31 Días [COMPLETADA ✔]

By Camila__Mendiola

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¿Sabes? No todo en él fue siempre oscuridad y perversión, como todos, Henry había tenido una linda infancia l... More

Antes de leer.
P r ó l o g o
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15 [Final].
E p í l o g o
Agradecimientos.

Capítulo 10.

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By Camila__Mendiola

Ya era tarde, la noche anterior apenas y logré conciliar nuevamente el sueño; definitivamente nunca iba a poder olvidar aquellos gritos ensordecedores que se habían esparcido por toda la cabaña. Había sido perturbador.

Tenía mucha hambre, Henry no había venido en toda la mañana así que no había desayunado nada aún; cambiaba por toda la habitación en círculos mordiendo mis uñas. Por alguna extraña razón tenía un muy mal presentimiento y me sentí muy nerviosa, tanto que estaba casi temblando.

La puerta fue abierta, Henry emergiendo de ella. Su rostro se veía horrible: tenía unas muy visibles ojeras debajo de sus ojos ¿No había dormido?, estaba todo sudado lo cual provocaba un muy feo olor, su rostro estaba sucio y su expresión era de cansancio.

—¿Qué diablos te pasó? —le pregunté mientras hacía una mueca—, apestas horrible.

—Estaba atendiendo unos asuntos muy importantes.

—¿Esos asuntos tuvieron que ver con los gritos de anoche? —esbozó una sonrisa torcida llena de malicia.

—Puede ser —se encogió de hombros.

Fruncí mis labios un poco, pensando en si preguntar lo que había sucedido era una buena opción; tenía curiosidad, mucha curiosidad de saber que había pasado, de saber la causa de aquellos terribles gritos llenos de agonía; pero también tenía miedo, con Henry nunca se sabía que era lo que hacía ¿Y si era algo verdaderamente horrible de lo cual me arrepentiría haber preguntado?

—¿Qué fue lo que pasó anoche? —las palabras salieron de mi boca antes de que yo decidiera que hacer, no importa, que pase lo que tenga que pasar.

—Eso no es algo que se deba contar —sonrió— sino mostrarse.

—Entonces ¿Me mostrarás que sucedió? —él asintió.

Me cogió de la mano obligándome a seguirlo fuera del sótano, caminamos por la sala hasta llegar a las escaleras; las subimos y llegamos al pasillo donde estaba la habitación de Henry y el baño. Caminamos un poco más hasta quedar de frente a una puerta igual que la del baño y su habitación, solo que con algo diferente: a un lado de esta yacía un panel de números, además de que también la puerta estaba asegurada con un candado. Henry insertó la clave en el pequeño panel y la luz que anteriormente estaba de color rojo ahora había cambiado a verde, después sacó una pequeña llave que utilizó para abrir el candado.

—Entra —me indicó Henry.

—¿Qué hay adentro?

—Es mi cuarto de tortura.

¿Qué? Esto debía de ser una broma, cada vez que creía que ya Henry no podía sorprenderme con su locura sacaba algo nuevo haciendo que callara mi boca; resignada, caminé hasta estar dentro de aquél cuarto.

La habitación tenía un muy fuerte olor a carne quemada que estaba comenzando a echarse a perder, había muy poca luz así que tenía que entrecerrar un poco los ojos para poder ver algo. No quería entrar, tenía miedo de lo que pudiera llegar a hacerme una vez que ambos estuviéramos ahí; sin embargo, también temía lo que pudiera hacerme si lo desobedecía pues no quería ser golpeada.

O peor aún: Violada.

Ninguna de las dos opciones que tenía era la mejor. Henry me siguió, sus pasos eran cautelosos, como si cada uno de ellos estuviera planeado; entonces, cansada de tanto misterio me detuve.

—¿Por qué está tan oscuro aquí? —me atreví a preguntar.

—Pronto habrá luz.

—¿Qué hago aquí?

—Quiero que te sientes en esa silla —señaló un lado de la habitación.

Estaba oscuro; no sabía con que podía llegar a tropezar ¿Qué tal si uno de sus elementos de tortura estaba tirado en el suelo y me lastimaba? O peor aún ¿Y si me mataba? No estaba preparada para morir y menos de una forma tan estúpida como lo es torpeza por el suelo y lastimarte con un utensilio de tortura así que por eso medí mis pasos.

Cuando llegué al lugar donde me había señalado que estaba la silla estiré mis brazos un poco para tratar de sentirla con el tacto y una vez que lo conseguí me senté en la silla.

—¿Y ahora?

No dijo ninguna palabra pero si escuché pasos, estaba caminando hacia mí y justo cuando llegó a estar de frente a mi cuerpo se colocó en cuclillas para quedar a mi altura; lo miré a los ojos, su sonrisa se ensanchó al ver mi expresión confundida; tanto que me dio miedo.

Su rostro lleno de burla se veía mucho más tenebroso bajo la oscuridad, sus ojos brillando con malicia, sus labios curveados en una sonrisa torcida y sus cejas alzadas. Entonces, volvió a hacer algo que no me esperaba: me besó.

—No te muevas —dijo al separar sus labios de los míos— si intentas algo te mueres aquí.

Tragué con dificultad ante su amenaza, el miedo era claro en mi expresión y eso le divertía. Sin moverme solo esperé a que él hiciera lo que tenía que hacer; mis muñecas sintieron el frío metal, después de tantos días sin haber sido encadenada hoy había vuelto a suceder.

—¿Q-qué estás haciendo? —pregunté en un tartamudeo.

—Shh —pasó su dedo índice por mis labios— esto será rápido, lo prometo.

Se aseguró de que las cadenas estuvieran bien ajustadas en mis muñecas para después inclinarse un poco más, sus manos tomaron mi tobillo derecho hasta pegarlo contra la pata de la silla; sacó un pedazo de brida de plástico de no sé dónde y la ajustó alrededor de mi tobillo y la pata la silla, después, repitió la acción en mi tobillo izquierdo.

—Listo —dijo satisfecho una vez que se volvió a poner de pie— ahora encenderé las luces.

Traté de no entrar en pánico, no sabía lo que se venía; podría pasar cualquier cosa. Entonces, las luces se encendieron, dejándome ciega por apenas unos segundos.

Cuando mis ojos se acostumbraron a la luz Henry ya estaba a un lado de mí.

—Quiero que seas la honorable espectadora de lo que haré.

—¿De lo que harás? ¿A qué refieres?

—¡Sorpresa! —giró mi silla.

Y entonces lo vi, un pobre chico también sentado en una silla. Estaba desmayado, con unos cables para pasar corriente a los autos enganchados a su cuello, su rostro estaba rojo, hinchado y manchado de sangre, su cuello con unas horribles quemaduras.

De ahí venía el olor a piel quemada. Pensé.

—¿Qué le pasó al chico?

En su rostro serio ahora se le había formado una sonrisa malévola en el momento en que pronuncié mi pregunta.

—Lo electrocuté hasta que se desmayó.

¿Cómo era que cada palabra que salía de su boca la pronunciaba sin nada de importancia?

—Ah —murmuré— ¿Por qué lo tienes aquí?

—Ayer salí por la noche un rato a la ciudad, había pasado enfrente de un restaurante que ya estaba cerrando cuando lo vi salir; las voces de me cabeza me dijeron que lo raptara para torturarlo y así lo hice.

Volví a darle una mirada al chico, sus brazos estaban apoyados en los reposabrazos de la silla, amarrados también con bridas de plástico. Y entonces, lo noté: su mano izquierda tenía solo cuatro dedos, le faltaba el dedo índice.

—¿Le cortaste un dedo? —Henry sonrió con malicia.

—Sí, es solo un pequeño recuerdo para mi colección ¿Quieres verla?

No me dio ni tiempo a responder cuando se fue de ahí hacia un rincón de la habitación donde tenía un pequeño refrigerador de donde sacó un topper, volvió donde estaba atada a la silla y después de sonríeme abrió la tapa de plástico del topper dejándome una vista muy desagradable.

En el interior se encontraban alrededor de diez dedos humanos bien conservados por el frio del refrigerador, una arcada subió por mi garganta, me habían dado ganas de vomitar de inmediato y el olor de la piel quemada no ayudaba en lo absoluto a retener esas ganas.

—Espera a ver mi colección de orejas, o la de ojos; esa es más bonita, tengo ojos de cada color —sonrió orgulloso.

—No gracias, esto es suficiente.

Henry fue a dejar el topper de vuelta al refrigerador, en solo cuestión de segundos ya estaba de vuelta con el chico y conmigo.

—Bueno —comenzó a hablar— el motivo de que tu estés aquí, Lauren, es para presenciar la muerte de este chico.

—¿Qué? —pregunté confundida— ¿Estás loco?

—Sólo un poco —sonrió—, en fin, ya me eh divertido con él lo suficiente y no lo necesito más así que lo torturaré una sola vez y después lo mataré. Pero para eso quiero que tú estés aquí porque lo haré por ti.

—Ni de broma veré eso, es demasiado cruel.

En un rápido movimiento, él había abofeteado mi mejilla con una enorme fuerza que logró romperme el labio, de inmediato el sabor metálico de la sangre se coló por mi paladar.

—Claro que lo verás, Lauren, no seas mal agradecida ¡Voy a asesinar a alguien por ti! —exclamó feliz— ¿No es lo más romántico que se me pudo haber ocurrido? Definitivamente ahora sí que me eh superado —expresó orgulloso—. Siéntete afortunada, de verdad quiero que te sientas orgullosa de mí.

—¿Crees que me sentiría orgullosa de ver como torturas hasta la muerte a un ser humano inocente? Estás completamente equivocado.

—Como sea, de todas formas lo verás.

—No, no lo haré.

—Sí, sí lo harás ¿Por qué crees que te até las manos?

Henry alzó una de sus manos por encima de mi cabeza hasta que dio con una cosa que no sabía que era, la jaló provocando que el sonido chirriante de un mecanismo sonara por toda la habitación; miré hacia arriba y logré ver que del techo baja una cadena, con una especie de cinturón de cuero atado a la cadena. Henry lo bajó hasta que estuvo frente a mi rostro.

—Esto me ayudar a mantener tu cabeza quieta para que puedas disfrutar de la función.

—No por favor.

—Oh sí.

Con una de sus manos me cogió con fuerza del mentón para evitar que forcejeara y con la otra sostuvo la cadena hasta que me colocó el cinturón debajo del mentón y me rodeara toda la cabeza; después, con una especie de seguro que tenía al inicio lo ajustó hasta que me apretó un poco.

—Ahora sí, no podrás moverte —acercó su rostro, hasta que estuvo a centímetros del mío— y pobre de ti si se te ocurre cerrar los ojos.

Caminó hasta donde estaba el chico, tenía miedo, no quería ver lo que era capaz de hacer. De una mesa metálica cogió un control que estaba conectado a los cables que el chico tenía enganchados al cuello.

—¿Te parece si lo despertamos? La hora de su siesta ya se terminó.

En un rápido movimiento subió la potencia del voltaje, el sonido chisporroteante de la electricidad de los cables resonando por toda la habitación. El chico en la silla de inmediato arqueó tanto su espalda que estuvo a punto de caerse con todo y la silla atada a su cuerpo.

—¡Henry basta! —y en cuento le grité que se detuviera así lo hizo—, ya está despierto.

—Perfecto —dejó el control en la mesa de metal y caminó hasta llegar frente al chico— ¿Qué tal la siesta, amigo —le preguntó.

—Por favor, déjame ir —apenas y pudo pronunciar bien las palabras, soltándolas en un pequeño murmullo.

—¿Y terminar con esto así de rápido? Yo creo que no —se inclinó hacia él hasta que quedaron cara a cara— ¿Qué tendría eso de divertido? Además, eres parte del regalo de mi novia.

Palmeó su mejilla antes de volver a caminar a su antigua posición, de la misma mesa metálica cogió un destornillador que contempló por un momento en sus manos.

—¿Estás lista para ver esto? —me sonrió y comenzó a caminar de nuevo hasta quedar a un lado del chico.

Henry pasó la punta del destornillador por el contorno del rostro lastimado del joven hasta que lo detuvo en su sien derecha. El chico estaba temblando, se le notaba que estaba a punto de echarse a llorar.

—Tienes bonitos ojos ¿Ya te lo habían dicho? —le preguntó—. Son perfectos para mi colección.

Apenas y parpadeé cuando vi que el destornillador había sido encajado en el ojo derecho del chico, un grito desgarrador dejó su garganta, sus manos se cerraron formando puños muy apretados. Henry comenzó a mover el destornillador aún incrustado en el ojo del chico en círculos, provocándole más dolor; su rostro ya se comenzaba a enrojecer por la sangre que estaba perdiendo.

—¡Por favor! ¡Detente! —suplicó.

—¿Por qué lo haría? Si la diversión apenas está comenzando.

De un solo jalón sacó el destornillador de su rostro, de inmediato vi que el ojo del chico estaba clavado en la punta, chorreando sangre por toda la mano de Henry hasta extenderse por su brazo.

—Sabes —habló Henry, contemplando el ojo incrustado en el destornillador—, por lo general siempre quito un solo ojo; pero esta vez no me apetece hacerlo.

Con una sonrisa tenebrosa, Henry fue de nuevo al refrigerador que tenía y sacó un topper donde tenía los ojos; nuevamente una arcada subió por mi garganta pero me rehusé a vomitar. Acercó la mesa metálica a un lado de la silla del chico y dejó el topper ahí, sin la tapa; quitó el ojo del destornillador y lo puso junto a su colección.

Volvió a pasar la punta por el contorno de su cara, solo que esta vez del lado izquierdo y con la misma rapidez lo volvió a incrustar en su ojo arrancándole de nuevo un grito al pobre chico. Quería cerrar los ojos, de verdad que quería hacerlo; pero si no quería ser lastimada tenía que mantenerlos abiertos.

Esta vez Henry no torturó al chico dejando el destornillador en el sitio, sino que rápidamente lo sacó con el ojo en la pinta de este.

—¿Qué se siente ser ciego, amigo?

—Estás enfermo —le escupió el chico.

Si rostro estaba completamente rojo por la enorme cantidad de sangre que había perdido, me sorprendía que aún estuviera vivo.

—Ahora —comenzó a hablar Henry—, Llegó el momento del último acto —señaó al chico con el destornillador, lo cual fue absurdo porque él ya no podía verlo—: Tu muerte.

—¿Qué? —murmuró el chico, removiéndose un poco en la silla para tratar de liberarse— No, no puede hacer eso ¡Ayuda! ¡Que alguien me ayude! ¡Por favor! —gritó.

—Es inútil amigo, no hay ninguna persona en kilómetros y kilómetros de distancia —se inclinó hasta quedar a la altura de su cabeza, después, le tocó el hombro—, estás atrapado; preparado para tu muerte.

Volvió a su levantarse hasta quedar nuevamente de su altura normal, caminó hasta llegar a otra mesa que estaba ahí cerca y cogió algo que no alcancé a distinguir. Volvió nuevamente a estar frente al chico y entonces por fin logré distinguir lo que había cogido de la mesa: un taladro.

—Henry... —murmuré— ¿Qué pretendes hacer con eso? —sonrió maliciosamente.

—¿Qué crees, mi amor? Voy a taladrarle la cabeza.

Pestañeé sorprendida, definitivamente Henry me sorprendía cada día más con cada locura que salía de su cabeza.

—Por favor —comenzó a suplicar nuevamente el chico—. Déjame, prometo que no le diré a nadie sobre esto.

—¿Crees que soy tan idiota para creerte?

—Por favor.

—Ya cállate —le dijo Henry, presionando el botón de encendido del taladro.

Su sonrisa se ensanchó aún más, me atrevo a decir que se le notaba que estaba emocionado. El taladro ya estaba rosando la piel de su frente y en un segundo ya estaba perforando su piel, sangre chispeaba por todas partes; un poco logró llegar a mi rostro.

Un desgarrador grito salió de la garganta del chico mezclándose con el chillido que salía del taladro, quería cerrar los ojos, no quería ver esto porque sin siquiera pensarlo yo también estaba siendo parte de esta tortura, Henry solo me dio la orden de no cerrar los ojos pero yo era la que la estaba acatando; estaba cooperando, algo que obviamente no quería hacer.

Entonces, los gritos se detuvieron; el chillido del taladro también ¿Qué había pasado? Incliné un poco mi cabeza porque Henry me impedía mirar por completo al chico, entonces él se hizo a un lado dejándome el camino libre para mirar la escena: el chico había muerto, con la punta del taladro perforándole el cráneo hasta llegar a su cerebro. La sangre que recorría su cuerpo hasta llegar al suelo era demasiada, formaba un gran charco rojo que Henry pisaba.

—¿Disfrutaste la función? —preguntó dándome una mirada divertida, salpicaduras de sangre manchaban su rostro.

—Eres un enfermo —su sonrisa se ensanchó aún más.

—Yo también te amo, Lauren.

...

Nota de Autora: Holaaaa<33. Primero que nada ¿Qué les pareció el capítulo? Déjenmelo saber en los comentarios:)) 

Quiero aclarar que solamente tenía estos diez capítulos terminados más el prólogo, a partir de ahora las actualizaciones van a ser un poco lenta porque tengo que escribir lo que sigue de la historia; trataré de terminarlos lo más rápido posible para que no tengan que esperar mucho por las actualizaciones. 

Gracias por el apoyo<33 las/os quiero:))

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