Una perfecta confusión

By america65_

11.3M 1.2M 5.4M

«Conocerte fue descubrir un género musical diferente al que suelo escuchar, pero que al final me terminó gust... More

Sinopsis + Advertencias de contenido
01. Me declaro a mi crush (sale mal)
02. Hetero, pero no mucho
03. Somos novios, pero no homo
04. Hola Dios soy yo de nuevo
05. Girl crush
Para ti, algún día
06. El señor de las aves te bendiga
07. Edward Cullen no me claves los colmillos
08. Escribiría un libro sobre ti
09. Miren Amiano ataca de nuevo
10. Los novios se llaman por apodos melosos
Para ti, algún día
11. Viviría por ti
12. RIP Yo
13. Hola, suegrito
13. Hola, suegrito
14. Sin cambios
15. El primero
Para ti, algún día
16. Mi primera cita (spoiler: mando a mi cita al hospital)
16. Mi primera cita (spoiler: mando a mi cita al hospital)
17. La excepción
18. Los muros se caen
19. Cobarde
20. Una confusión
Para ti, algún día
21. Mentiroso
22. Valientes
23. Merecerse
23. Merecerse
24. Finales e inicios
25. Una perfecta confusión
Para ti, algún día
Epílogo
Para ti, ahora
YA A LA VENTA EN LIBRERÍAS (reactualización)
Extra
Extra II
Extra III

10. Los novios se llaman por apodos melosos

269K 30.6K 140K
By america65_

Edward gime con dolor mientras que yo, desesperadamente, intento meter esta cosa del demonio en el maldito agujero, sin embargo, los nervios me traicionan y no logro conseguirlo. Dios, ¿por qué cuando quiero que entre rápido no lo hace?

Gruño en voz baja, esta cosa no quiere entrar y no tengo tiempo que perder.

Mis manos están temblando y sudando demasiado debido a los nervios que tengo ahora mismo, y aunque trato de convencer a la vocecita en mi cabeza para que deje de estar tan alarmada, esta parece haber entrado en una crisis nerviosa y no me hace caso, pero no puedo culparla, yo también estoy cagado.

Me preocupan muchas cosas en este momento y sin importar cuántas veces me diga a mí mismo que no le dé tantas vueltas, al final le doy muchas vueltas, como siempre, pensar de más es parte de mi naturaleza. Pero, cómo no hacerlo si, en primera, la condición de Edward dice mucho, en segunda, mi mamá puede despertarse y vernos, y en tercera, todo puede salir terriblemente mal porque es la primera vez que hago esta clase de cosas.

Respiro hondo, lo que necesito es enfocarme en una cosa a la vez sin pensar en lo demás, porque si sigo así solo voy a romper lo que queda de mi cerebro.

El cable del cargador no quiere entrar en mi celular que se está muriendo con solo uno por ciento de pila y los nervios y la adrenalina por todo no dejan que mis manos funcionen a la perfección.

Si mi celular se apaga tengo que esperar a que cargue un poco para que vuelva a encender y necesito urgentemente seguir viendo el tutorial en YouTube de cómo curar un labio roto y cómo bajar la hinchazón en el pómulo de Edward antes de que sus heridas empeoren, así que no puedo permitir que mi celular se apague y es por eso que estoy tan alterado. Edward, por otro lado, no ha dejado de quejarse por el dolor desde que llegó, lo cual no ha ayuda mucho a tranquilizar mis nervios.

La paciencia y saber trabajar bajo presión no forman parte de las (inexistentes) cualidades que Dios (o quién sea) me dio, todos lo sabemos, yo más que nadie y la verdad no me importa ser un idiota que solo sirve para quejarse, pero en estos momentos me gustaría tener, aunque sea, una maldita cualidad que me ayude a mantener todo en orden.

Ojalá saber meter el cargador en el orificio del celular sea una de mis cualidades porque lo necesito ya.

Vuelvo a tomar aire para tranquilizarme y celebro en bajito una vez que el cargador entra sin problemas, ya era hora. Reproduzco el video de nuevo mientras que trato de ignorar los lamentos de Edward, sin embargo, es algo complicado de hacer cuando él parece haber subido el volumen de sus quejas. Pongo atención a todas las instrucciones que el chico da y hago una nota mental de lo que debo hacer. La persona que explica el video lo hace de una forma tan sencilla que hasta un tonto como yo puede entenderle. Gracias al altísimo que ha sido así, porque de lo contrario no sabría qué hacer y me desmayaría de los nervios.

No obstante, que el video sea fácil de entender no quita el hecho de que estoy angustiado por lo que tengo que hacer. Es la primera vez que ayudo a alguien con sus heridas y en general también, así que no esperen mucho de mí. Si en lugar de arreglar las cosas hago que él termine en una cirugía solo tengo que decir que es su culpa porque vino a la casa del más pendejo por ayuda. Eso no fue muy inteligente de su parte.

No sé por qué creyó que venir conmigo era una buena idea, hasta el loquito de la esquina era una mejor opción y lo digo en serio.

Sé que lo ayudé con los raspones en sus brazos, pero estamos hablando de raspones, no de heridas que si se infectan te puedes morir y, en definitiva, no quiero cargar con la muerte de Edward en mi conciencia.

Termino de ver el vídeo y repaso un par de veces todo lo que hizo el chico detrás de la pantalla para asegurarme que no he me he perdido de ningún detalle. En eso, Edward suelta otro quejido que me hace olvidar por un momento lo que aprendí. Tengo que tomar aire para no perder la cabeza por la frustración.

—Edward —llamo su atención, conteniendo mi mal humor—, te quiero, pero, ¿puedes quejarte un poquitín más bajo? Sé que debe dolerte, pero no puedo concentrarme y si mi mamá te escucha y se da cuenta que estás aquí, yo duermo con Juan y tú en la calle, así que quéjate en voz baja, por favor.

Giro mi cabeza para verlo ya que la conexión para cargar mi celular está abajo de mi escritorio y le estoy dando la espalda. Él está sentado en mi cama, con las piernas cruzadas y el cabello alborotado. Está sosteniendo un pedazo de papel contra su labio para detener el sangrado. El suéter azul que usa le queda un poco grande por lo que deja a la vista sus clavículas. Además, no sé dónde se ha metido todo este tiempo, pero su cabello está un poco mojado. Y hoy no llovió.

O él sí conoce la palabra «bañarse».

—¡Lo intento, pero duele!

Dice en otro pequeño lamento que ha sonado demasiado fuerte. Mierda Edward, ¿qué parte de mi mamá puede oírnos no entendiste? Llevo mi dedo índice a mis labios haciendo un gesto de «baja la voz» a lo que él alza los hombros, despreocupado. Ruedo los ojos. Es como un niño.

—No es tan difícil lamentarse en voz baja —le reprocho—, solo muerdes el labio y te quejas con la boca cerrada, mírame con atención y aprenderás.

Asiente, acomodándose en su lugar para verme mejor. Por alguna razón me recuerda al meme de Spider-man chiquito aprendiendo de Spider-man grande. Sigo las indicaciones que yo mismo le di y cuando lo hago un sonido muy —ultra, demasiado— extraño sale de mí y ambos nos quedamos viendo con cara de whaaat.

Mierda, ¿ese ruido extraño salió de mí? Ay, me cago en el puto condón roto de mis padres.

Me quedo atónito con los ojos más que abiertos, no puedo creer que yo haya hecho ese sonido y, lo peor de todo, es que lo hice frente a él. Edward está viéndome con mucha atención, tal como le pedí que hiciera. Traga saliva y desvía la mirada hacia otro punto en mi habitación mientras que yo trato de no sonrojarme, no obstante, no soy capaz de controlar mi cuerpo por lo que mis mejillas terminan enrojeciendo.

—Si hago eso tu mamá creerá otra cosa —menciona, aún sin verme y le lanzo el rollo de papel a la pierna por haber dicho esa estupidez.

—Pervertido, báñate en agua bendita por favor, en esta casa somos religiosos y creyentes del señor de las aves, no hay lugar para los malpensados.

Juego con él para quitar el peso de lo que acaba de pasar y para no sentirme más avergonzado de lo que ya lo estoy, pero no me sigue el juego, ni siquiera responde, solo sigue presionando el papel en su labio con tanta fuerza que me preocupa que vaya a hacerse más daño.

Al menos ahora se ha quedado callado. El sonido extraño que salió de mí sin querer (y no tan extraño porque sé que fue un gemido, pero no voy a decirlo de nuevo) hizo que Edward dejara de quejarse. Vale, ya sé cómo callarlo sin decirle que se calle, pero en definitiva no haré eso nunca más, ni porque me paguen, fue demasiado vergonzoso, me sentí como en esos animes bizarros donde todos hacen ruidos y gestos pornográficos exagerados cuando solo están tomando agua o algo así. Niego con la cabeza, qué asco.

Edward hace una mueca de dolor y ahí es donde recuerdo que debo dejar de perder el tiempo y debo apurarme. Dejo el celular sobre el escritorio y voy directo hacia el baño para tomar el botiquín de emergencias, uno que tengo por lo protectora que es mi mamá y porque sabe que estoy pendejo y que cualquier cosa puede pasarme.

Según el vídeo necesito guantes médicos para no infectar el corte del labio, pero no tengo, así que haré como que si ese paso nunca existió en el tutorial. Luego, se supone que tengo que limpiar la herida con agua, después tengo que evaluar la herida porque si es profunda necesita puntos, y si no, solo debo ponerle una compresa fría, ungüento analgésico y rezar que no se muera en el intento.

El último paso lo he agregado yo, pero lo digo muy en serio, espero que todo salga bien, porque todo lo que hago me sale mal.

Regreso con Edward cuando ya tengo el botiquín y cuando he llenado un pequeño vaso con agua. Saco las cosas que van a servirme del botiquín y las dejo sobre sus muslos. Posteriormente, me inclino para poder estar a la altura de su herida. Siento un extraño deja vu porque hace dos días estuvimos en esta posición, solo que él no estaba tan herido y con la graan diferencia de que ahora podía lastimarlo o que los métodos de dudosa procedencia que encontré sean erróneos haciendo que Edward termine peor de lo que ya está.

Okey, ahora siento mucha más presión sobre mis hombros. «En nombre del señor de las aves, ojalá lo haga bien, amén».

Tomo una de las gasas que había dejado en uno de sus muslos y le hago una seña para que quite su mano y pueda hacer mi trabajo. Me obedece y me relajo al ver que su labio ya no está sangrando. Agarro el vaso con mi otra mano, pero antes de hacer cualquier otro movimiento, me detengo. No sé si debía hacer que Edward fuera al baño y que se pusiera debajo del grifo, o si tengo que pasar la gasa por el agua y limpiar la herida yo mismo, el video no fue específico y un idiota como yo necesita especificaciones. Si se preguntan por qué el shampo trae instrucciones, es por personas como yo, una disculpa.

Dudo unos segundos, pero al final hago lo que suena menos peligroso. Remojo la gasa en el agua y la paso con suavidad por su labio para no hacerle daño. Él tiene los labios entreabiertos por lo que el trabajo es más fácil.

Muchas de las chicas de la escuela pagarían por estar en mi posición, es decir, le estoy tocando los labios al mismísimo Edward Rumsfeld, hasta me siento afortunado, en plan, «¿puedo poner este logro en mi currículum?» Pero al mismo tiempo yo pagaría para no hacer esto.

No lo digo de mala manera, es solo que puedo cagarla y mandarlo a la sala de emergencias si meto la pata, y las probabilidades de que eso suceda son muy altas porque soy un idiota que apenas sabe limpiarse el culo. Mierda, ahora me acabo de asustar más. Mi mano comienza a temblar a causa de mi inseguridad y aprieto los labios. ¿Por qué tuve pensar en un Edward en quirófano por mi incompetencia en curar heridas?

Doy un respingo cuando Edward agarra mi muñeca con delicadeza y firmeza. Lo veo confundido porque no entiendo qué está haciendo. Su mano solo se queda en la mía y me sorprendo al notar que me está ayudando a no temblar, supongo que debió haberse percato de mis nervios.

—Lo estás haciendo muy bien, Andy, tranquilo.

Susurra un poco ronco, sin apartar su mano de mi muñeca, apaciguando el miedo que siento. Me estremezco al escucharlo. Uno de los atractivos de Edward es su voz, y pese a que ya lo he escuchado varias veces, aún sigo alarmándome cuando está más ronco de lo habitual. No es mi culpa, cualquier persona que pueda oírlo me entenderá.

Por muy raro que suene, sus palabras de ánimo tienen efecto en mí porque mi mano deja de temblar a los segundos. Quiero decirle que diga en voz alta algo como «deja de ser tan pendejo» para ver si así puedo dejar de serlo, pero es obvio que no tiene algún poder para hacer que los demás hagan lo que él quiera, sin embargo, sí que tiene un gran poder sobre las personas, es algo de lo que me he percatado. Su forma de ser, su amabilidad y dulzura hace que cualquier persona esté a sus pies con solo oírlo hablar. Ahora, por ejemplo, me tiene en sus manos, literalmente.

Asiento con la cabeza para que note que ya estoy mejor y él suelta mi muñeca. Vale, debo dejar el drama para otro momento, si hago con exactitud lo que el vídeo decía todo va a salir bien, además Edward está conmigo, él es más listo, si supiera que estoy haciendo algo mal ya me hubiera dicho. Al menos que no sepa y que haya confiado ciegamente en un pendejo, pero dudo mucho eso. Edward no es tan tonto para confiar en mis pocas habilidades, ¿cierto?

Tiro la gasa al suelo y tomo otra para limpiar su herida, solo que esta vez me siento un poco más seguro. Hago el mismo proceso un par de veces más y me sorprendo de que todo esté saliendo bien, las cosas nunca me salen bien a la primera, ¿debería preocuparme?, no, ahora no, solo debo esforzarme en mantener esta buena racha. Estoy tan concentrado en no arruinarlo que, cuando levanto la mirada, suelto un pequeño jadeo de sorpresa al ver lo cerca que estamos.

Mi rostro está a solo centímetros del suyo, en una pequeña distancia que me pone los pelos de punta, sin embargo, lo que hace que el corazón se me acelere es la forma tan profunda en la que Edward me mira; él tiene sus ojos fijos en mí, como si quisiera saber qué estoy pensando.

Por pura inercia, imito su acción y lo observo con detenimiento, quedándome congelado con la imagen que tengo delante de mí; él, con los labios entreabiertos, el cabello cayéndole por la frente, sus ojos verdes más oscuros de lo normal y el pequeño moretón adornando su pómulo y dándole un aire de badboy, aunque su personalidad grite todo lo contrario. Él, y solo él, puede estar así de golpeado y seguir viéndose guapo. Muy guapo.

Edward alza la comisura de sus labios en un intento de sonrisa al ver que me he quedado embobado y su lindo hoyuelo no tarda en aparecer. De repente, los nervios invaden mi cuerpo por completo haciendo que me quede en Andy pendejo activado y no logro entender por qué. Siento cómo mi corazón comienza a latir con fuerza y lo único en lo que pienso es que la manera en la que acaba de sonreírme y la manera tan intensa en la que me ve ahora mismo son las responsables de las olas de emociones que hay en mi interior.

Bajo la mirada de nuevo hacia su labio roto para seguir limpiando y hago un gran esfuerzo para tratar de ignorar nuestra cercanía y para pasar de largo el hecho de que tengo el corazón a punto de salir por la boca porque se siente asfixiado de tantas emociones en mi pecho.

Si soy sincero, solo estoy pasando la gasa por su labio sin realmente saber lo que estoy haciendo porque no logro concentrarme, no cuando mis intentos por ignorarlo no funcionan. Aunque trate de engañar a mi cabeza no puedo engañar a mi cuerpo, sé que estoy muy cerca de él porque los pequeños respiros que salen de su boca chocan contra mi rostro y pese a que le diga a mi cabeza que siga trabajando porque él está lejos de mí, mi cuerpo dice mentiroso, puedo sentirlo cerca, muuuy cerca.

Siento su mirada sobre mí y mis manos comienzan a temblar de nuevo, como hace rato. Sí, soy un manojo de nervios, pero no por miedo a equivocarme, ni mucho menos porque estoy preocupado de lo que pueda pasarle si no desinfecto bien su herida. Estoy nervioso porque él está viendo cada uno de mis movimientos, porque ahora soy consciente de lo cerca que estamos y porque, aunque intento buscar explicaciones, no encuentro nada en mi cabeza que aclare por qué me siento de este modo con él.

Frunzo los labios, y una vez más, trato de pensar en cualquier cosa que ayude a distraerme, pero sin importar cuánto me esfuerce o cuánto trate de engañarme, en cada uno de mis pensamientos solo hay una persona: Edward.

Uno de los mechones de mi cabello cae por encima de mi ojo debido a que mi cabeza está inclinada y Edward toma ese mechón con su mano, luego de eso no hace ningún movimiento en los próximos segundos, solo toca mi cabello. Trago saliva, helado. ¿Qué se supone que está haciendo?

Él lleva el mechón detrás de mi oreja y quiero darle las gracias por haberlo apartado, pero nada sale de mi boca, no soy capaz de articular ninguna palabra.

Edward deja su mano justo en mi oreja y suelto la gasa por error debido a que no esperaba que hiciera eso. Estoy tan sorprendido que ni siquiera me agacho a recogerla ni tampoco tomo otra, solo me quedo estático en mi lugar, procesando lo que está pasando. No me siento incómodo por su toque, pero sí confundido. Mi respiración se acelera cuando veo cómo su manzana de Adán sube y baja porque ha tragado saliva y sin poder evitarlo, veo de nuevo sus labios, pero no para limpiar la herida.

Los labios de Edward no son finos, ni gruesos, son carnosos y de un lindo rosa bajito. El pequeño corte que tiene lo hace ver como alguien intimidante que se mete en las típicas peleas de chicos adolescentes, pero él no es así, es de los que prefiere que lo golpeen antes de hacer algo, de los que no podría hacerle daño a alguien. Sé que hay un montón de rumores sobre él, pero también inventaron que yo estaba herido y todo el mundo se lo creyó. Solo se necesita hablar con Edward para darse cuenta que no todo lo que dicen es real.

Dudoso, paso uno de mis dedos por su herida, acariciando su labio con delicadeza.

Levanto mi mirada lentamente, pasando de sus labios hacia su fina nariz y me detengo hasta que me topo con un par de lindos ojos verdes, aunque, en esta ocasión, sus ojos son más negros que verdes porque sus pupilas están dilatadas. No sé cuánto tiempo nos quedamos viendo como dos idiotas, pero cuando creo que las cosas no pueden ponerse más intensas, Edward lleva su mano a la parte de atrás de mi cabeza, acercando mi rostro al suyo, con lentitud.

Y ahí es donde caigo en cuenta de lo que está pasando.

Me reincorporo de golpe, tirando el vaso de agua al suelo. Suelto una pequeña maldición que pudo haber despertado a mi mamá, pero ahora mismo es lo que menos me importa. Mierda, mierda.

Veo el charco de agua y el Andy razonable quiere matar al Andy estúpido por haberse dejado llevar por la intensidad del momento. Comienzo a balbucear, sin saber qué decir exactamente porque todo lo que ha pasado ha sido tan confuso. Mantengo mis ojos en el suelo y me niego a ver a Edward a la cara.

—Yo...Este... Bueno...Voy... Ahora vengo... ¡Iré a la cocina por el hielo!

Le aviso a Edward sin esperar respuesta de su parte y camino fuera de la habitación, casi corriendo. Cuando ya estoy afuera, cierro la puerta con cuidado y apoyo mi espalda contra esta, asimilando todo lo que acaba de pasar hace unos instantes. Llevo mis manos hacia mi pecho y siento que mi corazón está latiendo con tanta rapidez que puede salirse en cualquier momento. Cierro los ojos con fuerza y me quedo ahí durante unos minutos. ¿Qué demonios acaba de pasar?

Me puse tan nervioso porque no dejaba de verme de esa forma, toqué su labio porque... ¡no sé! Estoy loco y estúpido. El corazón se me desbocó por todo lo que pasó y al final terminé huyendo porque me pareció que él iba a besarme. Sé que soy un idiota que se imagina cosas sin sentido, pero esto se sintió tan real que es casi imposible que lo esté imaginando, no obstante, por dentro solo pido que sí sea producto de mi imaginación porque no veo a Edward de ese modo y sería muy incómodo estar con él. Él es mi amigo, es casi como imaginar que Jean quisiera besarme. Dios, en verdad espero haber malinterpretado sus acciones.

Sin embargo, si pienso eso, ¿por qué mi corazón no deja de latir con demasiada fuerza?

Agh, no es tiempo de meterme ideas tontas a la cabeza, todo ha sido un malentendido, Edward en definitiva no me ve de esa forma y yo tampoco, lo que acaba de pasar no es más que... dejarse llevar por el momento, sí, eso.

Tomo una bocanada de aire y golpeo mis mejillas con mis manos para disipar todos mis pensamientos y emociones. Es un mal momento para pensar en eso, necesito enfocarme en lo único que importa ahora: Edward y sus heridas.

Decidido a no pensar en lo que sucedió, camino hacia las escaleras, apoyándome de las paredes ya que todo está demasiado oscuro y no puedo ver casi nada. Estaba tan nervioso y tan ansioso por salir huyendo que ni siquiera tomé mi celular para usar la linterna. Si para pendejos yo.

Trato de no hacer mucho ruido y casi me cago cuando uno de mis pies se hunde. Vale, ya he encontrado el primer escalón. Si hubiera ido con más velocidad seguro me rompo todo. Comienzo a bajar con mucho cuidado para evitar caerme y todo mi cuerpo se relaja cuando siento que he bajado el último escalón. He sobrevivido, todavía. Voy hacia la cocina, o lo que creo que es la cocina, y choco con una pared que me saca el aire y un gran quejido. Si solo por golpearme me he quejado como si me hubiera clavado un cuchillo no puedo ni imaginar lo que siente Edward, y yo que le pedí que se callara. Upsi.

Una vez en la cocina, busco el interruptor como puedo, cuando lo encuentro y lo aplasto, la luz no tarda en hacerse presente. Suelto un suspiro. Por un momento me sentí como en la película Bird Box y no fue una experiencia muy linda que digamos. Lo único bueno que tengo que rescatar de esto es que mi mamá no se ha levantado, ni por el vaso que tiré en el suelo ni por mi quejido al golpearme, el trabajo debió haberla dejado agotada porque ella suele ser de las que tiene el sueño ligero, con cualquier pequeña cosa se despierta. Hoy no fue de esas noches, eso es bueno. Me acerco al refrigerador con rapidez y tomo una bolsa de hielo del congelador para poder salir de aquí lo antes posible.

—¿Andy? —escucho la voz somnolienta de mi mamá detrás de mí y cierro los ojos por un instante mientras trago saliva. Mierda, eso me pasa por festejar antes—. ¿Qué haces despierto?

Dudo un instante antes de girar sobre mis talones e intento mantenerme sereno para no cagarla y terminar en aprietos. No soy bueno mintiendo y sé que no suena creíble después de haber dichos tantas mentiras en la semana, sin embargo esa es una de las pocas verdades que he dicho, no sé mentir. Sí, miento, pero son mentiras tontas, ninguna de las que he dicho son buenas.

—Tenía hambre —me excuso rápidamente—. El hielo es muy rico y así no subo de peso, es un snack delicioso de madrugada saludable y de bajas calorías, de hecho, hay un TikTok que lo confirma.

Ella junta las cejas, bostezando. Aunque parece que está muriendo de sueño y que se ha tragado mis mentiras, en realidad debe estar analizando cada una de mis palabras para descubrir lo que le oculto. No debo bajar la guardia. Tomo uno de los hielos y los llevo a mi boca para que crea en mi no tan pequeña mentira, pero ella ni siquiera me pone atención por estar bostezando.

—Oí ruidos, y...

—Oh sí —interrumpo mientras pienso en otra excusa—, es que estaba practicando... una coreografía de apareamiento, ya sabes, para tener pareja, es que me he sentido tan solo estos días me lamento—. También lo vi en TikTok, te paso el link si quieres —guardo silencio por lo que he dicho y porque pienso que va a regañarme por sugerirle usar el vídeo, pero no lo hace—. Perdón por levantarte.

Mi mamá cierra los ojos y los abre de golpe, como si se hubiera olvidado que no estaba en la cama. Solo niega con la cabeza, agita su mano en plan lo que digas rarito, haz lo que quieras, tatúate la cola, no me importa, es mi hora de dormir y da la vuelta otra vez, regresando a su dormitorio.

Gracias al cielo que estaba más dormida que despierta, porque de lo contrario iba a hacer más preguntas que me iban a poner en evidencia y probablemente iba a ver que Edward está en mi habitación, y para ser honestos, no quiero saber cómo iba a reaccionar. Volteo hacia el refrigerador y tomo otra bolsa de hielo, estoy a punto de irme, pero recuerdo que el video menciona que no puedo poner el hielo directamente en la herida, por lo que tomo dos toallas de cocina. Quién iba a decir que iba a aprender muchas cosas hoy.

Huir, por ejemplo, fue una de ellas.

De regreso a mi habitación no hago tanto ruido, ya he despertado a mi mamá una vez, no pienso hacerlo dos veces. Tuve suerte a la primera, pero una segunda vez será mi condena, nuestra condena mejor dicho, Edward también está más que involucrado. Cuando llego a mi cuarto siento que puedo respirar con tranquilidad, sin embargo, una vez que abro la puerta y veo a Edward limpiando con un poco de papel el agua que cayó al suelo por mi culpa, la tranquilidad se transforma en nervios, de nuevo.

Hoy en el top de diez personas más nerviosas del mundo: yo.

Ni siquiera sé por qué me pongo de este modo, ya he llegado a la conclusión que lo que pasó fue solo un error, un malentendido. No tengo razones para sentirme nervioso con él, o sea, sé que hice cosas vergonzosas, como tocarle el labio y verlo embobado, pero son cosas que le pasan a cualquiera, lo normal.

Edward voltea a verme porque la puerta ha hecho un poco de ruido y me quedo inmóvil cuando sus ojos se conectan con los míos.

Él no tiene la culpa de que yo sea un tonto que no sabe cómo reaccionar a las cosas, ni tampoco que yo sea alguien que malinterpreta todo, así que no debo dejar que se vea perjudicado por mí y mi actitud nerviosa. Llevo aire hacia mis pulmones, armándome de valentía, y le sonrío para que vea que todo está bien. Sin embargo, él no me devuelve la sonrisa, solo agacha la cabeza y sigue limpiando, como si yo no estuviera ahí.

Mi sonrisa se desvanece poco a poco y cierro la puerta detrás de mí, confundido. ¿Está molesto conmigo? ¿Y si él malentendió las cosas y creyó que lo iba a besar y siente asquito de mí? ¿Y si cree que yo siento asquito de él? ¿Y si...? ¡Agh! Dios, ni siquiera me entiendo a mí, mucho menos a Edward.

Decido pasar de largo sus acciones, así como él decidió pasar de mí, y pongo cada una de las bolsas de hielo en las toallas para ponerlos en las heridas de Edward y así poder terminar con esta mierda lo antes posible. Camino hacia él y espero a que termine de limpiar el desastre que he hecho, una vez que termina, lleva el papel hacia mi bote de basura, ignorando mi presencia, sin tratar de ocultarlo o de no ser tan obvio. Esto es un poco incómodo, la verdad.

Cuando se sienta en mi cama de nuevo, le doy una compresa (o intento de compresa) para que se lo ponga en su labio, él la agarra y la lleva hacia su pómulo, por lo que, para mi desgracia, a mí me toca tomar la otra y presionarla en su labio. Me lleva la que me trajo. ¿Tenemos que pasar por lo mismo que hace rato? No creo estar listo y tampoco quiero estarlo. Tomo algo de aire, mentalizándome y me inclino hacia él, en la misma posición. Trato que mi mano no tiemble para que no note que sigo afectado por lo que pasó. Esta vez sí lo consigo y oculto una pequeña sonrisa de satisfacción, lo sabía, solo estaba nervioso por la intensidad de ese momento, no porque sintiera algo.

Nos quedamos en esa posición sin decir nada, como si fuéramos unos completos extraños y no voy a negar que se siente raro, sobre todo porque estábamos bien antes, ¿en qué momento todo se puso de este modo? Creo que todo comenzó desde su suspensión, porque desde ese día estuvo ignorándome, ni siquiera se tomó el tiempo de leer o de contestar mis mensajes. Estaba demasiado preocupado por él, creía que le había pasado lo peor y cuando creía que mi preocupación no podía aumentar, de la nada aparece golpeado, sin decirme por qué. Después de todo creo que sí somos un par de extraños, o al menos, él lo es para mí.

Alzo la mirada para ver a Edward, pero él tiene sus ojos fijos en el techo de la habitación, sin querer mirarme. Aprieto mi puño, hay tantas cosas que quiero decirle, empezando por saber dónde ha estado todo este tiempo y terminando por saber por qué está golpeado y quién ha sido, pero por algún motivo siento que debo disculparme primero, aunque no sé por qué debo de hacerlo. Chasqueo la lengua. Desde ese rato muero por preguntarle lo que le pasó, pero los nervios por querer actuar rápido me dominaron. Ahora no sé si sea una buena idea preguntarle, menos porque parece que hay un gran muro entre ambos. Aun así, quiero saber.

Bajo la mirada a mis pies y pienso en algo para romper el hielo, no el de la bolsa, sino, el que hay entre Edward y yo. Lo miro de reojo y no puedo evitar dejar mi vista en el moretón de su pómulo. Mis ganas por saber solo aumentan y termino por hacerle caso a mi lado chismoso.

—¿Quién demonios te hizo esto?

Pregunto sin delicadeza y me sorprendo cuando escucho que he sacado esas palabras con enojo. Un enojo que no sabía que sentía.

Edward frunce el ceño con fuerza al igual que su mandíbula y mantiene su mirada en el techo de mi habitación. Al parecer, he tocado algo de lo que no quiere hablar.

—¿Podemos hablar de otra cosa?

Dice para evitar esa conversación y no me queda más que asentir con desgana. Bueno, no ha sido el mejor tema de conversación para romper el hielo, al contrario, hice que todo fuera más incómodo, pero no pueden culparme, apuesto que cualquier persona en mi lugar lo hubiera interrogado desde el inicio.

La curiosidad me pica como si fuera una hormiga, pero no quiero ser insistente, Edward siempre ha dejado claro que cuando una persona dice no, es no, entonces debo respetar su decisión. Claro que quiero saber qué hacía y por qué está así, pero si él no va a decírmelo, no puedo obligarlo. Aunque me gustaría obligarlo, para ser honestos. Pero es que no puedes aparecer en la casa de un tipo luego de haberlo ignorado dos malditos días sin esperar a que la otra persona no sienta curiosidad y preocupación.

¿Quién se cree para dejarme así? ¿No le importa lo que yo siento?

Inhalo y retengo el aire en mis pulmones por un momento. Okey, estoy molesto, no obstante, siento que no es buen momento para soltarle lo que siento. Cuando todo esté mejor más le vale que se arrastre por mi perdón, vale, tampoco tanto.

—¿Qué manía tienes con ir en medio de la noche a la casa de la persona que ignoraste dos días? —le reprocho con un tono divertido para ocultar que en realidad tengo ganas de ahorcarlo.

Edward por fin quita la mirada del techo y baja su mirada para verme con las facciones relajadas.

—Lo siento mucho, perdí mi celular.

¿Qué demonios hacías Edward Rumsfeld que hasta perdiste tu celular?

Frunzo los labios para no preguntarle. Él mismo me pidió no hablar de eso, así que, pese a que sea un chismoso de primera, no voy a hacerlo. O lo haré, pero después.

—¿Qué harás ahora? —inquiero, alegrándome de que al menos volteó a verme.

—Comprarme otro supongo.

Acaba de escupirme en la cara que soy pobre. Cosa de gente con dinero, jamás los entenderé. Yo pierdo mi celular y hago el intento para recuperarlo porque de otro modo no tendré uno en mucho tiempo.

Solo asiento sin saber qué responder a eso y volvemos a quedarnos callados. Cambio la compresa a mi otra mano porque ya estaba cansándome y suspiro. Sé que tal vez no soy su persona favorita en el mundo, pero no le costaba nada explicarme lo que le pasó, yo lo haría. Al menos que haya sido algo muy malo de lo que prefiero no hablar.

...

Oh.

OHHH.

Eso explica mucho.

¿Qué tan malo pudo ser para no querer decírmelo?

Dios, no puedo ni imaginármelo, pobre de Edward, seguro que ha pasado por un montón de cosas en estos días y yo solo he sido egoísta y no he sido nada empático. El enojo que siento es reemplazado por culpa.

—Lamento mucho siempre causarte molestias —menciona de la nada y alzo la mirada para verlo—, lo lamento mucho, en verdad, lo siento —se disculpa y contengo las ganas que tengo de abrazarlo—. No podía estar en mi casa y no sabía a donde más ir. Solo te tengo a ti, perdón, perdón, per...

—Tú viniste a mi casa porque estabas preocupado por mí —le recuerdo, cortando lo que me estaba diciendo—. Lo mismo sucede conmigo, estaba preocupado, así que es como si hubiera ido a tu casa, bueno, tú viniste a la mía, pero entiendes el punto. Supongo que estamos a mano ahora.

Le sonrío y espero de todo corazón que eso lo haya reconfortado un poco. Sabemos que mis palabras de ánimo son un asco la mayoría de las veces, esta vez, por ejemplo, fue un asco, pero cuando veo que él hace un intento por devolverme la sonrisa, siento un gran alivio.

—¿Puedo quedarme a dormir? —pregunta con cautela—. Será solo por hoy y nunca más volveré a molestarte.

Me mira de la misma forma en la que me vio cuando me pidió que fuera su novio falso. No sé qué problemas tenga o qué es lo que le haya pasado, pero no puedo decirle que no ni tampoco puedo dejarlo en la calle, ¿qué clase de persona sería si lo dejo así? Suelto un suspiro. Mi mamá no tiene por qué enterarse de que dejé dormir en mi habitación a mi novio falso.

—Mi cama no es tan grande —termino aceptando—, pero creo que entra...

—Yo dormiré en el piso, no tienes que dármela.

—No iba a decir que entras bien, iba a decir que entramos bien. —Hago énfasis en la palabra "entramos" para que cache lo que digo. Él junta las cejas así que añado:—. Si no tienes problema con eso, claro.

Edward asiente animado, tomando mi mano y retirando la compresa de su labio para poder sonreír, muy distinto al Edward callado de hace minutos. Yo también le sonrío.

Por fuera me veo tranquilo, relax, como si dormir con novios falsos fuera mi pan de día a día, pero por dentro estoy gritando en mil idiomas porque Edward va a dormir en la misma cama que yo.

Edward. Yo. Solo una cama.

Ayuda, me desmayo, llamen al hospital. Si no amanezco al día siguiente denle de comer a Juan por mí.

Retiro la compresa de su labio y tomo otra de las gasas y un poco de esta cinta blanca que no sé cómo se llama, junto ambas y la pongo encima de su herida, cubriéndola para así evitar que se infecte, se supone que debía ponerle ungüento, pero no tengo, así que espero que solo esto funcione. Hago lo mismo con su pómulo y me alejo para poder ver la obra de arte que hice en el rostro de Edward.

Me siento orgulloso de mí mismo porque, por primera vez, algo me salió bien. Veo cada parte del rostro de Edward, admirando el excelente trabajo que he hecho con solo ver un vídeo en YouTube. Greys Anatomy quién te necesita.

Edward solo mira hacia sus manos, sin sostenerme la mirada, sus mejillas están un poco sonrojadas así que me siento doblemente orgulloso por esa acción, siempre soy yo el que se siente apenado, ¡y ni siquiera me esforcé para que él fuera el que esté avergonzado! El apocalipsis se acerca, cuidado.

Una vez que hemos terminado, le señalo la cama para que se acueste. Edward me hace caso y se mete debajo de la cobija. Yo apago la luz y también entro a la cama, a un lado de él. Giro mi cuerpo porque dormir de lado es mi posición favorita y él imita mi acción, quedando frente a mí. Cierro los ojos con fuerza, cuando veo que nuestros rostros están enfrente del otro, en modo si no lo veo, no está y me obligo a mí mismo a dormir, pero no puedo hacerlo. Creo que la razón es bastante obvia.

—Andy, lo que pasó ese rato...

Dice en voz baja y abro los ojos para verlo. Algo muy tonto porque por la nula luz no veo nada.

—Tranquilo, no pasa nada —le resto importancia—. Sé que fue un malentendido así que no hay problema.

Se queda callado y asumo que hasta ahí llegó la conversación, por lo que vuelvo a cerrar los ojos, hasta que se le ocurre soltar:

—Sí hay un problema, Andy, porque yo sí quería besarte.

Me quedo inmóvil al escucharlo. ¿Qué? ¿Él acaba de decir lo que creo que acaba de decir? ¿Escuché bien?

Trago saliva y el remolino de emociones que tanto intenté mantener bajo control, vuelve a aparecer para hacer un desastre conmigo. Sé que Edward debe estar esperando que le diga algo ante esa enorme declaración, pero mi respuesta es solo un ronquido que finjo para que crea que me he quedado dormido y que no he escuchado sus últimas palabras.

Pero soy un mal mentiroso.

Y no solo porque he fingido no escucharlo, sino, porque aunque traté de demostrarme todo lo contrario, en el fondo yo también quería besarlo. 


***
Mini maratón 1/3 💛🖤
Esta semana tendremos tres actualizaciones, la de hoy, miércoles y viernes, espero que quieran desvelarse conmigo 🖤

Este capítulo era muy largo, solo aquí hay 7000 palabras JSJS:( así que lo he divido en dos para no hacer la espera tan larga, ignoren los errores, ya los corrijo cuando esté mas despierta JAJAJA bueno, no los ignoren, mejor díganme que tengo complejo de Andy y ni cuenta me doy. Tengo muchas cosas qué decir, pero son las 5 am en mi país y mi cerebro no funciona JAJAJAJA

¿Qué hora es en tu país ahora? ❤️❤️❤️

QUIERO FANGIRLEAR POR LO ÚLTIMO QUE HA DICHO ANDY, PERO EL SUEÑO NO ME LO PERMITE AAAAAAAY. COMO SEA, AQUÍ ES MI ESPACIO PARA GRITAR

AAAAAAAAAAAAAAAAAA
*CHILLA EN MEXICANO*

Nos leemos más tarde con la parte dos, les dejo un Edward golpeado (Juli te amo). Y sé que hay muchos dibujos que debo poner porque ustedes son tan talentosos y han hecho muchos fanarts, pero me muero del sueño, así que en la parte 2 subo todo<3

Gracias por leer, los/las amo<3

Continue Reading

You'll Also Like

1.2M 134K 41
¡No soy un acosador! Bueno... eso depende de cómo lo veas. El reinado de Near como un acosador profesional y un atractivo chico en el instituto más r...
87.9K 8.1K 28
Eliza Jones y Stella Lambert son el prototipo de: "personas correctas en el momento equivocado", pues sus vidas habían coincidido en preparatoria, cu...
27.9K 5.1K 15
Flores, hay de todos los colores y tamaños. Unas sirven para algo y otras para otra cosa. Unas sirven para sacarte una sonrisa. Otras para confundirt...
1.4M 268K 89
Todo comenzó cuando Bastian le lanzó una lata en la cabeza a su nuevo vecino, Dylan, y desde entonces no se han separado, a pesar de que son algo dif...