—En el nombre del Señor Oscuro...
Una voz inteligible se adentró a su cabeza con fuerza, haciendo que esta misma doliera. El eco de la voz le hacía sentir mal, su cuerpo ardía y podía sentir como su corazón palpitaba a mil en su caja torácica.
Sus ojos se fueron abriendo de a poco, le pesaban. Cuando logró abrirlos por completo, una luz roja la cegó momentáneamente, hasta que pudo acostumbrarse a ella. Ya no estaba en la casa Hellbrand, no reconoció el lugar.
—Que esta alma nos traiga de vuelta a los nuestros...
Giró su cuello con dificultad entre tanto movimiento que sentía a su alrededor. Allí, a su lado, vestidos con túnicas rojas y cráneos con forma de carneros se encontraban Ezma y Trouble, orando. Clamando con las manos alzadas en medio de un pentagrama rojo.
Heaven trató de levantarse, pero cintas negras la ataban desde el pecho hasta los pies. Giró su cabeza a su izquierda y divisó una estructura que parecía cama. Se volvió hasta Ezma y logró ver como afilaba un cuchillo brillante, mientras que Trouble esparcía algo blanco por los aires.
—El pacto será cumplido el día de hoy —clamó su ex amigo, empuñando otro cuchillo de una mesa frente a ellos.
—Comencemos, querido —susurró Lady Ezma, volviendo a poner el cráneo sobre su cabeza. Trouble asintió y se posicionó al lado de la mayor. Esta tomó un gran y sucio libro de una estantería y lo abrió—. Como lo dicen las sagradas escrituras del infierno, un pacto años atrás fue creado. Hoy, todas las almas reunidas serán enviadas al Señor Oscuro y la pedida regresará.
De entre las sombras de la aparente gran habitación, emergieron sombras arrastrando a las almas que habitaban Dering Woods: Jade, Alicia, Hans, incluso Lorraine. Heaven abrió grandemente sus ojos y soltó un gritó.
—¡Jade, Lorraine! —forcejeó contra las cintas que apresaban su cuerpo, pero le era imposible salir—. ¡Trouble, por favor! Deja que se marchen, ellas no merecen lo que les estás haciendo.
Se giró hasta Trouble, pero este no parecía verla. Observaba el gran libro mientras recitaba en voz baja alguna lengua extraña.
—¡Ezma te mintió! No hará que tu mujer vuelva a la vida, ella quiere traer de regreso a su esposo. Ella te está usando, abre los ojos.
Trouble miró a la mayor.
—¿Eso es cierto, Ezma?
—No, no, no... no la escuches, querido. No sabe de lo que está hablando... —trató de acercarse a él, pero Heaven la interrumpió.
—Sé muy bien de lo que hablo, Dama Oscura, ¿o debería de decir, Elaine?
Cual persona poseída, Ezma se giró hacía Heaven y le soltó un golpe en el rostro con el mango del cuchillo. La teñida soltó un jadeo de dolor, pero siguió hablando.
—¡Ella no quiere ayudarte a traer de vuelta el alma de tu ex mujer, Trouble! Quiere traer de vuelta tus recuerdos, los recuerdos de tu vida pasada. ¡Vida en la que tú y ella fueron esposos!
—¡Calla! —vociferó la Dama Oscura, acercándose a ella con cuchillo en mano—. Hagamos esto antes de que te lave el cerebro, querido. Acuéstate en la roca, anda.
La Dama Oscura señaló la cama hecha de piedra y Trouble asintió, pero cuando hubo pasado por detrás de ella se acercó sin titubear y la tomó por el cuello, rozando el mismo con uno de los cuchillos que había tomado.
—¿Q-qué estás haciendo, Trouble? —bramó la Dama Oscura al sentir la fina punta del cuchillo en su piel—. ¡No te dejes engañar, Trouble! Ella solo quiere separarnos... digo, quiere separarte de tu amada.
Trouble rio muy cerca de su oído y meneando el cuchillo lentamente por su cuello, dijo.
—Siempre supe cuáles eran tus planes, Elaine —la mayor se tensó—. Desde que fuimos marido y mujer. Eres muy predecible.
—¿Qué...? —desde el punto de vista de Heaven, la Dama Oscura lucía perturbada. Demasiado. ¡Y ella ni digamos!
—Digo que sé quién fui antes, sé cuántas vidas pasé. Sé cuántas veces me buscaste y sé sobre tu pacto con el Señor Oscuro. Pero, ¿qué crees? Siempre estuve un paso adelante.
Antes de que Trouble pudiera siquiera hablar, la puerta por la que había entrado Heaven en su inconciencia fue destrozada. Detrás de ella se acercaban corriendo Saia, Erased y Lacus.
—Se les acabó la fiesta, hijos de puta —bramó Heaven, riendo desde su lugar. Trouble sonrió de lado.
—No podrás completar tu estúpido plan, Elaine. Porque a mi si me respaldaba el diablo —sin esperar nada, pasó el cuchillo por el cuello de Elaine, desgarrándolo por completo. Está cayó al suelo, retorciéndose sin poder creer lo que le estaba pasando—. Tus días aquí se acaban, tu final llegó. No puedes regenerarte, esa arma fue hecha por los mismos demonios para asesinar a los de su clase. Tu clase.
Elaine trató de tomar aire, pero sus cuerdas vocales y gargantas estaban destrozadas. Su piel no podía regenerarse justo como había dicho el castaño, estaba muriendo. Con su último aliento de vida y lágrimas en sus ojos, gritó:
—¡En el infierno serás mío!
Su cuerpo dejó de luchar a los segundos y una masa oscura salió de entre su garganta. Lacus se interpuso entre la huida del alma de Elaine, abrió su boca y tragó la masa oscura sin pudor.
—Va una, falta uno —susurró Saia, empuñando una espada plateada. Los demás se pusieron en guardia.
Trouble rio al verlos y negó, poniendo sus manos alrededor de sus caderas.
—Ni la mano derecha del rey del infierno pudo conmigo, ¿y creen que unos simples mortales con un demonio mascota podrán hacerlo? Por favor... —chistó y se dirigió hasta la repisa, tomó el mismo libro que Elaine había tomado y bramó—: ¡Que las fuerzas del infierno acarreen sus cuerpos!
Un estruendo resonó en toda la habitación y el suelo comenzó a abrirse. De él emergieron manos con enormes garras, fuego cual volcán y lamentos desgarradores. Las manos de miles de almas atraparon los tobillos de los tres jóvenes y comenzaron a hundirlos con ellas.
—¿Qué? No, no, no, ¡suéltenme, repugnantes!
Por más que luchaban, las manos los soltaban. Ninguno podía moverse, y Heaven comenzó a entrar en pánico.
—Chicos... ¡esto no va como lo planeamos! —volvió a forcejear contra las cintas, rompiéndolas de un solo lado, pero Trouble la tomó por el cuello, asfixiándola.
—Verás que todo volverá a ser como antes, mi amor... -susurró muy cerca de su rostro, mientras apretaba más su cuello—. Tu alma volverá a mí, Elizabeth.
Como pudo tomó el cuchillo y lo alzó contra Heaven, pero en el momento que lo hizo, un cuerpo colisionó contra el suyo. Trouble fue golpeado tan fuerte, que su cuerpo retrocedió desorientado y cayó de trasero.
Elijah se levantó del suelo y desató la soga que lo ataba a un árbol que estaba justo arriba de ellos. Se acercó a Heaven con velocidad y comenzó a cortar las cintas con una pequeña navaja de bolsillo.
—Elijah... -suspiró aliviada la teñida.
—Tranquila, todo estará bien. Voy a sacarte de aquí -cortó por completo la cinta que tenía sobre el pecho y siguió con la de sus piernas—. Todo estará muy bien, Lila. Pronto saldremos de aquí y nuestra vida será como antes de...
Sus palabras quedaron en el aire y un grito desgarrador salió de la garganta de Heaven. Trouble se encontraba detrás del castaño, abriendo su garganta con el mismo cuchillo con el que mató a Elaine. El cuerpo de Elijah cayó inerte sobre Heaven, desangrándose a bombardones sobre ella.
Los ojos de Elijah cayeron en los de ella y con una pequeña sonrisa llena de sangre, dejó de moverse.
—No... pero, ¡qué has hecho!
Heaven quiso acercarse a Elijah, pero Trouble la empujó contra la piedra de nuevo. Alzó el puñal sobre ella, pero la gruesa voz de Lacus resonó.
—Es suficiente —el cuerpo de este se removió inquieto y un espíritu negro salió de él.
Frente a ellos, aquella sombra tomó forma de hombre y dejó ver al Señor Oscuro en toda su gloria. Vestido de traje, piel roja y cuernos sobre su cabeza, allí estaba el rey del infierno.
Trouble dudó unos segundos, pero siguió con lo suyo, volvió a alzar el puñal, pero el diablo arremetió contra él. Se unieron en una batalla de forcejeos, donde Trouble recibía los golpes del diablo y el diablo los golpes de Trouble.
Saia y Erased corrieron para ayudar a Heaven, pero las sombras impidieron su paso. Uniéndose ellas también a una batalla campal, donde los que salían lastimados eran los rubios.
Heaven siguió rompiendo la cinta como pudo y en cuanto logró estar libre, dos cuerpos cayeron sobre ella y el filo del cuchillo se clavó sobre su pecho. Un grito hilarante salió de entre sus entrañas, haciendo que la batalla entre todos se detuviera.
—¡Heaven! -bramó Lacus, el verdadero Lacus. Corrió hacia ella, empujando las sombras e incluido al diablo, la tomó entre sus brazos y la bajó de la cama—. Tranquila... estás bien. Estás...
Heaven escupió sangre y se retorció entre los brazos del ojos plateados.
—Lacus... no podré ser tu mascota... —tosió, arrojando más sangre y respirando con dificultad—. Lo siento...
—No...
—¡Si! —canturreó Trouble, aun entre los brazos del Señor Oscuro—. ¡Por fin! Que esta alma me traiga devuelta la que pedí... que su muerte sea solo el inicio de otra vida...
—¡Deja de rezar, imbécil! —gritó Saia entre lágrimas, matando a las sombras que se le cruzaban en el medio—. ¡Mátalo, mi señor!
El diablo, quien no había dejado de ver como el cuerpo de Heaven tosía hasta dejar de moverse, reaccionó. Sacando sus garras por completo, rasgó la garganta del castaño, matándolo por fin.
—Vivirás miles y miles de años en mi infierno, siendo azotado por los demonios de la lujuria y acorralado por el alma de la que más odiabas en esta vida: Elaine —vociferó al cuerpo sin vida.
El alma de Trouble salió de su cuerpo y el Señor Oscuro no esperó más para abrir su boca y succionarla. Dejó el cuerpo del joven y con un chasquido, el fuego del lugar se consumió, el piso se cerró y las almas que antes se encontraban atrapadas en el frasco, salieron.
El suelo comenzó a temblar, el techo a romperse y todo objeto maldito de aquel lugar se prendió fuego. Las cosas caían, los crucifijos se incendiaron y las almas huyeron de allí.
—Será mejor que nos larguemos de aquí —dijo el Señor Oscuro, tomando con un brazo el cuerpo de Elijah.
Lacus tomó el de Heaven y juntos corrieron a través de la salida. Huyendo de lo que se había convertido en la tumba de la Dama Oscura y su esposo. Huyeron con la certeza de que por fin todo había acabado.