LVI. Cuenta regresiva
👤babydanny
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babydanny One of a Kind.. ☀️
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shaylena ¿Yo? Enamorada de ustedes dos<333
louist91 @banydanny contexto plis :0
zayn wOt¿
harrystyles Me lo veía venir, @niallhoran, son €30 por predecir tu futuro:)
d&n ayuda, no respiro 🤩🤩🤩🤩🤩
irina.kova muerooooooo<333
niallhoran little queen...🛐
zuleima.alema.09 oh...
—¿Porqué Danny? —planta cortos y suaves besitos sobre mi mejilla, mientras me toma con las manos por la cintura y reposa su barbilla sobre mi hombro.
—Mi abuela quería que me pusieran "Daniela" cuando nací. Ella sólo me llamaba por mi nombre cuando estaba enojada, la mayor parte del tiempo era "Dani" para ella. —confieso extendiendo mi mano hacia atrás mientras acaricio su cabello.
Pronto serán las nueve de la mañana, nuestra ropa se secó y debemos marcharnos de este rústico paraíso pued Niall ha recibido una llamada hace unos momentos. Lo necesitan en la empresa.
—Dani... —repite y asiento—, no tienes cara de dani. —río.
—¿Entonces de qué tengo cara?
Me da vuelta llevando mi brazo hacia su cuello. Enrosco ambos al rededor de este mientras él busca meter las manos dentro de mi blusa.
—Tienes cara de ser la mujer más hermosa que mis ojos hayan visto. —su nariz roza con la mía a propósito.
—Mentiroso. —me muerdo el labio inferior no pudiendo retener una sonrisa.
—¿Porqué mentiría? —captura mi labio inferior con sus dientes y tira de este.
—No juegue conmigo, señor Horan... —susurro en un tono juguetón acariciando su mejilla con los dedos.
Sin embargo, nuestro juego se ve interrumpido ante el llamado y tintineo incesante de su móvil.
Él intenta ignorarlo tomándome por la cintura, perdiéndose en mi boca... pero el sonido me distrae y no me deja concentrar.
—Joder —rumia separándose para tomar la llamada.
Es lindo cuando se enoja. —¿Si?... —frunce el ceño—, estoy ocupado. —contesta tajante pegandome a su cuerpo con la mano puesta sobre mi espalda baja— ¿Ah si? Pues dile que se meta sus afirmaciones por el culo, estoy ocupado dije, no me pases más llamadas o cuando llegue voy y te corto las bolas con las cadenas del estacionamiento, tu dirás. —cuelga y avienta el celular a la cama regresando a mis labios. Hay furia plasmada en sus besos duros y posesivos.
Me gusta... pero también me intriga saber de que se trata el coraje.
—¿Todo bien? —me acorrala contra la pared.
—Ahora si. —sus besos son tan deliciosamente asfixiantes, ninguno respira lo suficientemente bien como para canalizar la fuerza y medida con la que comienza a desvestirme otra vez.
Una nueva erección yace dentro de su pantalón, misma a la cual no me niego a tocar.
Desde ayer he querido probarla y esta será mi oportunidad.
Coloco las manos sobre sus pectorales y lo empujo de modo que nuestros cuerpos cambian de posición. Él es quien está ahora contra la pared, con la cadera apoyada del pequeño escritorio y las manos tomadas ligeramente a los bordes de este. Observa cómo desciendo hasta arrodillarme... y no precisamente para rezarle a los santos apóstoles.
Le abro la bragueta del pantalón y bajo de una la licra oscura del bóxer liberando aquella potente erección que salta en mi dirección luciendo tan apetitosa como siempre. El simple hecho de tenerla a centímetros de mi rostro, me humedece la entrepierna.
La tomo con mi mano dominante, esparciendo sobre el glande los juguitos mágicos que suelta. Se estremece ante la caricia de mi pulgar sobre la corona, está ansioso, rabioso y excitado.
No puede existir mejor combinación.
Lo introduzco lentamente cuando mi paladar comienza a pedirla a gritos.
Y lo hago hasta el fondo.
Le gusta desquitar las frustraciones follandome el coño o la boca, entonces le voy a dar lo que quiere.
Su tamaño es demasiado para mi pero aquello no me impide aguantarsela toda, incluso cuando se hunde hasta el final de mi garganta y logro mi cometido haciéndolo jadear y sin tener arcadas.
Vamos muy bien.
Contraigo el abdomen para evitarlas al momento se sacarla y comenzar con la función.
Al principio todo es lento y sutil, doy caricias suaves con mi lengua, ejerzo presión con mis labios e incluso uso ligeramente los dientes al momento de sacarlo, lo cual lo hace echar ma cabeza hacia atrás y gruñir.
Poco a poco, su mano se adueña de los movimientos, empuñando mi cabello y comenzando a follarme la boca como le gusta.
La recibo gustosa, pues el manjar indiscutiblemente me satisface.
Aflojó el agarre, quizás pensando que necesitaría tomar un poco de aire pero lo cierto era que eso me importaba muy poco pues la técnica es lo esencial. Por el contrario, la hundí más en mi boca, obligándolo a soltar una maldición.
—Joder nena... —vuelve a tomarme del cabello—, ¿Dónde carajo aprendiste a hacerlo tan bien?
Sonreí con malicia sin apartar mis ojos de los suyos.
Me gustaba concentrarme en el ahora, el saber que él, justo en este momento y durante la últimas horas... era mío.
Solamente mío, no estaba preso a ningún fantasma que deseara evocarle un daño colateral, ni una esposa casi divorciada e histérica, ni un profesor golpeador o siquiera una familia moralista.
Éramos nosotros.
Sin vivir por y para las apariencias.
Cualquiera que llegase aquí, como hace un rato cuando la dueña de los hostales nos trajo nuestra ropa limpia y seca; lo observó dormido boca abajo con las sábanas cubriendo solamente de la cadera para abajo y murmuró un:
"—Esperamos que tanto su estadía como la de su esposo hayan sido gratas, la cafetería está abierta y hay servicio a la habitación por si gustan. —"
La mujer agradable nisiquiera cuestionó el hecho de haber visto a mi castaño semi desnudo y plácidamente dormido junto a la chimenea.
Esto parece más una burbuja de fantasía de la que no deseo despertar jamás.
Y regresando a mi excitante realidad...
Lo tengo justo donde quería.
Después de una increíble mamada, este hombre deja los escrúpulos por el suelo al tomarme con fuerza por el cabello y el mentón a la hora de levantarme del suelo y montarme sobre el escritorio pequeño. Giro el cuerpo deshaciendo la pretina de mis vaqueros, Niall lo termina de quitar, metiendo las manos dentro de mi blusa y mi sostén de paso.
Apretuja mis pechos sin piedad mientras atrapa los erguidos y sensibles montículos entre su dedo medio e índice. Me hace subir la pierna derecha sobre el escritorio antes de estimular mis pliegues con el glande y hundirse de una sola estocada.
Nisiquiera me da el chance de gemir pues este primero queda atrapado en mi garganta cuando su mano la toma y ejerce presión cortándome solo un poco el paso del aire.
¡Dios!
Sus embestidas se vuelven más profundas, más duras, certeras, deliciosas...
Si no se detiene, esto va a terminar más pronto de lo esperado... pero a decir verdad, no deseo que lo haga. Me está llevando al límite, azota mi piel, la enrojece, me besa, me muerte, me chupa, me maltrata y jodidamente me encanta. Todo es lujuria, todo es vehemencia, hasta que...
—¿Señora Horan? —escucho la risita maliciosa del irlandés sobre mi oído.
Le ha gustado, y porque no admitirlo... a mi también—. ¿Señor Horan?
El desayuno está listo... —sigue insistiendo pero entre más lo hace, Niall me embiste con mayor profundidad.
—Espera... —susurro difícilmente para él pero parece ignorarme. Me sale más como pequeños gemidos que no puedo controlar y tengo que callar o detenerlo antes que esta mujer entre y tire la puerta de tanto golpe—, Niall, ella va a... —la mano del empresario me cubre la boca, me recuesta sobre su pecho y me embiste más duro, sacandome gemidos y gruñidos en forma de súplica. Me inmoviliza las manos, refuerza su agarre, me manda a callar y me lo hace como nunca.
—No molestes a nuestros huéspedes Charmie, creo que son recién casados...
—Pero...
—Pero nada, déjalos en paz. —dictamina la voz de un hombre mayor.
Entonces la mujer se calla y se marcha.
Escucho el jadeo extasiado sobre mi oído, es un doble estimulante...
—Ya escuchó, aquí es la señora Horan... —gruñe tan malditamente caliente. La mano que yacía sobre mi pecho ahora desciende hasta mi bastante húmeda entrepierna y comienza a estimularme justo como me gusta—, así que no ponga excusas y déjeme follar como se debe a mi mujer.
Bendito seas, tú y ese demonio que tienes por pene...
Nancy
Siempre pensé que cuando creciera, tendría el matrimonio perfecto con el hombre de mis sueños y una casa en el campo con dos pequeños corriendo al rededor de la casa.
Crei tener por un momento los primeros dos... hasta que mi cargo de conciencia fué tal, que decidí confesarle la verdad a Niall.
No estaba embarazada.
Ni lo estaré jamás, porque Dios no se pudo ensañar más conmigo...
Conozco a Niall desde que somos preadolescentes, sé que siempre ha sido un hombre de libertades y deseos personales que a mi no me gustan... pero también sé que existe el hombre hogareño dentro de él, ese que anhela conocer a una pequeña porción de si mismo convertida en otra pequeña personita.
Niall quiere hijos.
Y lamentablemente, yo no pude dárselos.
Me detectaron el síndrome de ovario poliquistico a los quince años, intenté muchas veces quedar embarazada de él y sin embargo, nada funcionó.
Ni los tratamientos de fertilidad que me hice a sus espaldas, ni los remedios con la curandera que visité en nuestro viaje a Tijuana.
Nada.
Quizás estaba maldita, quizás solo no tenía ni un gramo de buena suerte.
Pero en mi todavía alberga la esperanza de que eso suceda... eso sí logro que se arrepienta y se olvide de esta estupida idea de creer que le daré el divorcio.
Él es mío, hoy, siempre y hasta que me muera.
Ojeo una y otra vez los papeles intentando que la desesperación no acabe conmigo primero.
Cuando Zulema, una de mis mejores amigas llamó histérica diciendo que necesitaba hablar conmigo, la ansiedad me tiene vuelta loca.
Ella sabe mejor que nadie todo lo que estoy viviendo últimamente junto a Niall. El que ya nisiquiera duerma en casa, me tiene destrozada, vuelta un ovillo en la cama toda la noche con la esperanza de verlo regresar y mínimamente, sentirlo recostarse a mi lado.
—Aquí estas —Zulema toma asiento frente a mi, agitada. Decidimos vernos en un local de café en el centro de la ciudad, no puedo hablar mucho sobre esto con mis suegros en casa y mucho menos con el maldito Zeus ladrandome a cada nada.
—Pedí un café expresso por ti, ahora sueltalo y dime que es.
—¿Tienes una cuenta de Instagram? —frunzo el ceño y niego.
—No uso esas cosas, ya dime que sucede.
—Joder Nancy —saca su celular y me muestra un perfil creado... por mi esposo. Con miles de seguidores y posts tanto recientes como antiguos—, no se sabe de quién se trata pero...
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—Te dije que iba a suceder tarde o temprano. Te monta los cuernos y lo hace público, ¡¿Y no te habías dado cuenta?! —continúo revisando su perfil. Hay cientas de fotos suyas, donde luce tan malditamente atractivo...
Pero las de los últimos meses, comienzan a parecer referencias...
Hasta que la más reciente, que fue la que me mostró Zulema, me lo dice absolutamente todo.
—¿Quién es babydanny? —cuestiono con la voz entrecortada.
—No lo sé. Perfil anónimo parece, y ella también ha subido fotos con Niall...
Me muestra incluso el perfil de la tipa.
Fotografías eróticas usando poca ropa y mostrando más de lo debido, aunque de igual forma, las anteriores parecen más recatadas. Los comentarios que se responden mutuamente me fisuran el alma.
¿Dónde conoció Niall a esta mujer?
Ojeo por varios minutos cada una de sus fotos.
Es obvio que le iba a gustar.
Pechos grandes, caderas contoneadas y bien definidas, cintura pequeña, piernas largas, cabello castaño, piel blanca/trigueña y un maldito trasero de infarto.
—Nan... —Zuleima intenta quitarme el móvil pero yo la aparto. Sigo observandola, no se deja ver la cara la muy ingrata.
Pero la última fotografía que subió... es de esta mañana.
Esa es la mano de MI esposo, en conjunto con la mano de la perra con la que seguramente se ha estado revolcando. Comparten una pequeña pulserita, y eso me hace cuestionarme si la fotografía fue tomada de hoy o si hoy estuvo con ella.
Le llamé a su asistente y este me dijo que Niall no me atendería porque estaba ocupado y que no quería que le pasaran más llamadas hasta que él no llegara presencialmente a la empresa.
—¿Contrataste a quien te pedí? —Zulema asiente—, perfecto. Que comience a seguirlo desde ya.
» La voy a descubrir... y me las va a pagar por haberse metido con lo que es mío. De mi te acuerdas.
25 días para el día cero...
Nancy comienza con sus propias investigaciones, actuando como una maldita sociópata, ha contratado al detective privado de su ahora mejor amiga, Zulema Aleman.
Las pruebas contundentes aún no son cien por ciento seguras, no ha visto comportamiento extraño en el marido de la estadounidense.
Todo va relativamente bien.
20 días para el día cero...
Mientras Nancy se desgasta la vida llorando y haciendo corajes, Niall y Grace disfrutan de las maliciosas mieles en el que ahora se ha convertido en su espacio persona.
Aquel departamento de soltero en el pent-house, ahora es el único lugar seguro para ámbos.
No existe ni el tiempo, ni la tecnología, ni las distracciones.
Son ellos, matando el tiempo cocinando, mirando series en Netflix y por supuesto, follando cada cinco minutos.
[...]
Después de aquella confesión por parte de la castaña en el hostal, las cosas han ido para mejor entre ellos.
No sólo se comportan como si fueran dos amantes que necesitan el cuerpo del otro para satisfacerse.
Las cosas han cambiado.
—Dame —Niall vacila llevando una fresa cubierta de chocolate hacia los labios de la danesa, pero juega con ella alejandola cuando entreabre los labios provocando su risa y la de él.
Le encantaba verla de esa forma.
—Tómala. —Niall sostiene la fresa entre sus dientes, Grace no pierde el tiempo a la hora de tomarla y comenzar a besarlo con desespero, desordenado su cabello y montándose a horcajadas sobre su cuerpo.
Era lo cierto.
Ninguno necesitaba nada más que no fuera estar cerca del otro.
Y eso estaba más que comprobado.
18 días para el día cero...
Nancy recibe las primeras noticias.
17 días para el día cero...
Maxim recorre las canaletas del punto de encuentro con su gente. Luciano lo acompaña como el líder sucesor en caso de no estar él.
Habla con los socios más importantes de la organización...
Hablan sobre el expediente número tres.
—Es imposible que Elijah salga en estas condiciones, no se alarme señor Ballard. —murmura el viceministro de la penitenciaria privada donde reside el hermano mayor de Maxim.
Él, Luciano y el último, comparte una botella de Jack Daniels mientras el supuesto "padre" de Grace no hace más que maldecir el hecho de tener que compartir lazos sanguíneos con él.
Desde que Maxim supo que Elijah era el padre de los mellizos, no ha he ho más que aborrecerlos.
A todos.
Exceptuando a Catherine.
A ella la "perdonó" pues su dependencia hacía la pelirroja es tan grande que la sola idea de tenerla lejos, le parecía de lo más devastador.
Catherine se quedó solo por sus hijos y quizás, porque creía que podía haber llegado a amar a Maxim ahora que su relación con Elijah estaba más que terminada. No quería estar sola y busco refugio en los brazos del hombre que ma abofeteó cuando supo la verdad.
La familia de Catherine le dio la espalda cuando se enteraron de lo sucedido pues la consideraban incluso indigna de su apellido...
"—Se comportó como una ramera, eso pasó. —"
Fueron las palabras de su propia madre.
Por ello, al decidir quedarse con Maxim en Irlanda, este le cedió su apellido, ya que al hombre no le eran de todo su agrado los suegros. No quería que usara más aquel apellido de mierda, sería de ahora en más Catherine de Ballard y eso no estaba en discusión.
—Elijah es un hijo de perra con suerte, intenté que mis hombres lo hicieran dentro del mierdero en Afganistán y ni así. Ni hablar de los reos irlandeses, se la viven follando entre ellos.
—No nos queda más opción que hacer todo lo posible por aumentar su condena y el viceministro nos puede ayudar con eso.
—Puedo, claro. Pero tengan en cuenta que burlar la ley suprema no es cosa de niños. Si no se logra este tratado, Elijah tendría más posibilidades de salir.
Con el hombre libre, se nos cae el 60% de los negocios, sabes mejor que nadie Maxim, que tu hermano lidera a la alta guardia desde los veintiún años, no podemos darnos el lujo de meternos con esos malditos. Son mercenarios...
—¿Y qué? ¿Se te acojonan las pelotas? —rumia Maxim molesto—, que no se te olvide que aquí el jefe soy yo. Hagan lo necesario para que ese bastardo no salga de ahí o de lo contrario, los mando a ustedes por delante de camino a la mierda.
Abandona la sala con los "ejecutivos" dentro y prepara a su hombre de confianza para comenzar a trabajar de una maldita vez.
13 días para el día cero...
—... son las únicas fotografías que tengo de ellos dos juntos, señora Horan.
Es difícil capturarlo porque casi nunca abandonan el pent-house. Tal parece que el señor Horan lo adquirió hace un par de años de manera independiente, por ello no se encuentra en la lista de bienes que comparte con usted en matrimonio.
El detective le extiende el sobre que la mujer abre y rompe con desespero sacando las fotografías impresas del interior del mismo.
Una vez más, no se puede siquiera ver el rostro de la tipa pero son claramente captados bajando del Bantley de Niall. Él le abre la puerta y ella baja a la par que el castaño le entrega las llaves al ballet. Ellos tomados de la mano, con los dedos entrelazados. Dentro del restaurante, de noche, compartiendo copas de vino y una tranquila cena elegante.
Se le puede ver claramente la sonrisa esclarescente al irlandés mientras conversa con ella.
No pasa mucho cuando Nancy ya se encuentra al borde de las lágrimas, Zulema les trae un té y se sienta sobre el recarga brazos del sofá junto a su amiga, observando lo mismo que ella.
—Hijo de puta... —le arrebata la fotografía donde ellos relucen compartiendo un beso a la entrada del restaurante. Parece que para entonces ya iban de salida.
—Necesito más información sobre ella... —Nancy solloza.
—Lo siento señora, pero al no tener un rostro específico, mi equipo no puede indagar más de lo que ya está haciendo...
—¡Haga lo que tenga que hacer pero a mi me trae respuestas, Castillo! —Nancy se dispara furiosa en camino a la habitación, llorando, destrozada...
Se topa con Maura, quien viene llegando en conjunto con Catherine.
Ellas al verla en tal estado, van detrás de ella.
Ella les cuenta todo cuando después de mucho insistir, se rinde.
9 días para el días cero...
Grace baja las escaleras con una radiante sonrisa plasmada en los labios, con la camisa de Niall puesta y el cabello húmedo. Recién se ha duchado al parecer.
Higgie salió por las compras y Amelia limpia alejada de ellos, en silencio, soltando un par de lágrimas inteligibles. Ellos se encuentran completamente ajenos a todo, entre citas durante los últimos días, sesiones arduas de sexo, besos, caricias y ternura pura.
Niall ha decidido cocinar el desayuno para ella. La castaña se lo encuentra frente a la estufa, vistiendo solamente un pantalón negro de chándal, descalzo, recién duchado, sin camisa y con un mechón de cabello cayendo ondulado ligeramente sobre su frente.
Grace camina hacia el otro extremo de la cocina en busca de un par de vasos, no sin antes propinarle un azote en el trasero al irlandés, quien sonríe como idiota y niega terminando de hacer la labor. Grace saca el jugo de la nevera y lo sirve para ámbos, dándole la espalda esta vez frente a la isla de la cocina. Niall aprovecha el descuido y se dirige hacia ella tomando la sal, de igual forma, soltándole una nalgada a la danesa.
Esta sonríe y deja lo que está haciendo para dirigirse al hombre alto y sexy que cocina para ámbos, dándole la espalda.
Grace rodea su torso con los brazos, de modo que sus manos le acarician el abdomen y pega la mejilla a su musculosa espalda dejándo antes un beso sobre esta.
Niall coloca una de sus manos sobre la de ella entrelazando sus dedos aún continuando con la cocción de los alimentos.
—Está listo. —murmura apagando la flama. Deja la espátula de lado y se da vuelta para así poder besarla como tanto le gusta. Niall se chupa el dedo manchado con un poco de salsa y hace un gesto gracioso evidenciando que su creación estaba buena— Delicioso el manjar, ¿Quieres probar?
—Ya lo estoy probando. —Grace atrae de nuevo su cuello y esta lo besa sin pudor, ahí, en medio de la cocina.
Niall sonríe plagado de satisfacción, cargándola y subiendola sobre la barra del lavamanos, desesperado e intentando sacarle de una vez la camiseta.
5 días para el día cero...
Los hombres de Niall se ponen en movimiento sacando resultados perfectos antes del tiempo estimado.
Se hace lo que se requiere para que todo esté en orden y como el irlandés lo ordenó.
Mientras tanto, Maxim se prepara aumentando su seguridad y la de la mansión.
Quiera o no admitirlo, saber que la corte está fallando a favor de Elijah, le pone los pelos de punta.
El hermano mayor siempre tuvo el poder de intimidarlo aunque jamás lo haya admitido y quizás nunca lo haga.
4 días para el día cero...
Luciano prepara el armamento de cada día como rutina desestresante de todas las mierdas que han surgido a lo largo de más semanas. Casi un mes sin noticias de Grace lo tienen mal, peleas con Daniela, el humor insoportable de Maxim, el temos hacia la alta guardia... mínimamente cuando estaba en italia, se tranquilizaba mirando durante horas su fotografía o desquitando las ganas que le tiene con Dalila.
Él la necesita, es indiscutiblemente enfermo pero cierto.
1 día para el día cero...
Niall se marcha a trabajar a eso de las siete de la mañana, propina un beso sobre la frente de la chica que yace dormida y aún desnuda bajo las sábanas de la cama.
Las horas pasan y el malestar matutino ma hace despertar.
Grace presenta náuseas matutinas, a lo que Higgie le entrega un analgésico que le ayudará a sentirse mejor.
Quizás fué solo ma comida del día anterior.
2 horas para el día cero...
Grace se pasea de un lado a otro con la ansiedad a tope...
¿Cómo pudo olvidar cosa igual?
Dos semanas de retraso, joder.
—Higgie, ¿Sabes como a que hora llega Niall? —le pregunta desde las escaleras.
—Dijo que tardaría solo un par de horas, ¿Todo bien Greyci? —el nuevo sobrenombre tierno que la mujer le había dado a la danesa era ese. Ella niega y agradece subiendo de regreso a la habitación.
Se encierra en el baño, coloca el pestillo e intenta tranquilizarse.
Tiene tiempo.
O quizás este ya se le terminó.
Y mientras la chica de tan solo veinte años intenta no morir de un colapso nervioso, la reinserción al otro lado de la ciudad comienza.
[...]
Día cero...
Grace Ballard se realiza con temor... su primera prueba de embarazo, mientras las rejas de la prisión Maze son abiertas por primera vez en meses...
Elijah Ballard finalmente es liberado.
Después de siete años en cautiverio, el depredador ha soltado a la bestia y esta está lista para entintar todo el puto mundo con la sangre de sus enemigos.
Uno por uno cayendo, como jodidas fichas de dominó.
Cada quien tome su pase VIP y escojan el mejor asiento, la nueva era recién comienza...
AllfEdwardS. ✨