Arranged marriage. (D.M)

By badMalfoy7

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Isabella Rosier siempre ha soñado con salir de Hogwarts y dedicarse a lo que más le gusta. Sin embargo, sus p... More

ARRANGED MARRIAGE.
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EPÍLOGO

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By badMalfoy7

Maraton 1/2

D R A C O.

A primera hora de la mañana, Draco abandono su mansión, para dirigirse a la mansión Rosier.

Tocó la puerta con los nudillos dos veces y ésta se abrió. Dejando ver a una pequeña Elfina, con vestido rosa y moño dorado sobre la cabeza.

Draco reprimió las ganas de reírse.

— Oh — la Elfina soltó una risa nerviosa — Aina le avisará al amo Jack que se encuentra aquí.

— ¿Puedo pasar?

La Elfina junto sus manos y comenzó a moverse nerviosa.— Aina regresará en un momento.

Pasaron diez o quince minutos, cuando por fin Jack Rosier apareció en el umbral de la puerta.

— Draco.— lo saludó el hombre.

— Sr. Rosier — le devolvió el saludo —. ¿Puedo pasar?

— ¿A qué, exactamente?

— Quisiera hablar con usted.— verdad y mentira. No era la razón de su visita. Él fue para ver a Bella, no a su padre, pero ya que estaba allí, lo aprovecho.

— ¿Conmigo, o con Bella?

— Con los dos.

— Hablemos primero tú y yo, después veremos sí puedes ver a Isabella.

Draco asintió. Entonces el hombre se hizo a un lado, y Draco paso. Siguió al Sr. Rosier hacia un despacho, el hombre cerró la puerta y se sentó sobre una butaca de cuero. Le hizo una señal a Draco para que también se sentará.

— ¿Y bien, Draco?

— Sé qué hay un malentendido.

— ¿Así es?

— Le puedo asegurar que sí, señor.

— Bueno, me gusta creerle más a mi hija que a mi yerno, Draco. Pero gracias por tu intento — Draco trago duro y cuando abrió la boca para hablar, Jack lo interrumpió —. Isabella no ha salido de su habitación, tampoco ha querido comer. Se la pasa los días llorando. ¿Sabes cómo me hace sentir eso?

volvió a abrir la boca, pero fue interrumpido una vez más.— Supongo que no, Draco. También supongo que fue un completo error hacer ese trato con Lucius. Menos mal que cumplimos y que ahora se pueden divorciar, ¿cierto? — el hombre se sirvió un vaso de Whisky.

— No me quiero divorciar.

— Estoy consciente que ninguno de los dos quería casarse — arqueó una ceja —. ¿Por qué el cambio tan repentino?

Se movió incómodo en su asiento.— Me siento bien al lado de Bell.

— Ahórrate los apodos para mi hija, por favor.

— Lo siento.

— No me convence que te sientas solamente cómodo con ella, Draco. Lamentablemente, Isabella se siente más que cómoda a tu lado... Ella te quiere.

— Me siento bien con ella, señor.— le aseguró.

El hombre chasqueó la lengua.— Sigue sin convencerme, joven Malfoy.

Algo se rompió dentro de Draco. Y no, no fue su corazón, fue su autocontrol.— Usted está casado.

— ¿No es obvio? — levantó una mano y le mostró el anillo.

— Entonces entenderá que es cosa de dos y no de tres.

— Es mi hija.

— Es mi esposa, por lo tanto, cualquier cosa que tenga que decir, se lo diré a ella, no a usted.

— ¿Vienes a mi casa a faltarme el respeto?

— En ningún momento quise faltarle el respeto, simplemente le estoy aclarando las cosas. Quiero hablar con Isabella, no con usted — se levantó de su asiento, se quitó una mota de polvo inexistente —. Subiré y hablaré con mi esposa.

Jack también se levantó.— Tal vez sea tu esposa, pero sigue siendo mi hija y estás en mi casa.

— Isabella ya es mayor para decidir por si misma. Llámela y veremos sí quiere hablar conmigo. Si dice que no, me iré, se lo prometo. Si dice que sí, me quedaré y hablaré con ella.

— Bien. Mandaremos a una Elfina por ella.

— Con todo el respeto, no confío en sus Elfinas. También tengo y sé que tan fíeles son a sus amos.

— ¿Entonces qué quieres?

— Subiremos, ambos, a su habitación.

— ¿Y?

— Simplemente, usted tocará la puerta y le preguntará.

Jack tendió una mano hacia la puerta, entonces ambos salieron y subieron hacia la habitación de Isabella.

La puerta estaba cerrada, como Draco se lo había imaginado.

El padre de Isabella tocó la puerta y se escuchó la voz de ella, pidiéndole que pase.

— No pasaré, cariño. Solamente vine a preguntarte algo rápido y me iré.

— ¿Qué es? — tenía un tono soñoliento y ronco.

— Draco Malfoy está aquí, dice que quiere verte.

— Dile que se largué...— una pausa, entonces ella volvió a hablar —. Por favor.

«Joder, esperaba algo más, no un simple por favor.»

— Se lo haré saber.— Jack arqueó una ceja hacia Draco.

Volvieron a bajar las escaleras, pero no volvieron al despacho. Jack lo condujo hacia la puerta.

— Gracias por venir.

— ¡No es justo! — frunció el ceño.

— ¿Qué? ¿Que le pusieras los cuernos a tu esposa en tan poco tiempo?

— No le puse el cuerno — exclamó —. Isabella entendió mal las cosas, vine a aclarárselo.

— Sí, inténtalo más tarde. Gracias por tu compañía, y dile a tu padre que sea más hombre y le enseñe a su hijo modales.— le cerró la puerta en la cara.

Draco se marchó, enojado, frustrado y dolido.

«¿Cuántas veces más arruinará todo? ¿Cuándo parara de ser un asco de persona?»

Fue directamente al encuentro de Blaise.

Le contó todo lo que había pasado, con punto y detalle; al igual que le había contado a su madre.

— Soy lo peor que le pudo suceder.— aseguró, y acercó la botella de licor a los labios.

— Sería una mentira decir que no.

— Gracias por tu ayuda.

Vieron la figura de Theodore Nott, acercándose a ellos.

— Hola, hola — el muchacho los saludo, sonriente. Sin embargo, cuando vio la cara que tenía Blaise y Draco, su sonrisa se esfumó —. ¿Lo jodio, cierto?

— Draco es una mierda.

— ¿Cuándo no lo fue, Blaise?

Draco le tendió la botella de Whisky a Theo.— Debiste fugarte con ella, Theo. Debiste quitármela y no dejarla conmigo.

— Oh, amigo. Quería hacerlo, pero eres algo territorial.

— Joder, no cuando ya estaba casada conmigo — aclaró —. Antes.— agachó la cabeza.

— Entonces ella no me quería.— hizo un mohín.

— Nunca te quiso.— le dio unas palmaditas en la espalda.

— Sí, es una lástima — se encogió de brazos —. Pero ánimo, Draco. Ella no te quiere, te ama, y la tienes alrededor de tu dedo, algo que yo siempre quise, pero no se pudo... Así que, sea lo que sea que hayas hecho, arréglalo. Cuídala y ámala.

— Está vez lo arruiné de verdad.

— Siempre arruinas las cosas de verdad, pero al final, lo arreglas.

— ¿Te sentarás con nosotros?

— Lo siento, no puedo. Astoria está conmigo y no quiero dejarla plantada.

— Te gustan mis novias, ¿no es así?

— Yo les gustó a ellas y ellas a mi, hurón.— el chico se despidió de ellos y se fue.

— Le gustan mis novias.— repitió Draco sin alzar la mirada.

— A todas nos gustan tus novias — Draco levantó la cabeza y fulminó a su amigo con la mirada —. Estaba bromeando.

— Lo siento.

— ¿Por qué?

— Por haberte golpeado.

— No es la primera vez y ojalá no sea la última.

— Ella me vuelve jodidamente loco.

— Y eso está bien.

— No lo está... Me pedirá el divorcio, prácticamente ya me lo pidió, pero dijo que me haría llegar el papeleo, Blaise.

— Vamos, Draco — le dio un apretón en el hombro —. Deja de beber, por favor.— le quito la botella de las manos.

Draco volvió a arrebatársela.— Mi realidad vuelve a ser un asco.

— Eres un grano en el culo cuando estás borracho y dolido, por Merlin.

Draco abrazo la botella de Whisky y ladeó la cabeza, cerrando los ojos.

•~•~•~•

I S A B E L L A.

Lo único que Bella quería, era dormir, dormir y seguir durmiendo; para olvidarse de sus problemas y del dolor que le atravesaba el corazón como una daga, rompiéndolo y cortándolo en pequeños trozos.

«Fue un error quererlo. Fue un error decirle que lo quiero.»

Estaba devastada por dentro y por fuera. Su aspecto era digno de un vagabundo. Ropa holgada, cabello seco y revuelto, ojeras adornando sus ojos y un moretón al lado de su ojo y sobre su mandíbula.

Su tia le había checado la cara, no tenía fracturas, pero sí una contusión y una leve cortada superficial. Le dio medicamentos y le aconsejó no usar magia sobre la herida; dijo que sería mejor que sanara por si sola.

Así que le hizo caso, pero se veía fatal.

Estaba esperando los demás estudios, y estaba nerviosa. No quería saber nada, pero al mismo tiempo, lo quería saber todo.

Escuchó la puerta abrirse y se giró bruscamente.

— Levántate.— le ordenó su tia.

— ¿Pasa algo? — preguntó alarmada.

— Claro que pasa, Isabella. No puedes seguir estando en cama todo el maldito día.

— No me quiero levantar.— gimoteó.

— Tienes que levantarte.

— No lo haré.

— Lo harás, o te sacaré.

— Inténtalo.

— No me hagas intentarlo, porque no te gustará.

— ¿Qué quieres?

— Beber, tomar, fumar, tener sexo. Mucho sexo, mucho...

— ¡Oh, Dios mío! — Bella sacó la lengua, haciendo un gesto de asco.

— ¿Cuál fue la palabra que te disgustó? Milady.— le ofreció una reverencia exagerada.

— Esa palabra...

— ¿Cuál?— se echó con ella a la cama.

— La que empieza con la letra s.

— ¿Sexo? — rió —. ¿Te disgusta la palabra sexo?

— No me disgusta, me incómoda.

— Como si fueras virgen...

— Lo era, pero mis padres me obligaron a perderla.

— ¿Y cómo fue?

Bella suspiró, tal cual niña enamorada.— Fue muy lindo...

— ¡Detalles, Bella, detalles!

Volvió a suspirar.— Nos peleamos por meses — recordó —. Era muy, muy malo, tía. Una vez... ¡Joder! Una vez me dejo con las piernas abiertas... y se fue.

— ¿Hizo eso?

— Sí, lo hizo — se tapó la cara —. Pero no me arrepiento de no hacer nada ese día. Estábamos borrachos...

— ¿Y la primera vez, completamente sobrios?

Asintió.— Dimos un paseo por todo Paris... Me llevó a varios lugares, y después pasó...— su mirada decayó —. Para mi fue mágico, para él no. Lo hizo por la carta de su padre.

Le frotó el brazo.— Lo he visto hoy. En realidad, escuché todo lo que él y tu padre hablaron — Bella esperó a que su tía le contara —. Entró muy tranquilo, pacifico, pero de un momento a otro, perdió lo pacifico. Casi le quería gritar a tu padre, no le faltaba mucho para hacerlo, Bella.

— Es un gran actor.

— Es apuesto, pero tenía una expresión de mierda.

— Su mascara favorita...— murmuró ella.

«Joder, cuánto lo extrañaba. Le dolían las entrañas de tanto extrañarle y tanto quererle.»

— ¿Me acompañarás a beber?

— ¿Adonde quieres ir?

— Hogsmeade.

— Nos encontraremos a tantas personas allí.

— ¿Y qué tiene? Arréglate.— salió de su habitación.

A regañadientes, se levantó y entró al baño. Abrió el agua y dejó que se calentará, entonces prendio algunas velas y entró a la ducha.

Se sintió más tranquila al sentir el agua recorrer su cuerpo, relajar sus músculos. Pero el dolor en su corazón era persistente.

Salió de la ducha y comenzó a buscar en su closet ropa limpia y adecuada. Metió las piernas en la minifalda y cerró el cierre que estaba al costado. Metió la cabeza por la sencilla playera negra y después metió la cabeza por el hueco del jersey negro, unas tallas más grandes y algo rasgado, metió mitad del jersey en la falda y después se puso unas botas, que le llegaban un poco más abajo de la rodilla.

Dejó que su cabello se secara al natural y se maquilló, entonces estaba lista. No sabía dónde planeaba ir su tía, pero estaba feliz con su atuendo.

Entonces bajo las escaleras y se encontró con su tía. Saliendo a escondidas de la casa, para que su madre no las pillara.

Cuando llegaron a Hogsmeade, Bella se arrepintió de no llevar vaqueros.

— ¿Y ahora?

— No sé.— admitió su tía.

— Joder, me has traído para nada.

— Necesitabas salir de la casa.

— Volveremos, ahora mismo.

— Claro que no volveremos — enganchó su brazo con el de Isabella y la jalo —. Encontraremos un lugar, beberemos algo y volveremos borrachas a casa.

— Mala idea.— canturreó.

— Es mejor idea que quedarse en cama.

Entraron a un local, algo como las Tres Escobas, pero éste tenía canciones, olía a tabaco y alcohol.

— Me da mala espina.

— Deja de ser una niña.

La mujer les pidió unas cervezas de mantequilla para comenzar. Y así estuvieron bebiendo por unas cuantas horas. Bella estaba aburrida, tenia la mejilla sobre la palma de su mano, y veía como su tía la trataba de animar, bailando sobre el taburete y cantando, muy desafinadamente.

Se sentía cansada, y no sabía si era por la cerveza, o por la tristeza. Decidió no preguntar, no quería parecer una tonta.

— ¿Por qué no te has casado, tía? — le preguntó Bell, pidiendo su séptima cerveza de la noche.

— No he encontrado la persona correcta.

— ¿Y como sabes que una persona es la correcta para ti?

— Habrás encontrado la persona correcta cuando no tengas que mendigarle nada, ni amor, ni cariño, ni sexo, ni apoyo, ni amistad... Simplemente te dará todo antes de que lo puedas pedir — Bella tarareó—. Pero hay personas que son las correctas, pero no saben hacer todas esas cosas... Por lo que sufrieron, lo que pasaron, Bell. Si tú lo quieres y él te quiere a ti... ¡que se joda la persona correcta!

— ¿Volvemos a casa?

— Una última cerveza.

Bella suspiró y volvió q dejar caer su mejilla sobre su mano.

Y esa no fue la última cerveza, fue la séptima de varias más. De varias...

De un momento a otro, Isabella estaba en medio de las mesas, bailando con un mago completamente extraño.

No estaba lo demasiado sobria para bailar como se debe, sus pasos eran torpes, al igual que sus movimientos. Pero se sentía libre, muy libre.

No quería hacer nada con aquel tipo, no tenía lugar para nadie más en su corazón, solamente para Draco Malfoy. Pero quería divertirse un rato, quería pasarla bien.

El tintineo de la campana sonó, avisando que alguien entró al pequeño local. La mirada de Bella se dirigió a la entrada, no era nadie que ella conocía.

Para cuando regreso a la barra, estaba sudada y le dolían las piernas.

Se pasó una mano por la frente, quitándose la fina capa de sudor que yacía sobre esta. Entonces llegó a la barra. Llegó y su corazón se paró.

— ¿Qué hace él aquí? — preguntó con la voz temblorosa.

— Parece que ha estado aquí todo el tiempo, Bella.

— ¿Qué quiere? — no se dignó a mirarlo, ni de reojo.

— Te vio bailando con el extraño y vino a pedirme que te llevara a casa.

— Que se vaya él.

— Estoy aquí, Bell... Puedes decirme a mi las cosas.

— No me llames Bell.

— Te llamaré como quiera, porque eres mi esposa.

— No soy tu nada...

— Mierda, no hagas esto.

— Vete, no te quiero ver.

Sintió su presencia acercarse más a ella, a su espalda.— Te necesitó en casa. En nuestra casa, Bell.— le susurró al oído.

— Nunca fue mi casa.

— Lo es y siempre lo será. Mamá te extraña, Bell. Yo te extraño.

— Extrañas tener sexo conmigo, no me extrañas a mi.

Su tía arqueó ambas cejas y bebió de su cerveza.

— No es cierto, cariño.

— No me llames cariño.

— Déjame explicarte lo que pasó.

Se giró hacia él, viéndolo de pies a cabeza. Entonces frunció el ceño.— ¿No entiendes, Draco? ¿No entiendes que estoy cansada de ti y de tus mierdas? Ya no quiero, Draco — meneó la cabeza —. Ya no quiero... No más, por favor.

— Solo escúchame, una vez y me iré. Si después de escucharme, sigues sin querer nada conmigo, te dejaré, Bella. No volveré a molestarte. El día que me mandes el papeleo, lo firmaré.

— Lo firmarás quieras o no.

— No lo haré, si no me escuchas.

— No puedes obligarme a estar contigo.

— Vuelve a casa.

— No volveré a esa casa, ni mucho menos contigo.— se limpió una lágrima que cayó sobre su mejilla.

— Me estás matando.

— Pues muérete.

— Te ves bien enojada y vestida así.— su aliento apestaba alcohol.

— Me quiero ir, Enora.

Draco la agarró del brazo.— Nos vamos a casa, Bell.

— Déjame.— forcejeó con el agarré.

— ¡Eres mía, yo soy tuyo! — exclamó —. ¡No me puedes dejar así!

Blaise, por primera vez, se movió y se interpuso.— Draco, deja su brazo. Déjala y volvamos a casa.

— Tiene que volver a casa, Blaise.— su voz se rompió.

— Dale tiempo, volverá.

— No volveré, Blaise.— replicó.

— La casa esta tan sola sin ti — susurró Draco—. Nuestra habitación esta tan silenciosa.

— Acostúmbrate.

Entonces Blaise lo tomó de los hombros y lo obligó a caminar fuera del local.

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