Daniel se puso pálido, lo que tanto temía ya estaba sucediendo.
Daniel: puedo explicarlo.
Regina: ¿sí? ¿Como? Me enamoraste en cuanto supiste quien era, ¿Qué pretendías? ¿Vivir con comodidades el resto de tu vida?
Daniel: no es lo que crees, Sofia por favor déjanos solos.
Regina: ¡Sofia se queda!
Sofia: creo que lo mejor es que ustedes resuelvan esto solos.
Sofia se se fue al lobby del hotel a esperar a su hermana.
Daniel: Regina yo jamás me acerque a ti por el dinero de tu familia.
Regina: entonces fue por Miranda, querías usar a mi hija a tu favor.
Daniel: ¡No!, déjame hablar, por amor a Dios!
Regina estaba desesperada y muy enojada, ahora su mirada hacia su esposo estaba llena de mucha rabia, intentaba no parecer vulnerable ante él.
Regina: entonces hazlo de una buena vez.
Daniel: cuando estuvimos juntos en aquel antro esa noche estaba borracho, tengo recuerdos muy vagos, Gabriel estaba sobrio e iba a llevarme a casa de mis padres, pero apareciste tú, no sé cómo nos acercamos ni como llegamos a tener relaciones, solo sé que cuando desperté me dolía mucho la cabeza, todo me daba vueltas y solo quería salir corriendo, salí como pude de ese lugar, luego el me encontró algo desubicado y me llevo a su casa para que la borrachera se me pasara rápido y pudiera regresar con mis padres.
Regina: ¿y nunca pensaste en las consecuencias?
Daniel: Regina no recordaba muy bien que había pasado, cuando me repuse un poco y él me dijo lo que quizás había sucedido regresé a buscarte, pero ya habían pasado varias horas y ya no estabas, nadie sabia de ti, me sentía muy culpable, después no se, con el pasar del tiempo seguí con mi vida, intentando no pensar en las consecuencias.
Regina: tu sabias el infierno que viví después de que supe de mi embarazo y te quedaste callado.
Daniel: cuando te conocí en la constructora no sabia quien eras y me fui enamorando de ti poco a poco, Gabriel te reconoció el día del cumpleaños de Miranda y me confeso que tú eras aquella mujer.
Regina: ¿y no se te ocurrió que Miranda podría ser tu hija?
Daniel: al principio creí que era de algún novio que te había abandonado, pero por su edad Gabriel insistió en esa posibilidad y en que saliera de dudas.
Regina: por eso le hiciste la prueba sin mi consentimiento y en complicidad con Gabriel.
Daniel: pensaba decírtelo.
Regina: ¿cuándo? ¿Cuándo Miranda cumpliera la mayoría de edad?
Daniel: no, antes de nuestra boda, lo hablé con mi madre.
Regina: ¿ella también lo sabía? ¿O sea, me vieron la cara?
Daniel: no, yo no sabia que hacer por eso la busque y le conté todo, ella me insistió en que te dijera todo antes de la boda.
Regina: pero te callaste.
Daniel: intente hacerlo varias veces, pero siempre algo sucedía, y me lo impedía, la última vez tu no me dejaste hablar, me dijiste que no querías que nada empañara nuestra boda.
Regina: debiste insistir.
Daniel: tu estabas muy ilusionada con nuestra boda, se que debí decirte desde el principio sobre mis dudas y pedirte que me permitieras hacer una prueba, pero estaba desesperado, necesitaba saber si Miranda era mi hija.
Regina: y como no tuviste la valentina de hacerlo preferiste asegurarla dándole tu apellido.
Daniel: solo estaba cumpliendo mi deber.
Regina: claro, el fin justifica los medios.
Daniel: no lo tomes así, yo solo quería disfrutar de mi hija a tu lado, formar una familia y olvidar las circunstancias en las que fue concebida.
Regina: eso, es algo que jamás podre olvidar, así como tu traición.
Daniel: no Regina, yo no te he traicionado, cuando me dijiste que no querías que nada empañara nuestra boda pensé en hacerlo a nuestro regreso, pero tu hermana se me adelantó.
Regina: ella es testigo de todo lo que pase, nos salvo la vida a Miranda y a mí.
Daniel: pero eso no justicia que fuera de chismosa contigo.
Regina: mi hermana no es una chismosa.
Daniel: ¿ah no? ¿A caso no podía esperarse a que regresáramos de nuestra luna de miel y buscarme a mí? Era yo quien debía decirte la verdad no ella.
Regina: no desvíes el tema.
Daniel: no lo estoy desviando, tu hermana no tenía por qué venirse hasta las vegas a contarte algo que yo iba hacer a nuestro regreso.
Regina: mi hermana siempre ha sido mi mejor amiga y jamás habría permitido que me vieran la cara, me has decepcionado profundamente- dijo con los ojos llenos de lágrimas-
Daniel: Regina yo te amo.
Regina: yo no puedo amar a un mentiroso, a un cobarde que ha tirado todo por la borda.
Daniel: por favor no digas eso, Miranda tu y yo somos una familia.
Regina: íbamos a ser una familia, pero esto se acabó.
Daniel: ¿Qué quieres decir?
Regina: yo no pienso seguir casada con un mentiroso.
Daniel: no, tu no me puedes hacer esto.
Regina: claro que puedo, por lo pronto este viaje se acabó, hoy mismo me regreso a México.
Daniel: Regina por favor siempre has sido una mujer sensata, no te dejes llevar por tus impulsos.
Regina: de verdad crees que esto puede pasar desapercibido? no Daniel, si te quieres quedar, hazlo, pero yo me voy.
Regina se fue corriendo del lugar sin disimular su dolor, Daniel estaba en shock.
Daniel: la perdí, la perdí para siempre.
Una lagrima descendió por sus mejillas.
Sofia esperaba a su hermana muy preocupada cuando la vio regresar muy triste.
Sofia: ¿ y? ¿Qué te dijo?
Regina: no me negó nada, es un maldito cobarde.
Sofia: debí esperar a que regresaran de su viaje y no echar a perder su luna de miel.
Regina: no, tarde o temprano me iba a enterar, lo que me duele es que me enamore otra vez como una estúpida de un hombre que no supo valorar mi amor, ¿te das cuenta?, no podre sacar a Daniel de mi vida como lo hice con Arturo, por que es el padre de mi hija.
Sofia: y el hombre que amas.
Regina: yo no puedo amarlo, como sea voy a acabar con este amor, además siento que no lo conozco, no sé qué más cosas me esté ocultando.
Sofia: hermanita ¿Qué vas a hacer?
Regina: por lo pronto regresar a México y divorciarme cuanto antes.
Sofia: ¿haz pensando en Miranda? Ella adora a Daniel y no te va a perdonar que lo saques de su vida.
Regina: no quiero volver a verlo.
Sofia: cálmate, sé que estas molesta, pero tienes que pensar con cabeza fría antes de tomar cualquier decisión.
Regina: por lo pronto ahora mismo me regreso a México, voy por mi maleta.
Sofia: te acompaño.
Miranda había terminado su tarea y estaba un poco intranquila.
Esperanza: ¿no vas a comer?
Miranda. No tengo hambre.
Esperanza: ¿Qué tienes criatura?
Miranda: no sé, me duele aquí- dijo señalando su corazón-
Esperanza: ¿quieres que llame el medico?
Miranda negó con la cabeza.
Miranda: quiero hablar con mis papitos.
Esperanza: pero lo hiciste en la mañana.
Miranda: si, pero quiero escucharlos un ratito, ándale.
Esperanza: esta bien, vamos a hacerle de mi teléfono.
Regina regreso a su habitación y empaco lo más rápido que pudo su maleta, su celular sonó, pero estaba tan desesperada que ni cuenta se dio.
Sofia: ¿estas segura de que es lo mejor?
Regina: sí, necesito ir por mi hija.
Sofia: ¿y que le vas a decir cuando pregunte por su papá?
Regina: la verdad, que no podremos vivir juntos.
Sofia: le vas a romper el corazón.
Miranda: ¿no contesta?
Esperanza: no, ¿Por qué no le dejas un mensaje?
Miranda tomó el teléfono y le dejo un mensaje a su mamá.
Cuando Regina terminó de hacer su maleta y abrió la puerta para salir de la habitación del hotel justo se cruzó con Daniel que estaba a punto de abrirla.
Daniel: ¡por favor no te vayas!
Los dos se vieron a los ojos, ambos estaban sufriendo.