I am your boy || Dreamnotfound

De Pikween

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Hay muchas versiones de los mitos de los feéricos. Algunos los describen como seres etéreos, mágicos y con le... Mais

//0//
flip
black mambo
pools
walla walla
intruxx
hazey
toes
wyrd
cocoa hooves
jndt

gooey

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De Pikween

Hold my hand and float back to the summer time

Tangled in the willows, now our tongues are tied.

How can I believe you; how can I be nice?

Tripping round tree stumps in your summer smile.


El track 4 es GOOEY!! Esta es de las más famosas de zaba, y usa el término 'peanut butter vibes' muy bien

Es una canción, a falta de una palabra mejor, muy húmeda, bueno, muy gooey(gelatinosa)!

Como de normal, no tengo beta así que perdonadme si hay errores ortográficos o gramaticales lol juro que algún día arreglaré bien estas fics mías ugh


Al despertarse Dream en el sofá a la mañana siguiente, descalzo y vendado, gracias a Dios por Sapnap, se siente como si estuviera nadando en sirope.

El aire es espeso y pesado cuando trata de incorporarse, y cada movimiento requiere el esfuerzo de maniobrar en melaza.


Lucha por pensar mientras cojea hacia el baño, y el deseo de lavarse los dientes le resulta inalcanzable a pesar del mal gusto que tiene en la boca.

Sus pensamientos tienen que abrirse paso también por su propia gelatina, y él, mientras, fija su mirada en su cepillo de dientes en el vaso, en el vibrante tono verde lima que pinta sus relieves.

Se espabila de repente, tras un minuto de dolorosos intentos de pensar, ya está, joder, qué te pasa, y suspira aliviado al poder alcanzar la pasta de dientes y aplicar un poco sobre las cerdas del cepillo.

Moviendo el cepillo cansinamente por el espeso aire, con músculos doloridos, alza la mirada y se mira al espejo.


El cepillo de dientes se escurre de sus dedos con un repiqueteo, y suelta una exclamación de sorpresa y dolor y pega un salto, un movimiento que tira de las cuerdas que mantienen su pecho de una pieza, como el pegamento que reparó su taza favorita, o la cinta que une la pata de las preciadas gafas de Sapnap.

Se apoya aparatosamente sobre su tobillo herido al caer, y decide que se siente querido, ya que el hombre del espejo le devuelve una mirada extraña. Un ojo es del familiar verde oliva, y el otro es serpentino.


Sus ojos.


"- tus ojos - no están normales".


La preocupación de Sapnap suena en su cabeza mientras se examina en el espejo.


No, no son serpentinos del todo.


La pupila en ese ojo parece oscilar y fluir, cambiar de forma, de un círculo se estrecha en una línea, se altera y pasa de sus propios ojos humanos a otros que se parecen a los de -


George.


Parpadea. Sacude la cabeza.

La normalidad se reanuda.


Dos ojos verdes lo miran atentamente. Deja escapar un pesado suspiro entrecortado. Continúa cepillándose los dientes con movimientos lentos y azucarados como el jarabe.

Poco a poco se arma con el valor de limpiarse la mugre y la tierra que ensucia su piel, recorrer con un trapo húmedo sus extremidades, evitando las muchas vendas y arañazos que las decoran.

Se queda mirando cómo el color de sus moratones parece pulsar, mutando de profundas nubes moradas, añiles pozos, verde musgo, y vuelta a empezar.


Se echa agua a la cara.

La normalidad se reanuda una vez más. Cojea hasta el sofá.

Duerme durante otras 24 horas.

Su cuerpo lo necesita. Su mente lo necesita más.

Le despierta Sapnap agitando una botella de algo azul en su cara, una bebida de electrolitos, la cual él acepta débilmente junto con el par de aspirinas que le ofrece.

El ambiente vaporoso y espeso se ha ido.

Casi no se da cuenta, ya que Sapnap le suplica que le cuente toda la historia, ahora que Dream vuelve a ser coherente y está espabilado. Duda que Sapnap le crea. Se lo dice.

Sapnap titubea. Desaparece de su vista y se va a su estudio, supone Dream por la dirección que escogen sus pasos, y regresa con la cámara de Dream.

—Yo creo que sí —murmura Sapnap, mostrándole la cámara y mostrándole la pantalla —Dream... ¿Qué es esto?


El primer impulso de Dream es ofenderse. Estaba orgulloso de esas fotos del colibrí, y otras que había hecho antes de mariposas y otros bichos.

Pero entonces mira. Mira de verdad, las fotos que Sapnap le va enseñando de una en una.


Las primeras fotos son instantáneas temblorosas del follaje, con el pobre enfoque de un primerizo, nada comparable con la practicada maña de Dream.

La siguiente foto es de un ciervo. Inclina su cuello para beber de los pocos centímetros de agua del arroyo, los mismos que tenía Dream al lado cuando –


- Las pezuñas de un ciervo le rascan las manos un poco, y sus ojos cálidos casi recuerdan a una mirada medio-humana -


La cierva mira a la cámara, sin miedo alguno. Sabe perfectamente de la presencia del cámara, aun sigue bebiendo uniformemente.


La cámara hace un bip cuando Sapnap pulsa un botón.


Dream está mirando a su propia espalda. Le falta la mochila.

Está de pie, con el agua por la cintura, en un río. Un río que le resulta tan familiar como extraño.


- apenas sí distingue la maraña de ramas de los manglares -


Donde el agua era cristalina como el aire, ahora ve un turbio río de fondo arenoso, con aguas de un pálido color pardo. A pesar de la turbidez, Dream no tiene duda de que encontraría hierba alta y plantas carnívoras alineadas en su fondo.


Bip.


La siguiente foto también es de él. Está quieto, de espaldas a la cámara, pero el plano está ampliado, y justo en frente suya se halla la oscura sombra musgosa de un caimán, con su hocico suspendido sobre el agua, mientras sus ojillos le examinan con cautela.


- es como un chasquear, un siseo húmedo que burbujea desde la garganta de la criatura, que le parpadea con ojos amarillos, y grita -


Bip.


En la última foto, se nos revela el cámara.


La mitad superior de la cara de George se presenta en el primer plano de la foto, su piel reluce con el flash mientras mira por encima del hombro, para contemplar una enorme y penumbrosa masa de grácil músculo, que descansa al pie de ramas bajas.

El puma le devuelve la mirada desde el aparato. Le quema el pecho.


- Las aterciopeladas almohadillas de un gran felino arañan sus palmas. Ella le devuelve una afilada mirada, y él grita de miedo, de dolor, y ella le empuja de repente -


Dream coge la cámara entre manos trémulas, y mira las fotos una a una.

Cada foto está plagada de ojos, repartidos entre las formas de los animales, o de su propio cuerpo humano. Con ellos se alza una neblina suave, vaporosa. Casi parece estar hecha de luz.

—Dream, estas fotos —Sapnap apunta al texto en la esquina —Son todas de después de que volvieras. Las cuatro de la mañana, de dos días después. Dream, ¿qué viste? ¿Qué te pasó?


Dream se lo cuenta.


Le cuenta cómo los animales se alzaron sobre sus dos patas traseras y bailaron con él, cómo se cayó en un arroyo, y al caer encontró un río; le cuenta cómo respiraban los árboles al observarle.

Sapnap le escucha en silencio.

Le escucha irse por las ramas, descender a la locura, perder el juicio.

Es así de buen amigo.

—¿Y él? —dice finalmente —¿Quién es?

Da un par de toques en la pantalla, en la que Dream ha ampliado la foto de la cara de George.

—George —susurra Dream —No es... Como nosotros.

—¿Cómo que no?

—No creo que sea humano. O quizá lo fue, en el pasado.

—Sí —Sapnap vuelve a tocar la pantalla, toca la imagen de los ojos de George, deslumbrantes por el flash —Eso me lo imaginaba.


La línea vertical de sus ojos les devuelve la mirada.


—¿Es - es peligroso? —Pregunta Sapnap, buscando la palabra adecuada.

Definitivamente —Dream titubea, a pesar de la seguridad de su respuesta —Pero - en plan, no siempre. Cuando lo es, es como si no fuera él. Es algo más —duda de nuevo —primitivo. Animal. Pero es bueno. Quiere ser bueno -

Hay un suspiro.

—Oh, Dream, no -

—¿Qué?

—Te estás enamorando de una criatura sacada de libros de cuentos —se ríe Sapnap, y se frota la nuca, nervioso —Y es Donde viven los Putos Monstruos.

—No - qué va —Dream niega la cabeza, pero se arrepiente enseguida al oír cómo se desmonta su mente —Solo lo conozco de hace -


La fecha de la foto lo mira.


—Dos días, al parecer —traga saliva —Pero, aun así - o sea - tenme más fe.

Dice esto.

Dice esto, pero no puede apartar la mirada de George y de su mirada abisal, y de su piel de luz de luna.

Del rubor de la flor de jazmín, sobre su oreja.


Sapnap se enfada, muy razonablemente, cuando pilla a Dream en el estudio al día siguiente preparando su mochila.

Dream le discute igualmente.


—Tenemos un mes entero —argumenta Dream guardando el estuche de su cámara en la mochila —Un mes entero para trabajar, así que más me valdría -

—No solo eres un peligro de sepsis andante, y estás prácticamente inválido con ese tobillo, sino que encima eres gilipollas.

Dream quiere discutirle eso también, y abre la boca para hacerlo, y Sapnap se acerca a su cara rojo de rabia.

—¡No - no! —hace grandes aspavientos hacia Dream —¡Mírate! ¿Qué hacemos si el puma vuelve, o un oso -

—Pues que le haré una foto —dice Dream con una sonrisa descarada al ver a Sapnap chillar de frustración —Me dedico a eso.

La rabia tuerce el gesto de Sapnap mientras piensa en qué responderle, pero continúa.

—¿Y él qué? ¿Esa cosa?

George —Dream hace énfasis en su nombre —solo salió cuando el sol empezó a ponerse. Está amaneciendo. Tengo tiempo.


Desde algún rincón de su mente, débilmente, desea estar equivocado. Desea estar muy, muy equivocado, al pensar en el aire dulzón que conlleva su presencia.


No va a llegar a ningún sitio así. Saca la maquinaria pesada.

—¿Te acuerdas de ese artículo de National Geographic? ¿El de cómo las nutrias pueden cargarse a un caimán? —a Sapnap le encanta ese artículo —No te callaste con eso durante semanas, sobre cómo querías hacer un trabajo sobre - sobre -

—...La organización de las nutrias y los caimanes.

—¡Eso! —ya lo tiene —Sabemos que hay nutrias por esta zona, y ya hemos visto que hay caimanes, entonces, ¿qué te parece si te consiguiera fotos de -


Sapnap suelta un quejido. Se lleva las manos a la cabeza con derrota, y exasperación, y pérdida.


—¡Vale! —refunfuña, se deja caer en la silla de estudio del escritorio, y abre su portátil con fuerza —Sal ahí fuera a que te revienten hasta matarte, pero yo no voy a volver a curarte, y tendré derecho a que te lo dije.


Dream cumple su palabra, y sí que hace algo de trabajo, cojeando a la vera del río, haciendo fotos de los espeluznantes caimanes negros desde una distancia prudencial.

Ninguno tiene el lustre oliva del de la foto que hizo George, el de sus recuerdos borrosos y retorcidos.

Hace fotos de las nutrias bebé que se regruñen y juegan, saltando dentro y fuera del agua, deslizándose las unas sobre las otras con gracia y ferocidad. La prueba de que hay nutrias en el mismo área en que hay caimanes es prometedora, y planea totalmente restregárselo a Sapnap para poder volver más veces.


Hace una pausa para echar un trago de agua.


—El bosque dijo que volverías -


Se atraganta, se ahoga, tose.


George se ríe de él desde las ramas sobre su cabeza, y se deja caer con la misma gracia que las nutrias, como si pesara menos que un rayo de luz.


—El bosque dijo que volverías, pero yo no me lo creía...


Alza una mano, con temor, y acaricia la zona del pecho de Dream en las que las vendas abultan su ropa, y Dream se deja llevar por el hormigueo que le trae el contacto, obsesionado.

—Al menos, no después de lo que pasó. No quería que salieras herido —murmura en voz baja —Es un error que aceptaré, no como los otros.

—¿Cómo - —le tiembla la voz —¿Cómo sé que no me vas a volver a hacer daño?


George parpadea.

Ojos marrones. Pupilas redondas.


Humano.


—Porque me haces querer ser humano.

Eleva la comisura de los labios.

Sin duros ángulos. Suave, tierno.


Humano.


—Y puedo intentar ser humano —continúa mientras se acerca, y la miel del aire amortigua sus movimientos, y emana de su piel en oleadas al rozar su nariz con la de Dream —Después de todo, soy humano. A veces.

Las palabras permanecen en el aire.

"Me haces querer ser humano".


Sus labios de jazmín acarician los suyos, y el bosque vuelve a derretirse cuando Dream inhala su suspiro, inhala sirope, y un aire dulzón y espeso, y se abre paso hacia delante, delante, como un hombre hambriento que atesora cada mordedura que George le regala, y cada beso con el que calma las heridas que no llega a dejar.


Las palabras permanecen en el aire.


"- Puedo intentar ser humano".


Se lanza sobre él, acaricia la lengua de George con la suya, y sus manos trémulas se agarran a su camiseta raída, sus dedos se cuelan por entre viejos agujeros para acariciar la piel de luz de luna que esconde, y atrapa una cintura delgada con un estremecimiento.


Las palabras permanecen en el aire.

"- Soy humano".


George sabe dulce, como miel sacada directamente de un panal, pero también es boscoso, como savia fresca de arce, y con el regusto de algo a lo que Dream no es capaz de poner nombre, así que le besa más fuerte, más oscura y más profundamente, y saborea cada gemido y cada suspiro que saca de George con cada gesto, con cada beso, cada caricia, cada mordida -


Las palabras permanecen en el aire.

"A veces".


Se aparta, escapa de la trampa de sirope que flota en el aire, como alquitrán, y la pregunta pesa al salir de su boca.


—Tienes que decirme qué quieres decir.



una vez mis amigos y yo fuimos de camping y yo tenía una resaca que flipas y una chica me preguntó cómo estaba y le dice "donde viven los putos monstruos" y eso inspiró la frase lol

os quiero gente, stay safe, y recordad: no os enrolléis con chicos lindos en el bosque

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