«Tras la conducta de cada uno depende el destino de todos»
—Alejandro Magno.
Trazo una línea perfecta a través del lienzo blanco. El color azul turquesa resalta combinado con el blanco y sonrío ligeramente.
—¿Un nuevo cuadro? —inquiere papá ingresando a la habitación que me habían acondicionado como estudio—. Vaya, parece que estás inspirada.
—Algo así —respondo lavando el pincel dentro del pequeño recipiente de agua.
—¿Cómo se encuentra Dereck? —giro hacia él cuando pregunta aquello.
—Está bien, la alergia desapareció —afirmo tomando el paño para secar la brocha.
Quería pensar que estaba bien, no habíamos hablado tanto como me hubiese gustado, y siendo sincera, no creí que se retractara tan de prisa de la sospecha que tenía contra su padre.
—¿Todo bien cariño? —Papá se acerca, toma uno de los bancos que están contra la pared y lo arrastra hasta llegar a mi lado—. Luces preocupada.
—Sigue en su casa —Lo miro adoptar un gesto comprensivo—. Hablaste con los señores Lewis, papá...
—Escucha, cielo, no es tan fácil salir de un sitio así.
—Pero tiene ayuda, los señores Lewis le están brindando todo el apoyo del mundo, tiene a sus amigos, a mí, ¿por qué no solo se marcha? ¿Por qué...? —Me detengo sintiéndome repentinamente desesperada. Papá toma una inhalación, extendiendo una de sus manos para conseguir tomar la mía.
—Halley, salir de una situación de maltrato, de cualquier tipo, no es una tarea sencilla. Por más evidente que sea, no es fácil. Los agresores saben cómo mantener el control, saben qué hacer y qué decir, no puedes culpar a Dereck por volver.
—Pero...
—Él está inmerso en un círculo de violencia, Halley. Es todo lo que conoce, incluso me atrevo a pensar que ni siquiera es consciente de las decisiones que toma. Ha estado bajo el control de su padre toda la vida, ese hombre sabe cómo manipularlo, sabe que comienza a perder control sobre él porque seguramente nadie se ha preocupado por Dereck como ahora.
—Por esa misma razón debería ser sencillo ¿no es cierto? Tiene a personas que podrían sacarlo de ese sitio.
—No es tan sencillo como decidir marcharse o no, vivir tanto tiempo de esa manera destruye, a veces no hay que esperar a que la persona decida salir, a veces hay que obligarlos.
—¿Qué quieres decir? —cuestiono.
—Callar también nos convierte en cómplices. —Se incorpora, dejando un par de palmaditas sobre mi hombro—. Luke está pensando en hablar con algún tutor en la escuela de Dereck, tal vez podrías ayudarlo con eso.
—Dereck no quiere...
—Evidentemente no va a querer, y puede que incluso tenga reproches en contra de las personas que se atrevan a alzar la voz por él —dice con suavidad—. Pero a veces no tenemos otra opción.
Dibuja una sonrisa cálida y luego se marcha, el silencio de la habitación me envuelve y me abruma al mismo tiempo.
"Puede que incluso tenga reproches en contra de las personas que se atrevan a alzar la voz por él"
No era una probabilidad, eso es algo seguro. Bastaba con recordar la manera en la que se molestó con Jennifer por haberle dicho sobre lo que ocurría en su vida, y la manera en la que su relación pareció fracturarse por eso.
¿Qué ocurriría si me atreviera a decirle a alguien con mayor autoridad? ¿Si decidiera evidenciar todo lo que sufre?
Te odiaría.
El cuadro frente a mí pierde color, la inspiración se esfuma en cuestión de segundos y termino lanzando el pincel contra el lienzo que se impregna de pequeñas marcas de agua.
Pero ¿Cómo podría continuar sabiendo que el chico del que estoy enamorada sigue viviendo en un completo infierno?
—¿Cómo estás? —Lucie sonríe hacia Dereck cuando ambos aparecemos en el comedor. Por primera vez luce verdaderamente amable, y eso es sorprendente—. Cuando Colton me lo dijo, me preocupé.
—Estoy bien, Lucie —responde Dereck con una leve sonrisa—. No fue tan grave.
—Claro que lo fue —señala Colton—. Fue grave, no dejes que te engañe, cariño.
Su novia lo mira, la mesa se sume en un breve silencio que se torna incómodo.
—¿Han empezado con sus ensayos para la universidad? —inquiero intentando romper el hielo.
—Ni lo menciones —Lucie echa la cabeza hacia atrás—. No sé cómo esperan que redacte algo tan perfecto. Apenas tenemos dieciocho ¿Cómo esperan que sepamos lo que queremos para el resto de nuestras vidas?
—La idea de un año sabático no suena tan mal —interviene Jennie quien había permanecido en silencio hasta entonces—. Es demasiada presión.
—¿Año sabático? —inquiere Dereck—. ¿De verdad?
—No creo que pase algo malo por tomar un poco más de tiempo para analizar lo que realmente deseo hacer. No quiero llegar a la mitad del camino y darme cuenta de que me he equivocado. ¿Imaginan lo horrible que sería eso?
—No tiene por qué ser horrible, siempre hay la opción de comenzar de nuevo —intervengo—. La vida no solo consta de un camino.
—Dereck, tu chica sí que es sabia —sonrío con algo de vergüenza cuando Colton habla. Antes de que pueda dar una respuesta, siento el brazo de Dereck cruzarse por mi espalda, y me apega a su cuerpo.
—¿Verdad que sí? Es sabía y talentosísima. —pronuncia antes de dejar un beso en una de mis mejillas.
—Oh, son tan adorables —dice Lucie con una sonrisa, ladea ligeramente la cabeza mientras junta las manos y suelto una leve risa cuando Dereck resopla.
—No finjas, Taylor —objeta reteniendo la risa.
El almuerzo pasa con normalidad, los amigos de Dereck poco a poco se volvían más agradables, y era cómodo pasar tiempo con ellos.
—He querido preguntarte algo —lo observo mientras caminamos por el pasillo, rumbo a nuestra última clase—. Es sobre...
—¡Halley! —Dereck deja de hablar cuando una voz me llama, volteo y miro a Zane caminar con prisa hacia nosotros.
—Hola, Zane —saludo—. ¿Qué pasa?
—Solo quería decir que el cuadro fue estupendo —expresa—. A mi madre le encantó y quería saber si había manera de que pudieras realizarme un par más.
—Claro, solo necesito los detalles.
—Te los haré llegar —su mirada viaja hacia Dereck, una sonrisa más fría se filtra en su gesto—. Jones.
—Hola, Zane —saluda con un fingido tono de amabilidad.
—¿Ustedes...?
—Si —el brazo de Dereck se envuelve alrededor de mi cintura, me apega a su cuerpo sujetándome con algo de firmeza—. ¿No lo sabías?
—No —fija la atención en mí—. Supongo que ¿felicidades?
—Gracias —sonrío por educación. Zane me dedica un gesto de adiós, y luego se marcha—. ¿Qué ha sido eso?
—Es un idiota, ¿cómo son amigos? —arqueo una de mis cejas.
—Puedo preguntar lo mismo sobre Lucie ¿no lo crees? —él ríe—. No quiero decir que ella sea idiota, solo...—ríe con más fuerza interrumpiéndome.
—Sí, supongo que hay cosas que no se explican. —admite.
—¿Qué es eso que querías preguntarme? —Él parece recordar.
—¿Te gustaría venir a cenar a la casa esta noche? —cuestiona y percibo cierto grado de emoción en su voz—. Papá y Gema insisten.
La pregunta me toma por sorpresa, son un par de segundos en los que permanezco en silencio, pero él parece tomarlo como una respuesta.
—No tenemos que hacerlo sino quieres, les diré cualquier cosa para...
—No —lo interrumpo—. Me gustaría ir a cenar.
El alivio se filtra en su rostro, su cuerpo se relaja mientras asiente.
—¿Paso por ti?
—Estoy segura de que mis padres podrán llevarme, o tal vez me adueñe del auto —manifiesto—. Entonces ¿a qué hora?
—A las ocho —toma una de mis manos—. Y quiero presentarte como mi novia.
—Dereck...
—Sí, sé que es apresurado y que probablemente estamos yendo demasiado rápido, pero...—toma una corta inhalación—. Pero te quiero y esto es nuevo para mí porque nunca he conocido a alguien que...
Mis labios se encuentran con los suyos, obligándolo a guardar silencio.
—Hablas mucho cuanto te pones nervioso —susurro a escasos centímetros de sus labios—. Me encantaría que me presentaras como tu novia, aunque...esperaba una propuesta un tanto más romántica ¿ya sabes?
Se aleja algunos centímetros, riendo ante mi comentario.
—El romanticismo y yo no nos llevamos demasiado bien —admite—. Me alegra muchísimo que aceptaras.
La campana suena justo en ese instante. Se inclina con ligereza para dejar un nuevo beso contra mis labios, y luego se aparta.
—Te veo a las ocho —murmura.
—Te veo a las ocho —repito.
Continúo con mi camino cuando él me da la espalda, y no hace falta decir que, por el resto del día, me fue imposible dejar de sonreír.
Cuando papá estaciona el auto afuera de la casa de Dereck, el nerviosismo me invade. Dice que lo llame apenas decida marcharme y aguarda en la entrada hasta que Dereck abre la puerta.
—Hola —saluda con una pequeña sonrisa—. Estás bellísima.
Se inclina hacia adelante dejando un beso en mis labios, porta una camisa en color negro que se ajusta perfectamente a su cuerpo. Parece que los entrenamientos con Luke comienzan a evidenciarse en él y me obligo a mí misma a decir algo para no dejarme en evidencia.
—Gracias —él se aparta, permitiéndome el acceso a la casa.
—Patrick, ha llegado —una mujer aparece en la sala. Es joven, no aparenta más de treinta años y sonríe con entusiasmo mientras se acerca. La reconozco por el hospital, no hablamos y me atrevo a pensar que no se dio cuenta de mi presencia entonces—. Eres muy bonita, es un gusto conocerte.
—Muchas gracias, no podía rechazar una invitación para cenar.
—Halley, ella es Gema —la presenta Dereck, un pequeño niño aparece bajando las escaleras—. Y él es Austin.
Lo reconozco de varias fotografías que Dereck me ha enviado, sonríe con timidez mientras su madre habla sobre la cena que ha preparado.
—Y creo que ya conoces a mi padre—. Probablemente nunca me había costado fingir amabilidad con alguien como ocurrió cuando el señor Jones se plantó frente a nosotros.
Sonríe con amabilidad. Habíamos intercambiado algunas palabras en el hospital, un par de saludos y fue todo.
—Un gusto, señor Jones —extiendo la mano hacia él y la acepta.
—El gusto es nuestro, Dereck ya se había tardado en traerte a la casa —expresa son una sonrisa amable—. Adelante, la cena nos espera.
Nos acomodamos en los asientos, Austin parece haber perdido la timidez porque se coloca a mi costado hablando de las cosas que él y Dereck hacen, me enseña los dibujos aun cuando su madre le dice que no es momento, pero es adorable escuchar como habla sobre Dereck.
Durante la cena, Gema es la que más habla, parece de verdad interesada en todo lo relacionado con Dereck. El señor Jones interviene algunas veces contestando las preguntas que les hace, y algunas otras que dirige hacia mí.
Si no supiera todo lo que ese hombre hace, realmente creería la faceta de hombre de familia encantador que muestra. Es escalofriante la manera en la que parece desenvolverse, escondiendo al padre violento que es con Dereck.
"Los agresores saben cómo mantener el control, saben qué hacer y qué decir."
"Ese hombre sabe cómo manipularlo, sabe que comienza a perder control sobre él porque seguramente nadie se ha preocupado por Dereck como ahora."
Y ahora, mirando a Dereck interactuar con su padre, confirmo todas las palabras que papá dijo el día anterior. Y la idea de que tengo que hacer algo, lo que sea, para librarlo de este sitio, se vuelve más fuerte que nunca.
Cuando la cena acaba, Dereck y yo subimos a su habitación.
—Tienes buen gusto decorativo —expreso cuando ingresamos. La habitación es sencilla, hay varios posters de bandas y motocicletas pegadas en la pared, un escritorio sorprendentemente ordenado, un estante con algunos libros y figuras de acción y la cama justo en el medio.
—No siempre suele estar tan ordenado —admite colocándose en el borde de la cama—. ¿La pasaste bien?
Parece realmente interesado en conocer la respuesta.
—La estoy pasando bien —respondo colocándome a su lado—. Gracias por invitarme.
Sonríe levemente, coloco una de mis manos sobre la suya antes de atreverme a preguntar.
—¿Has hablado con los señores Lewis? —Su gesto cambia de inmediato.
—No. No he ido al club —confiesa—. Lo que dije...no fue algo agradable y me siento avergonzado. Han hecho demasiado por mí, más que cualquiera y no merecían eso.
—Seguro pueden entenderlo.
—Creo que terminé decepcionándolos —suspira con pesar—. Puede que tal vez ya no quieran hablar conmigo.
—Oh, por favor. Eso sería imposible, te quieren demasiado y están preocupados, de hecho, todos lo estamos.
Dereck mira hacia la puerta por algunos segundos, se incorpora rompiendo el agarre en nuestras manos y mira hacia las escaleras, cuando parece asegurarse que nadie está cerca, cierra.
—Ha estado bien, Halley. No tienen nada de qué preocuparse. Ha empezado con la terapia, al día siguiente de salir del hospital. Lo está intentando.
—¿Y qué pasa si lo hace de nuevo? ¿Imaginas lo angustiado que Luke está? —inquiero—. ¿Lo preocupada que yo estoy?
—Él dijo que las pastillas estaban aquí, Austin seguramente no las vio. Estaba oscuro y asustado, probablemente no las encontró.
¿Has sentido alguna vez una desesperación creciente por no poder hacer algo? ¿Sentirte tan malditamente incapaz y frustrada por no poder hacer algo más?
Hay una sensación en mi pecho, un extraño sentimiento que no me deja tranquila y sé que no va a desaparecer, a menos que haga algo al respecto. Elevo la mano colocándola al costado de su rostro en un gesto suave.
—D, recuerda que ese hombre es el mismo que no quiere apoyarte con la universidad, el mismo que te ha orillado a ir a Sellwood, el mismo que por tanto tiempo, te ha dado una vida de mierda. —Se aparta, su mirada pierde brillo, pero permanece en completo silencio.
—Es el mismo que dices que te detesta. Los agresores no cambian de pronto, a veces nunca lo hacen. Porque les gusta sentirse poderosos, les gusta mantener el control.
—Halley...
—No alejes a las personas que te quieren, no las apartes de tu lado porque cuando las cosas se pongan feas, ¿a quién vas a recurrir? No dejes que él te aleje de ellas, no dejes que una falsa esperanza, te quite algo real. —La duda se siembra en él.
—Tienes a dos personas que darían todo por sacarte de este lugar. Dices que Luke no es tu padre, pero creo que ha hecho más por ti que el hombre que se hace llamar como tal. Ellos te quieren y lo hacen en serio, no a medias, no con intentos, ellos lo hacen y no merecen que los apartes de tu vida.
—¿Crees que me estoy equivocando? —tomo su mano en un gesto firme.
—Lo que creo, es que mereces algo mejor que esto. Eres merecedor de más. Y si tu padre en verdad ha cambiado, y quiere recuperarte, que lo demuestre, pero no compartiendo el mismo techo, porque cuando flaquee y haga lo que acostumbra, el daño será el mismo. En lo que lo consigue, te destruirá en el proceso, y no mereces eso. ¿Entiendes? No lo merece, D. No sé si lo sabes, no sé si él te ha hecho creer lo contrario, pero no lo mereces.
No responde, sus brazos se envuelven alrededor de mi cuerpo y se aferra a mí.
—No te vayas nunca —pide en un susurro—. Por favor.
—No me iré —aseguro—. Pero necesito que me prometas que harás algo. No puedo con la idea de que sigas...
—Lo haré —afirma con seguridad—. Lo haré. Llamaré a Luke y lo resolveré.
Y por su propio bien,por su propia vida, esperaba que lo hiciera. De lo contrario, tendría quehacerlo yo, corriendo el riesgo de que Dereck terminara por odiarme por elresto de su vida
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