𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘 #𝟏 |njh| ©

By AllfEdwardS

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❝ Dicen que la mejor manera de librarnos de la tentación es caer en ella.❞ LIBRO 1 | SERIE OSCURIDAD More

DADDY
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ANUNCIO
LX
EXTRA | NIALL
LXI
LXII
EPÍLOGO
NOTA FINAL
ESPECIAL 90K
H. BIRTHDAY
Final Verdadero | Dificultades

LIII

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By AllfEdwardS

LIII. Verdades que hieren

PARTE I

Grace

Las caricias en mi cintura por debajo de la camiseta me hacen despertar. Con el corazón desbocado, diviso los anillos que adornan los dedos del irlandés mientras traza círculos imaginarios sobre mi piel.

Siento su respiración acompasada sobre mi cuello mientras acaricia el mismo con la punta de su nariz.

Es malditamente relajante estar así, pero debo preguntar donde rayos se había metido mientras dormía.

—Hey —susurro y él sonríe.

—Hey. —dice de igual forma.

Giro mi cuerpo de modo que quedó frente a frente con él. Mi mano acaricia su mejilla, su barba hace cosquillas en mi palma mientras refuerza su agarre en mi cadera y me pega más a él.

—¿Donde estabas? —mi pregunta brota al momento de llevar la mirada hacia aquellos apetitosos labios.

—Tuve dos reuniones imprevistas... y un par de diligencias. —asiento—. ¿Porqué? —me mira coqueto—, ¿Me extrañaste?

Sonrío cuando sus brazos me rodean y me dejo embriagar por el delicioso aroma de su perfume. Un asentimiento involuntario es lo que obtiene y no me atrevo a abrir los ojos.

Levanta mi pierna y la sube sobre su abdomen acariciando la parte alta de mi pierna y mi muslo. Hay algo en el ambiente que complica las cosas para mi, hace casi diez días que no tengo ninguna especie de contacto físico con nadie... después de lo que Luciano me hizo, me había encontrado indispuesta. Pero la lesión ya no está y los días de abstinencia causan estragos en mi sistema.

El que comience a acariciarme por donde inicia mi trasero... no es del todo buena idea. No cuando el roce de mi pierna puede palpar la dureza que comienza a formarse dentro de su pantalón. El cosquilleo en mis pezones se hace presente y consigo, vienen los besos húmedos en el cuello, el palpitar de mi entrepierna, el calor de nuestros cuerpos.

No es necesario que ni uno diga nada, ambos sabemos lo que queremos, sabe lo que quiero y no duda en dsrmelo.

Rotamos de nuevo sobre la cama, ahora con su cuerpo sobre el mío, me comienza a desvestir y yo a él sin la urgencia de tener que ser rápidos o silenciosos. Es cuestión de minutos para que todas nuestras prendas desaparezcan y solo me deje en bragas y él en boxers. Se incorpora después de dejar eroticos besos ardientes sobre mis labios, me extiende la mano y no dudo en tomarla reparando en su mirada puesta sobre mis pechos expuestos.

Sé cuanto le gusta prenderse de ellos.

Me lleva de la mano, sin importarle la ausencia de la ropa, atravesando los pasillos hasta el final del segundo corredor. Abre la última puerta dejandome en la penumbra de la habitación. Toca un interruptor y automáticamente, las luces rojas y anaranjadas se activan con la iluminación.

La habitación perfecta no existía hasta que me trajo aquí.

Una estancia digna de un amo y una sumisa. El que mi irlandés tenga los mismos fetiches que yo, me enciende de sobremanera.

Fustas, paddles, grilletes, esposas, látigos, pinzas, juguetes de todo tipo yacen expuestas como exhibiciones sobre finos estantes en las paredes y también fuera de ellas.

Hay una cama con palcos negros a cada extremo, no hay sábanas, solo es una hermosa cama tapizada en cuero rojo, con almohadas y cojines del mismo material.

Niall me lleva de la mano hacia el borde de la misma posicionándose a mi lado.

Emocionada es poco para describir la forma en como me siento.

—Recuestate boca abajo... —Obedezco y acato la orden sintiendo como la frialdad del cuero me endurece los pezones. Me remuevo bajo su cuerpo cuando siento sus piernas a cada lado de mi cadera.

Retira mi cabello de la espalda y la deja libre soltando las hebras sobre mi hombro. Sus labios recorren la piel de mi hombro, mi espalda, y mi cadera enviando un ligero azote hacia mi trasero que me hace respingar. Siento su ausencia unos momentos pero pasados un par de segundos, un líquido tibio es rociado sobre mi espalda y este se desliza lentamente a cada lado de mi cuerpo. Tomo una de las almohadas forradas del mismo cuero y la posiciono debajo mi barbilla y brazos. Sus manos hacen magia en mi cuerpo masajeando las zonas específicas donde resiste la tensión.

Aceites corporales.

Masajea mis omóplatos, la parte baja de mis costillas, los musculos al final de mi espalda y finalmente se dirije hacia mis glúteos y mis piernas.

—Como que esto me está estorbando... —miro sobre mi hombro y no espera respuesta de mi parte a la hora de arrancar de un solo tirón mis bragas desgarrando el encaje. Se deshace de ellas y dirige sus labios hacia mi trasero—. Mucho mejor —besa mis glúteos como si se trataran de mis propios labios. Me hace quedar de rodillas con el pecho y la mejilla aún pegadas en a la almohada y la cama.

Al principio creí que ya iba a suceder pero no. Nisiquiera se levantó y me hizo olvidar todo el estrés de la semana usando solamente su boca. Reprimo un gemido cuando sus labios y su lengua succionan y saborean recogiendo todo rastro de mi humedad.

Me permito disfrutarlo, todo esto mientras sus manos continúan masajeando deliciosamente mis músculos poco a poco menos tensos.

Magreo inconscientemente el trasero más hacia atrás, entiende lo que quiero y lo que mi cuerpo exige. Un azote llega sin previo aviso dejandome los glúteos ardiendo. Otro y otro, me excito con cada golpe mientras su lengua continúa chupando todo ahí abajo. Gruñe como poseso hasta que se abre paso entre mis pliegues e introduce un dedo en mi humedad cavidad. No dura mucho pues diviso su rostro meterse entre mis piernas, recostado boca arriba sobre la cama. Tiene una vista perfecta y exacta de mi vagina, se relame los labios y acaricia mis piernas bajo las miradas ardientes y curiosas por saber lo que quiere.

—Siéntate nena... —trago duro, sin embargo, acato la deliciosa orden.
Estruja mis glúteos y su lengua causa tirones mientras se magrea y saborea mi sensible clítoris. Chupa y besa mis labios externos, succiona la temblorosa perla roja e introduciendo en mi, dos dedos esta vez.

Gimo descontrolada, a este paso me hará llegar en cualquier momento.

Deslizo mis manos sobre mi resbaladiza piel, el aceite corporal me permite sopesar la sensibilidad del tacto en mis pezones cuando los rozo con mis dedos, los acaricio y los pellizco incrementando la burbuja de excitación que se crea en mi centro.
Arqueo la espalda con una mano jugueteando mis pezones y la otra sosteniendome por detrás sobre el abdomen del irlandés. Exploto por primera vez y él sin miramientos, recoge todo lo esparcido y restantes de mi reciente orgasmo.

Me bajo de encima aún cuando las sensaciones son apabullantes y los espasmos no han desaparecido.
En silencio, evito que se levante y tomo esta vez yo el frasco costoso de aceite con olores florales. Lo beso y el me empuña el cabello profundizando el encuentro.

Tiro de su labio separándome y montandome esta vez a horcajadas sobre su cuerpo, justo encima del prominente y duro bulto dentro del bóxer que al estar en contacto con mi sexo expuesto, logra que vuelva a humedecerme.

Destapo el frasco y vierto una considerable cantidad sobre su torso, la cual expando con destreza logrando que se relaje y disfrute con los ojos cerrados y un brazo cubriendo sus párpados.

Hago lo mismo con su espalda durante un rato, hasta que terminamos completamente excitados, repletos de aceite y queriendo matar las ganas de clavarme en ese duro miembro que lucha con romper la tela del bóxer. Lo dejo nuevamente boca arriba pero esta vez él se flexiona y se sostiene con los codos mientras yo me hinco y hago descender la prenda hacia abajo.

La prominente erección que posee, salta ante mis ojos, tan apetitosa como para hacerme cosquillear el paladar.

Hace mucho, para mi, que Niall y yo no hemos tenido contacto físico más allá de besos y caricias atrevidas. Mis ganas por poseerlo y porque él me posea a mi, son certeras. Tomo el falo con las cenar tan jodidamente remarcadas y el glande rojo y brilloso que esperan por sentir el tacto de mi lengua.

Comienzo a repartir besos desde donde empiezan los testículos hasta la cúspide de su pene antes de rozar esta misma con mi lengua. Exhala ante mi caricia con la respiración entrecortada.

Saborearlo siempre es un placer, meto a mi boca todo lo que puedo y comienzo a chuparlo como desquiciada. Siendo sitil, suave, ruda y rápido a la misma vez. La parte baja es acariciada por mi lengua mientras frunzo los labios de modo que al entrar y salir, sea más placentero para él.

Gruñe por lo bajo, empuña mi cabello y comienza a follarme la boca como a él le gusta.

Termino de quitarle todo el bóxer y lo aviento a cualquier parte, acaricio sus piernas y su pelvis, me hace entrar más profundo y mi garganta parece recibirlo con gusto sin arcadas. Mi nariz cosquillea rozando con los vellitos dorados de su pubis mientras clavo las uñas en sus glúteos perdiendome entre el vaivén de su sabor y el aroma varonil.

Deja que lo suelte y momento y aprovecho para tomarlo con mi mano mientras lo masturbo y me muerdo el labio dispuesta continuar. Me concentro en el glande mientras mi mano ejerce presión de arriba a abajo rodeando el tronco.

Le escucho gruñir y maldecir, me deja hacerlo yo misma, me apodero de la situación impidiendo que vuelva a tomarme del cabello. Lo masturbo cuando mi boca va en busca de sus testículos, los cuales chupo y saboreo tra transportandolo a la bruma de placer que lo hace gemir y gruñir.

Sonrío.

Continúo, teniéndolo dentro, soltando pequeños gemidos que lo ponen a respirar mal. Me toma por el cuello y la mandíbula, separandome de su entrepierna, está vez, para besarme y poseerme. Estaba a punto de correrse.

Me carga entre sus brazos hacia quien sabe donde pero mantengo mis labios unidos a los suyos y las piernas adheridas a su cadera. Se sienta don ambas piernas separadas conmigo encima sobre otra superficie curveada de cuero. Tengo que separarme un momento para ver de que se trata.

Un potro del amor.

—Follar en la cama no es tan poco convencional. —me hace sonreír con sus palabras, como si leyera mis pensamientos.

Quisiera apreciarlo más a detalle pero aquí el problema es que los labios traviesos del irlandés no me permiten hacerlo. La humedad en mi centro es inminente, en contacto exterior con su miembro, me siento desfallecer.

Ya no puedo soportarlo.

Me levanto solo un poco y no hace falta tomarlo ni posicionarlo, ya conoce el camino y no le es difícil entrar en mi de una forma tan malditamente exquisita.
Niall está ligeramente recostado sobre la curvatura del sofá, sus manos se posicionan sobre mi cadera y comienza a moverlas de adelante hacia atrás a su antojo. Lo acompañan mis ganas por liberarme de nuevo, estamos resbalosos, nuestros cuerpos bañados en aceite aromático y las gotitas de sudor que bajan por nuestra piel. Unos cuantos azotes a mi trasero con esa fuerza descomunal, lo dejan ardiendo y con ganas de más. Comienza a hacer demasiado calor aquí dentro y los pequeños ruiditos que brotan de nuestras intimidades unidas, no ayudan en lo absoluto. Como si el aceite y nuestros jugos naturales hicieran un efecto inmediato. Ante la fricción de nuestros cuerpos y que no hay punto de separación, es el sonido más exquisito y más estimulante que jamás haya oído. 

Es así como comienza nuestra guerra.

Gimiendo como posesos, boca a boca, piel con piel... resintiendo la ausencia de su cuerpo.

Niall se prende de mis pechos como tanto le gusta y no los suelta mientras me folla a lo bestia.

A veces pienso que tiene una obsesión extraña con mis tetas.

Y lo confirmo cuando desencadena el orgasmo que puede conmigo al momento de mordisquear mi pezon.

Una doble estimulación mientras lo envuelvo con mis fluidos, gimo descontrolada y él tira del montículo rosado que envía descargas de placer por todo mi cuerpo.

Lo peor es que no se detiene y continúa embistiendome, estimulandome, me lleva al límite.

Esta vez soy quien se recuesta en la siguiente curvatura a petición suya.
Con la rodilla sobre el lugar donde yacía sentado y la otra sosteniendo su peso en el piso, se introduce como lobo en celo y me dejan sin conciencia la potencia de sus embestidas. Sus testículos impactan contra mi trasero, la está metiendo toda y sin contemplaciones.

Joder.

Tomo su muñeca en mi cadera y la deslizo sobre mi abdomen y pecho hasta llevarla y posicionar su mano al rededor de mi cuello.

—Ahorcame... —su sonrisa ladeada y maliciosa no ponen objeción ante mi petición. Me excita todo lo que tenga que ver respecto a este hombre. El ceño ligeramente fruncido, la forma en la que se muerde el labio inferior, las venas que se remarcan en sus manos y brazos al momento de ejercer presión en mi cuello. El cuerpo de Dios olímpico que brilla bajo las luces rojas y los ligeros gruñidos que suelta a la hora de embestirme.

Me hace llegar una segunda vez pero a diferencia de la primera, este es más sensitivo y lo disfruto el doble aún cuando siendo su eyaculación llenarme por completo. Gime contra mis labios cuando obtiene el suyo, se hunde por completo en mi y me hace sentirlo hasta el fondo.

Su mano sigue rodeando mi cuello, esta vez, dejándome respirar un poco más.
Su pulgar acaricia suavemente mis labios pero esta vez, no pierdo el tiempo debatiendome en su hacer o no lo que se me antoja, solo lo hago.

Y eso es entre abrir un poco los labios e introducir su dedo en mi boca. Solo lo chupo con delicadeza simulando una felación. Cuando lo saco, dejo un besito en la puntita y atraigo su cuello bajo la mirada espectante de mis acciones previas. Arremeto contra sus labios y él no parece insatisfecho, lo cual me agrada pues se deja caer otra vez sobre el sofá de cuero conmigo encima y aún en mi interior.

Rodeo su cuello con mis manos, acaricio su cabello mientras nos besamos en silencio. Las suyas van a parar hacia mis glúteos, los cuales no duda en estrujar y acariciar con sutileza.

—¿Cansada? —niego cuando roza su nariz con la mía—, perfecto. —frunzo el ceño y no replico cuando vuelve a levantarme en el aire. Así, aún desnudos, unidos y entre candentes besos subidos de tono; me saca de la habitación tan sacado de la pena.

Recorremos el corredor principal encontrándonos con Amelia, quien se queda estática y estupefacta al percatarse de nuestra comprometedora posición y la ausencia de nuestra ropa.

—Que descanses, Amy. —¿Amy?

Ella no le responde, ya que es inmediato cuando Niall deja de prestarle atención pero yo si la veo, con los ojos llenos de lágrimas. La chica se marcha corriendo y mi castaño nisiquiera la determina.

Auch.

[...]

Cuando estamos de regreso en la habitación, Niall me baja y me deja en el suelo. Inmediatamente mi cuerpo comienza a extrañar su calor y por mis piernas escurren los resultados de mis dos orgasmos y el suyo.

Se ríe de mi expresión sin importar que ahora somos un desastre de fluidos.

Me encanta que no tenga pudor.

Se acerca para besarme y toma mi mano llevándome hacia el baño donde comienza a llenar la tina y verter jabón burbujeante y esencias florales.
Me retiro nuestra gracia de las piernas con un trozo de papel higiénico bajo su risita contagiosa. Me guía cuando el balo está listo y se mete conmigo posicionándose a mi espalda. Deja que me recueste sobre su pecho y toma una esponja y jabón con los cuales comienza a quitar los restos de aceite de mi cuerpo. Limpia mi piel con suma delicadeza, mis brazos, mis manos, en las cuales deja un casto beso al retirar el jabón con la regadera de mano.

En silencio, me dejo llevar por sus caricias y la canción que ha comenzado a sonar en los altavoces del baño.

Le escucho recitar muy bajito justo cuando Eminem comienza a cantar mientras, totalmente concentrado, prosigue con mi otro brazo.

I can't tell you what it really is,
I can only tell you what it feels like.
And right now there's a steel knife un my windpape...
No puedo decirte lo que realmente es,
Solo puedo decirte que se siente. Y ahora mismo hay un cuchillo de acero en mi garganta.

I can't breathe but I still fight while I can't fight...
No puedo respirar, pero sigo peleando contra lo que no puedo.

As long as the wrong feels right it's like I'm un flight...
Mientras lo mal se sienta bien, es como si estuviera volando.

High of love , drunk from my hate...
Drogado de amor, borracho de mi propio odio... 

It's like i'm huffin' paint,
And i love it the more that i suffer, I soffocate...
Es como si estuviera inhalando pintura...
Y me encanta, entre más sufro, más me sofoco...

And right before i'm about to drown she resuscitates me...
Y justo antes de ahogarme, ella me resucita...

She fuckin' hates me, and i love it...
¡Demonios! Ella me odia, pero me encanta que lo haga...

Me he perdido tanto en su voz y en lo que significa la letra de esa canción, tanto, que no me he dado cuenta cuando ya está terminando de lavar mi pecho.

Mi piel se siente suave.

Pero sus labios cantando una y otra vez son lo que me mantiene absorta.

Conozco la canción pero no quiero interrumpirlo, me gusta escucharlo... pero me asusta más el hecho de saber que él ha notado que lo estoy viendo y escuchando mientras canta. Se siente como si aquel fuese nuestro futuro ante todas las mierdas que seguramente se avecinan.

¿Nuestro futuro?

Esta vez canto con él, lo cual lo hace sonreír y besar mi mejilla mientras ma canción continúa.

Just gonna stand there and watch me burn?
¿Solo te quedarás ahí parado y verás como me quemo?

Well that's alright because i like the way it hurts...
Bueno, está bien porque me gusta la manera en la que dueles...

Just gonna stand there and hear me cry?
¿Sólo te quedarás ahí parado y me escucharás llorar?

Well that's alright because i love the way you lie...
Bueno, está bien porque me gusta la manera en la que mientes...

I love the way you lie...
Amo la manera en la que mientes...

Sus dedos se desplazan trazando figuritas imaginarias en mi piel, esparciendo el jabón. Ambos hemos dejado de cantar y soy quien está vez toma la esponja y las riendas de la situación.

Giro mi cuerpo hasta quedar frente a frente.

Ahora es mi turno de ayudarlo y eso hago, vierto jabón líquido de nuevo en la esponja y la deslizo sobre su pecho y torso empleando mi tarea.

—Habían fustas en la habitación. —sonríe de lado y asiente—. Creí que las usarías conmigo.

—¿No te gustó? —me mira interrogante. Atraigo su cuello con mis manos y lo beso.

—Me encantó. —vuelve a besarme con posesividad—. Solo me causa curiosidad, ¿Porqué no los usaste conmigo si antes ya me habías azotado? —me mira y deja un mechón de mi cabello tras mi oreja.
Me observa en silencio y detalla mi rostro sin miramientos.

—No me gusta ver tu cuerpo lastimado... —confiesa con la mirada puesta sobre mis labios—, lo hice en el cuarto de juegos con mi cinturón, fue excitante... pero también estaba enojado. —me dice—. Cuando utilizo las fustas, no mido la fuerza que ejerzo en ella. No la usaré contigo porque no quiero hacerte daño.

Sus palabras tienen impacto en mi.

Recuerdo perfectamente aquel día, me dejó con las ganas y sin poder correrme.

Por su semblante al parecer, ido, noto que se arrepiente aunque jamás creí que a tal magnitud. Busca mis labios desesperadamente haciéndome soltar la esponja, enredo los brazos al rededor de su cuello y juego con su ahora húmedo cabello.
Toma mi cuerpo una vez más y me embiste sin preámbulos.

Estamos haciendo un desastre con el agua pero nada importa, me besa, me toma, cada estocada, cada embestida es un nuevo pacto que me dice y me reafirma lo que tanto me he estado negando a aceptar.

Es lo que nos hace repetir dos veces más hasta que creemos que ha sido suficiente y nos hace salir de la tina para continuar con nuestra "ducha" en la regadera.

[...]

—Basta —río ante el respingo que me provoca su nalgada. Termino de sujetar los lazos de la bata de baño, o al menos eso intento, las manos traviesas de Niall no me permiten medio vestirme como se debe.

—Te ves mejor sin esto. —deshace mi nudo y es que me dan ganas de golpearlo.

—Tranquiliza la polla un rato y deja que me vista. —me carcajeo con él mientras lucha por desnudarme otra vez.

Caminamos juntos hasta el walk-in clóset, me deja por la paz, esta vez frente a la puerta junto a su guardarropa.

—Ábrela. —me indica.

Dudosa, como si me fuese a saltar un leon de dentro, lo hago.

No hay león alguno, solo... un clóset entero con prendas, zapatos y bolsos nuevos.

Las etiquetas me indican las costosas marcas. Me señala las gavetas y los cajones.

Ropa interior y lencería.

Algunas de estas las reconozco, son mías, pero el 90% de todos esto es nuevo y... demasiado lindo.

—Por alguna extraña razón, Maxim reforzó la seguridad en las residencias, fui por un par de documentos que necesitaba y le pedí a Ofelia que empacara lo necesario para ti.

—La mitad de todo esto es nuevo... —digo sin apartar mis ojos de las suaves y bellas prendas.

—Nuevo hogar, nuevo clóset. —me abraza por detrás.

—Así no va. —reímos.

—¿Y? —gira mi rostro y captura mis labios.

—¿Ofelia sabe... que estoy contigo? —asiente.

—Dijo "Menos mal ese zángano traicionero ya no le hará nada" —me río pues el intento fallido por imitar la voz de mi nani le salió demasiado gracioso.

Compartimos un par de palabras más, me dice que a partir de mañana, Taylor está a mi disposición.

Mañana debo volver a la universidad y eso significa, enfrentar a Henry, quien me ha llamado y escrito incontables veces. He ignorado los mensajes e incesantes llamadas de mi madre y de Maxim también. No he querido tocar en celular porque me siento tan bien así.
Esta pequeña burbuja que puede reventar en cualquier momento, me mantiene a salvo. Me hace sentir segura y protegida.

Mañana aterrizo a mi horrible realidad, quizás mi padre ya lo sepa y me busque.

Es por eso que Niall me deja claro el justo lugar donde el escolta me esperará para traerme de regreso.

Una vez vestidos, bajamos juntos hasta el primer piso. Deben ser pasadas de las nueve o diez, Higgie nos ofrece la cena, aunque sea tarde y los dos aceptamos.

—Amelia, pon la mesa para el señor y la señorita por favor. —su madre la llama y ella solo se limpia las mejillas obedeciendo en silencio.

¿Qué le pasa?

—Amelia, ¿estás bien? —cuestiona Niall una vez tomamos lugar en la mesa. Asiente sin emitir palabra alguna.

—Lo estoy, monsieur Horan. —noto por el dialecto que la chica es Francesa, mi madre también lo es.

Niall no le cree, sin embargo, no indaga más y se dedica a abrir el portátil y teclear algo en él mientras Amelia llega para servirnos.

La mirada de la chica irradia odio puro y sinceramente no entiendo el porqué.

Sospecho, pero las descarto de inmediato.

No lo creo.

—¿Qué haces? —sostengo mi mentón con mi mano interesandome por lo que está haciendo. Él toma mi mano y tira de ella con la intención de ponerme de pié. Hace un poco para atrás la silla y me sienta sobre sus piernas.

Observo lo que está presentando la pantalla del mackbook.

—¿Alemania? —asiente.

—Si todo sale bien, el año próximo tendremos una nueva sucursal en Berlín. Las sumas son prometedoras. 800,000,000 millones de euros por mes según las gráficas.

—Por Dios. —miro estupefacta las cifras. Durante un rato me explica todo lo referente a estas inversiones, Niall es un jodido genio para los negocios.

—Podría enseñarte muchas cosas... —su mano se desliza dentro de mi blusa y me ruborizo por primera vez bajo la mirada divertida de Higgie.

—Sucio. —lo reprendo intentando levantarme pero es es las rápido y más fuerte. Me sienta nuevamente sobre su regazo.

—¿No me vas a consentir? —oculta el rostro entre mis pechos haciéndome reír. Tomo el tenedor que yace junto a su plato y corto un trozo del filete de ternera que luce apetitoso. Lo llevo directamente a su boca mientras trabaja.

Su mano derecha teclea en el ordenador mientras la izquierda rebusca dentro de mi blusa hasta capturar mi pecho libre del sostén.
Concentrado juega con mi ahora erguido pezón mientras continúa en sus asuntos y yo lo alimento cual niño pequeño. Extiende los labios de vez en cuando solo para cumplir su capricho de besarme cada cinco minutos.

Podría hacer esto durante mucho tiempo sin aburrirme.

En verdad lo creo.

[...]

Ambos terminamos de cenar a la par de unas horas.

Niall atiende su teléfono yendo hacia el despacho que por lo que mencionó, está al fondo del corredor del primer piso.

Decido adelantarme a la habitación cuando me siento presa del sueño. Subo los escalones cubriendo mi boca del bostezo que me toma.

Me topo a Amelia quien vuelve a mirarme como si del peor bicho raro se tratase. Me molesta que me mire de esa forma.

—¿Tienes algún problema?

—Sí. —deja el plumero de lado y me planta cara.

—¿Y puedo saber cual es?

—Tú. —enarco una ceja y me cruzo de brazos.

También puedo jugar a esto, veremos quién es más hija de puta. —Me molesta tu presencia aquí. Él ya nisiquiera me determina, por tu culpa. —me río, sin poder evitarlo, solo me río ignorando el hecho de que acaba de mencionar que Niall la miraba o le prestaba atención.

No lo sé, quizás lo descubra más tarde.
—¿Dé que coño te ríes? —me divierte aún más su exasperación.

—De ti, esque... —me abanico a mi misma con la mano—, joder, ¿Cómo es que te salen tantas estupideces juntas?

—Apenas llevas un día aquí y ya no te soporto.

—Pues me vas a tener que aguantar cariño, te guste o no. —le hago saber sin titubeos.

—No lo toques, no lo mires, no lo abraces, te lo advierto... —masculla entre dientes mirando hacia todos lados con miedo quizás que alguien pueda escucharla— lárgate de aquí o de lo contrario me vas a conocer. —se acerca aún más— nisiquiera la serpiente de Nancy Warren pudo conmigo, menos lo harás tú.

—La diferencia ente tu y yo es que yo si pude contra ella, incluso él me ofreció estar aquí. Y más que una oferta, no me dió opción. Tampoco iba a declinarla, ya que me gusta estar con él. —avanzo igual que ella—. La diferencia entre tu y yo... es que tengo el suficiente autoestima y amor propio como para no tener la necesidad de ahuyentar mujeres que considero una amenaza. —murmuro muy cerca de su rostro. La maldita es apenas unos centímetros más alta que yo, aún así no me intimida— Nisiquiera eres competencia para mi.

» Así que déjate de joder y no vuelvas a molestarme porque te juro que a la siguiente no respondo.

Le doy una última mirada yendo directo a la habitación.

Me trago el mal rato, suspirando contra la puerta.

Me deshago de todas mis prendas y me meto a la cama únicamente en bragas a la espera del castaño quien abre la puerta cuando comienzo a cerrar los ojos. Escucho sonidos en la habitación y seguido de ello, siento su cálido cuerpo desnudo adherirse al mío. Mismo que entre caricias eróticas y besos, vuelve a encender el mío. Es así como culminamos la noche, haciéndolo una vez más.

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