- ¡Sou! Oh cielos, por fin ¿Cómo has estado? ¿Has comido? ¿Si duermes bien? ¿Por qué no contestabas? Estaba muy preocupado - avergonzado y tímido sonrió pegando la pantalla a su oreja.
- Hola Naho, me alegra volver a escucharte, estuve enfermó per... -
- ¡¿Enfermó?! - asustado apartó un poco el celular de su oído - Ran, me largo, mi pequeño está enfermo - tragó saliva al escuchar como de fondo su hermano discutía con el Haitani mayor.
- No, estoy bien... Alguien cuidó muy bien de mí, por eso no pude contestar tus mensajes - rascó su mejilla nervioso, sabía el interrogatorio que se avecinaba.
- ¿Alguien? ¿Alguno de los chicos? ¿Por qué no me avisaron? Tú enfermó y yo aquí sin poder cuidarte agh ~Ran, quita tu sucia mano de mi trasero si no quieres que te la corte en pedazos - parpadeó varias veces sorprendido, luego solo río por los sonidos de fondo en la llamada.
- Tranquilo, ya estoy mejor y... Amm no fue ninguno de los chicos, es alguien con el que estoy saliendo - la línea quedó en silenció y luego solo se escuchó un golpe.
- ¡Ran Haitani! Devuelve mi celular -
- Hola pequeño ¡Me alegra mucho que por fin estén saliendo! Nunca creí que ese pequeño bastardo pudiera pedirte que salieran oficialmente - el forcejeo de fondo no lo pasó por alto, estaba seguro que el lugar en el que estaban terminaría siendo un caos.
- Fue extraño, aunque no me pidió ser su pareja, solo me dijo que nos casaríamos pronto - de nuevo silenció del otro lado de la línea, eso le ponía nervioso.
- ¿Te vas a casar? - se paralizó al recordar que Hanagaki aún seguía a su lado quién mirándolo atónito dejó caer la cuchara con helado de sus labios.
- ¿¡Cómo que se va casar?! -
- Seré padrino de boda junto con mi lindo Nahoya - canturreo con un toque de diversión y emoción.
Bueno, era el primero que se lo tomaba bien.
Nahoya frente a él le miraba con los brazos cruzados y frunciendo sus labios, no era de extrañar su reacción pero no esperaba que fuera tan grave.
- ¿Quién es? - rascó su nuca nervioso, si le decía quién era muy posible iría dónde el Haitani menor a romperle la cara.
- Aún no te puedo decir - susurró girándose a continuar su labor de cortar los vegetales, si evitaba el tema su gemelo dejaría de interrogar ¿No?
- ¿Cómo no me puedes decir? ¡Te vas a casar y yo ni enterado Sou! ¿Sabes cómo me siento al saber que te casarás con alguien que ni siquiera me has presentado? Ni siquiera sabía que tenías pareja... - de reojo lo vio fruncir más sus labios en una mueca triste, se sentía mal por lo que ocasionaba en su hermano mayor pero tampoco podía decirle de la nada todo.
- Es complicado, la verdad ni yo entiendo - se encogió de hombros desanimado - Creí que solo era una aventura pero me pidió casarme hace unos días, bueno... Solo me dijo que nos vamos a casar - gruñó al recordar lo que había dicho Rindou ¿En verdad se casarían o solo fue el momento? Suponía que solo era una broma de mal gusto.
- ¿Desde cuándo salen? - se dirigió a él para continuar con su trabajo igualmente, quería reprenderlo por no decirle de su relación pero tampoco podía juzgarlo, él también tenía secretos.
- ¿Cuatro meses? - saltó en su lugar al escuchar el grito de su hermano.
- ¿¡CUATRO MESES Y YA SE QUIEREN CASAR!? Sou ni lo pienses - levantó el cucharón firmé, su hermano era muy ingenuo en las relaciones amorosas y en su mente solo viajaban ideas de que aquel idiota que tenía por amante solo lo estaba utilizando.
- No grites, también me parece muy precipitado pero creó que solo es una broma - gruñó girando a ver a su hermano notando la presencia de los dos Haitani en la puerta trasera - Oh, hola - ladeó su cabeza confuso y avergonzado.
- Venimos a visitarlos mi lindo Naho - sonrió a ojos cerrados hacia el mayor de los Kawata quien solo bufó molesto.
- Ran, tú y Rindou tienen prohibido entrar aquí, largo - señaló a la puerta con sus labios aún fruncidos.
- Oh cielos ¡Smiley no está sonriendo! Esto tengo que grabarlo - burlón sacó deprisa su celular ganándose un golpe en la frente - ¡Hermano! - sobando su entrecejo vio a su mayor sonreír inocente.
- No molestes a mi lindo chico - advirtió caminado hacia el de cabellos melocotón - ¿No me vas a dar mi beso? - sonrojado golpeó su frente, le molestaba lo imprudente que podía ser.
- Ve a buscar a otro que lo haga, estoy ocupado - giró sobre sus pies para continuar preparando su famoso platillo.
- Me importa muy poco si lo estás, ven ahora mismo - tragó saliva al escuchar el tono serio y poco amigable, odiaba tanto ser tan masoquista porque ahora tenía una jodida erección en los pantalones.
- Te voy a dar es un puño - sonriendo tensó caminó hasta Ran agarrándole del brazo - Sou, hazte cargó mientras resuelvo algo con Ran - jalando al mayor salió de la cocina a paso rápido.
- Son todo un espectáculo ¿Cierto algodoncito? - a paso lento camino hasta Souya que miraba la puerta por la que recién salió su hermano.
- Me preocupa que Naho no se controlé y terminen peleando en medio de los comensales - habló ensimismado, sabía de ante mano la actitud poco paciente de su mayor pero nunca lo vio perder los cabales tan rápido como con Ran hace un momento.
- Es normal en ellos, ya luego te acostumbras - abrazo por la cintura al menor, sonriendo escondió su rostro en el cuello de este - Me molesta no poder tenerte así delante de tu hermano - susurró besando el pálido cuello con algunas marcas que apenas se podían ver.
- Ugh, aún no le digo que eres tú - inclinó levemente su cabeza a un lado disfrutando de los besos dados por Rindou.
- Eso escuché ¿Crees que lo de nuestra boda es una broma? - se estremeció aferrando sus manos a los costados del mayor, debía escoger bien sus palabras y controlar su boca suelta para no lastimarlo como la última vez.
- Si - frunciendo su nariz quiso golpearse la frente, maldita boca floja - Digo no, bueno... Pienso que solo lo has dicho po~ Mmhg - los delgados belfos callaron sus balbuceos en un beso jugoso.
- Esta noche la limusina te ira a recoger, usa el traje que te compre la última vez que salimos - agitado Souya afirmó, escondió su rostro sonrojado girando para continuar su labor.
Rindou con una corta risa ronca lo abrazó por la cadera y recostó su mentón en el hombro del menor - Te ayudaría pero odio cocinar para alguien que no seas tú - apegó más el cuerpo delgado al suyo con una sonrisa, Souya Kawata sería completamente suyo, muy pronto.
¿Lo masoquista vendrá con en el apellido Kawata? 🧐