Movía sus caderas y sus hombros dejándose invadir por el ritmo de la canción que pasaba la emisora muggle. Agarró un par de huevos y los rompió sobre la sartén caliente revolviéndolos con ayuda de una espátula mientras bailaba y cantaba sin importarle quien estuviera viendo.
La radio comenzó a reproducir Highway to Hell de AC/DC y se volteó emocionado hacia Draco que lo veía entretenido desde su columpio en la entrada de la cocina.
— ¿Listo para el mejor concierto de tu vida Draco?— se giró para agarrar un cucharón de madera y lo tomó fingiendo estar tocando una guitarra, moviendo la cabeza de arriba a abajo siguiendo el acorde, rebotando sus rizos negros, se acercó a donde estaba su hijo saltando en su columpio.
Livin' easy
Lovin' free
Season ticket on a one way ride
Su voz salió aguda igual al del vocalista de la banda haciendo reír a Draco y balbucear junto a él en voz alta. Un movimiento de cabeza.
Askin' nothin'
Leave me be
Takin' everythin' in my stride
Sacó a su hijo de su asiento y lo sentó en el piso. Regreso a la barra donde preparaba el desayuno para cortar un par de frutas. Draco gateó hasta su pierna. Hace solo una semana su hijo había comenzado a gatear y se había hecho costumbre que los siguiera a cualquier parte a la que fueran. Era divertido verlo arrastrarse detrás de ellos como una serpiente.
Don't need reason
Don't need rhyme
Ain't nothin' that I'd rather do
Subió el volumen de la radio hasta el máximo haciendo vibrar toda la cocina. Lo bueno de no tener vecinos cerca era que podía hacer todo el ruido que querían y nadie se iba a quejar por todo, cómo en el antiguo vecindario en el que vivían.
Goin' down
Party time
My friends are gonna be there too
Sirvió la comida en diferentes platos y el café en unas tazas. Con cuidado, acomodo todo en las dos bandejas, en una dejando una taza de té y un frasco con poción pimentónica. Era una suerte que Draco ya había desayunado. Con un movimiento de mano las bandejas flotaron delante de el.
I'm on the highway to hell
On the highway to hell
Grito saliendo de la cocina y apagando la radio con un un chasquido de dedos. Detrás de él, Draco lo seguía como podía con su poco aprendizaje gateando. Se detuvo en las escaleras y tomó a su hijo en brazos para subir al piso superior. Lo volvió a bajar cuando llegaron hasta el último escalón y en silencio entraron al cuarto principal.
Alguien gimió adolorido desde el lecho que compartían. Las cobijas tapándolo hasta la cabeza del hombre acurrucado en el colchón. Draco pasó a un lado de su cuidador para dirigirse hasta la cama y jalo el gran edredón azul marino. El castaño asomó un poco la cabeza y se agachó lento hacia su hijo, lo tomó por debajo de sus hombros y lo metió bajo las sábanas junto a él. Se acurrucó de nuevo junto a su bebé.
— ¿Como te sientes cariño? Ten, traje una poción para que alivie un poco el dolor— Sirius se sentó en la orilla de la cama y le pasó el frasco a su novio.
Remus sacó su brazo para tomar el bote y tomarlo de un solo trago. Humo salió de sus orejas provocando risas en Draco. La poción pimentónica, a pesar de ser para la gripe, le ayudaba para reducir el dolor que dejaba la Luna Llena.
— Gracias
— No tienes que agradecer, sabes que cuidarte no es una carga para mí— lo ayudo a sentarse y recargarse en la cabecera. Tomó su desayuno y lo colocó a su lado sobre la cobija, — Para que recuperes tus fuerzas amor. No pude conseguir una barra de chocolate como sé que prefieres pero lo recompense con un poco de leche con chocolate en polvo.
— Está bien, Sirius— acarició su mejilla con delicadeza. Se inclinó para darle un beso en sus labios, — Cualquier cosa que venga de ti siempre me hará sentir mejor.
Llevo la taza de café humeante hacia sus labios, suspirando agradecido cuando el líquido amargo/dulce tocó su paladar. Había sido una noche difícil. El matalobos podía extinguir por completo al lobo y dejarlo con su conciencia en su totalidad pero por desgracia no desaparecía la sensación de la transformación.
Al momento de decidir convertirse en padre había tomado la decisión de pasar las lunas solo para que Sirius se quedará a cargando de Draco. El bosque que frente a su casa y que separaba la suya del pueblo era un buen lugar para esconderse, aparte de que le recordaba el bosque prohibido de sus épocas de estudiante y salía junto a sus amigos.
Suspiro aliviado cuando Sirius empezó a masajear sus piernas. Cerró sus ojos cansados, aún tenía un poco de sueño y la poción aminoró algo de los dolores de sus músculos. Se quedaron en un silencio agradable.
Hasta que una vocecita se escucho.
— ¡Papá!
Ambos se quedaron quietos, sus ojos recayendo rápido en el bebé en su regazo. Draco miraba a Remus con sus ojos grises reluciendo. Estiró sus bracitos hacia él cerrando y abriendo sus manitos. Dejó su taza sobre la mesita de noche y con manos temblorosas lo alzó hasta la altura de sus ojos.
Draco se le quedó mirando, estudiándolo con su ceño fruncido. Él había sentido que algo no estaba bien con el hombre papá y buscaba algo que le provocara malestar. Los dos sin moverse aún. Fue entonces que Draco tocó su rostro.
Las manos pequeñas se deslizaron por sus pómulos, pasando por la frente y bajando lento por su puente hasta llegar a su nariz, sintiendo el relieve de la gran cicatriz que atravesaba su cara. Ladeo la cabeza y sonrió.
— Papá
Su expresión se rompió al momento de que una sonrisa se hiciera pasó por sus labios, dejando salir risas que se transformó en un llanto de felicidad. Beso su nariz, frente, barbilla, párpados, mejilla y concluyó en un beso en su frente. Estrecho en su pecho a Draco y asintió. Las lágrimas fluyendo libremente por sus mejillas enrojecidas.
— S-si mi amor— dijo entrecortado. Sus ojos se encontraron con los de Sirius quien lloraba en silencio con una sonrisa y tomó su mano, — Soy papá. Soy tu papá, amor. Soy papá, mi Dragón. Papá.
Su hijo siempre era la mejor medicina para después de la luna llena.
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¡¡Hello!!
Jeje, estaba escribiendo este capítulo lleno de felicidad mientras lloraba escuchando drivers license. En fin.
Espero que les haya gustado. ¡Nos vemos en la próxima actualización!