peligrosa cercanía

By gabriiella11xx

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Dos familias poderosas, importantes en la élite relacionadas con el ejército. Llenas de decretos oscuros que... More

Prólogo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25

Capitulo 5

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By gabriiella11xx

"recuerdos"

Adrian

La misión en Rusia debe salir bien, ese hijo de puta caerá.

Entra mi secretaria, se viste muy formal, debe tener la edad de mis padres.

- Coronel, la teniente shepherd, pide hablar urgente con usted.

- Ahora no puedo.

Alzo la mirada al ver a, anne entrando a mi oficina sin autorización, está muy agitada como si hubiese corrido.

- Mi coronel – se para firme dedicándome un saludo militar.

- Dije que estoy ocupado, largo

- Coronel, es iris, está teniendo un ataque de ira.

Me levanto al instante, la sigo al gimnasio.

Hay muchos soldados reunidos, todos murmuran.

- La va a matar

- Me llega a dar miedo.

- Esa mujer me prende.

¿A quién va a matar?

Apenas me ven los solados, guardan silencio parándose firmes abriéndome paso junto a la teniente shepher.

- El único que puede calmar sus ataques de ira es su tío, pero está en una reunión. – explica - Decidí llamarlo a usted, a nosotros no nos escucho. –

Me acerco al ring, iris está arriba de la capitana crost, no deja de pegarle puñetazos, la cara de Alexa está llena de sangre, intenta defenderse pero no puede.

Alexa es una con las cuales follo aquí, es muy buena follando y lo hago a veces con ella, tener ciertos encuentros fuera del comando o en la oficina.

Me subo al ring, iris ni siquiera se percata de mi presencia, es como una asesina que solo piensa en matar y la entiendo yo soy igual.

- Comandante, suelte a la capitana crost. – ordeno firme – Sigue golpeando, no me escucha.

- ¡Comandante, es una orden! – grito - Me ignora, sigue golpeando. La tomo por la cintura apartándola, patalea y grita como una loca.

- ¡Suéltame! – grita cargada de rabia - ¡Quítame las manos de encima! – me entierra las uñas en los brazos.

Entran unos soldados ayudando a Alexa a levantarse. Su cara está llena de sangre, debe tener su nariz rota.

Iris me pega una patada apartándome de un empujón, su pecho sube y baja, observo su atuendo, aun viste con ese top deportivo y los pantalones del uniforme. Sus ojos están oscurecidos, pero vuelven a su color normal poco a poco.

Alexa se me pega al brazo, parándose junto a mí.

- Retírense todos, menos el grupo alfa y las involucradas en la pelea. – grito - Todos los demás soldados se alejan.

- Ves, tú puede que seas la sobrina del general, pero el coronel siempre me protegerá. – le dice Alexa

¿Qué mierda acaba de decir?

- Disfruta ser su puta, te recuerdo que tiene novia. – le dice iris seria.

- El no la ama. – agrega Alexa.

- Me importa una mierda. – murmura entre dientes iris. - Iris sale del ring, tomando su botella de agua.

- Comandante, vuelva aquí, no hemos terminado. – digo serio. Se voltea, me mira con esos ojos grisáceos que solo demuestran frialdad.

- Yo sí, que tenga buena tarde coronel. – Se voltea y sigue caminado, saliendo del gimnasio.

Me suelto del agarre de Alexa, aniquilándola con la mirada.

- Explíquenme ahora mismo que paso. – ordeno

- La capitana crost llego provocando a la comandante, ellas nunca han tenido buena relación, iris ordeno que nadie entrara al gimnasio porque estábamos entrenando, pero esta perra no siguió las ordenes y la provoco. – dice seria la teniente shepher.

- ¡Eres una mentirosa, arrastrada igual que la víbora de tu amiga! – le grita Alexa

- ¡Silencio! – ordeno – joder, se comportan como unas adolescentes.

- Capitana crost, si vuelvo a ver esto de nuevo será bajada de cargo. – digo serio – abre la boca formando una O

- ¡Pero ella, casi me mata! – alega

- No te veo moribunda. – aclaro, se cruza de brazos. - los testigos dicen que tú la provocaste, además es muy buena comandante, y es uno de los mejores soldados que tenemos.

- Pero... – la interrumpo

- ¿Quién te crees tú para alegarme y no seguir órdenes de tus superiores? – digo serio – guarda silencio.

- No porque follemos, te deberías sentir con derecho a algo, ¡solo eres una más! – digo fríamente. Sus ojos se llenan de lágrimas, baja la mirada al suelo.

- ¡Retírense! – ordeno –

- Como demande mi coronel. – dicen firmes, todos retirándose.

Salgo del gimnasio caminando a mi oficina, me siento en mi silla, observando la vista.

Así que iris, tiene ataques de ira.

- Coronel, el general está aquí. – alzo la vista centrándola en la secretaria.

- Déjelo pasar. – ordeno – asiente.

Cierro la carpeta y lo veo entrar, su cabello negro lo trae peinado, los ojos azul grisáceos iguales a los de iris posados en mi, viste con su uniforme. Toma asiento al frente mío.

- Coronel. – me saluda

- General. – lo saludo

- ¿Que lo trae por aquí, general?

- Me entere de la pelea de la comandante, con la capitana crost

- Gracias por ayudarla, me impresiona que hayas podido calmarla. – guardo silencio.

- No sabía que tenía ataques de ira, antes no los tenía. - por lo que recuerdo, ella era impulsiva y justiciera, pero nunca tuvo ataques de ira. – suspira.

- Iris tiene un grado de trastorno psicópata. – me quedo en shock

- Le hice estudios luego de una misión que tuvo en Turquía, sospeche por ello mucho antes, al observar como actuaba con sus enemigos. – sigue – las personas que hacen que tenga humanidad y pueda sentir son sus seres queridos.

- ¿Solo tú puedes tranquilizarla? – pregunto – niega con la cabeza. - Usted también, coronel.

- Por cierto, ya que estoy aquí. ¿cómo te llevas con la comandante, las cosas en el trabajo van bien? – de maravilla.

- Sí, todo bien. –

- Te advierto que es terca, y testaruda. – dice entre risas. – créame general, lo sé.

- ¿La misión de Rusia como va? – pregunta

- Todo en orden – asiente mientras se levanta.

- Bueno, coronel me retiro. – asiento.

Ya son las 20:00 de la noche, tomo mis cosas dirigiéndome a mi carro, los solados me dedican un saludo militar apenas salgo.

Llego a mi penthouse, el conserje me sonríe, lo ignoro y sigo caminando subiendo las escaleras, entro y quedo en shock.

El comedor está iluminado con velas, hay comida servida con copas de vino, de fondo suena música romántica de saxofón, cierro la puerta dejando mis cosas en gran sillón de cuero negro.

¿Pero qué mierda?

De repente observo a Elena caminando hacia mí, su cabello rubio lo tiene suelto, viste con tacones finos, junto con un vestido ajustado muy elegante con escote en la espalda es de color negro, su maquillaje es una sombra suave, junto con un labial mate.

¿Cómo mierda entro? ¿Ella hizo esto?

- Hola cariño. – se acerca con una gran sonrisa, me da un beso corto en los labios. Permanezco serio, manteniendo mi mirada fija en ella.

- ¿Cómo entraste? – pregunto

- La empleada me permitió pasar, te recuerdo que soy tu prometida y futura esposa no puedes prohibirme el paso. – me refriego los ojos. 

- Claro que puedo. – aclare

- ¿Qué mierda es esto? – pregunte señalando las velitas, flores y la comida elegante en la mesa. Sonríe, me rodea el cuello con sus manos sin dejar de sonreír.

- Prepare una cena para mi futuro esposo, además te recuerdo que hoy es nuestro aniversario. – me da un beso suave, y dulce. – me aparto.

- ¡¿Cuántas veces te eh dicho que no me gustan estas mierdas, cursis y románticas?! – digo con la poca paciencia que me queda.

- Cariño, estas un poco tenso y agotado eso es todo. – me da suaves besos en el cuello - Ven vamos a comer. – tira de mi

La sigo sentándome en la mesa junto a ella, le doy un sorbo al vino centrando mis ojos en ella. Comemos en silencio el filete de carne asada junto al puré de zanahoria.

- ¿Cómo te fue en el trabajo? – pregunta, centro mis ojos en ella.

- Bien, las misiones van bien. – sonríe. - ¿las empresas como van?

- Bien, el mes pasado los clientes aumentaron bastante. – le da un sorbo a su vino lamiendo sus labios.

- Cariño, tengo algo importante que decirte. – murmura. Arrugo las cejas.

- Dime. – muerde su labio inferior con nerviosismo, su mano la entrelaza con la mía.

- Pronto nos vamos a casar. – comienza a decir. – y yo lo he estado pensado mucho, y definitivamente quiero tener una familia. – ruedo los ojos.

- Solo imagínate un niño o niña con tu cabello y ojos, o con mis ojos y mi cabello. – sonríe. – serian hermosos. - aparto mi mano, Elena me observa con ilusión.

Sé que ella quiere una familia, y sería una fantástica madre...pero yo no puedo ser el padre de sus hijos, yo simplemente no me imagino como un padre. Sería horrible, no sé cómo serlo y ella merece formar una familia con alguien que la ame realmente.

- Elena...ya hemos hablado de esto antes. – baja su mirada al plato.

- Lo sé, pero seriamos fantásticos padres. – vuelve a centrar sus ojos en los míos. – Adrian yo te amo, te amo desde que me entregue a ti, llevamos 4 años juntos. – sus ojos color miel me miran fijamente.

- Sé que serias un excelente padre. – susurra – en la próxima reunión familiar hablemos esto, para ver que piensan los demás.

- Lárgate. – ordeno – me mira horrorizada.

No puedo hablar de esto, no ahora.

- ¡Soy tu prometida, no puedes echarme como si fuese una puta! – gruñe molesta,  suelto una risa sarcástica.

- ¿Crees que eso me importa? Medícate, y déjate de joder. – digo serio, le doy un sorbo al vino.

- ¡Adrian solo hablábamos de tener una familia en un futuro! – sus ojos se llenan de lagrimas

- ¡¿Cuántas veces te eh dicho que no quiero tener hijos!? – grito - ¿Cuántas veces hemos hablado de esto?

- Muchas, pero yo aun espero que si quieras tener hijos conmigo. – exclama furiosa.

- Elena lárgate de mi casa, no quiero verte, ni hablar. – toma su bolso levantándose.

- Me quedare aquí porque soy tu mujer, las parejas conviven juntas. – me paso las manos por la cara con frustración.

- Vete a tu casa. – digo por última vez.

Aprieta la mandíbula, cruzándose de brazos. A mi ya se me agoto la paciencia, la tomo del brazo arrastrándola hacia la salida, abro la puerta echándola hacia afuera, me aniquila con la mirada, cierro de un golpe la puerta.

Las mujeres son tan estúpidas, nunca se cansan de joder, les dejas las cosas claras pero siempre se quedan con la ilusión y esperanza de que pasara algo más allá  aparte de follar, que ingenuas.

- ¡Natalia! – grite, llamando a la empleada. – aparece con su uniforme, es una mujer morena de unos 35 años.

- ¿Se le ofrece algo? – pregunta

- No le permitas la entrada a nadie sin antes informarme - asiente.

La ignoro caminando a mi habitación, tomo un vaso llenándolo de whisky, me lo tomo de un trago saboreando el sabor amargo que corre por mi garganta.

Me tienen todas hasta la coronilla. Elena con sus cosas románticas, y con la mierda de tener hijos, Alexa que cree que porque follo con ella ya tiene derecho a otras cosas, las mujeres con las que follo a veces no dejan de joder pensando que las llamare para algo más que solo sexo, y finalmente iris que sigue igual de contestadora eh insoportable, que cada vez que la veo me pone la polla dura.

4 años pasaron, 4 años y yo creyendo que ya no iba sentir deseos de follarla, pero cada vez se pone más buena, sexy eh insoportable.

Me tiro a la cama cerrando los ojos.

Martes 7:00 am

Camino por los pasillos del comando, dirigiéndome a la sala de conferencias, veo a todo mi equipo con el que trabajare sentados prestándoles atención a la información que les da iris, les está explicando su papel en la misión, y a quien nos enfrentaremos.

- ¿Quedo todo claro? – pregunta iris – sí, mi comandante. – responden todos.

Iris les pasa las carpetas, con toda la información para que lo estudien.

Cierro la puerta atrayendo la atención de todos, se paran firmes dedicándome un saludo militar.

- Buenos días coronel. – saludan – los ignoro, caminado junto hacia la cabecera de la mesa.

- Esta misión será difícil, pero no para nosotros. – dice iris.

- Les quiero pedir, toda su profesionalidad en esta misión, necesito soldados preparados, no novatos que piensan ir a jugar. – digo serio

- ¿Cuento con ustedes? – pregunto

- Si mi coronel. – dicen firmes.

- Tiene hoy y mañana para entrenar, los quiero a todos el viernes en Rusia por la mañana, cada uno se irá a su departamento u hotel – digo serio.

- La dirección está también en la carpeta, se irán en un jet privado. – agrega iris.

- Con la comandante viajaremos antes, necesitamos resolver unos asuntos, pero los estaremos esperando en Rusia. – informo. – asienten. – iris comparte miradas conmigo.

- ¡Retírense! – ordeno

Todos salen de la sala, camino hacia mi oficina, apenas entro cierro la puerta, desactivo las cámaras de seguridad, la FEDEE (fuerzas especiales del ejército Elite) no puede enterarse que estoy relacionado con el líder de la mafia alemana, podría perjudicarme, a pesar de que Bruno no es como los demás mafiosos.

Marco su número, contesta al 4 pitido de voz.

- Lucifer, esperaba tu llamada.

- Bruno, ¿estás en Alemania?

- Claro que sí.

- Viajare Alemania mañana por la mañana, debo hablar contigo personalmente.

- Mmh bien, hace tiempo que ya no vienes.

- Adiós, Lucifer. – corto la llamada.

Activo las cámaras de seguridad, me dejo caer en la silla, entra la secretaria con un café cargado.

- Coronel, aquí está el café que pidió. – asiento

Lo deja en la mesa, se arregla la falda, quedándose parada.

¿Por qué no se va? ¿Quiere que la folle o que mierda?

Alzo la mirada para centrarla en ella, juega con sus manos por encima de su falda, mientras se muerde el labio inferior con nerviosismo.

- ¿Quieres sacarme una foto o qué? – pregunto alzando una ceja. – niega con la cabeza.

- Lárgate de una puta vez, antes de que pierda la paciencia. – digo serio.

Sale apresuradamente de la oficina cerrando la puerta, le doy un sorbo al café tiene un gusto amargo tal como me gusta.

Saco la carpeta con la información de Bruno, reviso toda la información.

Líder de la mafia alemana

Nombre: Bruno constantin schwarz

Edad: 32 años

Hermanos: raina schwarz, una mujer de 26 años.

Esposa / dama de la mafia: Helga schroder

Hijos: hedwig una niña de 5 años, brant un varón de 5 años.

Los hijos de Bruno son mellizos, los eh visto un par de veces y son muy testarudos.

Bruno es el hermano mayor, pero raina es una de las mejores cazadores del, se podría decir que es su mano derecha en ciertas cosas a pesar de que el líder es Bruno.

Cierro la carpeta, revisando unos informes en mi computadora, me tomo mi café con tiempo.

20:00 pm

Tocan las trompetas para el inicio del toque de queda, y el cierre del comando, observo por la vista del gran ventanal, todos los soldados comienzan a irse.

Ya que no habrá nadie por los pasillos me vendría bien entrenar un poco.

Salgo de la oficina, la secretaria ya se fue por lo que veo, camino hacia los camarines, me cambio vistiéndome con shorts deportivos, me saco la camiseta dejando mi torso desnudo, dejo mi uniforme en mi casillero, tomo mi botella de agua, y salgo dirigiéndome al gimnasio, me impresiona que este con las luces prendidas, abro la puerta entrando al gimnasio.

Mis ojos se localizan en una chica que viste con shorts de deporte que resaltan su trasero redondo, usa un peto deportivo negro, su cabello negro está amarrado en una cola alta, está de espaldas, su cintura y curvas se marcan sensualmente en su anatomía.

Esta pegándole puñetazos al saco, observo que sus manos no usan vendas, ni guantes, están rojos por los golpes que da.

Cierro la puerta, caminando con pasos firmes hacia ella, no parece notar mi presencia, dejo mi botella junto a la de ella, decido hablar para llamar su atención.

- El toque de queda ya inicio. – digo serio

Deja de pegarle puñetazos, se voltea centrando sus ojos azul grisáceos en mi.

- Lo mismo podría decirle yo a usted, coronel. – dice seria

Se ve muy sexy y hermosa, bueno siempre lo ha sido.

Se voltea centrando su atención en el saco, vuelve a pegar puñetazos, sus nudillos están muy enrojecidos, y un poco ensangrentados.

¿Por qué no se venda las manos, o no usa guantes?

- ¿Por qué no te vendas los nudillos? los tienes enrojecidos y un poco ensangrentados. – digo observándola.

- Me gusta entrenar así, además el dolor y el sufrimiento trae victoria. – dice sin dejar de pegar puñetazos.

"El dolor y el sufrimiento trae victoria" Mmh una frase sabia, supongo.

- Tienes una mala postura al golpear. – digo observándola. – me ignora.

Me acerco, poso mis manos en su cintura torciendo un poco mas su cuerpo, en la postura perfecta para golpear, quito mis manos de su cintura, suspira pero intenta pegar en esa postura.

Se aleja del saco de boxeo dirigiéndose a la zona de cuchillas, toma 5 cuchillas de punta afiladas, se prepara para tirar la primera.

El primero cuchillo impacta en el corazón del muñeco, el segundo en el hígado, el tercero en el pulmón, el 4 en la entre pierna,. Antes de que tire el último me apresuro hablar.

- ¿Qué haces aquí? – pregunto.

Dirige sus ojos hacia mí, tira el cuchillo sin dejar de mirarme, observo el muñeco, el cuchillo impacto en su cabeza,. Todos los cuchillos dieron en puntos letales, con un tiro perfecto, de verdad se merece el puesto de comando, debo admitir que es un buen soldado, uno de los mejores.

- Me gusta entrenar sola, vengo a entrenar en la noche. – se encoje de hombros, toma su botella de agua dándole un largo sorbo, el sudor es evidente en su cuerpo, hace que brille.

- ¿Tu viniste a observarme, o ha entrenar? – pregunta alzando una ceja

Ignoro su pregunta, respondiendo con otra.

- Que dice comandante, ¿le parece bien un enfrentamiento cuerpo a cuerpo con su coronel? – pregunto – me observa fijamente, como si estuviese analizándome.

- ¿A qué se debe? – pregunta

- Vamos a entrenar y además te enseñare a controlar tus ataques de ira. – digo encogiéndome de hombros. – aprieta la mandíbula.

- No lo haré. – dice seria, coge su botella de agua, y comienza a caminar a la salida.

- No recuerdo preguntarte, fue una orden como tu coronel. – digo serio

Detiene el paso, centrando sus ojos en los míos.

Me subo al ring, esperando a que suba.

- ¿Piensa atacar la orden de su superior, comandante? – la molesto – aprieta la mandíbula, camina hacia el ring subiendo, no puedo evitar sonreír.

Coge los guantes.

- Deja los guantes donde están, esto será piel a piel. – deja los gantes en el suelo camina hacia mí, parándose al frente mío.

Tras los parlantes suena la canción "Do I wanna know" de arctic monkeys.

- Golpéame. – ordeno – niega con la cabeza.

- No haré eso, así no funciona.

- ¿Qué pasa? ¿ahora te da miedo golpear a alguien? – me observa seria.

- Solo golpeo cuando es necesario. – alzo la cejas

- Con Alexa no fue así– aprieta la mandíbula.

- Ella me provoco. – se defiende

- No lo parecía. – me encojo de hombros

- ¿La defiendes porque es una de tus putas? ¿es enserio? – me encojo de hombros.

- Es buena follando. – aparta la mirada centrándola en la salida, la vuelve a centrar en mi.

- Y no es una niñata impulsiva, con problemas de ira, y para variar puta que apenas llego al comando ingles se revolcó con medio Londres. – escupo.

Sus ojos se oscurecen, avanza hacia mí pegándome un puñetazo que logro esquivar, me pega una patada en la garganta generando que se me dificulte un poco respirar, pero no me dejo derrotar sigo moviéndome.

Por lo que veo funciono mi idea de provocarla, está muy furiosa.

Esquivo su ataque le pego una suave patada haciendo que se tambalee hacia atrás, pero vuelve atacar pegándome una patada en el abdomen, intenta golpearme me agacho para esquivar su golpe, la tiro al suelo con una llave quedando arriba de ella, inmovilizo su cuerpo.

Las técnicas de combate que utilizo con ella son suaves y rápidas, solo esquivo sus golpes.

Su pecho sube y baja, sus ojos azul grisáceos se centran en los míos, observo sus labios por unos segundos hasta que algo brillante llama mi atención en su pecho, con una de mis manos tomo el collar que cuelga de su cuello, es el mismo collar que le regale hace 4 años, el día de su cumpleaños cuando cumplió 17 años. Creí que se lo había quitado, pero por lo que veo no, me sorprende que aun lo use.

Suelto el collar, para volver a centrar mis ojos en los suyos, todo este rato me ah estado observando.

- ¿Te sorprende ver que aun cuelga de mi cuello, el collar que me regalaste para mi cumpleaños 17, hace 4 años?

- La verdad es que si, no me lo esperaba. – soy honesto al contestar.

- Vera coronel, puede que sea una puta como usted dice, una impulsiva, una fría de mierda, arrogante, malcriada, egoísta, puede que si también tenga problemas de ira.......... Pero sabe que, soy una mujer de palabra, que cumple sus promesas. – dice seria – sus ojos ya no están oscurecidos, volvieron a ese azul grisáceo.

Guardo silencio, no sé qué pensar, ni decir.

Nos quedamos mirándonos por unos segundos, se suelta de mi agarre con agilidad no me di cuenta en ningún momento, me pega un rodillazo en la entrepierna, me hace a un lado levantándose, me retuerzo en el suelo.

Joder, duele como la mierda.

- Primera regla, nunca dejarse distraer por el enemigo. – agrega iris, saliendo del ring.

- Buenas noches, coronel o podría decir también pitufo insufrible. – dice con una sonrisa torcida – Observo como comienza alejarse, caminando a la salida.

- ¡Comandante, vuelva aquí! – ordeno

- Lo siento, coronel, no podre seguir sus ordenes esta vez, tengo sueño y estoy cansada. – <<esa mocosa>> – lo veo mañana en el jet, coronel. – finaliza saliendo del gimnasio.


Notita:

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Nos veremos en la actualización del día martes
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