Fake Lover | Soukoku - BSD

By yanase_gr

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"Tienes una deuda que pagarme. Serás mi amante por un mes". La situación que enfrenta ahora Nakahara Chuya es... More

ADVERTENCIA/ANTES DE LEER
Prólogo
Día 1
Día 2
Día 3
Día 4
Día 5
Día 6
Día 7 - 1
Día 7-2
Día 8
Día 9
♡ Especial 1k lecturas ♡
Día 11
Día 12
Día 13
Día 14
🎄 Especial Navideño 🎄
Día 15
Día 16
Día 17
Día 18
Día 19
💖 Especial de San Valentín 💖
Día 20
Día 21
Día 22 - 1
Día 22-2
Día 23
Día 24
Día 25
Día 26
Día 27
Día 28-1
Día 28-2
Día 29-1
Día 29-2
Día 30
Día 31
Epílogo.
Agradecimiento
★ Especial 53k lecturas★
★ Agradecimiento +100k de lecturas ★

Día 10

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By yanase_gr

╔═══════ ≪ °❈° ≫ ═══════╗
Día 10
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-Chuya, ella es Akiko. Yosano Akiko, es una amiga de la infancia y viene a quedarse de vacaciones con nosotros -elegantemente señaló a la mujer con la mano, presentándola en la sala de estar.

-Un gusto. Soy Chuya -el pelirrojo respondió con cortesía.

-Lamento venir aquí e interrumpir su momento de cálidad, espero que Dazai te haya avisado con anticipación sobre mi estadía. De todos modos, me disculpo de antemano.

Yosano Akiko, 29 años; mujer de baja estatura, pero sus tacones le daban buena apariencia. Cabello negro sujetado por ambos lados por un pasador en forma de mariposa dorada, ojos violeta y una voz que sentías te reconfortaba el corazón. Dueña de un consultorio, su fascinación desde pequeña había sido la medicina y con honores se graduó de la universidad.

Chuya y Akiko intercambiaron miradas por unos pequeños segundos, y justo antes de que el pelirrojo emitiera quejas sobre la falta de comunicación que había en su relación con Dazai, este lo interrumpió colocando sus manos en los hombros de los presentes.

-¡Espero que se lleven muy bien, porque la estadía de Akiko será muy larga! -dijo soltando risitas alegres.

-No invadiré tu espacio y tampoco el de Dazai, sí estás preocupado por eso, Chuya.

-¿Eh? No, no, no... Espera, realmente no me importa si arrastras a este animal contigo.

-¿Animal? Que cruel eres Chuya.

Akiko soltó una pequeña risita, pensando que la relación de esos hombres era realmente peculiar. Inmediatamente se encogió de hombros y cruzó los brazos mientras miraba hacia su equipaje.

-¿Y bien? ¿Dónde voy a dormir?

-¡Ah, olvidé preparar tu habitación! -Dazai se rascó la nuca sintiendo que estaba en problemas- Lo siento mucho, Akiko. Toda la semana pasada fue demasiado ajetreada porque Chuya también acaba de llegar, ¿no te molestará que duerma en tu habitación?

-¿Qué?

-¿Duermen separados?

Cuestionaron Chuya y Akiko al mismo tiempo.

-Es un buen pretexto para que lo hagamos ahora, ¿no lo crees?

-¡¿De qué estás hablando?! No me importa si esta chica tiene que dormir en mi habitación, pero prefiero mil veces dormir en el sillón a compartir cama con un idiota como tu.

-No aquí, pequeño.

-¡Ya te dije que no me llames pequeño! 

A punto de recibir un puñetazo en el estómago, Dazai detuvo el golpe a tiempo. La palma de su mano envolvía el pequeño puño del pelirrojo, causando que este ejerciera fuerza en vano y se enojo aumentara más. 

Akiko observaba la escena con curiosidad, ahora entendía que la nueva relación de Dazai parecía ser más complicada de lo que parecía ser por celular. 

-Chuya, no voy a discutir sobre esto aquí. Ambos dormiremos juntos y Akiko ocupara tu habitación. Puedes construir un muro de metal en media de la cama si quieres, pero no voy a seguir tolerando tus dramas -las palabras de Dazai fueron emitidas con seriedad.

Chuya chasqueó la lengua, tendría todo el día para reacondicionar la habitación de Dazai y asegurarse de que por ningún motivo compartieran la misma cama aún si dormían en la misma habitación. Sintió como sus hombros se tensaron y soltó un suspiro, pensó que a ese paso el estrés lo iba a terminar matando.

-Entonces, Chuya, ¿te molesta si me ayudas a llevar mi equipaje? Sería muy descortés de mi parte compartir techo contigo y no cruzar palabras, después de todo, eres novio de mi amigo.

-Mientras ustedes dos están ocupados, iré a trabajar. Chuya, espero hayas pensando en lo que platicamos en la mañana. Nos vemos en la noche.

-Que te vaya bien -respondió el par al unísono.

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-¡No puedes salirte de la casa simplemente porque estás enojado conmigo!

-¿Quién dijo que estoy enojado?

7 de la mañana, la primera discusión matutina; Nakahara Chuya se sentó en el sillón escuchando con indiferencia los reclamos de Dazai, quien la noche anterior, le mintió para pasar el rato en otro lugar.

Al escuchar su pregunta como respuesta, Dazai miró a Chuya con frustración. Estaba tranquilo sabiendo que en ese momento no estaba entrando en un momento de debilidad por él, pero si bajaba la guardia aunque fuera un poco, estaba seguro que la situación iba a terminar saliéndose de sus manos.

-¿Estás queriendo provocar que te pida que te vayas?

-¿Por qué lo haría?

-No me respondas con preguntas, ¿qué es lo que quieres? ¿Por qué tu humor cambió tan de repente?

-¿Desde cuando he estado feliz aquí, eh? Escucha, no me importa en dónde pasaste la noche, pero debes saber que detesto que me mientas. No importa la razón por la cual he tenido un estado de ánimo de la mierda estos días, lo que importa ahora es que me mentiste.

-No me cambies el tema. ¿Te enojó tanto que me haya ido de tu habitación sin siquiera haber hecho nada?

-Ni quien quiera que hagas algo -cruzó las piernas-. Podemos sentarnos a discutir todo lo que quieras, pero no vas a obtener razones de mi parte.

-¿Serás tu quién ponga las reglas? Te recuerdo que tu familia me debe dinero.

-Y aquí me tienes.

Chuya había ganado la batalla, no porque sus argumentos en la discusión fueran fuertes, sino porque había sido capaz de dejar a Dazai sin una respuesta sólida. A pesar de que el pelirrojo se sentía miserable por ser visto como una moneda, la determinación en sus palabras hacían ver que estaba dispuesto a soportar todo mientras él también tuviera algo de control.

Dazai soltó un pequeño suspiró, llevó su mano a su cabeza alborotando un poco su cabello. Luego, echó para atrás la cabeza y trató de relejarse, pensando detenidamente lo que estaba a punto de decir.

-Te ofrezco un trato.

-¿Eh? ¿Otro?

-No, no. Esto es serio, Chuya. Se supone que estamos en una relación, ¿por qué ambos debemos controlarnos? Tienes razón, no puedo controlar tu vida porque aún si vives en mi casa bajo el concepto de una deuda, tu sigues siendo tu. Sin embargo, también soy hombre y si quieres libertades yo también debo obtener lo equivalente a su valor.

Chuya frunció el ceño tratando de entender el sermón que Dazai había soltado, sin duda alguna, ese sujeto era bueno para la labia y cualquier despistado aceptaría todo sin analizar sus palabras antes.

-Ah, ya veo. No me dejarás ir, pero me estás dando libertad de seguir haciendo mi vida porque soy un maldito objeto, ¿no es así?

-No malentiendas, pequñín. Nunca te he visto como un objeto y si tan seguro estás de eso, ¿por qué he hecho todo lo que está al alcance de mis manos para asegurarme de tu comodidad? ¿Puedes comprobarme que pienso eso de ti?

-No vas a ganarme con eso, bastardo -entrecerrando los ojos, la voz de Chuya salió con enojo-. Habla, ¿cuál es el trato?

-Quiero que tengamos relaciones sexuales.

-¡¿Que?! -por inercia, el pelirrojo se levantó del sillón.

-Lo volveré a decir. Quiero que tengamos relaciones sexuales, como la pareja sana y feliz que somos. Es un poco arriesgado que un par de novios vivan juntos sin siquiera tener intimidad, ¿no crees?

Chuya tembló nervioso, ¿qué estaba pasando por la cabeza de ese tipo y por qué estaba hablando de una forma tan seria? Debería ser una broma y una bastante mala, pero al mirar los ojos sombríos del castaño se dio cuenta que no se trataba de ninguna especie de broma, la propuesta iba en serio.

-No me des una respuesta ahora, pero es urgente. Te daré toda la libertad que quieras, incluyendo ir a ver a Verlaine-san y a excepción de salir hasta la casa de tus padres, a cambio, tu y yo viviremos como lo que se supone que somos.

-Debe ser una broma -susurró.

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-Para ser un hombre tienes muy bien ordenada tu habitación. Si tengo que ser sincera, Dazai es un completo desastre, puedes esperarte cualquier cosa al entrar a su guarida. Así que te recomiendo que te tapes los ojos cuando entres ahí.

-Entiendo -dio dejando un pequeño cofre en el tocador.

-¿Desde cuando conoces a Dazai? -cuestionó la mujer sentándose en la cama.

-Desde...

Al igual que los jefes de Dazai, es muy alta la probabilidad de que está mujer no sepa la verdadera razón por la cual estoy aquí. Me pregunto si mi respuesta será acertada, ¿que hará él si algo de lo que digo contradice sus palabras?

-Desde hace unos años -respondió tan pronto como pudo-. Lo conocí en el trabajo. 

-¿A que te dedicas?

-Soy cocinero. Me especialicé en gastronomía, ¿puedes creer la cantidad de comida que ordena ese tipo cuando va a comer? El punto de esto es que, su cortejo parecía más acoso que nada, siempre he pensando que prefiero estar muerto a tener algo con él... pero siempre dicen que el corazón contradice nuestras palabras, ¿verdad?

-¿Entonces Dazai te gusta? Me alegra que haya encontrado alguien con quien estar -su voz sonaba tranquila, como si un gran peso sobre su espalda se hubiera desvanecido-. Todos lo vimos derrumbarse y fingir que estaba bien cuando Odasaku falleció, supongo que te ha contado de él -se encogió de hombros-, sus relaciones nunca son duraderas porque las mujeres solo ven lo material en él, es de los pocos hombres que vale la pena.

-Eso dicen todos, pero no puedo estar seguro de que realmente sienta algo por mí. Al final, no puedo evitar pensar que en algún momento nos haremos daño...

-Que reflexivo -rio divertida-, no le des tantas vueltas. Dazai está preocupado por ti, si algo te molesta simplemente tienes que decírselo porque es un imbécil. Si necesitas un hombro para llorar, aquí estaré. No dudaré en darle una patada.

╔═══════ ≪ °❈° ≫ ═══════╗

╚═══════ ≪ °❈° ≫ ═══════╝

Era la primera vez que entraba a la habitación de Dazai, se sorprendió al notar la poca cantidad de luz que había en el lugar. Tocó la puerta, no esperó a que el permiso le fuera cedido, sabía de una que tenía derecho a entrar ahí. 

-Permiso -entró mientras cerraba la puerta de la manera menos ruidosa que podía.

-¿Te cambiaste antes de entrar aquí? Que precavido.

El castaño estaba enfrente del ropero quitando la corbata de su camisa blanca, Chuya se quedó parado frente a la puerta observando su entorno.

-No soy precavido, pero aproveché que Akiko está cenando para bañarme en mi habitación. No le veo lo raro.

-¿Pensaste en lo que te dije? Una vez que entraste aquí estás casi pactando con el diablo.

El castaño caminó hacia el pelirrojo, en un abrir y cerrar de ojos se encontró frente a él, acorralándolo contra la puerta.

-Dijiste que no era urgente... Oye, hueles demasiado a colonia -hizo una mueca de desagrado.

-¿No te gusta? -recargó sus manos en la puerta por encima de la cabeza de Chuya, asegurándose de no dejar ni un pequeño espacio entre ellos.

-Basta, no hagas eso.

-Entonces, ¿que pensaste?

¿Qué pensé? Si tengo que ser honesto, no me gusta la idea de tener que hacer algo con él a cambio de mi libertad... ¿en que clase de persona me convertiré por esto? Si acepto, ¿estará bien? ¿Cuándo está bien decir no? ¿Tengo derecho a decirlo?

-Tal vez... Tal vez podemos...

No es lo que realmente quería decir.

La mano de Dazai acarició gentilmente la mejilla de Chuya, agachándose apenas un poco para poder acercar sus labios. 

-Es tan pequeño -pensó-. Nos hemos besado antes, ¿verdad? ¿No estás asustado?

-¿Asustado? ¿Por un beso? A veces definitivamente preguntas cosas absurdas -giró un poco el rostro, pero la mano de Dazai sobre su mejilla lo forzó a voltear al frente.

-No te haré daño, necesito que estés convencido de eso... ¿Puedes hacerlo?

Nuevamente esa pregunta. ¿Puedo hacerlo? ¿Puedo confiar en él y dejarme llevar? ¿Puedo asegurarme que no va a burlarse de mi cuando este contrato acabe?

Los labios de Dazai se posaron sobre los del más bajo, había soportado demasiado tiempo para poder volver a saborearlos. Tan dulces, tan suaves, estaba seguro que si los mordía aunque sea un poco, de estos brotaría sangre y también quedaría encantado con eso. 

Su mano libre buscó la de Chuya, apretándola ligeramente buscando darle el confort que necesitaba. Estaba fría, eran los nervios; lentamente subió la mano hacia su brazo, acariciándolo con delicadeza para hacerle saber que todo estaría bien. Su mano nuevamente fue hacia la de Chuya, llevándola hacia su destino: la entrepierna de Dazai.

-¿Q-Qué haces...? Si vas a...

Dazai interrumpió emitiendo pequeños sonidos, suspiró cuando la mano de Chuya apenas rozó su entrepierna.

-Quiero que lo hagas tu, ¿es tu primera vez tocando a otro hombre?

Sintió como sus mejillas enrojecieron por la pregunta, pero no le daría la respuesta, dejaría que cómodamente interpretara su silencio. 

Sin soltar su mano, Dazai a tientas bajó el cierre del pantalón y su ropa interior. Se aseguró nuevamente de besar a Chuya para distraerlo, guiando su mano hacia su miembro despierto; Dazai también hizo lo propio, soltó la mejilla del pelirrojo y viajó hasta su entrepierna, acariciando esta por encima de la ropa de dormir.

Un suspiro se escapó de los labios de Chuya, al procesarlo, agachó el rostro, sus ojos tentados se posaron sobre la erección de Dazai y sintió como su cuerpo entraba lentamente en calor; Dazai recargó su barbilla en la cabeza de Chuya levemente, dejando que tuviera un poco de privacidad y se acostumbrara a lo que estaba a punto de ver por el resto del mes.

El pantalón de dormir cayó abajo junto con la ropa interior, Chuya fue testigo de eso aún con su mirada vagando en medio de su entrepierna y la de Dazai. Podía ver como la mano del castaño acariciaba su miembro como si de un experto se tratase, no podía creer que su cuerpo reaccionara tan rápido a pesar de no creer necesitarlo.

Dazai se separó un poco, miró al pelirrojo cabizbajo y sonrió un poco, sin esperar reacción alguna lo cargó y lo llevó hacia la cama, dejándose caer encima del pequeño cuerpo, se dio cuenta que encajaban muy bien.

-Dazai... esto... estás yendo muy lejos -dijo, aún tratando de evitar la mirada.

El nombrado se dio tiempo para observar la figura debajo suyo: su cabello rojizo alborotado sobre la cama, esa expresión tan encantadora que le indicaba que todo estaba saliendo bien, el rubor en sus mejillas, las pequeñas lágrimas asomándose en sus ojos... Se sentía la peor persona en el mundo, pero tenía a Chuya entre sus brazos, no necesitaba más.

-Es el chiste. Aunque si es tu primera vez, no está de más que intentemos algo para que evites salir lastimado de esto -irguió la espalda, tomando las piernas del contrario abriéndolas a la par.

-¡No mires ahí! ¡¿Eres un maldito pervertido?! -su expresión de enojo combinada con la de placer hizo que Dazai soltara una carcajada.

-No precisamente. Solo relájate o te voy a lastimar, lo único que busco es que ambos lo disfrutemos -dicho esto, llevo dos de sus dedos a su boca, lamiéndolos un poco.

Estos lentamente comenzaron a acariciar el lugar que Chuya menos imaginaba para esto, su expresión se tornó a una de asco y confusión, fue capaz de fruncir el ceño hasta que sintió como ese par de dedos se introducía ahí.

Un pequeño quejido salió de su boca, robándole a Dazai una mirada triunfante. Luego un tercer dedo se hizo presente, e hizo movimientos circulares para estimularlo, luego pequeñas embestidas; lo único que podía hacer Chuya en ese momento era gemir y sentirse avergonzado.

-Estás listo -sin esperar a que Chuya respondiera, el miembro de Dazai rozó su entrada, asustándolo.

-¡¿Q-Qué haces, maldita sea?! ¡Eso...!

-¿Imposible que entre? -interrumpió, inclinándose de vuelta al pelirrojo- Claro que puede entrar, pero hará un mejor trabajo que mis tres dedos juntos -susurró cerca de su oído, una perfecta distracción.

A Chuya le dolió, sus manos se aferraron a la sabana de la cama y gimió con fuerza, ¿era posible que un hombre soltara esos sonidos tan vergonzosos? Quería convencerse de que todo eso era un sueño, peor aún, una pesadilla. Pero la sensación de dolor lentamente se fue convirtiendo en una extraña sensación de placer.

Los labios de Daza fueron al cuello de Chuya, lamiendo lo largo y mordisqueando.

-Aquí fue donde ese tipo mordió -pensó con enojo y sin dudarlo, mordió con fuerza la zona.

Chuya no supo si debía seguir gritando de placer o dolor, todo era demasiado confuso para él en ese momento. En respuesta, no tuvo más remedió que luchar, llevó su mano hacia la nuca de Dazai jalando de su pelo.

-¡No...! ¡No muerdas! ¡No me marques!

-¿Por qué no? -dijo sin separar sus dientes de la piel- Ese hombre te mordió aquí, ¿cierto? Recuerdo haber dicho que eres mío.

-¡Pero no de esta for...!

Sus quejas fueron interrumpidas por unas fuertes embestidas, Dazai no estaba a dispuesto a perder una batalla así. Finalmente tenía a Chuya con él, no dejaría pasar ninguna oportunidad para hacerle saber al pelirrojo que estaba hablando en serio.

Cuando se sintió satisfecho, envolvió el pequeño cuerpo en un abrazo, aún embistiendo y deleitándose por los sonidos que salían de la boca del pelirrojo. Estaba seguro que aún faltaba demasiado para causar en Chuya al menos un orgasmo, podría asegurar que los momentos íntimos que estaban por venir no serían serios porque ninguno de los dos estaba seguro de lo que sentía... los dos estaban convencidos de que esa relación era falsa. Debía tomar sus cuidados, había una ligera línea entre el exceso y la confianza si se trataba de Chuya; consciente de esto desde un inicio, se conformó con terminar fuera. 

A punto de estar en su límite, el castaño salió del interior de Chuya y frotó su miembro contra el ajeno. Escuchar a Chuya derretirse de placer era suficiente, la siguiente vez se aseguraría de mirar atentamente su reacción aún si el contrario se sintiera avergonzado e intimidado.

Esa noche, ambos durmieron abrazaron y Chuya no emitió queja alguna.

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