Capítulo 4
Aunque todo lo que está pasando está noche es una completa farsa algo que no lo es son los recuerdos que me trae estar con él.
Comenzando con la historia de Kalon, la cual sería muy difícil de resumir en una sola noche, aquel día en Montecarlo, no salí intacta, él me descubrió aunque no fue una de mis víctimas.
Hace un año
— Eres preciosamente peligrosa — se acerca a mí un rubio con una copa en la mano y un traje negro el cual le queda a la perfección — Kalon Rawlings.
— Aspen Proudley — extiendo mi mano
— ¿Cuánto ganaste, cinco, seis?
— Diez millones — sonrío — Si piensas llamar a la policía dejame decirte que antes necesitarás tu teléfono — se lo muestro
— ¿Cómo lo hiciste? — dice sorprendido
— Cuando estrechaste mi mano dejaste notar que tu teléfono estaba en el bolsillo del saco, fue fácil quitártelo sin que te dieras cuenta.
— Eres increíble ¿eres de aquí? — sonríe con cierta picardia
— No, soy de un lugar lejano — digo sin dar mucha información
— Me gustaría hablar contigo de un gran negocio...
— Mi tarifa es alta y no trabajo para nadie — comienzo a caminar para salir del balcón, pero él toma de mi mano
— Noruega, te he visto, estoy seguro.
— Lograste capturar mi atención — sonrío
— Vamos a ser grandes negocios, te lo aseguro castaña.
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— As, ya llegamos — dice de forma suave sacándome de mis recuerdos
— Quiero dormir — murmuro sin abrir mis ojos
— Puedo llevarte al sillón mientras cocino pasta o puedo llevarte a la habitación que duermas.
— Quiero pasta...
— Bueno, entonces la pasta será.
Él baja de auto y dejo caer mi cabeza en el asiento, siento como él me toma entre sus brazos, enrollo mis brazos al rededor de su cuello y me acomodo en su pecho, su perfume hace que mil recuerdos vengan a mi mente al igual que el temor de estar junto a él nuevamente.
Kalon es alguien dulce cuando quiere, pero extremadamente peligroso, si llega a tener la mínima sospecha de lo que hago mi cabeza terminara colgada en el asta del campus.
Escucho el sonido de la puerta abrirse y como el calor de su cuerpo me abandona, me acuesto en el sillón y sonrío al sentir una manta sobre mí, tantas sonrisas en una sola noche hacen que mi rostro duela.
— Aspen...
— ¿Si? — abro los ojos para encontrarme con los ojos grises de Kalon
— Ya está lista la comida.
Me pongo de pie y me cubro con la manta, le doy un vistazo al lugar el cual ha cambiado por completo, no se ni por donde comenzar a buscar el collar, el sillón es rojo, las paredes y las decoraciones de distintos tonos de grises.
— Remodelaste.
— Sí, necesitaba un cambio para que combinará con mis cuadros.
— ¿Sabes qué es lo qué más me molesta?
— No lo sé, un día solo te alejaste... bueno puede ser porque estabas en la cárcel
— Me enoja que he realizado grandes robos y estafas y me atrapan por lo más absurdo, ni si quiera fue por robar los cuadros porque no lo notaron, me atraparon colocando el nuevo y pensaron que me lo quería robar cuando ya lo había hecho.
— Tienes que admitir que no fueron los mejores guardias.
— Solo quiero mi dinero y comer la pasta que preparaste — intento desviar el tema para evitar matarlo antes de tiempo debido a mi enojo
Él se pone de pie y trae dos platos de pasta seguido de una copa de vino y un vaso de jugo de naranja.
— Extrañaba tu pasta.
— ¿Solamente eso? — sonríe
— Sí.
Comemos en silencio mientras disfruto de la deliciosa pasta que ha preparado, debo de admitir que si extrañaba su comida, pero nosotros nunca logramos congeniar por completo, nuestras personalidades solían chocar al igual que los trabajos que teníamos juntos.
— Voy a dormir — me pongo de pie y comienzo a caminar hacia las escaleras — Gracias por la comida.
— Es un placer.
Suelto un suspiro debido a que aún me da la libertad de estar por su casa lo cual hace el trabajo más facil. Subo las escaleras hasta llegar a la habitación de invitados la cual seguía en el mismo lugar, cierro con llave la puerta y veo a mi alrededor para asegurarme de que no haya ninguna cámara, cuento mis pasos desde la puerta hasta contar cinco y levantar la madera del suelo, busco entre aquel hueco hasta toparme con el collar que dejé escondido, estaba segura que este es el famoso collar que busca Arwan.
Tener aquel collar entre mis manos hace que recuerde todo con precisión como si hubiera sido ayer.
— As, necesito tú ayuda... — Kalon susurra a mi oído haciendo que deje mi libro en el sillón
— No.
Antes de poder decir algo más me muestra un collar de color negro con una gran joya de color rojo la cual parece ser un rubí.
— Es hermoso — lo sostengo mientras observo cada detalle
— Necesito que lo guardes, solo contigo está seguro — eleva mi quijada para que pueda verlo a los ojos — Solo confío en ti.
— No se si sea tu mejor elección, puedo venderlo y conseguir mucho a cambio.
— Es mucho más que una siempre joya As, pero en este momentos no puedo explicar todo.
No iba a permitir que mi vida corriera riesgo por culpa de Kalon por lo que decidí esconderlo en el último lugar que buscaría, su propia casa, mi cerebro alcoholizado aún lograba crear grandes planes para volver a obtener el collar, vuelvo a colocar el pedazo de madera y guardo el collar en la bolsa de mi suéter.
Si alguien te traiciona una vez lo va a hacer dos veces. Tal vez Arwan esté loco, pero darle el collar me traería más beneficios que dárselo a Kalon quien por su torpeza decidió dármelo.
Me dirijo a la cama e intento dormir un poco al notar que son las tres de la mañana y necesito irme lo antes posible de este lugar sin levantar sospechas.
— As... — la voz de Kalon junto a los golpes de la puerta es algo insoportable
— Despierta.
— ¡No molestes Kalon! — gruñó mientras me cubro con la almohada
— Tienes que ir al juzgado a firmar o vas a regresar a la cárcel.
Demonios.
Me levanto de golpe dejando caer el collar en el suelo, lo vuelvo a guardar, me pongo los zapatos y abro la puerta para encontrarme con Kalon quien esta recostado en la pared.
— Vamos, ya nos están esperando.
— ¿Cómo sabes cuando tengo qué ir a firmar? — digo con molestia y sin un tono cálido, la farsa termino
— Si estás en esto por mi culpa lo menos que puedo hacer es cuidarte — comienza a caminar a la par mía
Su evidente altura llega casi a intimidar al igual que su presencia, pero aunque así fuera no iba a permitir que lo notara, no le temía realmente, sabía controlarlo o al menos solía hacerlo.
Subimos al auto en completo silencio hasta llegar al juzgado, odiaba hacer esto más por el hecho de que si llego a faltar una vez me regresan a la cárcel.
— Aspen Proudley — le informo al oficial
— Necesito tu otro apellido — informa con un tono bajo
— Vete — le ordeno a Kalon, lo que faltaba era que supiera como rastrearme de manera más fácil
— No sabía que tu segundo apellido es algo que no quieres que sepa — sonríe con diversión a lo que solo enarco la ceja haciendo que se vaya.
— Aspen Proudley Western.
— Firma — me indica al darme un papel
— Gracias — le devuelvo el lapicero
Veo a Kalon sentado en el pasillo por lo que decido salir corriendo por la puerta trasera topandome con Arwan.
— Corre As — dice con una sonrisa en el rostro
— No me digas As.
— Lo haré — se encoje de hombros — Es más corto que Aspen.
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¿Ustedes qué harían en el lugar de Aspen? Realmente yo escaparía, pero terminaría enamorada de Arwan y Kalon.