𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘 #𝟏 |njh| ©

By AllfEdwardS

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❝ Dicen que la mejor manera de librarnos de la tentación es caer en ella.❞ LIBRO 1 | SERIE OSCURIDAD More

DADDY
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LIII
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ANUNCIO
LX
EXTRA | NIALL
LXI
LXII
EPÍLOGO
NOTA FINAL
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H. BIRTHDAY
Final Verdadero | Dificultades

XXXVIII

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By AllfEdwardS


XXXVIII. Cheerleader Capitain

"Para las que creen en G y H, un apartado especial porque lo amo así como también amo a Niall, chao."

Semanas después...

Grace

Apago el celular después de revisar los últimos comentarios del post que Lena hizo hace un par de horas.

Saliendo de la universidad, con el bolso sport colgando de mi hombro, "Diamonds" de Rihanna suena en los audífonos que me coloco mientras bajo las escalonetas del edificio llegando al exterior principal.

Alguien me toca el hombro haciéndome voltear por instinto.

—Profesor... —sonrío quitándome los pequeños auriculares blancos.

—¿Prisa? —niego—, bien. —tira de mi brazo sarciorandose que nadie nos mire. La comodidad del uniforme de animadora me dá la flexibilidad de casi correr al rededor del edificio.

Los chicos del equipo de Americano salen por el otro lado junto a mis compañeros de escuadra. Puedo visualizar a mis amigas de lejos mientras huyo al interior nuevamente junto a mi profesor. Me lleva directamente al parking, me abre la puerta del copiloto de su auto después de quitarle los seguros con la misma llave.

Un reluciente y pulcro Aston Martin negro es lo que mis ojos ven. El aroma a cuero y perfume masculino inunda mis fosas nasales. Lo veo rodear el auto por enfrente metiéndose en este encendiendo el vehículo. El motor del deportivo ruge cuando lo arranca y comienza salir en reversa.

—¿A dónde me lleva, profesor Cavill? —cruzo las piernas colocandome el cinturón.

—¿De qué hablas? Te estoy secuestrando. —río y lo miro—, ¿Realmente creías que te pediría permiso? —sonrío—, Saldremos corazón, quieras o no. ¿A dónde deseas ir? —se aleja de el conjunto de lujosos edificios que conforman la seguridad de la universidad. Pasamos el registro de seguridad, Henry solo baja el cristal, levanta una tarjeta y le dan acceso a la salida. Nisiquiera miró al vigilante.

—Uhmmm... —toco la pantalla del celular con mis uñas—, sorprendeme... —estiro el brazo, solo para acariciarle el cabello. Me sonríe de lado, tomando mi mano y besando el dorso de la misma.

Me gusta este concepto, me agrada el hecho de no tener que cuadrar una "cita" para verte con alguien en el plan que sea. Me recogió, me subió a su santo lujo de coche y aquí se armó el plan del que nisiquiera tenía conocimiento. Conduce por la carretera, me permite encender el estéreo e inmediatamente conecto mi celular al mismo vía bluetooth.

"Outside" de Ellie Goulding y Calvin Harris suena en los interiores del auto que comienza a descapotarse alborotandome el cabello.

¡Joder!

Nisiquiera la oleada de viento me baja la adrenalina descomunal que corroe a mi sistema. No me despeino, el fijador hizo magia en mi cabello y el maquillaje casi nocturno me ayuda. Es un requisito cuando se es capitana de una escuadra, el arreglarte como si fueras parte del Meet Gala. Con el uniforme entallado, la falda corta, el top mangas largas y los zapatos deportivos blancos.

Henry acelera cuando la misma canción estalla con el volumen hasta arriba. Estamos en carretera libre, el peligro ni se mide ante tanta sensación.
El motor ruge con fuerza con mi profesor manejando de una manera tan... sexy.

Sonriente de vez en cuando, con la mano dominante sobre el volante y la otra apoyada de la puerta. Reparo en el atuendo, no usa un traje de aquellos tan pulcros y elegantes como los que suele utilizar. Esta vez viste de civil.
Completamente de negro, con una camisa de mangas largas al estilo suéter, vaqueros negros y botas de cuero. En su muñeca izquierda luce un Audemars Piguet de oro puro.

Quizás soy la única loca que se marea con el solo hecho de que los hombres se peinen el cabello hacia atrás con los dedos. Una simple acción que me deja embelesada, las hebras color chocolate han comenzado a crecer dándole un toque sofisticado y varonil cuando algunos mechones rebeldes caen por su frente. Me encanta la barba que cada vez es más notoria, el que sea tan... joder, nisiquiera podría comenzar a describirlo.

Mucho menos describir a Niall.

Porque estos hombres son como el maldito vino. Treinta y tantos años y ni así dejan de verse tan jodidamente sensuales y jóvenes en realidad.

—¿Admirando la belleza natural? —murmura sacandome de mis cavilaciones.

—Claro que si. —no miento—, ¿Qué se ha hecho hoy, profesor? —el aroma delicioso de su loción me envuelve—, luce más guapo que de costumbre. 

Henry sonríe atrapando su labio inferior entre sus dientes con la mirada puesta al frente.

—¿Luzco guapo, entonces? —contesta con fingida arrogancia.

—Delicioso... —suelta una risita.

—¿Ah si?

—Ujum... —continúo acariciandole el sedoso cabello.

—Usted no se queda atrás, señorita. —cambia de mano depositando la derecha sobre mi pierna descubierta. Mis sentidos se ponen en alerta y de inmediato reaccionando queriendo apretar los muslos cuando la gran mano comienza a subir.

—Conduce, profesor... —trato de decirle cuando comienza a jugar con el elástico del pequeño short que me cubre.

—¿Y...? —me mira de reojo y me guiña un ojo continuando con la tarea. —no despega la mirada de la carretera logrando meter los dedos en el interior de la tela y mi braga. Inconscientemente abro las piernas dándole un mejor acceso. Nisiquiera me está mirando u observando lo que hace con esos mágicos dedos pero logra ir en contra de mi naturaleza mojandome en cuestión de segundos.

Juega con los pliegues de mi empapado sexo sin tocar directamente el punto más dulce, hasta que no lo soporto y yo misma guío su mano con la mía puesta sobre la suya. Me recuesto sobre el respaldo, gimiendo ante los fantásticos movimientos y la estimulación que me proporciona la palma de su mano cuando introduce dos dedos en mi interior. Ejerzo presión sobre sus nudillos y mueve la palma en círculos d
brindandome el placer que mi cuerpo tanto anhelaba.

Todo esto mientras conduce.

Tengo que sostenerme de la puerta para no morir de un orgasmo justo en el punto... justo en ese lugar que tanto me puede...

—¡Lort! —gimo acelerada. La adrenalina de todo esto, los primeros espasmos de mi orgasmo y el nivel en el que aumenta los movimientos de su ágil mano—, bebé... —no hay palabra alguna que pueda pronunciar o formular. No pienso, no coacciono ni reacciono. Me sumerjo en la bruma arrolladora del descomunal orgasmo que me corrompe. Termino corriendome cubriendole los dedos medio y anular, empapandolos de mis jugos...

Correrme con simple estimulación sobre un auto en movimiento, sobrepasa mis acciones de alto riesgo.

Totalmente.

Hacia varias semanas habíamos regresado de nuestro viaje al paraíso.
La última vez que tuve contacto físico con alguno, fué aquella vez que Nancy casi nos encuentra infraganti. Aunque lo hizo, ella no sabe que se trataba de mi.

Dios, pero el santo reclamo que le hizo a Niall aquel día. Parecía la niña del exorcista, loca, maniática, pegándole con los pequeños puños en el pecho. El castaño para entonces nisiquiera se inmutó. Exasperado, simplemente se marchó y no regresó hasta el día siguiente por la noche. Nadie supo dónde estaba, ni con quién. No tengo conocimiento el porque de la indiferencia cuando al haberlos conocido eran el matrimonio "perfecto".

Ya veo que no.

Con Henry, han sido simples besos y toqueteos fugaces en los salones e incluso pasillos solitarios de la universidad.

Mi cuerpo pide una ardua sesión de sexo hace semanas, solo puedo conformarme con mis juguetitos, las manos y mi pronta imaginación. Niall ha estado mil veces más estresado que nunca, papá lo está, Henry ocupado y... aunque puedo meterme a la cama con quien se me venga en gana, ya me acostumbré a entregarme solo a mis dos sensuales sementales.

No sabía lo mucho que necesitaba liberarme con algo que no fuese mi propia mano.

La suya es el doble de grande, asfixiante y deliciosa...

Me siento más empapada que nunca cuando retira la mano de mi entrepierna, se observa ligeramente los dedos completamente cubiertos por mi pequeña gracia pasional, húmedos... y no duda en meterselos a la boca.

—Henry... —no lo proceso. Es cierto que ya había vivido esto antes pero... ¿Qué les provoca a ellos?

—Exquisita. —murmura como si se tratara de lo más normal del universo.

Me quito el cinturón, me arrodillo en el asiento y me inclino solo para besarle los labios rápidamente mientras nos detenemos en un semáforo que marca el rojo. No me quiere soltar y he de admitir que yo tampoco a él. No tengo idea de adónde nos dirigimos, solo sé que conduce hacia la zona de los edificios más importantes de la ciudad. Deduzco que iremos de paso quizás a su área de trabajo fuera de las clases impartidas en la universidad. Hoy no hubieron clases, gracias al juego más importante de la temporada para los de Americano. Los profesores, solo algunos, asistieron para presenciarlo como las personas que van por gusto y para ver cómo nuestro equipo les patea el culo a los visitantes.

Pasan los minutos y efectivamente, estaciona frente al gran edificio con letras cromadas en grande y clarito.

"CAVILL COMPANIES".

—Vamos, belleza... —me incita a salir cuando un tipo trajeado me abre la puerta con amabilidad. Henry apaga el motor y sale del vehículo también.

—Señor Cavill, el Licenciado Green lo espera en su despacho. Será breve. —le comunica el hombre mayor.

—Eso espero. —contesta el británico tomando mi mano.

Me guía dentro del lujoso edificio, tanto por fuera como por dentro. Los empleados lo saludan carismáticos y este les responde de igual forma. Nos metemos en el ascensor y toca el botón en el piso número veintidós. La música suave de elevador es graciosa, tanto que ambos nos reímos por las sandeces que suelta la asistente electrónica. Me abraza por detrás con las dobles intenciones marinando entre los dos, refregandome el paquete en el trasero y espalda baja.
No tiene pudor y eso me encanta.

Las puertas se abren y consigo me da paso caminando en línea recta.

—¿Me esperas aquí? —me dice y yo asiento—, atenderé al sujeto que parece no saber como limpiarse el culo por si solo —río—, después iremos a cenar, ¿Te parece?

—Perfecto. —le contesto. Me acaricia la mejilla y besa mi frente antes de partir.

Me siento cómodamente sobre uno de los sofás junto a la recepcionista. La recuerdo, es la chica esbelta y guapa que lo acompañó cuando nos entregó las calificaciones. Milán se llamaba.

Enciendo el móvil pensando e ideando la excusa que le pondré esta vez a mis padres, aún cuando mamá ya me ha enviado varios mensajes.

C: Grace, ¿Dónde estás? Comienza a oscurecer. —5:02 p.m.

C: Tu padre pregunta y pregunta por ti, al menos responde. —5:02 p.m.

C: ¿Estás con Lena? —5:03 p.m.

Lo ignoro desplazando el dedo hacia el chat de mi mejor amiga. Ella me dice que está en casa de Carter Barnet, el mariscal de campo y un par de amigos. Quizo buscarme pero creyó que me había ido a casa después del partido. Me tiende la invitación que inmediatamente declino y le explico mi situación.

L: Bien, si tu padre me habla le diré que estás aquí pero no puedes responder. Ahí me inventaré alguna excusa, ¿Me cubres con mis neuróticos padres? Creo que habrá pasión esta noche para esta linda perra en celo. 😏 —6:05 p.m.

Río.

G: Sabes que si, de todas formas hablaré con ellos más tarde. Disfruta, usa condón y sé feliz. Te amo <3 —6:06 p.m.

L: Vale, también te amo, dale con todo a nuestro profesor <3 —6:06 p.m.

Me despido y culmino revisando redes sociales, la fotografía que Lena posteó hoy de nosotras con Irina en el campo al finalizar el partido. Al menos Niall descubrió mi perfil real de Instagram, el personal.

Reviso los comentarios y uno que otro perfil hasta que el sentir una silueta parada frente a mi me hace levantar el rostro poco a poco.

—Lo sé todo. —me dice—, no puedo creerte lo zorra que puedes llegar a ser.

Me pongo en pié cruzándome de brazos—, te dije que te iba a hacer la vida de cuadritos y eso haré. ¿Qué pensará tu padre al saber que te acuestas con uno de sus amigos? Y por cierto, que también es tu mentor. —sonríe tajante mostrándome el reto en las narices. Tenemos la misma estatura, por ende, se me facilita mantener la espalda recta y la mirada altiva.

—¿Terminaste?

—¿A qué juegas... Grace? —la loca incluso sabe mi nombre.

—¿Yo? A nada. Tal parece que eres tú la que se da ínfulas de Sherlock Holmes investigandome. ¿Tan aburrida y patética es tu vida que tienes que poner los ojos sobre la mía? —se molesta—, que mal auguro, señorita Natalie.

—No sabes con quién te metiste, les diré todo.

—Nath, vamos... —un hombre intenta tomarla pero ella se suelta con brusquedad. Apuesto un ovario que es el pobre tercero en discordia. Y si, efectivamente lo confirma cuando le dice "no merece la pena, vamos amor". —Claro que si, es una maldita... —se refiere a mi.

—¿Ardida? —frunce el ceño. Oh, ahora va a fingir demencia.

—¿Qué?

—Estás ardida. Es lo que suele pasar cuando te desplazan, cuando ya no le interesas a alguien.

—Yo no estoy ardida, eso quisieras...

—Lo estás.—aseguro.

—¿Y de qué? Según tú, ¿De qué estoy ardida?

—Sabes que cuando él salga por esa puerta, nos iremos a vibrar alto por la ciudad, más tarde a su departamento y no sé, quizás follar hasta que nos echen los vecinos. —respondo y se le descompone la cara—, de que yo si me puedo coger al que quiero —observo a su... amiguito—, y no al que me toca.

—Se lo diré a Maxim Ballard, y entonces hablamos de quién será la pobre diabla ardida.

—Natalie... —el hombre de anteojos vuelve a llamarla.

—¡Andate al auto y espérame abajo, Zack! —le grita. La pelirroja echa furia hasta por los poros. El chico castaño no dice más y bufa antes de desaparecer entre las puertas del ascensor.

—Entonces, creo que si no te han quedado claras mis intenciones, te las repito con gusto. —continúa—, aléjate de Henry... o tu papi se entera de la clase de ramera que tiene por hija.
Tengo fotografías, ¿Sabes?, pruebas de ustedes, hoy, saliendo de la universidad. —río.
Dios mío, que niveles de locura y ridiculez con esta mujer—, déjalo en paz o sino...

—Adelante —la interrumpo—, cuentaselo todo. Dile y muéstrale todo lo que quieras. —endurece la mandíbula y frunce aún más el entrecejo—, vamos a ver a quien le cree más. Si a una completa extraña... o a su propia hija. —inquiero—, ¿Sabes? De hecho sigo siendo su princesa. ¿Qué hará al respecto cuando sepa que una ardida desconocida está montando todo este circo "falso" para dejar mal parada a su hijita? —hasta acá puedo sentir la respiración cargada de odio—. Det passer dig ikke med mig, kærlighed. Passer dig ikke...
"No te conviene conmigo, amor. No te conviene..."

En aquel momento, cuando los ojos verdosos de la pelirroja no paran de acribillarme, la puerta de la oficina de mi profesor se abre. Él saliendo junto a otro tipo de traje quien le extiende la mano como si estuviera alabando al mismo Zeus en el olimpo.

El hombre se retira y la mirada del británico recae sobre nosotras, o más bien, sobre Natalie. Siento las fuertes zancadas que da a paso rápido al acercarse, automáticamente me hago para atrás lista para el show de la tarde.

—¿Qué mierda haces aquí? —le pregunta cabreado.

—Vine a hablar con tu amiga. —me mira pero en mi, no hay cabida para el temor. Todo lo contrario, mantengo una posición recta y desafiante con la sonrisa más tajante que pueda existir. De brazos cruzados y esperando escuchar las sandeces que próximamente dirá.

—¿Qué quieres con ella? —Henry también se cruza de brazos, predominando entre nosotras con la altura y corpulencia que posee.

—Te dije que no te librarías de mi tan fácilmente. Ahora sé que es tu alumna con la que te revuelcas. Dime Grace, Lo hace bien, ¿No es así?

—Estupendo. —la molesto prendiendome del musculoso brazo del señor Cavill. Este no me aparta, por el contrario, deja que entrelace su mano con la mía.

—Claro... porque siempre fuiste bueno. —dios, que cringe me dá que muestre que ya no le queda dignidad—, ya te dije lo que tienes que hacer, querida. A menos que quieras que... tu padre lo sepa.

—Natalie...

—Y yo te dije que puedes hacer lo que te venga en gana. Siendo sincera, ya me diste flojera, así que si nos disculpas, procederemos a retirarnos. —le digo—, Prefiero guardarme estas energías para más tarde y así cogermelo como me gusta. —Henry la ignora sonriendome esta vez solo a mi, me indica que es hora de marcharnos. Es de mala educación no despedirse de la gente al irse, así que—, Ciao preciosa, que Dios te bendiga.

Y es así como emprendemos nuestro camino en dirección al ascensor escuchando la rabieta y los gruñidos que pega la mujer golpeteando los pies contra el suelo.

—Pero Henry, con que locas te metes. —se ríe cuando las puertas del elevador se cierran frente a nosotros.

—Me preocupa un poco lo que dijo.

—¿Qué se lo dirá a mi papá? —asiente—, Por dios... —le resto importancia—, no te preocupes.

—Bien, de todas formas lo tomaré en cuenta. —me toma por la cintura pegandome a su cuerpo—, ahora, dejemos de hablar de ella y mejor dime cómo sería aquello último que dijiste. —le rodeo el cuello con los brazos repitiendo mis propias palabras. Río y no contesto, solo aprovecho el tiempo y que nos quedan seis pisos para llegar abajo prendiendome de sus labios con sabor a menta fresca. Sus manos me estrujan el trasero contorneando.mi pelvis contra la suya y mentir diciendo que no me causó nada el bulto que tiene en el pantalón, sería peor que cometer un pecado capital.

Cuatro pisos.

Me pega a la pared besandome con desespero y agasajo. Le revuelvo el cabello acariciandole el pecho y el abdomen.

Dos pisos.

Jadeamos cuando me magreo contra la erección que comienza a endurecerse dentro de la gruesa tela del vaquero.

Un piso.

Se peina el cabello con los dedos una vez más, separandonos y es cuando las puertas se abren. Agitados, sonreímos para nosotros mismos saliendo de las puertas metálicas en dirección a la salida. Sus empleados se despiden de igual forma, como si lo apreciaran demasiado.

Me abre la puerta del copiloto nuevamente y el mismo hombre que nos recibió, se despide deseandonos una buena noche. El Aston Martin tiene de nuevo la capota encima.

Henry enciende de nuevo el auto una vez dentro.

—¿Puedes quedarte? —me dice de la nada, sonando más bien como una petición.

Le explico la excusa cuadrada que les daré a mis padres paso por paso y me dice que todo le parece perfecto. Me pide el celular cuando nos detenemos en un semáforo en rojo. Se lo entrego y este se mete en el chat correspondiente a mi padre. Comienza a escribir algún par de mensajes que mi progenitor no tarda en responder. El embotellamiento hace que el tráfico no avance y eso le dé tiempo de contestar con calma.

Quizás pasan minutos, no lo sé, pero me entrega de nuevo el celular después de un rato.

—Listo. —comienzo a leer la breve conversación donde le explica haciéndose pasar por mi que estaré supuestamente donde unos amigos en una casa de veraneo cerca de la ciudad. Que regresaré mañana por la noche y que estaré con Lena todo el tiempo.
Sacando la excusa de la celebración a causa de un nuevo triunfo en nombre de nuestro colegio y que nos beneficia a todos en general. Me sorprende la tranquilidad con la que habla como si se tratara de mi. Papá responde que está bien, siempre y cuando le llame si surge un imprevisto, si quiero que me recoja al día siguiente o las precauciones que normalmente toma cuando se trata de salidas en las que no regresaré a dormir a casa.

Dejo el móvil a un lado analizando la mentira en toda su longitud, es bastante creíble a decir verdad. Mi coartada es Lena y mientras nada se sepa, todo estará bien.

Una camioneta blindada nos sigue, al principio la creí sospechosa, pero cuando me comentó que se trataba exclusivamente de sus escoltas, me tranquilicé. Los temas de seguridad son realmente algo que no entenderé.

Y la noche apenas está tomando color.

━━━━━━━༺༻━━━━━━━

Después de recorrer un par de calles en dirección a la zona de comercios de la ciudad, entramos en un conjunto de lujosos restaurantes aunque no precisamente de gala, de aquellos en los que se requiera un tipo de vestimenta en especial.

Cenamos delicias italianas y convivimos entre risas y charlas durante lo que parecen ser proximadamente dos horas. Cuando el reloj marcó casi las ocho y media, decidimos retirarnos del restaurante. Creí que iríamos directamente al pent-house pero no.
El centro comercial de galerías fue nuestro destino siguiente. Bajamos y como si fuéramos la pareja del año, me tomó de la mano y me guió hacia las tiendas más costosas en ropa para mujeres.

—Escoge. —me pide entre medio de tres establecimientos.

Una boutique Gucci fué la elección de la noche, entonces me condujo al interior con sus escoltas siguiendonos por detrás.

—¿Y que se supone que tomaré? ¿Qué amerita la ocasión? —le pregunto cuando la dependienta nos da la bienvenida y nos lleva a los estantes donde ropa de todo tipo yace colgada en percheros y con etiquetas. El cuerpo se me tensa cuando siento su proximidad y me toma por la cintura abrazándome por detrás y besandome lentamente el cuello.

—Lo que quieras. —susurra volteandome el rostro para besarme correctamente. Lo acepto gustosa con la emoción viajando engrandecida a través de mi torrente—, explotame la tarjeta si así lo quieres. —vuelve a besarme dándome el impulso que requiero para comenzar a las compras como una loca entusiasmada.

—¿Serás mi coach de opiniones? —asiente mordiendome suavemente el labio.

—Espero el momento en el que me pidas aprobar un conjunto de lencería.—ambos nos reímos, sintiendo a la dependienta un poco nerviosa a nuestro lado. Carraspea haciéndonos separar un momento.

—¿Buscan algo en particular? —nos pregunta con amabilidad.

—¿Algo cómodo? —sugiere el británico y asiento convencida, sería lo primero que buscaría.

—Si usted tiene sudaderas lindas para mostrarme, yo la voy a considerar como una mejor amiga. —bromeo y ella se ríe con nosotros.

—Siganme por aquí, por favor. —nos guía entre pasillos de inmensidad de prendas hasta que comienzo a ver el paraíso de las sudaderas y los pantalones de chándal. La comodidad es mi fuerte, la sensualidad, mi remix preferido. Comenzamos a mirar cientas de opciones y a lo lejos observo una bella prenda que me llama, me grita, me exige que vaya por ella. Una sudadera extra grande blanca con el logo de la marca bordado sobre el pecho. Es preciosa, es... suave cuando la toco, cuando siento la calidad del material y la necesito en mi vida.

—¿Te gusta? —me pregunta Henry apreciandola de igual forma.

—¡La amo! —expreso mi emoción buscando la etiqueta y casi me voy de espaldas cuando observo el costo.

La dependienta espera sonriente por una respuesta, —Es... cariñoso el precio... —intento decir. Henry observa el precio con la misma expresión relajada y me besa la sien sin preocupaciones.

—Si la quieres, si te gusta... es tuya. —me dice.

—Es demasiado... —trato de decir pero me hace callar con el pulgar sobre mis labios.

—Cielo —me acaricia la mejilla con los nudillos—, llévate lo que quieras. Todo lo que se te antoje... —su teléfono comienza a sonar. El castaño lo saca de su pantalón y observa el nombre en la pantalla. Saca en el proceso su billetera extendiendole una tarjeta a la dependienta antes de atender la llamada—, que cueste lo que tenga que costar, carguelo todo a esta. —la mujer toma la tarjeta sorprendida cuando Henry se devuelve a mi —, regreso en un momento. —me guiña un ojo antes de darse la vuelta y caminar lejos del área desapareciendo de mi campo de visión.

—Ya quisiera yo que mi Miguel fuera así como su novio, señorita. Pero no... ese es más tacaño que el cangrejo de la caricatura de la esponja. —me saca una risotada con la tarjeta de Henry en mano.

—Así que... nueva mejor amiga, ¿Me llevas a la sección de ropa interior y lencería? —me mira con picardía—, no hay mejor pago de agradecimiento que ese. Tengo que modelarle algo lindo a mi coach de opiniones.

—Pero claro que si... señorita...

—Grace, ahora eres mi confidente, vamos a tutearnos. —se ríe conmigo.

—Johanna, déjame ser tu guía espiritual, Grace. —le sonrío como ella lo hace conmigo—, ¿Quieres entonces la sudadera? —asiento.

Ella llama a uno de los tipos que te ayudan a sostener las cosas cuando vas llena y bien armada. Johanna observa el precio y juraría que yo tuve la misma reacción.

—¿Sabes cuanto es esto en mi país? —niego y ella comienza a hacer cuentas mentales poniendose cada vez peor—, Jesús bendito, yo podría irme a Cancún de vacaciones con este dinero y hasta me sobraría.
Treinta y tres mil pesos mexicanos no son cualquier cosa, querida Grace. Tu novio, o está forrado en billetes y te quiere consentir... o definitivamente está enamorado de ti. —Guarda las cosas que poco a poco me ha ayudado a escoger, desde ropa cómoda hasta incluso vestuarios con los que saldría de fiesta y luciría como la reina del lugar.

Su comentario me da vueltas en la cabeza descolocando los pensamientos relajados que comenzaba a tener. No le respondo, esta vez, Henry vuelve.
Cuando le pregunto él me dice que era un simple inconveniente en la empresa pero nada de que preocuparse. Siguió con nosotras llevando ropa también para él. Sus gustos me tienen mal, los trajes y las camisas que escoge... cuando se los mide y le quedan como anillo al dedo.

Si por mi fuera, lo tomaría desprevenido en ese mismo vestidor.

Nos divertimos, haciendo las compras nocturnas debidas. Me conciente dejando que lleve maquillaje, perfumes, bolsos y zapatos.

Mi sueño de salir de una tienda con cientas de bolsas de compras se hizo realidad, Johanna le entrega de regreso su tarjeta y los escoltas se encargan de las bolsas siguiendonos el paso hasta el parking subterráneo.

Todo ha sido maravilloso pero la palabra "enamorado"no deja de hacerme ruido en la cabeza. Cosas como estas jamás me han preocupado pero, siendo sincera, las palabras de mi amiga la dependienta tienen cierta pizca razón.

No, no debo sugestionar ni exagerar nada. Estamos bien así y así me quiero quedar. Me encanta este hombre y tampoco es que lo piense dejar tan rápido.

Son sólo ideas mías, él no está enamorado...

¿O si?

━━━━━━━༺༻━━━━━━━

Porque crear controversia es mi pasión, señoras y señores. Lo dejo al criterio de cada quien, tomen awita, disfruten la vida, se les amaaaaaa<3

AllfEdwardS.✨

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