―Joven Jeon, el joven Kim lo espera en el sexto piso.
Jungkook asintió mientras se dirigía a los elevadores. Taehyung, por su parte, lo siguió muy de cerca, intimidado por el hecho de que todas las personas que se cruzaban con aquel chico lo saludaban con una pronunciada reverencia.
Cuando Jungkook estacionó su auto en una empresa de entretenimiento, creyó que intentaba reírse de él. Sin embargo, cuando sacó una identificación de la guantera y entró al edificio como si fuera dueño del lugar, comprendió que su viaje hasta ahí no era broma. Todos, desde los guardias en la entrada hasta las personas en la recepción o trabajadores que simplemente transitaban por el primer piso, saludaban a Jungkook como si lo conocieran a pesar de que él no parecía conocer el nombre de nadie ahí. Mordiendo su pulgar mientras el ascensor subía, Taehyung temía lo que se encontrarían en la sexta planta. El favor de Jungkook ya no parecía solo un pequeño favor.
¿Y qué era eso de joven Jeon? ¿Y por qué alguien tan joven tenía un auto tan costoso? Taehyung se había asustado solo de poner su trasero en el asiento de copiloto, temiendo arruinar algo que parecía más caro que el departamento que arrendaba junto a su mejor amigo.
Dios, después de todo, sí estaba en problemas, ¿cierto?
―Dios, ¿por qué tardaste tanto? ―dijo un chico que estaba siendo fotografiado. Taehyung contuvo la respiración al reconocer su rostro.
―¿Disculpa? ¿No estabas pidiendo un favor?
―¡Cierto! Señor Han, dame un momento ―y el rubio corrió en su dirección, tomándolo por los hombros―. Tengo la ropa lista. Le diré a las chicas que te ayuden y...
―Espera ―Jungkook tomó a Taehyung del brazo, obligándolo a pararse frente a su primo―. Seokjin, este es Taehyung, un amigo. Taehyung, este es Seokjin, mi primo. Necesita un reemplazo urgente y tú lo cubrirás.
―¿Qué? ―dijeron tanto Seokjin como Taehyung a la vez―. ¡Pero te llamé para que me cubrieras la espalda! ¿Cómo osas fallarme así? ―señaló con indignación el mayor.
―Taehyung es más guapo que yo. De hecho, probablemente es más guapo que cualquiera de los modelos que hayas encontrado disponibles a último momento.
Seokjin frunció sus labios, girando hacia el desconocido. Taehyung estaba rojo por los inesperados halagos, pero intentó mantener una postura firme para causar una buena impresión. Si Jungkook realmente creía que él servía para eso, no lo iba a decepcionar. Una sonrisa torcida se curvó en labios del modelo tras repasar con la vista al tercero.
―Como sea, solo necesito un apoyo, así que servirá ―Seokjin dio la vuelta, chasqueando con los dedos―. Sígueme, Taehyung, no tenemos demasiado tiempo.
Taehyung miró a Jungkook con pánico, pero este hizo una seña con la mano, impulsándolo a ir tras el mayor. Solo un minuto después, Taehyung se encontró en un increíble camerino, rodeado de estilistas, mientras Seokjin escogía un conjunto para él.
―Entonces... ―Taehyung buscó un tema de conversación mientras arreglaban su cabello―. ¿Qué tengo que hacer?
―Posar conmigo. Te guiaré, no te preocupes ―refunfuñó de malagana, mirándolo―. No busqué un reemplazo real, porque esperaba convencer a Jungkookie de tomar la sesión conmigo. No puedo creer que haya terminado trayendo a alguien más.
―Lo siento...
―Está bien, no es tu culpa ―agitó su mano―. ¿Al menos sabías a lo que venías? ¿Has modelado antes?
―No y no.
―Oh, así que él arrastra a personas sin ninguna consideración ―rio entredientes, cruzándose de brazos―. Odio admitirlo, pero se parece a mí.
―Yo no-yo no sabía que Jungkook es familiar de un modelo famoso ―admitió Taehyung sin siquiera poder sostenerle la mirada debido a lo intimidado que se sentía―. La gente aquí debe tenerte en alta estima, considerando que incluso pueden reconocer a tus familiares.
―Dios, ¿él ni siquiera te comentó eso? ―Seokjin lo miró atónito―. Esta es la empresa de nuestra familia.
―... ¿qué?
―Somos herederos de cuarta generación ―continuó―. Ya que mi hermano no está interesado en este mundo, esperaba arrastrar a Jungkook como mínimo, pero odia sacarse fotografías. Honestamente, ¿no crees que es un desperdicio tener ese rostro y no querer ser modelo? ―cuestionó―. O, como mínimo, solista. Jungkook encaja en cualquier parte de la industria de entretenimiento. Sería su fan número uno si intentara entrar al mundo de la música.
―Eso... bien, él se ve como una persona increíble ―aceptó, jugando con sus dedos―. ¿Realmente está bien que esté aquí?
―Tu calmado, yo nervioso ―dijo Seokjin, pero, por lo inalterable que lucía, Taehyung podía jurar que no estaba preocupado ni en lo más mínimo―. Mi primo te presentó como un amigo, pero tengo una fuerte corazonada sobre eso. ¿Son así de cercanos? ―cuestionó―. Ese chico lleva casi 3 años con nosotros, pero nunca nos ha presentado a un amigo.
―Nosotros... no, no somos amigos ―musitó con una sonrisita triste―. Solo conocidos. Soy compañero de su novia y, antes de venir, coincidimos en el museo, así que terminé siendo arrastrado a esto.
―Así que conoces a Jiho ―tocó su barbilla, meditabundo―. ¿Cómo es ella en la universidad?
―¿Uhm? Diría que aplicada; siempre responde lo que los maestros quieren escuchar. Sus ensayos, usualmente, son usados como ejemplo de lo que es un excelente trabajo ―continuó, extrañado de ver a Seokjin rodar los ojos―. Pero es muy reservada. Siempre parece apurada y no habla con otras chicas.
―¿Hay rumores sobre ella?
―Exactamente, ¿qué quieres escuchar? ―se atrevió a preguntar―. ¿No te agrada Jiho?
―¿Es tan evidente? ―y rio con amargura, dándose la vuelta.
Taehyung se levantó, haciéndole caso cuando Seokjin le pasó un conjunto y luego desapareció de su vista. Las personas ahí lo ayudaron a vestirse y, a pesar de lo mucho que la situación lo incomodó, no pudo ignorar los grandiosos resultados. Taehyung se sentía como un hombre nuevo mientras se miraba al espejo; ni siquiera sabía que podía llegar a verse tan guapo. ¿Las personas ahí se molestarían si se sacaba una foto para enviársela a sus padres?
―Dios, esto va a ser malo ―dijo Seokjin en cuanto lo vio acercarse. Taehyung se preguntaba si había algo mal en él―. Se supone que soy el modelo principal, entonces ¿por qué hicieron que este chico destacara tanto? ―cuestionó, mirándolo de pies a cabeza.
―Hubiera destacado incluso sin el maquillaje ―murmuró Jungkook a su lado, dándole una mirada apreciativa que hizo a Taehyung sonrojarse―. Es guapo, ya sabes. ¿Esperabas arrastrarme a esto, porque soy menos agraciado que tú? ―se mofó de su primo.
―¿Qué? ¡Por supuesto que no! ―Seokjin lo abrazó por la espalda, haciéndolo refunfuñar―. Mi primo es el más precioso del mundo. Pero eres al único que permitiré competir contra mi belleza. Para la próxima, asegúrate de traerme a alguien más feo ―bromeó.
Jungkook rio entredientes, soltándose de su abrazo. Taehyung, quien aún se sentía abochornado por tanta atención y halagos, tocó sus orejas calientes, intentando enfriarlas con sus manos. No obstante, con la mirada de Jungkook sobre él, era difícil recuperar la compostura. Y por la sonrisa traviesa que estaba haciendo Seokjin de repente, intuía que, por lo pronto, no podría relajarse.
Contrario a lo intimidante que eran esos encantadores primos, Taehyung disfrutó realmente de la sesión fotográfica. Seokjin tenía un efecto tranquilizador en las personas que le hizo olvidar las cámaras y simplemente concentrarse en posar y divertirse a costa de las bromas del mayor. Y no solo era él, de hecho. Todos ahí, desde fotógrafos, asistentes y estilistas, parecían desprender olas de corazones en dirección a Kim Seokjin. El joven tenía un talento natural para ganarse el amor y admiración de todos.
―Entonces, ¿qué? ¿Te arrepientes de no fotografiarte conmigo? ―fue lo primero que dijo Seokjin en cuanto la sesión acabó.
―En absoluto, tu carisma me abruma ―dijo Jungkook con una sonrisa falsa, pero por el brillito en sus ojos, Taehyung podía deducir que realmente admiraba al mayor―. ¿Podemos irnos a comer ahora?
―Quería señalar lo poco divertido que eres, pero ningún hombre de la familia rechazaría una oferta para comer ―agitó la cabeza, dándole la espalda―. Taehyung, vamos a cambiarnos.
El peligris siguió al rubio en silencio, mirando de reojo a Jungkook, quien le hacía señas para que lo siguiera con calma. Y de verdad esa era su intención, pero, apenas estuvieron dentro del camerino, Seokjin saltó sobre él como una especie de depredador. Más bien, fue su pregunta la que lo desarmó.
―¿Desde cuándo te gusta mi primo?
Sí, directo y sin anestesia. Taehyung sintió el sudor frío acumularse en su nuca ante el interés en ojos de Seokjin.
―Intenté ordenar esto ―continuó el mayor, desvistiéndose frente a él con naturalidad―. Dijiste que Jiho es tu compañera, pero no es muy sociable. Por lo tanto, no comprendo cómo has seguido a Jungkook sin ella de por medio. Si Jiho no es su punto en común, solo puedo deducir que te has acercado a él directamente por alguna razón. Y, lo siento, odio dejar caer el peso sobre ti, pero Jungkook no es el tipo de chico que se acerca a otros ―y lo miró―. Entonces pienso: "¿Por qué te acercarías a él?" ¿Porque deseas ser su amigo? Por favor, tampoco nací ayer, estoy seguro de que amigos no te faltan. Por lo tanto, ¿te gusta? Fue lo primero que imaginé. Y, después de verte allá afuera mirándolo con ojos de borrego a medio morir, puedo decirlo con seguridad: Te gusta mi primo.
Taehyung no respondió, simplemente, porque no tenía una respuesta para ello. Seokjin tenía razón, le gustaba Jungkook. Y él no estaba dispuesto a negarlo, porque era asquerosamente malo mintiendo.
―Entonces, ¿cómo puedo ayudarte? ―preguntó el mayor para su propia sorpresa.
―¿Qué quieres decir? ―Taehyung lo miró escéptico―. Jungkook tiene novia.
―Puedes hacer que rompan si te esfuerzas un poco ―se encogió de hombros como si no estuviera diciendo una barbaridad.
―¿Qué? Mira, yo... no sé por qué no te agrada Jiho, pero hay un límite que no puedes cruzar, Seokjin-ssi ―señaló, sin esconder su molestia―. Jiho es la persona que Jungkook eligió para su vida. No importa si a ti no te gusta, mientras le guste a él, ¡no puedes intervenir!
―Entonces, ¿qué? ¿Planeas continuar tras él en silencio, esperando que te note? ―Seokjin sonrió con amargura―. Si eso es lo que quieres hacer, solo renuncia a tus sentimientos de una vez por todas ―determinó, sin parpadear―. ¿Sabes cuántos años tiene Jungkook, Taehyung?
―N-No... no lo sé ―musitó, sin entender el punto.
―Cumplió 20 hace un par de semanas ―lo puso al tanto. Taehyung tocó su cabello, notando, por primera vez, que aquel chico era menor que él―. ¿Y sabes cuántos años de su vida lleva conociendo a Jiho?
―Él dijo que eran amigos de infancia.
―En efecto ―Seokjin asintió―. La última vez que visité su casa en Busan, Jungkook apenas tenía 4 años y Jiho ya vivía junto a él ―señaló―. Incluso desde el inicio de sus recuerdos, Kim Jiho ha estado ahí. Jiho estuvo ahí cuando su madre lo dejó y su padre lo golpeó. Jiho estuvo ahí cuando no tenía ningún amigo o familiar al que recurrir ―rio entredientes, con amargura―. ¿Entiendes lo que te digo? El mayor arrepentimiento de mi familia es no haber sabido antes de la situación de Jungkook. Pero el mayor arrepentimiento de mi vida es que, por mis descuidos, ahora cree que le debe su vida a esa chica ―su rostro ensombreció―. Así son las cosas, Taehyung. Jungkook jamás abandonará pacíficamente a quien fue su única amiga por un largo tiempo. No importa cuánto esa chica haga o deshaga, no importa cuánto lo lastime o lo rompa, él se aferrará a ella, porque cree que se lo debe ―bajó la voz, inclinándose sobre él―. Así que, si no lo tomas por la fuerza, olvídate de que tienes una oportunidad con él. Y si solo planeas ser su amigo, entonces deja de ser tan iluso ―lo miró a los ojos, levantando su barbilla―. Ser lindo no te da derecho a ser un tonto, ¿cierto?
Seokjin lo soltó. Negando con la cabeza, le dio la espalda para terminar de cambiarse de ropa mientras Taehyung se quedaba ahí de pie, congelado. Había mucha información por procesar, pero, más importante aún, Seokjin hablaba de Jiho como alguien con una gran capacidad para herir a Jungkook y eso no le gustaba. Pero ¿tomarlo por la fuerza? ¿Cómo podía siquiera pensarlo?
―No soy una mala persona ―se atrevió a decir Taehyung con claridad, alzando la voz con molestia―. ¿Tomar por la fuerza a alguien? ¡Eso no es amor! ¿Hacer que una pareja rompa? ¡No importa las circunstancias, incluso pensarlo debería ser considerado una atrocidad! ―Seokjin lo miró, imperturbable―. Entiendo que no te agrade la novia de tu primo, Seokjin-ssi. Pero no me hagas parte de tu problema.
―Así que esa es tu decisión ―enseñó una sonrisa irónica―. Tonto lindo, al fin y al cabo.
Taehyung empuñó sus manos, saliendo del camerino. Él no era un tonto, solo tenía corazón. ¿Cómo Seokjin pudo creer que aceptaría su ayuda para provocar un quiebre entre la relación de Jungkook y Jiho?
―¿Taehyung? ―este alzó su vista cuando la voz del menor lo llamó―. ¿Por qué no te has cambiado?
―Ah... esto... ―rio con torpeza, sin saber qué decir―. Tu primo se está cambiando primero.
―¿Eso te intimida? ―Jungkook se burló. Taehyung no se atrevió a mirarlo―. ¿Me dejas tomarte una foto?
―¿P-perdón?
―Te vi revisando las fotos en el monitor mientras ponías cara de cachorro triste. ¿No era porque querías una de esas fotos? ―preguntó. Los ojos de Taehyung se iluminaron―. Cuando salga el próximo número, las vistas se centrarán en mi primo, pero si quieres una foto... puedo tomarte una, si gustas.
Taehyung asintió, conmovido de que el menor notara su deseo. Intentando relajarse, luchó por sonreír con naturalidad cuando Jungkook lo enfocó con la cámara de su celular, sacando una foto tras otra. No fue hasta que vio su pulgar en alto, que se sintió capaz de volver a respirar.
―Dame tu número, te las enviaré ―prometió, pasándole el celular al contrario para que se agendara―. Por cierto, también depositaré lo prometido en tu cuenta. ¿Hay algo más que pueda hacer por ti? Te prometí un favor.
―Un favor... ―repitió, devolviéndole el celular―. Hay algo ―y Jungkook lo miró con curiosidad―. Eres menor que yo, ¿cierto?
―¿Mi primo te lo dijo? ―cuestionó, arrugando el rostro―. Es un bocazas.
―Lo es ―apoyó Kim, haciendo reír a Jeon―. ¿Por qué no lo llamas hyung?
―No me gusta ―respondió con simpleza―. ¿Qué tiene que ver esto con el favor que me pedirás?
―Yo... soy mayor que tú ―musitó―. ¿Podrías, a partir de ahora, llamarme hyung?
Jungkook lo miró, imperturbable. Sin embargo, por la frialdad en sus ojos, Taehyung sintió que estaba pidiendo demasiado.
―Lo siento ―dijo el menor finalmente. Taehyung sonrió con tristeza―. No creo que seamos tan cercanos.
―Supongo que no.
―Puedo llamarte Taehyung-ssi, si realmente te molesta mi desfachatez ―añadió, intentando animarlo, pero no sirvió―. Te enviaré las fotos y tendrás acceso a mi número. Si se te ocurre algo que pueda hacer por ti, que realmente pueda hacer, entonces llámame.
―Lo haré ―prometió en un murmullo―. Yo... iré a cambiarme ahora.
Jungkook asintió, sin decir más. Taehyung dio la vuelta para regresar al camerino donde estaba su ropa, sintiéndose pequeño y estúpido bajo la mirada compasiva que le dio Seokjin mientras salía.
Al fin y al cabo, el mayor tenía razón: No era más que un tonto.