La noche es perfecta.
Paseamos bajo el cielo estrellado, abriéndonos el uno al otro. Hay una innegable atracción entre nosotros.
Damos un paso hacia el otro mientras nuestro deseo se irradia entre nosotros. Es solo cuestión de segundos antes de que se incline para lo que espero que sea un beso que recordaré en las próximas décadas.
Estoy más que lista para eso, solo para que me arrebaten el momento...
- ¡Vera! - oí gritar desde no muy lejos de donde estábamos.
- ¿Anastasia? - dije de sorpresa al verla plantada delante de mí. - ¿Qué haces aquí?
- ¡Hola Tom! - dijo Anastasia ignorando mi pregunta. - Soy Anastasia. No sé si estás al tanto...Pero yo también estoy en la clase de veterinaria.
- Sí, te reconozco. - dijo Tom.
- Vera y yo somos amigas desde la secundaria. - mintió Anastasia.
- ¡Oh! Eso es genial. - exclamó Tom.
Perdón, ¿desde cuándo nos hicimos amigas? estallé en mi cabeza.
- ¿Qué haces aquí, Anastasia? - le pregunté otra vez.
- Solo quiero recordarte lo de mañana. Es muy importante que no llegues tarde, ya que tenemos una cita con el veterinario de la clínica que te hablé ayer y no tiene mucho tiempo.
¿Nos interrumpió por eso? se me pasó la pregunta por la cabeza al oír su explicación.
- Sí, realmente no puedo esperar a mañana - dije con ironía.
- Pues perfecto.
- Quieres decir algo más.- dije mientras la miraba.
- ¿Para ti? No pero...
- Entonces, deberías estar en camino. - le dije sin dejar de terminar la frase.
En ese instante, enfadada se dio media vuelta y andando con sus tacones se dirigió por la calle. En ese momento me sentí aliviada.
- Perdón. No tenía idea de que nos interrumpiría.
- Parece que vosotras dos no os lleváis muy bien...
- Las dos conocemos la mejor manera de molestar a la otra. Oye, ¿me estas oyendo?.
- ¡Si, si, lo prometo! A menos que quieras que sea... Oye, solo te estoy tomando el pelo.
- No me tomes el pelo si no puedes complacerme.
- ¿Es eso un desafío que escucho?
- Quizás.
- ¡Desafío aceptado! ¿Cómo quiere estar complacido, Alteza Real?
- De todos modos, gracias por acompañarme de regreso.
- Por supuesto.
- Perdón si te he hecho sentir incómodo antes...
- No, no pasa nada.
- En todo caso, Anastasia tiene la culpa. Ella simplemente me odia, pero parece que no puede dejarme en paz. Realmente no la entiendo.
- Para ser honesto, no parece que ella te odie.
- ¿Hablas en serio?
- Quiere molestarte. O está enamorada de ti... O tiene demasiado tiempo libre.
- ¿Un flechazo? Eso no tiene sentido. Ella ha estado en mis nervios desde el primer día de la escuela secundaria. Nunca la perdonaré por lo que hizo en ese entonces...
- ¿Qué pasó?
Me aparecieron recuerdos de aquellos momentos de rabia, dolor, sufrimiento,... ¿Volverá a suceder?
- Preferiría no contarte. Demasiados malos recuerdos.
- Está bien. Entiendo.
- No entiendo porque ha venido aquí. A hacer la misma carrera que yo. Y además nunca le han gustado los animales.
- Bueno, la gente tiene sus razones. Esta carrera tampoco fue mi primera opción.
- ¿En serio? Pero eres muy bueno en esto. ¿Qué es lo que realmente quieres hacer?
- Te diré si quedamos mañana después de clase.
- Está bien. ¿Dónde?
- Te escribiré un mensaje.
- Si no me equivoco... Diría que me estás pidiendo mi número de teléfono.
- ¿Te veré mañana?
- Absolutamente.
Después de la conversación con Tom y despedirme de él, subí a la habitación donde me encontré a Rose tumbada en la cama mientras miraba atentamente su móvil. Al oírme dar el primer paso en la habitación, me miró con una maliciosa sonrisa.
- ¡Tu sacrificio fue en vano, Rose! - exclamé al ver su sonrisa.
- Cálmate. ¿Qué a pasado? - dijo Rose al verme frustrada.
- Tom y yo lo estábamos pasando de maravilla de corazón a corazón. Estábamos a punto de despedirnos... Luego se inclinó, creo que para un beso... - le empecé a contar.
- ¿Qué quieres decir con lo que piensas? ¿Vosotros dos os besasteis o no?
- Esa es la cosa. Te juro que casi nos besamos. Pero aquí viene la parte frustrante.
- ¿Qué? ¿Tenía mal aliento? ¡Lo sabía! ¡Ningún hombre puede ser tan perfecto!
- ¡No! Nada como eso. ¡Fuimos interrumpidos! ¡Por tu nueva amiga, Anastasia!
- ¡Oh, eso no es nada genial! No puedo creer que ella arruinaría tu momento.
- Ella no lo arruinó todo. Porque... ¡Me invitó a salir!
- ¡Oh Dios mío! Mi sacrificio no fue en vano.
- Me dio su número.
- ¿Tienes su número? ¿Qué estas esperando? ¡Envíale un mensaje de texto!
- ¿Ya? ¡Pero acabamos de estar juntos!
- No creo que lo entiendas, Vera. Nadie llega a tener su número. Deberías hacerle saber que te gusta. ¡No dejes escapar la oportunidad!
- Hmm... Quizás tengas razón.... Pero mejor no debería después de todo.
- Está bien... Bueno, entonces me voy a dormir!
No quiero parecer desesperada, pensé antes de meterme a la cama. Lo veré mañana, de todos modos.
Al día siguiente...
Este fue el mejor sueño que tuve en mucho tiempo... ¡Hoy voy a tener una cita con Tom! pensé mientras abría las cortinas de la habitación y miraba el espléndido día que me saludaba.
...
¡Buenos días a todos! - exclamó el profesor mientras entraba por la puerta del aula.- Hoy, discutiréis la asignación con vuestro compañero o compañera. Confío en que Tom os cuidará bien. No dudéis en consultarle lo que necesitéis. Estaré en mi oficina en caso de que me necesitéis.
Ni siquiera puedo concentrarme en la tarea... Me pregunto qué habrá planeado Tom para mí hoy.
¿Puedo siquiera llamarlo una cita?
- ¡Anastasia! - dije al verla delante de mí sin previo aviso. - Casi me das un infarto.
- ¿Estas lista? Muéstrame lo que tienes. - dijo ella tajante.
- Espera, necesito sacar mi ordenador portátil. Todo está ahí. Creo que deberíamos optar por la superpoblación de gatos.
- ¿Por qué gatos? ¿Por qué no perros?
- Porque soy una persona de gatos. Sé mucho sobre ellos. Ese es el trato. Cógelo o déjalo.
- Lo suficientemente justo. Quién sabe... podría terminar adoptando uno.
¿Ella realmente estaba de acuerdo conmigo?
- Nosotros, los humanos, no adoptamos gatos. ¡Nos adoptan! - dije mientras miraba a Anastasia.
Y ahora se ríe de mis chistes... Debe de estar teniendo un buen día.
Una vez que la clase finalmente termina, es la hora de la comida.
- Comemos antes de ir a la biblioteca. - me dijo Anastasia cogiendo una bandeja y poniéndose en la cola de la comida.
- De hecho, tengo planes. ¿Podemos realizar la investigación por separado? Si alguna de las dos tiene algo que discutir, lo solucionaremos más tarde. - dije intentando no quedar con ella.
- ¡Hiciste un compromiso! Cíñete a tus palabras, Vera. - dijo Anastasia alzando la voz.
- Bien bien. ¿Podemos al menos retrasarlo una hora?.
- ¿A donde vas?
- A alguna parte. Ahora, si me disculpas... - dije mientras me salía de la fila de la comida y me sentaba en una mesa donde me estaba esperando Rose.
- Hmm, está bien. - dijo Anastasia molesta.
Al sentarme en la mesa me doy cuenta que me está vibrando el móvil. Era un mensaje de Tom.
- ¡Oye! Llego un poco tarde. Estoy haciendo un pedido. Pero no tardaré mucho. Ve al edificio B y espérame en la habitación 215. - escribió Tom.
- ¡Entendido! Te veo allí. - le contesté entusiasmada.
¡Seguro que es una cita!, pensé al ver los mensajes que me acababa de mandar Tom.
...
- Oh, ahí estás.
- Lo siento, me he perdido por el camino.
- ¡Oh mi error! Olvidé que eres la Dory que respira.
- ¿Es esta la sala de música?
- Sí. Acércate. Puedes sentarte aquí. - dijo Tom señalando una silla a mi derecha.
- Vale.
- Bien ahora... Toma este trozo de tela.
- ¿Qué se supone que debo hacer con él?
- Vendarte los ojos.
- ¿Qué?
- ¿Confías en mí?
¿Quiere vendarme los ojos? ¿Qué está sucediendo?