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Cuando planee mi cita improvisada con Neville, tenía pensado que fuera al aire libre; cerca del lago, con el fresco aire soplando a nuestro alrededor, riendo y comiendo juntos. Quizás hasta lo convencia de volverme a cantar una canción.
Pero nada de eso ocurrió porque comenzó a llover con tanta intensidad que parecía que el cielo estaba a punto de caérsenos encima.
Así que en su lugar estamos en el dormitorio de los chicos, tendidos en el suelo mientras comemos golosinas y hablamos de temas sin importancia. Quizás no es la cita que había planeado, pero me sigue pareciendo perfecta.
— ¿Te vas a comer eso? —le pregunto, señalándole el pastelillo de chocolate que tiene en su plato.
—Sí. —me observa con los ojos entrecerrados. —Alejate de mis pastelillos.
—Pero son tan deliciosos...
Estiro mi mano hacia su plato, y él me da un golpe para alejarme.
—Mal amigo.
—Enana.
—¿Desde cuándo aca te metes con mi estatura? —espeto ofendida. —Estaba en nuestro reglamento de la amistad jamás meterse con la estatura del otro.
—No tenemos un reglamento de la amistad.
—Pues deberíamos, esta amistad se ha vuelto muy tóxica. —chasqueo la lengua con reprobación, pero mantengo una sonrisa.
Neville niega entre risitas, toma el panecillo de chocolate de su plato y antes de llevárselo a la boca lo parte a la mitad. Cuando me entrega una de ellas hago un pequeño bailecito de felicidad.
—¿Qué incluirías en ese reglamento? ¿Qué tengo prohibido ser amigo de Parvati Patil? —su tono es bromista, pero a mi me hace perder la sonrisa.
Podríamos empezar con eso.
Broma, broma.
Aunque si quieres no es broma.
Me llevo un trozo de panecillo a la boca, para prologar mi respuesta.
Neville eleva una ceja en mi dirección. Y su sonrisa se vuelve ladina.
—¿Sigues celosa de Parvati? Jamás podría cambiarte por ella, eres mi mejor amiga desde los 11 años.
—Sí, pero Parvati no quiere ser sólo tu amiga. —se me escapa decirle.
Neville sonríe con más intensidad, y su mirada parece divertida.
—¿Y tienes algún problema con eso?
Siento un enorme malestar en mi estomago. Como si todos mis órganos se enredaran en un nudo y me impidieran funcionar.
Esquivo la mirada que me lanza, y me enfoco en la pequeña taza de té que tengo delante mio.
—N-no, claro que no. Mientras no te vuelvas de esos chicos que abandonan a sus amigos por su pareja. Eso sería horrible y vergonozoso de ver.
Para cuando vuelvo a verlo, Neville ya ha perdido la sonrisa y ahora tiene una mueca extraña.
—Sabes que yo jamás haría eso.
Una vez ya lo hiciste.
Quiero decirle, pero prefiero dejar eso en el pasado. Lo que sucedió con Hannah no fue su culpa, y a decir verdad ya no duele como hacía.
—¿Saldrías con ella? —le pregunto pese a que no quiero saber la respuesta.
—¿Con Parvati? —cuestiona un poco sorprendido. Yo asiento, y él hace una mueca antes de responder. —Sí, creo que sí lo haría. Ella es divertida, amable, y linda.
El nudo en mi estómago se aprieta más, y siento mi garganta arder cuando trato de hablar.
—Genial.
Le doy enorme trago a mi té, intentando cualquier cosa para distraerme y no ponerme a llorar.
—¿Y tú? —pregunta después de un momento de silencio incómodo.
—¿Si yo saldría con Parvati? —cuestiono con un poco de burla. —Es linda, pero no es mi tipo. Tienes la vía libre con ella, no intentaré robártela.
Neville suelta una risita.
—Me refiero a lo que sucede entre ti y el chico de Slytherin. Thomas Nott.
En esta ocasión me toca a mi reirme a carcajadas.
—¿Thomas Nott? ¡Por favor, Nev! —exclamo entre risas. —Thomas sólo es mi amigo, llevamos como 2 días de amistad, y ni siquiera he pensado en él de esa forma.
Neville me observa con sorpresa, y suelta una risa mientras sus mejillas se tornan rosadas.
—Yo... yo pensé algo diferente
—¿Pensaste que Thomas y yo teníamos un romance? ¿Acaso te pusiste celoso?
Esto último lo digo de broma, sólo para molestarlo un poco así que me toma desprevenida cuando responde:
—Sí, me puse celoso.
Después de eso pasan dos cosas:
1. Me da un ataque al corazón.
2. Muero.
Mentira, aunque estuve muy cerca de eso.
Lo único que sé es que mi rostro se calentó tan rápido que siento mis orejas arder mientras ruego internamente por no verme tan patética como creo.
Neville también está sonrojado de pies a cabeza, pero se las arregla para mantener su mirada en mí con seguridad.
—Tranquilo, yo jamás cambiaría a mi mejor amigo por mi novio. —murmuro con una sonrisa dolorosa.
Neville suelta un largo suspiro, y niega con la cabeza lentamente.
—Sophie, por favor. N-necesitamos hablar.
El corazón me late con tanta fuerza que siento que mis orejas me retumban. Estoy nerviosa, emocionada y aterrada al mismo tiempo.
—¿Sobre qué, Nev?
Su mirada es tan intensa que me deja sin aliento por unos segundos. Luce como si me estuviera pidiendo perdón y piedad al mismo tiempo.
—Yo sigo enamorado de ti. —dice finalmente.
Sostengo el aliento. Por un momento creo que estoy dentro de un sueño, y que en cualquier momento despertaré sintiendo la misma agonía de siempre.
—Jamás dejé de estarlo, y estoy tan c-cansado de fingir que no lo hago. Intenté darte tu espacio porque te quiero tanto que lo que menos quería era obligarte a estar conmigo, quería que tuvieras la oportunidad de buscar tu felicidad con alguien más.
Suelta un largo suspiro, su rostro luce tan vulnerable y puro que me hace querer soltarme a llorar.
—Pero me duele, me duele mucho fingir que te superé cuando lo único que hago es pensar en ti. Y detesto tener la incertidumbre de saber si tú también me sigues queriendo. Así que por favor Sophie, s-sólo dime si lo haces o no.
Su mirada no se despega de la mía en ningún segundo, dificultándome la respiración y mi habilidad para decir una respuesta coherente.
—Y-yo...
Neville se inclina un poco hacia el frente, como si intentara adelantar mi respuesta.
—Neville... y-yo n-necesito...
Intento respirar profundamente para poder calmar mi mente y mis pensamientos. Soy buena para manejar las situaciones bajo presión, pero en este momento estoy en estado de shock.
No me sorprendería si caigo desmayada en este mismo instante,
Para mi mala suerte, Neville no parece entender eso.
Su rostro se tiñe carmesí en cuestión de segundos. Aparta la mirada de la mía, y se pone de pie con torpeza.
Su expresión es de pánico, y vergüenza.
—V-voy a s-salir a to-tomar aire. —murmura con voz ronca y entrecortada, sin dejar de mirar sus zapatos.
En cuanto termina de hablar, se precipita hacia la puerta.
—Neville, no, por favor. —imploro, poniéndome de pie para seguirlo. —Déjame terminar.
—Sophie está bien, n-necesito estar sólo. —comenta sin mirarme, sosteniendo la manija de la puerta.
—Neville déjame terminar antes de que pienses...
—No necesitas terminar, yo te entiendo. No hay problema, Sophie. Sólo quiero tomar aire...
Abre la puerta de un tirón y sale por el pasillo, sin darme oportunidad de explicarle.
Maldigo por lo bajo antes de seguirlo.
—¡Neville! —le llamo a gritos, intentando que se detenga.
Él ignora mis llamados por completo, y se limita a caminar con rapidez por el pasillo de los dormitorios.
—Maldición, Sophia. Ahora sí la regaste por completo.
Me echo a correr detrás de él, pero para cuando llego al final de las escaleras, Neville ya está saliendo por el hueco de la entrada de la sala común.
—Tonta, tonta. Mil veces tonta. —me maldigo sentándome en el último escalón.
Me cubro el rostro con las manos mientras intento contener las lágrimas que amenazan con salir.
—¿Todo está en orden? —pregunta una voz familiar.
Muevo un poco mis dedos para poder ver a la persona frente a mí. Harry y Ron están mirándome con preocupación, aunque se mantienen cutelosos, alerta para salir corriendo en busca de ayuda en cualquier momento.
Niego con la cabeza, sin dejar de cubrir mi rostro.
—Soy una idiota.
Harry y mi hermano toman asiento junto a mí en la escalera, Ron me da un empujón cariñoso con su hombro.
—Lo eres, pero también eres divertida. Eso te hace una idiota agradable.
Harry suelta una risita ahogada.
—Gracias, Ron. —les doy una mala mirada. —Pero ahora sí la he cagado, conociendo a Neville me evitará hasta que nos graduemos.
Harry chasquea la lengua.
—No creo, sólo dale una hora y pídele disculpas por lo que sea que hayas hecho. —me aconseja. —En cuanto vea tu cara de cachorrito te perdonará, siempre lo hace.
Le sonrío en agradecimiento por las buenas vibras.
—Me dijo que todavía me ama, y que quiere que estemos juntos de nuevo. —les cuento sin dejar de sonreír.
Dentro de mi pecho me invade una alegría sin igual. Ahora que he superado el impacto inicial, puedo permitirme fantasear con la idea de que volvamos a estar juntos.
—Ya era hora.
—Se habían tardado.
—Los dos son muy lentos, a decir verdad.
—Nosotros nos cansamos de tanto esperar.
—Si se besan delante de mí, lo más probable es que les lance una maldición. A ambos.
Suelto una carcajada al oír el último comentario de Ron.
—No seas envidioso, Ronald.
Mi hermano suelta un bufido ofendido.
—Jamás podría tenerles envidia, mi vida amorosa es muy interesante.
Harry y yo soltamos una risotada al mismo tiempo, y compartimos una mirada burlona.
—Claro, si tú lo dices.
—Una vez Hermione y yo nos besamos. —comenta Harry como si nada.
Tanto Ron como yo nos giramos a él, completamente incrédulos.
—¿De qué hablas? —exige mi hermano con agresividad.
—Oh, es que pensé que estábamos diciendo mentiras.
No puedo contener la risa escandalosa que sale de mí. No sé que me parece más divertido; el comentario de Harry o la cara que puso Ron cuando escuchó que Harry y Hermione se habían besado.
Probablemente gana esta última.
Harry y Ron comienzan una pequeña discusión a partir de eso, ambos lanzan comentarios ofensivos hacia el otro, aunque no pasa a ser más que burlona rivalidad.
Clavo mi vista en la entrada de la sala común, con la esperanza de que Neville aparezca y pueda explicarle todo. Sé cómo se siente en este momento, me pasó lo mismo hace más de un año cuando le declaré mi amor y él no respondió nada.
Creía que había arruinado toda nuestra amistad por completo, y sobre todo, me dolía su rechazo. Pensar que había malinterpretado todas su señales, que él no me amaba de la misma forma que yo lo hacía.
No quiero esperar hasta mañana para hablar con él, no quiero dejarlo con ese dolor durante una noche entera. Pero sobre todo, no quiero pasar tantas horas en agonía cuando sé que podemos estar juntos.
—¿Puedo dormir en su dormitorio esta noche? —les pregunto a Ron y a Harry.
—En mi cama no. —contesta Ron de inmediato. —Duerme con Harry.
—Harry siempre tiene pesadillas y habla dormido. —me quejo.
—De todas formas no te quería conmigo; pateas y me quitas la cobija.
—¡Eso no es cierto!
—Sí lo es. —opina mi hermano.
—Por favor, Ronie. —le pido con un puchero. —Sólo por esta noche, es importante.
Ron entrecierra los ojos en mi dirección. Pongo mi mejor cara de cachorro.
—Sólo por esta noche. —dice finalmente. —Pero me deberás una, una muy grande.
Suelto un chillido de felicidad y me pongo de pie de un salto.
—Iré a ponerme mi pijama, y traeré mi colchita. ¿Quieren tener una noche de amigos? Podemos hablar de chicos y chicas, y haré sus uñas. Los consejos amorosos son gratis, pero cualquier poción de amor se cobra por adelantado.
—No hagas que me arrepienta...
—¿Poción de amor? —pregunta Harry con curiosidad.
Sonrio de lado. —¿Interesado, Potter? Es un negocio ilegal, pero estoy segura de que Fred y George te pueden ayudar...
—N-no para mí. —murmura él, su rostro sonrojado por completo. —Yo no la necesito.
Elevo un ceja sin dejar de sonreír. —Si tú lo dices.
Pero no paso por alto la forma en la que sus ojos se mueven hacia cierta parte de la sala común; justo en el fondo donde Dean y Ginny charlan y se abrazan.
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Neville no regresa a su dormitorio hasta bien entrada la noche.
Por más que intenta hacer el menor ruido posible para no despertar a nuestros amigos, sus pasos son torpes y ruidosos cuando choca contra los baúles de Dean y Seamus.
—¡Auch! —escucho su quejido. —No, no, no. ¡Trevor vuelve aquí! ¡Auch! ¡Oh, perdón Trevor! ¿Estás bien?
Suelto una risita ahogada contra mi almohada al escucharlo.
Al cabo de unos minutos parece que por fin logra acostarse sin romper nada, o lastimarse algún hueso. Y es cuando decido hacer mi aparición.
Camino con sutileza hasta su cama, el dosel cubre todo así que no distingo su figura, pero aún así avanzo decidida. Antes de correr las cortinas me doy un último vistazo.
La camiseta vieja de Charlie con un extraño logo muggle, y unos pantaloncillos de pijama conforman mi glamuroso atuendo para declarármele a mi mejor amigo.
Al menos mis calcetines están bonitos; tienen dibujos de escoba y me dan confianza.
—Nev. —susurro despacio mientras abro la cortina de su dosel. La oscuridad me impide ver con claridad, pero parece que está recostado con un brazo cubriendo sus ojos.
En cuanto escucha mi voz se reincorpora de un salto.
—Sophie. —murmura anonadado, mirándome con los ojos abiertos de par en par. —¿Q-qué haces aquí?
—Tenía que hablar contigo, explicarte antes de que las cosas se complicaran más.
Cierro las cortinas detrás de mí, y tomo asiento en su cama, cerca de donde se encuentran sus piernas. Él las recorre todo lo posible para que estemos separados, como si le doliera estar cerca de mí.
Neville niega con la cabeza, agachando la mirada y soltando un suspiro.
—No necesitas explicar nada, Sophie. Los sentimientos no se pueden explicar, si tú no puedes responderme yo lo entiendo y...
Suelto una risita. Y él se detiene de golpe, mirándome con el entrecejo fruncido.
—¿Qué es lo divertido? —su tono es dolido.
—Que tienes razón; los sentimientos no se pueden explicar. Así que haré algo mejor, te lo mostraré.
Me pongo de rodillas en la cama, y busco a tientas su rostro en la semi oscuridad. Su piel está fría contra mis manos cuando ahueco sus mejillas, pero sus labios se sienten cálidos cuando los cubro con los míos.
Siento a Neville sostener la respiración cuando lo beso, y aprovecho ese momento para hacerme cargo de la situación.
El beso comienza lento, pausado y sin prisa. Quiero tomarme el tiempo para apreciar este momento, para transmitirle todo lo que siento por él y hacerle saber que jamás podría rechazar su amor.
Tomo su labio inferior entre los míos, y doy un pequeño mordisco que lo hace jadear. Y es ahí cuando él decide participar.
Una de sus manos vuelva hacia mi mandíbula y aprieta con suavidad mientras que la otra se hunde en mi cabello para atraerme más hacia él. Su beso es diferente al mío; es urgente, profundo y me eriza la piel por la intensidad.
Cuando veo a Neville ser quien es; amable, demasiado empático para su propio bien, un poco muy torpe, y ese aire de ternura que desprende. A veces olvido lo bueno que es besando.
Porque en estemos momentos me tiene temblando.
Mi labio inferior se pierde entre los suyos mientras da pequeños mordiscos y chupa con sensualidad, de una forma que me hace perder la cabeza. Cuando suelto un pequeño suspiro, él aprovecha esa oportunidad para profundiar aún más el beso y unir su lengua al juego.
Las piernas comienzan a temblarme, y me cuesta mantenerme de rodillas. Siento que en cualquier momento voy a desvanecerme.
Neville parece notar eso, pues la mano que tiene en mi cabello baja poco a poco hasta que termina en mi cintura. Da un pequeño apretón antes de empujarme con suavidad hacia un costado, para que pueda quedar sentada de costado sobre su regazo.
Mis piernas se mantienen juntas, mis muslos quedan apoyados sobre los suyos y mi trasero está sobre cierto lugar que prefiero no mencionar. A pesar de eso, yo no puedo pensar en nada más que en su beso.
Entierro mis manos en su cabello castaño mientras le regreso el beso con más verocidad. No es hasta que la respiración me comienza a fallar, que decido que es momento de separarnos.
Muy a mi pesar lo hago, pero mantengo su rostro cerca del mío, nuestras narices rozándose y nuestras miradas no se despegan.
—¿Ahora lo entiendes? —susurro contra sus labios.
Su respiración es inestable, igual que la mía.
—¿Q-qué co-cosa? —tartamudea sin aliento, parece como si no pudiera pensar en este momento.
Y yo me siento igual.
—Que eres la única persona con la que deseo estar, que sigo enamorada de ti. No dejé de amarte ni por un segundo.
Sus labios se juntan en una sonrisa genuina, y la mirada le brilla con intensidad.
—Sólo quiero estar junto a ti, y besarte cada día. Eres mi otra mitad. —susurro sin dejar de mirarlo, paseando mi mano por el costado de su rostro y acariciando su piel con suavidad.
Él niega ligeramente.
—No, no soy tu otra mitad. Tú no eres la mitad de nadie, Sophie, no necesitas que yo, ni nadie, te complemente porque ya eres una persona entera. Estás entera y eres increible sin la necesidad de una mitad.
Lo observo con detenimiento, sin creer que exista alguien tan puro como Neville. Alguien que ama genuinamente, que no es egoísta, y que me quiere por quien soy.
—Pero podemos ser dos personas enteras juntas. —susurra contra mis labios. —Dos personas enteras que se aman tanto que no imaginan una vida sin la otra.
—¿Esta es tu manera de pedirme que seamos novios? —murmuro de regreso, sin dejar de sonreír. —Porque tengo que decir que acepto.
—Gracias a Merlín.
Mi risa queda ahogada cuando me vuelve a besar.
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JEJEJEJE LO HICEEE!!! Mi día estuvo muuuy ocupado, y temía no poder actualizar hoy como lo prometí, pero aquí está!!!!
Gracias por sus mensajes tan lindos, por seguir leyendo esta historia y no abandonarla. Courageous es mi primer bebé, y es demasiado especial para mí. Siento demasiado lindo saber que les gusta, y que le tienen tanto cariño.
Espero poder actualizar más pronto, pero entre la uni, mi trabajo y subir reseñas a TikTok, siento que el día dura un segundo jajajaja.
Aquí les dejo mis redes sociales por si quieren echarse una vuelta, hablo de libros y a veces doy reseñas puercas jajajaja.
Les mando un besito en la frentee, muak.