Martes 26 de Octubre de 1976
El embarque en el Expreso de Hogwarts en Septiembre.
Escuchar a Bowie
Escuchar a T-Rex
Navidad en los Potter
Ganar una partida de ajedrez
Comenzar un nuevo libro
Terminar un libro
La voz de Grant en el teléfono
Una broma perfectamente ejecutada
Vencer a Sirius en Historia
Vencer a Sirius en cualquier cosa
Correr por el bosque a toda máquina con Padfoot
La sonrisa de Sirius Black
Besar a Sirius...
— ¡Uf, concéntrate! — Remus murmuró enojado para sí mismo mientras caminaba por los pasillos hacia la enfermería. Un grupo de Slytherins de primer año que pasaban por su lado saltaron ante su arrebato y luego se escabulleron, susurrando. Oh, genial, pensó Remus, apuesto a que Snape ya les contó todo sobre Loony Lupin. Hablar conmigo mismo ayudará mucho...
Iba de camino a su primera sesión de estudio con Madame Pomfrey y los estudiantes que se estaban preparando para ser sanadores, y estaba usando su tiempo libre para enumerar todos sus recuerdos más felices. Solo un recuerdo en particular seguía interrumpiendo. Si mi patronus es un perro negro, se dijo a sí mismo, tendré que dejar Hogwarts para siempre y no volver a mostrar mi rostro.
— ¡Hola, Remus! ¿Qué estás haciendo aquí?
Había llegado a la enfermería y se había encontrado a Marlene esperando afuera, sonriéndole, apretando un gran libro de texto contra su pecho.
— Hola — le devolvió la sonrisa — estoy aquí para las lecciones de sanación.
— ¡Oh wow! ¡No tenía idea de que quisieras ser sanador! — Ella sonrió.
— Er... bueno, sí, quiero decir... solo estoy un poco interesado en eso... ¿y tú?
— ¡Oh, sí, es todo lo que siempre quise ser! — Dijo con orgullo.
Remus trató de no parecer demasiado desconcertado. Eso se sentía como el tipo de cosas que debería saber sobre tus amigos, pero claro, Marlene siempre había sido un poco más reservada que Lily o Mary.
En secreto, Remus siempre había sentido un cariño especial por Marlene. Ella era callada y tímida, como él, menos abrasiva que Mary y menos mandona que Lily. Recordó una vez que, en un momento de confusión a la edad de trece años, haber decidido gustar de ella. Eso lo avergonzaba ahora, pero tenía la sensación de que si se lo decía, ella vería el humor en ello. En realidad, ahora que lo pensaba, Marlene tenía la bondad inherente y la actitud sensata que probablemente convenía para ser un sanador.
Además de eso, durante la lección de Madame Pomfrey, Marlene fue claramente la estudiante destacada. Parecía conocer la mitad de los hechizos y la medibruja le dijo con aprobación que tenía un don natural. Marlene se sonrojó de orgullo ante esto, y Remus se dio cuenta de que era la primera vez que la había visto con tanta confianza. Siempre había parecido insegura de sí misma antes.
— ¡Caray, debería empezar a recibir lecciones de ti! — Dijo, cuando salieron de la enfermería más tarde esa noche.
— Oh, cállate — sonrió tímidamente — Serás mi competencia una vez que hayas tenido la oportunidad de ponerte al día.
— Lo dudo — le dio un codazo. — ¿No quieres ser una golpeadora profesional, entonces?
— ¡Ja, no hay chances! — Ella se rió — Deberías ver el estado en el que se encuentra mi hermano, y solo ha sido profesional durante unos años. Sin embargo, no me importaría ser la sanadora de los Cannons. O al equipo para el que Potter sea reclutado, entonces todavía podré verlos a todos después de que termine la escuela.
— ¡Nos veremos de todos modos! — Remus dijo: — No puedes deshacerte de nosotros tan fácilmente.
— Eres una dulzura, Remus — le dio un codazo. — Oye, estoy deseando que llegue la fiesta, ¿Son ciertos los rumores?
— Er...
...
El Halloween de 1976 caería un domingo y, debido a la naturaleza de la noche, los estudiantes de Hogwarts tenían el lunes libre. Esto, en la mente de Sirius, no podría haber sido más perfecto.
Las fiestas de los merodeadores se habían vuelto legendarias y había rumores por todo el castillo especulando sobre lo que exactamente los cuatro chicos podrían tener reservado. Se mencionó una gran cantidad de alcohol, posibles fuegos artificiales: Remus escuchó a un Hufflepuff que juró a ciegas que habían pasado de contrabando a una banda real, con instrumentos y todo.
— ¿Qué piensan? — James se rió — ¿Que los tengo escondidos debajo de mi cama?... eh... aunque podrían tener razón sobre los fuegos artificiales...
— ¡James! — Remus gimió — ¡Eres prefecto!
— Exactamente por eso — sonrió, hinchando el pecho — tengo la autoridad para aprobar cualquier celebración que me plazca.
Remus había incitado tentativamente a Lily con esta declaración, no queriendo meter a James en problemas, pero tampoco queriendo verla humillada.
— Mira, Remus, después de seis años estoy aprendiendo a ir con la corriente con cualquier cosa que ustedes tramen — dijo, sin levantar la vista de sus tablas de aritmancia — Si Potter y Black quieren una fiesta, pues encontrarán una manera de hacerla... sólo voy a repasar algunos hechizos de extinción y a asegurarme de que nadie resulte herido. Además — y ella miró hacia arriba, ahora — Creo que todos necesitan un poco de ánimo. Por la guerra, ya sabes...
Entonces eso era todo. Si Lily Evans estaba de acuerdo con una fiesta, Remus supuso que él también tendría que estarlo. Además, también era en parte para celebrar el cumpleaños de Sirius, que caía el miércoles siguiente. Y tenías que tener una crueldad sobrehumana para privar a Sirius Black de una celebración de cumpleaños.
Este era un punto doloroso para Mary, quien había sido olvidada dos veces y estaba perdiendo la paciencia rápidamente con su novio voluble y fácil de distraer. El problema era que parecía pensar que Remus era la mejor persona para desahogarse.
— No soy idiota — suspiró, unos días después de perdonar a Sirius por su último desaire (no después de haber encantado todas las copas en la mesa del comedor de Gryffindor para arrojar repentinamente su contenido a su cara) —Yo sabía como era antes de que empezáramos a salir, y mi tía siempre me dice 'no puedes cambiar a un hombre...'
— Mm. — Remus respondió, esperando que eso sonara cariñoso y comprensivo. Evidentemente si resultó, porque Mary siguió hablando.
— Y, ya sabes, me gusta el hecho de que él no sigue las reglas y que no le importe lo que piensen los demás. Ojalá le importara lo que pienso...
— Estoy seguro de que si le importa. — Murmuró Remus.
— Sin embargo, no lo demuestra... y, en realidad, no es el único chico guapo en Hogwarts. — Dijo esto con una mirada irónica en su rostro, mientras un alto Ravenclaw de séptimo año pasaba junto a ellos. Roman Rotherhide. Remus había escuchado a muchas chicas susurrar sobre él. Tenía el cabello rubio rizado tan largo como el de Sirius y ojos castaños oscuros.
Mary se pasó la lengua por los labios y siguió con los ojos al chico mayor mientras salía de la biblioteca. Remus cerró su libro de golpe.
— ¿Nos vamos?
...
Domingo 31 de Octubre de 1976
La tarde de la fiesta, Remus estaba acostado en su cama con las cortinas corridas, escuchando a Diamond Dogs por enésima vez, tratando de evitar todas las tonterías que sucedían abajo. Las chicas parecían haber unido fuerzas y habían convertido la sala común de Gryffindor, por lo general cómoda y ligeramente desgastada, en un cruce entre una venta ambulante y el mostrador de cosméticos Boots. Prácticamente podía oler el perfume desde su cama y le picaba la nariz.
Se estaban "preparando", le habían dicho Mary y Marlene, aunque Remus no podía ver lo que eso significaba exactamente, excepto que parecía involucrar muchos espejos, muchas risas y una cantidad impía de laca para el cabello.
James estaba probando nuevos golpeadores para el equipo de quidditch, y Remus asumió que Sirius estaba con él. Peter estaba ayudando a Dezzie a 'elegir un vestido' para la fiesta (aunque Remus sospechaba que esto era solo una historia para encubrir algo; un vistazo al mapa de los merodeadores le dijo que Peter Pettigrew y Desdemona Lewis estaban solos en el baño de prefectos).
Solo y exiliado de la sala común, Remus había considerado la biblioteca, pero Christopher estaba allí, y parecía estar sentado cerca de la entrada (un error de novato: tenías mucha mejor luz cerca de la parte de atrás por las ventanas), lo que significaba que Remus tendría que saludarlo, y Christopher respondería fríamente, encogiéndose de hombros, y claro, eventualmente Remus tendría que arreglar todo eso, pero ahora no estaba de buen humor, ¿De acuerdo?
Sintiendo mucha pena por sí mismo, se reclinó en la cama y levantó su varita, levitando perezosamente el disco de su sobre y por encima de la aguja. Había sacado el tocadiscos de su lugar habitual en el estante de Sirius y lo había dejado en el extremo de la cama, esperando que con las cortinas de la cama corridas pudiera tocarlo lo suficientemente fuerte como para ahogar la charla aguda que provenía de las escaleras.
Sashay on the boardwalk, scurry to the ditch
Just another future song for lonely little kids...'
— Oh, hola. — Sirius asomó la cabeza a través de las cortinas. Remus se sentó.
— Hola — respondió incómodo, y un poco avergonzado, como si lo hubieran sorprendido haciendo algo que no debería hacer — ¿Quieres tu tocadiscos devuelta?
— No — Sirius agitó una mano. Abrió más las cortinas y, para horror de Remus, se metió al interior y se subió a la cama. Se sentó de espaldas al lado de Remus y escuchó el disco con él.
Estuvieron en silencio durante un largo rato, ambos mirando el dosel rojo sobre ellos. Remus seguía diciéndose a sí mismo que Sirius se estaba comportando perfectamente con normalidad. Él holgazaneaba en la cama de James todo el tiempo; no significaba nada.
Finalmente, para su alivio, Sirius habló.
— Rompí con Mary.
¡Ah! Así que eso se trataba. Remus arqueó las cejas.
— ¿De verdad? Lo siento, amigo.
Sintió a Sirius encogerse de hombros a su lado.
— No, está bien. No es como si estuviese enamorado de ella o algo así.
— Hay muchos más peces en el mar.
— Sí — se rió Sirius. Ambos se quedaron callados de nuevo. La voz fina y aguda de Bowie resonó entre ellos. La primera canción terminó y comenzó el atronador oleaje de Sweet Thing — Amo esta canción. — Comentó Sirius. Remus murmuró un "yo también".
‘If you want it, boys, get it here thing,
Cuz hope, boys, is a cheap thing, cheap thing’
— Lo hicimos. — Dijo Sirius, de repente. — Mary y yo.
— Lo hicieron... oh. ¿Cuándo?
— Durante el verano. Una o dos veces desde que volvimos a Hogwarts.
— Correcto. ¿Es eso... quiero decir, no es por eso que te dejó no?
— ¡No! — Sirius le frunció el ceño — Gracias por el voto de confianza, pero no creo que fuera tan terrible. Solo nos separamos, eso es todo.
— ...¿Cómo estuvo?
— ¿El rompimiento?
— ¡No!... ¿Cómo estuvo...?!
Sirius sonrió enigmáticamente.
— Oh sí... estuvo bien. Excelente. No como imaginaba, pero... sí, bien.
— Bueno... bien, entonces.
— Ella es realmente hermosa. Mary.
— Sí, lo es.
'Then let it be; it's all I ever wanted
— Sí, lo es.
'Then let it be; it's all I ever wanted
It's a street with a deal, and a taste
It's got claws, it's got me, it's got you…’
— ¿Recuerdas cuando éramos niños y estábamos convencidos de que Bowie era un mago? — Dijo Sirius.
Remus sonrió con cariño al recordarlo.
— Sí, todavía creo que lo es.
— Un día, cuando todos vivamos en Londres, iremos a buscarlo y entonces podremos preguntarle.
Remus se echó a reír.
— ¡¿Qué?! — Sirius le devolvió la sonrisa.
— ¡No puedes solo conocer a alguien como Bowie!
— No veo por qué no. Podríamos ir a uno de sus conciertos o averiguar dónde vive. Ten algo de imaginación, Lupin, una vez que seamos mayores de edad podremos hacer cualquier cosa.
Rebel Rebel comenzó a continuación. Prácticamente era el tema principal de Sirius ahora.
— Cualquier cosa. — Remus sonrió. — Tú ya crees que puedes hacer cualquier cosa ahora.
— ¿Me llamas arrogante? — Sirius entrecerró los ojos y se sentó. Él le estaba sonriendo. Remus le devolvió la sonrisa.
— ¿Vas a negarlo? — Él respondió: — Tu ego es tan grande que tiene su propia órbita.
— ¡Qué cruel!
— Tu ego es tan grande — continuó Remus, astutamente — ¡Qué cuando lo hacías con Mary probablemente cerrabas los ojos y te imaginabas a ti mismo!
— ¡Me hieres, Lupin! — Sirius tomó una almohada y comenzó a golpearlo con ella. Remus le dio un rodillazo en la espinilla, rodando para tratar de detener el ataque de Sirius, pero Sirius fue más rápido. Riendo, se subió encima de Remus, obligándolo a bajar, sosteniendo sus muñecas sobre su cabeza. — ¡Ajá! — Él vitoreó triunfante. — ¡Ahora discúlpate!
— No. — Remus arqueó una ceja y luchó por liberarse. Sirius estaba sentado a horcajadas sobre él ahora, y se apoyó por encima de los movimientos de Remus, empujando hacia abajo.
— ¡No puedes escapar! — Sirius dijo: — ¡Te tengo, Moony!
Sus ojos se encontraron y todo fue diferente. Remus se dio cuenta de la falta de espacio entre ellos, cada forma y ángulo del cuerpo de Sirius que tocaba el suyo. Tiró hacia arriba, deliberadamente, probando, y Sirius empujó hacia abajo.
— Sirius — susurró Remus, tentativamente, escuchando el tono de su propia voz. — ¿Qué estamos haciendo?
— Sh — Sirius negó con la cabeza. — Sh... — dijo Sirius de nuevo, inclinándose hacia adelante ahora, soltando las muñecas de Remus — Solo esto... solo... — su rostro estaba enterrado en la almohada junto a ellos, Remus podía escuchar su respiración acelerarse sobre el estribillo inicial de Rock ' n 'Roll with me.
'You always were the one that knew…'
— Está bien — susurró Remus. Entonces, haremos esto.
Si esto era lo que quería Sirius, Remus no iba a hacer más preguntas; de todos modos, no creía que le quedara suficiente sangre en el cerebro para formular un pensamiento; le dolía, se esforzaba por el deseo, y Sirius lo presionaba, golpeando las partes de Remus que más se preocupaban por la presión. Empujó su mano entre ellos, toqueteó los botones de sus jeans. Sirius se puso ligeramente tenso, pero lo permitió todo, dejando que Remus hiciera el trabajo. Dejando que Remus lo tocara.
Se sintió momentáneamente tímido con respecto a su cuerpo, qué huesudo debe parecer su cuerpo; qué torpes lucen sus manos. Pero pronto no quedó espacio para la timidez, Sirius siguió moviéndose y Remus se perdió, completamente perdido en la extraña familiaridad de otra persona, y el hermoso olor del cabello de Sirius.
Terminó casi tan rápido como había comenzado. Todo lo que necesitó fue el ángulo recto contra la cadera de Sirius y Remus jadeó, temblando, viendo estrellas, y un segundo después Sirius dejó escapar un grito ahogado en las sábanas.
En los tranquilos momentos que siguieron, permanecieron tendidos sin aliento y tensos. Entonces Sirius se incorporó y se bajó, rodando sobre su espalda. No dijeron nada mientras se subían los pantalones y se arreglaban la ropa. Remus se negó a ser el primero en hablar.
— Me dejé llevar un poco. — Dijo Sirius, aclarándose la garganta.
Remus parpadeó.
— Bien... — Tragó, secamente.
— Lo siento.
— ¿Qué? No, está bien.
Sirius se veía incómodo - Remus nunca lo había visto tan fuera de lugar antes.
— Voy a bañarme. No falta mucho para la fiesta.
— Correcto. — Remus asintió de nuevo, mirando a Sirius salir con cuidado de la cama y volver a través de las cortinas. Se detuvo y se volvió rápidamente, luciendo un poco asustado.
— ¿No le dirás a nadie?
Remus resopló y negó con la cabeza.
— Como si fuera a hacerlo.
Sirius asintió y cerró la cortina detrás de él.
Remus se dejó caer en la cama, su mente aún se ponía al día. Si no estuviera tan confundido, estaría furioso.
Otra cosa, estoy escribiendo una fic de Regulus Black, si les interesa esta en mi perfil (solo la introducción)