I am your boy || Dreamnotfound

By Pikween

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Hay muchas versiones de los mitos de los feéricos. Algunos los describen como seres etéreos, mágicos y con le... More

//0//
flip
black mambo
pools
gooey
intruxx
hazey
toes
wyrd
cocoa hooves
jndt

walla walla

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By Pikween

Honey honey, don't you cry,

it's a ruse.

All these creatures are a lie.

Funny bunny, it's alright.

I clap my hands,

and they're gone into the night.

(Take my hand, take my hand)


walla walla número cinco!! Y este es un cap de solo diálogo

un aviso; hay una breve mención de violencia y algo de gore así que id con cuidado!!!!!

aún no tengo beta (como siempre) y mis lecturas de prueba son bastante malas porque mi cerebro solo hace brrrrr así que me pierdo errores y mierdas así lo siento jaja!!!

disfrutad!!


—Fue un accidente, ¿sabes?


Están ambos sentados uno al lado del otro, bajo la sombra de un cornejo consabido por ambos, y sus ramas rosadas y verdes resplandecen sobre sus cabezas.

Dream se apoya en el árbol, le deja cargar con el peso de sus heridos músculos, y George se sienta de piernas cruzadas a su lado, jugando con las flores caídas que colorean el suelo. Cada una que coge recupera el vigor de las flores de la mañana, como si nunca hubieran empezado a marchitarse.

El arroyo dibuja su curso cerca de ellos, y el agua llena el silencio entre las dudosas palabras de George mientras piensa en cómo continuar, en cómo afrontar el tema de qué es.


Lo intenta de nuevo. Dream escucha.


—Tenía veinticuatro años —murmura, elevando las cejas con una risa sarcástica —En realidad aún tengo veinticuatro años. El tiempo pasa diferente para mí.


Dream piensa en la fecha de las fotos de George, en la oscuridad de un bosque que se deshace y en el que tropezaba, en el anochecer eterno en el que Sapnap vendaba sus heridas.


—Pero eso ya lo sabes —confirma George —Eres listo, claro que lo sabes.

George le sonríe, tierno y humano. Continúa.

—Tenía veinticuatro años, y muchos amigos. Tampoco estábamos tan unidos, supongo. No solía salir muy a menudo —se ríe de nuevo —Era un introvertido extrovertido, supongo.


Suspira, y es un suspiro vacío y lúgubre, lejos de risas frenéticas, y de los rápidos cambios emocionales que Dream está acostumbrado a ver.

Es un suspiro triste y desolado, y le pesa en el alma y los huesos, los deja fríos y trémulos.

Se frota el hombro ausentemente, y el gesto le tira de las heridas. El dolor le quita el frío con una oleada tras otra de fuego bajo su piel, mientras espera a que George continúe. Espera pacientemente, y escucha con esmero su voz de miel.


—Bueno, pensamos que sería divertido alquilar una cabaña de vacaciones. Un grupo pequeño. Cinco, incluido yo, si recuerdo bien.


¿Cinco?

Hay cuatro habitaciones en la cabaña, cinco si cuentas el estudio -


—Es la misma cabaña, para de pensar tan fuerte —George se ríe de él, de su mueca de concentración, y Dream se ruboriza y se lleva la mano al cuello, avergonzado, pero George sigue hablando —La teníamos una semana. Al segundo día, alguien tuvo la idea de ir en coche al pueblo, que está a un rato de aquí, alquilar una habitación e ir a algún pub. Yo no quería.

Ahora está frunciendo el ceño, y aun tras el espeso manto de su mente Dream se pregunta si besarle otra vez haría que parara.

—Uno de los más nuevos en el grupo —su mandíbula está apretada —él también se quedó. Dijo que deberíamos tomar un par de copas e ir a explorar el bosque de detrás de la cabaña. Este bosque. Mi bosque.


Pierde el hilo durante un momento, y se queda mirando el follaje como si algo le hubiese llamado la atención, le hubiese distraído del relato, y su piel se sonroja de nuevo con ese delicioso y tentador tono de rosa.

—Él era —intenta decir —interesante. Así que acepté.


Dream se recuerda a sí mismo que es ridículo tener celos de alguien que no solo no has visto en tu vida, sino que es claramente de una época ajena a la propia.

Es ridículo, sí. Pero no deja de disgustarle no ser el causante de su rubor, el color de la vergüenza, o de la pasión.

Enlaza sus dedos en los de George, entrelazados como las ramas de un manglar.

La tímida mirada que le devuelve vale la pena.

Quiere saber hasta dónde le llega el rubor.


George continúa.


—Había... una especie de decoraciones, en la cabaña —se muerde el labio al pensar —y tenía un cuchillo, expuesto como una obra de arte.

Dream sabe a lo que se refiere, se da cuenta. Hay un expositor vacío cerca de la chimenea, aquello que solía lucir perdido hace tiempo.


No puede evitar estremecerse.


—Dijo que era un "bolo", el cuchillo. Yo pensé que era una gilipollez —George rueda los ojos, resopla —Íbamos por el sendero, no había por qué traerlo, no había ramas que cortar ni nada así. Y no paraba de picarme —George tuerce el gesto —con cómo yo saltaba con cada ruidito, cada sonidito, cada cantar de una puta rana.

Su ira se desvanece de pronto, y sus ojos se enternecen al jugar con una flor en sus manos. La melancolía regresa a su voz.

—Yo tendría que haber tenido más cabeza —susurra, tan bajo que Dream apenas le oye a través de la densidad del aire —Quería impresionarle, demostrar que no tenía miedo, pero yo - Tenía que haber tenido más cabeza.

La flor se deshace entre manos temblorosas, ansiosas, y Dream anhela poder consolarlo, pero le da tanto miedo este chico, tan precioso como letal, que no sabe qué hacer.


Así que le escucha.


Le escucha mientras se derrumba y le cuenta cómo encontró la piel vieja de una pitón, y cómo pensó que sería gracioso, de verdad lo creía, cuando la cogió por un final y le dejó caer el otro por el hombro al chico, intentando hacerle ver que no le daba miedo este bosque oscuro y tenebroso.


—Supongo que estaba más asustado que yo, porque entró en pánico y se giró con el cuchillo y -

George se interrumpe con una carcajada, pero no es más que un sonido ahogado al tocarse la oscura cicatriz que desfigura su delicada piel de perla, el grueso surco que atraviesa su garganta de manera agresiva, justo sobre sus clavículas, y cuyo color recuerda al de las flores silvestres sobre las que una vez bailaron juntos.


Dream no puede reprimir su curiosidad.


—Si fue por accidente, ¿entonces por qué -


Le interrumpe una mirada afilada, atroz, y desearía haberse quedado callado cuando se encara con esos ojos castaños mutando a unos de serpiente, y el miedo se agarra a él con la misma fuerza que George, que aplasta su mano entre las suyas, doloroso y brutal mientras George escupe, sisea, solloza las palabras -


—Y fue un accidente, se quedó helado cuando se dio cuenta, la herida no era ni un dedo de profunda —sus palabras son un grave rugido, y le hiela la sangre —No tocó arterias, ni la tráquea, nada, solo era un corte, y se quedó helado, pero cuando vio la sangre entró en pánico -


Dream piensa que él también está en pánico mientras observa a George gesticular ampliamente, con la mano aún atrapada en la suya, sosteniéndola en alto entre sus pechos al inclinarse -


—Entró en pánico, y en vez de ayudar, quería salvarse, así que el hijo de puta apretó más -


El agarre que George tiene en su mano se hace insoportable, Dream siente las articulaciones adaptarse bajo su fuerza dolorosamente, y se le tuerce el gesto mientras George se le acerca cada vez más, y más, con la fuerza de una pitón, y sus palabras se mezclan en un farfullo dicho entre dientes afilados, y enormes colmillos, y sisea -


Apretó, y lo cortó todo -


El canto de los animales suena ahora más fuerte, están gritando, respondiendo, son ensordecedores, y gritan con miedo, con alarma, y mientras las sombras de algo, de animales gigantes que no son de esta zona, cambian de forma detrás de George.

Un orangután, de todas las cosas que podrían haber aparecido, deja ver su pelaje naranja sobre el verde esmeralda del bosque, se ha materializado en uno de los árboles, y les observa con ojos tristes.


Dream piensa que debe de estar alucinando, está seguro, pero recuerda las garras del puma, y recuerda las sutiles palabras de George -


"Para la mente son muy reales".


No está alucinando. Esto es todo George.

El pánico se apodera de él, y consigue articular un grito de terror a través de una garganta cerrada -

George -


George parpadea.

Se mira por encima del hombro.

Mira sus manos unidas, aprisionadas entre sus cuerpos.


Le suelta la mano como si le quemara, y Dream siente el flujo sanguíneo regresar a sus dedos como un tsunami y se apoya de nuevo en el tronco con alivio. A su lado, George parpadea para reprimir las lágrimas, y su mandíbula se guarda de nuevo al desaparecer los colmillos, y regresa a su forma humana, y sus ojos se vuelven café de nuevo.

Los berridos de desesperada alarma de los animales se silencian. Las sombras vuelven a no ser nada.


El orangután nunca estuvo en aquel árbol.


Lo siento muchísimo —jadea George, cogiéndose del pelo y estirándose, dejándose caer sobre el suelo de nuevo a una distancia prudente de Dream, y dice —He perdido el control, no eran reales, lo siento mucho.

Dream piensa en cómo las sombras eran extrañamente sólidas.

Piensa en el orangután.

Piensa en los arañazos de fuego que atraviesan su pecho, que le escuecen con el sudor y el esfuerzo, y algo más -

—Son lo bastante reales —murmura.


George se aleja de él aún más. Dream reprime el impulso de seguirle, y trata de concentrarse en el dolor sordo de los huesos de su mano, en el calor de sus heridas.

Fracasa, y se abre paso por el aire denso y dulce para pegarse a su lado, haciendo a ambos sentirse mejor.

Disfruta del mágico vibrar de la piel de George con la suya, y siente su subconsciente repararse cuando, tras un momento de duda, George se deja llevar por el abrazo y se apoya en el hombro de Dream, con cuidado, con mimo, con ternura.

—Eres increíble —murmura, y Dream se estremece con el dulzor de sus palabras.

George traga saliva antes de continuar.


Fue un accidente. Al principio. Habría sobrevivido —mira brevemente las flores en las ramas —Tenía mucho por lo que vivir.

Hay un instante de silencio, excepto por el batir de unas alas en la distancia, antes de continuar.

—El bosque me hizo un trato. Me ayudaría a sobrevivir —se muerde el labio —Ayudarme a tomar mi venganza. Parte de su espíritu viviría en mí, y permanecería conmigo hasta que yo quisiera. Todo lo que tenía que hacer era - —titubea, mirando de reojo a Dream —darle mi nombre.


"¿Me dices tu nombre original de todas formas?"


—¿...Por qué son tan importantes?


—Los nombres tienen poder —admite George débilmente —Al decirle tu nombre a alguien, les das influencia sobre ti. De otro modo, su influencia se... se va perdiendo. Como cuando, después de que bailáramos, seguramente tenías esencia residual en ti. Habrás visto cosas, incluso habrá cambiado tu aspecto. Veías lo que yo veo, y lucías como yo luzco. Tuve que dar mi nombre para que eso mismo se quedara en mí.

—¿Qué habrías hecho con mi nombre? —pide saber Dream, y eleva las cejas con sorpresa al ver a George sonrojarse -

—Nada malo —insiste George, pero aparta la mirada, con un suave rubor coloreando su piel de luz de luna, y trata de no mirarlo cuando sigue hablando.


—Así que, le dije mi nombre. Y eso le dio el poder de vivir en mí, en mi cabeza, en mi corazón —su mano descansa sobre su pecho al hablar, casi con cariño en la voz —Y el bosque vendó mis heridas con la piel de la serpiente que las causó, me meció como a un niño mientras me obligaba a respirar por el agujero de mi garganta, me ayudó a respirar a través de la sangre en mis pulmones, hasta que, al final, me curé.


Vuelve a tocarse la cicatriz.


—Me curé, y cuidé de los espíritus del bosque, esos que viste cuando bailamos, y entonces, yo - —sonríe —Cumplí mi venganza.


Su sonrisa se curva hacia abajo.


—Pero, para cuando la cumplí, había pasado mucho tiempo, y no ya tenía por qué irme —su tono se entristece de nuevo, y Dream se apoya en él en gesto de consuelo —Nadie salió nunca a buscarme, aunque mi familia me adoraba. Así que me imagino que, les contara lo que les contase, fueron buenas mentiras.


Suspira.


—Así que dejé a los espíritus vivir en mí —araña la tierra —Y con el tiempo, me he convertido más en eso que en mí. No tenía por qué querer ser humano. Ni por qué querer que se fueran. Pero —se ríe con timidez —Ahora me haces querer ser humano, y está expulsando a esa otra mitad, y no les gusta.

Hace una pausa, y le mira al fin a la cara.

—No sé qué pasará si decido echarlos.


Dream se derrumba al oírle asustado como un niño.


Alza el brazo, y descansa su mano herida, con los dedos abiertos, en el centro de su pecho.

Bajo su piel de perla y de luna, late un corazón humano, resonando como los timbales del bosque.

George pone una mano sobre la suya, y Dream levanta la mirada, y se fija en sus ojos cuando le susurra -

—¿Quieres bailar otra vez? Ahora será más fácil, te lo prometo.


Los timbales se hacen oír, y coge la mano de George.



ESTO

FUE

SUPER

DIFICIL

DE ESCRIBIR AAAAAAAAAAAAA

terminé viendo la letra como, el bosque hablándole al George humano, y entonces el último verso y estribillo como hada!george hablándole a Dream, y la outro como cualquiera de las dos!!

espero que os haya gustado!! Estoy deseando ver vuestros comentarios como siempre!! Os adoro!

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