— Paz, ¿Estas bien? —preguntó sujetándole la cabeza.
— A-agua.
— No puedes quitarte la careta aquí, hay mucho sol.
Paz comenzó a sentir fatiga y mareo, el equipo se agrupo alrededor de ella; agitaba la camiseta para refrescarse y sentía que a medida que pasaban los segundos se le hacía más difícil respirar, el entorno que la rodeaba estaba comenzando a tambalearse y en ese momento lo entendió.
— Lucas... ¿A cuántos grados estamos?
— Debemos estar a unos 45 grados, aún sigue fres...
— ¿¡45!? —Lucas quedó pasmado por el grito
— Si... ¿Por qué?
— Agua, necesito agua
— No puedes beber agua aquí —regañó Max.
—¿Qué ocurre? —preguntó Lucas
— Hipertermia —dijo entre jadeos la chica
— ¿Qué?
— ¡Tengo Hipertermia! —Lucas pego un brinco en su sitio
Paz hizo el intento de sacarse el exceso de ropa que llevaba, pero le costaba; aun tenia el uniforme que usaba en la cúpula de doctora encima del traje especial. Mandy se acerco y la ayudo a sacarse la ropa quedando solo con el traje protector.
— Debemos buscar un lugar para refugiarnos antes de que Paz se ponga peor —sugirió Max.
Sin pensarlo mucho Drake tomo a Paz y la subió a sus espaldas.
— No perdamos tiempo —dijo continuando la caminata.
Nadie puso objeción y aceleraron el paso.
Unos minutos después Paz estaba casi inconsciente. Lucas tomo un trozo de cuerda y la amarro a la espalda de Drake para el chico no tuviera que hacer tanto esfuerzo. Paz casi no podía respirar, estaba toda mojada, sus músculos entumecidos, sentía mareo y fatiga. Drake podía escuchar como hacia un esfuerzo para poder respirar.
Lucas tomo una botella de agua y la vertió arriba de Paz
— ¿Mejor? —la chica asintió lentamente, ya ni siquiera intentaba abrir los ojos, le ardían.
— Alla hay una cueva —señaló Mandy
En medio de la nada, unas piedras convenientemente posicionadas, hacían una especie de cueva que podría cubrirlos del sol, no era muy grande, pero lo suficiente para que todos entraran.
— Manténgase cubiertos —ordenó Lucas— la radiación está en el ambiente.
Drake solo elevo un poco la mascara a Paz, lo suficiente para que pudiera abrir la boca y tomara agua, en lo poco que pude ver de su piel, estaba roja y sudada, tenía los labios agrietados y blancos.
Los chicos la ayudaron a sentarse y a darle el agua poco a poco, para que no se derramara, los demás también aprovecharon para hidratarse y descansar.
— Creo que será mejor que nos quedemos aquí hasta que anochezca y la temperatura baje un poco —dijo William.
— Estoy de acuerdo —concordó Max.
La chica reaccionaba de vez en cuando, bebía agua y se volvía a tumbar sin fuerzas, no estaba inconsciente, pero prefería no hablar y mantenía los ojos cerrados, cada cierto tiempo preguntaba por Max así que el soldado opto por mantenerse a su lado para que no se preocupara. Estaba toda mojada, aunque no se sabía bien si por el agua que le echaban para refrescarla o por el sudor.
Por suerte comenzó anochecer y la temperatura a bajar.
— Creo que ya es hora de partir —comentó William.
— ¿Cómo te sientes? —le pregunto Max a Paz.
— Mejor —dijo la chica intentando ponerse de pie.
— Déjame ayudarte —le ofreció Drake.
La chica no se negó ya que seguía sintiéndose bastante débil, Drake volvió a subir a paz a su espalda, aunque ahora que estaba más despierta pudo sujetarse por ella misma.
Todos estuvieron de acuerdo y tomaron sus cosas para seguir con la caminata.
El resto de viaje paso sin ningún contratiempo, la noche cayó y se quitaron las máscaras para respirar mejor. Viajar de noche no les daba miedo, ya que, así como para ellos era mortal el exterior, para los animales salvajes también.
— ¿Estas mejor? —preguntó Drake
— Un poco si —Paz miro a Drake, su cara seguía moreteada y su rostro reflejaba dolor— ¿Tu como sigues? ¿Te duele?
— Solo si me muevo mucho.
Paz recordó que Drake tenia un fuerte dolor en los costados, rápidamente se tiró al suelo asustando a Drake.
— ¿Qué sucede?
— No puedes estar cargando peso, dije que podías tener una costilla rota.
— Rota o no, creo que ya hice bastante.
— Aun así, no debes abusar, no puedo creer todo lo que has hecho en esas condiciones.
— No te preocupes —Paz la miro con reproche.
— Bueno... Ya me siento mejor, puedo seguir sola.
Caminaron alrededor de una hora cuando de repente el piso se volvió algo viscoso, apuntaron las linternas hacia abajo y notaron que la arena estaba mojada, provocando barro.
— ¿Serán arenas movedizas? —preguntó Carlos.
— No lo creo —respondió Paz— creo que simplemente llovió hace poco.
Siguieron caminando hasta que el barro se convertido y pequeños charcos.
— Si hubiera llovido nos hubiéramos dado cuenta —sugirió Max mirando a todos lados con la linterna.
A medida que iban caminando, la cantidad de agua era más, los pies se les hundían en la arena y el agua les llegaba por encima de los tobillos.
— Creo que llegamos —se detuvo Max.
— A la montaña —dijo extasiado Carlos.
— No, a la ciudad bajo el mar.
Los chicos apuntaron con sus linternas al frente, era como si estuvieran a la orilla del mar, pero un mar turbio y con grandes edificios y escombros saliendo de el.
— ¿Hay que rodear todo esto? —preguntó Kristina sin encontrar un fin.
— Perderíamos mucho tiempo —agrego Max— Y cuando el sol vuelva a salir seguramente a Paz le de otra crisis.
— Oye, ¿Por qué a ti no te afecto? —preguntó Carlos.
— Estoy mas acostumbrado al calor, entre salir de la cúpula, los entrenamientos y estar en el cuartel, estoy acostumbrado a los treinta grados; a diferencia de Paz que se la pasa todo el día sentada en los congeladores de los laboratorios.
— Yo no paso todo el día sentada —se quejó.
— No nos desviemos del tema —dijo William— ¿Qué haremos?
— Debemos buscar algo que nos ayude a cruzar —sugirió Lucas.
— Claro, busquemos una lancha —dijo Kristina con sarcasmo.
— No seas tan pesimista, podemos hacer una balsa, no seria la primera vez.
— Comencemos a buscar algo con que hacerlo.
Los chicos se dividieron y buscaron trozos de madera; Max se adentro un poco mas en el agua y utilizo la fuerza bruta para arrancar las puertas de madera de las viviendas, William lo imito lograron obtener tres puertas.
— Creo que con estas son suficientes —dijo William
Max saco un cuchillo y les hizo unos agujeros a las puertas para unirlas con las sogas, las pusieron sobre el agua y con trozos de tela que había llevado para uno posible carpa, improvisaron unos salvavidas que colocaron alrededor de la madera.
Max, William, Lucas y Carlos se pusieron en cada esquina para remar, Drake iba pendiente de la brújula y el mapa, mientras las chicas alumbraban el camino. A medida que avanzaban el agua se veía mas profunda, y los rastros que alguna vez hubo una ciudad se notaban más.
Los chicos iban flotando entre basura, escombros y edificios, e incluso a lo lejos llegaron a ver lo que parecía ser los pilares mas altos de un puente.
Alrededor de la medianoche la brisa comenzó a hacerse mas fuerte, provocando pequeñas mareas en el agua, los chicos comenzaron a remar mas rápido, pero no fue suficiente, cada vez la brisa soplaba más duro y amenazaba con tumbarlos de la balsa.
Mientras luchaban con mantener el equilibrio, en un fuerte viento, Lili se resbalo y cayó al agua.
— ¡Drake! —grito mientras trataba de flotar.
El chico quiso lanzarle, pero Paz lo detuvo. Kristina no lo pensó dos veces y se lanzo al agua a buscar a Lili, los demás trataron de alumbrarla, pero la balsa se movió tanto que las perdieron de vista.
— ¡Lili! —grito Drake— ¡Lili!
— ¡Kristina! —lo acompaño Carlos.
De repente una mano se poso en la balsa sobresaltándolos y del agua surgió Kristina cargando a Lili y las ayudaron a subir.
— ¿Están bien? —preguntó Lucas.
— ¡Bah! Creo que me trague algo —se quejó Kristina.
Drake se acerco a la pequeña para comprobar su estado.
— Estoy bien —dijo haciéndose la fuerte.
— Nos pegaste un susto.
— Me gusta mantener el suspenso.
Drake le lanzo una mirada asesina a Paz que entendió a la perfección, aunque ella solo no quería que se arriesgara mas por su estado. El chico estaba molesto con ella.
Por suerte los vientos fuertes se amansaron y en pocas horas lograron llegar a tierra firme sin sufrir otro contratiempo.
— Ya no quiere saber como es una piscina —dijo Carlos.
— Y eso que tu no tuviste que sumergirte en el agua —se quejó Kristina.
— Me preocupe por ti, preciosa.
— Me vuelves a decir preciosa una vez más y...
— Ya basta —los regaño William con su habitual calma—, caminen o se quedaran atrás.
Siguieron caminando y por primera vez en mucho tiempo los chicos vieron vegetación, la tierra comenzaba a ser mas húmeda y pequeños brotes salían de ella. A medida que avanzaban comenzaron a ver algunos árboles y arbustos.
— Jamás creí que viviría lo suficiente para ver esto —dijo Lucas rosando unas hojas.
— Es una buena señal ¿No? —comentó Paz aliviada.
— No cantemos victoria todavía —agrego Max—, según el mapa de aquí en adelante el camino será cuesta arriba. Sugiero que avancemos hasta encontrar un lugar en donde podamos descansar.
Los chicos comenzaron a subir la montaña logrando observar cada vez más vegetación, también sentían que la temperatura bajaba poco a poco, aunque se estaban cansando rápido al tener que escalar.
— ¡Oigan! —llamo Mandy— Por aquí hay un camino.
Todos se acercaron a la dirección que decía la rubia y efectivamente había un camino que parecía subir en forma de espiral alrededor de la montaña.
— ¿Creen que lleve al lugar que buscamos? —preguntó.
— Posiblemente —observo Max— si subimos por él, será mucho más fácil.
— No se diga más —bromeo Carlos subiendo a la ruta.
En ese momento unas luces aparecieron al principio del camino.
— ¡Carlos! —gritaron todos.
El chico se orilló rápidamente y el auto le paso a gran velocidad por un lado.
— ¿Qué fue eso? —dijo Carlos asustado.
— ¿La cúpula? —preguntó Mandy preocupada.
— No lo sé, no vi bien —respondió Max.
— ¿No nos vio?
Cuando creyeron que ya habían pasado el susto el auto que había pasado, regresaba en retroceso.
Del camión de la cúpula se bajo un chico moreno y alto, con un rifle en sus manos; todos quedaron paralizados, esperando lo peor.