𝐂𝐎𝐋𝐌𝐈𝐋𝐋𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐅𝐔�...

Von LIXMIZ

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Revisando el bosque en señal de intrusos, Kabuto encuentra a una pequeña niña a punto de morir. Pensando que... Mehr

𝐂𝐎𝐋𝐌𝐈𝐋𝐋𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎
001 ✧ Cenizas
002 ✧ Aprendiz
003 ✧ Ingresante
004 ✧ Pertenencia
005 ✧ Olas
006 ✧ Puente
007 ✧ Chispa
008 ✧ Aldeas
009 ✧ Exámenes
010 ✧ Tierra
011 ✧ Dolores
012 ✧ Sello
013 ✧ Eliminación
014 ✧ Confianza
015 ✧ Verdad
016 ✧ Atrapada
017 ✧ Salud
018 ✧ Collar
019 ✧ Tesoro
020 ✧ Escamas
021 ✧ Chakra
022 ✧ Ilusión
023 ✧ Muda
024 ✧ Fluir
025 ✧ Aprender
027 ✧ Lluvia
028 ✧ Expuesto
029 ✧ Puerta
030 ✧ Amor
Epílogo
𝐂𝐎𝐋𝐌𝐈𝐋𝐋𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎

026 ✧ Distracción

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Von LIXMIZ

Días pasaron y de a poco la pareja más inesperada comenzó a compartir sus salidas con un nuevo tinte entre ellos. En público se resguardaban para protegerse y avanzar al ritmo que desearan, sin apuro y a pasos seguros solo en sus departamentos atreviéndose a besar o abrazar.

La sensación de estar en una nube y flotar era usual en Miko, en muchos momentos viéndolo y perdiéndose en el pensamiento de que era increíble que las cartas al final jugaran a favor. El primer hombre que logró mover sus sentimientos le correspondía y no se espantaba de su pasado o parecido con Orochimaru, el que supiera la historia siendo una gran ventaja al no deber preocuparse de contársela en el futuro.

Hinata fue la primera en enterarse, definitivamente mereciendo aquel honor luego de verla en tal mal estado. El secreto con ella estaría más que seguro y tendría a alguien con quien conversar cuando necesitara una segunda opinión, las buenas noticias también provocando que la Hyūga seriamente considerara expresar sus sentimientos al Uzumaki.

Por su parte, Kimimaro dedujo lo sucedido apenas notó que en su rostro y aura no existía ningún conflicto. Al pasar preguntó sobre la cuestión y se adelantó a que ella pudiera confesar que ahora estaba con el Jonin, sin problemas asegurando que su boca estaba sellada y actuaría indiferente cuando estuviera alrededor.

—¿Así que solo lo adivinó? —preguntó Kakashi enarcando una ceja.

—Siempre fue perceptivo, especialmente con la gente cercana a él —suspiró negando, con un pequeño movimiento acomodándose mejor en el sillón.

—¿Cómo ha estado? ¿Lo envían a misiones solo?

—Si, ya se incorporó del todo al plantel ninja —asintió con una pequeña sonrisa, sus ojos bajando a lo que sostenía—. Desde que te conozco siempre lees los mismos libros, ¿no te los sabes de memoria?

—Jiraiya tarda en publicar nuevos tomos y su forma de narrar me gusta —explicó volteando el objeto para ver la cubierta.

—¿Ningún otro libro erótico te interesa? Deben haber más escritores—comentó con intriga.

—He indagado, pero... —movió los hombros torciendo apenas la boca.

—Vaya —soltó sorprendida, en ningún momento pensando que algo tan bueno saldría del Sannin—. Deme uno, quiero saber como son.

Kakashi le miró en blanco y claramente dudó, de alguna forma queriendo crear una excusa y no teniendo éxito.

—Um...

—Si no es por usted, será por otra persona —advirtió, ya que era algo que se podía conseguir en cualquier librería de Konohagakure.

—Cierto, pero, ¿lo leerás aquí? —preguntó nervioso.

—Solo será un vistazo —explicó con calma en el proceso de levantarse y acercarse a su sillón individual—. ¿Por favor?

Sabía que al hombre le era difícil negarse a cualquier pedido que tuviera, pero desde ya podía apreciar como surgía la vergüenza y el miedo a ser juzgado. Inclinó la cabeza y le acarició la mejilla con cicatriz, el gesto reconfortándolo hasta que ella se inclinó a besarle la frente, el pómulo y luego los labios.

Automáticamente cerró el ojo libre y disfrutó de esos delicados toques, al separarse viendo como ella sonreía con el libro en manos.

—Es la recompensa por prestarme tu tan preciada posesión —explicó con un veloz guiño volviendo a su lugar.

—Juegas sucio —dijo antes de levantarse a buscar otra cosa para entretenerse.

—Yo juego sucio y tú tienes una mente sucia, somos perfectos para el otro —bromeó viéndolo caminar a un mueble, de espaldas negando e ignorando el comentario.

Sin añadir más, Miko bajó la vista a lo que tenía y leyó la sinopsis antes de sumirse en la historia. Por el lenguaje pudo apreciar desde el comienzo que no era una obra juvenil, aunque la acción comenzó en el segundo capítulo. Inevitablemente sus cejas se elevaron unos momentos por los detalles otorgados, con todo el control mental comandando a sus músculos que no se movieran por la emoción mezclada con pena.

—¿Ese anciano realmente vivió tales cosas o la realidad se mezcla con la fantasía? —preguntó sin desviar los ojos de las hojas.

—No sé —respondió animándose a mirarla, recién ahí notando su estado—. Tienes las mejillas rojas.

—B-Bueno, um... Es bastante especifico —dijo sin ser capaz de levantar la cabeza—. ¿Esto te atrae? —preguntó desviando la atención.

—¿Atraerme? ¿En qué sentido? —inquirió nervioso, ahora él tomando color.

La necesidad de que le explicara la electrificó, enseguida aclarando y recuperando un poco del control.

—Ya sabes a lo que me refiero —dijo con seriedad y elevando una ceja, con orgullo logrando verlo a lo ojos por un respetable tiempo.

Kakashi entró en pánico e emitió algunos sonidos como si quisiera hablar, pero nada coherente salía y Miko no pudo evitar reír con fuerza.

—Oye, preguntar ese tipo de cosas de golpe...

—Está bien, tranquilizate o te desmayarás —dijo, aunque aquella reacción solo generaba que tuviera más valentía—. De todos modos, algún día deberás decirme tus intereses.

Él quedó boquiabierto y miró unos segundos a la pared para ordenarse, ya que debía ser capaz de seguir la conversación.

—Si, en dos años tal vez.

—¡Oh, vamos! —exclamó indignada—. ¿De dónde salió tanta timidez?

—Sabes que lo soy —respondió de inmediato con tono apenas más serio.

—Hm... Si, puede ser, me dejé guiar por tu imagen profesional indiferente y reservada. Aún así, muchas veces sueles ser bastante directo.

—Igual que tú —señaló, y ella le vio sin entender—. Te sonrojas y avergüenzas seguido, pero igualmente lanzas cualquier idea que se te cruce sin dudar.

Miko se contuvo de rodar los ojos porque era verdad, pero suspiró pesado mirando su alrededor antes de chasquear la lengua y relajarse en el sillón.

—Voy a seguir.

—¿Acaso eres una pervertida? —preguntó para molestarla.

Le miró sin expresión, vacío llenando sus ojos hasta que una expresión pícara la bañó.

—¿Tal vez? —enarcó una ceja, en un parpadeo poniéndose de pie—. Dijiste que aprenderíamos juntos, pero aún soy principiante, ¿me enseñas?

Profundo silencio llenó la casa y Miko sintió que sus artimañas surtían efecto, pero sintió frío llenarla cuando notó que el aire cambió y la situación iba a jugarle en contra.

—Es verdad —asintió mientras dejaba el nuevo libro de lado y pedía el que sostenía para también olvidarlo en la mesa de café—. Ven, acercate.

Con labios temblorosos respetó las indicaciones y miró desorientada alrededor, en un santiamén perdiendo toda la confianza. Tomó la mano que él le ofrecía y dio unos pocos pasos, al chocar con sus piernas viéndolo expectante y tensándose cuando una de sus palmas la sostuvo por la cadera izquierda.

—¿Cómo...? —empezó a preguntar, pero enseguida él indicó.

—A horcajadas.

En una inspiración aguantó la respiración y con imperceptibles temblores cumplió, esa nueva posición desequilibrando su espíritu por completo. Se sostuvo de los hombros y le observó el rostro descubierto, la extremidad libre del hombre yendo a acariciarle el cabello antes de presionar para acercarlos. Por instinto cerró los ojos y se dejó hundir en el beso, aquel siendo uno de los pocos en donde se permitían ir a lo profundo.

Separaron los labios y por tercera vez en la relación sus lenguas se encontraron, Miko, sin intentar evitarlo, sacudiéndose a causa de tal conexión. Correspondió con su escasa experiencia y de a poco se relajó, tanto que se sorprendió cuando dejó de depender de sus rodillas y se sentó en las extremidades del hombre. Lo abrazó por el cuello y él colocó ambas manos en su cintura, cada tanto acariciando su espalda y accidentalmente levantando la remera.

—Sabes bien —murmuró el Hatake, el pequeño intermedio sirviendo para respirar con normalidad.

—Compré un nuevo protector labial, olía bien cuando lo elegí —explicó en el proceso de acercarse unos milímetros y rozar la punta de sus narices.

—Me gusta —reconoció antes de besarse.

Esta vez el Jonin se apoyó del todo en el respaldo y Miko le siguió al dejar que su torso se apoyara en él, la intimidad creciendo al sus entrepiernas automáticamente encajar. Los dedos de Kakashi le acariciaron por debajo de la tela, siempre manteniéndose en zona y no bailando de más hasta que su mano hábil descendió. Ella reaccionó al contacto y lo sostuvo por la nuca, al separarse un jadeo escapando cuando él apretó el lado derecho del trasero.

Kakashi aprovechó la libertad para depositar un beso en su mandíbula, desde ahí repartiendo otros más pequeños hasta que bajó a la zona más sensible del cuello e hizo que ella cerrara los ojos y gimiera.

—¿Todo bien? —preguntó contra su piel cerca del oído, el punto débil de Miko.

—Kakashi... —suspiró, el modo en que lo llamó siendo toda la respuesta que necesitaba.

Las sensaciones eran placenteras y arqueó la espalda cuando uno de los dedos se aventuró hasta tocar su entrada por sobre el pantalón. Jadeó con un respingo y sintió mejor la humedad que generó, rápido echándole un vistazo a Kakashi hasta que lanzó hacia atrás la cabeza al él presionar y electrificar cada nervio.

—Ah... No, espera...

—Lo siento, es correcto si no quieres —dijo de inmediato, cualquier acto frenando incluso si mantuvo posición.

—No te disculpes, n-no es eso —contestó extremadamente avergonzada.

Kakashi frunció el ceño por un segundo y otra respuesta apareció en su mente.

—¿Son tus días? —preguntó en comprensión, pero ella negó con la cabeza.

—Mi cuerpo, um, reacciona un poco diferente —indicó con el rostro encendido llamas.

—¿Cómo? —habló sumamente intrigado, también necesitando saber para no actuar de una forma que le incomodara o doliera.

Miko dudó y apretó los labios, un nuevo nudo apareciendo en su estómago.

—Me da vergüenza decirlo —encogió los hombros mirando y jugando con un mechón plata.

—Pero debo saber para no hacer algo mal.

Se observaron a los ojos y a los momentos ella se tapó el rostro con ambas manos, con cualquier luz bloqueada concentrándose en preparar una explicación.

—Soy muy sensible, y si me tocas justo ahí... si presionas allí...—realizó una pausa para inspirar profundo—, saldrá agua y te mojaré.

La información dada cambió los colores en las caras de ambos y Kakashi sintió frío y calor chocar en todo su cuerpo, como dos corrientes de aire que no le permitían estar tranquilo.

—He oído de eso, que algunas mujeres tienen ese tipo de liberación —comentó al tiempo que le acariciaba la cintura—. ¿Sueles descargar mucho?

—No preguntes eso —regañó viéndolo con el ceño fruncido, aunque la expresión era de pena y no enfado.

—Solo quiero saber, además... —hizo una breve pausa mirando a un costado.

—¿Además?

—No me molestaría que me mancharas, no es algo grave, siempre puedo cambiar de ropa.

—P-Pero yo no traje otra muda y es... raro.

—Claro que no —aseguró negando un poco con la cabeza—. Si se siente bien, no deberías preocuparte.

Miko pensó con un leve puchero y no supo que decir, así que solo lo abrazó mientras de a poco se calmaba.

—No tengo otro pantalón y no me quitaré este, mi ropa interior es inadecuada —comentó, y él rió.

—Las cosas por las que te preocupas... —frotó su espalda y le besó un costado de la cabeza—. En ese caso, ¿puedo hacerme cargo solo tocando a través de la tela?

—Bueno... Sé cuidadoso —aceptó, la ansiedad aumentando mientras su entrepierna pulsaba—. ¿Y tú?

—¿Qué cosa? —se hizo el desentendido, enseguida estirando el cuello para verla mejor.

—¿En serio? —bufó rodando los ojos.

—La próxima ocasión.

—Es injusto para ti.

—Por hoy será suficiente, ya avanzaremos a mí —tranquilizó, la mano de antes yendo a tocarle la entrepierna.

Miko enderezó la espalda y se apoyó en las rodillas para que hubiera más espacio, aquello permitiendo al hombre trabajar y apreciar mejor sus reacciones. No iba a ir en contra de lo que deseaba, así que se encargó de no presionar demasiado mientras jugaba con el clítoris, sin dolor apretándolo al la ropa amortiguar la mayoría de la fuerza.

—Mierda —susurró la joven no sabiendo quedarse quieta, el placer provocando que se moviera acorde a como este la recorría—. Beso —ordenó jadeante, él sintiendo tensión en su zona baja por primera vez verla así.

Ligeramente aturdido por la excitación, inmediatamente respondió y pegó sus labios. Jadeos y respiraciones pesadas se escondieron en el intercambio, al las piernas de Miko fallar sintiendo como él empezaba a reaccionar entre sus pantalones. Un pasaje de Icha Icha surgió y le recordó que había algo mejor que hacer, por lo que filtró una mano para alejar las de Kakashi y pegarse completamente a él.

—¿Qué...? —empezó a preguntar, pero aguanto el aliento cuando ella comenzó a mover las caderas.

Miko gruñó e inclinó la cabeza con los ojos cerrados, el frote de sus entrepiernas siendo lo que necesitaba al poder aplicar su propia velocidad e intensidad para llegar al final.

El Jonin permaneció tieso unos momentos procesando lo que ahora sucedía, su cuerpo no pudiendo resistir tal experiencia y rindiéndose a también alcanzar la meta. La sostuvo de la cintura y ayudó a cumplir el ritmo que ella imponía, acalorado y con la frente apenas arrugada buscando más besos y piel.

—No dejes marca —advirtió con poca voluntad cuando él descendió al pecho.

Permitió que la nublara al tocar aquellas zonas sensibles, sus propias manos yendo a pasar los dedos entre el cabello para sostenerlo desde la raíz. Kakashi hizo un cortó y bajo sonido de aprobación y la animó a seguir cualquier deseo que tuviera, todo sintiéndose con mayor potencia después de tanto tiempo apartado de esos contactos.

—Aquí, así —dijo el Jonin corrigiendo por unos centímetros la posición, enseguida estremeciéndose al oír el primer gemido sin restricción de su pareja.

Miko cerró los ojos con fuerza y sintió sus muslos sacudirse, la entrepierna completamente dura presionando donde mejor se sentía antes de que él la alentara a seguir. Se movió tentativa y el pequeño cambio mostró haber sido crucial, de golpe perdiendo el control de su cuerpo y dejando que se moviera de la forma que quisiera.

—Lo si-siento, yo... —intentó explicar, pero cada vez se tensaba más en el frenesí de buscar el éxtasis.

—Shhh, solo sigue —calmó con rapidez, él mismo perdiendo la cordura mientras la imitaba y se inundaba en las sensaciones.

Se sostuvieron con firmeza y apenas intercambiaron miradas mientras respiraban y besaban contra la piel o el cabello del otro, algunas luces encendiéndose en Kakashi cuando ella avisó que estaba cerca. El solo hecho de saber aquello sirvió para que su cuerpo se sincronizara, el mero conocimiento siendo un factor desencadenante que también lo acercó al final.

—A-Ah —gimió entrecortado, los vidriosos ojos femeninos desviándose al hombre y permitiendo apreciarlo.

Poseía el ceño fruncido y un poco de sudor se veía en la línea de cabello, la boca teniéndola entreabierta mientras jadeaba pesado con los dientes ligeramente apretados. Le dio un pequeño tirón al cabello e hizo que moviera la cabeza, así tomando posesión de sus labios hasta que él la agarró del trasero e inconscientemente dio una embestida. Sintió la sangre bombear con más fuerza y tomó aún más conciencia de la excitación del masculino, el pensar que solo unas finas telas los separaban siendo último que necesitaba.

Rompió la conexión y dejó caer la frente en su hombro, ese siendo su soporte mientras gemía y quebraba la cintura en el transcurso del orgasmo. Fue rápido incluso si se percibió largo, el efecto residual siendo increíble hasta que el Jonin cruzo un brazo por la espalda y la sostuvo fuerte. Quiso verlo, pero su agarre era de fierro y quedó paralizada cuando un gemido jamás atestiguado escapó de él, la zona bajo de ella temblando breves segundos hasta que las piernas se relajaron y señalaron el final del éxtasis.

Kakashi soltó un pesado y largo suspiro que erizó todos los cabellos de Miko, esa nueva faceta hipnotizando sus hormonas. Adoraba lo recién sucedido y lo que vio de quien gustaba, emoción y ligera vergüenza mezclándose mientras se recuperaba contra su cuerpo.

—¿Todo bien? —preguntó el mayor con apreciable calma en la voz, enseguida notando la fuerza de sus manos y relajándolas para que ella pudiera moverse.

—Perfecto —respondió generando un poco de distancia—. Creo que no se nota —murmuró para sí misma antes de levantar la remera y ver el pantalón, apenas un punto más oscuro manchando el centro de las costuras.

—¿Incluso así salió líquido? —inclinó la cabeza encontrando lo que ella decía.

—Si, pero poco porque nada... um, nada entró o presionó demasiado —explicó con un remolino de pena moviéndose por su pecho y estómago.

—¿Esto lo descubriste por ti misma? —preguntó, una mano yendo a acariciar la parte exterior del muslo y por abajo de la línea del trasero.

—Realmente tú... —suspiró en rendición, no animándose a llamarlo pervertido cuando era igual que él.

—Todos nos tocamos, ¿o no? —preguntó sonriente, su umbral de vergüenza estando bajo por los efectos del clímax.

—¿Lo has hecho pensando en mí? —inquirió en plan de darle pelea y no dejarlo molestarla, con satisfacción viendo como abría grande los ojos y se sonrojaba.

—N-No, algo como eso... Es inadecuado, no podría...

—¿De verdad? —dijo sorprendida y extrañada, aquello prendiendo las alarmas de Kakashi—. Yo lo hice después de que empezamos a salir, era difícil olvidarme de tus besos —confesó en el proceso de sonreír en grande y carcajear por la expresión que hizo.

—¿En serio dijiste eso?

—¿Acaso no acabas de preguntar?

—Siempre me tomas desprevenido, no pensé que hablarías.

—¿Te molesta? ¿Te parece repulsivo? —indagó con cierto cuidado, algo en los ojos del hombre dándole la clave de lo que de verdad pasaba—. Ah, ¿el problema es que no te lo dejara saber antes?... No, ¿es que acaso ahora te dieron ganas verme hacerlo?

—Por favor, soy una persona mayor —suplicó amagando a taparle la boca, pero ella agarró la mano en el aire.

—Deberías haberlo pensado antes de juntarte conmigo, ¡tienes que estar a la altura de mis hormonas!

Kakashi suspiró y asintió dejando pasar el tema mientras aflojaba el cuello y apoyaba la cabeza en el respaldo, acto seguido mencionando que debía cambiarse los pantalones. En ese momento Miko se fijó y por primera vez notó un pequeño punto del tamaño de una perla, al segundo deduciendo que aquello no provino de ella y era producto de su propio orgasmo.

Dejó de estar encima y sintió aún la humedad en cada movimiento, la sensación siendo incomoda y pensando que también debía hacerse cargo de eso.

—Si quieres puedo prestarte algo —comentó el Hatake mientras caminaba en dirección a su habitación.

—No, déjalo así, he vuelto peor de misiones. Solo paso al baño a limpiarme.

Avanzó y cerró la puerta, a solas mirando alrededor y sentándose en el inodoro mientras preparaba tres bollos de papel higiénico. Como idiota sonrió y sintió su estómago torcerse, allí pudiendo dejar los idas y vueltas con Kakashi para caer en la cuenta completa de lo vivido. Un bajo "Wow" salió de su boca, los sonidos, expresiones y toques que el hombre realizó llenándola de mariposas hasta que memorizó como se sintió tener un miembro rozarle la entrepierna. Se tapó el rostro con ambas manos y se golpeó las mejillas de forma suave al cada célula palpitar de solo imaginarlo, enfocada terminando sus asuntos y saliendo.

Se ubicó en el su anterior lugar y retomó el libro, pero el mayor llegó enseguida y ofreció café. Sin dudar aceptó y lo acompañó a la cocina, allí sentándose en la mesa para casualmente conversar mientras él permanecía de pie preparando las bebidas. El ambiente era agradable incluso si sostenía un poco de incertidumbre y tensión, pero al evitar el tema y continuar como siempre evitando que se convirtiera en algo extraño.

Al finalizar y lavar lo usado, Miko se despidió con un beso y abrazo para ir directo a casa. El viaje sucedió borroso a causa de la emoción y una vergüenza inocente, al pasar el umbral del departamento yendo directo a su habitación. Abrió el cajón de la ropa interior y apreció como todo lo que poseía eran bragas lisas con ningún atractivo, nada más sirviendo para el día a día y en cubrir cómodamente lo necesario para las misiones.

Se agachó y buscó en el fondo de donde guardaba los zapatos para sacar una pequeña caja rosa y blanca con dibujos simples en el exterior, al abrirla apreciando el conjunto de encaje rosa bebé que Sakura le regaló para su cumpleaños hace unos años. Estaba sin usar y nunca se lo probó, pero ciertamente había llegado el momento de colocárselo y apreciar que tal le quedaba.

—Pica —comentó disgustada al tocar los mínimos volados a los bordes del sostén, al aplicarlo notando que se trasparentaba bastante y sus pezones escapaban entre el delicado diseño.

Inmediatamente bufó y añadió la parte inferior, al mirarse pensando que no había forma que aquello pasara como fortuito y no gritara "me vestí así porque esperaba que lo hiciéramos". Con cierto pesar aceptó la idea de que si o si debía conseguir ropa interior, sin dudas debiendo recurrir a las expertas de sus amigas para que le guiaran.

Habló con Sakura y esta aceptó de inmediato preguntando si podía llevar a Ino, a lo que Miko aceptó sin drama señalando que ella traería a Hinata. Organizaron horario donde todas pudieran y se encontraron en una intersección para que la Haruno las guiara al que ella consideraba el mejor local.

—No lo tomes a mal, pero este plan es inesperado viniendo de ti —opinó la rubia viéndola caminar en el otro extremo de la fila.

—Hice una limpieza de ropa y me di cuenta que no tengo nada bonito, todo es aburrido —explicó poniendo los ojos en blanco.

—Ya veo... ¿No habrás encontrado pareja? —preguntó con una sonrisa maliciosa, y Miko le miró sin expresión—. Oh, vamos, ¿es que estamos todas solteras?

—¿Cómo? Te he visto un par de veces caminar con un chico de pelo negro —contestó sonriendo de costado, las demás observándola intrigadas.

Ino enrojeció y empezó a dar excusas indicando que era un amigo al que estaba conociendo, pero Sakura no tardó en investigar al no creer nada de lo que decía.

Al llegar al local fueron atendidas y la chica de turno comenzó a enseñarles distintos conjuntos, entre las cuatro opinando sobre los colores y diseños.

—Creo que el verde oscuro te iría bien —dijo Hinata tendiéndole un paquete transparente a su mejor amiga, quien lo agarró y analizó.

—Pienso igual, y tampoco puedes ignorar los violetas cuando combinan con tus ojos —añadió Sakura apoyando una caja en el mostrador.

Sin cuestionar aceptó las sugerencias y pidió distintos modelos para comparar incluyendo los que también era de color negro.

—El azul queda bien con mi piel —dijo la Yamanaka apoyando las bragas en su brazo.

—Definitivamente —asintió Miko, aunque se distrajo cuando notó un sujetador naranja—. Para ti, Naruto ama este tono —sonrió divertida acercando la prenda a Hinata.

—¡Shhh! —regañó avergonzada en el proceso de agarrar la tela.

—¿Llevamos lencería? En algún momento nos será útil, ¿no? —preguntó Sakura señalando fotos de muestra en la pared.

—Vaya, vaya, ¿pensando en darle una sorpresa a tu futura pareja? —indagó la rubia con aire pícaro.

—¡T-Tú...! —frenó de gritar a todo pulmón—. ¡No deberías hablar cuando eres la única con citas!

La joven Hyūga les echó un vistazo y luego miró a Miko, quien de inmediato entendió a lo que se refería y guiñó un ojo en complicidad.

—Pienso que el rojo oscuro te quedaría mejor que el naranja —comentó por lo bajo, con un dedo señalando otras prendas que le llamaron la atención.

—Tal vez... Creo que me llevaré uno de cada color.

—De seguro le gustará —sonrió Miko en relación al Uzumaki, enseguida riendo cuando ella le dio un pequeño golpe de castigo.

Revisaron hasta ver prácticamente todo lo que la tienda tenía, la satisfacción apreciándose en la cara de quien las atendía por todo lo que compraron. Al salir se dirigieron a un café para pasar parte de la tarde, aunque Sakura e Ino debieron marcharse cuando Shizune las buscó por ordenes de Tsunade.

—¿Qué habrá pasado? —preguntó Miko una vez que se fueron.

—Ojalá no sea grave —deseó Hinata tomando un sorbo de licuado, en eso dando un pequeño respingo—. O-Oh, tu amigo.

—¿Quién? —preguntó mientras daba la vuelta en su asiento, de esa forma notando que Kimimaro entraba al local—. ¡Hey!

—No grites —dijo sin especial emoción mientras se acercaba—. Buenas tardes —saludó a la de ojos blancos.

—Buenas tardes —respondió ligeramente intimidada.

—¿Viniste a llevarte a alguna de nosotras?

—No, ¿por qué? —preguntó sin entender, ahí oyendo como hace minutos la Hogake solicitó a la mitad del grupo—. Es una misión, durante el camino vi a tu novio entrar a la torre central.

Miko se sorprendió y lo retó mientras se sonrojaba, al agarrarlo de la muñeca sentándolo donde antes descansó Ino.

—¿¡Cómo dices algo así en público!?

—Nadie escuchó, no nos prestan atención —respondió señalando que solo civiles les rodeaban.

—Él fue llamado, ¿entonces si es una cuestión importante? —consideró Hinata.

—Ojalá no —suspiró Miko revolviendo lo poco que le quedaba de café—. Por cierto, ¿podríamos presentarle a Neji y Shino? —preguntó señalando a Kimimaro con el pulgar.

—Um, no sería imposible, ¿pero...?

—Necesita amigos —aclaró con simplicidad, y el chico chasqueó la lengua.

—En realidad no —dijo sin mucha simpatía, pero ella le calló.

Hinata sonrió suave al ver la dinámica que mantenían y tranquila escuchó como la mayor deseaba que el Kaguya tuviera otra gente con la que relacionarse.

—La próxima los traeré y podrán conocerse como es debido —asintió no teniendo problemas con la idea.

—Excelente —asintió Miko.

—¿Te has acostumbrado a la aldea? —preguntó Hinata animándose a entablar conversación.

Kimimaro hizo un sonido afirmativo y pasó a responder, sin solicitar nada del café pasando un rato con ellas hasta que se retiró indicando que sus ganas de comer ya no existían.

La soledad las rodeó de vuelta y en poco minutos pagaron, al salir decidiendo dar un pequeño paseo apreciando como la noche se acercaba.

—Cuídate —dijo Miko dándole un cariñoso apretón de brazo.

—Tú igual... En otra ocasión me cuentas como va todo, ¿si? —preguntó con tono especial.

—S-Seguro, adiós —saludó rápido, tontamente poniéndose nerviosa al recordar lo vivido en el último encuentro.

Hizo una breve parada en un mercado cercano y luego de comprar lo que necesitaba siguió hasta su hogar, al llegar sorprendiéndose de ver que Kakashi esperaba fuera. Se acercó sorprendida y preguntó si había esperado mucho mientras abría la puerta, al entrar y cerrar recién permitiéndose darle un beso de saludo.

—¿Cómo la pasaste? —inquirió al enterarse que salió.

—Bien, hicimos algunas compras... y fuimos a un café —respondió, por un momento dudando al no desear que supiera lo que adquirió.

Lo más natural posible caminó a su habitación y dejó las bolsas allí, en el proceso preguntando si quería que preparara algo para comer o beber.

—Así estoy bien, en realidad hoy no tengo la opción de distraerme demasiado.

—¿Soy una distracción? —enarcó una ceja con una leve sonrisa, su mano tocando el interruptor y apagando la luz del cuarto principal.

—En el buen sentido —aclaró, extrañamente haciendo esfuerzo para que no le temblara la voz.

—Me alegra —comentó mientras iba a encender la cafetera—. ¿Qué te trae por mi casa?

—Recibí una misión, mañana parto a ella.

—¿Cuando durará?

—Tres días como máximo, solo debo juntar reportes de algunos médicos.

—¿Qué sucedió? —preguntó viéndolo un momento con el ceño fruncido.

—Un pueblo del País del Fuego ha caído enfermo, la gente de Tsunade ha estado buscando en las ciudades cercanas posibles razones.

—¿Se ha expandido?

—No, pero no quieren descartar nada y revisan cada lugar para hallar el origen.

—Es decir que no te mandarán a la zona infectada, ¿verdad?

Kakashi negó señalando que lo principal era evitar llevar a Konohagakure lo que fuera que cargaba esa gente, algo que la alivió en grande.

—Solo hablaré con los doctores y tomaré sus declaraciones, puede que pasado mañana ya esté de regreso.

—¿Irás solo? —inquirió mientras dejaba una taza de café frente a él.

—Si.

Ubicándose al otro lado de la mesa, Miko consideró la información y preguntó el nombre del lugar. La respuesta encendió sus luces al ser una civilización similar a Shukuba, donde el entretenimiento y el turismo predominaba.

—Tengo una idea —soltó de golpe, enseguida lamiendo los restos del líquido en ambos labios para explicar—. Sé que es una misión, pero es bastante simple y hay un horario implícito en donde uno puede juntar los reportes, entonces... ¿Qué te parece si voy en secreto y a la noche tenemos una cita?

—¿Una cita? —preguntó extremadamente sorprendido.

—Aquí todos nos conocen y es imposible salir sin exponernos, pero allá... Allá nadie sabe quienes somos —sonrió pícara, todo en ella asumiendo que su plan se haría.

—¿Cómo harás si la Hokage te necesita?

—No partiré contigo, saldré de aquí al atardecer para asegurarme de que eso no suceda. Llegaré tarde, pero podremos pasar la noche juntos y en la mañana saldré primero para llegar aquí a buen horario.

El rostro de Kakashi consideraba que era algo posible, pero al mismo tiempo se mostraba extremadamente inseguro.

—Sabes que no me gusta mezclar...

—Podrás hacer tu deber a la perfección, no estaré allí hasta que el sol baje, ¿o piensas interrogar a los médicos fuera del horario laboral?

—Es verdad que no me llevará mucho —asintió pensativo bajando a ver la mesa.

Silencio ocupó el ambiente y Miko enarcó una ceja cuando él no correspondió su mirada, inspirando profundo decidiendo levantarse e ir al lavabo mientras tomaba los últimos sorbos de la taza.

—Olvídalo si es mucho problema —dijo para cortar el silencioso ambiente, de ninguna manera queriendo que la sensación extraña se les pegara más.

Abrió la canilla y dejó el agua caliente caer, con detergente y esponja lavando el objeto hasta que sintió una presencia a su espalda.

—¿Sería agradable tener nuestra primera cita, no? —preguntó Kakashi en el proceso de abrazarla desde atrás.

—¿Podría contar como tal? Ya hace un tiempo que estamos juntos —dijo con apatía después de la reticencia y poco entusiasmo que él mostró.

Las manos del hombre pararon en su estómago, una ligeramente más abajo de lo debido y alertando los nervios de Miko.

—En cierta forma lo será, ¿o acaso se te ocurre alguna ocasión que pueda llevar el título?

—No —respondió cerrando la corriente y poniéndose a secar la porcelana.

—Mañana te esperaré.

—¿Entonces estás de acuerdo? —preguntó con incredulidad en la voz.

—Como dijiste, es una misión fácil y no me la pasaré molestando a los médicos durante la noche... ¿Qué mejor que salir contigo? —dijo calmo y encantador al desear que dejara de estar ofendida, acto seguido bajando la mascara y besando su cuello.

Tensó la espalda y cada pelo del cuerpo se le erizó, para nada esperando el gesto y sintiendo como ya cosquilleaba por el toque en tan sensible zona.

—Eres horrible —indicó sin pensar, por seguridad dejando la taza a un lado.

—No pude evitarlo —explicó sin arrepentimiento.

Miko se acomodó y le devolvió la jugada con un beso en la mandíbula, una mano yendo hacia atrás y tomándolo de los cabellos para sostenerlo tirante. Lo empujó e hizo que se acercara a su boca en la clara intención de besarse, con confianza decidiendo introducir su lengua sin esperar a que él tomara la iniciativa. Aquello sorprendió a Kakashi y por un momento paró cualquier movimiento, pero enseguida se sumó y comenzó a acariciarle el estómago.

—Cosquillas... Mmm —avisó, aunque no pudo hablar al él interrumpirla con una mano yendo a agarrarla de la nuca y estabilizarla mejor.

Las mejillas se le encendieron fuego al ser la primera vez que la sostenía de tal forma, el estar atrapada entre su cuerpo y la mesada gustándole más de lo que esperaba. Se apoyó contra él dispuesta a pasar toda la noche así, recién al girar para abrazarlo notando como en cada movimiento rozó el trasero contra su entrepierna. Ambas manos temblaron ante la realización y lo agarraron entre una pequeña ola de timidez, Kakashi sosteniéndola por la cintura baja y manteniendo la completa cercanía.

El silencio que los rodeaba, la intimidad de ese rincón en conjunto con la proximidad la hacían perder cada vez más la cabeza. Sentía que flotaba con su increíble resistencia, ningún descanso siendo suficiente y acercándola más al límite de ni siquiera saber quién era ella. Comenzaron a sostenerse con fuerza y a necesitar moverse gracias a la emergente excitación, el Jonin de golpe agarrándola increíblemente fuerte antes de romper con toda la situación.

—¿Podemos seguir esto mañana? Realmente necesito dormir y estar listo para la misión.

Miko le miró intrigada e indignada, pero enseguida se sorprendió por las ojeras que aparecieron entre la agitación.

—Si, seguro... Pero me debes una grande después de dejarme así —regañó con falsa molestia.

—Me encargaré, lo prometo —asintió sonriente antes de levantar la mascara—. Lo notaste, ¿verdad? Eres toda una distracción.

—No es mí culpa que tu cerebro me crea tan interesante —encogió los hombros volteando apenas la cabeza.

Kakashi hizo un sonido con la garganta en señal de que esperaba esa respuesta y tomó una de sus manos, al elevarla y besarla enseñando un brillo poco usual.

—Piensa en mí.

Ella frunció el ceño y cuando juntó las piezas abrió grande los ojos, él divirtiéndose al entender su implicación.

—¡Realmente eres horrible!

—Tú fuiste quien confesó que me recordabas cuando te...

—¡Shhh! —frenó para que no dijera algo bochornoso en voz alta.

—Es natural, no hay porqué...

Con la palma libre tapó su boca y empezó a llevarlo hacia la puerta, para nada sabiendo lo adorable que estaba siendo en ese momento.

—Silencio, nos vemos mañana —dijo dando por finalizada la visita.

Kakashi se contuvo de reír y abrió la puerta, al salir notando lo abochornada que estaba y lo bella que se veía.

—Te espero en la noche.

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