Regina intentó disimular cuanto le fastidiaba aquel encuentro.
Regina: si mi hija hubiera muerto habría acabado contigo, pero la tengo a mi lado y me ha llenado de una enorme felicidad, tu cobardía me libro de ti.
Arturo: estoy dispuesto a pagar por lo que te hice, Regina dame una oportunidad.
Gabriel fue a una tienda de ropa de bebé y compró muchas cosas para su hijo, se sentía realmente emocionado.
Regina: ¿estás loco? ¿Cómo te atreves a pedirme algo así después de cómo me trataste? Además, Tu elegiste a Lucia como tu esposa y yo...
Arturo: ¿tú qué?
Regina: yo estoy enamorada de otro hombre.
Arturo: ¿hablas del tipo que me golpeó?
Regina: ¡sí!
Arturo: pues termina con èl y yo me divorcio de Lucia, así de simple...piensa, a lo mejor tenía que suceder todo esto para unirnos más, nuestro destino es estar juntos.
Regina se burló de Arturo.
Regina: ¿de verdad crees que voy a dejar al hombre de mi vida por ti? Un hombre que me ha demostrado lo que es el amor de verdad, Estas muy mal.
Arturo: no puedes amarlo tanto, el jamás te hará vibrar y hacer sentir una mujer de verdad como lo hacía yo.
Regina: te subestimas Arturo, sabes? él es mejor que tú en todo, lo amo, más que a mi propia vida y por nada del mundo voy a dejarlo, además muy pronto me convertiré en su esposa.
Arturo: ¿te vas a casar con ese imbécil?
Regina: Daniel no es ningún imbécil, es el hombre que amo, tiene las cualidades que a ti te faltan, él si sabe tratar a una mujer.
Arturo: ¿y te acepta con tu pasado? Con una hija de la que ignoras su procedencia, yo estoy dispuesto a criarla como mía.
Regina: ¡ya deja de decir tonterías! No todos los hombres son unos patanes como tú, y si querías verme para que te perdonara, está bien te perdono, tú ya eres parte de un pasado que está olvidado y no voy a mover un solo dedo para ayudarte, ¡tú y tu esposa se pueden ir al mismísimo infierno!
Regina se fue un tanto alterada del lugar.
Gabriel tocó a la puerta del departamento de Sofia.
Sofia: ¿Qué haces aquí?
Gabriel: ¿traje algo para comer, me invitas a pasar?
Regina llegó a la constructora, regresó a su trabajo, olvidó buscar a Daniel, quien seguía preocupado por que no le respondía las llamadas.
Los recuerdos de Regina se apoderaron de su mente.
Regina: es un cínico, ¿pedirme una oportunidad después del daño que me hizo?
Daniel salió de su oficina.
Daniel: en cuanto regrese Regina por favor me avisas.
Recepcionista: pero la arquitecta ya regresó.
Daniel: estas segura?
Recepcionista: si, hace como media hora entró a su oficina.
Daniel: gracias.
Regina estaba al teléfono con su mamá.
"Lorenza: es un abusivo hija.
Regina: si, pero no podía negarle mi perdón, está muy arrepentido, además no me aguante las ganas de echarle en cara todo lo que hizo Lucia para para acabar con nuestra relación.
Lorenza: qué bueno que le abriste los ojos.
Regina: A Arturo le quedó claro como pasaron las cosas, es más me pidió una oportunidad."
Esa ultima frase fue lo único que Daniel había alcanzado a escuchar mientras se acercaba a la puerta.
Daniel: ¿entonces fuiste a verlo? Por eso no me contestabas el teléfono- dijo muy enojado-
Regina se dio la vuelta y lo vio muy serio.
Regina: mamá, te hablo después, un beso.
Daniel: estuve horas esperándote, te llamé muchas veces, creí que te había pasado algo, pero no, estabas con tu ex.
Regina: déjame explicarte.
Daniel: ¿Qué me vas a explicar? ¿Qué mientras yo estaba preocupado por ti, tu estabas con ese patán?
Daniel salió furioso de la oficina, Regina fue tras él.
Regina: Daniel, espera.
Daniel: no quiero hablar.
Regina: pues me vas a escuchar, aunque no quieras, ven de inmediato a mi oficina, y tú, no me pases recados- dijo a la recepcionista-
Daniel y Regina entraron alterados a la oficina.
Regina: Arturo está detenido, y utilizó su última llamada en mí.
Daniel: ¿y qué quieres? ¿Qué le aplauda?
Regina: ¡no! Daniel, entiende que de alguna manera necesitaba cerrar mi pasado con él.
Daniel: ¿eso quiere decir que todavía sientes algo?
Regina: por supuesto que no, necesitaba gritarle sus verdades y el me dio la pauta para hacerlo.
Daniel: no entiendo, tu nada tenias que hacer con él.
Regina: restregarle la verdad, que se de cuenta lo idiota que fue por caer en la trampa de Lucia.
Daniel: ¿y a ti que más te da eso?
Regina: ¿mi dignidad de mujer, acaso para ti no vale?
Daniel: claro que sí, te amo más que a nadie en este mundo, pero entiende que me irrita que hayas ido a verlo.
Regina: Daniel, yo te amo a ti, solamente a ti, no tienes por qué sentir celos por Arturo.
Daniel: es que tengo miedo de perderte, de que en el fondo pueda despertarte algo.
Regina: eso no va pasar, él no significa nada para mí.
Daniel: ¿entonces no volverás a verlo?
Regina: claro que no... bueno si es necesario por la denuncia que procede en su contra tendría tal vez que hacerlo.
Daniel apretó muy fuerte su puño.
Regina: pero tranquilo, le deje claro que te amo a ti y que de mi no puede esperar absolutamente nada.
Regina le sonrió a Daniel.
Lucia: necesito que nos saque de aquí abogado.
Abogado: pero su esposo se declaró culpable.
Lucia: ¿cómo?
Abogado: así es, pero no se preocupe puedo solicitar una fianza para ambos por medio de unos buenos contactos.
Lucia: haga lo que sea, no soporto estar un minuto mas aquí encerrada.
Abogado: el tramite puede durar un par de días, pero no se apure eso valdrá la pena.
Dos días después...
El comandante llegó a los amparos, abrió la celda de Arturo.
Comandante: queda usted en libertad.
Arturo: pero acepté cargos.
Comandante: su abogado consiguió una fianza.
Arturo: no es posible, yo no pedí abogado.
Comandante: es el mismo de su esposa, ambos estarán en libertad mientras se hace la respectiva investigación, pero le aclaro que ninguno de los dos podrá salir de la ciudad ni mucho menos del país.
Arturo asintió, y guardó silencio, al salir de su celda se encontró con su esposa, quien emocionada no pudo evitar abrazarlo.
Arturo estaba furioso y rechazó aquel abrazo.
Lucia: ¿Qué pasa? ¿No me extrañaste?
Arturo: jamás podría extrañar a una mentirosa que arruino mi vida y me separo la única mujer que he amado en mi vida.
Lucia: ¿de que estas hablando?
Arturo: no te hagas la inocente; ya sé todo lo que le hiciste a Regina para alejarla de mí y jamás te lo voy a perdonar.
Lucia: ¿ahora con que cuentos te vino esa?
Arturo: no son cuentos, es la verdad, la única mentirosa aquí eres tú, no quiero saber más de ti Lucia, quiero el divorcio.
Lucia se quedó inmóvil no podía creer lo que escuchaba