courageous| neville longbottom

By SolinneGarte

218K 18.9K 22.5K

Neville Longbottom y Sophie Weasley son mejores amigos. Han compartido lágrimas, promesas y risas. Ambos se... More

introduccion
prólogo
𝐀𝐂𝐓𝐎 𝐔𝐍𝐎
capítulo 1
capítulo2
capitulo 3
capítulo 4
capítulo 5
capítulo 6
capítulo 7
capítulo 8
capítulo 9
capítulo 10
capítulo 11
capítulo 12
capítulo 13
capítulo 14
capítulo 15 (parte 1)
capítulo 15(parte2)
𝐀𝐂𝐓𝐎 𝐃𝐎𝐒
capítulo 16
capítulo 17
capítulo 18
capítulo 19
capítulo 20
capítulo 21
capítulo 22
capítulo 23
capítulo 24
capítulo 25
capítulo 26
capítulo 27
capítulo 28
capítulo 29
capítulo 30
capítulo 31
capítulo 32
capítulo 33
capítulo 34
capítulo 35(parte 1)
capítulo 35(parte 2)
capítulo 36 (parte 1)
capítulo 36 (parte 2)
capítulo 37
𝐀𝐂𝐓𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐒
capítulo 38
capítulo 39
capítulo 40
Capítulo 42
capítulo 43
Capitulo 44
Gracias por su apoyo.

capítulo 41

2.6K 270 434
By SolinneGarte

¡YA SOMOS 100K!🥺✨

════ ⋆★⋆ ════

—¿Puedes, por favor, dejar de comer? —gruñe Hermione, golpeando a Ron con un pesado libro. —Tu mejor amigo está desaparecido.

Yo suelto una risita ahogada mientras muerdo otro de mis panecillos de chocolate. Hermione me lanza una mirada furiosa.

—Eso va para ti también, Sophie.

—¡Oye! Mi mejor amigo está justo ahí. —me defiendo, señalando a Neville que se encuentra a unos asientos de nosotros. —¿Lo ves? Está tranquilito buscando su sapo debajo de la mesa.

—¿Es que acaso no te preocupas ni un poco por Harry?

—Oye, date la vuelta lunática. —espeta Ron, rodando los ojos.

Harry está entrando por la puerta del Gran Comedor acompañado de Luna, quien camina como si diera saltitos en el aire con gesto distraído, pero mi amigo tiene un rastro de sangre cubriéndole parte de la nariz y barbilla.

—Está cubierto de sangre otra vez. —murmura Ginny con preocupación. —¿Por qué siempre está cubierto de sangre?

—Porque es Harry. —digo con obviedad, inclinándome para tomar otro pastelillo de la mesa. —Y probablemente le echará la culpa a Malfoy.

—¿Qué demonios te sucedió? —le pregunta Ron en cuanto se sienta junto a nosotros. —¿Quién te hizo eso?

—Malfoy. —responde Harry, y toma una servilleta de la mesa.

Suelto una carcajada seca y me giro hacia Ginny con gesto de superioridad.

—¿Qué te dije? No se porqué me fue tan mal en adivinación si parece que soy una adivina nata.

—¿Qué te paso? —repite Ron con impaciencia, inclinándose hacia su amigo para que le cuente todo.

Pero justo cuando Harry se dispone a hablar, la voz de Dumbledore lo interrumpe.

—¡Muy buenas noches a todos! —dice nuestro director con una amplia sonrisa y los brazos extendidos como si pretendiese abrazarnos a todos.

—¿Qué le ha pasado en la mano? —pregunta Hermione con un hilo de voz.

No es hasta ese momento que caigo en cuenta de que la mano derecha de Dumbledore está ennegrecida y marchita.

Varios de mis compañeros parecen notar ese detalle, pues comienzan a murmurar. Dumbledore se limita a sonreír y se tapa la herida con la manga de su túnica.

—No es nada que deba preocuparlos. —comenta sin darle importancia. —Y ahora... a los nuevos alumnos les digo: ¡Bienvenidos! Y a los que no son tan nuevos, les repito: ¡Bienvenidos otra vez! Les espera un año más de educación mágica...

Y como es habitual, mi cerebro se distrae en cuanto empieza a dar los avisos. Me limito a pasar la mirada por el comedor, analizando a los demás alumnos.

Varias chicas me saludan desde las otras mesas, y a pesar de que no tengo ni la menor idea de quienes son, les devuelvo el saludo con una sonrisa tímida.

Mientras paseo la mirada por la mesa de Slytherin, una persona me llama la atención. Mas que nada porque me está viendo fijamente.

Nuestro querido amigo Thomas Nott.

Está sentado al final de la mesa de las serpientes, parece solitario a pesar de que hay varias personas rodeándolo. En cuento me ve mirarlo, sonríe lentamente, malicioso.

Aparto la vista de inmediato.

—Los que aspiren a jugar en el equipo de Quidditch de sus respectivas casas deberán notificárselo a los respectivos jefes de éstas, como suele hacerse. Asimismo, estamos buscando nuevos comentaristas de Quidditch; rogamos a los interesados que se dirijan a los jefes de sus casas.

—No recordaba que Lee Jordan se había graduado. —le menciono a Ginny con un deje de tristeza.

Lee Jordan se volvió algo irritante durante unos cuantos meses el curso pasado, más que nada porque no dejaba de insistir con querer salir conmigo, por más que yo le dejaba en claro que no estaba interesada. Por fortuna, pareció entender después de un tiempo y nuestra amistad volvió a ser igual.

Después de todo, Lee es un gran chico.

Y sus comentarios en los partidos de Quidditch siempre eran divertidos de escuchar.

—Este año nos complace dar la bienvenida a un nuevo miembro del profesorado: Horace Slughorn. —continúa diciendo el profesor Dumbledore, señalando a el hombre calvo y con barriga prominente que se pone de pie. —Es un viejo amigo mío que ha accedido a volver a ocupar su antiguo cargo de profesor de Pociones.

—¿De Pociones?

—¿De Pociones?

—¡Sí! —exclamo aliviada, quizá demasiado alto pues varias cabezas se giran hacia mí, el profesor Snape parece escuchar y me lanza una mirada despectiva.

—El profesor Snape, por su parte. —prosigue Dumbledore, elevando la voz para acallar los murmullos. —Ocupará el cargo de maestro de Defensa Contra las Artes Oscuras.

—¡No! —exclama esta vez Harry, todos se giran hacia él, solo que no parece importarle.

—Pero, Harry, tú dijiste que esa asignatura iba a impartirla Slughorn. —le recuerda Hermione.

—¡Eso creía! —repone él furioso.

—Bueno, al menos hay algo positivo. —lo consuelo. —Snape se marchará antes de que termine el curso, en un descuido y hasta tira la pata como Quirrell.

Harry suelta una risita entre dientes, y puedo verlo imaginándose ese momento con dicha.

—¡Sophie! —se escandaliza Hermione. —No digas esas cosas.

Dumbledore carraspea, intentando llamar la atención de los que nos hemos distraído charlando.

—Bien. Como todos los presentes sabemos, lord Voldemort y sus seguidores vuelven a las andadas y están ganando poder.

Mientras habla, el silencio se va volviendo más tenso y angustioso.

—No sé qué palabras emplear para enfatizar cuan peligrosa es la actual situación y las grandes precauciones que hemos de tomar en Hogwarts para mantenernos a salvo. Este verano hemos reforzado las fortificaciones mágicas del castillo y estamos protegidos mediante sistemas nuevos y más potentes. Confío en que se comportarán en todo momento pensando en su propia seguridad y en la de los demás. —Dumbledore recorre la sala con la mirada y sonríe otra vez. —Pero ahora les esperan sus camas, cómodas y calentitas. Así que digámonos buenas noches.

Me pongo en pie de un salto, apresurándome hacia la salida del Gran Comedor junto a Ginny, y Harry. Ron y Hermione se disponen a cumplir como prefectos.

—¿Por qué todos nos están mirando? —me pregunta Ginny de pronto, volteando la cabeza confundida.

A primera instancia no noto nada extraño sucediendo, hasta que me encuentro con varios chicos mirando en nuestra dirección, algunos incluso sonriéndonos con coquetería.

Qué asco, hombres.

—Traigo la ropa interior por fuera, ¿o qué demonios? —digo irritada.

Pero parece que mi túnica está perfectamente colocada.

—Están mirando a Harry, ¿no? —pregunto esperanzada.

—No, las están mirando a ustedes. —responde Harry y frunce el ceño con profunda molestia. —Escuche algo durante el... bueno, ahorita les digo. Es mejor que lleguemos primero a la sala común.

El resto del camino es igual, muchas personas (por desgracia más hombres que mujeres) se nos quedan viendo, sonriendo y guiñando cuando pasamos por su lado.

De inmediato una incomodidad horrible se construye dentro de mí, el hecho de sentirme observada por ellos me eriza la piel en el peor sentido posible.

Puedo ver que Ginny se siente de la misma manera, pues cruza los brazos contra su pecho en un intento de protegerse.

Al llegar al retrato de la Dama Gorda, Neville está afuera como si estuviera esperando por alguien y en cuanto me ve llegar parece que todo su cuerpo se relaja.

—¿Estás bien? ¿Te hicieron o dijeron algo? —es lo primero que dice mientras me rodea con un brazo y nos adentramos en la sala común.

Luce extremadamente preocupado.

Dentro de la sala común parece que todo el mundo está cotilleando acerca de algo, y muchas personas nos siguen mirando de esa extraña manera. Como si supieran algo que nosotras no.

—¿Qué está sucediendo? —pregunto confundida y alarmada.

Harry y Neville comparten una mirada.

—¡Díganlo de una maldita vez! —espeta Ginny impaciente.

Harry lanza un largo suspiro y se sienta sobre uno de los sillones.

—Hay una lista...—comienza a decir. —Es una lista estúpida que algunos chicos de Slytherin hicieron en el tren. Es demasiado estúpida, no deben tomarle importancia.

—¿Lista de qué? —digo preocupada, tomo asiento junto a Harry porque de pronto me siento muy agobiada y mi cerebro comienza a imaginarse lo peor.

Neville aprieta los labios con enojo.

—Las... clasifican, a las chicas. —murmura finalmente. —Clasifican quienes son las más guapas, la que besa mejor, las más...

Sacude la cabeza, como si la idea lo horrorizara.

Bueno, yo estoy bastante horrorizada.

—¿Las más qué? —exige Ginny, adoptando esa postura que siempre pone cuando está a punto de pelear con alguno de nuestros hermanos y quiere parecer más valiente.

—Las más...—Neville intenta decirlo, pero parece que no puede pronunciar las palabras.

—Follables. —termina Harry. —Con las que tendrían mejor sexo.

Quiero vomitar.

—Y déjame adivinar, Sophie y yo ganamos eso, ¿no? —aventura Ginny, sacudiendo la cabeza furiosa.

Harry y Neville asienten al mismo tiempo.

—Y varias categorías más. —murmura Harry, apretando los labios en una línea fina.

—Son unos cerdos. —murmuro con asco.

Me abrazo a mi misma en un intento de sentirme protegida, y recorro la sala con la vista.

A pesar de que no muchas personas me están observando, de pronto siento que la sala entera lo hace. Me hundo más en el asiento, queriendo desaparecer.

—Oye, mañana vamos a reportar eso con McGonagall. —me dice Ginny, sentándose junto a mí y abrazándome por los hombros. —No dejes que esa estúpida lista te afecte, solo son hombres escribiendo idioteces porque sus cerebros de maníes no les da para más.

Yo asiento con una pequeña sonrisa.

Y aunque sigo sintiéndome avergonzada, ver a Ginny tan tranquila me da un poco más de ánimo.

A veces quisiera ser más como ella, no se toma las cosas tan personales mientras que a mí me cuesta horrores dejar ir un comentario negativo.

—¿Cómo fue que se enteraron de eso? —les pregunto a Neville y Harry.

Neville tiene el ceño fruncido, y se muerde las uñas con un gesto de nerviosismo. Eleva la mirada hacia mí.

—Dean y Seamus me la enseñaron, a ellos les pasaron una de las listas en el tren y la conservaron para poder reportarla con un profesor. —platica Neville, y de pronto luce culpable. —Por desgracia, yo no pensé en eso y en cuanto la tuve entre mis manos la quemé.

Suelto una pequeña risita y sacudo la cabeza.

—Estaba furioso. —se excusa Neville. —No pensé con claridad, lo siento.

—Hay más copias por ahí, y yo sé quien tiene la original. —comenta Harry furioso. —También sé quiénes la crearon; Zabini, Crabbe, Goyle, y otros tarados de Slytherin.

—¿Draco Malfoy?

Milagrosamente, Harry niega.

Incluso él parece sorprendido.

—De hecho... se enojó cuando vio el nombre de su ¿novia? —pregunta indeciso. — Ophelia Owen.

—Ya quisiera Malfoy que Lia fuera su novia. —suelto una risa amarga. —¿Qué anotaron de ella?

Tanto Neville como Harry se encogen de hombros.

—Yo sólo busqué tu nombre. —dice Neville culpable.

—Yo sólo busqué el nombre de...—Harry se detiene inmediatamente, y el rostro se le pone colorado. —El nombre tuyo, Ginny y Hermione.

Pero yo sé que Hermione y yo no estábamos incluidas en esa oración.

—Bueno, ¿y qué te sucedió en el tren? —pregunta Ginny, sin percatarse del sonrojo de Harry. —¿Por qué desapareciste de repente y llegaste lleno de sangre?

Harry aparta la vista, luciendo un poco avergonzado. Y disimuladamente le lanza una mirada a Neville, que está atento a la conversación.

—Yo... es una larga historia. —murmura finalmente. —Me parece mejor dejarla para después, estoy un poco cansado.

Y sin decir nada más, se pone de pie y desaparece por las escaleras.

—¿Fue por mí? —pregunta Neville, apenado. —¿Acaso no confía en mí y por eso no quiso contarlo?

Ginny y yo negamos al mismo tiempo.

—No, no. Seguramente le avergonzó lo que sucedió, hace un rato dijo que Malfoy había sido el culpable; Harry no quería admitir que el idiota de Malfoy lo golpeó en el rostro.

Neville pone una mueca inconforme, pero no agrega nada más.

—Iré a hablar con Dean un rato antes de dormir. —comenta Ginny, despidiéndose de nosotros con una sonrisa y caminando hacia donde se encuentra su novio.

Neville y yo nos quedamos en silencio durante un momento, sentados lado a lado en el sillón de la sala común. A pesar de que no estamos conversando, el ambiente no se siente incómodo entre nosotros.

Mi mente no está precisamente poniendo atención a lo que sucede a nuestro alrededor, más bien sigo pensando una y otra vez en esa estúpida lista.

Me da demasiada rabia imaginar todas las cosas asquerosas que pudieron haber escrito en ella. Y lo peor es que nadie tuvo la decencia de decirnos, sólo nos daban miradas burlonas y coquetas, como si nosotras hubiéramos estado de acuerdo.

—Sophie. —me llama Neville, girando el cuerpo hacia mí. Tiene el rostro teñido en preocupación. —¿En qué estás pensando?

—Yo... sólo estoy furiosa, Nev. —le respondo. —Me pone furiosa que existan personas tan idiotas que creen tener el derecho de clasificar y... calificar a los demás. No me hace sentir más bonita el hecho de que me consideren la más "follable", me da asco.

Neville se muerde las uñas con nerviosismo, tiene el ceño fruncido y observa un punto en la sala.

—¿Qué quieres hacer con los culpables? —me pregunta, volviéndose hacia mí. —¿Quieres reportarlo con la profesora McGonagall?

—Sí, claro que lo voy a hacer. —digo decidida. —Pero no espero que ella solucione nada, yo lo haré por mi cuenta.

—¿Hacer qué?

—Justicia, encontraré a esos idiotas que se creen demasiado inalcanzables y perfectos como para juzgar a las chicas, y los haré pagar. Todavía no sé cómo, pero lo haré.

Neville me observa en silencio, y poco a poco su comisura se eleva en una sonrisa.

—Cuenta conmigo.

Yo le sonrío de vuelta, y me inclino en el sofá para dejar un beso en su mejilla.

—Eres el mejor, Nev.

—No lo soy, pero tú me haces sentir como si lo fuera. —murmura con un fuerte sonrojo en el rostro.

Este curso no está iniciando como yo pensé que lo haría, empezando con la guerra que se vuelve más fuerte con cada día que pasa, siguiendo con otros problemas estúpidos como la lista que los Slytherin decidieron crear, y terminando con que Parvati Patil me está haciendo preguntas sobre Neville, mi Neville.

—Pero, es decir. —murmura por tercera vez. Está sentada en la orilla de mi cama, vestida con su ropa de pijama y sonriéndome como si fuéramos las mejores amigas de la vida. —Ustedes ya no están saliendo, ¿cierto? Neville está soltero.

Yo entrecierro los ojos hacia ella.

—Neville está soltero. —respondo, muy a mi pesar.

Parvati sonríe abiertamente, y sus ojos se iluminan.

—Y... lo que ustedes tuvieron, quedó completamente en el pasado, ¿verdad? Después de todo el drama con Hannah Abbott el curso pasado, y luego tú tuviste esa cosa con Finn Owen...

Aprieto los dientes con fuerza.

No quiero decirle que Neville y yo somos pasado, porque no es así. Nosotros seguimos juntos, pero separados. ¿Se entiende?

Quizá estoy siendo demasiado egoísta, después de todo Neville y yo no somos realmente algo en este momento. Sólo somos amigos.

Desgraciadamente.

—Nosotros no estamos juntos ahora. —le contesto, mis palabras tienen un doble significado que espero ella entienda.

Pero no lo hace.

Sonríe aún más, y deja escapar un suspiro aliviado.

—¡Me alegro tanto de escuchar eso! —chilla encantada, y se gira hacia Lavender que está acostada en su propia cama leyendo una revista, pero atenta a la conversación. —Porque todos sabemos que Neville siempre ha estado loco por ti, y tenía miedo de que ustedes dos hubieran vuelto a salir durante el verano. ¡Pero no lo hicieron! Creo que tengo una oportunidad, ¿tú crees que tenga una oportunidad?

—Ehh...

No.

—Claro que la tienes. —la anima Lavender. —Neville no es tan difícil de conquistar, sólo necesita que le digas cosas bonitas y te intereses en él, préstale un poco de atención.

Mi ceño se frunce inmediatamente, y me vuelvo hacia ella con mala cara.

—Crees que Neville es una mascota, ¿o qué demonios? —le gruño, quizá con más fuerza de la necesaria.

Lavender no parece tomárselo a mal, sino que ríe como si hubiera contado el chiste más gracioso del mundo.

—Eres tan divertida. —dice entre risas. —Por eso siempre me has caído tan bien, Sophie.

Mi cara es un completo poema en este momento.

—¿Sabes qué fue lo primero que pensé cuando te vi este curso? —pregunta Lavender, sin prestar atención a mi gesto desconcertado. —Que estás increíblemente guapa, el verano te cayó de maravilla.

Yo sonrío, aceptando el cumplido.

Ay, quizá Lavender ya no es tan fastidiosa como suele ser.

Ahora que lo pienso, a veces si es muy agradable.

—Hablando de eso. —comenta, incorporándose en su cama y caminando hacia la mí para sentarse en ella. —Tu hermano, Ron. Él también se volvió muy atractivo este verano... ¿sabes si está interesado en alguien?

Ah, con que por eso tanta amabilidad.

Y mi mueca de fastidio se vuelve más evidente con lo que comenta Parvati.

—Neville también se volvió muy atractivo este verano. —murmura, soltando un suspiro encantada. —Ahora es tan alto... y guapo. No como antes, que era más bien rarito, ¿saben? A mi me daba algo de miedo.

—No, no sé si Ron está interesado en alguien deberías preguntarle tú misma. —respondo con un gruñido molesto. —Y tú Parvati, si quieres conquistar a Neville te sugiero que empieces a ver más allá de su reciente atractivo, Neville no sólo es guapo y si tú no lo ves, entonces no lo mereces. Buenas noches.

Y me doy la media vuelta en la cama, cobijándome hasta la barbilla.

Escucho a Parvati y a Lavender hablar en voz baja mientras se dirigen a sus camas.

—Creo que a ella le sigue gustando Neville.

Sí, claro que lo sigue haciendo.

════ ⋆★⋆ ════

Después del desayuno, nos quedamos sentados en el banco esperando que la profesora McGonagall nos de los horarios. Este año la distribución es más complicada de lo habitual, debido a que tiene que confirmar que todos hemos obtenido las notas necesarias en los TIMOS para continuar con los ÉXTASIS elegidos.

La profesora McGonagall me da una mirada orgullosa mientras autoriza mi horario; Encantamientos, Defensa Contra las Artes Oscuras, Transformaciones, Aritmancia y Pociones.

—¿Nada de Herbología este año?

Yo niego.

—Jamás se me ha dado tan bien, a decir verdad.

—Longbottom extrañará a su alumna particular este curso. —comenta ella con tono burlón. —Perfecto, buena suerte Weasley.

Antes de salir disparada hacia mi primera clase de Aritmancia, espero a que Neville reciba su horario. Su caso es más complicado que el mío, y su rostro delata una gran ansiedad mientras la profesora McGonagall repasa su solicitud.

—Herbología, de acuerdo. —dice por fin. —La profesora Sprout se alegrará de volver a verte después del extraordinario que obtuviste en su TIMO. Y tienes un supera las expectativas en Defensa Contra las Artes Oscuras, así que también puedes cursar esa asignatura. Pero el problema está en Transformaciones, lo siento Longbottom, pero un aceptable no basta para pasar al nivel de ÉXTASIS.

Neville agacha la cabeza.

—Pero, ¿por qué te interesa tanto continuar con Tranformaciones? Siempre me ha parecido que esa asignatura no te gusta mucho.

Neville, con cada de pena, murmura algo parecido a "Mi abuela quiere"

—¡Bah, bah! —dice la profesora McGonagall. —Ya va siendo hora de que tu abuela aprenda a estar orgullosa del nieto que tiene y no del que cree que merecía tener. Sobre todo, después de lo ocurrido en el ministerio.

Neville se sonroja, y parpadea varias veces, aturdido. Rara vez un profesor le dedica un cumplido.

—Lo siento, Longbottom, pero no puedo aceptarte en mi clase de ÉXTASIS. Sin embargo, veo que has obtenido un supera las expectativas en Encantamientos. ¿Por qué no haces ese ÉXTASIS?

—Mi abuela dice que es una asignatura demasiado fácil. —murmura él.

—Haz Encantamientos. —decide ella. —Y ya escribiré yo unas líneas a Augusta recordándole que, si bien ella suspendió su TIMO de esa materia, no por eso la asignatura es una bobada.

Esbozo una sonrisa al ver la cara de felicidad e incredulidad de Neville. Ambos caminamos hacia la salida del Gran Comedor, con nuestros horarios en mano.

—¿Cuál es tu primera clase? —le pregunto, inclinándome un poco para ver su horario.

—Herbología. —murmura mucho más animado. —Te veré en Defensa Contra las Artes Oscuras, ¿cierto?

Yo siento sonriendo.

—Hasta más tarde. —me despido antes de girar por el pasillo.

Pero antes de que pueda retirarme demasiado, regreso en mi pasos para alcanzar a Neville.

—¡Oye, Nev! —lo llamo a gritos, corriendo hacia él.

Él me mira sorprendido y confundido, pero no le doy tiempo de reaccionar pues me paro de puntillas, sosteniéndome de su hombro para llegar a la altura de su mejilla y dejar un beso ahí.

—Yo estoy muy orgullosa de ti. —le digo mirándolo a los ojos. —Por cierto, hoy te ves muy guapo. Ten un bonito día.

Sólo alcanzo a ver sus mejillas sonrojadas antes de caminar hacia mi primera clase del día.

La clase de Aritmancia jamás ha sido de mis favoritas, pero es muy retadora y me mantiene más activa, más alerta y atenta. Y cada que termina un nuevo año donde paso esa materia con una buena calificación, me siento orgullosa de mi misma.

Una hora después, entro a regañadientes al aula de Defensa Contra las Artes Oscuras. Ninguno de mis compañeros parece precisamente feliz de estar aquí, en esta clase con Snape.

La estancia ya está impregnada de la personalidad de Snape: pese a que hay velas encendidas, tiene un aspecto más sombrío que de costumbre porque las cortinas están corridas.

—No les he dicho que saquen sus libros. —dice Snape mientras cierra la puerta y se coloca detrás de su mesa. Dejo caer rápidamente mi ejemplar en la mochila. —Quiero hablar con ustedes y quiero que me presten la mayor atención.

Recorre la estancia con sus ojos negros, deteniéndose en cada uno.

—Si no me equivoco, hasta ahora han tenido cinco profesores de esta asignatura.

—Lo dice como si no los hubiera visto pasar a todos, con la esperanza de ser el siguiente. —susurro con burla, lo suficientemente alto como para que sólo Harry y Neville, mis compañeros más cercanos, me escuchen.

Ambos sueltan una risa ahogada.

—Teniendo en cuenta la confusión que eso habrá creado, me sorprende que tantos de ustedes hayan aprobado el TIMO de esta asignatura. —empieza a pasearse por el aula y baja el tono de la voz. —Las artes oscuras son numerosas, variadas, cambiantes e iluminadas. Combatirlas es como luchar contra un monstruo de muchas cabezas al que cada vez que se le corta una, el nace otra aún más fiera e inteligente que la anterior.

Me sorprende la manera en la que habla de las artes oscuras, como si fuera algo maravilloso, con una voz que parece una tierna caricia.

Es como escucharme a mi hablar de Quidditch.

—Por lo tanto. —continua Snape subiendo un poco la voz. —Sus defensas deben ser tan flexibles e ingeniosas como las artes que pretenden anular. Veamos, creo que son unos novatos en el uso de hechizos no verbales. ¿Alguien sabe cuál es la gran ventaja de esos hechizos?

Hermione levanta la mano con decisión. Snape se toma su tiempo y, tras mirarnos a los demás para asegurarse de que no tiene alternativa, dice con tono cortante:

—Muy bien. ¿Señorita Granger?

—Tu adversario no sabe qué clase de magia vas a realizar, y eso te proporciona una ventaja momentánea.

—Una respuesta calcada casi palabra por palabra del libro. —repone Snape con desdén. —Pero correcta en lo esencial. Sí, quienes aprenden a hacer magia sin vociferar los conjuros cuentan con un elemento de sorpresa en el momento de lanzar un hechizo. No todos los magos pueden hacerlo, por supuesto, es una cuestión de concentración y fuerza mental, de la que algunos carecen.

Aprieto los dientes con fuerza cuando lo veo lanzar una mirada maliciosa a Neville. Él se tensa de pies a cabeza, y sus manos de vuelven puños por debajo de la mesa.

—Ahora. —continua Snape. —Se colocarán por parejas. Uno de ustedes intentará embrujar al otro, pero sin hablar, y el otro tratará de repeler el embrujo, también en silencio. Pueden empezar.

Como es habitual, Neville y yo formamos pareja, y nos dirigimos hacia una de las esquinas para practicar.

—¿Piedra, papel o tijera? —le pregunto, para ponernos de acuerdo sobre quién embrujará primero al otro.

—Sólo si no te limitas a sólo poner piedra. —dice burlón.

Ruedo los ojos juguetonamente. Pero, para su sorpresa, esta vez pongo tijera, aunque él me gana de igual manera.

—Estás haciendo trampa. —gruño mientras me libero de su embrujo piernas de gelatina. —Estás pronunciando el hechizo en voz baja.

—¡Eso no es cierto!

Pero su sonrisa demuestra todo lo contrario.

Finalmente, después de veinte minutos de clase, por fin logro repeler en completo silencio el embrujo paralizante que Neville pronuncia en voz baja. Hermione también logra realizarlo, aunque ella lo hace al cabo de diez minutos.

Sin duda nuestras habilidades nos hubieran valido veinte puntos para Gryffindor con cualquier otro profesor razonable, pero Snape parece que ni siquiera se percata de nuestros logros.

—Patético, Weasley. —sentencia Snape, tras observar a Ron intentar embrujar a Harry. —Aparta, deja que te enseñe...

Snape sacude su varita en dirección a Harry, tan rápido que mi amigo reacciona de manera instintiva, olvidando que estamos practicando hechizos no verbales.

¡Protego!

Su encantamiento escudo es tan fuerte que Snape pierde el equilibrio y se golpea contra un pupitre.

Neville ahoga un gritito junto a mí, pero yo tengo que apretar los labios para no soltar una risa.

—¿Te suena por casualidad que les haya mandado practicar hechizos no verbales, Potter? —murmura Snape con el entrecejo fruncido.

—Sí. —contesta él fríamente.

—Sí, señor. —lo corrige Snape.

—No hace falta que me llame señor, profesor.

Varios de mis compañeros sueltan grititos de asombro, entre ellos Neville. Sin embargo, Ron, Dean y yo sonreímos en señal de apreciación.

De verdad, mi sonrisa en este momento es tan grande que mi rostro amenaza con romperse en dos.

—Castigado. Te espero en mi despacho el sábado después de cenar. —dictamina Snape. —No acepto insolencias de nadie, Potter. Ni siquiera del "Elegido"

—¡No puedo creer que dijiste eso, Harry! —lo felicito poco después, cuando ya estamos camino del recreo. —¡Ha sido asombroso ver su reacción!

—Nadie se había atrevido jamás a hablarle así a Snape. —murmura Neville, anonadado.

—No debiste decirlo. —discrepa Hermione mirándome con la frente fruncida. —¿Qué te ha pasado?

—¡Intentaba embrujarme, por si no te diste cuenta! —se defiende mi amigo. —¡Ya tuve que soportar bastante el curso pasado en las clases particulares de Oclumancia!

—Sophie, ¿estás lista? —me pregunta Ophelia, apareciendo de la nada en el pasillo, Luna y Ginny viene con ella. —Luna, Ginny y yo tenemos una hora libre antes de nuestra última clase, creo que sería buena idea ir ahora mismo.

Yo asiento rápidamente, le paso mi mochila a Ron y tomo la mano de Neville para apresurarlo a caminar con nosotras.

—¿A dónde van? ¿Y qué demonios haré con esto? —chilla Ron a mi espalda.

—Iremos a reportar la estúpida lista que los Slytherin hicieron. —le explico en un grito. —¡Los veo en Encantamientos! ¡Cuida mi mochila, Ronald!

—¿Qué lista? —lo escucho murmurar hacia Harry y Hermione.

Ruedo los ojos con una sonrisa. No me sorprenda que Ron no sepa de la lista, creo que ni siquiera sabe que día es hoy.

—¿Y si McGonagall no nos quiere ayudar? —pregunta Ginny mientras caminamos hacia la oficina de la profesora.

—Lo resolveremos por nuestra cuenta.

—¿Cómo?

—¿Seremos súper espías otra vez? ¿Investigaremos las pistas como Sherlock Holmes? —pregunta Ophelia con clara emoción, dando brinquitos como si todo fuera una misión divertidísima.

—No tengo idea de qué hablas, pero sí. —le digo con un guiño. —No debe ser tan difícil atrapar a esos idiotas, sólo necesitamos encontrarlos con las manos en la masa y luego les daremos una cucharada de su propia medicina.

—Vengándose, uno se iguala a su enemigo; perdonándolo, se muestra superior a él. —dice Luna con voz cantarina.

Los cuatro nos volvemos hacia ella, tiene los ojos soñadores perdidos, y una sonrisita está dibujada en su rostro.

—Sí...

—Realmente me da igual.

—Ellos se lo merecen.

—Me gustan las venganzas.

Luna se ríe con una carcajada, y nos observa con ternura, como si fuéramos unos bebés inocentes.

—Ustedes son muy divertidos. Me agradan.

La profesora McGonagall me cae muy bien, es una magnifica persona y una maestra extraordinaria. Pero el hecho de que me caiga bien no significa que no me cause gracia verla preocupada.

Como ahora mismo; tiene a tres estudiantes de su casa (dos son hermanas y vienen de una familia que siempre está metida en problemas), y dos alumnas externas que no parecen las personas más cuerdas del colegio. Sí, creo eso es suficiente para describir la expresión de horror que puso en su rostro cuando nos vio fuera de su oficina.

¡Hey, pero al menos Harry no está incluido en esta ecuación!

Eso seguro que la mandaría directo al panteón.

—Tomen asiento, por favor. —dice, dejándonos entrar muy a su pesar. —Señorita Owen usted tiene la palabra, explíqueme el motivo por el que están en mi oficina.

Ophelia se sienta con la espalda extremadamente recta, cuadra los hombros y sonríe un poco.

—Profesora McGonagall, estamos aquí para reportar una acción misógina, asquerosa y sexista realizada por parte de varios compañeros de la casa de las serpientes. —comienza su historia, con una seriedad poco típica de ella. —En esta lista clasifican a las chicas por sus cualidades físicas, y habilidades sexuales que ellos piensan son capaces de lograr.

—Como quién tiene el mejor trasero, quién es la mejor besadora, la que hace los mejores "trabajos con la boca" —intento ayudar a ejemplificar eso.

La profesora McGonagall eleva una mano para silenciarme.

—No necesitabas explicarme esas partes.

—Era por si no entendía.

—Entiendo perfectamente, ahora guarda silencio. —me ordena, y hace un movimiento con su varita para elevar una caja. —Toma una galletita.

Sonrío encantada, aceptando su ofrecimiento.

Ella realmente sabe cómo callarme; con comida. Siempre con comida.

Neville sacude la cabeza sonriendo.

—Continúe señorita Owen.

—A nosotras nos consterna de gran manera el contenido de esa lista. ¡Están sexualizándonos de una manera horrorosa, profesora McGonagall! Una cosa es que seamos jóvenes que inician su vida sexual, algo que es muy personal, y otra es que un grupo de pervertidos vengan a exponernos de esta forma frente a todo el colegio.

Yo la apoyo en silencio, asintiendo de acuerdo mientras tomo otra galleta de la caja.

—Tienes toda la razón, este asunto no se puede quedar de esta manera. —afirma la profesora McGonagall, removiendo varios documentos en su escritorio hasta que saca un pergamino en blanco y comienza a escribir algo con su pluma. —¿Tienen alguna copia de esa lista?

Ginny, Ophelia y yo negamos con una mueca.

Luna está demasiado distraída mirando por la ventana del despacho.

—¡Sí! Yo tengo una copia. —afirma Neville, sorprendiéndonos a todas.

Saca un pergamino arrugado de su bolsillo, y se lo extiende a la profesora McGonagall.

Le lanzo una mirada confundida; justo anoche dijo que lo había quemado.

—Yo... se la intercambie a un chico de Hufflepuff por mi cromo Herpo el Loco. —me explica con el rostro sonrojado. —Esperaba que me la diera gratis, pero al parecer esas listas ahora son muy codiciadas entre los chicos.

—Pero te llevó años conseguir ese cromo.

Él se encoge de hombros.

—Valió la pena, tú necesitabas mi ayuda.

—¡Awww! —chilla Ophelia, mirándonos con expresión de ternura. Cuando se percata de que todos la estamos observando, su rostro enrojece. —¡Perdón, me dejé llevar! Ustedes sigan.

—Gracias, Nev. —murmuro en voz baja.

Él simplemente me sonríe.

—¿Por qué dijeron que los Slytherin escribieron esta lista? —pregunta la profesora McGonagall, ajena de nuestra conversación. —Aquí no hay ninguna prueba de eso.

—Bueno, Harry fue el que nos dijo eso; el vio a algunos chicos discutiéndolo en el tren. También nos dio los nombres; Blaise Zabini, Gregory Goyle y Vicent Crabbe.

—Pero, ¿hay alguna prueba de eso? —repite la profesora McGonagall. Cuando ninguna responde, ella lanza un suspiro resignado. —No puedo castigarlos si no tengo una prueba contundente de lo que hicieron, en ese caso la lista la pudo haber hecho cualquiera.

—Pero, profesora... eso no es justo.

—Ya lo sé, Weasley. Pero así es como funcionan las cosas en el colegio, de igual manera, me encargaré de informar a los demás profesores y a Filch para que confisquen todas las listas; haremos una inspección a los dormitorios en busca de copias. Y estaré atenta por si alguno de los culpables decide confesar, o deja alguna pista sobre su crimen.

Los cuatro asentimos de mala manera, insatisfechos por como resultaron las cosas, pero no sorprendidos.

De alguna forma, todos sabíamos que esto terminaría así.

—Pero esto no va a terminar así. —garantiza Ginny mientras caminamos hacia el Gran Comedor.

—¿Crees que hagan otra lista?

—Espero que no, pero si la hacen, alguno de esos tres idiotas se va a descuidar, y ahí es cuando los atraparemos.

—¿Estamos todo dentro en este plan? —les pregunto a mis amigos, lanzándoles una mirada a cada uno.

Luna es la primera en asentir, aunque durante todo el rato parecía que no le interesaba mucho el plan.

Neville, Ginny y Ophelia también se unen.

—Entonces somos un equipo ahora.

—¡Hay que ponernos un nombre! —opina Ophelia. —Ningún equipo es realmente un equipo si no tiene nombre.

—¿Alguna sugerencia?

—Los pitufos.

—No, Sophie.

—Equipo dinamita.

—Muy común.

—Equipo patea machitos.

—Muy violento, Ginny.

Silver Team. —sugiere Neville con una sonrisa tímida.

—¿El equipo de plata? Me gusta. —opino asintiendo. —Quienes estén de acuerdo con llamarnos Silver Team, digan Quidditch.

—¿Por qué Quidditch?

—¡Digan Quidditch!

—¡Quidditch!

════ ⋆★⋆ ════

Vaya de verdad no tengo palabras en este momento🥺

Cuando empecé a escribir
Courageous lo hice porque quería darle a Neville la oportunidad de tener su propia historia, de ser el protagonista y de tener la atención que se merece. Pero jamás imaginé que alguna vez llegaría a los 100K🥺

Muchas gracias por todo el amor que le han dado a Courageous, por sus mensajes bonitos y por la espera con los capítulos. Ustedes son lxs mejores❤️

Continue Reading

You'll Also Like

169K 4.5K 30
la tipica historia de universos viendo otros universos atraves de pantallas flotantes que aparecerán en sus mundos aunque también agregare otras cosa...
73.5K 6.1K 18
"No, claro que no, es obvio que no me gusta Bradley, el es mi enemigo y... Maldito idiota, sal de mi mente, haces que mi corazón se acelere." Max es...
185K 10.4K 25
Chiara se muda a Madrid en busca de nuevas oportunidades para lanzar su carrera como artista. Violeta se dedica al periodismo musical, trabajando en...
49.9K 7.4K 17
Max Verstappen es el dueño del mundo, es el jefe de una de las mafias más poderosas, lo controla todo, es rey, el amo y señor, tiene a todos a sus pi...