I am your boy || Dreamnotfound

By Pikween

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Hay muchas versiones de los mitos de los feéricos. Algunos los describen como seres etéreos, mágicos y con le... More

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black mambo
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gooey
walla walla
intruxx
toes
wyrd
cocoa hooves
jndt

hazey

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By Pikween

No no you're so juiced.

You said you'd kick the booze.

You know I'll get bruised.

You know I'm just a boy.


hola!! hazey es la SÉPTIMA canción lol, estamos ya a más de la mitad! hazey tiene una vibe ligera y suave, a pesar de la dura historia que cuenta la letra, antes de llegar a un crescendo, y entonces cae a un silencio místico, inquietante y que da pánico. La letra es más bien solemne, y triste, y es otro temazo de este album

sapnap vuelve como mejor bro y médico pro una vez más

PS: hay primeros auxilios MUY incorrectos en este cap, además de menciones de serpientes y heridas!!!

disfrutad!!


Lo sé.


Las solemnes palabras de George resuenan por el bosque. Aún tiempo después de que se marchara, Dream lo sigue oyendo, rebota su voz en los árboles y la tierra y la hierba, se refleja desde la bóveda de hojas sobre su cabeza.

Tiene la cabeza gacha. Mantiene los ojos fijos en lo que ve a través de la cámara, fotografiando cada uno de los bichos, cada una de las huellas, cada rastro de cualquier clase de animal; la distracción perfecta para su desamparo, para su infinita culpa.

La cámara pesa de su cinta de cuero, y cuelga precariamente sobre su pecho.


Dream no ha hecho nada malo, pero se siente como un criminal.


El sol permanece constante. Se ha alejado lo bastante del punto de origen de la energía de George y el tiempo ya no está distorsionado, ya pasa normalmente, regresando al punto en el que lo había dejado antes de penetrar la línea del bosque, antes de la danza que había compartido con su chico salvaje.

La tarde, quién sabe de hace cuántos días.


No está seguro.


Dream camina. Con la mirada clavada en el suelo, e ignora cómo el patrón de hierba y raíces se repite una y otra y otra vez, un ciclo casi infinito de fractales simétricos de la naturaleza.

Toma un trago de agua de su botella, y la guarda bajo su brazo.


Sigue moviéndote y ya está.


Sabe que se está moviendo, sabe que no es más que otra ilusión, ha mirado al cielo una y mil veces para comprobarlo y lo ha entendido a la milésimo primera, y ahora mantiene la mirada gacha.

Se dice a sí mismo que es culpa de la repetición constante, o quizá de las raíces, que se arrastran bajo sus pies como si fueran miembros de algo mayor, algo vivo, que le da náuseas. Y no es la ausencia de George.

A pesar de la mínima lógica que consigue mantener, la esencia residual aún le tiene mareado, confuso y perdido. Se encuentra a sí mismo olvidando por qué sitios ha doblado, secciones enteras de sendero ya andado, ya que su mente se encuentra en otros lugares.


No es un gran problema, realmente.


Excepto, cuando casi ha llegado a casa.


Tan cerca, tan, tan cerca, ya ha salido del borde del bosque, está en la verde colina que separa la cabaña de la espesura.


Y la ve.


Acurrucada entre la hierba y las ramas perdidas, enrollada en una espiral, hay una serpiente.


Relucen sus escamas pardas; prueba el aire con un fugaz movimiento de su lengua bífida, y Dream se pregunta si podrá saborear el azúcar del aire.

Arrodillándose para hacerle una foto a la criatura, se da cuenta de que conoce a este tipo de serpiente, su color marrón pálido y su cabeza triangular le resultan horriblemente familiares, y piensa que hasta puede ser que les haya hecho fotos antes.

Pero el nombre que tienen le rehúye, ya que sus pensamientos resbalan, húmedos del azúcar fundido de George, George, George


Arrodillado, con la botella pillada bajo el brazo, juega con la lente de su cámara y los ajustes.

Suena un clic, y se centra en un par de fotos de cerca del curioso patrón de la serpiente, y de sus ojos de forma elíptica. Son fotos que Sapnap odiará con toda seguridad, pero para un artículo le encantarán.


La lengua de la serpiente vuelve a aparecer, y exhala un siseo grave y furioso, adoptando una postura horizontal que Dream conoce como la respuesta de un reptil a una provocación.


Dream sabe cuándo es momento de irse.


Pero al levantarse, la botella se le escurre del brazo.


Golpea la tierra.


Rebota.


Y, comprensiblemente, enfada a la serpiente que ya estaba inquieta.


No ha pasado mucho rato, aunque Dream no sabe cuánto es "no mucho", cuando abre la puerta con demasiada puta fuerza.

Golpea contra la pared dejando una muesca y Dream tuerce el gesto, porque wow, eso se va a pagar del próximo sueldo de Sapnap y suyo.

Tuerce el gesto de nuevo cuando oye una exclamación sobresaltada que viene del estudio.


Sapnap.


Emerge de la habitación con estupor, blandiendo el portátil como un arma y una mezcla entre miedo y agresividad en la cara, con solo un poco menos de miedo que de agresividad.

—Ups —dice Dream con una media sonrisa mientras deja tirada la mochila y la cámara sobre el sofá y se deja caer junto a ellas.

La agresividad desaparece del rostro de Sapnap, dejando atrás nada más que confusión al ver el estado de su amigo.


Sapnap parpadea, y baja el portátil.


—Por Dios —dice, dejando el portátil en la mesa de café por fin, caminando con urgencia para rodearla y mirarle bien —Tío, ¿te has caído? ¿Qué ha pasado? Te has jodido los puntos, tío, joder.


Dream mira abajo.


Oh. Tiene razón.


El adhesivo que le tenía la piel sujeta se ha desconectado, y en su caída debe de haberse abierto de nuevo heridas que apenas estaban empezando a cerrarse. Han empapado de sangre las vendas viejas que las cubrían, y hay un par de manchas arruinando su camisa verde, oscuras y húmedas.

También es lejanamente consciente de que algo le duele, intenso como el fuego, pero lo siente apartado, distante, y no le parece más alarmante que el calor de una hoguera, que chispas caldeando el aire.


No sabe de qué parte del cuerpo viene la sensación. No será tan importante.


Las manos de Sapnap revolotean sobre él, como si no supiera por dónde empezar, como si estuviera memorizando cada arañazo y magulladura, cada marca de las ramas, cada venda destrozada.


—Te lo dije —sisea moviéndose al fin hacia delante, decidido a trabajar en el daño de su pecho primero y desabotonándole la camiseta con rabia —Te lo dije, te dije que no iba a hacer esta mierda otra vez -


El kit de primeros auxilios sigue en la mesa desde la última vez, y Sapnap lo alcanza y le mira a la cara, a la sonrisa fácil que lleva puesta a pesar de su deplorable estado, a las gotas de sudor que se están formando en su frente, y se detiene.

Dream está intentando controlar la cara de tonto, pero le da la risa.

La cara de Sapnap está de todos los colores, rojos, verdes y azules resaltan sus facciones; cómo cae abierta su mandíbula perpleja al darse cuenta, y cómo ruge las palabras con exasperación.


—Dream, imbécil —vocifera, mientras quita uno de los adhesivos de la piel de Dream con más brusquedad de la necesaria —¿Has ido a verle otra vez? ¿Es que no te acuerdas de lo que pasó la última vez? Dijiste que no -

En realidad —interrumpe Dream, perezoso y atontado —Yo nunca dije eso.

Piensa que Sapnap está a punto de pegarle. De darle en la cabeza con la botella de antiséptico que lleva en la mano. Le ofrece una sonrisa, pero lo hace suave y despacio, ya que su mente sigue en la danza, en el pasar de los días y las noches, en el sabor del bosque.

—Además —continúa —Esta vez ha ido mejor.


Sapnap no es tonto.


—Ay dios mío —dice entre dientes, presionando las heridas de garras de su pecho con un algodón empapado de antiséptico —Le has besado, ¿a que sí?

—No te puedes enfadar conmigo, Sap —discute Dream débilmente, yendo y viniendo de un estado de perezosa vigilia, nadando en un mar de esencia densa y dulce, apenas consciente del escozor en su piel —Te he traído las nutrias.

—Ya pueden ser buenas las fotos, Dream —Sapnap frunce los labios, y Dream ve que está intentando no reírse de su idiotez —Algunos pagarían una pasta por tenerme de enfermero, ¿sabes?

Dream suelta una carcajada, y Sapnap le pega en el hombro instándole a quedarse quieto.

El dolor agudo del antiséptico es familiar, pero aún distante, alejado de él igual que el fuego blanco y fundido que aún no sabe localizar.


Y hay otro dolor.


—Me duele el pecho —suspira, y Sapnap resopla.

—No me jodas.

—Mm, no digo eso.

Sapnap, que estaba limpiando la tierra de sus heridas, detiene sus movimientos para mirar al techo con los ojos cerrados, la perfecta expresión de "¿Me estás tomando el pelo?"

Suspira y regresa a sus funciones médicas, comenzando a vendar de nuevo todos los cortes y arañazos.

—Dream, por favor, no me digas que te has enamorado de ese desquiciado -

—No está loco —protesta Dream, el dolor en su pecho afligido y desolado —Solo está - está solo, y está triste.

Suspira, borracho y melancólico.

—Pero no puedo quedarme aquí con él, ¿a que no?

—No —Sapnap se ríe con incredulidad, niega con la cabeza —No, no puedes, porque te va a matar.


Le arrebata la cámara a Dream, la enciende, le apunta y le hace una foto.


El flash es inesperado y le devuelve a la realidad.


—Mírate.


En la pantalla, las vendas son de un blanco perfecto sobre su piel morena, y aún hay numerosas marcas adornando su cuerpo de manera esporádica. Los moratones son incontables, y sus ojos están vidriosos, entornados y distantes.


Está hecho un desastre. Hasta él lo ve.


Sapnap suspira, se acerca de nuevo la cámara y comienza a ver las fotos anteriores.

—Más te vale que no me encuentre una porno aquí, Dream, o te juro -

Hace una pausa y se queda mirando la pantalla, sacudiendo la cabeza y dejando escapar un bufido asombrado.

Hostia —exclama en voz baja —Dream, ¿tienes idea de cuánto llevabas fuera, al parecer? Esto tiene fotos de hace una semana, imbécil.

Está negando con la cabeza, soltando tacos entre dientes, y Dream piensa en el tiempo distorsionado, en cómo pasaban el sol y la luna sobre sus cabezas mientras él y George estaban ahí sentados.


Una semana parece correcto.


Sapnap hace otra pausa, y entonces le cambia la cara.


Joder, hermano —sacude la cabeza y se aleja la cámara para verlo mejor, completamente estupefacto, y sus palabras se abren paso por la preocupación —¿Eso es una puta boca de algodón? Está rabiosa.


¿Boca de algodón?


Oh.


Ay, Dios.


El nombre de la serpiente, del que no se acordaba. Sapnap le zarandea con fuerza, y le espabila, y la mareada confusión y la euforia espesa se van de golpe, huyendo del miedo, cuando recuerda -

—Ay Dios —el dolor abrasador que antes se sentía tan lejos ahora está terriblemente cerca, y Dream se siente entrar en pánico, empezar a hiperventilar al ya localizar su origen, en su pierna izquierda, en su pantorrilla, justo encima de donde terminan sus botas —Sapnap, mi pierna -

—Qué -

Dream lucha por incorporarse, por levantar la pierna del suelo, y la magia que queda en sus venas es reemplazada por veneno, veneno que le pesa en los miembros y los hace inútiles mientras se palpa el pantalón sin grandes resultados.

Sapnap le estira la pierna, pone su pie sobre la mesa al lado del portátil y del kit de primeros auxilios, y, entre los dos, lo encuentran.


Hay una pequeña rotura en la vieja tela, en una zona desafortunadamente fina. Dream se siente los brazos dormirse mientras intenta tocarla, se convierten en cachos de músculo inútiles, en sacos de carne y hueso, y Sapnap le aparta las manos con urgencia, subiendo la pernera del pantalón. Dream empieza a sentirse enfermo.


Hay sangre. Hay mucha sangre.


Gotea desde una perforación en su pierna, incapaz de coagular, rodeada de una coloración morada asquerosa, con agresivos tonos de negro aún más feos.


Se le está empezando a hinchar la pierna como un globo.


Ahora está hiperventilando del todo. Le viene la respiración en jadeos cortos y aterrados, y no sabe si es de la ansiedad o resultado del veneno que corre por sus venas.


—Mierda —Sapnap está espantado —¡Mierda, mierda! Dream, la foto es de hace más de una hora, ¿¡cómo se te olvida que te ha picado una puta víbora, tío!? ¿Cómo es que no estás gritando?

—George —dice Dream simplemente, débilmente, con la garganta cerrada y luchando por respirar.

La energía reminiscente de George le había amortiguado el dolor. Y seguramente también los síntomas: habrá ralentizado el progreso del veneno.


Ni siquiera se había dado cuenta de que le habían mordido.


Sapnap suena lejos cuando rebusca entre el kit de primeros auxilios, leyendo cada medicamento como si no supiera qué está buscando exactamente.

No lo sabe, se da cuenta distantemente, oh no.

—Joder, joder —sisea Sapnap con un rollo de vendas en la mano —¿Se hacen torniquetes a las mordeduras de serpiente o no? ¡Joder, no me acuerdo!

Mira a Dream de reojo, y Dream piensa que debe de tener muy mala pinta, porque Sapnap abre los ojos como platos y toma una decisión al instante.

—Vale, vale, madre mía, voy a- Voy a hacerte un torniquete, ¿vale? Tú- tú, mierda, estate conmigo. ¿Vale?

Dream no le responde. No cree que sea sabia decisión malgastar energía así, mientras escucha los erráticos latidos de su corazón, perdiendo el ritmo, acelerándose y frenándose a capricho.


Hay una fuente de presión increíblemente fuerte, dolorosa, cuando Sapnap empieza a enrollar la venda justo debajo de su rodilla, por encima de la mordedura de su pantorrilla. Está lo bastante apretada como para dejar moratones, y al fin, Dream se derrumba, y grita.

Siente las lágrimas formándose en sus ojos cuando el grito le destroza la garganta, y Sapnap se disculpa una y otra vez, mientras le venda, y le venda, y le venda -


—Perdona, Dream, perdóname, no sé qué hacer —suena como si estuviera a punto de romper en llanto —No puedo llamar a emergencias, no hay cobertura, y estamos super lejos del hospital más cercano, Dream, perdóname -

George —intenta Dream, y le sale en un sollozo ahogado.

—¿George? Qué -


Clic.


—Hostia, sí- Vale, , vale, igual puede ayudar, vale, joder- —Sapnap se pone de pie, tirando de Dream para levantarle y este grita de dolor —Tienes que levantarte, Dream. Lo siento, pero tienes que— Venga, vamos.


Sapnap le anima tanto como se disculpa, mientras se pone su brazo por encima del hombro y carga con su peso hasta la puerta, haciéndole dar agónicos pasos entre sollozos por el fuego de su pierna, por el miedo que siente, por las náuseas brutales, por el estrés que le ha puesto encima a su mejor amigo.


Su pierna está ardiendo.


Dejan la puerta abierta y se van a trompicones hacia el borde del bosque juntos, tan rápido como pueden y aun así demasiado despacio, y Sapnap le susurra promesas, y acalla sus aullidos de dolor.

—Te voy a llevar con tu novio raro y todo va a ir bien -


Dream piensa que Sapnap podría estar consolándose a sí mismo más que a él.


Va a ir bien.


vamos mal lmao

espero que os haya gustado este cap!!! coooomo siempre, soy genofeve y tumblr y ustedes!!! han sido un gran público <3


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