por no rendirte nunca conmigo — murmuró.

La agarré del rostro de inmediato y uní nuestros labios. Suspiré al sentir ese contacto, y la tomé del cuello para acercarnos más en lo que sus manos me jalaron de la cintura y nos dejamos llevar por el cariño de la otra.

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Pov Calle

Sus toques, sus labios, su delicadeza, su calidez, su presencia y toda ella me hacían pensar en lo estúpida y egoísta que había sido.

El único día que no me repetí que si ella me amaba todo estaba bien, me atreví a tirar la toalla.

Ahora que estoy acá con ella, no sé cómo lo permití. No sé cómo pasó. No sé cómo me nublé tanto ante la tristeza, los pensamientos negativos, y a eso que me decía que ya no podía más. Llevaba días pensando en la palabra "suicidio", pero no pensé que de verdad lo iba a intentar de nuevo. Nunca quise hacerlo, no quería dejar este mundo, pero no encontraba otra opción para callar esas voces que me estaban jodiendo desde hace semanas. Me sentía como un fracaso, una carga y la mentira más grande del mundo. Solo quería hacérselo más fácil a quienes me rodean, y evitar pasar por toda esta tristeza, pero en realidad los lastimé más. Ver sus rostros me hizo darme cuenta que les estaba haciendo todo más difícil, especialmente a Poché a quien no entendía por qué seguía conmigo.

"— Ellos te aman, y es por eso que están aquí. Cada uno de ellos solo quiere lo mejor para ti — me dijo Alex.

— Lo sé, pero ellos son mi familia, y entiendo que me quieran ayudar por eso ¿Pero y Poché? ¿Por qué está aquí? ¿Por qué está soportando toda mi mierda? ¿Por qué? — pregunté llorando.

— Por la misma razón. Ella te ama. Te escondiste con Poché cuando no le había dicho a nadie que son novias ¿No?

— Sí, pero es muy diferente.

— No, es la misma situación... Bueno, en el sentido que hicieron todo por amor. Tú no la dejaste cuando nadie podía saber de ustedes, dejaste que tuviera un novio de fachada para que no las descubrieran, y la consolaste y amaste como nunca cuando se sintió mal por todo ello. Esa fue tu forma de amarla ¿Por qué esta no puede ser su forma de amarte? — me cuestionó"

Me costaba entenderlo, pero luego de escucharla ayer, ya no me iba a negar a que la amaba con locura y que, si seguía aquí, era porque su amor me convenció de seguir adelante a pesar de todo lo que siento y lo que no. Ella me ama, yo también a ella e iba a dejar de destruirnos con mi egoísmo al tratar de irme.

— Sabes a café — susurré.

— Lo siento — murmuró.

— No, está bien. Así tengo la excusa perfecta para seguir besándote.

— No necesitas excusas, pero como es ese tipo de excusas, acepto tu excusa — dijo al besarme de nuevo y reí haciéndola reír a ella.

¿Cómo carajos iba a irme sin escuchar su risa por el resto de mi vida? ¿Cómo la iba a consentir desde otro lado? ¿Cómo la iba a ver triunfar si no seguía aquí? ¿Cómo la iba a dejar así como si nada?

— ¿Qué pasa, mi amor? ¿Por qué sigues llorando? — me preguntó al limpiarme las lágrimas.

— Es que yo no me quería ir — dije sollozando — Perdóname. En serio perdóname por ponerte en todas estas situaciones.

— Te dije que te perdono, así que olvida eso. Sigamos adelante ¿Sí? — dijo con una sonrisa evitando llorar.

¿Cómo no la iba a amar si me amaba de esta forma?

— ¿Dudas de mis palabras? — me preguntó separándose y negué — Yo siento que sí.

— No, mi amor. Te lo juro — dije preocupada.

— Okay, te creo — dijo riendo y caminó hacia las cajas — Aunque noté que no me dejabas un CD muy lindo que de seguro ya escuchaste, pero que no tienes en tu colección. Te lo compré y de paso te voy a pedir algo.

Abrió la caja que no reconocía y sacó una grabadora de ella. Reí por lo vieja que se veía y presionó el botón de reproducción en dónde unas notas de guitarra empezaron a sonar.

— ¿Me permites este baile? — me preguntó estirando su mano.

Sonreí tímidamente al tomar su mano, y me acercó con su agarre en mi cintura para bailar ahí en medio del patio trasero. Lo que no me esperaba era que sonara únicamente la pista de la canción y que mi novia fuera la que cantara con su mirada fija en mí.

Kiss the tears right off your face
Won't get scared, that's the old, old, old me
I'll be there, time and place
Lay it on me, all you're hold, hold, holding

Me había quedado embobada viendo y escuchando a Poché que apenas me movía en el baile lento que hacíamos mientras me cantaba a capella. Sus ojitos verdes me dejaban ver su alma y no me quedaba duda que todo esto lo hacía con todo el amor que tenía por mí.

I will take your pain
And put it on my heart
I won't hesitate
Just tell me where to start

El dolor, la tristeza, el odio, la amargura, la vergüenza y el miedo parecían tan insignificantes en este momento en el que me cantaba "Hesitate" de los Jonas Brothers. Todas esas emociones me eran inútiles y solo lo había podido entender con el amor que me dan mi familia, mi psiquiatra y mi asombrosa novia.

Recordar todo lo que había hecho con anticipación para dejar este mundo, me dolía mucho ahora porque estaba cegada con la idea de que era mejor para todos que me fuera, pero no. Me había engañado yo solita todo este tiempo al punto que no sentí control de mi misma cuando estaba en la azotea. Solo quería irme, desaparecer el dolor, y terminar con todo.

Pull me close and I'll hold you tight
Don't be scared 'cause I'm on your side
Know there's nothing I wouldn't do for you

Poché estaba a punto de cantar el último coro de la canción cuando me acerqué a sus labios con el corazón palpitando más rápido que nunca. La besé con toda la delicadeza que pude y le entregué mi alma entera en ese acto. Sus labios no se movieron más rápidos que los míos y así disfrutamos de la otra por un largo rato. La canción que eligió era una promesa que me había hecho saber no solo con palabras, sino con acciones que me tenían impresionada y me hacían sentir motivada a pesar de mi tristeza.

— Te amo. Te amo como nunca amaré a nadie y como no quiero amar a alguien más — le dije desesperadamente.

— Yo también te amo — susurró con los ojos aún cerrados.

Sonreí al verla embobada después de ese beso. Tragó saliva y dejó sus labios entreabiertos esperando por mí. Le di un pequeño pico y estiró levemente sus labios en busca de más, lo cual no le negué.

— No sabes lo mucho que me sanas con tus besos — dije en medio del acto.

— Déjame sanarte por completo entonces — susurró antes de seguir.

Me sentía embriagada por su cariño, por la forma en que sus labios se movían y me hacían saber cuánto me amaba. Sus manos en mi cintura recorrieron un nuevo camino hacia mí trasero haciéndome sonreír. Apretaba con suavidad sin descuidar lo que hacía con mi boca, y cada segundo que pasaba, no me quedaba duda que sí mi novia me amaba en estas condiciones, me iba a amar cuando estuviera en mi mejor momento y que merecía todo lo que me decía.

— Ahora no — susurré mientras ella reía al escuchar los ladridos de Ramón.

— Eres un celosito. Mami necesita más amor hoy, así que tranquilo — dijo Poché al levantarlo — Mírala, es muy linda ¿No?

— Solo tú me ves linda con esta fachada que ando — dije recordando mi imagen en el espejo.

— Te elogio la belleza interior — dijo y me dio un pico — Que tengas los ojitos rojos, y estés triste no te hace menos guapa.

— Eres muy linda — murmuré.

Besé su frente, y le di un beso a Ramón en la cabeza.

Tengo esta familia. Es mi familia y en un segundo pensé en abandonarlos así como si nada. Cómo si no fueran mi vida entera, como--

— Deja de pensar en eso y sigamos adelante ¿Sí? — interrumpió mis pensamientos al tomar mi mano para caminar.

— No es tan fácil.

— Lo sé, pero mientras más lo piensas más te jodes. Qué si no pensaste en esto, que si no pensaste en lo otro. Mi amor, eso ya no existe. Pasó lo que pasó, hiciste lo que hiciste y Alex dice que eres consciente de ello ¿No?

— Sí — murmuré.

— Entonces hay que seguir adelante. Si te vuelves a sentir así, sabes que puedes contar con todos nosotros. Con Juliana, Mafe, Alex... Tú papá, y obviamente conmigo. No dudes en hablarnos que nosotros siempre vamos a estar aquí, y no, no eres una carga, eres la persona más importante en nuestras vidas y solo queremos verte feliz — me dijo con seguridad.

No le contesté porque tenía un puchero al tratar de contener mis lágrimas, pero no pude por mucho tiempo.

Me costaba, me costaba mucho entender que no era una carga, pero me habían demostrado con su amor que no lo era. Me sentía tan afortunada de tenerlos a mi lado y de que hayan decidido no abandonarme incluso cuando yo me había hecho de lado a mí misma.

— Chiquita... ¿Cómo estás tú? Y por favor no me mientas porque mi mamá trató de hacerlo hace rato y eso me enojó un poco — le dije cuando llegamos hasta el área de la piscina.

— Honestamente... pues es complicado, no te lo voy a negar, pero me siento bien. Me siento bien al verte aquí, tenerte, tocarte, besarte... — dijo y me robó un beso en la mejilla — Eso me sube el ánimo, aunque mi apariencia diga otra cosa.

— ¿Te dijeron algo de eso en tu casa? — pregunté y nos sentamos en las sillas.

— Sí... De hecho, papá y Vale creen que tú y yo terminamos.

— ¡¿Qué?!

— A ver, tú me querías terminar y eso se me vino a la mente cuando Vale me preguntó por qué estaba llorando tanto, y el porqué de la caja con los CD's — dijo señalándome y bajó a Ramón.

— ¿Lloraste más cuando regresaste a tu casa? — le pregunté en voz baja.

— Sí... pero no pongas esa carita, mi amor. Como te dije, es complicado y ayer fue un shock bastante grande — dijo con una mueca — Pero, en fin. Se supone que estoy aquí para resolver lo nuestro y por eso papá no me castigó por lo de la escapada en la madrugada.

— Lo único que he hecho es meterte en problemas — dije enojada conmigo misma.

— No es así.

— ¿Ah no? Porque por mi culpa te escapaste en la madrugada, por mi culpa desapareciste un día completo, por mi culpa lloraste un mundo...

— Daniela...

— ...por mi culpa le estás mintiendo a tu familia y muy probablemente a nuestros amigos, por mi culpa estás viviendo toda esta mierda con una enferma mental que no puede--

— ¡Basta! Deja de ser tan dura contigo misma, carajo — me interrumpió muy enojada y tragué saliva por la mirada que tenía — ¿Por qué solo ves las cosas difíciles, ah? Eres culpable de tantas cosas lindas como el hecho que donas a caridades, el que desarrolles un programa que va a ayudar a muchos hospitales, o que me permitas vivir un amor tan lindo a tu lado. Hay cosas duras en el proceso de eso, pero al final todo está bien. Deja de hablar tanta mierda en tu contra, idiota.

Tiró un golpe al aire y me miró feo antes de girar su rostro hacia otro lado. Me sentía como un perrito regañado, y con mucha razón. No podía dejar de pensar negativamente sobre mí misma cuando sentía culpa de las cosas que han pasado por mis acciones.

— Eres la única que me dice las cosas tal y como son. Los demás me tratan con mucho cuidado — le dije y me volteó a ver.

— Es que no queremos lastimarte... ¡Pero me enoja que no puedas ver lo asombrosa que eres y me dan ganas de darte una cachetada! — dijo eso gruñendo y reí.

— Oye, eso solo en la cama — dije y sonrió mientras negaba — Por cierto, perdón por rechazarte tantas veces.

— Ahora entiendo por qué. Y yo que pensaba que ya no me deseabas — dijo en un tono dramático.

— Te deseo con toda mi alma — murmuré y me acerqué a besar su mejilla — Perdón por hacerte pensar cosas que no eran.

— Tranquila, mi amor. La aventura en Disney me dejó idiota, así que digamos que todavía siento satisfacción por eso al día de hoy — dijo sacudiéndose y reí.

— ¡Chicas, las galletas ya están! — gritó mi hermana desde algún lado.

— ¡Ya vamos! — gritó mi novia y tomó mi mano — A desayunar, preciosa que ese corazoncito hermoso tiene que alimentarse para sanar.

Hice un puchero, lo besó y nos levantamos para ir de regreso adentro de la casa. Mamá nos había servido las galletas y un vaso de leche a cada una en la isla de la cocina. Poché quería animarme, así que puso un stand up de chistes en la Tablet y nos colocamos los audífonos. Estábamos riendo de unas bobadas cuando Juli llegó a hablarle a mi novia, ella se levantó dejando un beso en mi mejilla y pidiéndome que siguiera viendo el vídeo. Estaba comiendo mi galleta cuando noté a Ramón sentado debajo de mí mientras me observaba.

— No le vayas a decir a nadie que te di ¿Okay? — le susurré.

Me incliné para darle un trozo de galleta cuando se me soltó un audífono permitiéndome escuchar los reclamos que no tenía ni idea qué estaban sucediendo en algún lugar de la casa. Le di la galleta a Ramon y me levanté silenciosamente para ir a escuchar con claridad lo que pasaba.

— ...Si piensas que vas a hacer lo que se te da la regalada gana con nuestra hija, estás loco, Germán. Esos señores no vienen mañana y punto — le dijo mi mamá con firmeza.

— Es lo mejor para ella — dijo papá con calma.

— No, no lo es ¿Cómo cree que se va a sentir estando vigilada? Esto le va a recordar el internado, y por lo tanto causarle más daño ¿No lo entiende? — le preguntó mi novia enojada.

— La que no entiende eres tú. Si hay enfermeros en la casa, podríamos quedarnos en paz de que no hará nada peligroso — argumentó mi papá y fruncí mi entrecejo.

¿Enfermeros en la casa? ¿Vigilada?

— Es que no hará nada peligroso, y si así fuera ¿Va a tener a esas personas a dos metros de ella negándole su privacidad? Porque a cinco, diez, quince metros esas personas no sirven de nada — siguió hablando Poché.

— Papá, yo no sé cuál es tu necedad. Ya basta de esto. Los enfermeros no vienen a la casa y ya no se discute — dijo Juliana.

— Es que ustedes no me mandan a mí. Yo voy a hacer lo que crea necesario para que Daniela esté sana y salva, y no voy a permitir que sus opiniones vayan en contra de lo que creo mejor para ella — dijo mi papá ya enojado.

— Parece que no aprendes nunca. ¿Se te olvida todo lo que ya pasó? Porque déjame decirte, Germán, una equivocación no has hecho, han sido muchas, y no vengas a querer mandar cuando no estuviste desde el principio en aquel hospital — le dijo mi mamá con dureza.

— ¡Ustedes no entienden mis precauciones! — dijo papá desesperado.

— ¡Esas no son precauciones! — alzó su voz Poché.

— ¡Pues lo que sea! ¡Esos enfermeros van a cuidar a mi hija y ya no voy a hablar más! — dijo exaltado.

Salí de mi escondite y lo vi irse de la sala con mucha furia.

— Es por lo de Alejandro ¿No? — hablé y se detuvo de inmediato.

— Dani... — dijo mi mamá sorprendida que estuviera escuchando.

— Respóndeme, papá ¿Es por lo de Alejandro? — le pregunté de nuevo.

— ¿De qué hablas? — me preguntó Juliana confundida.

— Cuidado, mi amor. Esto puede ser muy duro para ti ahora — me susurró Poché al acercarse a mi lado.

Asentí cuando mi papá se dio la vuelta y trató de parecer tranquilo, pero a mí no me engañaba. La tranquilidad que parecía querer demostrar, era nula.

— ¿Qué con mi hermano? — preguntó con brusquedad.

— Que no quieres que me suicide como él lo hizo — dije y mi mamá y Juli jadearon asombradas.

Mi papá no se inmutó. Le había dicho que yo sabía más de lo que creía y sí, me había creído porque de lo contrario su expresión no fuera enojada como lo estaba ahora.

— Sí, es por él. No quiero que te pase lo mismo y voy a hacer todo lo que pueda para evitarlo esta vez — dijo eso y se dio la vuelta para irse.

— ¿Estás bien? — me preguntó Poché al tomar mi mano.

— Eso creo — dije confundida.

Tenía mucho que pensar. Por eso se fue ayer en la tarde, por eso me fue a ver unos minutos esta mañana, por eso no fue al hospital aquella primera vez y hasta ahora lo entendía. A mi papá le dolía verme pasar por lo mismo que su hermano, y esta vez haría lo que fuera para que no tuviera el mismo destino, pero no lo estaba haciendo bien.

Mi mamá y Juliana empezaron a hablarme, pero yo solo quería una cosa: estar sola.

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