Miradas cruzadas

By bibliotecadorada

21.2K 1.4K 256

Atenea esta enamorada en secreto de Cameron, que a su parecer, no tiene idea de que ella existe. Asi que, cua... More

Sinopsis
Reparto
Capítulo 1: volver al pasado
Capítulo 3 : Xelta
Capítulo 4 : confratenizando con el enemigo
Capítulo 5: malas decisiones
Capítulo 6: viendo el otro lado de tí
Capitulo 7: brujas y... ¿Amber?
Capítulo 8: encarcelado...¿emocionalmente?
Capitulo 9: cumpleaños
CapÍtulo 10: cumpleaños parte 2
Capítulo 11: el arte de no pensar
Capitulo 12: cumpleaños parte 3
Capítulo 13: dignidad perdida...parte mil.
Capitulo 14: rompiendo la coraza
Capítulo 15: la pintura como terapia
Capítulo 16: ofrecimientos salvajes
Capítulo 17: ping pong
Capítulo 18: revelaciones inesperadas
Capitulo 19: celos
Capítulo 20: visita sorpresa
Capítulo 21: maldito destino
Capítulo 22: la dignidad salió del chat
Capítulo 23: demasiados secretos a la luz
Capítulo 24: acuerdos...cuestionables
Capítulo 26: revelaciones escandalosas
Capítulo 26:piedras come cerebros
Capítulo 28: un desastre llamado «maquillaje»
Capítulo 29: matando zombies con estilo
Capítulo 30: cita falsa
Capítulo 31: primer partido
Capítulo 32: fiesta de halloween
Capítulo 33: fiesta de halloween parte 2
Capítulo 34: ofrecimientos riesgosos
Capítulo 35: exposición de arte
Capítulo 36: ¿Poseidón? Testigo de la lujuria
Capítulo 37: más traumas que añadir a terapia
Capítulo 38: cumpleaños indeseado
Capítulo 39: el corazón quedó reducido a la nada misma
Capítulo 40: a veces es necesario un poco de masoquismo
Capítulo 41: piercing=crisis existencial
Capítulo 42: celos...completamente racionales
Capítulo 43: desiciones que cambian la vida
Capítulo 44: el viaje interminable
Capítulo 45: el campamento
Capítulo 46: el corazón volvió a estar completo...por un nanosegundo.
Capítulo 47: caminos cruzados, sí, pero no unidos
Capítulo 48: el final del camino
Capítulo 49: el secreto cambia vidas sale a la luz
Capítulo 50: el final no se acerca, porque ya llegó.
Capítulo 51: confesiones
Capítulo 52: la dura realidad
Epílogo

Capítulo 2: el maldito destino

762 48 18
By bibliotecadorada

ATENEA

¿Pero qué...?

Lo único que pude hacer fue parpadear. Estaba segura de que había escuchado mal. Era imposible que esa frase saliera de sus labios. No tenía ningún sentido.

—Puedo hacerlo solo—siguió diciendo y se encogió de hombros. Miró al profesor, que tenía una ceja arqueada.

—Cameron...

Cameron suspiró, y no sabía si me había puesto la capa invisible de Harry Potter o qué, pero al parecer, se olvidó completamente de mi existencia.

—Mira, Black, tu yo sabemos que puedo hacer perfectamente el trabajo solo. Veo innecesario tener que perder el tiempo con otra persona más.

Abrí mi boca de par en par, y por fin, salí de mi estado de ameba.

—Disculpa—dije, enojada, con los brazos cruzados. Black lucía confundido, y Cameron seguía sin mirarme.—Trabajar conmigo no es una pérdida de tiempo. Y lo sabrías si...

—No me interesa—. Me interrumpió y volvió a suspirar. Seguía sin mirarme directo a los ojos.—No tengo nada más para decir, así que si me disculpan...

El maldito se fue.

Se fue.

Giré hacia el profesor y vi que estaba igual de confundido que yo.

—Bueno, eso ha sido inesperado...—comentó, con el ceño fruncido.

Bufé. "Inesperado" era un adjetivo muy leve para describir la situación más incómoda de mi vida.

—Pero sugiero que lo arregles.—Siguió diciendo—. La próxima semana es la primera entrega, y si no lo entregas a tiempo, no habrá otra oportunidad.

Me quedé boquiabierta.

—Pero no es mi culpa que mi compañero sea...—Un tarado egoísta sin ganas de aprender—. Complicado. ¿Qué pasa si no consigo que colabore?

Su mirada pasó de ser confundida a una divertida.

—Pues buena suerte cuando suspendas.

Alba, mi hermana, se puso como loca cuando le conté lo que pasó. Ella conocía a Cameron, o mejor dicho, conocía lo que le había dicho de él, y no podía creer lo cretino que había sido.

—Te lo juro—dije y le di un trago a mi refresco de frambuesa—. Fue una pesadilla. El chico pasó de ser mi alma gemela a ser Terminator en menos de un segundo.

Todos los del grupo me miraban con muecas tristes, y la verdad es que me sentí contenida. Estaba con el grupo de amigos de mis hermanos, del cual ahora también yo formaba parte, en una cafetería al lado del campus. Estábamos almorzando, y yo les había contado mi triste historia de amor y de una posible suspensión de asignatura.

Sophie estiró la mano y me dio un apretón en el hombro.

—Fue un cretino total. ¿Quién se piensa que es?—negó con la cabeza y luego la apoyó en el hombro de su novia, Kim.—Si hubiese sido tú, le hubiese dado una buena bofetada.

Reí.

Sophie y Kim hacían una pareja increíble. Sophie era pelirroja y bajita, y Kim era morocha y alta. Era como si fueran dos súper modelos destinadas a estar juntas, y ambas estudiaban Literatura, como mi hermana. Luego estaba Noah, el mejor amigo de mi hermano, Thomas, ambos estudiantes de Arquitectura. Este último estaba en una clase en este momento. Y por último, estaba Amber, mi compañera de habitación, que en tan solo siete días se había convertido en una especie de mejor amiga exprés. En serio. Nunca antes había conectado con nadie como con ella. Era como si nos conociéramos de toda la vida. Ella estudiaba Estilismo, así que siempre estaba vestida con cosas que le quedaban fenomenales.

—Yo propongo que le des una patada en las bolas. Creo que eso le dolerá más —sugirió Amber, y se tiró el largo cabello negro hacia atrás. Hoy traía un conjunto azul que solo a ella le podía quedar bien.

Kim hizo una mueca.

—Coincido. La propuesta de Soph de la bofetada es demasiado suave.

Sophie puso cara de indignación.

—Espera un momento—Noah apoyó los codos sobre la mesa, dejando a ver sus asombrosos bíceps y clavó sus ojos mieles en mí—. ¿Dices que estuviste enamorada de él y que básicamente te sabes su vida de memoria?

Asentí. No les había contado que actualmente también me gustaba, porque no quería quedar ridícula.

Silbó por lo bajo.

—Vaya, eso es grave. Pero lo más grave es que lo hayas seguido hasta la universidad.

Mis mejillas comenzaron a arder.

—No fue exactamente así—me defendí y Noah me miró con una ceja levantada—. ¡En serio! Vine a esta universidad por Alba y Thomas. No por Cameron.

Mentira total. Sí, sabía que Cameron venía a esta universidad, y la verdad es que mi decisión se basó un 50% en eso. O bueno, esta bien, un 70%. Pero no fue el 100%. Ni por asomo.

—Atenea, no te creen ni las ardillas—dijo Alba con una sonrisa.

Resoplé.

—Es en serio. A ver, sabía que venía aquí, pero no tenía idea de qué carrera estudia. Así que estar en la misma clase que él fue en serio una casualidad.

Eso era cierto. No había procesado del todo lo que pasó, pero cielo santo, el destino nos puso juntos una vez más: misma clase. En una universidad tan grande como es la UCLA, era prácticamente imposible que pasara eso, y sin embargo, allí estaba: a punto de hacer un trabajo con él.

O bueno, de al menos, intentarlo.

—Yo creo que el destino quiere que te lo montes fuerte—dijo Amber, y todos reímos.

—Pues no tengo problema con eso—respondí entre risas, pero luego lo pensé mejor. —Bueno, en realidad, creo que lo amordazaría, así no dice cosas que arruinen todo.

El chirrido de una silla hizo que pegara un respingo, y cuando miré en la dirección del sonido, me encontré con los ojos negros de Cameron, que me miraban sin expresión alguna.

Mi corazón se aceleró y no lo pude contener. Era la primera vez que cruzábamos miradas después de tanto tiempo, y esos ojos...Oh, moriría por esos ojos. Recorrí su rostro con la mirada, porque en el encuentro que tuvimos antes no lo pude hacer, y vi que estaba...estaba más asombroso incluso que antes. Su mandíbula era fuerte, y daban lugar a unos labios expresivos, carnosos, de los cuales te podrías volver adicto; su cabello, negro como la noche, lo tenía con suaves rizos, que parecían de seda. Su cuerpo era el de un atleta, alto y musculoso, con unos brazos muy formados, pero sin parecer dos troncos. Y su altura...por dios, debía medir con un metro noventa.

Traté de que la baba permaneciera adentro de mi boca, pero era bastante difícil. Sobre todo, porque mi cuerpo parecía reconocerlo y estaba en llamas.

Todas las sensaciones asombrosas se esfumaron cuando recordé cómo me había tratado. Como si pudiera leerme la mente, entornó los ojos y se sentó en una silla, de espaldas a mí.

—Vaya, ¿bajamos al infierno y no me di cuenta? Porque aquí hace un calor de morirse—soltó Amber en un murmullo y comenzó a abanicarse con las manos.

Alba largó una carcajada que fue seguida por Noah. Sophie y Kim me miraban con los ojos muy abiertos.

—Si Sophie alguna vez me mirara como ese chico te acaba de mirar a ti—comenzó a decir Kim y se acercó más a la mesa—le pediría matrimonio.

Suspiré.

—Ese es Cameron, Kim—dije en un susurro—. Así que, nada de matrimonio hasta que se comporte como una persona normal y no como una con problemas de ira.

Todos en la mesa abrieron los ojos como platos, excepto Alba, que ya lo conocía.

— ¡Oh, Dios mío!—exclamó Sophie.

— ¿Tanto lío por el?—soltó Noah, incrédulo.

—Chica, te entiendo. Daría mi ovario izquierdo solo por poder besarme con él—confesó Amber.

—No recodaba que fuese tan atractivo—agregó Alba e hizo una mueca—. Lástima su personalidad.

Asentí con la cabeza y me terminé el refresco.

—Bueno... ¿y a qué estas esperando?—Noah me miraba, expectante.

Miré para todos lados.

— ¿Esperando...?

Levantó una ceja.

— ¿No tienes que hacer un trabajo con esa cosa?

Me atraganté con mi propia risa.

— ¡Noah!—gritó mi hermana—. Es un humano, no una cosa.

Noah puso los ojos en blanco.

—Da igual. Lo único que quieren hacer con él es tener una noche de sexo salvaje. A mí me parece más una cosa que...

—Ya, captamos—lo corté, y me mordí el labio. Noah tenía razón. Debía ir a hablar con él y solucionar todo para no suspender.

Solté un suspiro y me levanté de la silla. Sophie me miró alarmada y me agarró del brazo.

— ¿En serio vas a ir?

Asentí.

—Noah tiene razón. Tengo que hacer el trabajo. Y no tengo su número de celular ni nada, así que...

—Tienes su Instagram—masculló Alba.

—...deberé ir a hablar con él ahora y no quedar como una psicópata al saber su Instagram, hermanita—continué diciendo.

Alba sonrió y luego miró a Sophie, que parecía a punto de tener un ataque de pánico.

—Va a estar bien. Deberás ir acostumbrándote a la personalidad tan extravagante de mi queridísima hermana—dijo y me guiñó un ojo.

Sonreí inocentemente y me di la vuelta.

Automáticamente, comencé a temblar. ¡Por Dios! Quién iba a decir que este espécimen me pondría tan nerviosa. Empecé a caminar en su dirección, y mi panza comenzó a contraerse. Llegaba a tirarme un gas en este momento y creo que me tiraría al piso a hacerme la desmayada. En serio.

Bien. Estaba exagerando. Era una persona, ¿verdad? A medida que me acercaba más a su espalda—a su gloriosa espalda—los nervios se incrementaron.

Pero cuando llegué y estiré mi brazo, no hubo vuelta atrás.

A medida que mi mano se acercaba al hombro de Cameron temí desmayarme de los nervios. Veía mi mano en cámara lenta: avanzaba despacio hasta alcanzar su objetivo. Ya estaba cerca, muy cerca, así que respiré y...

De repente, Cameron se dio vuelta.

Di un respingo a causa del susto y retiré la mano que había quedado flotando, sola, a escasos centímetros de su cuerpo. Demonios, había estado tan cerca de tocarlo.

—¿Necesitas algo?

Su tono de voz condescendiente me agitó por dentro. No podía creer que siguiera siendo tan hosco.

Asentí con la cabeza, y sin esperar permiso de él, corrí la silla que tenía en frente suyo y me senté. Apoyé los codos en la mesa y traté de lucir demandante, aunque por dentro estaba temblando.

—Sí, no sé si te acuerdas de mí, soy Atenea, de la clase de...

—Ya sé quién eres—me interrumpió. Bien, tenía un grave problema con interrumpir a las personas—. Por lo que no entiendo qué haces aquí.

Se cruzó de brazos, y por favor, sus bíceps estaban a punto de robarme todo el aliento. Traté de concéntrame, pero no podía creer que estaba hablando con él.

Después de tantos años, aquí estaba: a punto de mandarlo a la mierda por ser tan malvado.

—Bueno, si me dejaras terminar de hablar, quizás lo averiguarías—dije, cortante, y alzó una ceja.—Vine para que pudiéramos hablar del trabajo, obviamente.

Alzó la otra ceja y suspiró.

—Lo haré solo. Ya le dije a Black...

—Black piensa que tu idea es una mierda—. Esta vez lo interrumpí yo, y sus ojos negros me taladraron por dentro—. Me dijo que el trabajo no lo podemos hacer solos, que nos tenemos que poner juntos sí o sí.

Su cara estaba inexpresiva, de nuevo. Diablos, ¿qué problema tenía?

—Ya sé lo que opina Black—se acercó más a la mesa y nuestras caras quedaron cerca. Más cerca que nunca. Tragué saliva—. Y también me importa una mierda.

Vaya.

—¿Se puede saber cuál demonios es tu problema?—Estaba furiosa.—Estas en la universidad, colega, la época de hacer caprichos por trabajar en grupo ya pasó.

Lució sorprendido por unos instantes. Pero entonces...comenzó a reír a carcajadas. ¿Es que hoy me había comido un payaso y no me di cuenta?

—Diablos, tienes carácter—dijo y sacudió la cabeza. Se apoyó contra el respaldo de la silla. Parecía que había bajado un par de cambios, pero me seguía intimidando bastante.

Me encogí de hombros.

—Soy de Aries. Estaba predestinada a ser así.

Rio entre dientes y mi panza dio un vuelco. No lo podía creer. Por más de que me tratara como si fuera una pelota para sacar los nervios y de que no sea para nada colaborativo, mi cuerpo seguía reaccionando ante él.

Increíble. Hasta mis propias hormonas me traicionaban.

—Eso es una porquería. La cosa esa de los signos es tan real como Santa—sentenció.

Eso realmente me ofendió.

—Me alegra que no coincidamos en eso, pero...—Se me ocurrió una idea.—A ver, si es tan porquería, entonces déjame adivinar de qué signo eres.

Levantó ambas cejas.

—Pues adivina.

Negué con la cabeza y mordí mi labio. Su mirada se dirigió allí unos instantes.

—Si adivino tendrás que hacer el trabajo conmigo.

Estaba haciendo trampa pero no me importaba. Sabía de qué signo era porque sabía cuándo era su cumpleaños (gracias Instagram por tanto), pero él no tenía que saberlo. Bajo ninguna circunstancia.

Se pasó una mano por la cara.

—Está bien. Hazlo. Pero que sepas que si te equivocas no volverás a pedírmelo. ¿Está claro?

Asentí sin dudar.

—Eres de Escorpio—declaré, contenta, y sonreí.—Se te sale por los poros.

Me miró unos instantes y luego sonrió. Sonrió de verdad, con dientes y todo. Me dejó sin aliento y mi corazón dio volteretas.

—Respuesta incorrecta.

Puse los ojos en blanco.

—Eres de Escorpio. No me puedes mentir.

Frunció el ceño.

—No soy de Escorpio. Nací el 22 de Noviembre. Haz esos cálculos tuyos y dime si he estado equivocado toda mi vida, o si en realidad soy de Sagitario.

Mi cara se puso pálida. Sentí que mi sangre se iba. Mi pulso estalló.

—Atenea...—Se relamió los labios, y tuve una mínima esperanza de que me dijera que no pasaba nada, que trabajaríamos juntos igual.—Realmente tienes que irte. Estoy tratando de estudiar aquí.

Abrí mi boca, pero la volví a cerrar. Miré su mesa, en donde no había ni una hoja, ni lapicera, ni un libro...solo un café con un donut, y quise estrellar mi silla contra el piso.

Era la primera vez que me echaban de un sitio. Bueno, en realidad, que un chico hermoso me echaba de un sitio. Asentí con la cabeza, y me levanté como si fuera un robot.

En este momento me sentía la peor acosadora del mundo. ¿Sagitario? No le pegaba ni con moco de nene de 4 años. No podía creer que me hubiese confundido por un día. Un maldito día que lo arruinó todo.

Volví a la mesa donde estaban mis amigos, que me miraban expectantes, salvo Alba, que lucía preocupada.

Yo tenía ganas de echarme a llorar.

—Cielo...—Alba me paso el brazo por los hombros y no me importó que Cameron pudiera verme.—Escuchamos lo que pasó. Si no fuera por Noah, le faltarían un par de dientes a Cameron en este momento.

Reí.

—¿Todos lo escucharon?

Sophie hizo una mueca.

—Digamos que su intercambio no fue precisamente silencioso.

Lancé un quejido y me hundí más en la silla. Lo que me faltaba. Que media universidad haya presenciado ese momento tan humillante.

—Oye—Alba habló bajo, solo para que yo la oyera—. No te rindas. Tú nunca te rindes. Y si ese chico piensa que puede hacer lo que quiere, entonces muéstrale que esta equivocado.

Cerré los ojos y respiré su suave aroma a vainilla. Había veces que sin Alba, pensaba que estaba perdida.


----------------------------------------------------

Ay, ay, esta Atenea impulsiva...¿le saldrá bien? Creo que Mercurio esta retrógrado...*ruido de mate* 

Holaaaaa ¿cómo estan? Aparezco para preguntar ¿de qué parte del mundo me leen? Tengo mucha curiosidad.

Y también, para advertirles que no me hago responsable de los sentimientos que les cause Cameron, con su metro noventa de pura BELLEZA *suspira dramaticamente*. 

Ahora sí, los dejo para seguir sufriendo, digo, leyendo :) 



Continue Reading

You'll Also Like

4M 165K 70
Alana es una adolescente de diecisiete años con una vida promedio: una mejor amiga divertida, un novio amoroso, buenas calificaciones y un trabajo de...
364 82 23
Danilo es un joven sin mayores aspiraciones ni deseos de superación en este mundo. Al quedarse sin empleo, Mary, su antigua compañera de universidad...
2.8K 89 13
Andrea tiene 17 años es huérfana fue abandonada a los siete años junto a sus hermanos su mellizo y su hermano menor eya estaba divirtióse hay gracias...
480K 21.9K 29
El abuso de grandeza viene cuando la clemencia se divorcia del poder. Segunda parte de PRESA DE LA MALDAD. ¡Se prohíbe cualquier tipo de copia o ada...