All the young dudes - español

By zszyam

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¡ESTA HISTORIA NO ES MÍA, PERTENECE A MsKingBean89 EN AO3, SOLO LA TRADUZCO Y ADAPTO! Historia completa (los... More

Capitulo 1: Primer año: St Edmund's
Capítulo 2: Primer año: El expresso de Hogwarts
Capitulo 3: Primer año: Las elecciónes
Capitulo 4: Primer año: Luna llena
Capitulo 5: Primer año: Pociones
Capitulo 6: Primer año: Venganza
Capitulo 7: Primer año: Merodeadores
Capitulo 8: Primer año: Secretos
Capitulo 9: Primer año: Cicatrices
Capitulo 10: Primer año: Historia
Capítulo 11: Primer año: Cumpleaños, libros y los Beatles
Capitulo 12: Primer año: Navidad 1971
Capitulo 13: Primer año: Lectiuncula Magna
Capitulo 14: Primer año: La broma
Capitulo 15: Primer año: Consecuencias
Capitulo 16: Primer año: Astronomía
Capitulo 17: Primer año: Doce
Capitulo 18: Primer año: Revisión
Capitulo 19: Primer año: Fin de la escuela
Capitulo 20: Verano 1972
Capitulo 21: Segundo año: Regulus Black
Capitulo 22 Segundo año The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders From
Capitulo 23: Segundo año: Hermandad
Capitulo 24: Segundo año: Pociones, de nuevo
Capitulo 25: Segundo año: horas después
Capitulo 26: Segundo año: Quidditch
Capitulo 27: Segundo año: Un compromiso de cumpleaños
Capitulo 28: Segundo año: Suposiciones
Capitulo 29: Segundo año: Luna de Diciembre
Capitulo 30: Segundo año: Navidad con los Potter
Capitulo 31: Segundo año: Sirius regresa
Capitulo 32: Segundo año: Gryffindor vs Slytherin
Capitulo 33: Segundo año: Descubrimientos
Capitulo 34: Segundo año: Trece
Capitulo 35: Segundo año: ¿Que hay en un hombre?
Capitulo 36: Amor y matrimonio
Capitulo 37: Segundo año: Exámenes
Capitulo 38: El largo último día (parte 1)
Capitulo 39: Segundo año: El largo último día (parte 2)
Capitulo 40: Verano 1973
Capitulo 41: Tercer año: De vuelta a casa
Capitulo 42: Tercer año: Animales fantásticos
Capitulo 43: Tercer año: El mercado negro de Hogwarts
Capitulo 44: Tercer año: Hogsmeade
Capitulo 45: Tercer año: Noble y más antigua
Capitulo 46: Tercer año: El Slung club
Capitulo 47: Tercer año: James Potter y la mierda abultada de elefante
Capitulo 48: Tercer año: Sirius cumple catorce
Capitulo 49: Tercer año: Conozcase usted mismo
Capitulo 50: Tercer año: Philomena Pettigrew
Capitulo 51: Tercer año: The man who cried wolf
Capitulo 52: Tercer año: Confianza
Capitulo 53: Tercer año: Davey Gudgeon
Capitulo 54: Tercer año: Marlene
Capitulo 55: Tercer año: Greyback
Capitulo 56: Verano 1974
Capitulo 57: Cuarto año: Una tormenta en camino
Capitulo 58: Cuarto año: Competencia
Capitulo 59: Cuarto año: Septiembre
Capitulo 60: Cuarto año: Octubre
Capitulo 61: Cuarto año: Noviembre (parte 1)
Capitulo 62: Cuarto año: Noviembre (parte 2)
Capitulo 63: Cuarto año: Diciembre
Capitulo 64: Cuarto año: Navidad
Capitulo 65: Cuarto año: Enero
Capitulo 66: Cuarto año: Febrero (parte 1)
Capitulo 67: Febrero (parte 2)
Capitulo 68: Cuarto año: Marzo
Capitulo 69: Cuarto año: Abril
Capitulo 70: Cuarto año: Separaciones
Capitulo 71: Cuarto año: Junio
Capítulo 72: Verano 1975
Capítulo 73: Quinto año: dinero
Capítulo 74: Quinto Año: Dolor
Capítulo 75: Quinto Año: La sorpresa
Capítulo 76: Quinto Año: Moony & amigos
Capítulo 77 : Quinto Año: Hermoso
Capítulo 78 : Quinto Año: Deseando y Esperando
Capítulo 79 : Quinto Año: Luna celosa
Capítulo 80 : Quinto Año: Fue la noche antes de Navidad
Capítulo 81: Quinto año: imperdonable
Capítulo 82: Quinto año: Consecuencias
Capítulo 83: Quinto año: Enero
Capítulo 84: Quinto año: Sentimientos heridos
Capítulo 85: Quinto año: Bombas de estiércol y armario de escobas
Capítulo 86: Quinto año: Dulces dieciséis
Capítulo 87: Quinto año: La mañana siguiente
Capítulo 88: Quinto año: Punto muerto
Capítulo 89: Quinto año: La semana anterior
Capítulo 90: Quinto año: Búhos
Capítulo 91: Quinto año: La semana después
Capítulo 92: Quinto año: Cierre
Capítulo 93: Verano 1976: Londres
Capítulo 94: Verano 1976: Los Potter
Capítulo 95: Verano 1976: Charlas de Paz
Capítulo 96: Sexto año: Septiembre
Capítulo 97: Sexto año: Octubre
Capítulo 98: Sexto año: Halloween
Capítulo 99: Sexto año: Fiestas y pústulas
Capítulo 100: Sexto año: Límites
Capítulo 101: sexto año: Nueva normalidad
Capítulo 102: sexto año: tartas de carne picada
Capítulo 103: sexto año: Doce noches
Capítulo 104: Sexto año: Mala luna ascendente
Capítulo 105: Sexto año: Derramando secretos
Capítulo 107: sexto año: Negociaciones
Capítulo 108: Sexto año: Mary, Mary
Capítulo 109: Sexto año: Heniokhos
Capítulo 110: Sexto año: Diecisiete
Capítulo 111 : Sexto Año: Separación
Capítulo 112 : Sexto Año: Apariciones
Chapter 113: Sexto Año: La caja
Chapter 114: Verano 1977: Parte uno
Chapter 115: Verano 1977: Parte dos
Chapter 116: Verano 1977: Parte tres
Capítulo 117 : Verano 1977: Parte cuatro
Capítulo 118 : Verano 1977: Parte cinco
Capítulo 119: Séptimo Año: De regreso a la escuela.
capítulo 120: séptimo año: truenos
capítulo 121: séptimo año: compra de plumas
capítulo 122: séptimo año: la mente maestra
capítulo 123: séptimo año: el caer de la oscuridad
capítulo 124: Séptimo Año: Navidad (Parte uno)
capítulo 125: séptimo año: navidad (parte dos)
capítulo 126: séptimo año: navidad (parte 3)
Capítulo 127: Séptimo año: responsabilidades
Capítulo 128: Séptimo año: Preparación
Capítulo 129: Séptimo año: Instinto
Chapter 130: Séptimo año: Castor
Capítulo 131: séptimo año: interludio
Capítulo 132: Séptimo año: Víctimas
Capítulo 133: Séptimo año: domingo por la tarde
Capítulo 134: Séptimo año: San Valentín 1978
Capítulo 135: Séptimo año: bromas internas del Merodeador
Capítulo 136: Séptimo año: Juegos mentales
Capítulo 137: Séptimo Año: Remus el mártir
Capítulo 138 : Séptimo Año: Esperanza
Capitulo 139: Séptimo Año: Borrachos
Chapter 140: Séptimo Año: Ideas brillantes
Capítulo 141: Séptimo año: Star star
Capítulo 142 : Séptimo Año: Visitas al hospital
Capítulo 143 : Séptimo Año: Colapso
Capítulo 144 : Séptimo Año: Decisiones
Capítulo 145 : Séptimo Año: Lo que nos falta
Capítulo 146 : Séptimo Año: Superego
Capítulo 147 : Séptimo Año: Noche y día.
Capítulo 148: Séptimo Año: La final
Capítulo 149 : Séptimo Año: Legado, parte uno.
Capítulo 150: Séptimo Año: Legado, parte dos.
Capítulo 151 : La guerra: Julio, 1978.
Capítulo 152 : La guerra: Infiltración
Capítulo 153 : La guerra: Frente interno
Capítulo 154: La guerra: Otoño, 1978
Capítulo 155: La guerra: Invierno, 1978-1979
Capítulo 156: La guerra: El Cuartel General del Auror
Capítulo 157: La guerra: Manada
Capítulo 158: La guerra: Cautivo
Capítulo 159: La guerra: Sumisión
Capítulo 160: La guerra: Infantería
Capítulo 161: La guerra: Luna sangrienta
Capítulo 162: La guerra: La historia de Moony
Capítulo 163: La guerra: Finales de la primavera, 1979
Capítulo 164: La guerra: Verano de 1979
Capítulo 165: La guerra: Dulce et Decorum est
Capítulo 166: La guerra: Otoño, 1979
Capítulo 167: La guerra: Invierno, 1979
Capítulo 168: La guerra: Primavera y verano de 1980
Capítulo 169: La guerra: Otoño e invierno 1980
Capítulo 170: La guerra: Invierno de 1980 y primavera de 1981
Capítulo 171: La guerra: Triaje
Capítulo 172: La guerra: Verano, 1981
Capítulo 173: La guerra: Otoño, 1981
Capítulo 174: Armisticio
Capítulo 175: 1982
Capítulo 176: 1983
Capítulo 177: 1985
Capítulo 178: 1986
Capítulo 179: 1987
Capítulo 180: 1989
Capítulo 181: 1990
Capítulo 182: 1991
Capítulo 183: Verano 1993
Capítulo 184: Verano 1994
Capítulo 185: Principios de 1995
Capítulo 186: Verano 1995: Grant
Capítulo 187: Verano 1995: Sirius
Capítulo 188: Hasta el final

Capítulo 106: Sexto año: Una larga noche

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By zszyam

Ella no era lo que esperaba. Bueno, no sabía qué esperar, pero ciertamente no eso. Tenía un cuerpo pequeño, aun que tenía el porte de alguien mucho más alto. Sus afilados rasgos angulosos se veían mucho más severos debido a su cabeza rapada y sus enormes ojos gris niebla que se enfocaron en él con un destello de depredador. Tenía la boca ancha y su labio se había partido en algún momento y había sanado mal. Ella también tenía cicatrices; tantas como él, pero casi invisibles bajo un complejo encaje de pequeños tatuajes circulares, que giraban en espiral a través de su piel curtida por la intemperie en secuencias imposibles de rastrear.

— Remus Lupin — dijo, en voz baja y grave. Tenía una sonrisa horrible y amenazante. Ella mostró todos sus dientes, que estaban en mal estado, descoloridos y desiguales. — Te he estado esperando, querido.

Sacó su varita de inmediato, adoptando una postura de duelo.

— ¡Tira eso! — Ella gruñó, levantando una mano - sus uñas eran largas, amarillas y con forma de garras, llenas de suciedad.

Su varita cayó al suelo y él jadeó sorprendido. Remus estaba congelado en el lugar. Ella estaba a solo unos metros de distancia, y su varita estaba al alcance, pero no podía mover un músculo. Ella se rió, su aliento rígido y blanco en el aire invernal — Te vi aquí en Nochebuena — dijo. Señaló el callejón oscuro, — Te vi allí, con el humano. Los seguí a los dos.

— ¿Qué quieres? — Preguntó, firmemente, mirándola hacia abajo. Era repulsiva, impura; su capa era de piel de animal enmarañada y pesada, plagada de piojos y otras alimañas. Apestaba a bosque, podredumbre y sangre. A pesar de esto, algo lo atrajo, algo familiar, seguro y acogedor. Manada, le dijo el lobo, en forma de gruñido bajo algún lugar de su interior. Manada.

— Nosotros te queremos a tí, hermano. — Dijo, dando un paso adelante.

Ella bajó la mano y él sintió una especie de relajación en los músculos y retrocedió automáticamente.

— ¿Nosotros? — Preguntó, encontrando coraje ahora que podía moverse de nuevo. Él agarró su varita y ella se lo permitió.

— Nosotros. — Dijo, dando un paso adelante de nuevo. Caminaba con un pie delante del otro, como un animal. Sus pies estaban descalzos sobre los adoquines, negros de suciedad.

— ¿Quiénes son 'nosotros'? — Preguntó, mirando hacia atrás, rápidamente. Casi estaba en la puerta. Si retrocedía lo suficiente, sería visible desde el interior de las ventanas del pub.

— Tu familia, Remus Lupin.

— ¿Ah sí? — Preguntó, todavía distraído por su avance hacia el pub. Tenía que acercarse a la gente. — Bueno — intentó sonreír — si somos familia, será mejor que te invite a una copa...

— Apestas a terror humano, Remus Lupin. — Dijo, inclinando la cabeza hacia un lado.

— Lo siento — dijo, encogiéndose de hombros. — ¿Quieres beber o no?

— Si tú quieres.

— Genial... — abrió la puerta con cierto alivio y entró en el mugriento pub. Jamás se había sentido realmente "seguro" en The Hog's Head, pero nunca se había sentido tan feliz de estar rodeado de otros magos; oscuros o no. Quizá hubieran cinco o seis personas, incluido el viejo barman de barba blanca. Algunos clientes levantaron la vista por debajo de sus capuchas cuando entraron los dos hombres lobo, pero si tenían alguna idea sobre la situación, no dieron señales de ello.

Se sentó en una mesa, sin apartar los ojos de Remus por un momento. No pidió bebidas, simplemente se sentó frente a ella. Colocó ambas manos sobre la mesa, sintiendo que esta era la opción más segura; esperando que ella se diera cuenta de que no estaba planeando atacar.

— Entonces. Sabes mi nombre. ¿Cuál es el tuyo? — No sabía de dónde había venido esa actitud arrogante, si era una locura momentánea o simplemente el resultado de su propia estupidez, pero lo mantenía a salvo por ahora.

— Livia.

— ¿Livia...?

— No necesitamos otros nombres. Pertenecemos a la manada.

— Claro. Ok. Entonces ... ¿Te envió la manada?

— Me envió mi padre.

— Greyback.

Ella no respondió, solo siguió mirándolo con sus ojos extraños y violentos. Ella no pertenecía al interior, pensó. La cola de su capa estaba cubierta de barro y la suciedad manchaba las partes visibles de su piel. De cerca, pudo ver que sus tatuajes no eran simplemente círculos, eran fases lunares. — ¿Greyback es realmente tu padre? — Preguntó Remus, manteniendo su voz baja.

— Él es nuestro padre. — Ella dijo.

— Pidan algo o váyanse. — El hombre alto y anciano del bar apareció a su lado. Remus lo miró, deseando saber cómo transmitir sus pensamientos.

— Er... Una cerveza de mantequilla, por favor.

Livia no dijo nada, y el barman no la cuestionó, solo chasqueó los dedos y apareció la botella. Se alejó arrastrando los pies, de vuelta detrás de la barra. Remus limpió el borde de la botella con cautela y tomó un sorbo. Era demasiado chicloso y no estaba suficientemente frío. — Está bien — le dijo a Livia de nuevo, — Estás en la manada de Greyback. Eso eh... ¿Debe ser agradable? ¿Acaso tú... -

— Yo te llamé, Remus Lupin. — Livia interrumpió, recostándose en su silla. Remus estaba convencido de que aún no la había visto parpadear. — Te escuché llamarme, cantaste hermoso.

— Quieres decir en la luna...

— Esperé todo lo que pude, pero la caza era demasiado buena y tenía hambre… — sus ojos brillaron intensamente, como si el recuerdo aún estuviera muy fresco — ¿Por qué no viniste a mí? No te encerraron; Seguí tu olor durante días.

— No soy un asesino. — Él dijo. — Yo no cazo.

Ella rió.

— Que locura. ¿Qué te han hecho, pobre hermano? Mi padre me dijo que habías sufrido a manos del humano, pero no sabía cuánto.

— Yo no sufro. — Remus respondió, indignado. — He tenido suerte. Ellos me cuidan.

— Pobre chico — dijo con tristeza — no lo sabes. Pero, por supuesto, eso no es culpa tuya. '¿Cómo podrían ver algo más que las sombras si nunca se les permitió mover la cabeza?'

— ¿Platón? — Remus se sentó, curioso — ¿Greyback te permite estudiar filosofía muggle?

— Mi padre no me pone limitaciones. Mi padre desea que sea libre, fuerte y sabia.

— Y una asesina.

— Los lobos no pueden asesinar. Tú lo sabes, Remus Lupin.

— Pero no somos lobos, ¿verdad? — Él susurró. — No todo el tiempo.

— Somos lo que somos. — respondió. Ella estaba disfrutando esto, podía decirlo. — Puedes ponerte ese uniforme y agitar tu tonta varita, pero sabes que tienes más en común conmigo que con nadie más en ese castillo. — Se lamió los labios — He venido a llevarte a casa, Remus Lupin.

— ¿Por qué ahora?

— Es el momento adecuado — ladeó la cabeza — mi padre prefiere esperar hasta que seamos mayores de edad, para que lleguemos a él con una verdadera comprensión de nuestro lugar en el mundo; el lugar que la inmundicia humana nos ha impuesto. Pero el tiempo es corto para todos nosotros, estos días.

— No voy a ir contigo. — Él dijo. — Pertenezco aquí. Soy un mago.

Ella se rió de nuevo, una risa gutural y profunda que resonó en su pecho y habló de largos inviernos fríos en entornos duros e implacables.

— Un mago — escupió con pesar. — ¡Pensar que una bestia magnífica como tú aspira a ser una criatura así! No conoces la mitad del poder que tienes, Remus Lupin. Tampoco Dumbledore.

— Todavía no voy a ir a ninguna parte.

— Padre sospechaba que sería difícil. Está muy ansioso por conocerte.

Eso envió un escalofrío por la espalda de Remus. Ella sonrió de nuevo, leyéndolo como un libro. Remus tragó, secamente, ignorando la cerveza de mantequilla ahora.

— Me gustaría conocerlo. — Respondió él con rigidez.

— Con el tiempo — asintió con la cabeza — una vez que hayas llegado a comprender tu lugar.

— ¿Cómo es él? — Remus apenas respiró la pregunta. Los ojos de Livia brillaron y tuvo la impresión de que ella no podía verlo; estaba imaginando algo maravilloso.

— Es magnífico.

— ¡¿Piensas eso…?! — Remus apenas pudo ocultar la emoción de su voz — ¿Lo llamas tu padre, después de lo que te hizo?

— Él me elevó. — Ella siseó, sus ojos se enfocaron de nuevo, las cejas fruncieron el ceño — Él me dio el mejor regalo. Y te lo dio a ti, Remus Lupin. Tu padre te está llamando para ir a casa.

— Y para eso estás aquí, ¿verdad? — La miró de arriba abajo. Ella se encogió de hombros.

— Mi padre esperaba que yo fuera la indicada para persuadirte. En Nochebuena supe que estaba equivocado, no sabíamos que tus deseos estaban en otra parte. — Ella se lamió los labios de nuevo, sus ojos recorriéndolo — Esto no será un problema, debería decírtelo. La manada no discrimina. Encontrarás a alguien de tu gusto.

— No voy a ir. — El Repitió. — Puedes decirle eso. Y quiero que te vayas antes de la próxima luna.

— No te hagas ilusiones, mi querido hermano — ella arqueó una ceja — Estoy aquí por petición de mi padre. Vine a hablar contigo y nada más.

— ¡Asesinaste a una mujer!

— Los lobos no pueden asesinar, Remus Lupin. Te esperé. Cuando no viniste, seguí mi naturaleza. No es fácil, lo sé. Aprender que el mundo no es lo que parece es muy doloroso. Pero aprenderás. Y vendrás a nosotros.

Marcó un ritmo en la mesa empapada de cerveza con sus asquerosas uñas, y una vez más Remus se encontró congelado en su lugar. Ella sonrió y le pasó una garra ennegrecida por el brazo, lentamente. Era espantoso, vil, repugnante, le ponía la piel de gallina, pero no podía escapar.

— Te atraparán, así — susurró — Te enjaularán, te encadenarán y atarán hasta que estés medio loco de hambre. Serás golpeado y traicionado. Estarás solo y vivirás con miedo. Esta es una promesa, Remus Lupin.

Su corazón martilleaba contra su caja torácica, estaba mareado de terror, pero aún no podía moverse, ni hablar ni reaccionar. Ella le clavó las uñas en el brazo y él no pudo gritar, pero las lágrimas de dolor brotaron de sus ojos cuando gotas de sangre oscura burbujearon a través de su piel rota. — Y vendrás a nosotros, arrastrándote, derrotado, y tu padre te recibirá con los brazos abiertos y el amor de la manada. Nunca volverás a sentirte solo.

*Crack*

Alguien apareció en el pub y llamó la atención de Livia. Remus no podía girar la cabeza para ver, pero ella lo hizo, todavía agarrando el brazo de Remus con todas sus fuerzas, su rostro se volvió amargo y enojado.

— ¡Argentum creo! — Gritó una voz ronca, y Livia chilló, soltando a Remus y cubriéndose la cara mientras las cadenas de plata brotaban del encantamiento, enroscándose alrededor de su cuello y brazos. Gimiendo de dolor, le siseó a Remus.

— ¡Te veré pronto, hermano!— Antes de desaparecer, con un *Crack* abrasador.

Las cadenas de plata cayeron al suelo cubierto de serrín como una serpiente reluciente, y Remus se desplomó hacia adelante, finalmente libre. Se apartó de su salvador y vomitó, su brazo palpitaba y la plata hacía que su cabeza diera vueltas.

— Finito. — Dijo la misma voz ronca, haciendo que las cadenas (y el vómito) desaparecieran en un instante — Lo siento, Remus.

Leo Ferox se sentó en el asiento de enfrente, donde Livia había estado solo unos segundos antes. Remus lo miró parpadeando con los ojos llorosos, sacudió la cabeza y se secó la boca rápidamente.

— Está bien... — gruñó, sintiéndose débil y sacudido hasta la médula. — Gracias.

— ¿Estás bien? — Preguntó Ferox, sus ojos azules llenos de preocupación paternal.

— Creo que sí, es solo la plata... — Remus asintió, agarrándose del brazo y tomando un trago rápido de cerveza de mantequilla para aclarar el sabor amargo de su boca. — Sí, eso — Asintió de nuevo.

— Bien. — El rostro de Ferox se volvió severo. Se inclinó sobre la mesa y le dio una palmada a Remus en la parte posterior de la cabeza. Remus gritó y se agachó, más por el shock que por el dolor. Miró a Ferox, herido. Su antiguo maestro le devolvió la mirada — ¡Entonces puedes decirme qué demonios crees que estás haciendo!

— Yo estaba... ella era...

— Sé exactamente lo que ella es. La hemos estado rastreando durante semanas.

— ¿Quiénes?

—Moody y yo —dijo Ferox con impaciencia, como si ese no fuera el punto—, ¿No te dije lo peligroso que era Greyback? ¡¿No fui claro?!

— Fuiste claro. — Remus frunció el ceño. — Pero puedo tomar mis propias decisiones.

— Obviamente. — Ferox gruñó.

El barman alto, de barba blanca, apareció junto al hombro de Ferox, con un vaso de whisky de fuego. Ferox lo aceptó y lo bebió de una. —Gracias, Aberforth — asintió con la cabeza al camarero, quien asintió y se alejó arrastrando los pies de nuevo. Ferox negó con la cabeza, todavía enojado — Tienes suerte de que te haya visto. ¡Tienes suerte de que él supiera lo suficiente como para ponerse en contacto con Moody antes de contactar a alguien más!

— ¿Por qué, quién es él? — Remus se volvió para mirar.

— No importa. — Ferox espetó, llamando la atención de Remus. — Pero tienes mucha suerte.

— ¡Bien bien! — Remus miró sus manos. Su brazo había dejado de sangrar, pero le dolía de manera muy desagradable. Quién sabía qué tipo de suciedad tenía debajo de las uñas. — Lo siento.

— ¡Lo siento no es suficiente, Remus! — Ferox suspiró profundamente. — ¡Fuiste estúpido y descuidado, y te podrían haber matado! ¿Sabes lo que quieren? ¡¿Sabes por qué te estaban esperando?!

— Sí. — Él respondió, groseramente, cruzando los brazos, con cuidado de no golpear al que le dolía — Ella me lo dijo.

Ferox resopló, furioso.

— ¡Quieren convertirte en uno de ellos!

— ¡Ya soy uno de ellos! — Remus gritó, levantándose tan rápido que su taburete voló hacia atrás, repiqueteando en el sucio piso del pub y atrayendo la atención de todos. A Remus no le importaba. Se dirigió a la puerta. Ferox lo siguió afuera. Remus caminó más rápido, dirigiéndose a Honeyduke's — Tú no eres mi papá. ¡Ya ni siquiera eres mi maestro, así que lárgate y déjame en paz!

Su terror se había convertido en rabia rápidamente, su cabeza todavía palpitaba por la plata y por haber sido abofeteado (como hacía la maldita Matrona, los malditos adultos son todos iguales), su brazo dolía y picaba más que nunca. Y Remus no era rápido en sus pies en el mejor de los casos. Ferox lo alcanzó fácilmente. Agarró su hombro.

— ¡Oi! Mira, tal vez fui un poco duro, pero... ¡Jesucristo, Lupin! Nos diste a todos un gran susto.

Remus se detuvo en eso.

— ¿A todos?

Ferox suspiró de nuevo.

— Vamos. Será mejor que te lleve de regreso al castillo. Hay algunas personas esperándote.

Antes de que comenzaran a caminar de regreso, Ferox lanzó un patronus, un pájaro enorme de patas largas, para enviar un mensaje a Hogwarts de que ambos estaban a salvo.

— Dumbledore lo sabe, entonces. — Remus suspiró.

— Me temo que sí.

— Y McGonagall, supongo.

— Tendrás muchos castigos, Remus, no te mentiré.

Remus resopló y miró a Ferox correctamente por primera vez. En realidad, no tuvo que mirar hacia arriba. En los dos años transcurridos desde la última vez que se vieron, Remus se había puesto a su altura. Estaban cara a cara. Ferox todavía tenía el cabello dorado, era bastante guapo y estaba curtido por el clima, pero ya no era el héroe que Remus adoraba a los trece años. Era solo un hombre, un soldado en una guerra, como todos ellos.

— Lo siento mucho. — Remus dijo: — Sabía que era estúpido, ni siquiera puedo explicarme.

— Ah, no tienes que hacerlo, muchacho — Ferox le dio una palmada en el hombro — Es natural, sabiendo lo que sabes de él.

— Nunca había conocido a otro... hombre lobo... antes. — Él dijo. — ¿Son todos así?

Ferox lo miró de reojo.

— ¿Qué piensas?

Remus pensó en esto mientras caminaban, y finalmente negó con la cabeza.

— No, supongo que no pueden ser todos así. — Suspiró — Hay gente buena y mala. Magos buenos y malos. ¿Por qué los monstruos deberían ser diferentes?

— Remus, mi viejo amigo, si pudieras hacer que todos los demás entendieran eso, entonces no habría ninguna guerra.

...

Fue llevado directamente a la oficina de Dumbledore. Remus nunca había estado dentro antes, y estaba casi tan ansioso como lo estaba antes de conocer a Livia. Era una habitación ventilada de techos altos con retratos que cubrían las paredes y armarios llenos de extrañas curiosidades. Terriblemente, Dumbledore estaba solo, sentado en su escritorio, escribiendo en un largo pergamino. Remus se quedó en silencio durante al menos cinco minutos.

— Señor Lupin. — El director dijo, finalmente. — Parece que siempre nos encontramos en las condiciones más desagradables.

— Sí. Supongo que sí. — Remus asintió. Había tenido una noche muy mala como para preocuparse por lo que Dumbledore fuera a decirle. Dije que lucharía por tu maldita causa, viejo, ¿Qué más quieres?

Dumbledore observó su indiferencia con atención.

— Has hecho algo muy peligroso esta noche.

— Sí — levantó el brazo vendado.

— Sabes que no es a eso a lo que me refiero.

— Lo sé. — Remus respondió, bajando la cabeza, tratando de parecer arrepentido. Si no hubiera tenido la oportunidad de calmarse con Ferox, entonces podría tener mucho más que decir. Solo pudo pensar; Lo sé, profesor, sé que no se está refiriendo a ningún daño corporal que pueda haber tenido. Esa es claramente la menor de sus preocupaciones, considerando que me he estado destrozando a mí mismo durante ocho años antes de que alguien decidiera intervenir.

Dumbledore, por supuesto, no sabía sobre el secreto de los merodeadores. Bien pudo haber sabido sobre los esfuerzos de Madame Pomfrey para ayudar a Remus, pero si lo sabía, no mostró interés alguno.

Así que Remus se calló y aceptó su castigo, esperando que eventualmente Dumbledore lo liberara y pudiera volver a la cama. Hubo una conferencia sobre responsabilidad y madurez. Un severo recordatorio de que la guerra es más grande que él y que sus propios motivos personales no importaban. 'Todos tenemos que hacer sacrificios...' (Sí, Remus se burló, interiormente, algunos más que otros, presumiblemente).

— ¿Entiendes, Remus?

— Sí, director.

Después de eso, tuvo que darle a Dumbledore un relato detallado de todo lo que él y Livia habían discutido. No era mucho, Remus no pudo evitar sentirse un poco decepcionado por lo poco que había aprendido él mismo. Sin embargo, Dumbledore parecía complacido, Dumbledore siempre parecía ser una cosa u otra. Varios de los relojes en una de las vitrinas comenzaron a sonar, y Remus se dio cuenta de que eran las tres de la mañana. Reprimió un bostezo.

— Sí — asintió Dumbledore, como si Remus acabara de hacer un punto muy interesante — Quizás eso sea suficiente por esta noche. Puede irse a la cama, señor Lupin.

Remus asintió adormilado y se puso de pie, frotándose la cadera que estaba rígida por estar sentado en los duros asientos de madera toda la noche.

— ¿Profesor? — Preguntó, justo antes de irse. Dumbledore había vuelto a escribir cartas y no había hecho ninguna señal de haber escuchado al chico, así que Remus continuó de todos modos — Livia dijo que no sabía ni la mitad del poder que tenía. Y podía hacer magia sin varita y magia sin palabras, y…

— Sus talentos no eran nada fuera de lo común, Sr. Lupin — respondió Dumbledore, sin mirar hacia arriba — Claramente ha estudiado las artes oscuras y puede ser particularmente talentosa. No te preocupes.

— Ok entonces. — Remus respondió, aún más decepcionado. — ¿Está er... el profesor Ferox todavía está aquí?

— El señor Ferox se quedará en Hogsmeade unos días más. Buenas noches, Remus.

— Um... buenas noches, director.

La profesora McGonagall lo estaba esperando fuera de la oficina. Parecía furiosa, pero no dijo nada.

— Estoy segura de que ya has tenido suficientes reprimendas por una noche. — Dijo ella con rigidez.

— Oh — suspiró Remus — Puedo tomar un poco más, si eso la hace sentir mejor.

Ella enarcó una ceja, hizo una reverencia, pero siguió caminando. Cuando llegaron al agujero del retrato, ella se detuvo y dijo:

— Dos meses de detención, todas las noches excepto lunas llenas. Y diles a esos chicos que se vayan a la cama de inmediato.

Se arrastró hasta la sala común y encontró a James, Sirius y Peter allí, esperando en pijama. James caminaba junto a la chimenea, Peter estaba tratando de no quedarse dormido, apoyándose en su codo, y Sirius, que había estado sentado muy erguido en un sillón, se puso de pie de un salto en el momento en que vio a Remus.

— ¡¿A qué crees que estás jugando?! — Gritó, cruzando la habitación a grandes zancadas: — ¡Huyendo por tu cuenta!

— Por favor, no lo hagas, Padfoot, estoy hecho polvo... — Remus suspiró, haciendo una mueca. Le estaba dando dolor de cabeza. Solo quería irse a dormir, suficiente charla por esta noche.

— ¿Tienes alguna idea de lo que fue descubrir que te escapaste? — Sirius gritó. Remus le arqueó una ceja.

Sirius parpadeó y dio un paso atrás, un poco, mirando hacia abajo. — Para todos nosotros, quiero decir.

— Puedo imaginarlo. — Remus dijo: — Y lo siento, pero por favor, ¿Puedo irme a la cama? Puedes retarme por la mañana.

— Sí, cálmate, Black. — James se acercó y puso una mano sobre el hombro de Sirius. Sirius se encogió de hombros, agitado. James suspiró, quitándose las gafas. — Es tarde, estamos todos cansados. ¿Seguro que estás bien, Moony?

— Estoy bien. — Remus asintió, sintiéndose muy, muy agradecido con James Potter.

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