Me encontraba frente a la estación de tren donde hace un tiempo había acudido junto a aquel grupo de circenses que ahora podía decir que son grandes amigos.
Miraba hacia mis alrededores con entusiasmo y nerviosismo, ¿la razón?, el día de hoy tendría una cita con ese acróbata rubio.
( T/N quisiera... )>
( invitarte a una cita )>
Fue lo que dijo el chico a través de nuestro chat. Me pareció repentino, más aún cuando el mensaje fue mandado a altas horas de la noche.
No estaba muy segura de a dónde iríamos o que es lo que haríamos, sin embargo, aquellos detalles no me importaban, pues los nervios se apoderaba de mi e impedían que pensará en otra cosa que no fuera aquel chico.
Está vez, no olvidaba mi traductor, pues lo necesitaba si quería comunicarme con el rubio, y para no perderle, decidí ponerle una cadena y colgarlo de mi cuello tal cual un collar, así no podría perderle y captaría mejor mis palabras.
Le esperaba con ansias. Acordamos una hora en especial, no obstante, no pude evitar llegar un poco antes de lo acordado.
Finalmente le mire llegar a lo lejos, aquel flequillo rubio era fácil de distinguir, podría notarlo a kilómetros. Rápidamente camine o más bien corrí hasta el chico. Tenía ganas de abrazarte pero algo en mi se negó, tal vez fue a causa de los nervios que me jugaron en contra.
— ohayō —le saludé
— buenos días —me respondió— ¿llegué tarde?, ¿esperaste mucho?
Negué repetidas veces con la cabeza.
— la verdad es que yo llegue antes —dije con nerviosismo
— ya veo
Ambos nos sentíamos nerviosos y por lo tanto, era reflejado por aquel tono tambaleante en nuestras voces, no sabíamos muy bien como actuar.
Nos quedamos en silencio unos instantes, hasta que de pronto, aquel chico se me abalanzó rodeandome con ambos brazos. Sentí mis mejillas arder, pues no esperaba aquello en lo absoluto; A pesar de eso, no tarde en corresponderle.
Sus abrazos eran cálidos, y al tenerlo tan cerca de mi me permitía oler aquel aroma a chocolate que desprendía, me sentía relajada y aquellos nervios se desvanecieron.
— ¿dónde iremos? —le pregunté al separarnos
Me miró con una sonrisa, me tomo de ambos hombros y me hizo girarme para ver el tren.
— Tokio
Me sorprendí al escuchar aquello, nunca pensé que iríamos hasta Tokio, aunque algo dentro de mi ya lo intuía, pues citarme en esa estación era por un propósito.
Ambos subimos al tren, sentandonos juntos. No fue hasta ese momento que mi cerebro hizo un click y pude notar la ausencia de muletas.
— ¿y las muletas? —le pregunté con suma curiosidad
— decidí dejar de usarlas ahora que ya puedo apoyar el pie —respondió— además, son estorbosas, odiaba tener que usarlas
— comprendo
Sabía que haría eso. Nunca fue muy bueno apoyándose de ambas muletas, además del hecho que era un necio de primera, sabía que en cuanto pudiera las dejaría botadas sin importarle nada. A veces pienso que ese chico no tiene remedio.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por el ligero tacto que sentí sobre mi mano. Dirigí mi mirada hacia esta encontrándome con la del rubio a mi lado. Nuestras manos se juntaron, y nuestros dedos se entrelazaron.
Me sentía feliz.
Le mire y el hizo lo mismo.
— hace tiempo que quería invitarte a una cita —dijo— pero el accidente retraso mis planes, i'm sorry
— no te disculpes, disfrute el cuidarte
Le iba a besar, pero aquel chico lo evito besando mi mejilla en su lugar, me pareció extraño, pero decidí no tomarle importancia.
Al llegar tomamos un taxi que nos llevó hasta la famosísima torre de Tokio. Me emocioné al estar ahí, son de aquellos sitios que son mejores ver de cerca.
— subamos —dijo el rubio
¿Subir?. Me parecía impresionante mirar aquella tan emblemática torre desde tan cerca, pero subir a ella, nunca me imaginé que aquello se podía hacer, aunque, si se podía subir a la torre eiffel, no veo porque no se podría a la torre de Tokio.
Así fue como, por medio de un ascensor. Apenas se abrieron las compuertas, se pudo ver un arco con flores de cerezo artificiales, pero a pesar de serlo, se veían sumamente realistas a simple vista.
No iba a mentir, el lugar era impresionante, con unas vistas hermosas . Había bastante más gente de la que había esperado, aunque claro, se trata de la torre de Tokio, estaba claro que el sitio estaría lleno de turistas.
Dimos toda la vuelta al sitio, ya que en los alrededores habían pequeñas cosas que hacían de aquella experiencia mucho más emocionante.
Pasamos por una muy pequeña cafetería donde por supuesto, paramos a comprar una bebida para descansar un poco.
— está bien que puedas caminar sin muletas, pero no deberías abusar —le reproche al rubio
— tienes algo de razón —dijo
Con la bebida, nos entregaron un ticket con estampado de aquella torre.
Después de haber descansado un rato, continuamos nuestro recorrido. Llegamos a tomarnos con un pequeño lugar donde podías ponerle sellos exclusivos que solo eran conseguidos dentro de la torre para cartas, y junto a este había un buzón.
Al acercarme note que también habían estampillas.
Un brazo se cruzó por el frente obstruyendo mi vista, se trataba del rubio, quien tomo tanto el sello como una estampilla, colocándolas sobre dos cartas que no sabía que llevaba consigo.
— ¿y esas cartas? —pregunté curiosa
— son para gente especial —dijo mientras que los metía al buzón
— ¿tus abuelos?
— exacto
Me alegraba tanto que ahora se comunicará con aquella familia que tanto le hizo falta, poco a poco su familia se hacía más grande y me sentía sumamente feliz por el.
Fue entonces que sentí como presionaban mi mano. Mire a gran velocidad de que se trataba. Popee me había puesto un sello sobre mi mano.
El chico simplemente sonrío.
Por supuesto, no me iba a quedar de brazos cruzados, le arrebate el sello, le llene de tinta y presione sobre su mejilla, dejándola marcada.
No conforme, tomo una estampilla y la pego sobre mi mejilla. Simplemente reímos ante la situación.
Para recordar aquel momento, nos tomamos una fotografía juntos. También, marcamos con un sello y estampa la parte trasera del ticket que nos dieron hace unos minutos atrás.
— quédatela, como un recuerdo —me dijo el rubio
— arigato —le agradecí
Habíamos dado vuelta en circulos, no quedaba más nada que mirar en ese sitio, por lo que nos dirigimos hasta el elevador. Sin embargo, este no descendió, si no más bien ascendió un nivel más.
Las compuertas se abrieron de par en par y ahí estaba, otro nivel aún más increíble que el anterior, ¿la razón?, todo el lugar parecía un pasillo sumamente lujoso, pues había cristales en las paredes que sobresalían de si haciendo de espejos, no podía créermelo, era aún más impresionante que el anterior sitio donde estábamos.
Fue entonces que escuche el click de una cámara, mire hacía mi costado percatandose que el rubio me había tomado una fotografía con su móvil.
— hey, no se vale tomar fotos sin avisar
Le reproche a manera de juego abalanzandome sobre el para quitarle el celular y mirar la fotografía
— porque no, si te veías muy linda —forcejeo riendo
— no digas esas cosas —me sonroje
Un poco de juegos y forcejeo más tarde, nos detuvimos, ambos sujetando el Movil con una mano y con la otra entrelazando nuestros dedos.
Nos quedamos así unos instantes mirando al otro mientras tomábamos un poco de aires. De pronto, Popee puso una expresión sería en su rostro pero también pude notar un ligero sonsojo.
— T/N, hay algo que quiero decirte
No sabía si esas palabras significaban buenas o malas noticias y comencé a ponerme nerviosa.
— ¿qué sucede? —cuestione
— hace tiempo que quería decírtelo, pero con el accidente me fue imposible, tuve que posponerlo
— ¿qué cosa?, ¿qué es lo que tienes que decirme?
Comenzaba a desesperarme por saber la respuesta.
Popee dió un paso al frente para estar más cerca de mi y comenzó a hablar.
— gracias a ti supere un poco mi miedo, no solo eso, si no que también me animaste para hablar con mis abuelos y cuidaste de mi cuando lo del accidente, siempre estuviste ahí y te agradezco por ello —relato haciendo una breve pausa— es por eso que ya no quiero ni puedo esperar más tiempo para decirte que
Era inevitable, sabía lo que se avecinaba. Las mejillas del rubio se tenían de un carmesí intenso y a la par sentí a mi rostro arder.
— me gustas, me gustas mucho, por favor se mi novia
Se notaba sus nervios, pues su voz entrecortada lo delataba y también le jugaba en contra pues todo aquello anterior que dijo, lo hizo en un pésimo español, aún así comprendí su mensaje.
En unos segundos ya me encontraba más roja que un tomate.
— yes
No dude ni tarde en responder.
Sonreí nerviosa, y el chico hizo lo mismo. Me le avalance para abrazarle, Popee correspondió. Finalmente, sellamos aquel momento con un beso dulce y lleno de sentimientos...
Una vez regresábamos, nos dimos cuenta que no habíamos ingerido alimentos más que aquella bebida, y por esa razón, ambos teníamos bastante hambre.
El sol se iba poniendo y el cielo se oscurecida para darle paso a la noche, el último tren se iría, no podíamos quedarnos más tiempo en Tokio aunque quisiéramos, necesitábamos una solución rápida.
Mire a mis alrededores en busca de algo, hasta que me encontré con una máquina expendedora, me acerque notando que está era de fideos instantáneos. No lo dude y pague por dos.
Al poco rato, ambos teníamos en nuestras manos fideos instantáneos calientes. Tomamos el Shinkansen que nos llevaría de regreso a casa, y comíamos en el camino.
— lamento haber olvidado que no comimos nada en todo el día —se disculpo apenado— tuvimos que comer fideos instantáneos
Negué con la cabeza.
— no eres el único culpable, yo también lo olvide, me divertía tanto que no me dió ambre en lo absoluto —le dije— hoy la pasé de maravilla a tu lado, no podía haber pedido más, además estos fideos saben muy bien —continue comiendo
Aquel chico sonrío.
Este es uno de mis capítulos favoritos ✨✨
Así se ve el sitio por si no lo describí bien