peligrosa cercanía

By gabriiella11xx

8.4K 682 60

Dos familias poderosas, importantes en la élite relacionadas con el ejército. Llenas de decretos oscuros que... More

Prólogo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25

Capitulo 19

245 26 4
By gabriiella11xx

Parte II

Iris

Abro los ojos lentamente pestañeando varias veces, la luz dificulta mi visión. Observo a mí alrededor, estoy en una habitación blanca, detallo mi horrorosa vestimenta, estoy conectada a muchos cables. Comienzo a desesperarme, intento levantarme pero alguien toma mi mano, centro mis ojos en la persona que permanece a mi lado.

Viste con jeans y una camiseta blanca que se apega a su cuerpo, su cabello negro esta revuelto y sus ojos azulados intensos posados en mi.

- No puedes moverte. – me dice, pestañeo sin quitar mis ojos del.

- ¿Dónde estoy? – pregunte en un susurro.

- En el hospital de Toronto en Canadá. – responde.

¿Qué mierda hago en un hospital? Y ¿Por qué no recuerdo casi nada?

Lo último que recuerdo es que estaba en el Jet, comencé a sentirme mal y de repente todo se volvió negro.

- ¿Qué...hago aquí? ¿Qué paso? – suspira.

- Perdiste la conciencia en el jet, debido al combate que tuviste al salvar a melina. – señala mi abdomen. – por no dejar que te revisáramos antes, pusiste tu vida en riesgo, estando al borde de la muerte. – guardo silencio.

- ¿te das cuenta lo que provocaste? Por tu inmadurez casi mueres. – me regaña. – odio cuando te comportas como una mocosa de 5 años. Eres inmadura, terca y orgullosa al no querer recibir ayuda de los demás. – Ciento que si sigue regañándome mi cabeza va a explotar.

- Cállate, por favor, ciento que mi cabeza va a explotar. – musite.

- Lo que hiciste fue muy irresponsable de tu parte, sobretodo al ser comandante. – sigue con el sermón. – eres una inmadura.

- Y tú eres un idiota, joder, te dije que te callaras ¿Qué acaso no te dije que me duele la cabeza? – me mira serio. – y no eres mi padre para que me regañes así.

- Soy tu superior, tu coronel. – se inclina hacia adelante, siento su aliento a centímetros de mi boca. – y agradece que no te baje de cargo por unos meses. – lo fulmino con la mirada.

- No te atreverías. – sonríe.

- Rétame, de verdad que soy capaz y si no lo hice es porque eres una de las mejores en el comando. – chasquea la lengua. – pero tenlo por seguro que si una situación parecida a esta vuelve a ocurrir, no dudare en bajarte de cargo por unos meses. – me advierte.

Estoy a punto de hablar pero entra un señor canoso de ojos verdes que al parecer es mi doctor, Adrian se aparta parándose junto a mí.

- Espero no estar interrumpiendo nada. – dice, centra sus ojos en mi. – veo que has despertado. – me dice. Se acerca revisando mis signos vitales y mis ojos con una linterna pequeña.

- ¿Cómo te sientes? – me pregunta. Adrian observa todo lo que hace el doctor sin despegarse de mi lado.

- Bien, ¿ya puedo irme de aquí? – el doctor suelta una risa.

- Lamento decirte que no puedes irte todavía, te quedaras aquí unos cuatro días más. – niego con la cabeza.

- Eso no podrá ser doctor, tengo muchas cosas que revolver y mucho trabajo que hacer. - el sonríe.

- Señorita grey, no está en discusión. – revisa mi informe médico. – usted es la paciente enferma y yo el doctor, le pediré que no me diga cómo hacer mi trabajo.

- Y debe estar agradecida, sobre todo de su esposo que nunca perdió la esperanza por usted. – centra sus ojos en adrian

¿Dijo que adrian es mi esposo?

- El no es mi marido. – aclare.

- Soy su novio. – dice Adrian dejándome con la boca abierta.

- Señor Brown, acompáñeme afuera, las visitas se acabaron por ahora. – dice el doctor guiándolo afuera.

- Adiós nena, te veo luego, asele  caso al doctor. – me dice adrian antes de salir guiñándome un ojo, lo fulmino con la mirada.

No hay una mierda para distraerme en esta habitación.

Estoy a punto de sacarme la intravenosa y los cables que tengo, pero justo entra una enfermera con una bandeja de comida.

- ¡por fin despertó! – exclama con una gran sonrisa.

Agh genial...

- Pronto será su hora de dormir, así que le trajimos la cena. – deja la bandeja sobre una mesita. – hay un flan de postre, junto a una papilla de verduras.

- Los primeros días tendrá que comer papilla y alimentos blandos debido a sus heridas. – asiento.

- ¿puedo salir de aquí? ayúdame, muero del aburrimiento. – me sonríe acercando la papilla hacia mí.

- Lamento decirte que no, perdería mi trabajo. – me da de comer como si fuese una niña pequeña. – pero tenga paciencia, si haces lo que te ordenan te aseguro que estarás muy pronto fuera de este hospital.

- Puedo comer sola. – señalo la comida.

- No puedes debido a tus heridas, solo serán los primeros días. – vuelve a meter la cuchara dentro de mi boca.

- Es una mujer muy afortunada al tener un esposo como el joven que está afuera. – intento hablar pero vuelve a meter la cuchara llena de papilla dentro de mi boca. – debió ver como llego con usted exigiendo que la despertaran, incluso le apunto a los doctores amenazándolos de muerte. – me atraganto con lo que acaba de decir. Me limpia la boca con una servilleta mientras me da agua para poder tragar.

- ¿¡que hizo que!? – exclame en un susurro.

- Le apunto con su arma a los doctores exigiéndoles que la siguieran reviviendo, incluso cuando ellos dijeron que usted ya estaba muerta, el nunca perdió la esperanza. – guardo silencio.

- ¿el sigue ahí afuera? – le pregunte. – sonríe.

- No se ha ido en ningún momento, se mantiene afuera junto a un hombre que también se veía muy preocupado por usted, incluso si no me equivoco él es su familiar cercano. - <<debe referirse a Klaus>>

- hay unas chicas que la quieren ver antes de que se duerma. – arrugo las cejas centrando mis ojos en la puerta.

Observo que entra Anne junto a Doris, centran sus ojos en mí, sonríen, caminan parándose junto a mí.

- Joder, nunca imagine verte así. – comenta anne sacándome una sonrisa.

- Eres muy terca, iris, ¿vez lo que casi te pasa por tu terquedad? – comienza a decir Doris, ruedo los ojos.

- No me regañen, ya tuve bastante con el sermón que me dio el idiota de tu hermano. – Doris sonríe.

- ¿sabes? Te confesare que es primera vez que veo a mi hermano actuar así con alguien. – me dice.

- Estaba muy preocupado. – añade anne. – guardo silencio.

- ¿pueden ayudarme a escapar de aquí? – comparten miradas.

- Iris...debes recuperarte, no haremos eso hasta que lo indique el doctor. – las miro mal.

- Son muy malas amigas, deberían de estar de mi lado. – musite, sueltan una risa.

- Somos buenas amigas por preocuparnos por ti, tonta. – acarician mi cabello.

- Espero no interrumpirlas pero le tomare los signos vitales a la señorita. – entra la enfermera que me dio la comida.

- ¿Cómo esta melina? – les pregunto, me sonríen.

- Creo que te encariñaste con esa chica. – me dice Doris. – bufo-

- Para nada, solo quiero saber cómo se encuentra.

- Está bien, y muy preocupada por ti. – me dice Anne. – pero ya le dijimos que despertaste. – asiento.

- Señoritas se acabo el horario de visita. – indica la enfermera.

- Recupérate pronto, y no seas terca. – me dicen antes de salir.

- Lo intentare, pero no prometo nada. – sonríen ladeando la cabeza.

La enfermera acomoda mis almohadas para tener la cabeza más recostada.

- Es hora de que duerma, debe descansar. – me dice, suspiro.

- No tengo sueño. – me mira con mala cara.

- Voy apagar la luz y usted cerrara los ojos, créame que así le dará sueño. – ruedo los ojos.

Apaga la luz dejándome a oscuras, sale cerrando la puerta. Literalmente la poca luz que hay en mi habitación es por la ventana que hay, es alumbrada por la luz de luna llena.

Cierro los ojos concentrándome en el sueño, alejando mis pensamientos.

Camino por los pasillos de la mansión grey, me dirijo a mi habitación hasta que pasó por fuera de la oficina de mi padre, me detengo al escuchar mi nombre. Me acerco con cuidado mirando por la puerta entre abierta.

Observo que esta mi madre sentada en el sillón junto a mi padre, la angustia y curiosidad se apodera de mi, causando que sienta un nudo en mi pecho. Los ojos de mi madre demuestran miedo y frustración, mi padre la esta abrazando mientras acaricia su cabello.

- Ángela todo estará bien, tú ya estás segura, no tengas miedo. – le dice mi padre, mi madre alza la mirada hacia el centrando sus ojos azulados en su rostro.

- Andrew, el no me dejara en paz, y no me da miedo que me pase algo a mí. – las lagrimas de deslizan por sus mejillas. – me da terror que le pase algo a los niños, sobre todo a iris, ella no sabe nada...y me da miedo que mi pasado la atormente a ella, haciéndola infeliz.

- La vamos a proteger, ella es fuerte. – le dice mi padre.

- Yo se que lo es, pero no quiero que se vuelva una asesina sin corazón como lo es su...

- ¿Cómo lo es quien? – abro la puerta entrando a la habitación donde se encuentran.

Mi madre seca rápidamente sus lágrimas levantándose, mi padre me hace una seña para que me vaya.

- ¿Qué está pasando? – les cuestione.

- Iris, es una conversación de adultos, no puedes interrumpir así. – me regaña mi padre. - ¿Cuántas veces te he dicho que no escuches y te interpongas en conversaciones de adultos? – me dice mi padre, pero yo solo me mantengo en silencio con los ojos fijos en mi madre.

- Estaban hablando de mi, tengo todo el derecho a intervenir y saber de que hablaban. – digo.

- Iris.... – centro mis ojos en mi padre.

- ¡BASTA! Estoy harta que me oculten las cosas, ya no soy una niña....

Siento un leve pinchazo en mi cuello, mis parpados me pesan, mis piernas ya no las ciento. Alguien me sostiene desde atrás, puedo sentir que son unos brazos fuertes.

- Lo siento hija. – es lo último que logro escuchar antes de perder la conciencia.

Despierto de golpe con la respiración agitada, paso mis manos por mi cabeza. Intento levantarme pero cae al suelo un recipiente de vidrio estallando, la enfermera de turno entra de golpe por la puerta fijando sus ojos en mi para luego bajarlos al suelo donde se encuentra el recipiente trisado.

- Usted no puede quedarse tranquila ¿verdad? – se acerca a mí, revisando mis signos vitales.

- ¿Qué hora es? - le pregunto

- Son las 09:00 am, en un momento traeré su desayuno.

La enfermera se gira hacia mí antes de salir.

Llamare a la señora de la limpieza para que limpie los vidrios que hay en el suelo. – asiento.

Cierro los ojos volviendo a recordar mi sueño. No entiendo nada, no sé si fue un recuerdo o un simple sueño, pero de lo que si estoy segura es que mis padres tienen muchas cosas de las cuales explicarme.

Abro los ojos al escuchar a la señora de la limpieza entrar junto a un gran hombre, su cabello negro lo trae peinado hacia atrás, sus ojos azul grisáceos se posan en mi.

- Hola enana. – me saluda el idiota de mi hermano, le sonrío.

- Hola idiota. – ladea la cabeza sentándose en un asiento junto a mí.

- Veo que ya te estás recuperando. – suspiro.

- Si, ¿puedes sacarme de aquí? – niega con la cabeza.

- Klaus, sabes que odio los hospitales. – suspira pasándose las manos por la cara.

- Lo sé, enana, pero no saldrás de aquí hasta que el doctor lo ordene. – ruedo los ojos.

- Imbécil. – murmure por lo bajo, Klaus me mira mal.

- Te escuche. – me dice, pero lo ignoro.

Alzo la mirada hacia la puerta al ver entrar al doctor, le sonrío a la señora de la limpieza como agradecimiento.

- ¿Cómo esta mi paciente gruñona? – me dice el doctor, lo fulmino con la mirada. Puedo escuchar como mi hermano suelta una pequeña risa.

- ¿Cómo está el doctor payaso? – le devuelvo el insulto, suelta una carcajada ladeando la cabeza.

- Por lo visto amanecimos con el pie izquierdo. – me repara con la mirada mientras se pone los guantes quirúrgicos. – pero supongo que te estás mejorando.

- Vamos a revisar tu herida, debo ver si está infectada. – dirige sus ojos hacia mi hermano. – necesito que salga, luego yo le comunicare como sigue su hermana. – mi hermano asiente a mi lado.

- Pórtate bien, enana. – me dice antes de salir.

- Voy a levantar tu bata para lograr ver la herida. – me indica el doctor, asiento.

Lo levanta con cuidado dejando mi abdomen descubierto, observo que toma una jeringa.

- Te voy a inyectar directamente unos antibióticos, la herida se ve bien pero para evitar que se infecte más de lo que ya estaba antes debo atacarla directamente. – me dice, asiento.

Me quejo un poco al sentir como me inyecta el liquido, limpia alrededor con unos elementos especiales, al terminar se saca los guantes botándolos a la basura. Vuelve a sentarse junto a mí, sus ojos color verde se centran en los míos.

- Iris, tu herida va sanando muy rápido, pero aun así debemos tener cuidado de que no vayas a pegarte otra infección. – suspira. – no solo llegaste aquí con hemorragia, y en un paro cardíaco, también sufriste convulsiones debido al estrés y dolor que estabas sufriendo. Esas convulsiones ya las tratamos, te hicimos exámenes y te reviso un neurocirujano, indico que estabas totalmente sana pero con un estrés gigantesco.

- Como tu doctor te recomiendo buscar un psiquiatra que pueda tratarte. – suspiro con frustración.

- No estoy loca, si es lo que intenta decirme. Soy un soldado con un cargo importante que requiere de mucha responsabilidad, ¿Cómo no quiere que este estresada?

- Entonces te recomiendo retirarte de tu cargo por un tiempo. – niego con la cabeza. – en la vida no es solo el trabajo, señorita grey, debe dedicarse tiempo para usted también, o terminara enferma.

- Ni piense que dejare mi trabajo por un tiempo. – le digo. - ¿Qué otra solución me propone?

- Puedes ir a un psicólogo, todos necesitamos alguien que nos escuche y aconseje. – saca una libreta anotando en ella. – aquí te anotare el nombre de algunos de mis colegas en Londres. – asiento.

- Por una vez en su vida reciba ayuda y no sea terca. – asiento.

Se levanta, caminando hacia la puerta, antes de salir me dice algo.

- Más tarde vendrá un técnico en enfermería, el la ayudara con algunos ejercicios para ver si puede caminar. – se gira hacia mí. – luego de eso, quizás te dé el alta mañana. – es lo último que dice cerrando la puerta cuando sale.

Esa noticia me ha hecho sonreír.

Observo que vuelve a entrar la enfermera que me regaño esta mañana, en sus manos carga una bandeja con una compota y un flan.

- Aquí esta su desayuno. – lo deja encima de una mesita, se acerca a mí con la compota.

- Abra la boca. – me ordena.

- Puedo comer sola. – me mira seria.

La enfermera intenta hablar pero justo alguien entra por la puerta interrumpiéndola.

- Yo le daré la comida, déjeme solo con ella. – le ordena el hombre que acaba de entrar.

Centro mis ojos en esos ojos azulados, lo detallo con la mirada y joder se ve guapísimo. Viste con jeans, una camiseta que se apega a su cuerpo y su cabello esta húmedo como si recién de hubiese duchado, lo trae revuelto.

Centro mis ojos en la enfermera que no deja de detallar al hombre que acaba de entrar, no disimula ni un poco. Me aclaro la garganta a propósito para que aterrice.

- Claro, señorita grey luego vendré por la bandeja. – me dice la enfermera, asiento.

Adrian se sienta junto a mi tomando la compota, lo reto con la mirada.

- Abre la boca. – me ordena, niego con la cabeza.

- Puedo comer sola, no soy un bebe. – asiente.

Deja el pote sobre la mesita, lejos de mí. Sé muy bien lo que intenta.

- Demuéstrame que puedes comer sola, si alcanzas el pote lo harás, sino yo ganare. – lo fulmino con la mirada.

- Muy bien. – acepto.

Intento acercarme pero el dolor de mi abdomen aumenta, muerdo mi labio inferior para aguantar, estoy a punto de alcanzar el pote de compota pero casi me caigo. Unas grandes manos logran atraparme, el maldito imbécil esta sonriendo.

- Vez que no puedes, no seas terca, déjame darte de comer. – vuelve a tomar la compota.

- Abre la boca. – me vuelve a ordenar, ruedo los ojos abriendo la boca. Mete la cucharada de compota dentro, puedo sentir que es de manzana, la verdad esta rica.

- Buena chica. – dice mientras pasa su pulgar por mi labio inferior limpiando el resto de compota que tengo en la boca.

Está a punto de acercar sus labios a los míos, puedo sentir su respiración en mi rostro. Jadeo al sentir como las yemas de sus dedos descienden desde mi boca bajando hacia mi cuello, lo acaricia con sus largos dedos suavemente. No está a nada de besarme cuando su móvil vibra con una llamada entrante.

Centro mis ojos en el nombre del contacto que aparece en la pantalla de su celular, "Elena".

Adrian se aparta dejando el pote en la mesita, coge su celular fijando sus ojos en mí.

- Debo contestar. – dice indicando el móvil, asiento.

Esa perra siempre interrumpiendo.

Es su novia, y futura esposa....ella es la prioridad.

Doris

Camino hacia la habitación de iris, observo que mi hermano esta en el pasillo hablando por teléfono, no se con quien cojones este hablando pero observo que rueda los ojos sonriendo. Lo ignoro y entro a la habitación de iris, observo que está sentada en su cama, su cabello negro cae por sus hombros, sigue pálida pero no tanto como antes. Sus ojos azul grisáceos se centran en los míos, me sonríe, me acerco a su lado sentándome junto a ella.

- ¿Cómo te sientes? – le pregunto.

- Mejor, el doctor dijo que quizás mañana me den de alta. – sonrío.

- Eso es una muy buena noticia. – tomo su mano dándole un apretón.

- ¿tú me tienes alguna novedad? – me pregunta. <<se que se refiere a la misión que tuvimos en México>>

- Melina ya está con su familia, nos invitaron a un almuerzo antes de que volvamos a Londres. – asiente.

- ¿Adrian estaba contigo? – le pregunto, desvía la mirada asintiendo.

- Tuvo que salir a contestar una llamada. – dice, y sin que me diga quien lo llamo, se perfectamente de quien se trata, ni siquiera hace falta que me lo diga.

- Iris... - comienzo a decir pero me interrumpe.

- Sea lo que sea que quieras decir, no lo digas...yo sé perfectamente que me dirás. – sonrío, acaricio su cabeza suavemente.

- ¿Dónde está anne? – pregunta

- Esta con Theo, mañana los veras a todos. – asiente.

Entra un enfermero junto a una enfermera, me levanto de inmediato.

- Voy a realizar unos ejercicios con la señorita Grey, necesito que se retire. – me indica el enfermero, asiento.

Me giro hacia iris antes de retirarme, me sonríe.

- Estoy segura que mañana te darán de alta. – le digo, suspira.

- Espero que sea así. – sonrío.

Tomo mi bolso colgándomelo en el hombro, salgo de la habitación caminando hacia la cafetería donde se encuentran los chicos, todos alzan la mirada hacia mí apenas me acerco.

Tomo asiento junto a leo que posa su brazo en mi espalda baja, le pido un café de vainilla a la mesera que se acerca a atenderme.

- ¿Cómo estaba ella? – se dirige a mi anne.

- Esta mucho mejor, me pregunto por ti. – le digo, me sonríe.

- El doctor me comento que está mucho mejor, quizás mañana la den de alta. – añade Klaus.

Observo que adrian se levanta caminando hacia el jardín del hospital, su mirada esta fija en su móvil. Me levanto, leo toma mi mano deteniéndome.

- ¿A dónde vas peque? – me pregunta leo. Sonrío al escuchar el apodo que me puso, me dice así desde que somos niños.

- Voy a hablar con adrian, vuelvo en un momento. – le digo, intento irme pero vuelve agarrar mi muñeca.

- Dame un beso y te dejo ir. – ruedo los ojos, dándole un beso en sus cálidos y suaves labios.

Sonríe soltando mi muñeca, le sonrío y comienzo a caminar hacia el jardín. Adrian está de espaldas, me paro junto a él observando los arboles y sus aves.

- Adrian... - comienzo a decir, centra sus ojos en mí.

- ¿uhm?

- ¿Te vas a casar con Elena? – le pregunto, desvía la mirada suspirando.

- Sabes la respuesta. – centro mis ojos en el.

- No la sé. – guarda silencio por unos segundos.

- Si, si me casare con Elena. – asiento lamiendo mis labios.

- ¿la amas? – le pregunto, arruga las cejas centrando sus ojos en mi.

- ¿eso importa? – me responde con otra pregunta.

- Yo creo que si importa, pero no se qué crees tú. – le digo - ¿amas a iris? – le pregunto. – guarda silencio por un momento.

- ¿Por qué me haces estas preguntas? – centra sus ojos en los míos.

- Porque si no sabes que es lo que quieres para tu vida y para ti, te pido que te alejes de iris. – alza una ceja. – no quiero que sufra por culpa de mi hermano, ella puede que se demuestre fuerte, pero es la persona más sensible que conozco.

- Y sabes perfectamente que en esta historia, nadie terminaría bien, ni siquiera Elena. Porque yo se que a ella no la amas, y me da mucha pena que no admitas tus sentimientos por la persona que de verdad te importa. – se pasa las manos por el cabello.

- Doris no se dé que me estás hablando, solo te diré que no me des consejos sobre mi vida amorosa, eso es asunto mio. – niego con la cabeza.

- Está bien, solo te diré una última cosa. – me acerco mas a él. – la vida quizás te de más de una oportunidad, pero las personas no....y si la vida los volvió a unir por segunda vez luego de lo que paso hace 4 años, yo no desaprovecharía esa oportunidad y escucharía por una vez a mi corazón. – guarda silencio. Le doy una última mirada antes de irme caminando. 




Nota:

Holaaa mis diablitas espero que hayan disfrutado mucho el capitulo, nos veremos muy pronto en otro.

Recuerden votaaar y comentar ❤️

Continue Reading

You'll Also Like

75.4K 3.9K 17
Para lenna el solo era el mejor amigo de su hermano aún si ella quería que fueran más. Para alessandro ella era más que que la hermana de su mejor a...
131K 28.2K 59
La mano del rubio se coló bajo la máscara del anbu acariciando su rostro suavemente, los azules lo veían con debilidad y un gran amor, Itachi se dejó...
40.6K 2.1K 25
Sans y Chara viajan al mundo de dxd... Donde ya conocen amigos y la historia de las facciones, pero lo que no sabiamos es que el mundo de dxd no esta...
13.5K 1.6K 106
Elizabeth luego de su ruptura amorosa decide comenzar de cero su nueva vida, dejar el pasado, sin embargo, una prueba se le presentará para ver si en...